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Gas Sarín, El Arma Secreta de Pinochet
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<blockquote data-quote="Derruido" data-source="post: 68193" data-attributes="member: 30"><p>Don Brunner, tal vez no era Sarin pero si algun arma biológica.</p><p></p><p>Las dudas de la familia</p><p>El ex presidente Frei Montalva, </p><p>¿fue asesinado? </p><p>Desde recién ocurrida la muerte del ex mandatario ha persistido en su hija, la hoy senadora Carmen Frei Ruiz Tagle, la duda de si su padre falleció a raíz de la complicación postoperatoria o si, mientras se recuperaba en la clínica, le fue inoculada alguna sustancia letal. </p><p></p><p></p><p>Roberto Amaro </p><p></p><p></p><p>El pasado lunes 21, la senadora Carmen Frei, en compañía de su hermana Irene, presentaron una querella por "asociación ilícita" y "obstrucción a la justicia" contra quienes resulten responsables de las "extrañas circunstancias" que rodearon la muerte de su padre, Eduardo Frei Montalva. </p><p>Esas "extrañas circunstancias" son que las llevan a la familia Frei a creer -a más de 20 años del deceso del ex primer mandatario- que fue asesinado por alguna de las unidades de la ex Dina que siguieron operativas bajo el alero de la Dirección de Inteligencia del Ejército (Dine) en los años 80. </p><p>Si bien las sospechas de Carmen Frei no son nuevas, y ya hace un par de años había expresado públicamente dudas respecto del repentino y fatal deterioro de la salud de su padre mientras se encontraba internado en la Clínica Santa María en enero de 1982, por estos días la familia Frei Ruiz Tagle no sólo cuenta con suposiciones, sino que con más de una prueba de que el Ejército tenía en su poder varias toxinas letales que podían provocar la muerte de seres humanos, en otras palabras, de que la institución castrense poseía armas biológicas, y que en ello había sido clave el papel jugado por el químico de la Dina Eugenio Berríos, asesinado en Uruguay presuntamente en 1993 -según las últimas resoluciones de la jueza Olga Pérez, del Sexto Juzgado del Crimen de Santiago- por oficiales del Ejército chileno con la complicidad de altos oficiales del ejército uruguayo, tras mantenerlo por más de un año oculto de la justicia chilena, que lo buscaba como pieza clave del proceso por el asesinato del ex canciller Orlando Letelier en Washington. </p><p></p><p>Dudas crecientes </p><p></p><p>Más allá de que hoy la jueza Pérez avance en determinar claramente que los mayores (r) Arturo Silva Valdés y Jaime Torres Gacitúa fueron los autores materiales del asesinato, así que como obstructores de la justicia al ex general Hernán Ramírez Rurange, al teniente (r) Raúl Lillo y al comandante (r) Pablo Rodríguez Márquez, y como encubridor al general (r) Eugenio Covarrubias Valenzuela, lo realmente relevante para determinar si Eduardo Frei Montalva fue asesinado es buscarle respuesta a la pregunta de por qué el Ejército chileno gastó importantes sumas de dinero, material y personal en esconder a Berríos en Uruguay de la mano de la justicia y por qué no se dudó en su eliminación física cuando éste comenzó a pensar que una buena solución sería entregarse y contar la verdad, según revelan los antecedentes que ya han sido confirmados en el caso judicial. ¿Cuánto y qué sabía Eugenio Berríos que podía ser más grave que el asesinato de Orlando Letelier, Bernardo Leighton, Tucapel Jiménez y Carlos Prats? </p><p>Una pregunta cuya respuesta está hoy en manos de la jueza Olga Pérez, quien no parte de cero en esta "ramificación" de sus pesquisas, ya que las primeras sospechas públicas de la senadora Carmen Frei a fines de 2000 llevaron a que el entonces subsecretario del Interior y hoy diputado, Jorge Burgos, le solicitara al director nacional de Investigaciones, Nelson Mery, que iniciara una investigación para determinar si las sospechas de la senadora tenían algún asidero. Las tareas del equipo que se formó para llevar adelante las pesquisas en Investigaciones eran clarificar si el gobierno militar tenía en su poder armas biológicas, la posibilidad de que éstas hubiesen sido usadas contra opositores políticos, y volver a la carga con el caso Berríos, para esa fecha casi congelado en Chile y Uruguay. </p><p>Un dato nada menor es que se trataba de pesquisas al margen de la ley, ya que la policía no puede ni debe realizar investigaciones sin una