Menú
Inicio
Visitar el Sitio Zona Militar
Foros
Nuevos mensajes
Buscar en los foros
Qué hay de nuevo
Nuevos mensajes
Última actividad
Miembros
Visitantes actuales
Entrar
Registrarse
Novedades
Buscar
Buscar
Buscar sólo en títulos
Por:
Nuevos mensajes
Buscar en los foros
Menú
Entrar
Registrarse
Inicio
Foros
Area Militar General
Conflictos Contemporáneos
Guerra en Ucrania: noticias colaterales y de política internacional
JavaScript is disabled. For a better experience, please enable JavaScript in your browser before proceeding.
Estás usando un navegador obsoleto. No se pueden mostrar estos u otros sitios web correctamente.
Se debe actualizar o usar un
navegador alternativo
.
Responder al tema
Mensaje
<blockquote data-quote="ARGENTVS" data-source="post: 3589907" data-attributes="member: 93"><p>[URL unfurl="true"]https://www.rt.com/russia/605624-issue-west-doesnt-get/?utm_source=browser&utm_medium=aplication_chrome&utm_campaign=chrome[/URL]</p><p></p><h3>He aquí el problema detrás de la posición de Rusia en Ucrania que Occidente aún no entiende</h3><p>El bloque liderado por Estados Unidos debe aceptar el hecho de que su estrategia ha fracasado por completo y ser realista en cuanto a las condiciones de paz.</p><p></p><p>Se espera que Joe Biden tome algunas decisiones nuevas con respecto a Ucrania en las semanas previas a las elecciones de noviembre en el país. El presidente estadounidense tenía previsto asistir a una importante reunión de los partidarios de Kiev en Rammstein, Alemania, el 12 de octubre, pero canceló su asistencia, citando la necesidad de quedarse en casa debido al huracán Milton.</p><p></p><p>¿Qué decisiones podemos esperar que se tomen cuando finalmente se produzca? Lo más probable es que no ocurra nada particularmente importante. He aquí por qué.</p><p></p><h2>Una postura unificada</h2><p>En medio de la niebla de la propaganda, puede ser difícil discernir los verdaderos motivos, y a menudo éstos sólo se vuelven claros con el tiempo.</p><p></p><p>Tras el inicio de la operación militar rusa en febrero de 2022, los medios occidentales presentaron una narrativa unificada y convincente: todo el llamado <em>“mundo libre”</em> se unió para defender a Ucrania, decidido a asestar un golpe estratégico al presidente ruso, Vladimir Putin, y restaurar el orden global liderado por Estados Unidos. Sin embargo, estas proclamas no se correspondían con las medidas adoptadas por Occidente. Al fin y al cabo, si tu objetivo es derrotar a un oponente, ¿no deberías hacer todo lo posible para lograrlo?</p><p></p><p>Si Occidente hubiera contado con un triunfo militar ucraniano, debería haber proporcionado a Kiev toda la ayuda militar posible. El primer paso hubiera sido abrirle el acceso total a los arsenales occidentales; el segundo, aceptar al país en la OTAN y convertirlo en un bastión clave en la frontera con Rusia. Incluso si Putin hubiera hecho todo lo posible por impedirlo, tal paso significaría automáticamente su derrota, ya que ni siquiera un ataque nuclear sería capaz de cambiar la situación y revertir la decisión de Occidente.</p><p></p><p>Los ejemplos históricos ilustran claramente este punto. Por ejemplo, después de retirar sus tropas, Occidente proporcionó a Vietnam del Sur casi 3.000 aviones y helicópteros, 200 barcos, más de 2.500 barcos de combate, más de 1.000 tanques, hasta 2.500 piezas de artillería remolcadas y autopropulsadas y alrededor de 100.000 vehículos pesados, junto con otro equipo. Comparemos esto con la situación en Ucrania, donde recibir una docena de aviones de combate obsoletos o dos docenas de tanques viejos es un acontecimiento importante.</p><p></p><p>Tomemos otro ejemplo. Tras la Segunda Guerra Mundial y durante la Guerra Fría, Turquía se convirtió en una región estratégica clave. El entonces líder soviético Joseph Stalin exigió la neutralidad del país e incluso intentó establecer una base naval soviética en la zona de los estrechos del Bósforo y los Dardanelos. Los antiguos aliados de la URSS, Estados Unidos y el Reino Unido, no podían permitir una instalación militar soviética en el mar Mediterráneo, por lo que Turquía fue aceptada en la OTAN sólo tres años después de formarse la alianza, a pesar de que el país no tenía nada que ver con la región del Atlántico Norte ni con las "democracias occidentales". En ese momento, estaba en vigor la Doctrina Truman y Estados Unidos ofrecía un paraguas de seguridad a cualquiera que estuviera "amenazado" por el comunismo.