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<blockquote data-quote="CONDOR COMAHUE" data-source="post: 314821" data-attributes="member: 1764"><p>Los hacendados de la campaña sur</p><p>En 1839, estancieros de la zona sur de la provincia de Buenos Aires se rebelaron contra la autoridad del gobernador. La rebelión es una lucha entre distintos sectores de la aristocracia terrateniente por el dominio de las tierras pampeanas. Por lo general, los hacendados sublevados habían conseguido las tierras por enfiteusis y se habían convertido en propietarios por la ley rosista de 1836. Ahora, con el bloqueo francés y la disminución de las entradas comerciales, la rivalidad entre ambos grupos de terratenientes (los de la campaña norte, rosistas, y los del sur) se acentuó. Además, las conexiones que tenían algunos de los hacendados sureños con los franceses llevaron a que la contradicción dentro de la propia clase latifundista se vinculara con las rivalidades entre las grandes potencias. Los "Libres del Sud" (así autodenominados), comandados por Cranmer, Castelli y otros, detentores de tierras en Chascomús, Dolores, etc., se alinearon con Francia. Y expresaron su disconformidad con la política represiva de Rosas. Para el revisionismo, ellos actuaron por un fin "puramente materialista", en cambio Rosas operaba con un sentimiento "auténticamente nacional". Esta corriente no advierte el conflicto entre dos sectores de la misma clase social que disputaron la posesión de la tierra y se vieron envueltos en el conflicto internacional, que teñía a cualquier lucha política en cualquier parte del mundo.</p><p>La rebelión terminó con la victoria rosista, que derrotó a los insurrectos en Chascomús. Inmediatamente se dispuso de las tierras de los vencidos para concederla a los que habían participado en la contienda del lado rosista. En 1840, Rosas dicta un decreto que estipula que cualquier propiedad de unitarios debía responder por el daño causado por Lavalle. Con esta arma legal, Don Juan Manuel pudo disponer a discreción de las haciendas pertenecientes a los "salvajes unitarios". La rivalidad económica, traducida en rivalidad política, habría de avisar al gobernador porteño para reforzar su vigilancia sobre los sectores opositores. Un dato: desde 1833, la frontera con los indígenas se había ido desplazando a favor de estos últimos, que aprovecharon las disputas internas entre "huincas".</p><p>La oposición unitaria y la generación del 37</p><p>Ya hemos visto los lineamientos económicos y culturales que habían originado el conflicto unitarios-federales. Pues bien, un sector unitario, postergado con las derrotas de Rivadavia, Lavalle y la Liga de Paz, emigró a Montevideo, donde comenzó a conspirar contra Rosas. Andrés Lamas y Florencio Varela encarnarían a los "emigrados" en la vecina orilla del Plata. Afirma Puiggrós:</p><p>"Huyeron entonces a la otra orilla, y desde allí se dedicaron a conspirar contra Rosas, con la mirada puesta más en la contribución de armas, soldados y dinero que podían disponer las naciones comerciales interesadas en la apertura del mercado interior argentino, que en la insurrección del pueblo de la Patria."</p><p>Mientras tanto, en la ciudad-puerto argentina, crecía un movimiento de jóvenes intelectuales dispuestos a asumir un papel de cambio en la sociedad argentina. Ya en 1830, con la llegada de Esteban Echeverría al país, comenzarían reuniones en la casa de Miguel Cané y en el "Salón Literario" de Marcos Sastre, deliberando sobre letras, artes y política. Además estaban en el grupo José María Gutiérrez, Alberdi, Tejedor, Vicente Fidel López y otros. Su inspiración teórica pasaba fundamentalmente por la influencia francesa, cuyos pensadores habían servido como guía a la revolución democrático-burguesa en 1789. </p><p>En 1837 comienza a publicarse el semanario "La Moda". Allí los jóvenes llegan a elogiar a Rosas suponiendo que ellos podían aportar sus "luces" a un régimen que, según ellos, descansaba "sobre el corazón del pueblo". En el Fragmento preliminar al estudio del derecho, Alberdi llama al gobernador porteño "persona grande y poderosa". No obstante, el silencio del periódico frente