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En el Mando Supremo de Hitler
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<blockquote data-quote="Stormnacht" data-source="post: 775498" data-attributes="member: 341"><p><img src="http://i63.photobucket.com/albums/h154/cactus-1/despachohitlerlife.jpg" alt="" class="fr-fic fr-dii fr-draggable " style="" /></p><p><strong>El famoso y grandilocuente despacho de Adolf Hitler en la Inmensa Cancillería del III Reich (cortesía de LIFE magazine)</strong></p><p></p><p></p><p><strong> Mientras tanto, los oficiales del Estado Mayor del OKW residían en la <em>Bendlerstrasse</em>, a unos diez minutos en autobús de la Cancillería, donde se vivía realmente la situación. Su única actividad consistía en recibir directivas de la residencia del Führer, y transmitir órdenes que, casi siempre, iban contra su opinión personal. Otras veces recogían informaciones y datos, procedentes de los diversos altos mandos y que siempre resultaban insuficientes para influir en las ideas preconcebidas de Hitler. Los oficiales del Ejército que formaban parte del OKW, no recibían un apoyo moral ni una orientación espiritual de sus superiores inmediatos; así es que pedían ayuda al Estado Mayor del Ejército.</strong></p><p><strong> Dos incidentes significativos, ocurridos en este período, ponen de manifiesto el abismo existente entre la ideología nacionalsocialista y la mentalidad puramente militar. Poco después de la campaña de Polonia, Hitler, al darse cuenta de que el mando militar alemán trataba a los polacos de un modo razonable y civilizado, se enfureció y, sin tener en cuenta las exigencias militares, confió de pronto la responsabilidad de los territorios ocupados a un funcionario del Partido Nacionalsocialista, nombrándole "Gobernador General"; personaje que se dedicó con extremado celo a la ejecución de las instrucciones recibidas. Hasta Keitel quedó horrorizado de la brutalidad y del desprecio hacia toda idea de legalidad que manifestó Hitler durante su explosión de furor...</strong></p><p><strong> El segundo incidente se produjo el 5 de noviembre de 1939, cuando el comandante supremo del Ejército se presentó en la Cancillería del Reich, en un último intento por disuadir a Hitler de sus planes ofensivos contra Occidente. Puso de relieve el hecho, demostrado ya en la campaña de Polonia, de que en ciertas unidades del Ejército, la preparación se había manifestado insuficiente. El motivo aducido por von Brauchitsch afectó a Hitler en un punto muy sensible: su ambición en lo relativo al adiestramiento de la juventud nacionalsocialista... Por ello, interrumpió bruscamente a von Brauchitsch y le pidió pruebas concretas de lo que decía.</strong></p><p><strong> Keitel salió del despacho de Hitler y me pidió un anuario militar: evidentemente, pretendía examinarlo junto con el Führer para comenzar a buscar en seguida un sucesor de von Brauchitsch. Y ambos se dedicaron con tanto ahínco a esta tarea que dejaron pasar, sin darse cuenta, la hora en que se debía cursar la orden que establecería el momento del ataque al Occidente. Cuando Keitel regresó a mi oficina, le pregunté si Hitler había dado dicha orden. Keitel salió de nuevo apresuradamente para dirigirse al despacho de Hitler, regresando pocos minutos después: Hitler había dado dicha orden, establecía que la ofensiva comenzase el 12 de noviembre, a despecho de las razones expuestas por von Brauchitsch, y pese a que la fecha estaba, evidentemente, demasiado cercana...</strong></p><p><strong> Transmití telefónicamente la orden al Mando Supremo del Ejército, y no me sorprendió en absoluto la respuesta de mi interlocutor, el teniente coronel Heuzinger, quien objetó que para transmitir una orden tan extraordinaria e inesperada como aquélla, debía recibir antes una confirmación por escrito.</strong></p><p></p><p><img src="http://i63.photobucket.com/albums/h154/cactus-1/39hitlerbrillepragproteha5.jpg" alt="" class="fr-fic fr-dii fr-draggable " style="" /></p><p></p><p></p><p>Parte 4</p></blockquote><p></p>
