Menú
Inicio
Visitar el Sitio Zona Militar
Foros
Nuevos mensajes
Buscar en los foros
Qué hay de nuevo
Nuevos mensajes
Última actividad
Miembros
Visitantes actuales
Entrar
Registrarse
Novedades
Buscar
Buscar
Buscar sólo en títulos
Por:
Nuevos mensajes
Buscar en los foros
Menú
Entrar
Registrarse
Inicio
Foros
Area Militar General
Malvinas 1982
Fallecimiento VGM
JavaScript is disabled. For a better experience, please enable JavaScript in your browser before proceeding.
Estás usando un navegador obsoleto. No se pueden mostrar estos u otros sitios web correctamente.
Se debe actualizar o usar un
navegador alternativo
.
Responder al tema
Mensaje
<blockquote data-quote="El Errante" data-source="post: 2877155" data-attributes="member: 37949"><p>Ayer falleció Ramon Barrionuevo.</p><p></p><p>2 de mayo de 1982. Hora 16.40. Dos hombres quedan en el crucero que se hunde irremediablemente. Son el capitán Héctor Bonzo y el suboficial Ramón Barrionuevo.</p><p></p><p>Dos hombres en la proa del barco que se hunde. Se toman de la baranda sacudidos por un mar embravecido. Son los últimos que quedan en el gigante herido de muerte.</p><p></p><p>-¿Dejo o no dejo el buque?, duda el capitán Héctor Bonzo.</p><p></p><p>Una voz lo sorprende a sus espaldas, creía que estaba solo en la nave. No alcanza a reconocer a esa figura fantasmagórica en medio de la bruma. El hombre le grita:</p><p></p><p>-¡Si no salta, yo tampoco salto! ¡Me quedo con usted, Sr Comandante !</p><p></p><p>"Salté al agua y no sentí frío, era una situacion tan grande la que estábamos viviendo que había bloqueado mis sentimientos. Empecé a nadar para alejarme del crucero, porque si se hundía me iba a arrastrar. A Bonzo no lo vi más, lo perdí en el océano".</p><p></p><p>"Las olas eran gigantescas. Veía a las balsas subir y bajar, sacudidas como cáscaras de nueces. De pronto, una vino hacia mí a toda velocidad empujada por el viento. Nadé y me agarré como pude. El golpe me sacó un dedo de lugar: fue la primera vez que sentí dolor. Cuando pude subir a la balsa, empecé a temblar de frío. Era como si mil agujas se clavaran en mi cuerpo. Me estaba congelando".</p><p></p><p>"Me asomé y vi al crucero hundirse. Era tristísimo ver cómo semejante mole era tragada por el mar. El barco hizo un movimiento, volvió a surgir del agua y se hundió definitivamente en forma vertical. En el fondo del mar explotaron las calderas y se hizo un gigantesco torbellino de agua. Lo último que vi fue el guardabote, el palo de 6 metros que salió a la superficie y quedó flotando en el océano. La gente gritó: '¡Viva el crucero, viva el Belgrano, viva la Patria!'. No sé de dónde sacamos las fuerzas".</p><p>El rescate de las balsas. Estuvieron más de 48 horas a la deriva en un mar furioso con vientos de 120 kilómetros por hora</p><p></p><p>"Las balsas estaban atadas unas con otras, para que formaran una gran mancha en el mar y los aviones de rescate las pudieran encontrar. Pero las olas eran tan altas que tuvimos que cortar las sogas, porque las balsas parecían rajarse. Y quedamos solos, a la deriva".</p><p></p><p>"Las balsas eran para 20 personas, en alguna habían subido más y en otras menos. Estaban bien equipadas: sachet de agua, raciones de comida (barritas muy calóricas para tener una ración por día), cigarrillos, una pequeña Biblia, elementos de botiquín para curaciones, Pancután, calmantes, equipo de señalamiento y de S.O.S".</p><p></p><p>"En mi balsa éramos 20. Había gente con las manos quemadas, con las rodillas quebradas y otro que tres días antes había sido operado de apéndice y no podía más del dolor. Yo trataba de darles ánimo y de calmarlos. Con un teniente empezamos a leer párrafos de la Biblia. La palabra de Dios les traía paz en medio de la tormenta".</p><p></p><p>"Estuvimos más de 48 horas a la deriva. Yo pensé que no nos iban a encontrar nunca. Sabía que la unión de los dos océanos tira hacia el sureste y que en algún momento si el mar nos arrastraba íbamos a morir. Miré a mis compañeros y pensé: 'Somos todos finados', pero no se lo dije a nadie. Recordé a mis cuatro hijos pequeños. Le pedí a Dios que los cuidara. Y me encomendé a la Virgen del Valle: 'Madre mía, solo te pido no sufrir'".