</p><p></p><h2>La doctrina de Biden</h2><p>¿Por qué las cosas son diferentes ahora? El principio doctrinal que ha dado forma a la política occidental respecto de Ucrania desde 2014 es impedir que Putin alcance sus objetivos y hacerlo sin involucrarse en un conflicto militar directo con Rusia.</p><p></p><p>Biden y su administración han declarado constantemente que su prioridad es evitar una confrontación total con Rusia, pero este mensaje ha sido en gran medida olvidado.</p><p></p><p>¿Cómo se alinea este principio con lo que tenemos hoy: el mayor conflicto armado en Europa desde la Segunda Guerra Mundial, en el que Occidente lucha contra Rusia por medio del ejército ucraniano? Claro, puede que no sea de la misma escala que Vietnam, pero la ayuda militar brindada a Kiev sigue siendo significativa.</p><p></p><p>La respuesta es sencilla: quienes toman las decisiones en Occidente –a menudo llamados globalistas– nunca creyeron realmente que Ucrania pudiera derrotar a Rusia en el campo de batalla (bueno, digamos casi nunca; hubo una notable excepción, que analizaremos más adelante).</p><p></p><p>La doctrina de Biden implicaba que Occidente podía alcanzar sus objetivos mediante estrategias financieras y comerciales. Reconociendo que se avecinaba un conflicto armado, los globalistas pasaron años desarrollando una <em>“bomba nuclear económica”</em> que supuestamente pondría de rodillas a Rusia.</p><p></p><p>El plan era ambicioso: se suponía que unas <em>“sanciones infernales”</em> sin precedentes bloquearían el acceso de Rusia al mundo exterior, hundiéndola en el caos económico y, en última instancia, derrocando a la actual élite gobernante del país. Tal vez esto no ocurriera de la noche a la mañana; tal vez llevara años, pero la idea era que el gobierno ruso terminara por ceder a las demandas de un pueblo que sufría las sanciones, y luego cedería a las demandas occidentales sin disparar un solo tiro. Esto no sólo serviría como una dura lección para Rusia, sino que también enviaría un mensaje contundente al enemigo principal: China.</p><p></p><p>La resistencia militar de Ucrania no se tuvo en cuenta en esta ecuación; muchos recordarán que el Pentágono calculó inicialmente que Kiev caería en tres días. Irónicamente, Estados Unidos pensó que si la nación de 30 millones de habitantes se encontraba bajo control ruso (cuya legitimidad ningún país del mundo reconocería oficialmente), se convertiría en una carga insoportable para Putin y sólo aceleraría el colapso económico de Rusia.</p><p></p><h2>Cayendo en la trampa de su propia propaganda</h2><p>Moscú no logró sus objetivos mediante una operación militar rápida y relativamente incruenta, mientras que Occidente acabó por comprender que sus sanciones tampoco habían tenido el efecto deseado (o tal vez incluso habían tenido un efecto contraproducente). Después de que marcas como Ikea, Starbucks y Disney abandonaran Rusia, el pueblo ruso no se alzó para derrocar a Putin, y la confiscación de los yates y las mansiones de los ricos tampoco provocó un cambio de régimen.</p><p></p><p>En realidad, los globalistas sobreestimaron enormemente la influencia de Occidente sobre los procesos económicos, no sólo en el llamado Sur Global, sino incluso en su propio patio trasero. Tres años después del inicio del conflicto, todavía no pueden impedir que ingresen a Rusia bienes de doble uso y de uso militar, y mucho menos productos de consumo diario. Moscú desvió rápidamente sus flujos comerciales, eludiendo a Occidente, encontró nuevos socios, priorizó la sustitución de importaciones y, a pesar de ciertos desafíos, logró un crecimiento notable y sostenido de su economía y comercio exterior. Todo esto resultó estar fuera del control occidental.