Relatos del personal del Shefield
A bordo del portaaviones Hermes, en el Atlantico Sur, 6 de mayo de 1982 (de los corresponsales de guerra británicos acreditados por la Royal Navy en su nave insignia). En sus primeras declaraciones ante los periodistas destacados en el HMS Hermes, el Capitán James SALT, comandante del HMS Sheffield, que acaba de ser hundido por la eficaz aviación argentina, dijo que “el calor producido por el estallido de un misil en el corazón de la nave fue tan intenso que el casco ardió al rojo vivo”. Brindando algunos detalles de los terribles momentos vividos a bordo del Sheffield, SALT contó que la tripulación luchó durante cinco horas para sofocar las llamas hasta que él tuvo que dar la orden de abandonar el barco.
“El incendio se extendió de tal modo que llegó a ser peligroso para nuestras propias municiones y cohetes - Dijo SALT -, pues el misil alcanzó al buque a unos dos metros por encima de la línea de flotación y luego estalló hacia arriba y hacia el exterior del casco. Podíamos sentir el calor de la cubierta a través de nuestros zapatos. La superestructura echaba humo. La pintura se desprendía del casco. En la parte por donde penetró el proyectil el metal estaba al rojo vivo”
Refiriéndose a la orden de abandonar el destroyer, SALT confesó: “Fue mi decisión y me siento mal, pero no había otra alternativa”.
En cuanto a las víctimas del ataque argentino, según se supo hoy oficialmente, alcanzaba a veinte muertos y 24 heridos, algunos de gravedad, con quemaduras de alto grado y lastimaduras diversas. Se informó también que 242 hombres de la tripulación sobrevivieron indemnes a la destrucción del navío y fueron transferidos a otros buques de la flota británica. Los restos del Shefiel, alcanzado por un misil Exocet disparado por un avión Sper Etendard de la Marina de Guerra argentina, todavía permanecía a flote, aunque se presume que el navío es prácticamente imposible de ser rescatado y que se hundirá irremediablemente en aguas del Atlántico Sur. Su costo de es de 150 millones de dólares y ha sido inutilizado rn contados segundos por un proyectil de 200 mil dólares, lo que ha generado embarazosos interrogantes entre estas fuerzas operativas que pertenecen a la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN).
“Fue horrible – relató el capitán John Atkinson, de la oficialidad del Sheffield-, hicimos todo lo posible para apagar el fuego pero enseguida nos dimos cuenta de que nuestros esfuerzos eran en vano. Felizmente no hubo pánico, a pesar de que era impresionante ver los cadáveres calcinados al lado nuestro y a algunos tripulantes correr desesperadamente con sus rostros quemados y sus ropas todavía en llamas. Debo confesar que aún no logro conciliar el sueño, porque esas horribles imágenes vuelven continuamente a mi memoria.
Por su parte el teniente Graham Baker admitió que tuvo “un miedo impresionante, porque las llamas y el humo eran infernales”. Y explicó: “Todo ocurrió en 20 segundos. Se evacuó el puente y la tripulación que estaba debajo de la cubierta comenzó a escapar por las escotillas. El capitán SALT, que iba camino al puente desde su cabina, fue sacudido imprevistamente por el impacto del Exocet y enseguida tomó una máscara antigás e intentó evaluar los daños. Era imposible atravesar el portón de estribor, pero se podía ver que las enormes compuertas metálicas estaban retorcidas, que las escotillas estaban arrancadas de sus soportes, y el metal abierto como una flor alrededor del boquete de estribor, era de un color rojo vivo. La pintura de la superestructura comenzó a ampollarse y las cubiertas estaban tan calientes que ya no se podía caminar sobre ellas. Ante el peligro del estallido de los depósitos de municiones y misiles, SALT no tuvo más alternativa que ordenarnos el abandono del buque.
Finalmente SALT expresó acongojado. “El Sheffield prácticamente se está hundiendo. No puedo soportar esta agonía. Jamás podré olvidar la muerte de este buque”.
Las encuestas efectuadas en Gran Bretaña –por Merket & Opinión Research International. Pocos días antes del ataque de los Super Etendard, mostró que de cada cinco británicos, tres no estaban dispuestos a perder un solo hombre por las Malvinas. Poco después, la madre de uno de los tripulantes muertos del Sheffield llegó a declarar. “No se alistó para morir por algo tan inútil como esto” (Sunday Times).