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Area Militar General
Malvinas 1982
La Batalla de Darwin-Pradera del Ganso
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<blockquote data-quote="Shadow" data-source="post: 421502" data-attributes="member: 158"><p>Sigue...</p><p></p><p><strong>¿Por qué perdió Argentina?</strong></p><p></p><p>Keeble, el oficial al cual se rindieron los argentinos en Pradera del Ganso, escribió, “Yo creo que los argentinos perdieron la batalla mas que los Paras la ganaran. De hecho, sospecho que la mayoría de los conflictos se resuelven así.”23 Mientras que esta declaración muestra la humildad, también proporciona una nueva percepción acerca de la naturaleza fundamental del combate. Sin importar si los británicos combatieron bien o mal, la batalla fue una derrota argentina. No obstante, es importante hacer notar que no se puede determinar ningún factor que por sí solo produjo la derrota.</p><p>Una carencia de inteligencia era un factor principal. Aunque Piaggi y el comando conjunto en Puerto Argentino sospecharon que era inminente un ataque británico en contra de las posiciones en Darwin y Pradera del Ganso, no sabían cuando ni de donde vendría. Además, no sabían si los británicos tenían planificada una incursión, como originalmente propuso Thompson, o un ataque a gran escala para capturar las posiciones. En cualquier caso, no sabían cuantas tropas serían empleadas.</p><p>En términos operativos, esta carencia de inteligencia se tradujo en un frente exageradamente sobreextendido. Puesto que Piaggi no sabía desde donde vendría el ataque, tenía que desplegar sus fuerzas hacia ambos lados del istmo y aún así ser capaz de cubrir las playas en el caso de un desembarco anfibio, una situación que lo dejo con un número insuficiente de tropas en cada posición.24 Si los argentinos hubiesen tenido mejor inteligencia acerca de la composición y movimientos de las tropas británicas, podrían haber desplegado la mayoría de la fuerza de tarea en las posiciones en el norte del istmo para enfrentar el ataque del 2 Para. Esto presumiblemente podría haber hecho el ataque británico mucho más difícil. Ademas, una mejor inteligencia en el final de la batalla hubiera proporcionado a Piaggi un conocimiento situacional más completo, que le podría haber permitido considerar la posibilidad de un contraataque.</p><p>Mientras que la carencia de inteligencia para apoyar una buena toma de decisiones fue un asunto clave, la consideración del nivel en el cual se tomaban tales decisiones fue otro. Por ejemplo, la orden para las tropas que defendían el sector norte del istmo de abandonar sus posiciones preparadas y movilizarse hacia el norte no vino de Piaggi sino del comando conjunto en Puerto Argentino, que tomó la decisión sobre la situación táctica basada sólo en las comunicaciones de radio con Pradera del Ganso. Esto causó que las tropas argentinas en el frente estuvieran en posiciones expuestas cuando atacaron los británicos, y que tuvieran un campo minado a sus espaldas a lo largo de su ruta de retirada.</p><p>La intervención de los comandantes superiores no es exclusiva del Ejército Argentino. De hecho, el avance británico hacia Darwin-Pradera del Ganso se adelantó por una orden de los comandantes en el cuartel general quienes querían controlar los eventos desde una distancia de miles de millas. Lo que es importante notar en este punto no es la ocurrencia del problema sino el hecho que lo hizo posible por el vínculo de comunicaciones en tiempo real que se estableció entre Puerto Argentino y Pradera del Ganso. La idea que la proliferación de este tipo de vínculo podría tentar futuros comandantes a ejercer el control en los niveles inapropiados ha sido discutido en otras obras.25</p><p>Posiblemente, la percibida necesidad de imponer las ordenes tácticas a las tropas en Darwin y Pradera del Ganso era causada por la falla del comando conjunto cuando éste no designó un comandante en el terreno para que se hiciera cargo. Aunque Piaggi era el comandante de la Fuerza de Tarea Mercedes, compuesta por elementos de los Regimientos de Infantería 8, 12 y 25 desplegados