orden judicial. </p><p></p><p>Declaraciones médicas </p><p></p><p>No obstante, Mery reunió a los detectives que habían estado cerca de esclarecer el caso Berríos en 1993, Nelson Jofré y Rafael Castillo, los que pusieron manos a la obra de inmediato y comenzaron a reunir información sobre la muerte del ex Presidente Frei. </p><p>Así se enteraron por primera vez de que el ex mandatario había muerto el 28 de enero de 1982 por una complicación, en una operación de rutina, por la presencia de algunas bacterias, entre ellas la "Proteus". También se encontraron con las declaraciones el médico cirujano que intervino a Frei Motalva, Augusto Larraín, quien calificaba de "bastante extraña" la complicación que provocó su deceso. Y, por último, de que no había registro de la autopsia o necropsia de Frei Montalva en la Clínica Santa María. </p><p>Pero los detectives también contaban con otras pistas más que las documentales, las que habían surgido en 1999 a raíz de las declaraciones de la senadora Frei sobre la posibilidad de que su padre fuera envenenado. El ex militante del MIR Ricardo Aguilera se contactó con la familia Frei y les recordó que en diciembre de 1981 había estado al borde de la muerte, junto a otros presos políticos de la ex Penitenciaría, por consumir alimentos envenenados, y que tres de los que habían compartido la comida se salvaron porque la Vicaría de la Solidaridad logró importar la antitoxina desde Estados Unidos. Sin embargo, dos presos comunes que compartían con los militantes del MIR fallecieron por una "intoxicación aguda inespecífica" que fue diagnosticada como "botulismo" por una especialista del entonces Instituto Bacteriológico, hoy Instituto de Salud Pública (ISP). </p><p>Lo extraño es que el caso es único en la historia de la salud pública chilena, ya que la bacteria que la provoca no tiene registros en Chile, al menos no los había hasta que los detectives determinaron que sí hubo una muestra de Clostridium Botulinum en Chile y extrañamente había sido retirada del ISP por el entonces director, coronel (r) Joaquín Larraín Gana en septiembre de 1981, dos meses antes del envenenamiento en la ex Penitenciaría. Las piezas comenzaban a calzar y la intoxicación de los presos en la ex Penitenciaría podía aclararse. La llegada de la letal cepa bacteriológica tampoco había sido muy clara. Se determinó que el entonces jefe de seguridad del Bacteriológico, comandante (r) Jaime Fuenzalida le ordenó al doctor Marcos Poduje ir a buscar un "paquete" a La Moneda. El así lo hizo, y una vez en las dependencias del servicio abrió el paquete y se dio cuenta de lo peligroso que podía ser la sustancia si no se refrigeraba. Esto fue a comienzos de agosto, y estuvo allí la muestra hasta que se la llevó el coronel Larraín. </p><p></p><p>Informe reservado </p><p></p><p>El detective Jofré, en este punto, recordó parte de las declaraciones judiciales de Michael Twonley en Estados Unidos, donde reconocía que en 1975 se había dedicado en su casa de Lo Curro al desarrollo del gas Sarín (junto a Berríos) y el Tabún, además del Clostridium Botilunum. </p><p>Otro dato que incluyeron en un contundente informe reservado que le hicieron llegar al subsecretario Jorge Burgos en enero de 2001, <strong>señala que paralelamente especialistas del ISP repararon e hicieron entrega al Ejército de un "liofilizador", que en la práctica convierte en polvo las sustancias sin deshidratarlas, por lo que pueden fácilmente ser añadidas a una comida o una bebida sin perder sus efectos mortíferos. </strong>Dicho informe también explica que el coronel (r) Larraín y el comandante (r) Fuenzalida podían colaborar activamente <strong>con una unidad de desarrollo de armas biológicas </strong>a cargo de la Dina y posteriormente del CNI en dependencias del Complejo Químico del Ejército en Talagante. </p><p>Entre las conclusiones del informe que quedó en manos del hoy diputado Burgos, y que muy posiblemente cuenta entre los antecedentes de la jueza Olga Pérez por estos días, es que ninguna de las tres bacterias que en su momento fueron publicitadas por la prensa de la época como las causantes de la muerte del ex presidente Frei Montalva, es decir, el E.Coli, Proteus y el hongo cándida, son mortales, ya que estas estarían presentes en todos los seres humanos. </p><p>Es muy posible que la jueza Pérez pida la opinión de expertos y reúna nuevos antecedentes sobre la muerte del ex mandatario y avance en responder a la pregunta principal: ¿Fue asesinado el ex Presidente Frei Montalva?</p></blockquote><p></p>
