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Historia Militar
Historia de la flota de superficie alemana en la II WW
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<blockquote data-quote="Pavía" data-source="post: 853674" data-attributes="member: 10030"><p>Pavía desde su base operacional de Ciaño. </p><p></p><p>9.- LA BATALLA DE NORUEGA: UN COMIENZO IMPREVISTO</p><p></p><p>Madrugada de 8 de abril el destructor británico Glowworm navega entre grandes olas escoltando al Renown Un inesperado golpe de mar lanza a uno de sus hombres por la borda. Las alarmas del buque se encienden, y después de avisar con señales luminosas, detiene su rumbo para buscar al hijo perdido, cual si fuera un ballenero de sempiterna novela.</p><p>La labor le lleva demasiado tiempo, así que cuando trata de volver a su posición la labor es imposible. Entre las altas olas, que amenazan con tragarse el pequeño casco del destructor, no se ve rastro de su formación de combate. G. Broadmead Roope, capitán de corbeta al mando de destructor, desiste de forzar las máquinas al quedar varias veces con las hélices fuera del agua y dar unos peligrosos bandazos su navio. Hay noches para correr y noches para andar. Modera a unos 18-20 nudos y sigue singladura.</p><p>Por su parte catorce destructores alemanes, por tanto a cazadores de montaña austriacos, avanzan todo lo rápido que les permiten las aviesas condiciones del mar camino de Narvik. Tienen un horario que cumplir sino no quieren que las baterías de 210 mm que defiende el puente se encuentran esperándoles con las bocas cargadas y los servidores con el dedo en el gatillo. Es más que posible que la gran mayoría de los soldados austriacos sea la primera vez que se enfrentan a la mar, y muchos de ellos están deseando que sea la última. Los alemanes también han perdido varios marineros por la borda, pero hay órdenes estrictas que cumplir y son abandonados a su suerte, descender al frío fondo del océano, donde sus huesos descansarán hasta que el mundo cambie.</p><p>Las inevitables averías surgen en estas extremas condiciones, y dos de los destructores alemanes se han quedado atrás, más hijos perdidos en la noche. Son precisamente estos dos buques quienes se tropiezan al oeste de Trondheim con el Glowworm, que navega con un retraso de unas 150 millas respecto a su grupo de combate original. El británico, tras preguntar por la identidad de los buques, hace fuego al no encontrar respuesta. El primero de los destructores alemanes, cargados de soldados, opta por evitar el combate, mientras el segundo, que navega más al sur, entabla combate solicitando de paso ayuda al almirante Lütjens.</p><p>El destructor británico hace lo propio y el almirante Forbes destaca el Repulse, al crucero Penélope y cuatro destructores a toda la velocidad posible… pero se hayan a más de 300 millas, siendo enviados por tanto a una misión inútil. También el Renown y su grupo empiezan a virar hacia al sur para ayudar a los canmaradas, pero los británicos empiezan a comprender que realmente un grupo alemán debe ir camino de Narvik, por lo que reciben orden de unirse al oeste de Bödo con ocho destructores que estaban en labores de minado.</p><p>Los alemanes, por su parte, destacan al Hipper. El gran crucero alemán invirtió rumbo y forzó máquinas. En tan solo una hora sus serviolas descubren al solitario destructor británico, que mantiene un esporádico encuentro con su contraparte alemana. Las piezas de 203 mm del ADmiral Hipper dan un nueva dimensión a la batalla que se libra. </p><p>El destructor inglés, enzarzado en un combate superior a sus fuerzas, no va a poder librarse de sus adversarios, así que hace honor a toda la alrga tradición marinera de su país. Con un valor digno de tal tradición lanza sus torpedos contra el crucero pesado alemán, recibiendo dos graves impactos casi de inmediato. Los británicos lanzan una cortina de humo y se esconden en ella. Los alemanes no van a dejar escapar a la presa, así que tal vez imprudentemente el Hipper se mete de lleno en la bruma artificial para darse casi de bruces contra el pequeño buque británico. </p><p>El capitán Broadmead Roope, sin torpedos, viendo perdido su buque, asume su responsabilidad en la guerra, y ordena lanzar su que a toda máquina disparando armas contra el poderoso navío alemán. Una carrera suicida en busca de un postrer abordaje que deje tocados a los alemanes. 1.345 Tn por parte británica, 14.260 por parte alemana.</p><p>En una maniobra digna del mejor piloto los británicos evitan la proa alemana y aciertan, casi en vuelta encontrada, contra el crucero. El sonido de las planchas al quebrase es estremecedor. Han acertado por debajo de la parte blindada, y más de 40 metros de abertura abren el casco alemán.</p><p>Pero los británicos pagan un gran precio, totalmente destrozado por la colisión el pequeño pero valiente destructor se va rápidamente al fondo, y solo 40 de los 145 hombres de su tripulación son rescatados, entre ellos no se cuenta su valiente capitán Roope.</p><p>Pero el crucero alemán también está muy tocado, embarcando 530 Tn de agua, perdiendo siete tanques de petróleo, con una escora aproximada de 5º a estribor.</p><p></p><p>Como anécdota decir que la bizarra actuación del destructor británico solo sería conocida después de la guerra, siendo concedida la Cruz Victoria a título póstumo a su capitán Broadmead Roope.</p><p></p><p>Sin más se despide Pavía desde Asturias</p></blockquote><p></p>
