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<blockquote data-quote="YETED61" data-source="post: 862228" data-attributes="member: 9528"><p><strong>Sexta y ultima parte</strong></p><p></p><p><span style="font-size: 18px"><strong>Las etapas finales del Holocausto y sus secuelas</strong></span></p><p></p><p>Durante los últimos estertores de la guerra, cuando Alemania retrocedía en todos los frentes, parte de los trabajadores forzados judíos que quedaban en los guetos - convertidos en campos de trabajo - fueron asesinados. Los restantes fueron deportados a centros de exterminio que todavía funcionaban, como Chelmno y Auschwitz, o evacuados a campos de trabajo y concentración en Alemania. Esas evacuaciones se realizaron en condiciones inimaginables, en "marchas de la muerte" durante las cuales fueron asesinados gran parte de los prisioneros.</p><p>Los centenares de miles de judíos que sobrevivieron, ya sea ocultos, o en la Unión Soviética, o en los campos regresaron a sus antiguos hogares para encontrarse con la furia y el odio de sus vecinos. Cerca de mil sobrevivientes fueron asesinados en Polonia en los primeros meses de la posguerra por pandillas antisemitas. Decena de miles huyeron hacia el oeste y se concentraron en campos de desplazados en Alemania, Austria e Italia.</p><p>Después de la guerra fueron enjuiciados decenas de miles de criminales de guerra alemanes y sus colaboradores.</p><p>Muchos de los sobrevivientes trataron de llegar a la Tierra de Israel, pero fueron expulsados por las autoridades británicas a campos de detención en Chipre.</p><p>Con la creación del Estado de Israel se abrieron las puertas de la emigración para los sobrevivientes del Holocausto. Asimismo, cerca de 100.000 de ellos emigraron a los Estados Unidos, Canadá, Argentina, Brasil, Australia y otros países.</p><p></p><p><strong>Los últimos guetos y campos</strong></p><p><u>Últimos guetos</u></p><p>Los últimos guetos de Bielorrusia fueron liquidados en el otoño de 1943. El de Minsk dejó de existir el 23 de setiembre de 1943. El de Bialystok fue uno de los últimos que subsistió en Polonia oriental. En agosto de 1943 tenía todavía alrededor de 30.000 habitantes. El presidente del Judenrat, Efraim Barasz, montó instalaciones industriales con la esperanza de prolongar la vida del gueto convertiéndolo en vital para la economía de guerra alemana. Esperaba también que el avance soviético provocase el colapso del frente alemán y allanase el camino para la liberación del gueto por el Ejército Rojo. Pero también aquí consideraciones ideológicas tuvieron primacía sobre necesidades económicas. El 16 de agosto de 1943 los alemanes comenzaron la liquidación del gueto. Al igual que en otros guetos de Europa oriental el movimiento clandestino judío trató de oponerse a la deportación, pero la revuelta fue brutalmente reprimida. El gueto de Lvov fue liquidado en junio de 1943, el de Cracovia en marzo de 1943. En setiembre de ese año los otros guetos de la zona fueron exterminados</p><p>El gueto de Vilna fue liquidado en setiembre de 1943. Alrededor de 3.700 judíos fueron trasladados a campos en Estonia y Letonia y unas 2.000 mujeres transferidas al campo de Klooga cerca de Talinn. El gueto de Kovno funcionó como un campo de trabajo hasta mediados de agosto de 1944. Unas dos semanas antes de la llegada de las tropas soviéticas los últimos judíos fueron transportados a varios campos en el oeste. Los últimos judíos de Letonia fueron concentrados en el campo de Kaiserwald. La mayoría de ellos pereció en ese sitio. El remanente de los judíos que aún permanecían en los campos de Estonia fueron transferidos a Stuthoff, cerca de Danzig , en 1944. En la segunda mitad de ese año los alemanes reunieron allí cerca de 50.000 judíos y los condujeron hacia el oeste en una “marcha de la muerte”.</p><p><u>Últimos campos</u></p><p>Al acercarse el Ejército Rojo a la frontera polaca, los alemanes aceleraron el proceso de liquidación de los campos. Muchos prisioneros fueron asesinados en el lugar, mientras que otros fueron evacuados hacia el Alemania. El eliminación definitiva de los judíos en los campos de la zona de Lublin comenzó en noviembre de 1943, bajo el nombre en clave de Erntfest, festival de la cosecha. Después de la ola de deportaciones de junio a setiembre de 1942, el remanente de las comunidades de Polonia central fue concentrada en guetos tales como Radom, Kielce, Czestochowa y Piotrkow Trybunalski. Para mediados de 1943 todos fueron liquidados. Trabajadores en condiciones físicas adecuadas fueron confinados en campos de trabajo alrededor de Czestochowa y Piotrkow. De allí fueron evacuados a campos en Alemania a fines de 1944.