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<blockquote data-quote="YETED61" data-source="post: 862226" data-attributes="member: 9528"><p><strong>Cuarta Parte</strong></p><p></p><p><span style="font-size: 12px"><strong>Campos de concentración y trabajo</strong></span></p><p>El 9 de marzo de 1933, pocas semanas después de haber asumido Hitler el poder, comenzaron en Alemania desmanes antijudíos organizados. Unas dos semanas más tarde comenzó a funcionar el primer campo de concentración: Dachau, en las cercanías de Munich. En él fueron encerrados judíos, comunistas, socialistas y liberales alemanes, o sea todo áquel que era considerado enemigo de régimen.</p><p>La Alemania nazi se aprovechó de la mano de obra de los pueblos conquistados poco después de la ocupación de sus países. Más de catorce millones de personas fueron llevadas por la fuerza a trabajar en Alemania y a ellos se debe agregar dos millones y medio de prisioneros de guerra.</p><p>Judíos fueron convertidos en esclavos recluidos en la extensa red de campos de trabajos forzados extendida a lo largo y ancho de la Europa ocupada: en el mismo Reich, en occidente y especialmente en Europa oriental. La "Oficina Principal de Economía y Administración" de las SS definió la nueva meta: el aprovechamiento de la fuerza laboral de los prisioneros de los campos de concentración, que serían trasladados a centenares de campos de trabajo para ser utilizados por la maquinaria de guerra alemana.</p><p>La meta de exterminio del pueblo judío sería completada por medio del trabajo forzoso inmisericorde - "exterminio por medio del trabajo". Ese fue el compromiso pactado entre los que abogaban por el exterminio inmediato y los que querían aprovechar la mano de obra judía al máximo.</p><p>Los judíos trabajaron en granjas agrícolas, en la reparación de caminos, en la tala de bosques y especialmente en establecimientos industriales y de fabricación de municiones. También grandes emporios industriales y empresas privadas se aprovecharon sin vacilación alguna del trabajo de los prisioneros judíos, que eran constantemente maltratados por sus superiores y sus magras raciones frecuentemente reducidas. Carentes de medicinas y víctimas del maltrato y del hambre, más de medio millón de judíos perecieron en los campos de trabajo.</p><p>A pesar de los reveses militares y la victoria inminente de los Aliados, los campos siguieron existiendo hasta la caída del Tercer Reich y el fin de la guerra. En los campos de concentración se encontraban en ese momento la mayoría de los supervivientes judíos de Europa, fuera de aquellos que se habían ocultado bajo una identidad “aria” aparente, en los bosques u otro escondite, o habían huido a territorios soviéticos, o vivían que en países libres.</p><p></p><p><strong>Combate y salvación</strong></p><p>Judíos se sublevaron en los guetos y los campos, huyeron e hicieron huir a otros de los pueblos y los guetos a los bosques para luchar como partisanos. Se ocultaron en forma individual y en grupos en todo tipo de escondrijos. Mientras tanto los Aliados se contentaron con emitir condenas verbales sin llevar a cabo ningún tipo de acción militar para interrumpir o demorar los asesinatos masivos.</p><p>Paralelamente, decenas de miles de no judíos arriesgaron sus vidas para salvar judíos de las garras nazis. Muchos pagaron con sus vidas por esos actos de altruísmo.</p><p></p><p><strong>Oposición y rebeliones judías</strong></p><p>Los rumores acerca del asesinato en masa de judíos se propagaron por los guetos, pero la mayoría de la gente no estaba en condiciones de asimilar las terribles noticias – que eran de por sí vagas y confusas – siendo que reflejaban una realidad sobre la que no existía precedente alguno.</p><p>Sin embargo información confiable llegaba a los miembros de los movimientos clandestinos por medio de correos y gente de enlace de fuera de los guetos, y la que se iba acumulando permitió comprender que se estaba frente a un crimen horrendo y sistemático sin precedentes en la historia de la humanidad.</p><p>Esa comprensión hincó raíces en la conciencia de los miembros de los movimientos clandestinos, aunque sólo después que se llevaron a cabo acciones concretas de deportación de los guetos comenzaron éstos a organizarse para la lucha armada.