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En el Mando Supremo de Hitler
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<blockquote data-quote="Stormnacht" data-source="post: 775538" data-attributes="member: 341"><p><strong> Una vez que el embajador británico se hubo despedido, Schmidt se dirigió hacia la Cancillería. Le distanciaban de ella unos centenares de metros, pero aquella vez fue el trayecto más penoso de su vida, puesto que en su cartera de mano llevaba el ultimátum británico. La Wilhelmstrasse se hallaba bastante concurrida y Schmidt sentía como si todos los ojos de los paseantes se clavaran en él. En la Cancillería reinaba gran actividad. Se sabía que el intérprete y el embajador inglés se habían encontrado en el despacho de Von Ribbentrop, y todos rodearon a Schmidt.</strong></p><p><strong> - ¿Qué hay de nuevo? - le preguntaban -. ¿Es algo grave?</strong></p><p><strong></strong></p><p><strong> Schmidt se encongió de hombros y se encaminó a toda prisa al gabinete de trabajo del Führer. Al entrar en el mismo encontró a Hitler sentando ante su mesa, y a Ribbentrop de pie, junto a la ventana. Ambos miraron ansiosamente al intérprete, que con estudiados movimientos extrajo de su cartera el documento y puso la misma a un lado. A continuación comenzó a traducir al alemán muy lentamente, el texto del ultimátum británico. En la sala reinaba un silencio impresionante. Únicamente se percibía la voz del intérprete y al fondo, muy apagado, el zumbido de alguna mosca o abeja...</strong></p><p><strong> Cuando Schmidt terminó la lectura, Hitler seguía como petrificado en su asiento. Tampoco Ribbentrop pronunció palabra, y ni siquiera se movió de su postura. Su rostro estaba amarillento. Cuando Hitler, por fin, abrió la boca para hablar pareció que había transcurrido una eternidad. Con la mirada iracunda preguntó a su ministro de Asuntos Exteriores:</strong></p><p><strong></strong></p><p><strong> - ¿Y ahora qué...?</strong></p><p><strong></strong></p><p><strong> Sí. ¿Ahora qué? Ribbentrop había asegurado a Hitler que Inglaterra no iría a la guerra, y que todas sus amenazas de intervención no eran más que bravatas. La respuesta que dio el ministro de Asuntos Exteriores alemán son buena prueba de su cinismo.</strong></p><p><strong></strong></p><p><strong> - Supongo que los franceses no tardarán en mandarnos un ultimátum redactado en términos parecidos.</strong></p><p><strong></strong></p><p><strong> Schmidt abandonó el cuarto. Sus pasos quedaron absorbidos por la gruesa alfimbra que cubría el suelo del gabinete de trabajo del Führer. Ni Hitler ni Von Ribbentrop se percataron de su marcha. Cuando el intérprete atravezó la antesala, todos cesaron en sus conversaciones.</strong></p><p><strong></strong></p><p><strong> - ¿Qué ocurre? - preguntó al fin un Reichsleiter, con voz enturbiada por la emoción.</strong></p><p><strong> - Los ingleses acaban de entregar un ultimátum, y en el término de dos horas habrá guerra entre Inglaterra y Alemania...</strong></p><p><strong></strong></p><p><strong> Parecía coo si una varita mágica hubiera convertido a aquellos hombres en estatuas. Nadie hizo el menor movimiento, ni siquiera el ministro de Propaganda del Reich, doctor Josef Goebbels, que se hallaba en un rincón. Miró al suelo, lo mismo que un escolar que ha sido sorprendido en falta, tomado en sus propias mentiras. Poco después llegaba el embajador francés Coulondre y entregó una nota similar a la británica; en ella se señalaba el plazo para las cinco de la tarde del mismo día 3 de setiembre.</strong></p><p><strong> Aquel mismo día Schmidt habló con Hermann Goering, el cual preguntó al intérprete cómo se había desarrollado la conversación entre él y el embajador británico Henderson. Cuando Schmidt le hubo narrado la entrevista, Goering manifestó:</strong></p><p><strong> - Si perdemos esta guerra, que Dios tenga piedad de nosotros...</strong></p><p><strong></strong></p><p><strong><img src="http://i63.photobucket.com/albums/h154/cactus-1/ribbentrop-molotov_mapa20polonia.png" alt="" class="fr-fic fr-dii fr-draggable " style="" /></strong></p><p><strong></strong></p><p><strong><img src="http://i63.photobucket.com/albums/h154/cactus-1/ribbentrop-molotov_2.jpg" alt="" class="fr-fic fr-dii fr-draggable " style="" /></strong></p><p><strong></strong></p><p><strong><img src="http://i63.photobucket.com/albums/h154/cactus-1/hitlertropas-1.jpg" alt="" class="fr-fic fr-dii fr-draggable " style="" /></strong></p><p><strong></strong></p><p><strong><img src="http://i63.photobucket.com/albums/h154/cactus-1/invapolonia.jpg" alt="" class="fr-fic fr-dii fr-draggable " style="" /></strong></p><p><strong></strong></p><p><strong>Parte 20</strong></p><p><strong></strong></p><p><strong></strong></p></blockquote><p></p>
