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Area Militar General
Malvinas 1982
Homenaje a el "Lince" Volponi
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<blockquote data-quote="supremo1360" data-source="post: 1376488" data-attributes="member: 13041"><p>Aqui les dejo el trabajo que realicé para los 31º años del "Vuelo más Alto" del Volpi, no es facil ponerse en la piel de un Héroe, pero lo hice con todo respeto.... y les dejo una foto diferente...</p><p>así de esta manera cumplo con el pedido de un Comodoro Amigo...</p><p>(si el sitio no es el correcto pido disculpas a todos los amigo y camaradas) Abrazo</p><p><span style="color: #434450"><span style="font-family: 'Georgia'"><a href="http://www.lavozdelpueblo.com.ar/nota.php?id=8167"><span style="color: #000e17"><span style="font-size: 22px">Nos crían como halcones y luego quieren que actuemos como gorriones</span></span></a></span></span></p><p></p><p><span style="color: black"><span style="font-family: 'Arial'"><span style="font-size: 12px">Faltan dos días para el 25 de Mayo, nuestra fecha patria y en realidad me siento confundido. Se entremezclan alegrías con tristezas, estamos haciendo bien el trabajo, dando todo lo que tenemos, pero estamos cayendo de a uno. Hace dos días cayó Pedrito Bean... "Caimán", eso me impactó mucho... se lo comenté a María Inés hace un ratito cuando hablamos por teléfono al mediodía.</span></span></span></p><p><span style="color: black"><span style="font-family: 'Arial'"><span style="font-size: 12px">Este 23 es un día muy intenso y con mucha actividad. Mi jefe, Napoleón Martínez, es nuestra garantía, su responsabilidad y su patriotismo nos da seguridad a cada segundo.</span></span></span></p><p><span style="color: black"><span style="font-family: 'Arial'"><span style="font-size: 12px">En este momento nos llama a la reunión de pilotos y allí vamos todos. Mientras caminamos nos hacemos algunas bromas y nos abrazamos, sabemos que necesitamos de nosotros mismos, pensamos en nuestras familias, pero debemos compenetrarnos en nuestra actividad.</span></span></span></p><p><span style="color: black"><span style="font-family: 'Arial'"><span style="font-size: 12px">En la reunión actualizamos la información de inteligencia disponible del despliegue británico, además de las condiciones meteorológicas; repasamos los procedimientos de operación del avión, las tácticas a emplear y definimos los grados de apresto de cada escuadrilla.</span></span></span></p><p><span style="color: black"><span style="font-family: 'Arial'"><span style="font-size: 12px">Al terminar esta reunión en común, me quedo un rato más, ya que nuestra escuadrilla necesita tener su propia intimidad, porque cada uno depende del otro y lo sabemos muy bien.</span></span></span></p><p><span style="color: black"><span style="font-family: 'Arial'"><span style="font-size: 12px">La previa al vuelo es lo más importante, nos miramos, repetimos los procedimientos, y nos preguntamos. Planificamos cada detalle, Napo me pregunta si entendí y le doy el OK, el Talo da su opinión y nos parece bien. Decidimos el horario de la puesta en marcha, trazamos la ruta en la carta de navegación, los niveles de vuelo, puntos de control de tiempos y combustible, indicativos, frecuencias y tipo de formación a utilizar, también análisis del objetivo, tácticas de ataque y de defensa, y por último los procedimientos de emergencia.</span></span></span></p><p><span style="color: black"><span style="font-family: 'Arial'"><span style="font-size: 12px">Son las 8.45 en la fría mañana de Río Grande, desde la jefatura nos ordenan despegar dos escuadrillas. En la primera con el indicativo Puma, salieron el capitán Amílcar Cimatti, el 1er teniente Jorge Ratti y el capitán Carlos Rohde.</span></span></span></p><p><span style="color: black"><span style="font-family: 'Arial'"><span style="font-size: 12px">Debemos tener cuidado, porque cuando hay hielo en la superficie, conectada la poscombustión, el avión frenado tiende a desplazarse del eje de pista.</span></span></span></p><p><span style="color: black"><span style="font-family: 'Arial'"><span style="font-size: 12px">Despegan nuestros camaradas. Se incrementa el nerviosismo al ver que las balizas pasan y aún no despegan. Finalmente el chorro se inclina hacia abajo, pegando en la pista, para salir faltando prácticamente una baliza en el fin de la misma, lo que origina una fuerte exclamación de los mecánicos al visualizar la pesada y larga maniobra.