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Hace 15 años, Córdoba llegaba al espacio
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<blockquote data-quote="MGB (ex LMGP44)" data-source="post: 1042451" data-attributes="member: 5240"><p><span style="font-size: 22px"><strong><strong>El lanzamiento que no pudimos ver</strong></strong></span></p><p></p><p><span style="font-size: 18px"><strong><span style="font-size: 15px">La niebla fue la peor escenografía posible para quienes presenciamos el despegue. El estruendo del cohete compensó en parte la falta de visión.</span></strong></span></p><p></p><p><span style="font-family: 'Arial Black'">Fuente:</span> <a href="http://www.lavoz.com.ar/ciudadanos/lanzamiento-que-no-pudimos-ver"><u><span style="color: #810081">El lanzamiento que no pudimos ver (LA VOZ DEL INTERIOR)</span></u></a></p><p></p><p>Parados en la precaria tarima de madera que oficiaba de mirador, esperábamos el despegue del cohete que llevaría al espacio al satélite cordobés uSat-1.</p><p></p><p>Era el 29 de agosto de 1996 y estábamos en el cosmódromo de Plesetzk, cerca de Mirny, una localidad ubicada al norte de Moscú que había sido ciudad cerrada durante la Guerra Fría. Un asentamiento militar secreto, en otras palabras.</p><p></p><p>El lugar conservaba los mismos edificios grises y cuadrados de arquitectura soviética de la época en la que sólo era habitada por militares. Las calles embarradas y las cañerías de gas y agua exteriores a las construcciones contribuían a dar un aspecto sombrío a todo el conjunto.</p><p></p><p>Habíamos hecho 13.500 kilómetros en avión para ir desde Córdoba a Moscú y 800 kilómetros más en un tren lentísimo hasta Mirny para presenciar el momento histórico: el del lanzamiento, por primera vez, de un satélite íntegramente fabricado en Argentina, el uSat-1, bautizado ese mismo día con el nombre de “Víctor”, en homenaje a Víctor Aruani, un ingeniero que participó del proyecto pero falleció antes de que fuera finalizado.</p><p></p><p>Para ver el lanzamiento nos habían llevado primero a la plataforma donde estaba el cohete Molnya (rayo, en ruso) y luego al observatorio, un lugar ubicado a unos 600 metros de la base de lanzamiento. Parecía ser un descampado en el medio de un bosque, donde se encontraba el mirador.</p><p></p><p>Había mucha humedad a las 9 de la mañana. Hacía frío pero no estaba helado. Una niebla cerrada amenazaba con frustrar nuestras expectativas de ver el despegue del cohete. En realidad, apenas se podían divisar algunos árboles cercanos. Metros más allá era como una pared; no se podía ver nada.</p><p></p><p>La comitiva estaba presidida por el entonces gobernador de Córdoba, Ramón Bautista Mestre. Con él estaban Jorge Pérez, ministro de Educación, y Marcelo Rubio, secretario de Ciencia y Tecnología. Pero los más interesados por el momento que estábamos viviendo, además de los periodistas presentes, eran sin duda los seis ingenieros del Instituto Universitario Aeronáutico que habían fabricado el uSat-1. El grupo estaba encabezado por los dos directores del proyecto, Hugo Brito y Luis Murgio. Todos compartían la tarima (similar a los quioscos que venden choripanes en el Parque Sarmiento, pero de madera). También estaba la traductora, que había viajado desde Buenos Aires, y que descubrió que un militar que acompañaba al grupo y que supuestamente no entendía castellano lo hablaba perfectamente.</p><p></p><p>Los periodistas de radio (Jorge Cuadrado, Arturo Miguel Heredia y Raúl Viarruel) habían tenido que decidir con una moneda quién hablaba primero por la única línea telefónica que había en esa tarima-quiosco. La noche anterior habían corrido una carrera (literalmente) para llegar primero a la única línea disponible para transmitir a sus respectivas radios.