al bloqueo francés y las nuevas ideas que no concordaban con los planes de Rosas llevaron al distanciamiento. El 23 de junio de 1838 se fundó la "Asociación de la Joven Generación Argentina" (remedo de las Juventudes Revolucionarias y liberales que existían por aquella época en Europa), con el lema de "Mayo, Progreso y Democracia". Se habían desilusionado del Restaurador. Echeverría afirma en su Ojeada Retrospectiva:</p><p>"Así, Rosas hubiera puesto a su país en la senda del verdadero progreso (...) No lo hizo; fue un ******* y un malvado. Ha preferido ser el minotauro de su país, la ignominia de América y el escándalo del mundo".</p><p>Luego algunos se trasladarían al interior (Quiroga Rosas, V. López), otros emigrarían a Montevideo, donde se publicaría el Código o Declaración de los principios que constituyen la creencia social de la República Argentina; Echeverría se refugiaría en su estancia en el interior de Buenos Aires, y otros se quedarían en la ciudad conspirando (serían descubiertos en junio de 1839). Los llegados a Montevideo entrarían pronto en contacto con los unitarios como Florencio Varela, quienes no comprendían las posiciones de la nueva generación.</p><p>¿Cuáles eran las ideas sostenidas por esta joven intelectualidad? La ideología de "los del 37" será muy variada, de acuerdo con las interpretaciones de sus distintos exponentes. Sin embargo, se nutre de influencias comunes y coincide en sus rasgos más generales.</p><p>La inspiración de esta "generación" fue el pensamiento europeo: </p><p>El liberalismo clásico, que insistía en la posibilidad del progreso humano y en la representación popular (aunque con un tinte aristocratizante),</p><p>El romanticismo, que alentaba a la rebelión juvenil frente a los poderes establecidos y ensalzaba el sentimiento nacional de los pueblos,</p><p>El socialismo utópico, que proponía por aquella época una defensa inorgánica de los derechos de los trabajadores, criticando los rasgos más negativos del capitalismo, en ascenso en Europa</p><p>Así, hombres como Echeverría critican a la sociedad vigente en el Plata y pretenden hacerla entrar en un proceso de desarrollo, de modernización, que supere el atraso pastoril, emulando la transformación social de Europa. A su vez, observan los efectos negativos del crecimiento del capitalismo en Europa y creen poder hacer posible la industrialización sin el dramático costo social y la superexplotación obrera existentes en el viejo continente (y por eso habla de encontrar un punto medio entre el individuo y la sociedad).</p><p>Fueron críticos con los unitarios y con los federales, ya que argumentaban que, si los segundos habían sometido al país a la tiranía y al atraso, los primeros también habían desconocido la tradición revolucionaria y democrática de Mayo de 1810. Pretendieron adaptar las doctrinas nacidas y crecidas en Europa a la situación nacional, tomando los elementos propios de la realidad del país como referente. Alberdi afirma:</p><p>"Gobernémonos, pensemos, escribamos y procedamos en todo no a imitación de pueblo ninguno de la tierra, sea cual fuere su rango, sino exclusivamente como lo exige la combinación de las leyes generales del espíritu humano con las individuales de nuestra condición nacional."</p><p>En su Dogma Socialista, Echeverría plantea la concepción política que alienta a la Joven Argentina, y que tiene como pilares:</p><p>o La continuidad de la revolución de mayo, que había sido detenida en sus aspectos sociales; </p><p>o La fe en el progreso de las naciones, como ley inexorable de la humanidad; </p><p>o La negación de las "tradiciones retrógradas" herederas de la colonia y del "Antiguo Régimen"; </p><p>o La oposición al despotismo y a la tiranía, basándose en el dogma de la igualdad republicana (adoptando el lema francés de libertad, igualdad y fraternidad); </p><p>o La confianza en la educación como factor de transformación social; </p><p>o La necesidad de unidad entre todas las fuerzas progresistas para completar la revolución de independencia comenzada en mayo sin divisiones partidistas </p><p>No obstante, estos pensadores, presos de su condición social de intelectualidad