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<blockquote data-quote="HernanF" data-source="post: 906312" data-attributes="member: 7964"><p>Revoluciones que no son tales. Opinión.</p><p></p><p><strong><span style="font-size: 18px"><span style="font-family: 'verdana'">"Las revoluciones árabes no son más que golpes de Estado militares enmascarados"</span></span></strong></p><p></p><p><em><strong>De vuelta de una misión de estudio en Túnez, Egipto y Libia, Eric Denécé, director del Centro francés de investigación sobre información (Cf2R), ex profesional de inteligencia, entrega una lectura matizada de los acontecimientos de comienzos de año. Sin negar las aspiraciones de la población, él relativiza la amplitud del cambio de la clase dirigente. Un preludio de grandes decepciones.</strong></em></p><p></p><p><em>¿Qué lectura hace de la «primavera árabe»?</em></p><p></p><p>Hay en estos países una aspiración real a más libertad, pero no necesariamente a más democracia. Por otra parte, no creo en la espontaneidad de estas "revoluciones", que estaban en preparación desde hace varios años. Desde 2007-2008, las conferencias organizadas bajo la egida de ONG norteamericanas, como Freedom House, International Republican Institute o Canvas, donde estaban presentes la mayoría de los blogeros y líderes de estos movimientos, han destilado el germen de la democracia, creando un contexto favorable a las revoluciones. El proceso era el mismo que precedió al desmantelamiento de la URSS, la Revolución serbia, la Revolución anaranjada en Ucrania o incluso la de las rosas en Georgia.</p><p></p><p><em>¿Pero por qué estallaron en 2011?</em></p><p></p><p>Las manifestaciones populares o estudiantiles en los países árabes se producen regularmente, pero son reprimidas cada vez que suceden por el ejército y la policía. Por primera vez, el ejército no se solidarizó con la policía, negándose a reprimir en los levantamientos, tanto en Túnez como en Egipto, y los movimientos han sido observados por la prensa internacional. Pero sobre todo, la semana precedente a los acontecimientos, los representantes más altos de los ejércitos de Túnez y de Egipto se dirigieron a Washington, quien asegura lo esencial del financiamiento de los ejércitos, para obtener el visto bueno de los Estados Unidos sobre una caída de los dirigentes. Ellos no apoyaban más el mantenimiento de los clanes en el poder.</p><p></p><p><em>¿Estas rebeliones serían entonces golpes de Estado militares que tomarían el rostro de los movimientos democráticos espontáneos? ¿Los manifestantes de la plaza Tahrir sin embargo no parecían manipulados?</em></p><p><em>¿Está tan seguro de eso?</em></p><p></p><p>Es asombroso, sin embargo, que en este país donde existe una militancia islamista y un nítido sentimiento antiisraelí, ningún slogan antiisraelí haya aparecido durante las manifestaciones. Es más bien el indicio de una "revolución" seriamente encuadrada. En cuanto al «nuevo equipo» en El Cairo, comprende al jefe de estado mayor del ejército así como al antiguo jefe del servicio de inteligencia, que salió inmediatamente a respetar los acuerdos internacionales firmados, en especial los acuerdos de Camp David, hacia los cuales es hostil una gran parte de la población.</p><p></p><p><em>¿Y en Túnez?</em></p><p></p><p>El reproche frente a la avidez del clan Trabelsi era profundo y tocaba al conjunto de la población, confrontada con crecientes dificultades económicas, incluso los empresarios, muchos de los cuales debían "ceder" partes enteras de sus negocios para no ser molestados. Es por esto que las manifestaciones se produjeron en todas las ciudades del país. La rebelión fue allí más popular y más profunda que en Egipto, donde los acontecimientos están, en lo esencial, limitadas a la plaza Tahrir. Pero así como en El Cairo, el nuevo gobierno de Túnez comprende en su mayoría a colaboradores del ex presidente Ben Ali. En ambos casos, todo pasó como si las jóvenes generaciones hubieran decidido «hacer saltar el tapón» que impedía su acceso al poder, sin cambiar fundamentalmente el sistema o el régimen. La inminencia de un golpe de estado militar fue mencionada desde hacía dieciocho meses en Túnez. También no es apropiado hablar de "revolución". Irán, en 1979, y la URSS, en 1991, conocieron verdaderas revoluciones. Todo cambió allí: los hombres, las instituciones, los informes internos, las relaciones internacionales, etc.