</p><p></p><p>Los demás podíamos darnos el lujo de mirar atentamente para después escribir. Mirar la niebla, que no se disipaba con el paso de los minutos.</p><p></p><p>Finalmente ocurrió. Un estruendo similar a una explosión que se prolonga en el tiempo nos aturdió y el piso empezó a temblar. Como no se veía nada y nos habían dicho que años antes un cohete había caído sobre la tarima en la que estábamos y había matado a una decena de visitantes, temimos lo peor. Nos mirábamos entre nosotros pensando: “Se nos viene encima”.</p><p></p><p>Pero rápidamente el ruido pasó y el temblor también. La risa provocada por la imaginación de un colega que creyó ver a través de la niebla los colores verdes y rojos del cohete distendió el ambiente.</p><p></p><p>Nueve minutos después, el Víctor estaba en órbita.</p><p><span style="color: rgb(204,204,204)"><span style="font-size: 10px">--- merged: Aug 31, 2011 11:41 AM ---</span></span></p><p>Viernes 30 de agosto de 1996 | <strong>Publicado en edición impresa</strong></p><p></p><p><span style="font-size: 22px"><strong>Ya orbita la Tierra el satélite fabricado en Córdoba</strong></span></p><p></p><p><strong>Victor: así fue bautizado en el espacio; la experiencia incorpora a la Argentina al selecto grupo de países que construyen satélites.</strong></p><p></p><p><strong>Fuente: </strong><a href="http://www.lanacion.com.ar/172658-ya-orbita-la-tierra-el-satelite-fabricado-en-cordoba">http://www.lanacion.com.ar/172658-ya-orbita-la-tierra-el-satelite-fabricado-en-cordoba</a></p><p></p><p><strong>CORDOBA</strong>.- "Hi, Hi, uSAT", es la identificación que desde hace un día transmite a la Tierra el primer satélite totalmente desarrollado y construído en la Argentina, que fué exitosamente puesto en órbita por un cohete lanzado desde Rusia. Las señales en código Morse, recibidas en el Centro de Control del Instituto Universitario Aeronáutico de la ciudad de Córdoba, son la comprobación eficiente de que el artefacto está rotando en torno del planeta.</p><p></p><p>La Argentina se incorpora así a un exclusivo grupo de no más de 15 países en el mundo que construyen y colocan en el espacio sus satélites.</p><p></p><p>Para los 25 técnicos que estuvieron empeñados en el proyecto, la entrada en órbita del pequeño "paralelepípedo" de 43 centímetros de alto y 34 de ancho, "es la concreción de un sueño", como le dijo a La Nación el ingeniero Marcelo Zapico.</p><p></p><p>El grupo de la base cordobesa comandado por ese profesional estuvo sumamente atareado durante la tarde porque debieron aprovechar las tres pasadas sobre territorio argentino, a las 14,2, las 16 y a las 17,40.</p><p></p><p>Tras haber establecido contacto, viene ahora una serie de ajustes y pruebas para que el satélite comience a ser utilizado.</p><p></p><p><span style="font-size: 18px"><strong>Los usos del satélite </strong></span></p><p></p><p>Estos tienen que ver con el monitoreo de distintos rubros o situaciones. Por caso, determinación de superficies sembradas y plagas, chequeo catastral de áreas urbanas, detección de catástrofes -inundaciones, incendios forestales-, relevamiento de recursos geológicos y comunicaciones punto a punto para sistemas educativos o empresariales. El "uSAT 1" entró en órbita a las 2,31 de ayer, 9 minutos después del lanzamiento en Plesetsk. Pero la noticia más esperada se produjo a las 3,30 de la madrugada cordobesa, cuando la antena receptora captó los "bip-bip" clásicos del código Morse que transmitieron la identificación del satélite. Los primeros en escucharla en la caseta de seguimiento fueron Hugo Passini, Axel Sauer, y Carlos Fenosi. Todo el grupo estalló en un sonoro festejo, al comprobar que el satélite "estaba vivo" .</p><p>Para entonces, el artefacto había sido bautizado con el nombre de Víctor en homenaje al ingeniero Víctor Aruani, integrante del equipo, fallecido hace un año y medio.</p><p></p><p>El lanzamiento en el cosmódromo ruso fué presenciado por el gobernador de Córdoba, Ramón Mestre, quién unas horas después, ya en Moscú, mantuvo una conversación telefónica con el Presidente Carlos Menem, quién le solicitó que felicitara a los técnicos que participaron en la experiencia, anticipando también que el gobierno nacional apoyará la continuidad de la iniciativa. .</p><p></p><p>Juan Carlos Vaca</p></blockquote><p></p>