</p><p></p><p>"Cuando estás a la deriva tenés que comer y beber lo menos posible, cuando ya no das más, porque no sabés cuánto tiempo vas a estar así. Y nosotros ni siquiera sabíamos si nos estaban buscando. Cuando nos rescataron sólo habíamos comido 20 raciones y habíamos bebido un sachet de agua".</p><p></p><p>"Cuando estás en la balsa no dormís… La oscuridad del mar es la más absoluta y tremenda que existe, es la nada. Cuando amanecía seguíamos con la incertidumbre: 'Somos una sola balsa en el mar… no la puede ver nadie… y el enemigo anda por ahí'".</p><p></p><p>"De pronto, cuando ya no esperábamos nada, el 4 de mayo escuchamos el ruido del motor de un avión. ¡Era un A4-Q de la Armada! No sabíamos si nos había visto… Pasó un rato -que fue eterno- hasta que empezamos a ver, en medio de la tormenta, las luces de un barco que apuntaban al cielo y luego al mar, sacudidas por el tremendo oleaje. '¡Nos están buscando!', gritamos. Y el ánimo cambió".</p><p></p><p>"Nos olvidamos del frío, de la sed, del hambre y empezamos a organizarnos para el rescate. En medio del mar más furioso que yo recuerde, apareció el Gurruchaga".</p><p></p><p>"Nos rescataron. El barco estaba repleto porque ya habían rescatado otras balsas del Belgrano. Nos sacaron la ropa helada y dura por la sal y nos dieron un caldo caliente. Éramos tantos que se habían quedado sin víveres. El cocinero hizo un poco de pan con harina y agua. Nos acomodamos en el piso como pudimos, y nos envolvimos con unas mantas".</p><p></p><p>"Cuando entramos al Canal Beagle, el Gurruchaga parecía una coctelera. En medio de la gente, apareció un cabo que gritaba mi nombre: 'Barrionuevo, ¿está aquí Barrionuevo?'. Yo me incorporé. Eran las 6 am. 'El capitán Bonzo está en el barco y lo busca, quiere hablar con usted', me dijo. Yo no sabía que él había sobrevivido, y él tampoco sabía si yo estaba vivo… pero me estaba buscando".</p><p></p><p>"De pronto se abrió una puerta y apareció el Sr Comandante. Se acercó hasta donde yo estaba de pie,Cómo firme, esperándolo. Se olvidó de las jerarquías, de la venia, del saludo formal. Nos dimos un abrazo eterno. Toda la gente comenzó a aplaudir. 'Ya vamos a hablar de esto que pasó', me dijo. Y lloramos abrazados. Antes de irse, me dijo al oído: 'Gracias. Gracias'".</p><p></p><p>"Nos vimos muchas veces a lo largo de estos 35 años. Pero nunca más volvimos a hablar de aquella dramática tarde en la que fuimos los últimos hombres aferrados al crucero que se hundía para siempre en las profundidades del mar austral".</p></blockquote><p></p>
[QUOTE="El Errante, post: 2877155, member: 37949"] Ayer falleció Ramon Barrionuevo. 2 de mayo de 1982. Hora 16.40. Dos hombres quedan en el crucero que se hunde irremediablemente. Son el capitán Héctor Bonzo y el suboficial Ramón Barrionuevo. Dos hombres en la proa del barco que se hunde. Se toman de la baranda sacudidos por un mar embravecido. Son los últimos que quedan en el gigante herido de muerte. -¿Dejo o no dejo el buque?, duda el capitán Héctor Bonzo. Una voz lo sorprende a sus espaldas, creía que estaba solo en la nave. No alcanza a reconocer a esa figura fantasmagórica en medio de la bruma. El hombre le grita: -¡Si no salta, yo tampoco salto! ¡Me quedo con usted, Sr Comandante ! "Salté al agua y no sentí frío, era una situacion tan grande la que estábamos viviendo que había bloqueado mis sentimientos. Empecé a nadar para alejarme del crucero, porque si se hundía me iba a arrastrar. A Bonzo no lo vi más, lo perdí en el océano". "Las olas eran gigantescas. Veía a las balsas subir y bajar, sacudidas como cáscaras de nueces. De pronto, una vino hacia mí a toda velocidad empujada por el viento. Nadé y me agarré como pude. El golpe me sacó un dedo de lugar: fue la primera vez que sentí dolor. Cuando pude subir a la balsa, empecé a temblar de frío. Era como si mil agujas se clavaran en mi cuerpo. Me estaba congelando". "Me asomé y vi al crucero hundirse. Era tristísimo ver cómo semejante mole era tragada por el mar. El barco hizo un movimiento, volvió a surgir del agua y se hundió definitivamente en forma vertical. En el fondo del mar explotaron las calderas y se hizo un gigantesco torbellino de agua. Lo último que vi fue el guardabote, el palo de 6 metros que salió a la superficie y quedó flotando en el océano. La gente gritó: '¡Viva el crucero, viva el Belgrano, viva la Patria!'