en el istmo, el Vicecomodoro de la Aérea era el oficial de mayor jerarquía en Pradera del Ganso. Muchas veces, Piaggi pidió una clarificación de su cadena de mando en Puerto Argentino, pero no recibió ninguna respuesta. Aunque el Jefe del elemento de la FAA era un oficial de la Fuerza Aérea sin adiestramiento en el empleo táctico de tropas terrestres, no se interesó demasiado en involucrarse en la conducción de la batalla terrestre. algún punto, Piaggi se frustró tanto con esta intervención que dijo “Por favor, hágame un favor y lárguese de aquí.”26 Uno de sus principales desacuerdos involucró la rendición: Piaggi y el jefe local de la Fuerza Aérea tenían distintas opiniones acerca de cómo deben proceder, y en este caso, sus acciones llegaron a ser un asunto no sólo de la autoridad sino también de la responsabilidad.27</p><p>El liderazgo de Piaggi en Darwin-Pradera del Ganso fue cuestionado. Específicamente, José Eduardo Costa ha señalado que mientras el comandante y todos los jefes de compañía del 2 Para dirigieron sus tropas en el frente, Piaggi y su plana mayor se quedaron en el puesto de comando en Pradera del Ganso durante la batalla. Al hacer notar que el oficial argentino de mayor jerarquía en el frente era un Teniente Primero, Costa escribe, “La experiencia de un comandante argentino en las líneas del frente podría haber sido esencial para la conducción táctica del combate.”28</p><p>El aspecto más interesante de este debate—la idea que los británicos lograban el éxito porque sus oficiales lideraron sus tropas en el frente—es que uno de los historiadores principales británicos que se especializa en este conflicto, Spencer Fitz-Gibbon, ha dedicado un libro entero al argumento precisamente opuesto.29 Fitz-Gibbon sostiene que no fue el planeamiento detallado de Jones o su conducción de las fracciones dependientes lo que dió lugar al éxito británico. En cambio, señala que la batalla se abrió para los británicos sólo después que había caído Jones, cuando Keeble les dio libertad a sus comandantes subordinados para cumplir con sus misiones como lo creyeran apropiado.</p><p>Otro problema con el criticismo de Costa acerca de Piaggi es que no tiene en cuenta la distribución geográfica de las tropas de Piaggi y la escasez de radios. Desde su puesto de comando en Pradera del Ganso, Piaggi podía comunicar por medio de estafetas con sus tropas en el norte y el sur, así como por radio con el comando conjunto en Puerto Argentino, al cual constantemente le solicitó apoyo aéreo cercano y municiones.30 Bajo circunstancias normales, Piaggi se habría desplegado en el frente junto con uno o dos suboficiales para controlar el combate en este sitio en tanto que el segundo jefe de la fuerza de tarea se hubiera quedado en el puesto de comando para mantener la comunicación con Puerto Argentino. Sin embargo, la disponibilidad de sola una radio—decomisada de un habitante local—no permitió este tipo de organización.31</p><p>Ninguno de estos argumentos es completamente conclusivo. En primer lugar, el concepto de Auftragstaktik requiere que los comandantes y sus subalternos compartan un modelo mental que se desarrolla a través del adiestramiento y experiencia común. Pero Piaggi acababa de llegar para hacerse cargo del Regimiento 12 y no se había adiestrado junto con sus oficiales subalternos para compartir su forma de pensar. Aún más, la mitad de los oficiales que estaban presentes en Darwin y Pradera del Ganso provenían del Regimiento 8 o 25 y estaban aún menos familiarizados con Piaggi en su rol como comandante.</p><p>Por otro lado, la aparición del comandante en el frente, una vez que había determinado la dirección del avance británico, podría haber ayudado inhibir la retirada. La presencia del comandante en las trincheras podría haber constituido un ejemplo para los soldados y haber eventualmente cambiado la suerte de la batalla. Pero esto es nada más que especulación, especialmente cuando se reconoce que la mayoría de las tropas bajo su comando no estaban familiarizadas con Piaggi.