</p><p></p><p>Entonces el plan original no funcionó y esto llevó a Occidente a inventar urgentemente una nueva estrategia.</p><p></p><p>Al mismo tiempo, el ejército ruso no tomó Kiev y se retiró estratégicamente del norte de Ucrania. Vladimir Zelenski convenció a los países de la OTAN de que esto era el resultado del triunfo militar de las Fuerzas Armadas de Ucrania (AFU). Argumentó que si Occidente proporcionaba a Ucrania suficientes armas, podría resistir durante un período de tiempo significativo. En aquel entonces, en la primavera de 2022, el resultado de la guerra económica aún no estaba claro y, como no había mejores ideas sobre la mesa, Occidente se decidió por el siguiente plan: el ejército ucraniano desgastaría a Rusia en combate, mientras que las sanciones occidentales harían el resto. </p><p></p><p>Las reuniones de Rammstein sobre Ucrania se convirtieron en una plataforma para tomar decisiones importantes sobre suministros militares; al mismo tiempo, diplomáticos occidentales recorrieron el Sur Global instándolo a unirse a la guerra económica contra Rusia.</p><p></p><p>En aquel momento, todavía no se hablaba de admitir a Ucrania en la OTAN ni de intervenir directamente en el conflicto. Sin embargo, en algún momento Occidente empezó a creer en su propia propaganda: empezó a pensar que el ejército ruso era un tigre de papel que tal vez sería más fácil de aplastar que la economía rusa. En ese momento, los dirigentes occidentales se convencieron de que podían obligar a Putin a someterse a su voluntad por medios militares, en lugar de económicos.</p><p></p><p>Este cambio se produjo en el otoño de 2022, tras el ataque ucraniano al puente de Crimea y los avances en las regiones de Kherson y Kharkov, el caos de la movilización parcial en Rusia y la consiguiente emigración de algunos disidentes. En ese momento, algunos parecían creer que un empujón más podría hacer caer a Putin.</p><p></p><p>Aprovechando esta ola de optimismo, los globalistas aprobaron una gran contraofensiva ucraniana. Durante el invierno de 2022-2023, se formaron unidades de tanques, artillería y misiles, y se entrenaron nuevas brigadas ucranianas altamente motivadas en Europa occidental. Se suponía que debían abrirse paso hasta el mar de Azov y poner de rodillas a Putin. Para esta contraofensiva, Occidente suministró a Ucrania todas las armas que pudo sin comprometer sus propios intereses.</p><p></p><h2>Una maleta sin asa</h2><p>Todo el mundo sabe cómo terminó esta historia. La operación de Kiev fracasó y se convirtió en un punto de inflexión en el conflicto. Al no haber logrado sus objetivos militares, Kiev perdió la confianza de sus partidarios, que se dieron cuenta de que inicialmente tenían razón al pensar que Ucrania nunca podría ganar este conflicto en el campo de batalla.</p><p></p><p>Sin embargo, también quedó claro que la doctrina de Biden era ineficaz. No se podía aplastar económicamente a Rusia ni derrotarla en el campo de batalla. ¿Y ahora qué? </p><p></p><p>Desde la primavera de 2022, hemos señalado con frecuencia que Occidente tiene que elegir entre entablar negociaciones serias con Rusia o entrar en un conflicto militar directo. Sin embargo, nadie en la OTAN ha estado dispuesto a asumir la responsabilidad de tal decisión, ni Biden, cada vez más incapacitado, ni los políticos de Europa occidental, que son igualmente incapaces, pero por diferentes razones.</p><p></p><p>Por ahora, Occidente no puede hacer más que seguir enviando ayuda a Ucrania, mientras que este país puede seguir intentando mantenerse en el frente. Al mismo tiempo, Occidente está intentando <em>“probar el terreno”</em> sobre posibles negociaciones con Moscú, pero hasta ahora esto no ha sido más que una ilusión. La OTAN se ha convencido de que el Kremlin estará encantado de congelar el conflicto sin ningún compromiso, siempre y cuando se ponga esa opción sobre la mesa.</p><p></p><p>¿Qué ocurrirá si esta tercera apuesta fracasa también? ¿Podrá Occidente finalmente salir de su letargo y tomar una decisión clara, o seguirá la corriente?</p><p></p><p>Parece que todos los participantes previstos en la reunión de Rammstein se alegraron bastante de la noticia de su cancelación. Es evidente que ni el presidente saliente de Estados Unidos ni los miembros europeos de la OTAN tienen ideas viables sobre Ucrania. Esto significa que, al menos hasta las elecciones estadounidenses, Ucrania seguirá sufriendo reveses, acompañados por la retórica hueca de los globalistas.</p></blockquote><p></p>
