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Area Militar General
Malvinas 1982
Experiencias de la ROA de FAA en la BAM Cóndor
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<blockquote data-quote="oscarteves" data-source="post: 1069936" data-attributes="member: 268"><p>Biguá: En un párrafo de mi libro describo esto (acerca del Eq Comb SOLARI); quisiera saber si observaste algo de este grupo que descendió bastante lejos de su destino y que llegó a Pradera del Ganso el día 31 de mayo:</p><p></p><p><strong>Un descenso anticipado</strong></p><p></p><p>Ni bien los soldados ya embarcados izaron de sus tiradores al subteniente Tamini para meterlo dentro del helicóptero Puma, que se estaba elevando del suelo para comenzar el movimiento hacia Pradera del Ganso, la máquina emprendió un rápido vuelo. Comandada por el teniente primero Hugo Pérez Cometto, en pocos minutos se alejó del resto de la formación debido a sus características técnicas, las que le otorgaban una gran velocidad. Sobrepasada la media hora de viaje, el aparato comenzó con unas violentas maniobras que indicaban un aterrizaje inmediato; no había terminado de posarse en el terreno cuando un nervioso grito indicó qué era lo que estaba pasando.</p><p>- ¡Un avión! ¡Bajen!</p><p>Apresuradamente, los infantes saltaron a tierra. No tardaron en percatarse de que el avión que se acercaba a ellos volando sobre el Seno de Choiseul era un Pucará nacional el cual, pasando algunos centenares de metros al norte del helicóptero, se alejó velozmente rumbo a Puerto Argentino. Pasada la tensión de aquel momento, Tamini recibió una nueva indicación mientras un brazo estirado marcaba una dirección a seguir:</p><p>- Bueno, allá está Darwin, bajen todo y buena suerte...</p><p>Una vez descargados los elementos que la fracción llevaba para cumplir su misión, el helicóptero levantó vuelo y comenzó su camino de retorno. Rodeados de algunas cajas con visores nocturnos y de otras con munición, el subteniente Tamini, el cabo primero Nelson Lucero, el soldado Guillermo Miño y otros doce conscriptos (el Grupo de Apoyo de la sección) quedaron en medio del desolado terreno. Rápidamente, montaron un pequeño perímetro mientras esperaban que llegara el resto de sus camaradas. Pocos minutos después comenzó a oírse el estruendo del resto de las aeronaves y Tamini corrió hasta la cima de la pequeña loma que lo separaba de las aguas del seno; desde allí observó, sin poder hacer nada, cómo toda la formación pasaba de largo sin siquiera advertir su presencia. A lo lejos, coincidentemente con la dirección que le había marcado el piloto del helicóptero, podía observarse el destello de explosiones y humo pero, debido a la distancia, no era posible distinguir el caserío de Pradera del Ganso.</p><p>Ni bien las aeronaves terminaron de pasar, el pequeño grupo acomodó todas las cosas que habían bajado y, con la noche cerniéndose sobre ellos, decidieron quedarse allí mismo. Tamini y Lucero no tenían mucha idea acerca del lugar en que se encontraban y moverse a ciegas, sin conocer tampoco señales de reconocimiento, equivalía a perderse por completo y arriesgarse a ser batidos por el enemigo o, peor aún, por propia tropa. Las primeras horas de oscuridad trajeron el estruendo de algunas explosiones y también se alcanzaban a percibir gritos, aunque era imposible determinar a qué distancia se hallaban quienes los emitían. Sin comida y cubriéndose apenas con los ponchos de agua formaron un círculo alrededor del material, pegados unos a otros, y se dispusieron a esperar.</p></blockquote><p></p>
[QUOTE="oscarteves, post: 1069936, member: 268"] Biguá: En un párrafo de mi libro describo esto (acerca del Eq Comb SOLARI); quisiera saber si observaste algo de este grupo que descendió bastante lejos de su destino y que llegó a Pradera del Ganso el día 31 de mayo: [B]Un descenso anticipado[/B] Ni bien los soldados ya embarcados izaron de sus tiradores al subteniente Tamini para meterlo dentro del helicóptero Puma, que se estaba elevando del suelo para comenzar el movimiento hacia Pradera del Ganso, la máquina emprendió un rápido vuelo. Comandada por el teniente primero Hugo Pérez Cometto, en pocos minutos se alejó del resto de la formación debido a sus características técnicas, las que le otorgaban una gran velocidad. Sobrepasada la media hora de viaje, el aparato comenzó con unas violentas maniobras que indicaban un aterrizaje inmediato; no había terminado de posarse en el terreno cuando un nervioso grito indicó qué era lo que estaba pasando. - ¡Un avión! ¡Bajen! Apresuradamente, los infantes saltaron a tierra. No tardaron en percatarse de que el avión que se acercaba a ellos volando sobre el Seno de Choiseul era un Pucará nacional el cual, pasando algunos centenares de metros al norte del helicóptero, se alejó velozmente rumbo a Puerto Argentino. Pasada la tensión de aquel momento, Tamini recibió una nueva indicación mientras un brazo estirado marcaba una dirección a seguir: - Bueno, allá está Darwin, bajen todo y buena suerte... Una vez descargados los elementos que la fracción llevaba para cumplir su misión, el helicóptero levantó vuelo y comenzó su camino de retorno. Rodeados de algunas cajas con visores nocturnos y de otras con munición, el subteniente Tamini, el cabo primero Nelson Lucero, el soldado Guillermo Miño y otros doce conscriptos (el Grupo de Apoyo de la sección) quedaron en medio del desolado terreno. Rápidamente, montaron un pequeño perímetro mientras esperaban que llegara el resto de sus camaradas. Pocos minutos después comenzó a oírse el estruendo del resto de las aeronaves y Tamini corrió hasta la cima de la pequeña loma que lo separaba de las aguas del seno; desde allí observó, sin poder hacer nada, cómo toda la formación pasaba de largo sin siquiera advertir su presencia. A lo lejos, coincidentemente con la dirección que le había marcado el piloto del helicóptero, podía observarse el destello de explosiones y humo pero, debido a la distancia, no era posible distinguir el caserío de Pradera del Ganso. Ni bien las aeronaves terminaron de pasar, el pequeño grupo acomodó todas las cosas que habían bajado y, con la noche cerniéndose sobre ellos, decidieron quedarse allí mismo. Tamini y Lucero no tenían mucha idea acerca del lugar en que se encontraban y moverse a ciegas, sin conocer tampoco señales de reconocimiento, equivalía a perderse por completo y arriesgarse a ser batidos por el enemigo o, peor aún, por propia tropa. Las primeras horas de oscuridad trajeron el estruendo de algunas explosiones y también se alcanzaban a percibir gritos, aunque era imposible determinar a qué distancia se hallaban quienes los emitían. Sin comida y cubriéndose apenas con los ponchos de agua formaron un círculo alrededor del material, pegados unos a otros, y se dispusieron a esperar. [/QUOTE]
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Guerra desarrollada entre Argentina y el Reino Unido en 1982
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