</p><p>Nada de eso ocurrió en los acontecimientos recientes. Se trata de una renovación de la clase dirigente que, con el acuerdo de Washington, ha organizado golpes de Estado "con suavidad", sacando provecho de una ola de protestas populares que explotaron inteligentemente. Así, su llegada a los asuntos de estado, goza exteriormente de una gran legitimidad y da la sensación de una profunda ruptura con el régimen precedente. La situación en realidad es muy diferente. Por otra parte, para Washington, es un «cambio dentro de la continuidad» modificando muy poco el equilibrio regional, lo que es asombroso para una revolución. Washington anima y apoya a los ejércitos de África del Norte y de Medio Oriente para que evolucionen hacia un rol «a lo turco»: es decir, que ellos no ocupen el poder, excepto casos de fuerza mayor, que sean los garantes de la estabilidad del país frente al islamismo, que contribuyan a la estabilidad regional y que no manifiestan hostilidad real con respecto a Israel.</p><p></p><p><em>¿Cómo lee usted la situación actual?</em></p><p></p><p>Muchos problemas son pasibles de aparecer: en ambos países, una brecha inédita apareció entre el ejército, que salió favorecido con los acontecimientos, y la policía, que asumió durante mucho tiempo la represión de los manifestantes. Las fuerzas del orden, sobre todo en Túnez, salieron del conflicto profundamente desorganizadas. Podríamos ver un recrudecimiento de la criminalidad que perjudicaría el equilibrio interior. Finalmente, muy rápido, una parte de la población va a pensar que ha sido engañada. De ahí es que posiblemente aparezcan nuevos choques y una reanudación de los motines. Ya vimos, tal vez, algunos signos antes, a través de las manifestaciones populares que parecen proseguir aquí y allá. Finalmente, los islamistas se mostraron, por el momento, más bien discretos. ¿Pero hasta cuándo?</p><p></p><p><em>Fuente</em>: La Tribune, entrevista recopilada por Valérie Segond 01/06/2011</p><p>Traducción propia.</p><p></p><p>.</p><p></p><p><strong><span style="font-size: 15px">"Les révolutions arabes ne sont que des coups d'Etat militaires masqués"</span></strong></p><p></p><p><span style="font-size: 12px"><strong><em>De retour d'une mission d'étude en Tunisie, en Egypte et en Libye, Eric Denécé, directeur du Centre français de recherche sur le renseignement (Cf2R), ancien du renseignement livre une lecture nuancée des événements du début d'année. Sans nier les aspirations des populations, il relativise l'ampleur du changement des équipes dirigeantes. Un prélude à de grandes déceptions. </em></strong></span></p><p></p><p><span style="font-size: 12px"><em>Quelle lecture faites-vous du «printemps arabe»?</em></span></p><p><span style="font-size: 12px">Il y a dans ces pays une réelle aspiration à plus de liberté, mais pas nécessairement à plus de démocratie. Par ailleurs, je ne crois pas à la spontanéité de ces «révolutions», qui étaient en préparation depuis plusieurs années. Dès 2007-2008, des conférences organisées sous l'égide d'ONG américaines, comme Freedom House, l'International Republican Institute ou Canvas, et où étaient présents la plupart des blogueurs et des leaders de ces mouvements, ont instillé le germe de la démocratie, créant un contexte favorable aux révolutions. Le processus était le même que celui qui a précédé le démantèlement de l'URSS, la Révolution serbe, la Révolution orange en Ukraine ou encore celle des Roses en Géorgie.</span></p><p></p><p><span style="font-size: 12px"><em>Mais pourquoi ont-elles éclaté en 2011?</em></span></p><p></p><p><span style="font-size: 12px">Des contestations populaires ou étudiantes dans les pays arabes se produisent régulièrement, mais elles sont à chaque fois réprimées par l'armée et la police. Pour la première fois, l'armée s'est désolidarisée de la police, en refusant de réprimer les soulèvements en Tunisie comme en Égypte, et les mouvements ont été observés par la presse internationale. Mais surtout, dans la semaine précédant les événements, les plus hauts représentants des armées de Tunisie comme d'Égypte se sont rendus à Washington, qui assure l'essentiel du financement de l'armée, pour obtenir le feu vert des États-Unis à un renversement des dirigeants. Ils ne supportaient plus la prédation des clans au pouvoir.