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Area Militar General
Malvinas 1982
Inglaterra reclamará ante la ONU su "soberanía" sobre el fondo marino de Malvinas
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<blockquote data-quote="KILLBILL" data-source="post: 324279" data-attributes="member: 1855"><p><strong>Siguen en vigencia los Tratados de Rendición Incondicional de la Argentina ante Gran Bretaña</strong></p><p>Ana Graciela Real</p><p>Siguen en vigencia los Tratados de Rendición</p><p>Incondicional de la Argentina ante Gran Bretaña</p><p>firmados en 1990 en Madrid y Londres por Domingo</p><p>Cavallo. (del Dr. Walter Moore) </p><p></p><p>La consecuencia escandalosa más reciente de estos</p><p>tratados es la imposición británica de no colocar</p><p>radares en la zona de la Patagonia Argentina, de</p><p>manera de no poder alertar a nuestras fuerzas armadas</p><p>de una invasión de nuestro espacio aéreo o de las</p><p>costas en nuestro mar territorial.</p><p></p><p>Esta exigencia es legal por lo aprobado al siniestro</p><p>Acuerdo (Tratado) Anglo-Argentino firmado por Domingo</p><p>Cavallo, el 15 de febrero de 1990 en Madrid y</p><p>publicado en las páginas 1 y 4 del diario La Nación de</p><p>Buenos Aires, el 16 de febrero de 1990 (ejemplar nº</p><p>42.486), refrendado por Carlos Menem, Carlos Ruckauf,</p><p>León C. Arslanián y Guido Di Tella </p><p></p><p>En el Anexo IV referido a la Seguridad en la</p><p>Navegación la Argentina se compromete, entre otras</p><p>cosas, más duras aún, a informar a las tropas inglesas</p><p>de todos sus movimientos en el área, “con el fin de</p><p>identificar aeronaves en vuelo, en especial en la</p><p>vecindad de las zonas costeras”.</p><p></p><p>Dicho “Acuerdo”, titulado “Declaración conjunta de las</p><p>delegaciones de la Argentina y del Reino Unido” sirvió</p><p>para transformar la Capitulación Argentina en</p><p>Malvinas, o sea la pérdida de una batalla en la</p><p>“Rendición Incondicional” de nuestro país ante el</p><p>invasor británico, pero en su apresuramiento, no lo</p><p>designaron como Tratado para eludir a su tratamiento</p><p>por el Congreso, por lo cual lo convenido en este, no</p><p>es obligatorio para la República Argentina. </p><p></p><p>Conforme a lo que establece el artículo 5º, A, B y C</p><p>esta “Declaración Conjunta” los Británicos y se</p><p>aseguran que nuestro país no tenga posibilidades de</p><p>devolverles el golpe (que entonces contó con la</p><p>solidaridad total de América Latina con excepción de</p><p>Chile), pues Carlos Menem firmó ese documento que le</p><p>da una supremacía bélica total a Gran Bretaña[1] sobre</p><p>el territorio de nuestro país pues en el retorcido</p><p>lenguaje diplomático, les otorga el derecho de</p><p>controlar todos los actos de las Fuerzas Armadas de la</p><p>República Argentina, costosos para hacer innecesario</p><p>que los británicos mantengan efectivos militares,</p><p>navales y aéreos para defender las Islas Malvinas de</p><p>un eventual ataque, y además se les dio el a controlar</p><p>todo el Atlántico Sur y el único paso bi-oceánico</p><p>natural, además de permitirles proyectarse sobre</p><p>nuestro Territorio Antártico. Todo lo cual detalla</p><p>magistralmente el Dr. Julio González en su libro “Los</p><p>tratados de paz de la Guerra de las Malvinas” (ahora</p><p>agotado, pero se encuentra en proceso de re edición).</p><p></p><p>Pero no termina allí esta infamia, sino que Domingo</p><p>Cavallo, promovido por Menem de Canciller a Ministro</p><p>de Economía, unos meses después, el 11 de diciembre de</p><p>1990, firma en Londres, el Tratado Anglo-Argentino de</p><p>Promoción y Protección de Inversiones, (y este sí,</p><p>aprobado por todos los diputados y senadores de ambas</p><p>cámaras con la única disidencia total del Diputado</p><p>Nacional Luis Zamora) gracias al cual los británicos</p><p>cobran su “Botín de Guerra” y la Argentina entrega su</p><p>soberanía económica y monetaria a Gran Bretaña.</p><p></p><p>Basándose en las disposiciones de dicho tratado,</p><p>(según la información recopilada por el V. Comodoro</p><p>Horacio Ricciardelli, ex combatiente en las Islas</p><p>Malvinas [2]), l<strong>a Argentina permitió que 2.000</strong></p><p><strong>empresas británicas radicadas en diferentes países del</strong></p><p><strong>Commonwealth (en especial a Canadá, Nueva Zelanda y</strong></p><p><strong>Australia,) y también en Estados Unidos, Holanda y</strong></p><p><strong>Francia, pero casi todas con sus casas centrales en</strong></p><p><strong>Londres</strong>, no sólo se apoderen de toda la riqueza de la</p><p>Argentina, sino que logren la quiebra de 108.000</p><p>empresas industriales, que se suman a las 18.000 que</p><p>habían desaparecido con Martínez de Hoz y las 40.000</p><p>que borró del mapa Alfonsín. </p><p></p><p>Así fue que, por la pérdida de una batalla, la de</p><p>Malvinas, se le impusieron a la Argentina condiciones</p><p>más duras que las impuestas a Alemania después de la</p><p>primera Guerra Mundial mediante el Tratado de</p><p>Versalles, y esto cual ha generado el estado actual de</p><p>postración económica, espiritual y moral de nuestro</p><p>pueblo, con el claro propósito de que la plutocracia</p><p>usurera británica nos esclavice en forma permanente.</p></blockquote><p></p>