</p><p>La lucha defensiva se realizó en tres frentes diferentes: rebeliones en los campos y los guetos; fugas y contrabando de judíos de los pueblos y los guetos a los bosques para incorporarse a unidades de partisanos; ocultamiento de personas en todo tipo de escondites; rescate de grupos enteros y salvamento de niños.</p><p>A pesar de la trágicas circunstancias en que se desarrolló la existencia de los judíos en los distintos países, fueron muchos los actos de oposición y lucha armada bajo el régimen de ocupación nazi. Durante esa época hubo manifestaciones admirables de ayuda mutua, de lucha por la supervivencia, autosacrificio y defensa activa. En algunos guetos activaban organizaciones clandestinas que abarcaban todos los aspectos del quehacer humano. En las zonas ocupadas realizaban actividades ilegales la mayoría de las organizaciones juveniles y los partidos que existían antes de la guerra. Los movimientos juveniles continuaron educando a los jóvenes a superarse moralmente y a reforzar el vínculo con la Tierra de Israel. En algunos lugares se establecieron granjas de entrenamiento bajo el embozo de actividades productivas.</p><p>La amplia prensa clandestina no cesó de informar sobre lo que ocurría en los frentes de guerra, llamó a la resistencia contra el opresor nazi y a la unión y responsabilidad colectiva.</p><p>Los judíos actuaron conspicuamente en la resistencia francesa y belga y tuvieron un lugar destacado en la rebelión eslovaca que estalló a mediados de 1944. Judíos escapados a las montañas de Yugoslavia se incorporaron en su mayoría al ejército partisano de Tito. Decenas de miles de judíos llegaron a los bosques de Bielorrusia y Ucrania, se contaron entre los fundadores de unidades de partisanos y se destacaron en la lucha en grupos propios o en formaciones mixtas con no – judíos.</p><p>En las zonas de bosques densos se establecieron campamentos familiares de judíos no - combatientes, que fueron ayudados y protegidos por partisanos judíos.</p><p>También en los campos de exterminio estallaron rebeliones. En Treblinka se produjo un motín en agosto de 1943. Tres grupos de prisioneros que eran obligados a trabajar en la cremación de los cadáveres de las víctimas y la clasificación de las posesiones que habían trado, liquidaron a algunos oficiales y guardias, se apoderaron del depósito de armas e incendiaron las cámaras de gas y las barracas del campo. La rebelión puso fin al exterminio en Treblinka.</p><p>También en Sobibor se rebelaron prisioneros y algunos lograron escapar. Un grupo de prisioneros del Sonderkommando hizo estallar una de las instalaciones de exterminio en Auschwitz – Birkenau.</p><p></p><p><strong>La rebelión y el fin del gueto de Varsovia</strong></p><p>El 22 de julio de 1942, vísperas del 9 de Av, el día en el que se conmemora la destrucción del Templo de Jerusalén, los alemanes iniciaron la deportación de los judíos del gueto de Varsovia. Esta aktion se prolongó hasta el 21 de setiembre y en su transcurso fueron expulsadas al campo de exterminio de Treblinka 265.000 personas. Los primeros en ser enviados fueron los refugiados, los enfermos y los sin techo. Por órdenes de las autoridades alemanas se bloquearon calles, los habitantes fueron sacados por la fuerza de sus casas por la policía del gueto y obligados a dirigirse a la "plaza de despacho", el Umschlagplatz. Allí fueron brutalmente introducidos y hacinados en vagones de carga de un tren que estaba esperando. Luego de los primeros diez días – cuando los judíos dejaron de ser seducidos por una hogaza de pan - los alemanes intensificaron el terror en el gueto y el número de las personas asesinadas en la calle aumentó.</p><p>Antes y durante las deportaciones se habían hecho algunos intentos fútiles de organizar una resistencia armada - principalmente por un grupo compuesto por miembros de tres movimientos juveniles sionistas y apodado "Organización Judía Combatiente" (Z.O.B.). En marzo los alemanes lograron capturar y ejecutar a líderes centrales de la resistencia, y esta quedó prácticamente desarticulada.</p><p>Al finalizar las expulsiones a Treblinka quedaron en el gueto entre 55.000 y 60.000 judíos que fueron concentrados en algunos bloques de edificios. De esta forma la superficie del gueto fue reducida significativamente.