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En el Mando Supremo de Hitler
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<blockquote data-quote="Stormnacht" data-source="post: 775528" data-attributes="member: 341"><p><img src="http://i63.photobucket.com/albums/h154/cactus-1/mueller.jpg" alt="" class="fr-fic fr-dii fr-draggable " style="" /></p><p><em>El jefe de la Gestapo Heinrich Müller</em></p><p></p><p><strong> Para Heinrich Müller, alto funcionario de la Gestapo, había llegado la gran hora de su vida: tenía que proporcionar el motivo "Oficial" para declarar la guerra. Un centenar de prisioneros de los campos de concentración se hallaban ya reunidos en la localidad de Oppeln desde hacía algunos días. Hacia las dos de la tarde, Heydrich, jefe de los Servicios de Seguridad, dio a Müller la consigna estipulada, y éste se puso en marcha. Como primera provisión les fue arreglado el pelo a quince prisioneros...</strong></p><p><strong></strong></p><p><strong>- Muy corto por detrás - ordenó Müller -, y por encima unos tres milímetros, con una leve raya en el centro.</strong></p><p><strong></strong></p><p><strong>Por último hizo comparecer a los hombres ante él.</strong></p><p><strong> </strong></p><p><strong>- Ahora habéis ascendido directamente a la categoría de hombres! - exclamó Müller, bromeando con los prisioneros -. Parecía cosa imposible, pero tres semanas han sido suficientes para transformar a unos infrahombres en auténticos miembros de las S.S.</strong></p><p><strong></strong></p><p><strong> Este chiste macabro divertía mucho a Heinrich Müller. Su risa cavernosa resonó en la estancia durante unos minutos... A los prisioneros no les produjo gracia alguna, pues sospechaban que iban al encuentro de un horrible destino. Müller no les acompañó en su viaje sin retorno. A las nueve de la noche, el grupo de prisioneros vestido con uniformes de las S.S. se hallaba en un claro del bosque. Reinaba la oscuridad y de repente sonó una voz de alarma. Se encendieron dos poderosos reflectores y varias ráfagas de ametralladora se concentraron sobre los desgraciados prisioneros. No había ninguna posibilidad de salvación; los gritos de los prisioneros eran apagados por los disparos y las explosiones de las granadas de mano, arrojadas en abundancia...</strong></p><p><strong> Unos hombres de las S.S. vistiendo uniforme polaco se precipitaron sobre los desgraciados prisioneros disfrazados de miembros de las S.S. y le dieron el tiro de gracia a los que aún vivían. Una vez hecho esto se encaminaron hacia la frontera polaca. En su marcha prendieron fuego al puesto aduanero de Hohenlinde. La hoguera se recortaba en la noche, cual brillante antorcha...</strong></p><p><strong> La segunda acción, el asalto a la estación emisora alemana de Gleiwitz, bajo el mando de Naujocks, se efectuó conforme a lo previsto. En esta operación hubo solamente un muerto, que oportunamente facilitó Müller. Era un prisionero que llevaba uniforme polaco y a quien se había dejado incosciente por medio de inyecciones y que después fue ejecutado en el lugar de acción.</strong></p><p><strong> La estación de Radio de Gleiwitz estuvo en poder de los "insurrectos polacos" durante cuatro minutos, tiempo suficiente para dirigir una alocución en idioma polaco utilizando un transmisor de emergencia, pues los empleados de la emisora, en la creencia de que se trataba de un auténtico ataque polaco, interrumpieron el suministro de corriente.</strong></p><p><strong> Hacia la medianoche, un suplemento del periódico <em>Berliner Morgenpost</em> publicó la siguiente noticia: " Polonia rechaza la nota alemana. El conflicto es inevitable..." </strong></p><p><strong> La noticia fue el preludio de los acontecimientos de la mañana siguiente. El primero de setiembre de 1939, el <em>Volkischer Beobachter</em> informó a grandes titulares que "Una horda de bandoleros polacos ha asaltado la emisora de Gleiwitz". A la misma hora la Radio alemana difundía la noticia de que el <em>gauleiter</em> Forster había ordenado que la ciudad libre de Danzig fuera "libertada" con efectos inmediatos. "El territorio de Danzig es nuevamente parte integrante del Reich alemán." El presindente supremo de las Finanzas de Oppeln informó a Berlín que "en la noche del 31 de agosto al primero de setiembre el edificio de la aduana de Hohenlinde fue atacado e incendiado por los insurrectos polacos y que, mediante un contrataque, las tropas de las S.S. habían obligado al enemigo a retirarse más allá de la frontera."</strong></p><p><strong> </strong></p><p><strong> La sesión del Reichstag, que a las tres de la madrugada fue convocada para las diez de la mañana, empezó sólo con siete minutos de rtraso. Pese a que el presidente del Reichstag, <em>general-feldmarschall</em> Hermann Goering, había puesto a la Luftwaffe a disposición de los delegados, muchos de ellos no llegaron a tiempo y veíanse muchos escaños vacíos. Faltaba asimismo el poderoso industrila Fritz Thyssen.</strong></p><p><strong></strong></p><p><strong><img src="http://i63.photobucket.com/albums/h154/cactus-1/Fritz_Thyssen.jpg" alt="" class="fr-fic fr-dii fr-draggable " style="" /></strong></p><p><strong><strong>El magnate industrial de la cuenca del Ruhr, Fritz Thyssen...</strong></strong></p><p><strong></strong></p><p><strong>Posteriormente dirigió una carta protestando contra la guerra, caso único entre los ochocientos diez miembros del Reichstag, ninguno de ellos elegido, sino todos nombrados por Hitler...</strong></p><p><strong></strong></p><p><strong></strong></p><p><strong>Parte 13</strong></p><p><strong></strong></p><p><strong></strong></p></blockquote><p></p>