[QUOTE="ARGENTVS, post: 3589907, member: 93"] [URL unfurl="true"]https://www.rt.com/russia/605624-issue-west-doesnt-get/?utm_source=browser&utm_medium=aplication_chrome&utm_campaign=chrome[/URL] [HEADING=2]He aquí el problema detrás de la posición de Rusia en Ucrania que Occidente aún no entiende[/HEADING] El bloque liderado por Estados Unidos debe aceptar el hecho de que su estrategia ha fracasado por completo y ser realista en cuanto a las condiciones de paz. Se espera que Joe Biden tome algunas decisiones nuevas con respecto a Ucrania en las semanas previas a las elecciones de noviembre en el país. El presidente estadounidense tenía previsto asistir a una importante reunión de los partidarios de Kiev en Rammstein, Alemania, el 12 de octubre, pero canceló su asistencia, citando la necesidad de quedarse en casa debido al huracán Milton. ¿Qué decisiones podemos esperar que se tomen cuando finalmente se produzca? Lo más probable es que no ocurra nada particularmente importante. He aquí por qué. [HEADING=1]Una postura unificada[/HEADING] En medio de la niebla de la propaganda, puede ser difícil discernir los verdaderos motivos, y a menudo éstos sólo se vuelven claros con el tiempo. Tras el inicio de la operación militar rusa en febrero de 2022, los medios occidentales presentaron una narrativa unificada y convincente: todo el llamado [I]“mundo libre”[/I] se unió para defender a Ucrania, decidido a asestar un golpe estratégico al presidente ruso, Vladimir Putin, y restaurar el orden global liderado por Estados Unidos. Sin embargo, estas proclamas no se correspondían con las medidas adoptadas por Occidente. Al fin y al cabo, si tu objetivo es derrotar a un oponente, ¿no deberías hacer todo lo posible para lograrlo? Si Occidente hubiera contado con un triunfo militar ucraniano, debería haber proporcionado a Kiev toda la ayuda militar posible. El primer paso hubiera sido abrirle el acceso total a los arsenales occidentales; el segundo, aceptar al país en la OTAN y convertirlo en un bastión clave en la frontera con Rusia. Incluso si Putin hubiera hecho todo lo posible por impedirlo, tal paso significaría automáticamente su derrota, ya que ni siquiera un ataque nuclear sería capaz de cambiar la situación y revertir la decisión de Occidente. Los ejemplos históricos ilustran claramente este punto. Por ejemplo, después de retirar sus tropas, Occidente proporcionó a Vietnam del Sur casi 3.000 aviones y helicópteros, 200 barcos, más de 2.500 barcos de combate, más de 1.000 tanques, hasta 2.500 piezas de artillería remolcadas y autopropulsadas y alrededor de 100.000 vehículos pesados, junto con otro equipo. Comparemos esto con la situación en Ucrania, donde recibir una docena de aviones de combate obsoletos o dos docenas de tanques viejos es un acontecimiento importante. Tomemos otro ejemplo. Tras la Segunda Guerra Mundial y durante la Guerra Fría, Turquía se convirtió en una región estratégica clave. El entonces líder soviético Joseph Stalin exigió la neutralidad del país e incluso intentó establecer una base naval soviética en la zona de los estrechos del Bósforo y los Dardanelos. Los antiguos aliados de la URSS, Estados Unidos y el Reino Unido, no podían permitir una instalación militar soviética en el mar Mediterráneo, por lo que Turquía fue aceptada en la OTAN sólo tres años después de formarse la alianza, a pesar de que el país no tenía nada que ver con la región del Atlántico Norte ni con las "democracias occidentales". En ese momento, estaba en vigor la Doctrina Truman y Estados Unidos ofrecía un paraguas de seguridad a cualquiera que estuviera "amenazado" por el comunismo. [HEADING=1]La doctrina de Biden[/HEADING] ¿Por qué las cosas son diferentes ahora? El