[QUOTE="Stormnacht, post: 775538, member: 341"] [B] Una vez que el embajador británico se hubo despedido, Schmidt se dirigió hacia la Cancillería. Le distanciaban de ella unos centenares de metros, pero aquella vez fue el trayecto más penoso de su vida, puesto que en su cartera de mano llevaba el ultimátum británico. La Wilhelmstrasse se hallaba bastante concurrida y Schmidt sentía como si todos los ojos de los paseantes se clavaran en él. En la Cancillería reinaba gran actividad. Se sabía que el intérprete y el embajador inglés se habían encontrado en el despacho de Von Ribbentrop, y todos rodearon a Schmidt. - ¿Qué hay de nuevo? - le preguntaban -. ¿Es algo grave? Schmidt se encongió de hombros y se encaminó a toda prisa al gabinete de trabajo del Führer. Al entrar en el mismo encontró a Hitler sentando ante su mesa, y a Ribbentrop de pie, junto a la ventana. Ambos miraron ansiosamente al intérprete, que con estudiados movimientos extrajo de su cartera el documento y puso la misma a un lado. A continuación comenzó a traducir al alemán muy lentamente, el texto del ultimátum británico. En la sala reinaba un silencio impresionante. Únicamente se percibía la voz del intérprete y al fondo, muy apagado, el zumbido de alguna mosca o abeja... Cuando Schmidt terminó la lectura, Hitler seguía como petrificado en su asiento. Tampoco Ribbentrop pronunció palabra, y ni siquiera se movió de su postura. Su rostro estaba amarillento. Cuando Hitler, por fin, abrió la boca para hablar pareció que había transcurrido una eternidad. Con la mirada iracunda preguntó a su ministro de Asuntos Exteriores: - ¿Y ahora qué...? Sí. ¿Ahora qué? Ribbentrop había asegurado a Hitler que Inglaterra no iría a la guerra, y que todas sus amenazas de intervención no eran más que bravatas. La respuesta que dio el ministro de Asuntos Exteriores alemán son buena prueba de su cinismo. - Supongo que los franceses no tardarán en mandarnos un ultimátum redactado en términos parecidos. Schmidt abandonó el cuarto. Sus pasos quedaron absorbidos por la gruesa alfimbra que cubría el suelo del gabinete de trabajo del Führer. Ni Hitler ni Von Ribbentrop se percataron de su marcha. Cuando el intérprete atravezó la antesala, todos cesaron en sus conversaciones. - ¿Qué ocurre? - preguntó al fin un Reichsleiter, con voz enturbiada por la emoción. - Los ingleses acaban de entregar un ultimátum, y en el término de dos horas habrá guerra entre Inglaterra y Alemania... Parecía coo si una varita mágica hubiera convertido a aquellos hombres en estatuas. Nadie hizo el menor movimiento, ni siquiera el ministro de Propaganda del Reich, doctor Josef Goebbels, que se hallaba en un rincón. Miró al suelo, lo mismo que un escolar que ha sido sorprendido en falta, tomado en sus propias mentiras. Poco después llegaba el embajador francés Coulondre y entregó una nota similar a la británica; en ella se señalaba el plazo para las cinco de la tarde del mismo día 3 de setiembre. Aquel mismo día Schmidt habló con Hermann Goering, el cual preguntó al intérprete cómo se había desarrollado la conversación entre él y el embajador británico Henderson. Cuando Schmidt le hubo narrado la entrevista, Goering manifestó: - Si perdemos esta guerra, que Dios tenga piedad de nosotros... [IMG]http://i63.photobucket.com/albums/h154/cactus-1/ribbentrop-molotov_mapa20polonia.png[/IMG] [IMG]http://i63.photobucket.com/albums/h154/cactus-1/ribbentrop-molotov_2.jpg[/IMG] [IMG]http://i63.photobucket.com/albums/h154/cactus-1/hitlertropas-1.jpg[/IMG] [IMG]http://i63.photobucket.com/albums/h154/cactus-1/invapolonia.jpg[/IMG] Parte 20 [/B] [/QUOTE]
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