</span></span></span></p><p><span style="color: black"><span style="font-family: 'Arial'"><span style="font-size: 12px">Mientras tanto nosotros realizamos los últimos movimientos para despegar con nuestra escuadrilla, a la cual decidimos ponerle como indicativo Potro. El "Talo" Moreno es el jefe y va adelante, junto a mí viene el capitán Higinio Robles. Los seis Dagger llevan lo mejor de nosotros para los ingleses, una bomba MK-17.</span></span></span></p><p><span style="color: black"><span style="font-family: 'Arial'"><span style="font-size: 12px">Pero la suerte nos juega una mala pasada, por las condiciones meteorológicas adversas y poca luz provocada por techos de nubes bajas, no logramos completar nuestro encuentro-reunión con el Lear Jet LR-35A, el T-23, que tanta falta nos hace para poder atacar a la flota. Nos resignamos y decidimos volver. En el continente nuestra gente nos espera, son las 10.15, nos ven llegar, la alegría los invade y nos ayudan a descender.</span></span></span></p><p><span style="color: black"><span style="font-family: 'Arial'"><span style="font-size: 12px">Los minutos pasan, por momentos con mucha lentitud, nos impacientamos, prendo mi Colorado, en realidad no fumo mucho, y sin darme cuenta será mi último cigarrillo. Queremos salir y hacer nuestro trabajo, ya que esperar en la sala con las manos en los bolsillos de la campera y escuchar a nuestros camaradas nos hace mal.</span></span></span></p><p><span style="color: black"><span style="font-family: 'Arial'"><span style="font-size: 12px">Son cerca de las 13 y me llaman para salir, llega una nueva orden del comando de la Fuerza Aérea Sur en Comodoro Rivadavia. A partir de este momento comenzamos a alistarnos y preparar nuestros Dagger, una nueva misión tenemos que cumplir. La Isla de Borbón me está esperando para comenzar a transitar mi camino como Héroe.</span></span></span></p><p><span style="color: black"><span style="font-family: 'Arial'"><span style="font-size: 12px">A esta nueva misión la llamamos Puñal, los 3 M-5 Dagger, se están alistando. Nuestra escuadrilla es familiar y la experiencia de nuestro jefe, el mayor Carlos "Napoleón" Martínez me da seguridad. Nos acompaña el querido capitán Carlos Moreno, y yo soy el piloto más joven, con mi grado de teniente.</span></span></span></p><p><span style="color: black"><span style="font-family: 'Arial'"><span style="font-size: 12px">Comienza nuestra ceremonia nuevamente, procedo a equiparme, me coloco el traje antiexposición que sirve para preservarse de las bajas temperaturas en caso de eyectarse en el mar, el traje anti G, para soportar mejor las aceleraciones en virajes fuertes, el chaleco con los elementos necesarios para supervivencia. Los repaso una y otra vez, cuchillo, revólver, bengalas, repelente de tiburones, localizador, el chaleco salvavidas, los elementos para la navegación. Me colocó los guantes, tomo mi casco, la pernera y máscara para oxígeno.</span></span></span></p><p><span style="color: black"><span style="font-family: 'Arial'"><span style="font-size: 12px">El oficial del Escalón Técnico ingresa y le entrega al oficial de operaciones del Escalón Aéreo del Escuadrón las matrículas de los aviones ya en servicio de vuelo y su posición en plataforma, por lo que sólo queda que me asignen que avión me tocará ahora. Me nombran y me dicen: "Lince el 437 es el tuyo".</span></span></span></p><p><span style="color: black"><span style="font-family: 'Arial'"><span style="font-size: 12px">Comienza uno de los caminos más largos y duros para el piloto, los 20 metros que me separan a mí y a mis camaradas desde el local de reuniones y de la habitación del equipamiento de supervivencia, a la plataforma de aviones.</span></span></span></p><p><span style="color: black"><span style="font-family: 'Arial'"><span style="font-size: 12px">Mientras iba caminando recordé una discusión por una pequeña diferencia entre dos oficiales y uno de ellos dijo: "Nos crían como halcones y luego quieren que actuemos como gorriones". No sé por qué me vino a la memoria eso, quizás en el afán de distraerme y no pensar.