pequeñoburguesa, tendrían serias limitaciones en su concepción política:</p><p>o Se unieron, deslumbrados, a las potencias colonialistas contra el dominio de Rosas, sin ver o sin querer ver la política agresiva de estas naciones que no pretendían (ni mucho menos) un desarrollo autónomo del país sino someterlo a sus intereses comerciales y geopolíticos. Alberdi sería el más acérrimo defensor del liberalismo y de la entrada de capital extranjero al país, a tal punto que sus Bases serían consideradas como base para la Constitución de 1853, base jurídica del régimen del 80. </p><p>o Intentaron imponer la "modernización" a través de una política oportunista, que pretendió "convencer" a los sectores más "ilustrados" de la aristocracia terrateniente para que encabezaran ese proceso transformador. La experiencia demostraría que esos sectores, si bien fueron capaces de alentar alguna que otra idea progresista (principalmente en las explotaciones económicas), no iban a abandonar sus privilegios de clase para embarcarse en una revolución democrática y modernizadora, e iban a seguir el rumbo de someterse al imperialismo más cercano que les garantizara posición social y ganancias económicas. Sin embargo, los intelectuales del "37" no lograrían identificar al beneficiario principal del "Antiguo Régimen" contra el que golpeaban en la teoría, pero ante el que se agachaban en la práctica. </p><p>o Tendrían latente un prejuicio hacia las clases bajas, a las que ellos planteaban incorporar a la vida política después de haber sido "educadas". Reivindicaron así para la intelectualidad, que ellos mismos constituían, un papel rector en el desarrollo de la futura "república", ya que las masas habían demostrado que podían apoyarse en caudillos y tiranos y acabar con el régimen representativo. "El matadero" es la expresión literaria de esta postura que, al criticar al régimen rosista, critica duramente también a las masas, que son presentadas como "vulgares" frente a los "hombres de luces". Es por eso que insisten en sus principios de "todo para el pueblo y por la razón del pueblo", distanciándose del pensamiento jacobino y rousseauniano del gobierno democrático ejercido por el pueblo.</p></blockquote><p></p>
[QUOTE="CONDOR COMAHUE, post: 314821, member: 1764"] Los hacendados de la campaña sur En 1839, estancieros de la zona sur de la provincia de Buenos Aires se rebelaron contra la autoridad del gobernador. La rebelión es una lucha entre distintos sectores de la aristocracia terrateniente por el dominio de las tierras pampeanas. Por lo general, los hacendados sublevados habían conseguido las tierras por enfiteusis y se habían convertido en propietarios por la ley rosista de 1836. Ahora, con el bloqueo francés y la disminución de las entradas comerciales, la rivalidad entre ambos grupos de terratenientes (los de la campaña norte, rosistas, y los del sur) se acentuó. Además, las conexiones que tenían algunos de los hacendados sureños con los franceses llevaron a que la contradicción dentro de la propia clase latifundista se vinculara con las rivalidades entre las grandes potencias. Los "Libres del Sud" (así autodenominados), comandados por Cranmer, Castelli y otros, detentores de tierras en Chascomús, Dolores, etc., se alinearon con Francia. Y expresaron su disconformidad con la política represiva de Rosas. Para el revisionismo, ellos actuaron por un fin "puramente materialista", en cambio Rosas operaba con un sentimiento "auténticamente nacional". Esta corriente no advierte el conflicto entre dos sectores de la misma clase social que disputaron la posesión de la tierra y se vieron envueltos en el conflicto internacional, que teñía a cualquier lucha política en cualquier parte del mundo. La rebelión terminó con la victoria rosista, que derrotó a los insurrectos en Chascomús. Inmediatamente se dispuso de las tierras de los vencidos para concederla a los que habían participado en la contienda del lado rosista. En 1840, Rosas dicta un decreto que estipula que cualquier propiedad de unitarios debía responder por el daño causado por Lavalle. Con esta arma legal, Don Juan Manuel pudo disponer a discreción de las haciendas pertenecientes a