</p><p>El 23 de agosto de 1944 fue liquidado el gueto de Lodz y la mayoría de los 70.000 habitantes que aún quedaban allí fueron deportados a Auschwitz.</p><p></p><p><strong>El espíritu humano bajo el espectro de la Shoá</strong></p><p>Durante la guerra, el judaísmo europeo se encontró en una lucha constante por la supervivencia. Pero aún bajo las terribles condiciones imperantes hubo aquellos que actuaron en áreas que van más allá de las meras necesidades de la existencia humana y arriesgaron sus vidas - deliberada e intencionalmente - en pro de valores elevados, entre ellos educando a sus hijos, manteniendo valores religiosos y tradicionales y llevando a cabo actividades culturales.</p><p>Lamentablemente no todos sobrevivieron el infierno del Holocausto, pero sus acciones atestiguan la vitalidad del espíritu humano. Uno de los fenómenos que demuestran el intento de supervivencia espiritual es el esfuerzo realizado por judíos para documentar la vida en los guetos y los campos. Artistas e intelectuales, niños y gente común escribieron y dibujaron con el propósito de registrar el terror y la crisis que imperaban en la sociedad judía. Esas actividades no sólo permitieron a muchos elevarse por encima de las humillaciones y los maltratos sino que en algunas ocasiones alertaron al mundo libre sobre la realidad en la cual estaban inmersos. Incluso en los campos se encontraron evidencias de las actividades a través de las cuales los prisioneros pudieron - aunque más no fuera en su imaginacion - trascender las barreras de su situación y del ambiente que los rodeaba. Si bien sólo unos pocos tomaron parte en esas actividades, su importancia radica no en su cantidad sino en la presencia de ánimo necesaria para su realización dentro de una realidad de humillación y persecución.</p><p>A pesar de la realidad de depredación que debieron soportar los judíos de Europa, muchos se movilizaron para asistir a los más débiles, estableciendo organizaciones de ayuda mutua y asistencia social. En los campos ayudar al prójimo se convirtió muchas veces en un asunto de vida o muerte, acompañado de dilemas morales preñados de dificultades. Al ayudar a otro - ya sea con comida, ropa o trabajo - el individuo arriesgaba sus propias posibilidades de supervivencia. Sin embargo muchos se pusieron en grave peligro para salvar otras vidas. Por ejemplo los partisanos judíos, que rescataron a no combatientes, mujeres y ancianos, y aquellos que trataron de proteger a los niños y su mundo particular.</p><p></p><p><strong>Secuelas</strong></p><p>Los dos millones de judíos que sobrevivieron en la Unión Soviética, los cientos de miles que se salvaron de algún modo, o subsistieron en los campos, trataron de encontrar algún familiar o amigo que sobrevivieron las atrocidades.</p><p>Los remanentes de las comunidades judías salieron de los campos, los bosques y los escondites, y al regresar a sus hogares luego de la repatriación tuvieron que enfrentarse con la ira y la hostilidad de sus antiguos vecinos. Muchos temían que los judíos regresaban para exigir la devolución de sus propiedades robadas. Cerca de mil supervivientes fueron asesinados por pandillas antisemitas en Polonia inmediatamente después de finalizar la guerra.</p><p>Muchos comenzaron a trasladarse al occidente. Algunos se establecieron temporariamente en las cercanías de la frontera germano – polaca y allí establecieron instituciones comunitarias que les ayudaron a prepararse para una nueva vida. Se fundaron hospitales que trataron a los sobrevivientes enfermos y agotados, guarderías infantiles, escuelas y granjas de capacitación agrícola.</p><p>Después de una etapa de recuperación continuaron hacia occidente y hacia el sur, en dirección a la costa italiana. Los remanentes, “sheerit ha-pletá” en hebreo, exigieron para ellos el derecho a la emigración libre, particularmente a la Tierra de Israel. El Joint Distribution Committee extendió su ayuda a los desplazados en foma de alimentos y ropas y la subvención de las actividades educativas y la inmigración clandestina a la Tierra de Israel ( la “Brijá”). Alrededor de un tercio de los desplazados judíos emigraron a los Estados Unidos, Canadá, Australia y países latinoamericanos.