</span></p><p></p><p><span style="font-size: 12px"><em>Ces révoltes seraient donc des coups d'État militaires prenant le visage de mouvements démocratiques spontanés? Les manifestants de la place Tahrir n'avaient pourtant pas l'air manipulés?</em></span></p><p><span style="font-size: 12px"><em>En êtes-vous si sûre?</em></span></p><p></p><p><span style="font-size: 12px">Il est tout de même étonnant que dans ce pays où existent un militantisme islamiste et un net sentiment anti-israélien, aucun slogan anti-israélien ne soit apparu pendant les manifestations. C'est bien l'indice d'une «révolution» sérieusement encadrée. Quant à la «nouvelle équipe» au Caire, elle comprend le chef d'état-major de l'armée ainsi que l'ancien chef du service des renseignements, et s'est immédiatement engagée à respecter les accords internationaux signés, notamment les accords de Camp David auxquels est hostile une large partie de la population.</span></p><p></p><p><span style="font-size: 12px"><em>Et en Tunisie?</em></span></p><p></p><p><span style="font-size: 12px">Le ras-le-bol face face à l'avidité du clan Trabelsi était profond et touchait l'ensemble de la population confrontée à des difficultés économiques croissantes jusqu'aux entrepreneurs, dont beaucoup devaient «céder» des parts entières de leur business pour ne pas être inquiétés. C'est pour cela que des manifestations se sont produites dans toutes les villes du pays. La révolte y a été plus populaire et plus profonde qu'en Égypte, où les événements se sont, pour l'essentiel, limités à la place Tahrir. Mais comme au Caire, le nouveau gouvernement de Tunis comprend en majorité des collaborateurs de l'ex-président Ben Ali. Dans les deux cas, tout s'est passé comme si les jeunes générations avaient décidé de «faire sauter le bouchon» qui empêchait leur accès au pouvoir, sans changer fondamentalement le système ou le régime. L'imminence d'un coup d'État militaire était évoquée depuis dix-huit mois en Tunisie. Aussi n'est-il pas approprié de parler de «révolution». L'Iran, en 1979, et l'URSS, en 1991, ont connu de vraies révolutions. Tout y a changé: les hommes, les institutions, les rapports internes, les relations internationales, etc.</span></p><p><span style="font-size: 12px">Rien de tel dans les événements récents. Il s'agit d'un renouvellement des classes dirigeantes qui ont, avec l'accord de Washington, organisé des coups d'État «en douceur», en profitant d'une vague de contestation populaire qu'elles ont intelligemment exploitée. Ainsi, leur arrivée aux affaires bénéficie extérieurement d'une grande légitimité et donne le sentiment d'une rupture profonde avec le régime précédent. La situation est en réalité bien différente. D'ailleurs, pour Washington, c'est un «changement dans la continuité» modifiant peu l'équilibre régional, ce qui est étonnant pour des révolutions. Washington encourage et appuie les armées d'Afrique du Nord et du Moyen-Orient pour qu'elles évoluent vers un rôle «à la turque»: c'est-à-dire qu'elles n'occupent pas le pouvoir - sauf cas de force majeure - mais soient les garantes de la stabilité du pays contre l'islamisme, qu'elles contribuent à la stabilité régionale et qu'elles ne manifestent pas d'hostilité réelle à l'égard d'Israël.</span></p><p></p><p><span style="font-size: 12px"><em>Comment lisez-vous la situation actuelle?</em></span></p><p></p><p><span style="font-size: 12px">Beaucoup de problèmes risquent de surgir: dans les deux pays, un fossé inédit est apparu entre l'armée, qui sort grandie des événements, et la police, qui a longtemps assumé la répression des manifestants. Les forces de l'ordre - surtout en Tunisie - en sont sorties profondément désorganisées. On pourrait voir une recrudescence de la criminalité nuisant à l'équilibre intérieur. Enfin, très vite, une partie de la population va réaliser qu'elle a été flouée. D'où de possibles chocs en retour et une reprise des émeutes. Nous en voyons peut-être déjà quelques signes avant-coureurs à travers les manifestations populaires qui semblent reprendre ici et là. Enfin, les islamistes se sont pour l'instant montrés plutôt discrets. Mais jusqu'à quand?</span></p><p></p><p><strong><span style="font-size: 12px">La Tribune, propos recueillis par Valérie Segond 01/06/2011</span></strong></p><p></p><p><span style="font-size: 12px">.</span></p></blockquote><p></p>