</span></span></span></p><p><span style="color: black"><span style="font-family: 'Arial'"><span style="font-size: 12px">Nos dirigimos a los Dagger, caminamos sobre el pedregullo. El camuflado brilla por el rocío que baña sus alas, con el casco en la mano escucho una broma desde atrás, nos reímos y hablamos entre nosotros, giro mi cabeza y veo gestos entre mis compañeros, nos transmitimos optimismo y fuerzas, sumando energía grupal, agregado fundamental para que cada piloto se sienta contenido y en las mejores condiciones.</span></span></span></p><p><span style="color: black"><span style="font-family: 'Arial'"><span style="font-size: 12px">Estamos terminando de preparar el vuelo. Por una ventana puedo ver el Escalón Técnico del Escuadrón; ingenieros y técnicos alistan los aviones Dagger, solucionando las novedades que tuvieran, verificando con los especialistas cada una de los diversos sistemas, realizando la carga de combustible y del armamento previsto, munición para los dos cañones de 30 mm, y dos bombas de 250 kilogramos.</span></span></span></p><p><span style="color: black"><span style="font-family: 'Arial'"><span style="font-size: 12px">Todavía ignoro que no me queda mucho más por aquí. Son mis últimos segundos en contacto con mi tierra, con mi Argentina, a quien juré defenderla hasta perder la vida y allí voy.</span></span></span></p><p><span style="color: black"><span style="font-family: 'Arial'"><span style="font-size: 12px">Llego al avión, paso mi mano por el ala, me agacho y observo todo por rutina junto a mi mecánico, que ya lo ha hecho una y otra vez. Un viento frío cruzado del noroeste hace que mis bigotes tengan humedad, paso mi mano por ellos y toco mi rostro, me santiguo, será la última vez; coloco mis guantes, ingreso con la ayuda de mi mecánico que me asiste como en cada misión, preparamos la cabina, me ayuda a atarme y ajustar todo lo necesario.</span></span></span></p><p><span style="color: black"><span style="font-family: 'Arial'"><span style="font-size: 12px">Mientras hacemos esto, dos "Avutardas" pasan ya por nuestras cabezas y van al este, rumbo a las islas.</span></span></span></p><p><span style="color: black"><span style="font-family: 'Arial'"><span style="font-size: 12px">Hacemos la puesta en marcha. El mecánico me mira, me abraza como puede, golpea como una caricia mi casco, me alienta, me dice que me espera en unas horas, me desea suerte, desciende y retira la escalera.</span></span></span></p><p><span style="color: black"><span style="font-family: 'Arial'"><span style="font-size: 12px">Ahora estoy en mi lugar, sentado en la cabina, acomodo mis guantes y comienzo la inspección interior, reviso todos los sistemas, perilla por perilla, seleccionando cada una. Mientras hago esto, mi mente vuela hacia María Inés, pensando en cuánto de hermoso habíamos vivido, dentro de los problemas propios de la vida, y cuántas cosas desearía haberle dicho y no le dije.</span></span></span></p><p><span style="color: black"><span style="font-family: 'Arial'"><span style="font-size: 12px">Desde abajo me observa mi mecánico, coordinamos todo con las señas establecidas, mantenemos silencio de radio para no ser escuchados por los chilenos, miro de costado y por última vez mi pulgar para arriba se despide de él que seguro quedará mirando el despegue sin respuesta alguna y lágrimas en los ojos.</span></span></span></p><p><span style="color: black"><span style="font-family: 'Arial'"><span style="font-size: 12px">Empiezo mi rodaje lentamente hacia cabecera, me encolumno detrás del Napo y guardo cierta distancia de avión a avión. Estoy posicionado para el despegue, nos miramos de cabina a cabina, una tenue resolana hace brillar el parabrisas de mi líder que sólo el salitre luego volverá blanca; el horario es el previsto, todo está bien, lo leo en su pulgar y le contesto con el mío, y así comenzamos a dar motor.</span></span></span></p><p><span style="color: black"><span style="font-family: 'Arial'"><span style="font-size: 12px">Mi corazón se acelera, quiero estar ya en el cielo de mi patria, los soldados me necesitan en las islas para aliviar su dolor, siento mucha bronca porque sabemos que los ingleses pudieron desembarcar y nuestro objetivo me espera para mostrar mi garra cazadora. Es el momento, verifico los instrumentos que todos los parámetros estén correctos, asegurando que todo está bien, miro al avión de mi guía, el destello de su baliza corta una tenue neblina, seguro estamos rezando un Padrenuestro los dos, desde el interior me hace la seña de despegue, su mano enguantada levantada va de atrás hacia adelante, con la energía de una orden.