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<blockquote data-quote="ATOTAJ" data-source="post: 1260189" data-attributes="member: 15583"><p style="text-align: center"><span style="font-size: 22px"><strong>Los problemas de Erdogan con sus vecinos de la región </strong></span></p><p></p><p></p><p><u><span style="font-size: 12px">Jonathan Spyer</span></u></p><p></p><p><img src="http://www.aurora-israel.co.il/images/uploaded/image/01-31-10-2012/2745/otras/8a.jpg" alt="" class="fr-fic fr-dii fr-draggable " style="" /></p><p></p><p></p><p>El primer ministro, Recep Erdogan Tayep, afirmó en un discurso, esta semana, que Turquía “no está interesada en la guerra - pero tampoco está lejos de ella”.</p><p>Esta frase bastante confusa resume a la perfección el dilema que atormenta a la política turca en relación a la revolución en Siria.</p><p>La vacilación turca sobre la cuestión siria refleja, a su vez, la indecisión más amplia de Occidente. Esta irresolución contrasta fuertemente con la determinación de los aliados internacionales del régimen de Asad y es en gran medida el motivo por el cual el régimen continúa desafiando los reportes sobre su inminente desaparición.</p><p>Cuando la Primavera Árabe comenzó en 2011, parecía que Turquía sería el beneficiario natural. Si los árabes buscaban combinar las elecciones con una mayor presencia del Islam en la vida pública, el Partido Justicia y Desarrollo (AKP) de Turquía podría presentarse como el modelo para llegar a eso.</p><p>Así que cuando comenzó el levantamiento en Siria, los turcos se lanzaron con entusiasmo a la lucha.</p><p>Ankara fue la sede del Consejo Nacional Sirio de oposición y patrocinó su fundación. Los hipotéticos líderes del Ejército Sirio Libre se establecieron en el territorio turco.</p><p>Además, existen evidencias de un papel turco mucho más activo, con Ankara ofreciendo instalaciones para la formación de los combatientes rebeldes y probablemente también el suministro de armas.</p><p>Occidente, tratando de evitar participar directamente en la guerra civil siria, estaba satisfecho en delegar en Turquía el papel central para la ayuda a la oposición siria (junto con Arabia Saudita y Qatar).</p><p>Muchos analistas occidentales predijeron prematuramente la caída del régimen de Asad y Erdogan presumiblemente buscó patrocinar en Damasco a un nuevo régimen amigo y sunita.</p><p>El problema es que Asad se ha mantenido aferrado a su puesto. El resultado ha sido una sangrienta guerra civil, que se encuentra actualmente en un impasse.</p><p>El dictador recibe ayuda de amigos convenientes. Rusia y China han bloqueado, en el Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas, cualquier respuesta efectiva.</p><p>Irán y su aliado, Hezbollah, han aportado conocimientos, dinero (cinco mil millones de dólares de Teherán desde el inicio de la revuelta) y fuerzas.</p><p>Asad también parece haber revivido con astucia sus relaciones con el grupo guerrillero del Partido de los Trabajadores del Kurdistán (PKK), que ha renovado su campaña militar desde el norte de Irak sobre el sureste de Turquía.</p><p>EE.UU. y los principales países de la Unión Europea se valieron sólo con la condena verbal de Asad, las sanciones económicas y algo de ayuda limitada encubierta.</p><p>Frente a la perspectiva desagradable de enfrentarse a la poderosa coalición montada detrás de Asad; Turquía se ha visto obligado a tragarse una serie de insultos de su vecino del sur.</p><p>El derribo de un avión de combate F-4 turco sobre el Mediterráneo en junio fue el primero de ellos. El asesinato de cinco civiles en la ciudad de Akcacale, a principios de este mes, representa un deterior aún más grave.</p><p>Turquía respondió bombardeando a las tropas gubernamentales en la frontera con Siria, por primera vez desde el estallido de la sublevación. En lugar de desistir, las fuerzas del gobierno sirio han lanzaron proyectiles de mortero a través de la frontera en varias ocasiones. Aunque sin sufrir más víctimas mortales, hasta ahora, Turquía ha reforzado su presencia en la frontera, enviando otros 25 aviones de combate F-16 a</p><p></p><p>su base aérea en Diyarbakir, en el sudeste del país.</p><p>También hubo una condena internacional generalizada por el bombardeo sirio sobre Akcacale. El secretario general de la OTAN, Anders Fogh Rasmussen, aseguró que Ankara pueda contar con el apoyo de la alianza.</p><p>Sin embrago, Rasmussen no se vería desviado de la naturaleza de los planes de contingencia de la OTAN con respecto a Turquía y Siria. Hay pocas razones para pensar que la determinación de Occidente de mantenerse fuera de Siria será afectada por los últimos acontecimientos.</p><p>Esto pone al gobierno turco en una situación difícil. Hay poco entusiasmo entre la opinión pública turca para una incursión en Siria. Una intervención turca en la guerra civil siria costará numerosas vidas y podría conducir a un resultado incierto.</p><p>El Partido Republicano del Pueblo (CHP, por sus siglas en turco) ya ha comenzado a sacar rédito político de la situación. El partido sostiene que la asistencia de alto perfil de Erdogan a los rebeldes ha creado problemas a Turquía al haber provocado la ira y la enemistad del régimen de Asad, logrando muy poco a cambio.