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Mensaje: <blockquote data-quote="Condor I" data-source="post: 568414" data-attributes="member: 3565">Historia de la única víctima de la guerra que no fueRubén Ortiz sufrió la amputación de su pie izquierdo por la explosión de una mina en la frontera.La explosión lo enterró en un pozo. Quiso trepar la hondura, pero resbaló. Se aferró a la superficie con las manos y ganó centímetros. Apoyó los codos, subió un poco más. Buscó darse otro envión con los talones, pero no pudo. No tenía el pie izquierdo.El 9 de enero de 1986, el jujeño Rubén Ortiz se desangraba. Un dolor descomunal le estrangulaba los movimientos, pero recobró fuerzas y comenzó a arrastrarse. Logró salir. Pidió auxilio, nadie lo escuchó. Decidió volver a su camioneta, tenía que escalar una pendiente. Reptó cuesta arriba, con miedo a que le explotara una bomba en el pecho.Estaba en territorio chileno, en El Angosto, a 30 kilómetros del Paso de Jama. Había ido con su Ford F-100 a rescatar a unos legisladores que se habían perdido en la zona. Bajó del vehículo al toparse con un alambrado que le cerraba el paso. Vio huellas de vicuña. Caminó hacia el fondo de la pendiente y se topó con un Jeep militar chileno, destruído. Testimonios que recogió después lo remitían a la muerte de carabineros, luego de un estallido que brotó de la tierra. Decidió recorrer unos metros más, para tratar de encontrar un nuevo camino, ya que la arena los borraba. Estaba a punto de convertirse en la primera víctima argentina de las minas antipersonales colocadas por los chilenos hace 30 años, durante el conflicto del Beagle.Justo él, que en 1978, como camionero de Vialidad Nacional, había tenido que transportar soldados a la frontera. 1986 lo encontraba en una misión solidaria, pero resultaría fatídica."No paraba de sangrar, estaba furioso con mis compañeros, porque no me habían ayudado.Subimos a la camioneta rumbo a la salita de primeros auxilios de Susques, pero sólo yo conocía bien esos cerros, donde los arenales tienen dos metros y constantemente cambian de posición.Tuve que manejar. A mitad de camino no aguanté más y con un cuchillo tuve que cortarme un pedazo de empeine que había quedado en una hilacha muy dolorosa, insoportable". Rubén habla aferrado a un par de muletas, que alterna con un pie ortopédico que le salió 14 mil pesos y le consumió buena parte de la indemnización que le dieron por el daño sufrido.Hoy está más preocupado por su presente austero que por el pasado. "Tengo una jubilación de 700 pesos, pero no me alcanza. Necesito 1.500 para vivir, estoy muy preocupado. Ojalá que esta nota sirva para que me paguen algún subsidio. Gracias a Dios, la guerra nunca se produjo, pero igual soy víctima del conflicto y el Estado tendría que ponerse de mi lado", se esperanza.Rubén tiene 55 años y un nieto de dos. Hace arreglos de chapa y pintura y, cuando puede, aprovecha con amigos la temporada de pejerrey. Siempre recuerda su época en Vialidad, el organismo encargado de asfaltar los caminos. Pero él sigue sin suerte: vive en calle de tierra.Fuente clarin</blockquote>

Verificación: Libertador de Argentina