[QUOTE="HernanF, post: 906312, member: 7964"] Revoluciones que no son tales. Opinión. [B][SIZE=5][FONT=verdana]"Las revoluciones árabes no son más que golpes de Estado militares enmascarados"[/FONT][/SIZE][/B] [I][B]De vuelta de una misión de estudio en Túnez, Egipto y Libia, Eric Denécé, director del Centro francés de investigación sobre información (Cf2R), ex profesional de inteligencia, entrega una lectura matizada de los acontecimientos de comienzos de año. Sin negar las aspiraciones de la población, él relativiza la amplitud del cambio de la clase dirigente. Un preludio de grandes decepciones.[/B][/I] [I]¿Qué lectura hace de la «primavera árabe»?[/I] Hay en estos países una aspiración real a más libertad, pero no necesariamente a más democracia. Por otra parte, no creo en la espontaneidad de estas "revoluciones", que estaban en preparación desde hace varios años. Desde 2007-2008, las conferencias organizadas bajo la egida de ONG norteamericanas, como Freedom House, International Republican Institute o Canvas, donde estaban presentes la mayoría de los blogeros y líderes de estos movimientos, han destilado el germen de la democracia, creando un contexto favorable a las revoluciones. El proceso era el mismo que precedió al desmantelamiento de la URSS, la Revolución serbia, la Revolución anaranjada en Ucrania o incluso la de las rosas en Georgia. [I]¿Pero por qué estallaron en 2011?[/I] Las manifestaciones populares o estudiantiles en los países árabes se producen regularmente, pero son reprimidas cada vez que suceden por el ejército y la policía. Por primera vez, el ejército no se solidarizó con la policía, negándose a reprimir en los levantamientos, tanto en Túnez como en Egipto, y los movimientos han sido observados por la prensa internacional. Pero sobre todo, la semana precedente a los acontecimientos, los representantes más altos de los ejércitos de Túnez y de Egipto se dirigieron a Washington, quien asegura lo esencial del financiamiento de los ejércitos, para obtener el visto bueno de los Estados Unidos sobre una caída de los dirigentes. Ellos no apoyaban más el mantenimiento de los clanes en el poder. [I]¿Estas rebeliones serían entonces golpes de Estado militares que tomarían el rostro de los movimientos democráticos espontáneos? ¿Los manifestantes de la plaza Tahrir sin embargo no parecían manipulados?[/I] [I]¿Está tan seguro de eso?[/I] Es asombroso, sin embargo, que en este país donde existe una militancia islamista y un nítido sentimiento antiisraelí, ningún slogan antiisraelí haya aparecido durante las manifestaciones. Es más bien el indicio de una "revolución" seriamente encuadrada. En cuanto al «nuevo equipo» en El Cairo, comprende al jefe de estado mayor del ejército así como al antiguo jefe del servicio de inteligencia, que salió inmediatamente a respetar los acuerdos internacionales firmados, en especial los acuerdos de Camp David, hacia los cuales es hostil una gran parte de la población. [I]¿Y en Túnez?[/I] El reproche frente a la avidez del clan Trabelsi era profundo y tocaba al conjunto de la población, confrontada con crecientes dificultades económicas, incluso los empresarios, muchos de los cuales debían "ceder" partes enteras de sus negocios para no ser molestados. Es por esto que las manifestaciones se produjeron en todas las ciudades del país. La rebelión fue allí más popular y más profunda que en Egipto, donde los acontecimientos están, en lo esencial, limitadas a la plaza Tahrir. Pero así como en El Cairo, el nuevo gobierno de Túnez comprende en su mayoría a colaboradores del ex presidente Ben Ali. En ambos casos, todo pasó como si las jóvenes generaciones hubieran decidido «hacer saltar el tapón» que impedía su acceso al poder, sin cambiar