</span></span></span></p><p><span style="color: black"><span style="font-family: 'Arial'"><span style="font-size: 12px">Sabemos que la pista es muy corta, aquí no podemos despegar formados, sólo de a uno con segundos de diferencia, le doy tiempo al Napo, el Talo ya no está con nosotros porque una falla hidráulica lo dejó fuera, aunque sí se encuentra espiritualmente. Pongo poscombustión y suelto mi freno, ahorro metros en mi carrera de despegue y ya estoy en el aire, son las 14.23, gano altura dejando la costa detrás mío, hacemos un viraje para pasar por encima de la base, busco alinearme y lo logro rápidamente. Ahora sólo resta esperar encontrar el objetivo y volar en silencio, ese silencio que me atrapa y me hace pensar.</span></span></span></p><p><span style="color: black"><span style="font-family: 'Arial'"><span style="font-size: 12px">Soy un cazador, no me puedo quejar, estoy haciendo lo que me gusta. Trato de distraerme, pienso en mis amigos de Tres Arroyos, Mendoza y Tandil. Allí dejé la coupé Chevy amarilla que me armó el viejo. </span></span></span></p><p><span style="color: black"><span style="font-family: 'Arial'"><span style="font-size: 12px">Me vienen a la mente los cumpleaños, las fiestas de fin de año y el océano me recuerda a Claromecó en nuestras pasadas rasantes de prácticas. </span></span></span></p><p><span style="color: black"><span style="font-family: 'Arial'"><span style="font-size: 12px">Abajo el agua se desliza vertiginosamente mientras mi avión recorre 250 metros cada vez que yo parpadeo, y en cada minuto deja atrás unos 13 kilómetros.</span></span></span></p><p><span style="color: black"><span style="font-family: 'Arial'"><span style="font-size: 12px">Imaginé a mi hijo en la tibieza del vientre de su madre, imaginé su rostro. Se llamará Ricardo, como el padre, y no tendrá miedo, porque el miedo es propio de los que no saben lo que quieren, de los que no tienen sueños, de los que no saben la importancia de los sacrificios. Los ideales que no mueren aunque mueran los que los persiguen. Recordé la carita de Soledad, y tu sonrisa, esa ternura que sólo puede dar un bebé.</span></span></span></p><p><span style="color: black"><span style="font-family: 'Arial'"><span style="font-size: 12px">Pienso en mis padres si estarán bien, pero tengo que pensar en lo que viene, el inmenso mar me envuelve en mi andar, tantas veces lo vi, pero nunca como en estos días, con tantas misiones, donde se funde el celeste y sus olas, con las balas y el fuego. En pleno vuelo nos cruzamos con el teniente Gustavo Aguirre Faget que había despegado de San Julián, le pregunté "¿Boxer sos vos?", a lo que contestó de manera afirmativa. </span></span></span></p><p><span style="color: black"><span style="font-family: 'Arial'"><span style="font-size: 12px">Hace frío pero gruesas gotas de sudor ruedan por mis mejillas y corren a los costados de mi máscara de oxígeno y así, mientras me concentro porque comenzamos con el vuelo rasante, mantengo mi silencio, busco mi objetivo, miro a mi jefe, y nos damos cuenta que el objetivo no está, vinimos hasta aquí y no encontramos nada, decidimos volver.</span></span></span></p><p><span style="color: black"><span style="font-family: 'Arial'"><span style="font-size: 12px">Puedo ver que las cosas se están poniendo mal allí abajo, lo puedo ver pese a la velocidad, inmediatamente nos avisan que hay patrullas de Harrier en la zona, lo comento con Napo brevemente, eyecto las cargas y comienzo a escapar, sorteo las nubes, el combustible es escaso y nuestro armamento no sirve, volamos más rasante tratando de eludir a los ingleses que nos persiguen, estamos sobre </span><span style="font-size: 12px">la Bahía Horseshoe.