</p><p>Entre los sobrevivientes, la mayoría de ellos jóvenes, cundió una sensación de orfandad y toma de conciencia. Muchos se culpaban de no haber ofrecido resistencia y permitido la deportación de sus familias. Tenían también en claro que su suerte iba a ser semejante. En octubre de 1943, luego de intensas negociaciones, se logró restablecer un marco de resistencia armada, con Mordejai Anielewicz como comandante. A la Organización Judía Combatiente se sumaron otros movimientos juveniles, a excepción de "Beitar", que formó su propio cuerpo de combate llamado "Unión Militar Judía" (Z.Z.W.).</p><p>El 18 de enero de 1943 los alemanes iniciaron una nueva aktion. Los dirigentes de la resistencia supusieron que esta era la operación de liquidación definitiva del gueto y se opusieron por la fuerza. Consecuentemente, después de que algunos miles de judíos fueron sacados del gueto, los alemanes interrumpieron el operativo. A consecuencia de ello los miembros de la resistencia y los habitantes del gueto infirieron que esto ocurrió por causa de la oposición armada (a pesar de no haber sido ese el motivo real). De aquí en más comenzó a organizarse la resistencia colectiva.</p><p>El 19 de abril de 1943 comenzó la acción final de aniquilación del gueto. Ese mismo día comenzó la rebelión liderada por Mordejai Anielewicz, comandante de la Organización Judía Combatiente.</p><p>A pesar de saber de la existencia del movimiente clandestino de oposición, los alemanes fueron sorprendidos por la fiereza de la lucha y por el hecho de que todos los habitantes del gueto participaban en la rebelión, escondiéndose en búnkeres, sótanos y áticos previamente preparados. Las posiciones de los combatientes estaban situadas en distintos lugares del gueto, mientras que las de la Unión Militar Judía estaban concentradas en la plaza Muranow, donde trataban de impedir los intentos de los alemanes de irrumpir adentro del gueto. Al arreciar la lucha y ante la dificultad de obligar a los judíos a abandonar sus escondites, los alemanes comenzaron a incendiar los edificios en forma sistemática convirtiendo al gueto en una trampa ardiente. La oposición se prolongó cerca de un mes hasta que los alemanes lograron reprimir la lucha.</p><p>Ésta fue la primer rebelión popular realizada en un ámbito urbano en la Europa ocupada por los nazis.</p><p>La rebelión del gueto de Varsovia sirvió de ejemplo para otros guetos y campos. Los levantamientos realizados en otros lugares fueron de menor envergadura por el aislamiento, la carencia de armas y la hostilidad del medio.</p><p></p><p><strong>Rescate de judíos durante el Holocausto</strong></p><p>En la época del Holocausto llegó a su más acabada expresión la máxima "amarás a tu prójimo como a tí mismo".</p><p>En circunstancias en que cada persona se hallaba inmersa en una lucha diaria por la supervivencia y en que la violencia era la norma imperante, hubo no pocos individuos judíos que pusieron en práctica la máxima mencionada de forma que despierta admiración.</p><p>Los salvadores judíos arriesgaron sus vidas para rescatar a otros judíos, familiares y extraños. En muchas ocasiones renunciaron a las posibilidades de huir para ocuparse de su prójimo.</p><p>Asimismo decenas de miles de gentiles se pusieron en peligro mortal para rescatar judíos de las garras nazis y muchos perdieron sus vidas en el intento. La amenaza nazi y la hostilidad del entorno no fueron obstáculo para ellos: alojaron judíos en sus hogares, ocultaron familias enteras, y se preocuparon de su sustento, establecieron redes clandestinas de fuga a países neutrales y reforzaron en los perseguidos la fe de que el amor al prójimo y la solidaridad humana son más fuertes que la adoctrinación de los régimenes fascistas.</p><p>Yad Vashem reconoce y honra las acciones de los Justos de las Naciones - más de 22.000 hombres y mujeres hasta 2008. Todas las naciones de Europa están representadas. Entre ellos cuatro españoles y tres latinoamericanos. Las acciones de uno ellos son resumidas a continuación. </p><p>Eduardo Propper de Callejón era un diplomático de alto rango en la embajada española en París. La invasión alemana a Francia provocó la huida masiva de civiles. Centenares de miles de refugiados atestaron los caminos y las rutas en su intento de alcanzar el sur de Francia. Muchos judíos y no - judíos trataron desesperadamente de cruzar la frontera con España y encontrar allí refugio.