los "salvajes unitarios". La rivalidad económica, traducida en rivalidad política, habría de avisar al gobernador porteño para reforzar su vigilancia sobre los sectores opositores. Un dato: desde 1833, la frontera con los indígenas se había ido desplazando a favor de estos últimos, que aprovecharon las disputas internas entre "huincas". La oposición unitaria y la generación del 37 Ya hemos visto los lineamientos económicos y culturales que habían originado el conflicto unitarios-federales. Pues bien, un sector unitario, postergado con las derrotas de Rivadavia, Lavalle y la Liga de Paz, emigró a Montevideo, donde comenzó a conspirar contra Rosas. Andrés Lamas y Florencio Varela encarnarían a los "emigrados" en la vecina orilla del Plata. Afirma Puiggrós: "Huyeron entonces a la otra orilla, y desde allí se dedicaron a conspirar contra Rosas, con la mirada puesta más en la contribución de armas, soldados y dinero que podían disponer las naciones comerciales interesadas en la apertura del mercado interior argentino, que en la insurrección del pueblo de la Patria." Mientras tanto, en la ciudad-puerto argentina, crecía un movimiento de jóvenes intelectuales dispuestos a asumir un papel de cambio en la sociedad argentina. Ya en 1830, con la llegada de Esteban Echeverría al país, comenzarían reuniones en la casa de Miguel Cané y en el "Salón Literario" de Marcos Sastre, deliberando sobre letras, artes y política. Además estaban en el grupo José María Gutiérrez, Alberdi, Tejedor, Vicente Fidel López y otros. Su inspiración teórica pasaba fundamentalmente por la influencia francesa, cuyos pensadores habían servido como guía a la revolución democrático-burguesa en 1789. En 1837 comienza a publicarse el semanario "La Moda". Allí los jóvenes llegan a elogiar a Rosas suponiendo que ellos podían aportar sus "luces" a un régimen que, según ellos, descansaba "sobre el corazón del pueblo". En el Fragmento preliminar al estudio del derecho, Alberdi llama al gobernador porteño "persona grande y poderosa". No obstante, el silencio del periódico frente al bloqueo francés y las nuevas ideas que no concordaban con los planes de Rosas llevaron al distanciamiento. El 23 de junio de 1838 se fundó la "Asociación de la Joven Generación Argentina" (remedo de las Juventudes Revolucionarias y liberales que existían por aquella época en Europa), con el lema de "Mayo, Progreso y Democracia". Se habían desilusionado del Restaurador. Echeverría afirma en su Ojeada Retrospectiva: "Así, Rosas hubiera puesto a su país en la senda del verdadero progreso (...) No lo hizo; fue un ******* y un malvado. Ha preferido ser el minotauro de su país, la ignominia de América y el escándalo del mundo". Luego algunos se trasladarían al interior (Quiroga Rosas, V. López), otros emigrarían a Montevideo, donde se publicaría el Código o Declaración de los principios que constituyen la creencia social de la República Argentina; Echeverría se refugiaría en su estancia en el interior de Buenos Aires, y otros se quedarían en la ciudad conspirando (serían descubiertos en junio de 1839). Los llegados a Montevideo entrarían pronto en contacto con los unitarios como Florencio Varela, quienes no comprendían las posiciones de la nueva generación. ¿Cuáles eran las ideas sostenidas por esta joven intelectualidad? La ideología de "los del 37" será muy variada, de acuerdo con las interpretaciones de sus distintos exponentes. Sin embargo, se nutre de influencias comunes y coincide en sus rasgos más generales. La inspiración de esta "generación" fue el pensamiento europeo: El liberalismo clásico, que insistía en la posibilidad del progreso humano y en la representación popular (aunque con un tinte aristocratizante), El romanticismo, que alentaba a la rebelión juvenil frente a los poderes establecidos y ensalzaba el sentimiento nacional de los pueblos, El socialismo utópico, que proponía por aquella época una defensa inorgánica de los derechos de los trabajadores, criticando los rasgos más negativos del capitalismo, en ascenso en Europa Así, hombres como Echeverría critican a la sociedad vigente en el Plata y pretenden hacerla entrar en un proceso de desarrollo, de