[QUOTE="Stormnacht, post: 775498, member: 341"] [IMG]http://i63.photobucket.com/albums/h154/cactus-1/despachohitlerlife.jpg[/IMG] [B]El famoso y grandilocuente despacho de Adolf Hitler en la Inmensa Cancillería del III Reich (cortesía de LIFE magazine)[/B] [B] Mientras tanto, los oficiales del Estado Mayor del OKW residían en la [I]Bendlerstrasse[/I], a unos diez minutos en autobús de la Cancillería, donde se vivía realmente la situación. Su única actividad consistía en recibir directivas de la residencia del Führer, y transmitir órdenes que, casi siempre, iban contra su opinión personal. Otras veces recogían informaciones y datos, procedentes de los diversos altos mandos y que siempre resultaban insuficientes para influir en las ideas preconcebidas de Hitler. Los oficiales del Ejército que formaban parte del OKW, no recibían un apoyo moral ni una orientación espiritual de sus superiores inmediatos; así es que pedían ayuda al Estado Mayor del Ejército. Dos incidentes significativos, ocurridos en este período, ponen de manifiesto el abismo existente entre la ideología nacionalsocialista y la mentalidad puramente militar. Poco después de la campaña de Polonia, Hitler, al darse cuenta de que el mando militar alemán trataba a los polacos de un modo razonable y civilizado, se enfureció y, sin tener en cuenta las exigencias militares, confió de pronto la responsabilidad de los territorios ocupados a un funcionario del Partido Nacionalsocialista, nombrándole "Gobernador General"; personaje que se dedicó con extremado celo a la ejecución de las instrucciones recibidas. Hasta Keitel quedó horrorizado de la brutalidad y del desprecio hacia toda idea de legalidad que manifestó Hitler durante su explosión de furor... El segundo incidente se produjo el 5 de noviembre de 1939, cuando el comandante supremo del Ejército se presentó en la Cancillería del Reich, en un último intento por disuadir a Hitler de sus planes ofensivos contra Occidente. Puso de relieve el hecho, demostrado ya en la campaña de Polonia, de que en ciertas unidades del Ejército, la preparación se había manifestado insuficiente. El motivo aducido por von Brauchitsch afectó a Hitler en un punto muy sensible: su ambición en lo relativo al adiestramiento de la juventud nacionalsocialista... Por ello, interrumpió bruscamente a von Brauchitsch y le pidió pruebas concretas de lo que decía. Keitel salió del despacho de Hitler y me pidió un anuario militar: evidentemente, pretendía examinarlo junto con el Führer para comenzar a buscar en seguida un sucesor de von Brauchitsch. Y ambos se dedicaron con tanto ahínco a esta tarea que dejaron pasar, sin darse cuenta, la hora en que se debía cursar la orden que establecería el momento del ataque al Occidente. Cuando Keitel regresó a mi oficina, le pregunté si Hitler había dado dicha orden. Keitel salió de nuevo apresuradamente para dirigirse al despacho de Hitler, regresando pocos minutos después: Hitler había dado dicha orden, establecía que la ofensiva comenzase el 12 de noviembre, a despecho de las razones expuestas por von Brauchitsch, y pese a que la fecha estaba, evidentemente, demasiado cercana... Transmití telefónicamente la orden al Mando Supremo del Ejército, y no me sorprendió en absoluto la respuesta de mi interlocutor, el teniente coronel Heuzinger, quien objetó que para transmitir una orden tan extraordinaria e inesperada como aquélla, debía recibir antes una confirmación por escrito.[/B] [IMG]http://i63.photobucket.com/albums/h154/cactus-1/39hitlerbrillepragproteha5.jpg[/IMG] Parte 4 [/QUOTE]
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