[QUOTE="Derruido, post: 68193, member: 30"] Don Brunner, tal vez no era Sarin pero si algun arma biológica. Las dudas de la familia El ex presidente Frei Montalva, ¿fue asesinado? Desde recién ocurrida la muerte del ex mandatario ha persistido en su hija, la hoy senadora Carmen Frei Ruiz Tagle, la duda de si su padre falleció a raíz de la complicación postoperatoria o si, mientras se recuperaba en la clínica, le fue inoculada alguna sustancia letal. Roberto Amaro El pasado lunes 21, la senadora Carmen Frei, en compañía de su hermana Irene, presentaron una querella por "asociación ilícita" y "obstrucción a la justicia" contra quienes resulten responsables de las "extrañas circunstancias" que rodearon la muerte de su padre, Eduardo Frei Montalva. Esas "extrañas circunstancias" son que las llevan a la familia Frei a creer -a más de 20 años del deceso del ex primer mandatario- que fue asesinado por alguna de las unidades de la ex Dina que siguieron operativas bajo el alero de la Dirección de Inteligencia del Ejército (Dine) en los años 80. Si bien las sospechas de Carmen Frei no son nuevas, y ya hace un par de años había expresado públicamente dudas respecto del repentino y fatal deterioro de la salud de su padre mientras se encontraba internado en la Clínica Santa María en enero de 1982, por estos días la familia Frei Ruiz Tagle no sólo cuenta con suposiciones, sino que con más de una prueba de que el Ejército tenía en su poder varias toxinas letales que podían provocar la muerte de seres humanos, en otras palabras, de que la institución castrense poseía armas biológicas, y que en ello había sido clave el papel jugado por el químico de la Dina Eugenio Berríos, asesinado en Uruguay presuntamente en 1993 -según las últimas resoluciones de la jueza Olga Pérez, del Sexto Juzgado del Crimen de Santiago- por oficiales del Ejército chileno con la complicidad de altos oficiales del ejército uruguayo, tras mantenerlo por más de un año oculto de la justicia chilena, que lo buscaba como pieza clave del proceso por el asesinato del ex canciller Orlando Letelier en Washington. Dudas crecientes Más allá de que hoy la jueza Pérez avance en determinar claramente que los mayores (r) Arturo Silva Valdés y Jaime Torres Gacitúa fueron los autores materiales del asesinato, así que como obstructores de la justicia al ex general Hernán Ramírez Rurange, al teniente (r) Raúl Lillo y al comandante (r) Pablo Rodríguez Márquez, y como encubridor al general (r) Eugenio Covarrubias Valenzuela, lo realmente relevante para determinar si Eduardo Frei Montalva fue asesinado es buscarle respuesta a la pregunta de por qué el Ejército chileno gastó importantes sumas de dinero, material y personal en esconder a Berríos en Uruguay de la mano de la justicia y por qué no se dudó en su eliminación física cuando éste comenzó a pensar que una buena solución sería entregarse y contar la verdad, según revelan los antecedentes que ya han sido confirmados en el caso judicial. ¿Cuánto y qué sabía Eugenio Berríos que podía ser más grave que el asesinato de Orlando Letelier, Bernardo Leighton, Tucapel Jiménez y Carlos Prats? Una pregunta cuya respuesta está hoy en manos de la jueza Olga Pérez, quien no parte de cero en esta "ramificación" de sus pesquisas, ya que las primeras sospechas públicas de la senadora Carmen Frei a fines de 2000 llevaron a que el entonces subsecretario del Interior y hoy diputado, Jorge Burgos, le solicitara al director nacional de Investigaciones, Nelson Mery, que iniciara una investigación para determinar si las sospechas de la senadora tenían algún asidero. Las tareas del equipo que se formó para llevar adelante las pesquisas en Investigaciones eran clarificar si el gobierno militar tenía en su poder armas biológicas, la posibilidad de que éstas hubiesen sido usadas contra opositores políticos, y volver a la carga con el caso Berríos, para esa fecha casi congelado en Chile y Uruguay. Un dato nada menor es que se trataba de pesquisas al margen de la ley, ya que la policía no puede ni debe realizar investigaciones sin una orden judicial. Declaraciones médicas No obstante, Mery reunió a los detectives que habían estado cerca de esclarecer el caso Berríos en 1993, Nelson Jofré y Rafael Castillo, los