[QUOTE="Pavía, post: 853674, member: 10030"] Pavía desde su base operacional de Ciaño. 9.- LA BATALLA DE NORUEGA: UN COMIENZO IMPREVISTO Madrugada de 8 de abril el destructor británico Glowworm navega entre grandes olas escoltando al Renown Un inesperado golpe de mar lanza a uno de sus hombres por la borda. Las alarmas del buque se encienden, y después de avisar con señales luminosas, detiene su rumbo para buscar al hijo perdido, cual si fuera un ballenero de sempiterna novela. La labor le lleva demasiado tiempo, así que cuando trata de volver a su posición la labor es imposible. Entre las altas olas, que amenazan con tragarse el pequeño casco del destructor, no se ve rastro de su formación de combate. G. Broadmead Roope, capitán de corbeta al mando de destructor, desiste de forzar las máquinas al quedar varias veces con las hélices fuera del agua y dar unos peligrosos bandazos su navio. Hay noches para correr y noches para andar. Modera a unos 18-20 nudos y sigue singladura. Por su parte catorce destructores alemanes, por tanto a cazadores de montaña austriacos, avanzan todo lo rápido que les permiten las aviesas condiciones del mar camino de Narvik. Tienen un horario que cumplir sino no quieren que las baterías de 210 mm que defiende el puente se encuentran esperándoles con las bocas cargadas y los servidores con el dedo en el gatillo. Es más que posible que la gran mayoría de los soldados austriacos sea la primera vez que se enfrentan a la mar, y muchos de ellos están deseando que sea la última. Los alemanes también han perdido varios marineros por la borda, pero hay órdenes estrictas que cumplir y son abandonados a su suerte, descender al frío fondo del océano, donde sus huesos descansarán hasta que el mundo cambie. Las inevitables averías surgen en estas extremas condiciones, y dos de los destructores alemanes se han quedado atrás, más hijos perdidos en la noche. Son precisamente estos dos buques quienes se tropiezan al oeste de Trondheim con el Glowworm, que navega con un retraso de unas 150 millas respecto a su grupo de combate original. El británico, tras preguntar por la identidad de los buques, hace fuego al no encontrar respuesta. El primero de los destructores alemanes, cargados de soldados, opta por evitar el combate, mientras el segundo, que navega más al sur, entabla combate solicitando de paso ayuda al almirante Lütjens. El destructor británico hace lo propio y el almirante Forbes destaca el Repulse, al crucero Penélope y cuatro destructores a toda la velocidad posible… pero se hayan a más de 300 millas, siendo enviados por tanto a una misión inútil. También el Renown y su grupo empiezan a virar hacia al sur para ayudar a los canmaradas, pero los británicos empiezan a comprender que realmente un grupo alemán debe ir camino de Narvik, por lo que reciben orden de unirse al oeste de Bödo con ocho destructores que estaban en labores de minado. Los alemanes, por su parte, destacan al Hipper. El gran crucero alemán invirtió rumbo y forzó máquinas. En tan solo una hora sus serviolas descubren al solitario destructor británico, que mantiene un esporádico encuentro con su contraparte alemana. Las piezas de 203 mm del ADmiral Hipper dan un nueva dimensión a la batalla que se libra. El destructor inglés, enzarzado en un combate superior a sus fuerzas, no va a poder librarse de sus adversarios, así que hace honor a toda la alrga tradición marinera de su país. Con un valor digno de tal tradición lanza sus torpedos contra el crucero pesado alemán, recibiendo dos graves impactos casi de inmediato. Los británicos lanzan una cortina de humo y se esconden en ella. Los alemanes no van a dejar escapar a la presa, así que tal vez imprudentemente el Hipper se mete de lleno en la bruma artificial para darse casi de bruces contra el pequeño buque británico. El capitán Broadmead Roope, sin torpedos, viendo perdido su buque, asume su responsabilidad en la guerra, y ordena lanzar su que a toda máquina disparando armas contra el poderoso navío alemán. Una carrera suicida en busca de un postrer abordaje que deje tocados a los alemanes. 1.345 Tn por parte británica, 14.260 por parte alemana. En una maniobra digna del mejor piloto los británicos evitan la proa alemana y aciertan, casi en vuelta encontrada, contra el crucero. El sonido de las planchas al quebrase es estremecedor. Han acertado por debajo de la parte blindada, y más de 40 metros de abertura abren el casco alemán. Pero los británicos pagan un gran precio, totalmente destrozado por la colisión el pequeño pero valiente destructor se va rápidamente al fondo, y solo 40 de los 145 hombres de su tripulación son rescatados, entre ellos no se cuenta su valiente capitán Roope. Pero el crucero alemán también está muy tocado, embarcando 530 Tn de agua, perdiendo siete tanques de petróleo, con una escora aproximada de 5º a estribor. Como anécdota decir que la bizarra actuación del destructor británico solo sería conocida después de la guerra, siendo concedida la Cruz Victoria a título póstumo a su capitán Broadmead Roope. Sin más se despide Pavía desde Asturias [/QUOTE]
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