fundamentalmente el sistema o el régimen. La inminencia de un golpe de estado militar fue mencionada desde hacía dieciocho meses en Túnez. También no es apropiado hablar de "revolución". Irán, en 1979, y la URSS, en 1991, conocieron verdaderas revoluciones. Todo cambió allí: los hombres, las instituciones, los informes internos, las relaciones internacionales, etc. Nada de eso ocurrió en los acontecimientos recientes. Se trata de una renovación de la clase dirigente que, con el acuerdo de Washington, ha organizado golpes de Estado "con suavidad", sacando provecho de una ola de protestas populares que explotaron inteligentemente. Así, su llegada a los asuntos de estado, goza exteriormente de una gran legitimidad y da la sensación de una profunda ruptura con el régimen precedente. La situación en realidad es muy diferente. Por otra parte, para Washington, es un «cambio dentro de la continuidad» modificando muy poco el equilibrio regional, lo que es asombroso para una revolución. Washington anima y apoya a los ejércitos de África del Norte y de Medio Oriente para que evolucionen hacia un rol «a lo turco»: es decir, que ellos no ocupen el poder, excepto casos de fuerza mayor, que sean los garantes de la estabilidad del país frente al islamismo, que contribuyan a la estabilidad regional y que no manifiestan hostilidad real con respecto a Israel. [I]¿Cómo lee usted la situación actual?[/I] Muchos problemas son pasibles de aparecer: en ambos países, una brecha inédita apareció entre el ejército, que salió favorecido con los acontecimientos, y la policía, que asumió durante mucho tiempo la represión de los manifestantes. Las fuerzas del orden, sobre todo en Túnez, salieron del conflicto profundamente desorganizadas. Podríamos ver un recrudecimiento de la criminalidad que perjudicaría el equilibrio interior. Finalmente, muy rápido, una parte de la población va a pensar que ha sido engañada. De ahí es que posiblemente aparezcan nuevos choques y una reanudación de los motines. Ya vimos, tal vez, algunos signos antes, a través de las manifestaciones populares que parecen proseguir aquí y allá. Finalmente, los islamistas se mostraron, por el momento, más bien discretos. ¿Pero hasta cuándo? [I]Fuente[/I]: La Tribune, entrevista recopilada por Valérie Segond 01/06/2011 Traducción propia. . [B][SIZE=4]"Les révolutions arabes ne sont que des coups d'Etat militaires masqués"[/SIZE][/B] [SIZE=3][B][I]De retour d'une mission d'étude en Tunisie, en Egypte et en Libye, Eric Denécé, directeur du Centre français de recherche sur le renseignement (Cf2R), ancien du renseignement livre une lecture nuancée des événements du début d'année. Sans nier les aspirations des populations, il relativise l'ampleur du changement des équipes dirigeantes. Un prélude à de grandes déceptions. [/I][/B][/SIZE] [SIZE=3][I]Quelle lecture faites-vous du «printemps arabe»?[/I][/SIZE] [SIZE=3]Il y a dans ces pays une réelle aspiration à plus de liberté, mais pas nécessairement à plus de démocratie. Par ailleurs, je ne crois pas à la spontanéité de ces «révolutions», qui étaient en préparation depuis plusieurs années. Dès 2007-2008, des conférences organisées sous l'égide d'ONG américaines, comme Freedom House, l'International Republican Institute ou Canvas, et où étaient présents la plupart des blogueurs et des leaders de ces mouvements, ont instillé le germe de la démocratie, créant un contexte favorable aux révolutions. Le processus était le même que celui qui a précédé le démantèlement de l'URSS, la Révolution serbe, la Révolution orange en Ukraine ou encore celle des Roses en Géorgie.[/SIZE] [SIZE=3][I]Mais pourquoi ont-elles éclaté en 2011?[/I][/SIZE] [SIZE=3]Des contestations populaires ou étudiantes dans les pays arabes se produisent régulièrement, mais elles sont à chaque fois réprimées par l'armée et la police. Pour la première fois, l'armée s'est désolidarisée de la police, en refusant de réprimer les soulèvements en Tunisie comme en Égypte, et les mouvements ont été observés par la presse internationale. Mais surtout, dans la semaine précédant les événements, les plus hauts représentants des armées de Tunisie comme d'Égypte se sont rendus à Washington, qui assure l'essentiel du financement de l'armée, pour obtenir le feu vert des États-Unis à un renversement des dirigeants. Ils ne supportaient plus la prédation des clans au pouvoir.