Una vez llegado a Karinhall, Birger Dahlerus creyó leer en la expresión del rostro de Goering cuán escasa eran las posibilidades de preservar la paz.
- Parece que el el Ministerio de Asuntos Exteriores no está en disposición de entablar negociaciones encaminadas a encontrar una solución pacífica de la crisis - manifestó Goering.
Informó minusiosamente al industrial sueco de sus contactos con las altas esferas.
- Debo salir ahora para Berlín para entrevistarme con el embajador polaco. A continuación, iré a la Cancillería para hablar con el Führer. Hoy regresará de Moscú von Ribbentrop, y tengo gran interés en cambiar impresiones con él. Puede usted venir en mi automóvil hasta Berlín y una vez allí puede aguardar mi llamada en su habitación.
Goering condujo en persona su coche deportivo biplaza. Al llegar el vehículo a un cruce de carreteras próximo a Berlín, varios viajantes reconocieron a Goering y le saludaron con evidente exaltación. Se sabía en todo el país que el " grueso Hermann" se pronunciaba en favor de la paz, y de ahí que gozara de bastante popularidad. Entre tanto, había cundido la nueva de la firma del pacto de no agresión con la Unión Soviética. La población creía que esta "aproximación" germano-soviética había alejado definitivamente el riesgo de la guerra. Nadie podía sospechar que precisamente dicho pacto no tenía otro motivo que el de desencadenar el conflicto...
Firma del Pacto Ribbentrop-Molotow...
Dahlerus se apeó ante la puerta principal del Hotel Esplanade. Goering le había prometido información tan pronto como le fuese factible. Poco antes de la medianoche, exactamente a las once y veinte, sonó el teléfono en la habitación del hombre de negocios sueco. El propio Goering estaba al aparato, y con voz profunda le informó de que el convenio con Rusia acarrearía mayores consecuencias en el futuro de lo que la versión oficial de los hechos daba a entender.
¿Existían tal vez cláusulas secretas, de mucha mayor importancia que el texto oficial del pacto? Tal pensamiento bullía en la mente de Dahlerus.
- ¿No puede usted salir inmediatamente para Inglaterra? - preguntó la voz al otro extremo de la línea.
El sueco le escuchó en silencio.
- Yo mismo cuidaré -continuó Goering - de que mañana temprano, a las ocho, disponga usted de una plaza en el avión de línea con destino a Inglaterra.
Parecía como si temiese que aquel avión comercial fuera el último en volar, antes de que las escuadrillas de cazas y bombarderos cruzasen amenazadores los cielos...
Doce horas después, Birger Dahlerus conferenciaba en Londres con los participantes en la reunión de Sönke Nissen Koog. Su informe verbal fue inmediatamente trasladado en letra impresa y sometido a la consideración del Gabinete inglés. Nadie sospechaba que a la misma hora Hitler daba al coronel Warlimont la orden de iniciar la "Operación Weiss", es decir, el ataque a Polonia. Poco antes, el Führer había recibido en su despacho de la Cancillería al embajador británico, sir Neville Henderson, a quien refirió los numerosos incidentes fronterizos llevados a cabo por elementos polacos.
- Esa situación "macedónica" en mis fronteras orientales debe ser eliminada a toda costa.
Las manifestaciones que hizo Hitler después de describir con gran irritación la situación "macedónica" en los límites fronterizos orientales de Alemania, fueron en extremo sorprentes.
- Rusia y Alemania jamás volverán a enfrentarse con las armas en la mano - dijo al embajador británico. Acto seguido, le ofreció "garantizar la existencia del Imperio Británico" e indicó al inglés que " estaba dispuesto a combatir en ultramar o en cualquier otro punto en el que fuese necesaria su ayuda..."
Hitler no se percataba de la afrenta que su oferta significaba para los ingleses. Henderson consideró fríamente la proposición y manifestó al Führer que estaba dispuesto a trasladarse a Londres al día siguiente, al objeto de informar a su Gobierno. Antes de abandonar el despacho del Adolf Hitler en la Cancillería del Reich, Henderson volvió a hablar de nuevo sobre el motivo de la crisis actual:
- Excelencia, me creo en el deber de informarle, sin que ofrezca lugar a dudas, que mi país está firmemente dispuesto a mantener la palabra dada a Polonia. El Gobierno de Su Majestad considerará asímismo muy seriamente cualquier acto encaminado al mejoramiento de las relaciones con Alemania, si bien sólo las tomará en cuenta en el caso de que se llegue a una solución pacífica de las diferencias con Polonia y se llegue a un acuerdo por la vía de las negociaciones.
De regreso a la Embajada, sir Neville Henderson redactó el primer informe para su Gobierno. El encargado de las claves lo puso en cifrado, y el embajador preparó su viaje a Londres para el día siguiente. En la capital británica, el fabricante sueco Birger Dahlerus se disponía a regresar a Alemania con el fin de entregar al mariscal Goering una carta de lord Halifax.