</p><p>El gobierno francés abandonó la capital y junto con él las legaciones extranjeras. Propper, junto a su esposa y sus dos hijos se establecieron en Burdeos. Allí se encontraron con que la oficina del consulado español había sido abandonada por el cónsul y estaba clausurada. El diplomático español tuvo que enfrentarse con miles de refugiados que golpeaban a las puertas de la representación de su país con la esperanza de recibir los visados que les permitían escapar de los nazis.</p><p>Propper decidió actuar para ayudar a los refugiados. Entre el 18 y el 22 de junio de 1940 emitió visados sin darse respiro. Al hacerlo contradijo las órdenes que habían prohibido hacerlo sin la autorización previa del ministerio de relaciones exteriores. Propper de Callejón continuó otorgando visados aún después que la embajada se trasladó a Vichy. No sabemos cuantas veces lo hizo; las listas de la embajada se extraviaron.</p><p>En marzo de 1941 el Ministro de Relaciones Exteriores de España, Ramón Serrano Suñer, ordenó al embajador ante el gobierno de Vichy, José Lucrecia, suspender con carácter de inmediato el trabajo de Propper de Callejón y su traslado a la legación española en Marruecos - un cargo de menor importancia. El embajador solicitó la anulación de la decisión ministerial, argumentando que recientemente Propper había recibido una medalla de honor del Mariscal Pétain. La respuesta del ministro fue negativa, destacando que no comprendía los motivos del gobierno francés de conferir una distinción a un funcionario español que servía los intereses de los judíos.</p><p>Propper nunca recibió el rango de embajador, aparentemente por sus actividades en favor de los refugiados judíos, aunque continuó sirviendo en el cuerpo diplomático español. Se retiró en 1965 y falleció en 1972.</p><p>El 20 de agosto de 2007 Yad Vashem decidió otorgar a Eduardo Propper de Callejón el título de Justo de las Naciones.</p><p></p><p><strong>La reacción del mundo</strong></p><p>En junio de 1942 la BBC transmitió desde Londres la noticia del exterminio de los judíos de Polonia. La información que llegaba al mundo libre era correcta y confiable. Lo que hacía falta era demostrar empatía, hacer un llamado a la ayuda inmediata y ejercer presión sobre el régimen nazi que actuaba impunemente y sin darse pausa. Si bien a fines de 1942 el presidente Roosevelt y el primer ministro Churchill hicieron una advertencia pública en la que señalaron que los alemanes serían responsables crímenes contra la humanidad, la concepción política que privaba entre los estadistas y militares era de que se debía poner el énfasis en la victoria militar puesto que sólo ella solucionaría el problema de la persecución de los judíos.</p><p>Un argumento similar fue expresado ante quienes suplicaban bombardear las instalaciones de exterminio de Auschwitz - Birkenau y las vías férreas que conducían a ese campo. Esos pedidos fueron rechazados por los gobiernos británico y norteamericano con el argumento de que el bombardeo de las cámaras de gas iba a insumir medios indispensables ("protección aérea vital para el éxito de nuestras fuerzas ocupadas en operaciones decisivas") y que su efectividad era dudosa y podría tener resultados contrarios a los deseados: Alemania podría arreciar el trato hacia los judíos.</p><p>En junio de 1944, en una misión aérea destinada a fotografiar fábricas alemanas, aviones americanos tomaron una serie de fotografías de Auschwitz en las cuales se ven claramente las instalaciones letales. Sin embargo en los bombardeos que se realizaron el 20 de agosto las bombas cayeron únicamente sobre las plantas fabriles anexas. Ninguna fue arrojada sobre las cámaras de gas.</p><p>Las noticias sobre el asesinato de los judíos llegaron al Vaticano ya a fines de 1941. Y en marzo de 1942 se solicitó al Papa intervenir para impedir la deportación de los judíos eslovacos a Auschwitz. Aparentemente su presión sobre el clero eslovaco influyó sobre la decisión de interrumpir temporariamente las deportaciones. Los Aliados imploraron varias veces al Papa emitir una declaración de condena a las acciones de Alemania, pero el Vaticano se conformó con un comunicado general contra "las atrocidades de la guerra".</p></blockquote><p></p>