que pusieron manos a la obra de inmediato y comenzaron a reunir información sobre la muerte del ex Presidente Frei. Así se enteraron por primera vez de que el ex mandatario había muerto el 28 de enero de 1982 por una complicación, en una operación de rutina, por la presencia de algunas bacterias, entre ellas la "Proteus". También se encontraron con las declaraciones el médico cirujano que intervino a Frei Motalva, Augusto Larraín, quien calificaba de "bastante extraña" la complicación que provocó su deceso. Y, por último, de que no había registro de la autopsia o necropsia de Frei Montalva en la Clínica Santa María. Pero los detectives también contaban con otras pistas más que las documentales, las que habían surgido en 1999 a raíz de las declaraciones de la senadora Frei sobre la posibilidad de que su padre fuera envenenado. El ex militante del MIR Ricardo Aguilera se contactó con la familia Frei y les recordó que en diciembre de 1981 había estado al borde de la muerte, junto a otros presos políticos de la ex Penitenciaría, por consumir alimentos envenenados, y que tres de los que habían compartido la comida se salvaron porque la Vicaría de la Solidaridad logró importar la antitoxina desde Estados Unidos. Sin embargo, dos presos comunes que compartían con los militantes del MIR fallecieron por una "intoxicación aguda inespecífica" que fue diagnosticada como "botulismo" por una especialista del entonces Instituto Bacteriológico, hoy Instituto de Salud Pública (ISP). Lo extraño es que el caso es único en la historia de la salud pública chilena, ya que la bacteria que la provoca no tiene registros en Chile, al menos no los había hasta que los detectives determinaron que sí hubo una muestra de Clostridium Botulinum en Chile y extrañamente había sido retirada del ISP por el entonces director, coronel (r) Joaquín Larraín Gana en septiembre de 1981, dos meses antes del envenenamiento en la ex Penitenciaría. Las piezas comenzaban a calzar y la intoxicación de los presos en la ex Penitenciaría podía aclararse. La llegada de la letal cepa bacteriológica tampoco había sido muy clara. Se determinó que el entonces jefe de seguridad del Bacteriológico, comandante (r) Jaime Fuenzalida le ordenó al doctor Marcos Poduje ir a buscar un "paquete" a La Moneda. El así lo hizo, y una vez en las dependencias del servicio abrió el paquete y se dio cuenta de lo peligroso que podía ser la sustancia si no se refrigeraba. Esto fue a comienzos de agosto, y estuvo allí la muestra hasta que se la llevó el coronel Larraín. Informe reservado El detective Jofré, en este punto, recordó parte de las declaraciones judiciales de Michael Twonley en Estados Unidos, donde reconocía que en 1975 se había dedicado en su casa de Lo Curro al desarrollo del gas Sarín (junto a Berríos) y el Tabún, además del Clostridium Botilunum. Otro dato que incluyeron en un contundente informe reservado que le hicieron llegar al subsecretario Jorge Burgos en enero de 2001, [B]señala que paralelamente especialistas del ISP repararon e hicieron entrega al Ejército de un "liofilizador", que en la práctica convierte en polvo las sustancias sin deshidratarlas, por lo que pueden fácilmente ser añadidas a una comida o una bebida sin perder sus efectos mortíferos. [/B]Dicho informe también explica que el coronel (r) Larraín y el comandante (r) Fuenzalida podían colaborar activamente [B]con una unidad de desarrollo de armas biológicas [/B]a cargo de la Dina y posteriormente del CNI en dependencias del Complejo Químico del Ejército en Talagante. Entre las conclusiones del informe que quedó en manos del hoy diputado Burgos, y que muy posiblemente cuenta entre los antecedentes de la jueza Olga Pérez por estos días, es que ninguna de las tres bacterias que en su momento fueron publicitadas por la prensa de la época como las causantes de la muerte del ex presidente Frei Montalva, es decir, el E.Coli, Proteus y el hongo cándida, son mortales, ya que estas estarían presentes en todos los seres humanos. Es muy posible que la jueza Pérez pida la opinión de expertos y reúna nuevos antecedentes sobre la muerte del ex mandatario y avance en responder a la pregunta principal: ¿Fue asesinado el ex Presidente Frei Montalva? [/QUOTE]
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Guerra desarrollada entre Argentina y el Reino Unido en 1982
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