</p><p>La crítica también ha sido dirigida hacia los oficiales subalternos por no luchar al lado de sus soldados, aunque esto parece infundado, por lo menos en Darwin y Pradera del Ganso donde la mayoría, si no todos los oficiales subalternos estaban lado a lado con sus tropas en las trincheras. De hecho, el Teniente primero Roberto Estévez murió heroicamente en acción mientras defendía su posición, el Subteniente Guillermo Aliaga y el Subteniente Ernesto Peluffo fueron seriamente heridos en el combate.32 Generalmente, los oficiales a cargo de las secciones o compañías se desempeñaron valientemente en la acción en el istmo de Darwin.</p><p>El cuerpo de soldados también combatió bien, hasta cierto punto. Pero a pesar del nivel de Volksgeist que tenían, no podían superar la carencia de adiestramiento adecuado. Los soldados del Ejército Argentino eran exclusivamente conscriptos, que debían cumplir un año de servicio militar obligatorio antes de volver a trabajar en el sector privado. Los únicos profesionales en el Ejército eran los oficiales y suboficiales.</p><p>Existían varios problemas con este tipo de sistema. Primero, el período de adiestramiento era demasiado corto. Segundo, los soldados que eran re-convocados para servir tenían ya sea un adiestramiento lejano en el tiempo o bien escaso, tal como era el caso con la mayoría de los conscriptos recién incorporados. (El Regimiento 12 tenía sólo tres meses de adiestramiento antes de su despliegue en las Malvinas.) En tercer lugar, el cuerpo de oficiales se vio afectado en su entrenamiento porque tenían que adiestrar los nuevos reclutas en lugar de desarrollar sus habilidades tácticas o técnicas.33</p><p>Los argentinos tenían también otros problemas que no se relacionaban exclusivamente con el adiestramiento. Las condiciones meteorológicas fueron un factor importante. Mientras que los Paras se adiestraron anteriormente en climas fríos, los soldados del Regimiento 12 provenían de un clima subtropical y no estaban acostumbrados al frío. Además, como fueron una de las últimas unidades desplegadas en las Malvinas, no tenían suficientes provisiones y, de hecho, estaban mal abastecidos en cuanto a ropa de invierno, lo cual hizo que las tareas propias del soldado en el terreno sean casi inaguantable, especialmente en una región caracterizada por el frío y lluvia en abril y mayo.34</p><p>Además de las lluvias, las tropas tenían hambre. Las provisiones eran inadecuadas y no podían anticipar el reabastecimiento. Las distancias entre las Compañías desplegadas y la carencia de vehículos dificultaron la entrega de comestible y agua a las tropas. Surgió el mismo problema con respecto a la munición. Las secciones de mortero sufrieron la escasez de munición por haber agotado sus granadas muy temprano en la batalla. Pero no fue un problema sólo para las secciones de mortero. las 0930 horas, las tropas en el frente del sector norte informaron haber agotado un 60% de sus municiones. Algunas secciones fueron forzadas a retirarse sólo porque carecían de munición, aun después de recolectar las municiones de las bajas.35</p><p>Tristemente, la principal razón para la escasez de abastecimiento fue simplemente que la mayoría de ellos, pertenecientes al Regimiento 12, nunca zarpó de Argentina, incluyendo las radios, armas pesadas de apoyo, morteros y ametralladoras pesadas, los vehículos de combate, así como la munición. El Regimiento había recibido la orden de desplegar en las Malvinas relativamente tarde en el conflicto, para reforzar la disposición defensiva en contra de la fuerza de tarea británica que ya estaba en rumbo hacia el sur. La prioridad era desplegar las tropas y luego su equipamiento. Lastimosamente para el regimiento, cuando todo estaba preparado para la entrega del equipamiento y demás abastecimientos, el bloqueo británico de las islas se había vuelto suficientemente eficaz por lo cual las autoridades argentinas consideraron que existía demasiado riesgo para enviarlo. Los soldados simplemente lucharon con lo disponible.