[QUOTE="YETED61, post: 862226, member: 9528"] [B]Cuarta Parte[/B] [SIZE="3"][B]Campos de concentración y trabajo[/B][/SIZE] El 9 de marzo de 1933, pocas semanas después de haber asumido Hitler el poder, comenzaron en Alemania desmanes antijudíos organizados. Unas dos semanas más tarde comenzó a funcionar el primer campo de concentración: Dachau, en las cercanías de Munich. En él fueron encerrados judíos, comunistas, socialistas y liberales alemanes, o sea todo áquel que era considerado enemigo de régimen. La Alemania nazi se aprovechó de la mano de obra de los pueblos conquistados poco después de la ocupación de sus países. Más de catorce millones de personas fueron llevadas por la fuerza a trabajar en Alemania y a ellos se debe agregar dos millones y medio de prisioneros de guerra. Judíos fueron convertidos en esclavos recluidos en la extensa red de campos de trabajos forzados extendida a lo largo y ancho de la Europa ocupada: en el mismo Reich, en occidente y especialmente en Europa oriental. La "Oficina Principal de Economía y Administración" de las SS definió la nueva meta: el aprovechamiento de la fuerza laboral de los prisioneros de los campos de concentración, que serían trasladados a centenares de campos de trabajo para ser utilizados por la maquinaria de guerra alemana. La meta de exterminio del pueblo judío sería completada por medio del trabajo forzoso inmisericorde - "exterminio por medio del trabajo". Ese fue el compromiso pactado entre los que abogaban por el exterminio inmediato y los que querían aprovechar la mano de obra judía al máximo. Los judíos trabajaron en granjas agrícolas, en la reparación de caminos, en la tala de bosques y especialmente en establecimientos industriales y de fabricación de municiones. También grandes emporios industriales y empresas privadas se aprovecharon sin vacilación alguna del trabajo de los prisioneros judíos, que eran constantemente maltratados por sus superiores y sus magras raciones frecuentemente reducidas. Carentes de medicinas y víctimas del maltrato y del hambre, más de medio millón de judíos perecieron en los campos de trabajo. A pesar de los reveses militares y la victoria inminente de los Aliados, los campos siguieron existiendo hasta la caída del Tercer Reich y el fin de la guerra. En los campos de concentración se encontraban en ese momento la mayoría de los supervivientes judíos de Europa, fuera de aquellos que se habían ocultado bajo una identidad “aria” aparente, en los bosques u otro escondite, o habían huido a territorios soviéticos, o vivían que en países libres. [B]Combate y salvación[/B] Judíos se sublevaron en los guetos y los campos, huyeron e hicieron huir a otros de los pueblos y los guetos a los bosques para luchar como partisanos. Se ocultaron en forma individual y en grupos en todo tipo de escondrijos. Mientras tanto los Aliados se contentaron con emitir condenas verbales sin llevar a cabo ningún tipo de acción militar para interrumpir o demorar los asesinatos masivos. Paralelamente, decenas de miles de no judíos arriesgaron sus vidas para salvar judíos de las garras nazis. Muchos pagaron con sus vidas por esos actos de altruísmo. [B]Oposición y rebeliones judías[/B] Los rumores acerca del asesinato en masa de judíos se propagaron por los guetos, pero la mayoría de la gente no estaba en condiciones de asimilar las terribles noticias – que eran de por sí vagas y confusas – siendo que reflejaban una realidad sobre la que no existía precedente alguno. Sin embargo información confiable llegaba a los miembros de los movimientos clandestinos por medio de correos y gente de enlace de fuera de los guetos, y la que se iba acumulando permitió comprender que se estaba frente a un crimen horrendo y sistemático sin precedentes en la historia de la humanidad. Esa comprensión hincó raíces en la conciencia de los miembros de los movimientos clandestinos, aunque sólo después que se llevaron a cabo acciones concretas de deportación de los guetos comenzaron éstos a organizarse para la lucha armada. La lucha defensiva se realizó en tres frentes