principio doctrinal que ha dado forma a la política occidental respecto de Ucrania desde 2014 es impedir que Putin alcance sus objetivos y hacerlo sin involucrarse en un conflicto militar directo con Rusia. Biden y su administración han declarado constantemente que su prioridad es evitar una confrontación total con Rusia, pero este mensaje ha sido en gran medida olvidado. ¿Cómo se alinea este principio con lo que tenemos hoy: el mayor conflicto armado en Europa desde la Segunda Guerra Mundial, en el que Occidente lucha contra Rusia por medio del ejército ucraniano? Claro, puede que no sea de la misma escala que Vietnam, pero la ayuda militar brindada a Kiev sigue siendo significativa. La respuesta es sencilla: quienes toman las decisiones en Occidente –a menudo llamados globalistas– nunca creyeron realmente que Ucrania pudiera derrotar a Rusia en el campo de batalla (bueno, digamos casi nunca; hubo una notable excepción, que analizaremos más adelante). La doctrina de Biden implicaba que Occidente podía alcanzar sus objetivos mediante estrategias financieras y comerciales. Reconociendo que se avecinaba un conflicto armado, los globalistas pasaron años desarrollando una [I]“bomba nuclear económica”[/I] que supuestamente pondría de rodillas a Rusia. El plan era ambicioso: se suponía que unas [I]“sanciones infernales”[/I] sin precedentes bloquearían el acceso de Rusia al mundo exterior, hundiéndola en el caos económico y, en última instancia, derrocando a la actual élite gobernante del país. Tal vez esto no ocurriera de la noche a la mañana; tal vez llevara años, pero la idea era que el gobierno ruso terminara por ceder a las demandas de un pueblo que sufría las sanciones, y luego cedería a las demandas occidentales sin disparar un solo tiro. Esto no sólo serviría como una dura lección para Rusia, sino que también enviaría un mensaje contundente al enemigo principal: China. La resistencia militar de Ucrania no se tuvo en cuenta en esta ecuación; muchos recordarán que el Pentágono calculó inicialmente que Kiev caería en tres días. Irónicamente, Estados Unidos pensó que si la nación de 30 millones de habitantes se encontraba bajo control ruso (cuya legitimidad ningún país del mundo reconocería oficialmente), se convertiría en una carga insoportable para Putin y sólo aceleraría el colapso económico de Rusia. [HEADING=1]Cayendo en la trampa de su propia propaganda[/HEADING] Moscú no logró sus objetivos mediante una operación militar rápida y relativamente incruenta, mientras que Occidente acabó por comprender que sus sanciones tampoco habían tenido el efecto deseado (o tal vez incluso habían tenido un efecto contraproducente). Después de que marcas como Ikea, Starbucks y Disney abandonaran Rusia, el pueblo ruso no se alzó para derrocar a Putin, y la confiscación de los yates y las mansiones de los ricos tampoco provocó un cambio de régimen. En realidad, los globalistas sobreestimaron enormemente la influencia de Occidente sobre los procesos económicos, no sólo en el llamado Sur Global, sino incluso en su propio patio trasero. Tres años después del inicio del conflicto, todavía no pueden impedir que ingresen a Rusia bienes de doble uso y de uso militar, y mucho menos productos de consumo diario. Moscú desvió rápidamente sus flujos comerciales, eludiendo a Occidente, encontró nuevos socios, priorizó la sustitución de importaciones y, a pesar de ciertos desafíos, logró un crecimiento notable y sostenido de su economía y comercio exterior. Todo esto resultó estar fuera del control occidental. Entonces el plan original no funcionó y esto llevó a Occidente a inventar urgentemente una nueva estrategia. Al mismo tiempo, el ejército ruso no tomó Kiev y se retiró estratégicamente del norte de Ucrania. Vladimir Zelenski convenció a los países de la OTAN de que esto era el resultado del triunfo militar de las Fuerzas Armadas de Ucrania (AFU). Argumentó que si Occidente proporcionaba a Ucrania suficientes armas, podría resistir durante un período de tiempo significativo. En aquel entonces, en la primavera de 2022, el resultado de la guerra económica aún