</p><p>Al finalizar la guerra los países aliados, en especial los Estados Unidos, reunieron decenas de miles de sobrevivientes en campos situados en Alemania, Austria e Italia. Con la ayuda de la “Brijá” se sumaron a ellos muchos miles más de repatriados que habían regresado de la Unión Soviética. Hacia fines de 1946 sumaban 250.000 personas que lograron organizar en los campamentos una vibrante y multifacética vida judía, en educación, cultura, religión y política.</p><p>Durante la guerra los Aliados habían expresado su intención de procesar a los responsables de crímenes contra la humanidad. Al finalizar la misma los Estados Unidos, la URSS, Gran Bretaña y Francia constituyeron el Tribunal Militar Internacional que fijó los criterios jurídicos para el enjuiciamiento de criminales de guerra. El deseo de acentuar la dimensión universal de los crímenes nazis hizo incluir el exterminio de los judíos y de otras naciones dentro de la categoría de crímenes contra la humanidad. Los juicios se llevaron a cabo en la ciudad alemana de Nuremberg y el más importante fue realizado contra 22 de los jerarcas más importantes del régimen nazi. Entre 1945 y 1949 fueron enjuiciados 31.651 criminales de guerra nazis, de entre los centenares de miles que actuaron durante la guerra.</p><p>En esa misma época el pueblo judío luchó contra la política enunciada en el “Libro Blanco” del gobierno británico que limitaba drásticamente la emigración judía a la Tierra de Israel. Cerca de 70.000 sobrevivientes del exterminio se abrieron camino clandestinamente en barcos desvencijados entre 1945 y 1948. Los británicos respondieron con la internación en Chipre de 52.000 de los refugiados que fueron capturados. El Joint y emisarios del movimiento sionista extendieron ayuda a los detenidos en Chipre y constituyeron un puente entre éstos y la Tierra de Israel.</p><p>El 29 de noviembre de 1947 la Asamblea General de las Naciones Unidas decidió finalizar el Mandato británico por medio de la partición de Palestina y el establecimiento de un estado judío y otro árabe en ese territorio. Al día siguiente estalló la Guerra de Independencia de Israel. Sobrevivientes de los campos de concentración y exterminio tuvieron un papel importante durante la misma. Casi la mitad de las fuerzas combatientes de Israel, en la segunda fase de la guerra y después de la creación del Ejército de Defensa de Israel, y un cuarto de los caídos en la guerra eran sobrevivientes del Holocausto.</p><p></p><p><strong>Fuente: Yad Vashem (Museo del Holocausto) , Jerusalem, Israel.</strong></p></blockquote><p></p>
[QUOTE="YETED61, post: 862228, member: 9528"] [B]Sexta y ultima parte[/B] [SIZE="5"][B]Las etapas finales del Holocausto y sus secuelas[/B][/SIZE] Durante los últimos estertores de la guerra, cuando Alemania retrocedía en todos los frentes, parte de los trabajadores forzados judíos que quedaban en los guetos - convertidos en campos de trabajo - fueron asesinados. Los restantes fueron deportados a centros de exterminio que todavía funcionaban, como Chelmno y Auschwitz, o evacuados a campos de trabajo y concentración en Alemania. Esas evacuaciones se realizaron en condiciones inimaginables, en "marchas de la muerte" durante las cuales fueron asesinados gran parte de los prisioneros. Los centenares de miles de judíos que sobrevivieron, ya sea ocultos, o en la Unión Soviética, o en los campos regresaron a sus antiguos hogares para encontrarse con la furia y el odio de sus vecinos. Cerca de mil sobrevivientes fueron asesinados en Polonia en los primeros meses de la posguerra por pandillas antisemitas. Decena de miles huyeron hacia el oeste y se concentraron en campos de desplazados en Alemania, Austria e Italia. Después de la guerra fueron enjuiciados decenas de miles de criminales de guerra alemanes y sus colaboradores. Muchos de los sobrevivientes trataron de llegar a la Tierra de Israel, pero fueron expulsados por las autoridades británicas a campos de detención en Chipre. Con la creación del Estado de Israel se abrieron las puertas de la emigración para los sobrevivientes del Holocausto. Asimismo, cerca de 100.000 de ellos emigraron a los Estados Unidos, Canadá, Argentina, Brasil, Australia y otros países. [B]Los últimos guetos y campos[/B] [U]Últimos guetos[/U] Los últimos guetos de Bielorrusia fueron liquidados en el otoño de 1943. El de Minsk dejó de existir el 23 de setiembre de 1943. El de Bialystok fue uno de los últimos que subsistió en Polonia oriental. En agosto de 1943 tenía todavía alrededor de 30.000 habitantes. El presidente del Judenrat, Efraim Barasz, montó instalaciones industriales con la esperanza de prolongar la vida del gueto