</span></span></span></p><p><span style="color: black"><span style="font-family: 'Arial'"><span style="font-size: 12px">Son las 15.40, de repente siento un golpe, el misil Sidewinder AIM-9L de Lt Hale, ha hecho blanco, un disparo mortal no sólo para el avión sino también para mí. El motor se apagó, el silencio se apodera de este domingo, el avión vibra como jamás lo hizo, nunca sentí algo así en todo este tiempo, mi Dagger se pone de costado, quiero enderezarlo y nada responde, ni siquiera mi asiento eyectable, un calor profundo me va invadiendo, son milésimas de segundo, pero ya nada es lo mismo. </span></span></span></p><p><span style="color: black"><span style="font-family: 'Arial'"><span style="font-size: 12px">Estallan los vidrios, cruje la chapa, veo pasar a mi lado un pedazo de ala, puedo leer en ella 437, el silencio se apodera de todo, sólo el silbido del viento entra por el casco blanco, mi máscara de oxígeno se desprende violentamente. La turba de la Isla Borbón está muy cerca, siento desgarrar mi piel, una fuerte luz se adueñó de mí, veo manos que me quieren agarrar y no pueden. </span></span></span></p><p><span style="color: black"><span style="font-family: 'Arial'"><span style="font-size: 12px">Pasan las imágenes de mi familia, pienso en María Inés, en Soledad, pienso en Ricardo, los puedo ver y los estrecho en un abrazo, aunque no me puedan ver ni adivinar cuánto los he querido, no tengo ni tiempo para llorar, sólo un grito se apodera de mí ¡Viva la Patria carajo! </span></span></span></p><p><span style="color: black"><span style="font-family: 'Arial'"><span style="font-size: 12px">Tu mano me salva Señor... Misión cumplida... cumplí con mi juramento "defender la patria hasta perder la vida" y yo te la di Nación. Familia les dejo mi legado. País le dejo mi razón.</span></span></span></p><p><span style="color: black"><span style="font-family: 'Arial'"><span style="font-size: 12px">El 29 de mayo, mediante una riesgosa operación realizada por un Twin Otter de la IX Brigada Aérea, volví al continente junto con mis dos camaradas eyectados, el mayor Puga y el capitán Díaz. Parte de mis restos fueron recogidos en una improvisada urna, la que fue realizada con un cajón de cohetes FFAR 2,75 de Pucará y recuperados para ser entregados a mi familia que me esperaba en Tandil.</span></span></span></p><p><span style="font-size: 12px"><strong><em><span style="color: black"><span style="font-family: 'Arial'">(*) Colaboraron Carlos "Napoleón" Martínez, Carlos "Talo" Moreno, Pablo M. Carballo y María Inés Rico, viuda de Volponi</span></span></em></strong></span></p><p></p><p></p><p><img src="http://i.imgur.com/SODX0PO.jpg" alt="" class="fr-fic fr-dii fr-draggable " style="" /></p><p>Héctor Roberto Volponi y Héctor Ricardo Volponi (Padre e hijo)</p></blockquote><p></p>
[QUOTE="supremo1360, post: 1376488, member: 13041"] Aqui les dejo el trabajo que realicé para los 31º años del "Vuelo más Alto" del Volpi, no es facil ponerse en la piel de un Héroe, pero lo hice con todo respeto.... y les dejo una foto diferente... así de esta manera cumplo con el pedido de un Comodoro Amigo... (si el sitio no es el correcto pido disculpas a todos los amigo y camaradas) Abrazo [COLOR=#434450][FONT=Georgia][URL='http://www.lavozdelpueblo.com.ar/nota.php?id=8167'][COLOR=#000e17][SIZE=6]Nos crían como halcones y luego quieren que actuemos como gorriones[/SIZE][/COLOR][/URL][/FONT][/COLOR] [COLOR=#434450][FONT=Georgia] [/FONT][/COLOR] [COLOR=black][FONT=Arial][SIZE=3]Faltan dos días para el 25 de Mayo, nuestra fecha patria y en realidad me siento confundido. Se entremezclan alegrías con tristezas, estamos haciendo bien el trabajo, dando todo lo que tenemos, pero estamos cayendo de a uno. Hace dos días cayó Pedrito Bean... "Caimán", eso me impactó mucho... se lo comenté a María Inés hace un ratito cuando hablamos por teléfono al mediodía. Este 23 es un día muy intenso y con mucha actividad. Mi jefe, Napoleón Martínez, es nuestra garantía, su responsabilidad y su patriotismo nos da seguridad a cada segundo. En este momento nos llama a la reunión de pilotos y allí vamos todos. Mientras caminamos nos hacemos algunas bromas y nos abrazamos, sabemos que necesitamos de nosotros mismos, pensamos en nuestras familias, pero debemos compenetrarnos en nuestra actividad. En la reunión actualizamos la información de inteligencia disponible del despliegue británico, además de las condiciones meteorológicas; repasamos los procedimientos de operación del avión, las