[QUOTE="Stormnacht, post: 775528, member: 341"] [IMG]http://i63.photobucket.com/albums/h154/cactus-1/mueller.jpg[/IMG] [I]El jefe de la Gestapo Heinrich Müller[/I] [B] Para Heinrich Müller, alto funcionario de la Gestapo, había llegado la gran hora de su vida: tenía que proporcionar el motivo "Oficial" para declarar la guerra. Un centenar de prisioneros de los campos de concentración se hallaban ya reunidos en la localidad de Oppeln desde hacía algunos días. Hacia las dos de la tarde, Heydrich, jefe de los Servicios de Seguridad, dio a Müller la consigna estipulada, y éste se puso en marcha. Como primera provisión les fue arreglado el pelo a quince prisioneros... - Muy corto por detrás - ordenó Müller -, y por encima unos tres milímetros, con una leve raya en el centro. Por último hizo comparecer a los hombres ante él. - Ahora habéis ascendido directamente a la categoría de hombres! - exclamó Müller, bromeando con los prisioneros -. Parecía cosa imposible, pero tres semanas han sido suficientes para transformar a unos infrahombres en auténticos miembros de las S.S. Este chiste macabro divertía mucho a Heinrich Müller. Su risa cavernosa resonó en la estancia durante unos minutos... A los prisioneros no les produjo gracia alguna, pues sospechaban que iban al encuentro de un horrible destino. Müller no les acompañó en su viaje sin retorno. A las nueve de la noche, el grupo de prisioneros vestido con uniformes de las S.S. se hallaba en un claro del bosque. Reinaba la oscuridad y de repente sonó una voz de alarma. Se encendieron dos poderosos reflectores y varias ráfagas de ametralladora se concentraron sobre los desgraciados prisioneros. No había ninguna posibilidad de salvación; los gritos de los prisioneros eran apagados por los disparos y las explosiones de las granadas de mano, arrojadas en abundancia... Unos hombres de las S.S. vistiendo uniforme polaco se precipitaron sobre los desgraciados prisioneros disfrazados de miembros de las S.S. y le dieron el tiro de gracia a los que aún vivían. Una vez hecho esto se encaminaron hacia la frontera polaca. En su marcha prendieron fuego al puesto aduanero de Hohenlinde. La hoguera se recortaba en la noche, cual brillante antorcha... La segunda acción, el asalto a la estación emisora alemana de Gleiwitz, bajo el mando de Naujocks, se efectuó conforme a lo previsto. En esta operación hubo solamente un muerto, que oportunamente facilitó Müller. Era un prisionero que llevaba uniforme polaco y a quien se había dejado incosciente por medio de inyecciones y que después fue ejecutado en el lugar de acción. La estación de Radio de Gleiwitz estuvo en poder de los "insurrectos polacos" durante cuatro minutos, tiempo suficiente para dirigir una alocución en idioma polaco utilizando un transmisor de emergencia, pues los empleados de la emisora, en la creencia de que se trataba de un auténtico ataque polaco, interrumpieron el suministro de corriente. Hacia la medianoche, un suplemento del periódico [I]Berliner Morgenpost[/I] publicó la siguiente noticia: " Polonia rechaza la nota alemana. El conflicto es inevitable..." La noticia fue el preludio de los acontecimientos de la mañana siguiente. El primero de setiembre de 1939, el [I]Volkischer Beobachter[/I] informó a grandes titulares que "Una horda de bandoleros polacos ha asaltado la emisora de Gleiwitz". A la misma hora la Radio alemana difundía la noticia de que el [I]gauleiter[/I] Forster había ordenado que la ciudad libre de Danzig fuera "libertada" con efectos inmediatos. "El territorio de Danzig es nuevamente parte integrante del Reich alemán." El presindente supremo de las Finanzas de Oppeln informó a Berlín que "en la noche del 31 de agosto al primero de setiembre el edificio de la aduana de Hohenlinde fue atacado e incendiado por los insurrectos polacos y que, mediante un contrataque, las tropas de las S.S. habían obligado al enemigo a retirarse más allá de la frontera." La sesión del Reichstag, que a las tres de la madrugada fue convocada para las diez de la mañana, empezó sólo con siete minutos de rtraso. Pese a que el presidente del Reichstag, [I]general-feldmarschall[/I] Hermann Goering, había puesto a la Luftwaffe a disposición de los delegados, muchos de ellos no llegaron a tiempo y veíanse muchos escaños vacíos. Faltaba asimismo el poderoso industrila Fritz Thyssen. [IMG]http://i63.photobucket.com/albums/h154/cactus-1/Fritz_Thyssen.jpg[/IMG] [B]El magnate industrial de la cuenca del Ruhr, Fritz Thyssen...[/B] Posteriormente dirigió una carta protestando contra la guerra, caso único entre los ochocientos diez miembros del Reichstag, ninguno de ellos elegido, sino todos nombrados por Hitler... Parte 13 [/B] [/QUOTE]
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Guerra desarrollada entre Argentina y el Reino Unido en 1982
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