</p><p>La victoria británica en Darwin-Pradera del Ganso no fue inevitable, y posiblemente no fue tampoco exclusivamente debido a una inherente superioridad tanto en el liderazgo como en la tecnología disponible por parte de los británicos. Más bien, fue causado por una combinación de factores por el lado argentino, desde el múltiple mal funcionamiento organizacional hasta la inhabilidad de abastecer adecuadamente a las tropas en las trincheras.</p><p></p><p><a href="http://imageshack.us"><img src="http://img229.imageshack.us/img229/8956/image002qi5.gif" alt="" class="fr-fic fr-dii fr-draggable " style="" /></a></p><p><em>Recortándose en el fondo de la mañana más triste de los combatientes argentinos, es la silueta del monte Dos Hermanas la que enmarca la escena del último avance británico.</em></p><p></p><p><strong>Notas</strong></p><p></p><p><span style="font-size: 9px">1. Max Hastings y Simon Jenkins, The Battle for the Malvinas (Londres: Pan Books, 1997), y Martin Middlebrook, The Malvinas War, 1982 (Londres: Penguin, 2001), proporcionan buenos análisis generales de la guerra en inglés. El libro más comprensivo en español probablemente sea el de José Eduardo Costa, Guerra Bajo la Cruz del Sur (Buenos Aires: Hyspamerica, 1988).</span></p><p><span style="font-size: 9px">2. La falla de no considerar la perspectiva del adversario no es exclusiva a Israel y el Reino Unido. Los relatos históricos acerca de la guerra del Golfo Pérsico son decididamente parciales. La operación fue una victoria abrumadora, aunque la así llamada “guerra de 100 horas” podría haber sido más sangrienta para los EE.UU. La historia proporciona muchos ejemplos de ejércitos que continúan la lucha en situaciones imposibles (el Sexto Ejército Alemán en Stalingrado, por ejemplo).</span></p><p><span style="font-size: 9px">3. Los mejores relatos de la operación de desembarco anfibio provienen de Michael Clapp y Ewen Southby-Tailyour, Amphibious Assault Malvinas: The Battle of San Carlos Water (Londres: Orion, 1996), y Julian Thompson, No Picnic (Londres: Cassell and Co., 2000). Clapp era el Comandante del Grupo de Tarea Anfibio y Thompson era el Comandante de las Fuerzas Terrestres cuando se desarrollaron los desembarcos. El mejor relato británico de los ataques aéreos son los de Sandy Woodward con Patrick Robinson, One Hundred Days: The Memoirs of the Malvinas Battle Group Commander (Annapolis, Maryland: Naval Institute Press, 1997), a pesar del hecho que Woodward no estaba presente en San Carlos. Los relatos argentinos de la acción aérea se hallan en Rubén O. Moro, La Guerra Inaudita: Historia del Conflicto del Atlántico Sur (Buenos Aires: Editorial Pleamar, 1986); y Benigno Hector Andrada, Guerra Aérea en las Malvinas (Buenos Aires: Emecé Editores, 1983).</span></p><p><span style="font-size: 9px">4. “Informe Oficial del Ejército Argentino. Conflicto Malvinas” (Buenos Aires: Instituto Geográfico Militar, 1983), II, anexo 15. Un pequeño destacamento de unos 60 soldados, liderados por el Teniente Primero Carlos Esteban, se encontraba en Promontorio Güemes (Fanning Head), cerca de San Carlos, pero fueron atacados por fuego naval y por fuerzas especiales a medida que comenzaron a ejecutarse los desembarcos por lo que no fueron capaces de demorar la operación anfibia. Aquellos que no fueron muertos o heridos escaparon a Puerto Argentino (Stanley). Algunos participaron luego en el combate en la Darwin-Pradera del Ganso. Véase Félix Roberto Aguilar, Francisco Cervo, Francisco Eduardo Machinandiarena, Martín Antonio Balza, y Eugenio Alfredo Dalton, Operaciones Terrestres en las Islas Malvinas (Buenos Aires: Círculo Militar, 1985), págs. 135-39.</span></p><p><span style="font-size: 9px">5. Thompson, págs. 66-68.</span></p><p><span style="font-size: 9px">6. Ibíd., págs. 70-72.</span></p><p><span style="font-size: 9px">7. Helmuth Carl Von Moltke, Moltke on the Art of War: Selected Writings, traductores, Daniel J. Hughes y Harry Bell (Novato, California: Presidio Press, 1993), pág. 45. El empleo excesivo del planeamiento detallado y no emplear Auftragstaktik es el tema de la obra de Spencer Fitz-Gibbon’s Not Mentioned in Despatches: The History and Mythology of the Battle of Pradera del Ganso (Goose Green) (Cambridge, Inglaterra: The Lutterworth Press, 1995).