tácticas a emplear y definimos los grados de apresto de cada escuadrilla. Al terminar esta reunión en común, me quedo un rato más, ya que nuestra escuadrilla necesita tener su propia intimidad, porque cada uno depende del otro y lo sabemos muy bien. La previa al vuelo es lo más importante, nos miramos, repetimos los procedimientos, y nos preguntamos. Planificamos cada detalle, Napo me pregunta si entendí y le doy el OK, el Talo da su opinión y nos parece bien. Decidimos el horario de la puesta en marcha, trazamos la ruta en la carta de navegación, los niveles de vuelo, puntos de control de tiempos y combustible, indicativos, frecuencias y tipo de formación a utilizar, también análisis del objetivo, tácticas de ataque y de defensa, y por último los procedimientos de emergencia. Son las 8.45 en la fría mañana de Río Grande, desde la jefatura nos ordenan despegar dos escuadrillas. En la primera con el indicativo Puma, salieron el capitán Amílcar Cimatti, el 1er teniente Jorge Ratti y el capitán Carlos Rohde. Debemos tener cuidado, porque cuando hay hielo en la superficie, conectada la poscombustión, el avión frenado tiende a desplazarse del eje de pista. Despegan nuestros camaradas. Se incrementa el nerviosismo al ver que las balizas pasan y aún no despegan. Finalmente el chorro se inclina hacia abajo, pegando en la pista, para salir faltando prácticamente una baliza en el fin de la misma, lo que origina una fuerte exclamación de los mecánicos al visualizar la pesada y larga maniobra. Mientras tanto nosotros realizamos los últimos movimientos para despegar con nuestra escuadrilla, a la cual decidimos ponerle como indicativo Potro. El "Talo" Moreno es el jefe y va adelante, junto a mí viene el capitán Higinio Robles. Los seis Dagger llevan lo mejor de nosotros para los ingleses, una bomba MK-17. Pero la suerte nos juega una mala pasada, por las condiciones meteorológicas adversas y poca luz provocada por techos de nubes bajas, no logramos completar nuestro encuentro-reunión con el Lear Jet LR-35A, el T-23, que tanta falta nos hace para poder atacar a la flota. Nos resignamos y decidimos volver. En el continente nuestra gente nos espera, son las 10.15, nos ven llegar, la alegría los invade y nos ayudan a descender. Los minutos pasan, por momentos con mucha lentitud, nos impacientamos, prendo mi Colorado, en realidad no fumo mucho, y sin darme cuenta será mi último cigarrillo. Queremos salir y hacer nuestro trabajo, ya que esperar en la sala con las manos en los bolsillos de la campera y escuchar a nuestros camaradas nos hace mal. Son cerca de las 13 y me llaman para salir, llega una nueva orden del comando de la Fuerza Aérea Sur en Comodoro Rivadavia. A partir de este momento comenzamos a alistarnos y preparar nuestros Dagger, una nueva misión tenemos que cumplir. La Isla de Borbón me está esperando para comenzar a transitar mi camino como Héroe. A esta nueva misión la llamamos Puñal, los 3 M-5 Dagger, se están alistando. Nuestra escuadrilla es familiar y la experiencia de nuestro jefe, el mayor Carlos "Napoleón" Martínez me da seguridad. Nos acompaña el querido capitán Carlos Moreno, y yo soy el piloto más joven, con mi grado de teniente. Comienza nuestra ceremonia nuevamente, procedo a equiparme, me coloco el traje antiexposición que sirve para preservarse de las bajas temperaturas en caso de eyectarse en el mar, el traje anti G, para soportar mejor las aceleraciones en virajes fuertes, el chaleco con los elementos necesarios para supervivencia. Los repaso una y otra vez, cuchillo, revólver, bengalas, repelente de tiburones, localizador, el chaleco salvavidas, los elementos para la navegación. Me colocó los guantes, tomo mi casco, la pernera y máscara para oxígeno. El oficial del Escalón Técnico ingresa y le entrega al oficial de operaciones del Escalón Aéreo del Escuadrón las matrículas de los aviones ya en servicio de vuelo y su posición en plataforma, por lo que sólo queda que me asignen que avión me tocará ahora. Me nombran y me dicen: "Lince el 437 es el tuyo". Comienza uno de los caminos más largos y duros para el piloto, los 20 metros que me separan a mí y a mis camaradas desde el local de reuniones y de la habitación del equipamiento de supervivencia, a la plataforma de aviones. Mientras iba caminando