modernización, que supere el atraso pastoril, emulando la transformación social de Europa. A su vez, observan los efectos negativos del crecimiento del capitalismo en Europa y creen poder hacer posible la industrialización sin el dramático costo social y la superexplotación obrera existentes en el viejo continente (y por eso habla de encontrar un punto medio entre el individuo y la sociedad). Fueron críticos con los unitarios y con los federales, ya que argumentaban que, si los segundos habían sometido al país a la tiranía y al atraso, los primeros también habían desconocido la tradición revolucionaria y democrática de Mayo de 1810. Pretendieron adaptar las doctrinas nacidas y crecidas en Europa a la situación nacional, tomando los elementos propios de la realidad del país como referente. Alberdi afirma: "Gobernémonos, pensemos, escribamos y procedamos en todo no a imitación de pueblo ninguno de la tierra, sea cual fuere su rango, sino exclusivamente como lo exige la combinación de las leyes generales del espíritu humano con las individuales de nuestra condición nacional." En su Dogma Socialista, Echeverría plantea la concepción política que alienta a la Joven Argentina, y que tiene como pilares: o La continuidad de la revolución de mayo, que había sido detenida en sus aspectos sociales; o La fe en el progreso de las naciones, como ley inexorable de la humanidad; o La negación de las "tradiciones retrógradas" herederas de la colonia y del "Antiguo Régimen"; o La oposición al despotismo y a la tiranía, basándose en el dogma de la igualdad republicana (adoptando el lema francés de libertad, igualdad y fraternidad); o La confianza en la educación como factor de transformación social; o La necesidad de unidad entre todas las fuerzas progresistas para completar la revolución de independencia comenzada en mayo sin divisiones partidistas No obstante, estos pensadores, presos de su condición social de intelectualidad pequeñoburguesa, tendrían serias limitaciones en su concepción política: o Se unieron, deslumbrados, a las potencias colonialistas contra el dominio de Rosas, sin ver o sin querer ver la política agresiva de estas naciones que no pretendían (ni mucho menos) un desarrollo autónomo del país sino someterlo a sus intereses comerciales y geopolíticos. Alberdi sería el más acérrimo defensor del liberalismo y de la entrada de capital extranjero al país, a tal punto que sus Bases serían consideradas como base para la Constitución de 1853, base jurídica del régimen del 80. o Intentaron imponer la "modernización" a través de una política oportunista, que pretendió "convencer" a los sectores más "ilustrados" de la aristocracia terrateniente para que encabezaran ese proceso transformador. La experiencia demostraría que esos sectores, si bien fueron capaces de alentar alguna que otra idea progresista (principalmente en las explotaciones económicas), no iban a abandonar sus privilegios de clase para embarcarse en una revolución democrática y modernizadora, e iban a seguir el rumbo de someterse al imperialismo más cercano que les garantizara posición social y ganancias económicas. Sin embargo, los intelectuales del "37" no lograrían identificar al beneficiario principal del "Antiguo Régimen" contra el que golpeaban en la teoría, pero ante el que se agachaban en la práctica. o Tendrían latente un prejuicio hacia las clases bajas, a las que ellos planteaban incorporar a la vida política después de haber sido "educadas". Reivindicaron así para la intelectualidad, que ellos mismos constituían, un papel rector en el desarrollo de la futura "república", ya que las masas habían demostrado que podían apoyarse en caudillos y tiranos y acabar con el régimen representativo. "El matadero" es la expresión literaria de esta postura que, al criticar al régimen rosista, critica duramente también a las masas, que son presentadas como "vulgares" frente a los "hombres de luces". Es por eso que insisten en sus principios de "todo para el pueblo y por la razón del pueblo", distanciándose del pensamiento jacobino y rousseauniano del gobierno democrático ejercido por el pueblo. 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