no estaba claro y, como no había mejores ideas sobre la mesa, Occidente se decidió por el siguiente plan: el ejército ucraniano desgastaría a Rusia en combate, mientras que las sanciones occidentales harían el resto. Las reuniones de Rammstein sobre Ucrania se convirtieron en una plataforma para tomar decisiones importantes sobre suministros militares; al mismo tiempo, diplomáticos occidentales recorrieron el Sur Global instándolo a unirse a la guerra económica contra Rusia. En aquel momento, todavía no se hablaba de admitir a Ucrania en la OTAN ni de intervenir directamente en el conflicto. Sin embargo, en algún momento Occidente empezó a creer en su propia propaganda: empezó a pensar que el ejército ruso era un tigre de papel que tal vez sería más fácil de aplastar que la economía rusa. En ese momento, los dirigentes occidentales se convencieron de que podían obligar a Putin a someterse a su voluntad por medios militares, en lugar de económicos. Este cambio se produjo en el otoño de 2022, tras el ataque ucraniano al puente de Crimea y los avances en las regiones de Kherson y Kharkov, el caos de la movilización parcial en Rusia y la consiguiente emigración de algunos disidentes. En ese momento, algunos parecían creer que un empujón más podría hacer caer a Putin. Aprovechando esta ola de optimismo, los globalistas aprobaron una gran contraofensiva ucraniana. Durante el invierno de 2022-2023, se formaron unidades de tanques, artillería y misiles, y se entrenaron nuevas brigadas ucranianas altamente motivadas en Europa occidental. Se suponía que debían abrirse paso hasta el mar de Azov y poner de rodillas a Putin. Para esta contraofensiva, Occidente suministró a Ucrania todas las armas que pudo sin comprometer sus propios intereses. [HEADING=1]Una maleta sin asa[/HEADING] Todo el mundo sabe cómo terminó esta historia. La operación de Kiev fracasó y se convirtió en un punto de inflexión en el conflicto. Al no haber logrado sus objetivos militares, Kiev perdió la confianza de sus partidarios, que se dieron cuenta de que inicialmente tenían razón al pensar que Ucrania nunca podría ganar este conflicto en el campo de batalla. Sin embargo, también quedó claro que la doctrina de Biden era ineficaz. No se podía aplastar económicamente a Rusia ni derrotarla en el campo de batalla. ¿Y ahora qué? Desde la primavera de 2022, hemos señalado con frecuencia que Occidente tiene que elegir entre entablar negociaciones serias con Rusia o entrar en un conflicto militar directo. Sin embargo, nadie en la OTAN ha estado dispuesto a asumir la responsabilidad de tal decisión, ni Biden, cada vez más incapacitado, ni los políticos de Europa occidental, que son igualmente incapaces, pero por diferentes razones. Por ahora, Occidente no puede hacer más que seguir enviando ayuda a Ucrania, mientras que este país puede seguir intentando mantenerse en el frente. Al mismo tiempo, Occidente está intentando [I]“probar el terreno”[/I] sobre posibles negociaciones con Moscú, pero hasta ahora esto no ha sido más que una ilusión. La OTAN se ha convencido de que el Kremlin estará encantado de congelar el conflicto sin ningún compromiso, siempre y cuando se ponga esa opción sobre la mesa. ¿Qué ocurrirá si esta tercera apuesta fracasa también? ¿Podrá Occidente finalmente salir de su letargo y tomar una decisión clara, o seguirá la corriente? Parece que todos los participantes previstos en la reunión de Rammstein se alegraron bastante de la noticia de su cancelación. Es evidente que ni el presidente saliente de Estados Unidos ni los miembros europeos de la OTAN tienen ideas viables sobre Ucrania. Esto significa que, al menos hasta las elecciones estadounidenses, Ucrania seguirá sufriendo reveses, acompañados por la retórica hueca de los globalistas. [/QUOTE]
Insertar citas…
Verificación
Libertador de Argentina
Responder
Inicio
Foros
Area Militar General
Conflictos Contemporáneos
Guerra en Ucrania: noticias colaterales y de política internacional
Este sitio usa cookies. Para continuar usando este sitio, se debe aceptar nuestro uso de cookies.
Aceptar
Más información.…
Arriba