diferentes: rebeliones en los campos y los guetos; fugas y contrabando de judíos de los pueblos y los guetos a los bosques para incorporarse a unidades de partisanos; ocultamiento de personas en todo tipo de escondites; rescate de grupos enteros y salvamento de niños. A pesar de la trágicas circunstancias en que se desarrolló la existencia de los judíos en los distintos países, fueron muchos los actos de oposición y lucha armada bajo el régimen de ocupación nazi. Durante esa época hubo manifestaciones admirables de ayuda mutua, de lucha por la supervivencia, autosacrificio y defensa activa. En algunos guetos activaban organizaciones clandestinas que abarcaban todos los aspectos del quehacer humano. En las zonas ocupadas realizaban actividades ilegales la mayoría de las organizaciones juveniles y los partidos que existían antes de la guerra. Los movimientos juveniles continuaron educando a los jóvenes a superarse moralmente y a reforzar el vínculo con la Tierra de Israel. En algunos lugares se establecieron granjas de entrenamiento bajo el embozo de actividades productivas. La amplia prensa clandestina no cesó de informar sobre lo que ocurría en los frentes de guerra, llamó a la resistencia contra el opresor nazi y a la unión y responsabilidad colectiva. Los judíos actuaron conspicuamente en la resistencia francesa y belga y tuvieron un lugar destacado en la rebelión eslovaca que estalló a mediados de 1944. Judíos escapados a las montañas de Yugoslavia se incorporaron en su mayoría al ejército partisano de Tito. Decenas de miles de judíos llegaron a los bosques de Bielorrusia y Ucrania, se contaron entre los fundadores de unidades de partisanos y se destacaron en la lucha en grupos propios o en formaciones mixtas con no – judíos. En las zonas de bosques densos se establecieron campamentos familiares de judíos no - combatientes, que fueron ayudados y protegidos por partisanos judíos. También en los campos de exterminio estallaron rebeliones. En Treblinka se produjo un motín en agosto de 1943. Tres grupos de prisioneros que eran obligados a trabajar en la cremación de los cadáveres de las víctimas y la clasificación de las posesiones que habían trado, liquidaron a algunos oficiales y guardias, se apoderaron del depósito de armas e incendiaron las cámaras de gas y las barracas del campo. La rebelión puso fin al exterminio en Treblinka. También en Sobibor se rebelaron prisioneros y algunos lograron escapar. Un grupo de prisioneros del Sonderkommando hizo estallar una de las instalaciones de exterminio en Auschwitz – Birkenau. [B]La rebelión y el fin del gueto de Varsovia[/B] El 22 de julio de 1942, vísperas del 9 de Av, el día en el que se conmemora la destrucción del Templo de Jerusalén, los alemanes iniciaron la deportación de los judíos del gueto de Varsovia. Esta aktion se prolongó hasta el 21 de setiembre y en su transcurso fueron expulsadas al campo de exterminio de Treblinka 265.000 personas. Los primeros en ser enviados fueron los refugiados, los enfermos y los sin techo. Por órdenes de las autoridades alemanas se bloquearon calles, los habitantes fueron sacados por la fuerza de sus casas por la policía del gueto y obligados a dirigirse a la "plaza de despacho", el Umschlagplatz. Allí fueron brutalmente introducidos y hacinados en vagones de carga de un tren que estaba esperando. Luego de los primeros diez días – cuando los judíos dejaron de ser seducidos por una hogaza de pan - los alemanes intensificaron el terror en el gueto y el número de las personas asesinadas en la calle aumentó. Antes y durante las deportaciones se habían hecho algunos intentos fútiles de organizar una resistencia armada - principalmente por un grupo compuesto por miembros de tres movimientos juveniles sionistas y apodado "Organización Judía Combatiente" (Z.O.B.). En marzo los alemanes lograron capturar y ejecutar a líderes centrales de la resistencia, y esta quedó prácticamente desarticulada. Al finalizar las expulsiones a Treblinka quedaron en el gueto entre 55.000 y 60.000 judíos que fueron concentrados en algunos bloques de edificios. De esta forma la superficie del gueto fue reducida significativamente. Entre los sobrevivientes, la mayoría de ellos jóvenes, cundió una sensación de orfandad y toma de conciencia. Muchos