</span></p><p><span style="font-size: 9px">8. Se describe el plan detalladamente en tres libros, cada uno con su propia perspectiva: Fitz-Gibbon, págs. 11-22; Mark Adkin, Pradera del Ganso (Goose Green): A Battle is Fought to Be Won (Londres: Cassell and Co., 1992), págs. 145-68; y John Wilsey, H Jones VC: The Life and Death of an Unusual Hero (Londres: Arrow Books, 2002), págs. 256-63.</span></p><p><span style="font-size: 9px">9. Informe Oficial, vol. I, pág. 78; Costa, pág. 349; Adkin, pags. 28, 366-67. El número de efectivos en las unidades de ambos lados incluye los elementos de comando y apoyo que no participó activamente en el combate. El número de tropas de combate que chocaron en el frente probablemente no eran más de 300 a 350.</span></p><p><span style="font-size: 9px">10. Los comandantes argentinos estaban preocupados con la capacidad británica de ejecutar operaciones en la retaguardia argentina debido a su ventaja de apoyo de helicópteros. Pareciera que no se dieron cuenta que el ataque en contra del buque transporte Atlantic Conveyor realizado el 25 de mayo resultó en la pérdida de la mitad de la fuerza de helicópteros con la cual contaban los británicos, incluyendo cuatro de los cinco helicópteros Chinook, el único helicóptero adecuado en el inventario británico para el movimiento rápido de tropas y, de igual importancia, sus armas pesadas.</span></p><p><span style="font-size: 9px">11. Costa, págs. 346-47.</span></p><p><span style="font-size: 9px">12. Ibíd., pág. 347.</span></p><p><span style="font-size: 9px">13. Informe Oficial, págs. 84-87; Moro, págs. 392-96, 399-401; Wilsey, págs. 269-83.</span></p><p><span style="font-size: 9px">14. Middlebrook, págs. 271-72; Carlos M. Túrolo, editor, Así Lucharon (Buenos Aires: Editorial Sudamérica, 1983), págs. 267-68.</span></p><p><span style="font-size: 9px">15. Adkin, págs. 351-52; Max Arthur, editor, Above All, Courage: Personal Stories from the Malvinas War (Londres: Cassell and Co., 2002), págs. 192-93.</span></p><p><span style="font-size: 9px">16. Italo Piaggi proporciona los puntos de vista de los oficiales que estaban presentes para la discusión en El Combate de Pradera del Ganso (Goose Green) (Buenos Aires: Editorial Planeta, 1993), págs. 92-93.</span></p><p><span style="font-size: 9px">17. Adkin, págs. 357-59.</span></p><p><span style="font-size: 9px">18. Carl von Clausewitz, Vom Kriege (Berlín: Ullstein, 2002), pág. 372.</span></p><p><span style="font-size: 9px">19. Véase Middlebrook, págs. 299-300. Mientras que es conveniente destacar la falla en el empleo de las tropas de la Fuerza Aérea Argentina en Darwin-Pradera del Ganso, este hecho fue realmente parte de una falla mayor respecto al empleo eficaz del personal. Por ejemplo, el Regimiento 5 y casi todo el Regimiento 8, menos una sección, se quedaron en dos lugares en la isla West Malvinas durante toda la guerra. Esta isla de población muy poco densa nunca fue invadida por los británicos. Si estos dos regimientos hubiesen estado en Pradera del Ganso o en San Carlos se hubieran podido desempeñar de forma diferente en los eventos.</span></p><p><span style="font-size: 9px">20. Piaggi, correo electrónico al autor, 28 de febrero de 2004.</span></p><p><span style="font-size: 9px">21. Michael Bilton y Peter Kosminsky, Speaking Out: Untold Stories from the Malvinas War (Londres: André Deutsch, 1989), pág. 149.</span></p><p><span style="font-size: 9px">22. Clausewitz, pág. 168.</span></p><p><span style="font-size: 9px">23. Fitz-Gibbon, pág. 184.</span></p><p><span style="font-size: 9px">24. Aguilar, Cervo, Machinandiarena, Balza, y Dalton, pág. 150-51.</span></p><p><span style="font-size: 9px">25. Robert S. Bolia, Michael A. Vidulich, W. Todd Nelson, y Malcolm J. Cook, “A History Lesson on the Use of Technology to Support Military Decision Making and Command and Control,” en Decision Making in Complex Systems, redactores Malcolm J. Cook, Jan M. Noyes, and Ivonne Masakowski (Aldershot, Reino Unido: Ashgate, de próxima publicación).</span></p><p><span style="font-size: 9px">26. Piaggi, “Hazme el favor de retirarte”, El Combate de Pradera del Ganso (Goose Green), pág. 81.