</p><p>Y luego están los kurdos. En caso de que Turquía intervenga en Siria, es probable que el grupo guerrillero kurdo intensifique su campaña contra Ankara, en línea con su aparente reacercamiento de facto con Damasco.</p><p>Por lo tanto Erdogan se enfrenta a una serie de alternativas poco atractivas. Puede hacer un movimiento audaz contra Asad, en caso de que Siria continúe bombardeando; pero esto significaría meterse en el pantano sirio con un insignificante apoyo de Occidente, con el generalizado escepticismo del público de su país y con la perspectiva de que una medida de ese tipo de a lugar a la renovación de una temible campaña paramilitar del PKK.</p><p>O puede continuar puede continuar absorbiendo insultos de Siria y correr el riesgo de ser expuesto como un líder indeciso y desventurado que ladra pero no muerde.</p><p>Por el momento, el gobierno turco parece dispuesto a eludir la cuestión. El gobierno buscó y logró la aprobación parlamentaria para una posible intervención. Sin embargo, sus voceros se apresuraron, luego, a aclarar que esta aprobación no significa necesariamente que la intervención era inminente.</p><p>Los turcos obligaron a un avión sirio de pasajeros a aterrizar, bajo la sospecha de que estaba transportando una “carga ilegal”.</p><p>Aquella fue una humillación calculada para los sirios. Pero a menos que Damasco elija subir la apuesta; los gestos de este tipo conformarán probablemente el grado de extensión de la respuesta de Turquía, en estos momentos.</p><p>Con el mandato parlamentario en la mano, el primer ministro turco presumiblemente espera ahora que el fuego transfronterizo de represalia pueda ser conducido a un final enredado e inconcluso.</p><p>La aparente la política sin timón de Turquía en Siria es en sí misma un producto de la confusión más general de Occidente.</p><p>Siempre fue demasiado optimista como para suponer que la ayuda parcial de Turquía, Arabia Saudita y Qatar a la rebelión siria sería suficiente para derrotar a un régimen apoyado por Rusia, Irán y China.</p><p>Occidente sigue firmemente decidido a mantenerse al margen de una mayor participación en Siria.</p><p>Turquía quiere apoyar a los rebeldes, pero sin una participación directa. El resultado es que Ankara parece que va a aceptar las “reglas del juego” en la frontera, lo que significará una respuesta turca de ojo por ojo al bombardeo sirio, en vez de tomar una medida más decisiva. Siempre y cuando se evite la pérdida de vidas en gran escala de ciudadanos turcos.</p><p>AURORA</p></blockquote><p></p>
[QUOTE="ATOTAJ, post: 1260189, member: 15583"] [CENTER][SIZE=6][B]Los problemas de Erdogan con sus vecinos de la región [/B][/SIZE][/CENTER] [U][SIZE=3]Jonathan Spyer[/SIZE][/U] [IMG]http://www.aurora-israel.co.il/images/uploaded/image/01-31-10-2012/2745/otras/8a.jpg[/IMG] El primer ministro, Recep Erdogan Tayep, afirmó en un discurso, esta semana, que Turquía “no está interesada en la guerra - pero tampoco está lejos de ella”. Esta frase bastante confusa resume a la perfección el dilema que atormenta a la política turca en relación a la revolución en Siria. La vacilación turca sobre la cuestión siria refleja, a su vez, la indecisión más amplia de Occidente. Esta irresolución contrasta fuertemente con la determinación de los aliados internacionales del régimen de Asad y es en gran medida el motivo por el cual el régimen continúa desafiando los reportes sobre su inminente desaparición. Cuando la Primavera Árabe comenzó en 2011, parecía que Turquía sería el beneficiario natural. Si los árabes buscaban combinar las elecciones con una mayor presencia del Islam en la vida pública, el Partido Justicia y Desarrollo (AKP) de Turquía podría presentarse como el modelo para llegar a eso. Así que cuando comenzó el levantamiento en Siria, los turcos se lanzaron con entusiasmo a la lucha. Ankara fue la sede del Consejo Nacional Sirio de oposición y patrocinó su fundación. Los hipotéticos líderes del Ejército Sirio Libre se establecieron en el territorio turco. Además, existen evidencias de un papel turco mucho más activo, con Ankara ofreciendo instalaciones para la formación de los combatientes rebeldes y probablemente también el suministro de armas. Occidente, tratando de evitar participar directamente en la guerra civil siria, estaba satisfecho en delegar en Turquía el papel central para la ayuda a la oposición siria (junto con Arabia Saudita y Qatar). Muchos analistas occidentales predijeron prematuramente la caída del régimen de Asad y Erdogan presumiblemente buscó patrocinar en Damasco a un nuevo régimen amigo y sunita. El problema es que Asad se ha mantenido aferrado a su puesto. El resultado ha sido una sangrienta guerra civil, que se encuentra actualmente en un impasse. El dictador recibe ayuda de amigos convenientes. Rusia y China han bloqueado, en el Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas, cualquier respuesta efectiva. Irán y