[/SIZE] [SIZE=3][I]Ces révoltes seraient donc des coups d'État militaires prenant le visage de mouvements démocratiques spontanés? Les manifestants de la place Tahrir n'avaient pourtant pas l'air manipulés?[/I][/SIZE] [SIZE=3][I]En êtes-vous si sûre?[/I][/SIZE] [SIZE=3]Il est tout de même étonnant que dans ce pays où existent un militantisme islamiste et un net sentiment anti-israélien, aucun slogan anti-israélien ne soit apparu pendant les manifestations. C'est bien l'indice d'une «révolution» sérieusement encadrée. Quant à la «nouvelle équipe» au Caire, elle comprend le chef d'état-major de l'armée ainsi que l'ancien chef du service des renseignements, et s'est immédiatement engagée à respecter les accords internationaux signés, notamment les accords de Camp David auxquels est hostile une large partie de la population.[/SIZE] [SIZE=3][I]Et en Tunisie?[/I][/SIZE] [SIZE=3]Le ras-le-bol face face à l'avidité du clan Trabelsi était profond et touchait l'ensemble de la population confrontée à des difficultés économiques croissantes jusqu'aux entrepreneurs, dont beaucoup devaient «céder» des parts entières de leur business pour ne pas être inquiétés. C'est pour cela que des manifestations se sont produites dans toutes les villes du pays. La révolte y a été plus populaire et plus profonde qu'en Égypte, où les événements se sont, pour l'essentiel, limités à la place Tahrir. Mais comme au Caire, le nouveau gouvernement de Tunis comprend en majorité des collaborateurs de l'ex-président Ben Ali. Dans les deux cas, tout s'est passé comme si les jeunes générations avaient décidé de «faire sauter le bouchon» qui empêchait leur accès au pouvoir, sans changer fondamentalement le système ou le régime. L'imminence d'un coup d'État militaire était évoquée depuis dix-huit mois en Tunisie. Aussi n'est-il pas approprié de parler de «révolution». L'Iran, en 1979, et l'URSS, en 1991, ont connu de vraies révolutions. Tout y a changé: les hommes, les institutions, les rapports internes, les relations internationales, etc.[/SIZE] [SIZE=3]Rien de tel dans les événements récents. Il s'agit d'un renouvellement des classes dirigeantes qui ont, avec l'accord de Washington, organisé des coups d'État «en douceur», en profitant d'une vague de contestation populaire qu'elles ont intelligemment exploitée. Ainsi, leur arrivée aux affaires bénéficie extérieurement d'une grande légitimité et donne le sentiment d'une rupture profonde avec le régime précédent. La situation est en réalité bien différente. D'ailleurs, pour Washington, c'est un «changement dans la continuité» modifiant peu l'équilibre régional, ce qui est étonnant pour des révolutions. Washington encourage et appuie les armées d'Afrique du Nord et du Moyen-Orient pour qu'elles évoluent vers un rôle «à la turque»: c'est-à-dire qu'elles n'occupent pas le pouvoir - sauf cas de force majeure - mais soient les garantes de la stabilité du pays contre l'islamisme, qu'elles contribuent à la stabilité régionale et qu'elles ne manifestent pas d'hostilité réelle à l'égard d'Israël.[/SIZE] [SIZE=3][I]Comment lisez-vous la situation actuelle?[/I][/SIZE] [SIZE=3]Beaucoup de problèmes risquent de surgir: dans les deux pays, un fossé inédit est apparu entre l'armée, qui sort grandie des événements, et la police, qui a longtemps assumé la répression des manifestants. Les forces de l'ordre - surtout en Tunisie - en sont sorties profondément désorganisées. On pourrait voir une recrudescence de la criminalité nuisant à l'équilibre intérieur. Enfin, très vite, une partie de la population va réaliser qu'elle a été flouée. D'où de possibles chocs en retour et une reprise des émeutes. Nous en voyons peut-être déjà quelques signes avant-coureurs à travers les manifestations populaires qui semblent reprendre ici et là. Enfin, les islamistes se sont pour l'instant montrés plutôt discrets. Mais jusqu'à quand?[/SIZE] [B][SIZE=3]La Tribune, propos recueillis par Valérie Segond 01/06/2011[/SIZE][/B] [SIZE=3].[/SIZE] [/QUOTE]
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