[QUOTE="MGB (ex LMGP44), post: 1042451, member: 5240"] [SIZE=6][B][B]El lanzamiento que no pudimos ver[/B][/B][/SIZE] [SIZE=5][B][SIZE=4]La niebla fue la peor escenografía posible para quienes presenciamos el despegue. El estruendo del cohete compensó en parte la falta de visión.[/SIZE][/B][/SIZE] [FONT=Arial Black]Fuente:[/FONT] [URL='http://www.lavoz.com.ar/ciudadanos/lanzamiento-que-no-pudimos-ver'][U][COLOR=#810081]El lanzamiento que no pudimos ver (LA VOZ DEL INTERIOR)[/COLOR][/U][/URL] Parados en la precaria tarima de madera que oficiaba de mirador, esperábamos el despegue del cohete que llevaría al espacio al satélite cordobés uSat-1. Era el 29 de agosto de 1996 y estábamos en el cosmódromo de Plesetzk, cerca de Mirny, una localidad ubicada al norte de Moscú que había sido ciudad cerrada durante la Guerra Fría. Un asentamiento militar secreto, en otras palabras. El lugar conservaba los mismos edificios grises y cuadrados de arquitectura soviética de la época en la que sólo era habitada por militares. Las calles embarradas y las cañerías de gas y agua exteriores a las construcciones contribuían a dar un aspecto sombrío a todo el conjunto. Habíamos hecho 13.500 kilómetros en avión para ir desde Córdoba a Moscú y 800 kilómetros más en un tren lentísimo hasta Mirny para presenciar el momento histórico: el del lanzamiento, por primera vez, de un satélite íntegramente fabricado en Argentina, el uSat-1, bautizado ese mismo día con el nombre de “Víctor”, en homenaje a Víctor Aruani, un ingeniero que participó del proyecto pero falleció antes de que fuera finalizado. Para ver el lanzamiento nos habían llevado primero a la plataforma donde estaba el cohete Molnya (rayo, en ruso) y luego al observatorio, un lugar ubicado a unos 600 metros de la base de lanzamiento. Parecía ser un descampado en el medio de un bosque, donde se encontraba el mirador. Había mucha humedad a las 9 de la mañana. Hacía frío pero no estaba helado. Una niebla cerrada amenazaba con frustrar nuestras expectativas de ver el despegue del cohete. En realidad, apenas se podían divisar algunos árboles cercanos. Metros más allá era como una pared; no se podía ver nada. La comitiva estaba presidida por el entonces gobernador de Córdoba, Ramón Bautista Mestre. Con él estaban Jorge Pérez, ministro de Educación, y Marcelo Rubio, secretario de Ciencia y Tecnología. Pero los más interesados por el momento que estábamos viviendo, además de los periodistas presentes, eran sin duda los seis ingenieros del Instituto Universitario Aeronáutico que habían fabricado el uSat-1. El grupo estaba encabezado por los dos directores del proyecto, Hugo Brito y Luis Murgio. Todos compartían la tarima (similar a los quioscos que venden choripanes en el Parque Sarmiento, pero de madera). También estaba la traductora, que había viajado desde Buenos Aires, y que descubrió que un militar que acompañaba al grupo y que supuestamente no entendía castellano lo hablaba perfectamente. Los periodistas de radio (Jorge Cuadrado, Arturo Miguel Heredia y Raúl Viarruel) habían tenido que decidir con una moneda quién hablaba primero por la única línea telefónica que había en esa tarima-quiosco. La noche anterior habían corrido una carrera (literalmente) para llegar primero a la única línea disponible para transmitir a sus respectivas radios. Los demás podíamos darnos el lujo de mirar atentamente para después