recordé una discusión por una pequeña diferencia entre dos oficiales y uno de ellos dijo: "Nos crían como halcones y luego quieren que actuemos como gorriones". No sé por qué me vino a la memoria eso, quizás en el afán de distraerme y no pensar. Nos dirigimos a los Dagger, caminamos sobre el pedregullo. El camuflado brilla por el rocío que baña sus alas, con el casco en la mano escucho una broma desde atrás, nos reímos y hablamos entre nosotros, giro mi cabeza y veo gestos entre mis compañeros, nos transmitimos optimismo y fuerzas, sumando energía grupal, agregado fundamental para que cada piloto se sienta contenido y en las mejores condiciones. Estamos terminando de preparar el vuelo. Por una ventana puedo ver el Escalón Técnico del Escuadrón; ingenieros y técnicos alistan los aviones Dagger, solucionando las novedades que tuvieran, verificando con los especialistas cada una de los diversos sistemas, realizando la carga de combustible y del armamento previsto, munición para los dos cañones de 30 mm, y dos bombas de 250 kilogramos. Todavía ignoro que no me queda mucho más por aquí. Son mis últimos segundos en contacto con mi tierra, con mi Argentina, a quien juré defenderla hasta perder la vida y allí voy. Llego al avión, paso mi mano por el ala, me agacho y observo todo por rutina junto a mi mecánico, que ya lo ha hecho una y otra vez. Un viento frío cruzado del noroeste hace que mis bigotes tengan humedad, paso mi mano por ellos y toco mi rostro, me santiguo, será la última vez; coloco mis guantes, ingreso con la ayuda de mi mecánico que me asiste como en cada misión, preparamos la cabina, me ayuda a atarme y ajustar todo lo necesario. Mientras hacemos esto, dos "Avutardas" pasan ya por nuestras cabezas y van al este, rumbo a las islas. Hacemos la puesta en marcha. El mecánico me mira, me abraza como puede, golpea como una caricia mi casco, me alienta, me dice que me espera en unas horas, me desea suerte, desciende y retira la escalera. Ahora estoy en mi lugar, sentado en la cabina, acomodo mis guantes y comienzo la inspección interior, reviso todos los sistemas, perilla por perilla, seleccionando cada una. Mientras hago esto, mi mente vuela hacia María Inés, pensando en cuánto de hermoso habíamos vivido, dentro de los problemas propios de la vida, y cuántas cosas desearía haberle dicho y no le dije. Desde abajo me observa mi mecánico, coordinamos todo con las señas establecidas, mantenemos silencio de radio para no ser escuchados por los chilenos, miro de costado y por última vez mi pulgar para arriba se despide de él que seguro quedará mirando el despegue sin respuesta alguna y lágrimas en los ojos. Empiezo mi rodaje lentamente hacia cabecera, me encolumno detrás del Napo y guardo cierta distancia de avión a avión. Estoy posicionado para el despegue, nos miramos de cabina a cabina, una tenue resolana hace brillar el parabrisas de mi líder que sólo el salitre luego volverá blanca; el horario es el previsto, todo está bien, lo leo en su pulgar y le contesto con el mío, y así comenzamos a dar motor. Mi corazón se acelera, quiero estar ya en el cielo de mi patria, los soldados me necesitan en las islas para aliviar su dolor, siento mucha bronca porque sabemos que los ingleses pudieron desembarcar y nuestro objetivo me espera para mostrar mi garra cazadora. Es el momento, verifico los instrumentos que todos los parámetros estén correctos, asegurando que todo está bien, miro al avión de mi guía, el destello de su baliza corta una tenue neblina, seguro estamos rezando un Padrenuestro los dos, desde el interior me hace la seña de despegue, su mano enguantada levantada va de atrás hacia adelante, con la energía de una orden. Sabemos que la pista es muy corta, aquí no podemos despegar formados, sólo de a uno con segundos de diferencia, le doy tiempo al Napo, el Talo ya no está con nosotros porque una falla hidráulica lo dejó fuera, aunque sí se encuentra espiritualmente. Pongo poscombustión y suelto mi freno, ahorro metros en mi carrera de despegue y ya estoy en el aire, son las 14.23, gano altura dejando la costa detrás mío, hacemos un viraje para pasar por encima de la base, busco alinearme y lo logro rápidamente. Ahora sólo resta esperar encontrar el objetivo y volar en silencio, ese silencio que me atrapa y