. No sé de dónde sacamos las fuerzas". El rescate de las balsas. Estuvieron más de 48 horas a la deriva en un mar furioso con vientos de 120 kilómetros por hora "Las balsas estaban atadas unas con otras, para que formaran una gran mancha en el mar y los aviones de rescate las pudieran encontrar. Pero las olas eran tan altas que tuvimos que cortar las sogas, porque las balsas parecían rajarse. Y quedamos solos, a la deriva". "Las balsas eran para 20 personas, en alguna habían subido más y en otras menos. Estaban bien equipadas: sachet de agua, raciones de comida (barritas muy calóricas para tener una ración por día), cigarrillos, una pequeña Biblia, elementos de botiquín para curaciones, Pancután, calmantes, equipo de señalamiento y de S.O.S". "En mi balsa éramos 20. Había gente con las manos quemadas, con las rodillas quebradas y otro que tres días antes había sido operado de apéndice y no podía más del dolor. Yo trataba de darles ánimo y de calmarlos. Con un teniente empezamos a leer párrafos de la Biblia. La palabra de Dios les traía paz en medio de la tormenta". "Estuvimos más de 48 horas a la deriva. Yo pensé que no nos iban a encontrar nunca. Sabía que la unión de los dos océanos tira hacia el sureste y que en algún momento si el mar nos arrastraba íbamos a morir. Miré a mis compañeros y pensé: 'Somos todos finados', pero no se lo dije a nadie. Recordé a mis cuatro hijos pequeños. Le pedí a Dios que los cuidara. Y me encomendé a la Virgen del Valle: 'Madre mía, solo te pido no sufrir'". "Cuando estás a la deriva tenés que comer y beber lo menos posible, cuando ya no das más, porque no sabés cuánto tiempo vas a estar así. Y nosotros ni siquiera sabíamos si nos estaban buscando. Cuando nos rescataron sólo habíamos comido 20 raciones y habíamos bebido un sachet de agua". "Cuando estás en la balsa no dormís… La oscuridad del mar es la más absoluta y tremenda que existe, es la nada. Cuando amanecía seguíamos con la incertidumbre: 'Somos una sola balsa en el mar… no la puede ver nadie… y el enemigo anda por ahí'". "De pronto, cuando ya no esperábamos nada, el 4 de mayo escuchamos el ruido del motor de un avión. ¡Era un A4-Q de la Armada! No sabíamos si nos había visto… Pasó un rato -que fue eterno- hasta que empezamos a ver, en medio de la tormenta, las luces de un barco que apuntaban al cielo y luego al mar, sacudidas por el tremendo oleaje. '¡Nos están buscando!', gritamos. Y el ánimo cambió". "Nos olvidamos del frío, de la sed, del hambre y empezamos a organizarnos para el rescate. En medio del mar más furioso que yo recuerde, apareció el Gurruchaga". "Nos rescataron. El barco estaba repleto porque ya habían rescatado otras balsas del Belgrano. Nos sacaron la ropa helada y dura por la sal y nos dieron un caldo caliente. Éramos tantos que se habían quedado sin víveres. El cocinero hizo un poco de pan con harina y agua. Nos acomodamos en el piso como pudimos, y nos envolvimos con unas mantas". "Cuando entramos al Canal Beagle, el Gurruchaga parecía una coctelera. En medio de la gente, apareció un cabo que gritaba mi nombre: 'Barrionuevo, ¿está aquí Barrionuevo?'. Yo me incorporé. Eran las 6 am. 'El capitán Bonzo está en el barco y lo busca, quiere hablar con usted', me dijo. Yo no sabía que él había sobrevivido, y él tampoco sabía si yo estaba vivo… pero me estaba buscando". "De pronto se abrió una puerta y apareció el Sr Comandante. Se acercó hasta donde yo estaba de pie,Cómo firme, esperándolo. Se olvidó de las jerarquías, de la venia, del saludo formal. Nos dimos un abrazo eterno. Toda la gente comenzó a aplaudir. 'Ya vamos a hablar de esto que pasó', me dijo. Y lloramos abrazados. Antes de irse, me dijo al oído: 'Gracias. Gracias'". "Nos vimos muchas veces a lo largo de estos 35 años. Pero nunca más volvimos a hablar de aquella dramática tarde en la que fuimos los últimos hombres aferrados al crucero que se hundía para siempre en las profundidades del mar austral". [/QUOTE]
Insertar citas…
Verificación
¿Cuanto es 2 mas 6? (en letras)
Responder
Inicio
Foros
Area Militar General
Malvinas 1982
Fallecimiento VGM
Este sitio usa cookies. Para continuar usando este sitio, se debe aceptar nuestro uso de cookies.
Aceptar
Más información.…
Arriba