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Malvinas 1982
Exocet MM-38, en misión de alto secreto
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<blockquote data-quote="Yelmo58" data-source="post: 48301" data-attributes="member: 6442"><p><strong>Relato del LtCol Nick Vaux 42 CdoRM</strong></p><p></p><p>"Visualmente, esta escena de infantería del siglo XX en combate era electrizante. La luna, apareciendo por detrás de los retazos de nubes que la escudaban, emitía una fría palidez sobre la negra silueta de la montaña bombardeada. En su cima llovían intermitentemente concentraciones de destellos rojos y amarillos, luego oscurecidos en humo espesos o nubes incandescentes de fósforo. Los proyectiles navales parecían prácticamente caer en el mismo agujero cada vez, ronda tras ronda, con una lluvia de chispas como si hubiera una fundición de hierro en la ladera. Surgiendo del caos, las bengalas argentinas estallaban casi histéricamente, como deseando dispersar la niebla de batalla y congelar a los combatientes. Las trazantes rojas fluctuaban sin rumbo por el cielo, rebotando a veces abruptamente hacia arriba, como las chispas de los fuegos artificiales. En la piscina de oscuridad, en la que nosotros teníamos nuestra butaca de anfiteatro, figuras sordas y tambaleantes se asomaban incrédulamente hacia el infierno. Desde allí, voces impersonales en los auriculares informaban calmadamente el desarrollo de las acciones. </p><p><strong>El clímax de este espectáculo apareció en escena casi inadvertidamente. Una pequeña luz blanca empezó a moverse lentamente desde Stanley hacia el mar. Totalmente absortos en nuestros propios asuntos, asumí distraídamente que debía ser un helicóptero. Repentinamente, cuando el ángulo de refracción cambió, esta luz se transformó en una raya que aceleró hacia al mar a velocidad creciente. De pronto comprendimos que debía ser un misil. 'Mi Dios, es un Exocet!' gritó alguien, mientras recordábamos con horror que Inteligencia había advertido que el enemigo podría tener algunos de los proyectiles montados en los vehículos. Nigel Bedford se dio cuenta de cuál era el blanco instintivamente y empezó urgentemente a alertar a las naves que cañoneaban. Pero sólo restaban segundos. Mientras mirábamos, el blanco ya condenado reaccionó con una descarga desesperada de dos de sus propios misiles. Contra un fondo estrellado, los resplandores rojos de los misiles de HMS Glamorgan confrontaron y luego sobrepasaron la llamarada de la carrera del Exocet justo antes de que impacte. Por un instante inolvidable vimos la forma de un buque de guerra blasonada contra la oscuridad. Entonces hubo una explosión distante que se desvaneció en el aire y el buque desapareció de la vista. Todos nosotros tuvimos la certeza de que habíamos sido testigos del hundimiento de un segundo destructor de la Armada Real. </strong>" </p><p>:cheers2::cheers2::cheers2::cheers2:</p><p></p><p>Relato del Lt Col Nick Vaux en su libro "March to de South Atlantic", la pintura del primer párrafo corresponde al ataque a Monte Harriet.</p><p></p><p><strong>¡¡¡ME ENCANTÓ, un poeta Nick para describir los hechos!!!</strong></p><p>Guillermo</p></blockquote><p></p>
[QUOTE="Yelmo58, post: 48301, member: 6442"] [b]Relato del LtCol Nick Vaux 42 CdoRM[/b] "Visualmente, esta escena de infantería del siglo XX en combate era electrizante. La luna, apareciendo por detrás de los retazos de nubes que la escudaban, emitía una fría palidez sobre la negra silueta de la montaña bombardeada. En su cima llovían intermitentemente concentraciones de destellos rojos y amarillos, luego oscurecidos en humo espesos o nubes incandescentes de fósforo. Los proyectiles navales parecían prácticamente caer en el mismo agujero cada vez, ronda tras ronda, con una lluvia de chispas como si hubiera una fundición de hierro en la ladera. Surgiendo del caos, las bengalas argentinas estallaban casi histéricamente, como deseando dispersar la niebla de batalla y congelar a los combatientes. Las trazantes rojas fluctuaban sin rumbo por el cielo, rebotando a veces abruptamente hacia arriba, como las chispas de los fuegos artificiales. En la piscina de oscuridad, en la que nosotros teníamos nuestra butaca de anfiteatro, figuras sordas y tambaleantes se asomaban incrédulamente hacia el infierno. Desde allí, voces impersonales en los auriculares informaban calmadamente el desarrollo de las acciones. [B]El clímax de este espectáculo apareció en escena casi inadvertidamente. Una pequeña luz blanca empezó a moverse lentamente desde Stanley hacia el mar. Totalmente absortos en nuestros propios asuntos, asumí distraídamente que debía ser un helicóptero. Repentinamente, cuando el ángulo de refracción cambió, esta luz se transformó en una raya que aceleró hacia al mar a velocidad creciente. De pronto comprendimos que debía ser un misil. 'Mi Dios, es un Exocet!' gritó alguien, mientras recordábamos con horror que Inteligencia había advertido que el enemigo podría tener algunos de los proyectiles montados en los vehículos. Nigel Bedford se dio cuenta de cuál era el blanco instintivamente y empezó urgentemente a alertar a las naves que cañoneaban. Pero sólo restaban segundos. Mientras mirábamos, el blanco ya condenado reaccionó con una descarga desesperada de dos de sus propios misiles. Contra un fondo estrellado, los resplandores rojos de los misiles de HMS Glamorgan confrontaron y luego sobrepasaron la llamarada de la carrera del Exocet justo antes de que impacte. Por un instante inolvidable vimos la forma de un buque de guerra blasonada contra la oscuridad. Entonces hubo una explosión distante que se desvaneció en el aire y el buque desapareció de la vista. Todos nosotros tuvimos la certeza de que habíamos sido testigos del hundimiento de un segundo destructor de la Armada Real. [/B]" :cheers2::cheers2::cheers2::cheers2: Relato del Lt Col Nick Vaux en su libro "March to de South Atlantic", la pintura del primer párrafo corresponde al ataque a Monte Harriet. [B]¡¡¡ME ENCANTÓ, un poeta Nick para describir los hechos!!![/B] Guillermo [/QUOTE]
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