se culpaban de no haber ofrecido resistencia y permitido la deportación de sus familias. Tenían también en claro que su suerte iba a ser semejante. En octubre de 1943, luego de intensas negociaciones, se logró restablecer un marco de resistencia armada, con Mordejai Anielewicz como comandante. A la Organización Judía Combatiente se sumaron otros movimientos juveniles, a excepción de "Beitar", que formó su propio cuerpo de combate llamado "Unión Militar Judía" (Z.Z.W.). El 18 de enero de 1943 los alemanes iniciaron una nueva aktion. Los dirigentes de la resistencia supusieron que esta era la operación de liquidación definitiva del gueto y se opusieron por la fuerza. Consecuentemente, después de que algunos miles de judíos fueron sacados del gueto, los alemanes interrumpieron el operativo. A consecuencia de ello los miembros de la resistencia y los habitantes del gueto infirieron que esto ocurrió por causa de la oposición armada (a pesar de no haber sido ese el motivo real). De aquí en más comenzó a organizarse la resistencia colectiva. El 19 de abril de 1943 comenzó la acción final de aniquilación del gueto. Ese mismo día comenzó la rebelión liderada por Mordejai Anielewicz, comandante de la Organización Judía Combatiente. A pesar de saber de la existencia del movimiente clandestino de oposición, los alemanes fueron sorprendidos por la fiereza de la lucha y por el hecho de que todos los habitantes del gueto participaban en la rebelión, escondiéndose en búnkeres, sótanos y áticos previamente preparados. Las posiciones de los combatientes estaban situadas en distintos lugares del gueto, mientras que las de la Unión Militar Judía estaban concentradas en la plaza Muranow, donde trataban de impedir los intentos de los alemanes de irrumpir adentro del gueto. Al arreciar la lucha y ante la dificultad de obligar a los judíos a abandonar sus escondites, los alemanes comenzaron a incendiar los edificios en forma sistemática convirtiendo al gueto en una trampa ardiente. La oposición se prolongó cerca de un mes hasta que los alemanes lograron reprimir la lucha. Ésta fue la primer rebelión popular realizada en un ámbito urbano en la Europa ocupada por los nazis. La rebelión del gueto de Varsovia sirvió de ejemplo para otros guetos y campos. Los levantamientos realizados en otros lugares fueron de menor envergadura por el aislamiento, la carencia de armas y la hostilidad del medio. [B]Rescate de judíos durante el Holocausto[/B] En la época del Holocausto llegó a su más acabada expresión la máxima "amarás a tu prójimo como a tí mismo". En circunstancias en que cada persona se hallaba inmersa en una lucha diaria por la supervivencia y en que la violencia era la norma imperante, hubo no pocos individuos judíos que pusieron en práctica la máxima mencionada de forma que despierta admiración. Los salvadores judíos arriesgaron sus vidas para rescatar a otros judíos, familiares y extraños. En muchas ocasiones renunciaron a las posibilidades de huir para ocuparse de su prójimo. Asimismo decenas de miles de gentiles se pusieron en peligro mortal para rescatar judíos de las garras nazis y muchos perdieron sus vidas en el intento. La amenaza nazi y la hostilidad del entorno no fueron obstáculo para ellos: alojaron judíos en sus hogares, ocultaron familias enteras, y se preocuparon de su sustento, establecieron redes clandestinas de fuga a países neutrales y reforzaron en los perseguidos la fe de que el amor al prójimo y la solidaridad humana son más fuertes que la adoctrinación de los régimenes fascistas. Yad Vashem reconoce y honra las acciones de los Justos de las Naciones - más de 22.000 hombres y mujeres hasta 2008. Todas las naciones de Europa están representadas. Entre ellos cuatro españoles y tres latinoamericanos. Las acciones de uno ellos son resumidas a continuación. Eduardo Propper de Callejón era un diplomático de alto rango en la embajada española en París. La invasión alemana a Francia provocó la huida masiva de civiles. Centenares de miles de refugiados atestaron los caminos y las rutas en su intento de alcanzar el sur de Francia. Muchos judíos y no - judíos trataron desesperadamente de cruzar la frontera con España y encontrar allí refugio. El gobierno francés abandonó la capital y junto con