me hace pensar. Soy un cazador, no me puedo quejar, estoy haciendo lo que me gusta. Trato de distraerme, pienso en mis amigos de Tres Arroyos, Mendoza y Tandil. Allí dejé la coupé Chevy amarilla que me armó el viejo. Me vienen a la mente los cumpleaños, las fiestas de fin de año y el océano me recuerda a Claromecó en nuestras pasadas rasantes de prácticas. Abajo el agua se desliza vertiginosamente mientras mi avión recorre 250 metros cada vez que yo parpadeo, y en cada minuto deja atrás unos 13 kilómetros. Imaginé a mi hijo en la tibieza del vientre de su madre, imaginé su rostro. Se llamará Ricardo, como el padre, y no tendrá miedo, porque el miedo es propio de los que no saben lo que quieren, de los que no tienen sueños, de los que no saben la importancia de los sacrificios. Los ideales que no mueren aunque mueran los que los persiguen. Recordé la carita de Soledad, y tu sonrisa, esa ternura que sólo puede dar un bebé. Pienso en mis padres si estarán bien, pero tengo que pensar en lo que viene, el inmenso mar me envuelve en mi andar, tantas veces lo vi, pero nunca como en estos días, con tantas misiones, donde se funde el celeste y sus olas, con las balas y el fuego. En pleno vuelo nos cruzamos con el teniente Gustavo Aguirre Faget que había despegado de San Julián, le pregunté "¿Boxer sos vos?", a lo que contestó de manera afirmativa. Hace frío pero gruesas gotas de sudor ruedan por mis mejillas y corren a los costados de mi máscara de oxígeno y así, mientras me concentro porque comenzamos con el vuelo rasante, mantengo mi silencio, busco mi objetivo, miro a mi jefe, y nos damos cuenta que el objetivo no está, vinimos hasta aquí y no encontramos nada, decidimos volver. Puedo ver que las cosas se están poniendo mal allí abajo, lo puedo ver pese a la velocidad, inmediatamente nos avisan que hay patrullas de Harrier en la zona, lo comento con Napo brevemente, eyecto las cargas y comienzo a escapar, sorteo las nubes, el combustible es escaso y nuestro armamento no sirve, volamos más rasante tratando de eludir a los ingleses que nos persiguen, estamos sobre [/SIZE][SIZE=3]la Bahía Horseshoe. Son las 15.40, de repente siento un golpe, el misil Sidewinder AIM-9L de Lt Hale, ha hecho blanco, un disparo mortal no sólo para el avión sino también para mí. El motor se apagó, el silencio se apodera de este domingo, el avión vibra como jamás lo hizo, nunca sentí algo así en todo este tiempo, mi Dagger se pone de costado, quiero enderezarlo y nada responde, ni siquiera mi asiento eyectable, un calor profundo me va invadiendo, son milésimas de segundo, pero ya nada es lo mismo. Estallan los vidrios, cruje la chapa, veo pasar a mi lado un pedazo de ala, puedo leer en ella 437, el silencio se apodera de todo, sólo el silbido del viento entra por el casco blanco, mi máscara de oxígeno se desprende violentamente. La turba de la Isla Borbón está muy cerca, siento desgarrar mi piel, una fuerte luz se adueñó de mí, veo manos que me quieren agarrar y no pueden. Pasan las imágenes de mi familia, pienso en María Inés, en Soledad, pienso en Ricardo, los puedo ver y los estrecho en un abrazo, aunque no me puedan ver ni adivinar cuánto los he querido, no tengo ni tiempo para llorar, sólo un grito se apodera de mí ¡Viva la Patria carajo! Tu mano me salva Señor... Misión cumplida... cumplí con mi juramento "defender la patria hasta perder la vida" y yo te la di Nación. Familia les dejo mi legado. País le dejo mi razón. El 29 de mayo, mediante una riesgosa operación realizada por un Twin Otter de la IX Brigada Aérea, volví al continente junto con mis dos camaradas eyectados, el mayor Puga y el capitán Díaz. Parte de mis restos fueron recogidos en una improvisada urna, la que fue realizada con un cajón de cohetes FFAR 2,75 de Pucará y recuperados para ser entregados a mi familia que me esperaba en Tandil.[/SIZE][/FONT][/COLOR] [SIZE=3][B][I][COLOR=black][FONT=Arial](*) Colaboraron Carlos "Napoleón" Martínez, Carlos "Talo" Moreno, Pablo M. Carballo y María Inés Rico, viuda de Volponi[/FONT][/COLOR][/I][/B][/SIZE] [SIZE=3][COLOR=#000000][FONT=Arial] [/FONT][/COLOR][/SIZE] [IMG]http://i.imgur.com/SODX0PO.jpg[/IMG] Héctor Roberto Volponi y Héctor Ricardo Volponi (Padre e hijo) [/QUOTE]
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