convertiéndolo en vital para la economía de guerra alemana. Esperaba también que el avance soviético provocase el colapso del frente alemán y allanase el camino para la liberación del gueto por el Ejército Rojo. Pero también aquí consideraciones ideológicas tuvieron primacía sobre necesidades económicas. El 16 de agosto de 1943 los alemanes comenzaron la liquidación del gueto. Al igual que en otros guetos de Europa oriental el movimiento clandestino judío trató de oponerse a la deportación, pero la revuelta fue brutalmente reprimida. El gueto de Lvov fue liquidado en junio de 1943, el de Cracovia en marzo de 1943. En setiembre de ese año los otros guetos de la zona fueron exterminados El gueto de Vilna fue liquidado en setiembre de 1943. Alrededor de 3.700 judíos fueron trasladados a campos en Estonia y Letonia y unas 2.000 mujeres transferidas al campo de Klooga cerca de Talinn. El gueto de Kovno funcionó como un campo de trabajo hasta mediados de agosto de 1944. Unas dos semanas antes de la llegada de las tropas soviéticas los últimos judíos fueron transportados a varios campos en el oeste. Los últimos judíos de Letonia fueron concentrados en el campo de Kaiserwald. La mayoría de ellos pereció en ese sitio. El remanente de los judíos que aún permanecían en los campos de Estonia fueron transferidos a Stuthoff, cerca de Danzig , en 1944. En la segunda mitad de ese año los alemanes reunieron allí cerca de 50.000 judíos y los condujeron hacia el oeste en una “marcha de la muerte”. [U]Últimos campos[/U] Al acercarse el Ejército Rojo a la frontera polaca, los alemanes aceleraron el proceso de liquidación de los campos. Muchos prisioneros fueron asesinados en el lugar, mientras que otros fueron evacuados hacia el Alemania. El eliminación definitiva de los judíos en los campos de la zona de Lublin comenzó en noviembre de 1943, bajo el nombre en clave de Erntfest, festival de la cosecha. Después de la ola de deportaciones de junio a setiembre de 1942, el remanente de las comunidades de Polonia central fue concentrada en guetos tales como Radom, Kielce, Czestochowa y Piotrkow Trybunalski. Para mediados de 1943 todos fueron liquidados. Trabajadores en condiciones físicas adecuadas fueron confinados en campos de trabajo alrededor de Czestochowa y Piotrkow. De allí fueron evacuados a campos en Alemania a fines de 1944. El 23 de agosto de 1944 fue liquidado el gueto de Lodz y la mayoría de los 70.000 habitantes que aún quedaban allí fueron deportados a Auschwitz. [B]El espíritu humano bajo el espectro de la Shoá[/B] Durante la guerra, el judaísmo europeo se encontró en una lucha constante por la supervivencia. Pero aún bajo las terribles condiciones imperantes hubo aquellos que actuaron en áreas que van más allá de las meras necesidades de la existencia humana y arriesgaron sus vidas - deliberada e intencionalmente - en pro de valores elevados, entre ellos educando a sus hijos, manteniendo valores religiosos y tradicionales y llevando a cabo actividades culturales. Lamentablemente no todos sobrevivieron el infierno del Holocausto, pero sus acciones atestiguan la vitalidad del espíritu humano. Uno de los fenómenos que demuestran el intento de supervivencia espiritual es el esfuerzo realizado por judíos para documentar la vida en los guetos y los campos. Artistas e intelectuales, niños y gente común escribieron y dibujaron con el propósito de registrar el terror y la crisis que imperaban en la sociedad judía. Esas actividades no sólo permitieron a muchos elevarse por encima de las humillaciones y los maltratos sino que en algunas ocasiones alertaron al mundo libre sobre la realidad en la cual estaban inmersos. Incluso en los campos se encontraron evidencias de las actividades a través de las cuales los prisioneros pudieron - aunque más no fuera en su imaginacion - trascender las barreras de su situación y del ambiente que los rodeaba. Si bien sólo unos pocos tomaron parte en esas actividades, su importancia radica no en su cantidad sino en la presencia de ánimo necesaria para su realización dentro de una realidad de humillación y persecución. A pesar de la realidad de depredación que debieron soportar los judíos de Europa, muchos se movilizaron para asistir a los más débiles, estableciendo organizaciones de ayuda mutua y asistencia social. En los campos ayudar al prójimo se convirtió muchas veces en un asunto de vida o muerte, acompañado de dilemas morales preñados de dificultades. Al ayudar a otro - ya sea con comida, ropa o trabajo - el individuo arriesgaba