Lord Halifax
Parte 3
- Parece que el el Ministerio de Asuntos Exteriores no está en disposición de entablar negociaciones encaminadas a encontrar una solución pacífica de la crisis - manifestó Goering.
Informó minusiosamente al industrial sueco de sus contactos con las altas esferas.
- Debo salir ahora para Berlín para entrevistarme con el embajador polaco. A continuación, iré a la Cancillería para hablar con el Führer. Hoy regresará de Moscú von Ribbentrop, y tengo gran interés en cambiar impresiones con él. Puede usted venir en mi automóvil hasta Berlín y una vez allí puede aguardar mi llamada en su habitación.
Goering condujo en persona su coche deportivo biplaza. Al llegar el vehículo a un cruce de carreteras próximo a Berlín, varios viajantes reconocieron a Goering y le saludaron con evidente exaltación. Se sabía en todo el país que el " grueso Hermann" se pronunciaba en favor de la paz, y de ahí que gozara de bastante popularidad. Entre tanto, había cundido la nueva de la firma del pacto de no agresión con la Unión Soviética. La población creía que esta "aproximación" germano-soviética había alejado definitivamente el riesgo de la guerra. Nadie podía sospechar que precisamente dicho pacto no tenía otro motivo que el de desencadenar el conflicto...
Firma del Pacto Ribbentrop-Molotow...
Dahlerus se apeó ante la puerta principal del Hotel Esplanade. Goering le había prometido información tan pronto como le fuese factible. Poco antes de la medianoche, exactamente a las once y veinte, sonó el teléfono en la habitación del hombre de negocios sueco. El propio Goering estaba al aparato, y con voz profunda le informó de que el convenio con Rusia acarrearía mayores consecuencias en el futuro de lo que la versión oficial de los hechos daba a entender.
¿Existían tal vez cláusulas secretas, de mucha mayor importancia que el texto oficial del pacto? Tal pensamiento bullía en la mente de Dahlerus.
- ¿No puede usted salir inmediatamente para Inglaterra? - preguntó la voz al otro extremo de la línea.
El sueco le escuchó en silencio.
- Yo mismo cuidaré -continuó Goering - de que mañana temprano, a las ocho, disponga usted de una plaza en el avión de línea con destino a Inglaterra.
Parecía como si temiese que aquel avión comercial fuera el último en volar, antes de que las escuadrillas de cazas y bombarderos cruzasen amenazadores los cielos...
Doce horas después, Birger Dahlerus conferenciaba en Londres con los participantes en la reunión de Sönke Nissen Koog. Su informe verbal fue inmediatamente trasladado en letra impresa y sometido a la consideración del Gabinete inglés. Nadie sospechaba que a la misma hora Hitler daba al coronel Warlimont la orden de iniciar la "Operación Weiss", es decir, el ataque a Polonia. Poco antes, el Führer había recibido en su despacho de la Cancillería al embajador británico, sir Neville Henderson, a quien refirió los numerosos incidentes fronterizos llevados a cabo por elementos polacos.
- Esa situación "macedónica" en mis fronteras orientales debe ser eliminada a toda costa.
Las manifestaciones que hizo Hitler después de describir con gran irritación la situación "macedónica" en los límites fronterizos orientales de Alemania, fueron en extremo sorprentes.
- Rusia y Alemania jamás volverán a enfrentarse con las armas en la mano - dijo al embajador británico. Acto seguido, le ofreció "garantizar la existencia del Imperio Británico" e indicó al inglés que " estaba dispuesto a combatir en ultramar o en cualquier otro punto en el que fuese necesaria su ayuda..."
Hitler no se percataba de la afrenta que su oferta significaba para los ingleses. Henderson consideró fríamente la proposición y manifestó al Führer que estaba dispuesto a trasladarse a Londres al día siguiente, al objeto de informar a su Gobierno. Antes de abandonar el despacho del Adolf Hitler en la Cancillería del Reich, Henderson volvió a hablar de nuevo sobre el motivo de la crisis actual:
- Excelencia, me creo en el deber de informarle, sin que ofrezca lugar a dudas, que mi país está firmemente dispuesto a mantener la palabra dada a Polonia. El Gobierno de Su Majestad considerará asímismo muy seriamente cualquier acto encaminado al mejoramiento de las relaciones con Alemania, si bien sólo las tomará en cuenta en el caso de que se llegue a una solución pacífica de las diferencias con Polonia y se llegue a un acuerdo por la vía de las negociaciones.
De regreso a la Embajada, sir Neville Henderson redactó el primer informe para su Gobierno. El encargado de las claves lo puso en cifrado, y el embajador preparó su viaje a Londres para el día siguiente. En la capital británica, el fabricante sueco Birger Dahlerus se disponía a regresar a Alemania con el fin de entregar al mariscal Goering una carta de lord Halifax.
Lord Halifax
Parte 3