él las legaciones extranjeras. Propper, junto a su esposa y sus dos hijos se establecieron en Burdeos. Allí se encontraron con que la oficina del consulado español había sido abandonada por el cónsul y estaba clausurada. El diplomático español tuvo que enfrentarse con miles de refugiados que golpeaban a las puertas de la representación de su país con la esperanza de recibir los visados que les permitían escapar de los nazis. Propper decidió actuar para ayudar a los refugiados. Entre el 18 y el 22 de junio de 1940 emitió visados sin darse respiro. Al hacerlo contradijo las órdenes que habían prohibido hacerlo sin la autorización previa del ministerio de relaciones exteriores. Propper de Callejón continuó otorgando visados aún después que la embajada se trasladó a Vichy. No sabemos cuantas veces lo hizo; las listas de la embajada se extraviaron. En marzo de 1941 el Ministro de Relaciones Exteriores de España, Ramón Serrano Suñer, ordenó al embajador ante el gobierno de Vichy, José Lucrecia, suspender con carácter de inmediato el trabajo de Propper de Callejón y su traslado a la legación española en Marruecos - un cargo de menor importancia. El embajador solicitó la anulación de la decisión ministerial, argumentando que recientemente Propper había recibido una medalla de honor del Mariscal Pétain. La respuesta del ministro fue negativa, destacando que no comprendía los motivos del gobierno francés de conferir una distinción a un funcionario español que servía los intereses de los judíos. Propper nunca recibió el rango de embajador, aparentemente por sus actividades en favor de los refugiados judíos, aunque continuó sirviendo en el cuerpo diplomático español. Se retiró en 1965 y falleció en 1972. El 20 de agosto de 2007 Yad Vashem decidió otorgar a Eduardo Propper de Callejón el título de Justo de las Naciones. [B]La reacción del mundo[/B] En junio de 1942 la BBC transmitió desde Londres la noticia del exterminio de los judíos de Polonia. La información que llegaba al mundo libre era correcta y confiable. Lo que hacía falta era demostrar empatía, hacer un llamado a la ayuda inmediata y ejercer presión sobre el régimen nazi que actuaba impunemente y sin darse pausa. Si bien a fines de 1942 el presidente Roosevelt y el primer ministro Churchill hicieron una advertencia pública en la que señalaron que los alemanes serían responsables crímenes contra la humanidad, la concepción política que privaba entre los estadistas y militares era de que se debía poner el énfasis en la victoria militar puesto que sólo ella solucionaría el problema de la persecución de los judíos. Un argumento similar fue expresado ante quienes suplicaban bombardear las instalaciones de exterminio de Auschwitz - Birkenau y las vías férreas que conducían a ese campo. Esos pedidos fueron rechazados por los gobiernos británico y norteamericano con el argumento de que el bombardeo de las cámaras de gas iba a insumir medios indispensables ("protección aérea vital para el éxito de nuestras fuerzas ocupadas en operaciones decisivas") y que su efectividad era dudosa y podría tener resultados contrarios a los deseados: Alemania podría arreciar el trato hacia los judíos. En junio de 1944, en una misión aérea destinada a fotografiar fábricas alemanas, aviones americanos tomaron una serie de fotografías de Auschwitz en las cuales se ven claramente las instalaciones letales. Sin embargo en los bombardeos que se realizaron el 20 de agosto las bombas cayeron únicamente sobre las plantas fabriles anexas. Ninguna fue arrojada sobre las cámaras de gas. Las noticias sobre el asesinato de los judíos llegaron al Vaticano ya a fines de 1941. Y en marzo de 1942 se solicitó al Papa intervenir para impedir la deportación de los judíos eslovacos a Auschwitz. Aparentemente su presión sobre el clero eslovaco influyó sobre la decisión de interrumpir temporariamente las deportaciones. Los Aliados imploraron varias veces al Papa emitir una declaración de condena a las acciones de Alemania, pero el Vaticano se conformó con un comunicado general contra "las atrocidades de la guerra". [/QUOTE]
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Guerra desarrollada entre Argentina y el Reino Unido en 1982
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