[QUOTE="KILLBILL, post: 324279, member: 1855"] [B]Siguen en vigencia los Tratados de Rendición Incondicional de la Argentina ante Gran Bretaña[/B] Ana Graciela Real Siguen en vigencia los Tratados de Rendición Incondicional de la Argentina ante Gran Bretaña firmados en 1990 en Madrid y Londres por Domingo Cavallo. (del Dr. Walter Moore) La consecuencia escandalosa más reciente de estos tratados es la imposición británica de no colocar radares en la zona de la Patagonia Argentina, de manera de no poder alertar a nuestras fuerzas armadas de una invasión de nuestro espacio aéreo o de las costas en nuestro mar territorial. Esta exigencia es legal por lo aprobado al siniestro Acuerdo (Tratado) Anglo-Argentino firmado por Domingo Cavallo, el 15 de febrero de 1990 en Madrid y publicado en las páginas 1 y 4 del diario La Nación de Buenos Aires, el 16 de febrero de 1990 (ejemplar nº 42.486), refrendado por Carlos Menem, Carlos Ruckauf, León C. Arslanián y Guido Di Tella En el Anexo IV referido a la Seguridad en la Navegación la Argentina se compromete, entre otras cosas, más duras aún, a informar a las tropas inglesas de todos sus movimientos en el área, “con el fin de identificar aeronaves en vuelo, en especial en la vecindad de las zonas costeras”. Dicho “Acuerdo”, titulado “Declaración conjunta de las delegaciones de la Argentina y del Reino Unido” sirvió para transformar la Capitulación Argentina en Malvinas, o sea la pérdida de una batalla en la “Rendición Incondicional” de nuestro país ante el invasor británico, pero en su apresuramiento, no lo designaron como Tratado para eludir a su tratamiento por el Congreso, por lo cual lo convenido en este, no es obligatorio para la República Argentina. Conforme a lo que establece el artículo 5º, A, B y C esta “Declaración Conjunta” los Británicos y se aseguran que nuestro país no tenga posibilidades de devolverles el golpe (que entonces contó con la solidaridad total de América Latina con excepción de Chile), pues Carlos Menem firmó ese documento que le da una supremacía bélica total a Gran Bretaña[1] sobre el territorio de nuestro país pues en el retorcido lenguaje diplomático, les otorga el derecho de controlar todos los actos de las Fuerzas Armadas de la República Argentina, costosos para hacer innecesario que los británicos mantengan efectivos militares, navales y aéreos para defender las Islas Malvinas de un eventual ataque, y además se les dio el a controlar todo el Atlántico Sur y el único paso bi-oceánico natural, además de permitirles proyectarse sobre nuestro Territorio Antártico. Todo lo cual detalla magistralmente el Dr. Julio González en su libro “Los tratados de paz de la Guerra de las Malvinas” (ahora agotado, pero se encuentra en proceso de re edición). Pero no termina allí esta infamia, sino que Domingo Cavallo, promovido por Menem de Canciller a Ministro de Economía, unos meses después, el 11 de diciembre de 1990, firma en Londres, el Tratado Anglo-Argentino de Promoción y Protección de Inversiones, (y este sí, aprobado por todos los diputados y senadores de ambas cámaras con la única disidencia total del Diputado Nacional Luis Zamora) gracias al cual los británicos cobran su “Botín de Guerra” y la Argentina entrega su soberanía económica y monetaria a Gran Bretaña. Basándose en las disposiciones de dicho tratado, (según la información recopilada por el V. Comodoro Horacio Ricciardelli, ex combatiente en las Islas Malvinas [2]), l[B]a Argentina permitió que 2.000 empresas británicas radicadas en diferentes países del Commonwealth (en especial a Canadá, Nueva Zelanda y Australia,) y también en Estados Unidos, Holanda y Francia, pero casi todas con sus casas centrales en Londres[/B], no sólo se apoderen de toda la riqueza de la Argentina, sino que logren la quiebra de 108.000 empresas industriales, que se suman a las 18.000 que habían desaparecido con Martínez de Hoz y las 40.000 que borró del mapa Alfonsín. Así fue que, por la pérdida de una batalla, la de Malvinas, se le impusieron a la Argentina condiciones más duras que las impuestas a Alemania después de la primera Guerra Mundial mediante el Tratado de Versalles, y esto cual ha generado el estado actual de postración económica, espiritual y moral de nuestro pueblo, con el claro propósito de que la plutocracia usurera británica nos esclavice en forma permanente. [/QUOTE]
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