</span></p><p><span style="font-size: 9px">27. Existen muchas referencias en El Combate de Pradera del Ganso (Goose Green) de Piaggi acerca del fracaso del comando conjunto para resolver la relación de comando en Pradera del Ganso.</span></p><p><span style="font-size: 9px">28. Costa tampoco reconoce que los tenientes primeros a cargo de las Compañías A y C eran de hecho los oficiales subalternos de mayor rango en la península. En un correo electrónico al autor, con fecha de 1 de marzo de 2004, Piaggi declaró que los capitanes del Regimiento 12 habían sido evacuados al continente debido a una enfermedad o tenían asignadas otras misiones en Puerto Argentino.</span></p><p><span style="font-size: 9px">29. La superioridad de Auftragstaktik es uno de los temas centrales del libro de Fitz-Gibbon.</span></p><p><span style="font-size: 9px">30. Middlebrook.</span></p><p><span style="font-size: 9px">31. Piaggi, correo electrónico al autor, 1 de marzo de 2004.</span></p><p><span style="font-size: 9px">32. Piaggi, capítulo 5; Aguilar, Cervo, Machinandiarena, Balza, y Dalton, pág. 165.</span></p><p><span style="font-size: 9px">33. Piaggi indicó que los soldados conscriptos Clase 1963 habían recibido sólo 45 días de adiestramiento y que 45 % de éstos eran analfabetos. Para una discusión de los ejércitos conscriptos en las guerras árabe-israelíes, véase John Laffin, Arab Armies of the Middle East Wars, 1948-73 (Londres: Osprey Publishing, 1982), pág. 6.</span></p><p><span style="font-size: 9px">34. El frío y humedad son temas que se extienden en todos los escritos de Piaggi. Su Regimiento 12 era de la provincia de Corrientes, en la región norte de Argentina. La Fuerza de Tarea original de los británicos constaba exclusivamente de tropas que se habían entrenado extensivamente en los ambientes de clima frío. Mientras que ambos batallones de Paracaidistas habían estado en Irlanda del Norte o Alemania, las tres unidades de Comandos de los Royal Marines habían entrenado en Noruega como parte de su misión con la OTAN.</span></p><p><span style="font-size: 9px">35. Ibíd.</span></p><p></p><p><em>Robert S. Bolia trabaja en la Sección de Interfaces Cooperativas del Laboratorio de Investigación de la Fuerza Aérea de los EE.UU. en la Base Aérea Wright-Patterson en el estado de Ohio. Recibió su licenciatura de la Universidad Estatal de Wright y su Maestría de la Universidad Militar Norteamericana. Sus artículos “La Batalla Olvidada: Israel y la Guerra de Desgaste” y “Operaciones Conjuntas en la Guerra de las Malvinas (Malvinas): Un análisis del Desastre de Hoya Chasco (Bluff Cove)” fueron publicados en los números de marzo-abril y julio-agosto de 2004 de Military Review.</em></p><p></p><p>Fuente: Military Review</p><p>Link en Pdf: <a href="http://usacac.army.mil/CAC/milreview/Spanish/NovDec05/bolia1.pdf">http://usacac.army.mil/CAC/milreview/Spanish/NovDec05/bolia1.pdf</a></p><p></p><p>Saludos</p></blockquote><p></p>
[QUOTE="Shadow, post: 421502, member: 158"] Sigue... [B]¿Por qué perdió Argentina?[/B] Keeble, el oficial al cual se rindieron los argentinos en Pradera del Ganso, escribió, “Yo creo que los argentinos perdieron la batalla mas que los Paras la ganaran. De hecho, sospecho que la mayoría de los conflictos se resuelven así.”23 Mientras que esta declaración muestra la humildad, también proporciona una nueva percepción acerca de la naturaleza fundamental del combate. Sin importar si los británicos combatieron bien o mal, la batalla fue una derrota argentina. No obstante, es importante hacer notar que no se puede determinar ningún factor que por sí solo produjo la derrota. Una carencia de inteligencia era un factor principal. Aunque Piaggi y el comando conjunto en Puerto Argentino sospecharon que era inminente un ataque británico en contra de las posiciones en Darwin y Pradera del Ganso, no sabían cuando ni de donde vendría. Además, no sabían si los británicos tenían planificada una incursión, como originalmente propuso Thompson, o un ataque a gran escala para capturar las posiciones. En cualquier caso, no sabían cuantas tropas serían empleadas. En términos operativos, esta carencia de inteligencia se tradujo en un frente exageradamente