su aliado, Hezbollah, han aportado conocimientos, dinero (cinco mil millones de dólares de Teherán desde el inicio de la revuelta) y fuerzas. Asad también parece haber revivido con astucia sus relaciones con el grupo guerrillero del Partido de los Trabajadores del Kurdistán (PKK), que ha renovado su campaña militar desde el norte de Irak sobre el sureste de Turquía. EE.UU. y los principales países de la Unión Europea se valieron sólo con la condena verbal de Asad, las sanciones económicas y algo de ayuda limitada encubierta. Frente a la perspectiva desagradable de enfrentarse a la poderosa coalición montada detrás de Asad; Turquía se ha visto obligado a tragarse una serie de insultos de su vecino del sur. El derribo de un avión de combate F-4 turco sobre el Mediterráneo en junio fue el primero de ellos. El asesinato de cinco civiles en la ciudad de Akcacale, a principios de este mes, representa un deterior aún más grave. Turquía respondió bombardeando a las tropas gubernamentales en la frontera con Siria, por primera vez desde el estallido de la sublevación. En lugar de desistir, las fuerzas del gobierno sirio han lanzaron proyectiles de mortero a través de la frontera en varias ocasiones. Aunque sin sufrir más víctimas mortales, hasta ahora, Turquía ha reforzado su presencia en la frontera, enviando otros 25 aviones de combate F-16 a su base aérea en Diyarbakir, en el sudeste del país. También hubo una condena internacional generalizada por el bombardeo sirio sobre Akcacale. El secretario general de la OTAN, Anders Fogh Rasmussen, aseguró que Ankara pueda contar con el apoyo de la alianza. Sin embrago, Rasmussen no se vería desviado de la naturaleza de los planes de contingencia de la OTAN con respecto a Turquía y Siria. Hay pocas razones para pensar que la determinación de Occidente de mantenerse fuera de Siria será afectada por los últimos acontecimientos. Esto pone al gobierno turco en una situación difícil. Hay poco entusiasmo entre la opinión pública turca para una incursión en Siria. Una intervención turca en la guerra civil siria costará numerosas vidas y podría conducir a un resultado incierto. El Partido Republicano del Pueblo (CHP, por sus siglas en turco) ya ha comenzado a sacar rédito político de la situación. El partido sostiene que la asistencia de alto perfil de Erdogan a los rebeldes ha creado problemas a Turquía al haber provocado la ira y la enemistad del régimen de Asad, logrando muy poco a cambio. Y luego están los kurdos. En caso de que Turquía intervenga en Siria, es probable que el grupo guerrillero kurdo intensifique su campaña contra Ankara, en línea con su aparente reacercamiento de facto con Damasco. Por lo tanto Erdogan se enfrenta a una serie de alternativas poco atractivas. Puede hacer un movimiento audaz contra Asad, en caso de que Siria continúe bombardeando; pero esto significaría meterse en el pantano sirio con un insignificante apoyo de Occidente, con el generalizado escepticismo del público de su país y con la perspectiva de que una medida de ese tipo de a lugar a la renovación de una temible campaña paramilitar del PKK. O puede continuar puede continuar absorbiendo insultos de Siria y correr el riesgo de ser expuesto como un líder indeciso y desventurado que ladra pero no muerde. Por el momento, el gobierno turco parece dispuesto a eludir la cuestión. El gobierno buscó y logró la aprobación parlamentaria para una posible intervención. Sin embargo, sus voceros se apresuraron, luego, a aclarar que esta aprobación no significa necesariamente que la intervención era inminente. Los turcos obligaron a un avión sirio de pasajeros a aterrizar, bajo la sospecha de que estaba transportando una “carga ilegal”. Aquella fue una humillación calculada para los sirios. Pero a menos que Damasco elija subir la apuesta; los gestos de este tipo conformarán probablemente el grado de extensión de la respuesta de Turquía, en estos momentos. Con el mandato parlamentario en la mano, el primer ministro turco presumiblemente espera ahora que el fuego transfronterizo de represalia pueda ser conducido a un final enredado e inconcluso. La aparente la política sin timón de Turquía en Siria es en sí misma un producto de la confusión más general de Occidente. Siempre fue demasiado optimista como para suponer que la ayuda parcial de Turquía, Arabia Saudita y Qatar a la rebelión siria sería suficiente para derrotar a un régimen apoyado por Rusia, Irán y China. Occidente sigue firmemente decidido a mantenerse al margen de una mayor participación en Siria. Turquía quiere apoyar a los rebeldes, pero sin una participación directa. El resultado es que Ankara parece que va a aceptar las “reglas del juego” en la frontera, lo que significará una respuesta turca de ojo por ojo al bombardeo sirio, en vez de tomar una medida más decisiva. Siempre y cuando se evite la pérdida de vidas en gran escala de ciudadanos turcos. AURORA [/QUOTE]
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Guerra desarrollada entre Argentina y el Reino Unido en 1982
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