escribir. Mirar la niebla, que no se disipaba con el paso de los minutos. Finalmente ocurrió. Un estruendo similar a una explosión que se prolonga en el tiempo nos aturdió y el piso empezó a temblar. Como no se veía nada y nos habían dicho que años antes un cohete había caído sobre la tarima en la que estábamos y había matado a una decena de visitantes, temimos lo peor. Nos mirábamos entre nosotros pensando: “Se nos viene encima”. Pero rápidamente el ruido pasó y el temblor también. La risa provocada por la imaginación de un colega que creyó ver a través de la niebla los colores verdes y rojos del cohete distendió el ambiente. Nueve minutos después, el Víctor estaba en órbita. [COLOR=rgb(204,204,204)][SIZE=2]--- merged: Aug 31, 2011 11:41 AM ---[/SIZE][/COLOR] Viernes 30 de agosto de 1996 | [B]Publicado en edición impresa[/B] [SIZE=6][B]Ya orbita la Tierra el satélite fabricado en Córdoba[/B][/SIZE] [B]Victor: así fue bautizado en el espacio; la experiencia incorpora a la Argentina al selecto grupo de países que construyen satélites.[/B] [B]Fuente: [/B][URL]http://www.lanacion.com.ar/172658-ya-orbita-la-tierra-el-satelite-fabricado-en-cordoba[/URL] [B]CORDOBA[/B].- "Hi, Hi, uSAT", es la identificación que desde hace un día transmite a la Tierra el primer satélite totalmente desarrollado y construído en la Argentina, que fué exitosamente puesto en órbita por un cohete lanzado desde Rusia. Las señales en código Morse, recibidas en el Centro de Control del Instituto Universitario Aeronáutico de la ciudad de Córdoba, son la comprobación eficiente de que el artefacto está rotando en torno del planeta. La Argentina se incorpora así a un exclusivo grupo de no más de 15 países en el mundo que construyen y colocan en el espacio sus satélites. Para los 25 técnicos que estuvieron empeñados en el proyecto, la entrada en órbita del pequeño "paralelepípedo" de 43 centímetros de alto y 34 de ancho, "es la concreción de un sueño", como le dijo a La Nación el ingeniero Marcelo Zapico. El grupo de la base cordobesa comandado por ese profesional estuvo sumamente atareado durante la tarde porque debieron aprovechar las tres pasadas sobre territorio argentino, a las 14,2, las 16 y a las 17,40. Tras haber establecido contacto, viene ahora una serie de ajustes y pruebas para que el satélite comience a ser utilizado. [SIZE=5][B]Los usos del satélite [/B][/SIZE] Estos tienen que ver con el monitoreo de distintos rubros o situaciones. Por caso, determinación de superficies sembradas y plagas, chequeo catastral de áreas urbanas, detección de catástrofes -inundaciones, incendios forestales-, relevamiento de recursos geológicos y comunicaciones punto a punto para sistemas educativos o empresariales. El "uSAT 1" entró en órbita a las 2,31 de ayer, 9 minutos después del lanzamiento en Plesetsk. Pero la noticia más esperada se produjo a las 3,30 de la madrugada cordobesa, cuando la antena receptora captó los "bip-bip" clásicos del código Morse que transmitieron la identificación del satélite. Los primeros en escucharla en la caseta de seguimiento fueron Hugo Passini, Axel Sauer, y Carlos Fenosi. Todo el grupo estalló en un sonoro festejo, al comprobar que el satélite "estaba vivo" . Para entonces, el artefacto había sido bautizado con el nombre de Víctor en homenaje al ingeniero Víctor Aruani, integrante del equipo, fallecido hace un año y medio. El lanzamiento en el cosmódromo ruso fué presenciado por el gobernador de Córdoba, Ramón Mestre, quién unas horas después, ya en Moscú, mantuvo una conversación telefónica con el Presidente Carlos Menem, quién le solicitó que felicitara a los técnicos que participaron en la experiencia, anticipando también que el gobierno nacional apoyará la continuidad de la iniciativa. . Juan Carlos Vaca [/QUOTE]
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