sus propias posibilidades de supervivencia. Sin embargo muchos se pusieron en grave peligro para salvar otras vidas. Por ejemplo los partisanos judíos, que rescataron a no combatientes, mujeres y ancianos, y aquellos que trataron de proteger a los niños y su mundo particular. [B]Secuelas[/B] Los dos millones de judíos que sobrevivieron en la Unión Soviética, los cientos de miles que se salvaron de algún modo, o subsistieron en los campos, trataron de encontrar algún familiar o amigo que sobrevivieron las atrocidades. Los remanentes de las comunidades judías salieron de los campos, los bosques y los escondites, y al regresar a sus hogares luego de la repatriación tuvieron que enfrentarse con la ira y la hostilidad de sus antiguos vecinos. Muchos temían que los judíos regresaban para exigir la devolución de sus propiedades robadas. Cerca de mil supervivientes fueron asesinados por pandillas antisemitas en Polonia inmediatamente después de finalizar la guerra. Muchos comenzaron a trasladarse al occidente. Algunos se establecieron temporariamente en las cercanías de la frontera germano – polaca y allí establecieron instituciones comunitarias que les ayudaron a prepararse para una nueva vida. Se fundaron hospitales que trataron a los sobrevivientes enfermos y agotados, guarderías infantiles, escuelas y granjas de capacitación agrícola. Después de una etapa de recuperación continuaron hacia occidente y hacia el sur, en dirección a la costa italiana. Los remanentes, “sheerit ha-pletá” en hebreo, exigieron para ellos el derecho a la emigración libre, particularmente a la Tierra de Israel. El Joint Distribution Committee extendió su ayuda a los desplazados en foma de alimentos y ropas y la subvención de las actividades educativas y la inmigración clandestina a la Tierra de Israel ( la “Brijá”). Alrededor de un tercio de los desplazados judíos emigraron a los Estados Unidos, Canadá, Australia y países latinoamericanos. Al finalizar la guerra los países aliados, en especial los Estados Unidos, reunieron decenas de miles de sobrevivientes en campos situados en Alemania, Austria e Italia. Con la ayuda de la “Brijá” se sumaron a ellos muchos miles más de repatriados que habían regresado de la Unión Soviética. Hacia fines de 1946 sumaban 250.000 personas que lograron organizar en los campamentos una vibrante y multifacética vida judía, en educación, cultura, religión y política. Durante la guerra los Aliados habían expresado su intención de procesar a los responsables de crímenes contra la humanidad. Al finalizar la misma los Estados Unidos, la URSS, Gran Bretaña y Francia constituyeron el Tribunal Militar Internacional que fijó los criterios jurídicos para el enjuiciamiento de criminales de guerra. El deseo de acentuar la dimensión universal de los crímenes nazis hizo incluir el exterminio de los judíos y de otras naciones dentro de la categoría de crímenes contra la humanidad. Los juicios se llevaron a cabo en la ciudad alemana de Nuremberg y el más importante fue realizado contra 22 de los jerarcas más importantes del régimen nazi. Entre 1945 y 1949 fueron enjuiciados 31.651 criminales de guerra nazis, de entre los centenares de miles que actuaron durante la guerra. En esa misma época el pueblo judío luchó contra la política enunciada en el “Libro Blanco” del gobierno británico que limitaba drásticamente la emigración judía a la Tierra de Israel. Cerca de 70.000 sobrevivientes del exterminio se abrieron camino clandestinamente en barcos desvencijados entre 1945 y 1948. Los británicos respondieron con la internación en Chipre de 52.000 de los refugiados que fueron capturados. El Joint y emisarios del movimiento sionista extendieron ayuda a los detenidos en Chipre y constituyeron un puente entre éstos y la Tierra de Israel. El 29 de noviembre de 1947 la Asamblea General de las Naciones Unidas decidió finalizar el Mandato británico por medio de la partición de Palestina y el establecimiento de un estado judío y otro árabe en ese territorio. Al día siguiente estalló la Guerra de Independencia de Israel. Sobrevivientes de los campos de concentración y exterminio tuvieron un papel importante durante la misma. Casi la mitad de las fuerzas combatientes de Israel, en la segunda fase de la guerra y después de la creación del Ejército de Defensa de Israel, y un cuarto de los caídos en la guerra eran sobrevivientes del Holocausto. [B]Fuente: Yad Vashem (Museo del Holocausto) , Jerusalem, Israel.[/B] [/QUOTE]
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