sobreextendido. Puesto que Piaggi no sabía desde donde vendría el ataque, tenía que desplegar sus fuerzas hacia ambos lados del istmo y aún así ser capaz de cubrir las playas en el caso de un desembarco anfibio, una situación que lo dejo con un número insuficiente de tropas en cada posición.24 Si los argentinos hubiesen tenido mejor inteligencia acerca de la composición y movimientos de las tropas británicas, podrían haber desplegado la mayoría de la fuerza de tarea en las posiciones en el norte del istmo para enfrentar el ataque del 2 Para. Esto presumiblemente podría haber hecho el ataque británico mucho más difícil. Ademas, una mejor inteligencia en el final de la batalla hubiera proporcionado a Piaggi un conocimiento situacional más completo, que le podría haber permitido considerar la posibilidad de un contraataque. Mientras que la carencia de inteligencia para apoyar una buena toma de decisiones fue un asunto clave, la consideración del nivel en el cual se tomaban tales decisiones fue otro. Por ejemplo, la orden para las tropas que defendían el sector norte del istmo de abandonar sus posiciones preparadas y movilizarse hacia el norte no vino de Piaggi sino del comando conjunto en Puerto Argentino, que tomó la decisión sobre la situación táctica basada sólo en las comunicaciones de radio con Pradera del Ganso. Esto causó que las tropas argentinas en el frente estuvieran en posiciones expuestas cuando atacaron los británicos, y que tuvieran un campo minado a sus espaldas a lo largo de su ruta de retirada. La intervención de los comandantes superiores no es exclusiva del Ejército Argentino. De hecho, el avance británico hacia Darwin-Pradera del Ganso se adelantó por una orden de los comandantes en el cuartel general quienes querían controlar los eventos desde una distancia de miles de millas. Lo que es importante notar en este punto no es la ocurrencia del problema sino el hecho que lo hizo posible por el vínculo de comunicaciones en tiempo real que se estableció entre Puerto Argentino y Pradera del Ganso. La idea que la proliferación de este tipo de vínculo podría tentar futuros comandantes a ejercer el control en los niveles inapropiados ha sido discutido en otras obras.25 Posiblemente, la percibida necesidad de imponer las ordenes tácticas a las tropas en Darwin y Pradera del Ganso era causada por la falla del comando conjunto cuando éste no designó un comandante en el terreno para que se hiciera cargo. Aunque Piaggi era el comandante de la Fuerza de Tarea Mercedes, compuesta por elementos de los Regimientos de Infantería 8, 12 y 25 desplegados en el istmo, el Vicecomodoro de la Aérea era el oficial de mayor jerarquía en Pradera del Ganso. Muchas veces, Piaggi pidió una clarificación de su cadena de mando en Puerto Argentino, pero no recibió ninguna respuesta. Aunque el Jefe del elemento de la FAA era un oficial de la Fuerza Aérea sin adiestramiento en el empleo táctico de tropas terrestres, no se interesó demasiado en involucrarse en la conducción de la batalla terrestre. algún punto, Piaggi se frustró tanto con esta intervención que dijo “Por favor, hágame un favor y lárguese de aquí.”26 Uno de sus principales desacuerdos involucró la rendición: Piaggi y el jefe local de la Fuerza Aérea tenían distintas opiniones acerca de cómo deben proceder, y en este caso, sus acciones llegaron a ser un asunto no sólo de la autoridad sino también de la responsabilidad.27 El liderazgo de Piaggi en Darwin-Pradera del Ganso fue cuestionado. Específicamente, José Eduardo Costa ha señalado que mientras el comandante y todos los jefes de compañía del 2 Para dirigieron sus tropas en el frente, Piaggi y su plana mayor se quedaron en el puesto de comando en Pradera del Ganso durante la batalla. Al hacer notar que el oficial argentino de mayor jerarquía en el frente era un Teniente Primero, Costa escribe, “La experiencia de un comandante argentino en las líneas del frente podría haber sido esencial para la conducción táctica del combate.”28 El aspecto más interesante de este debate—la idea que los británicos lograban el éxito porque sus oficiales lideraron sus tropas en el frente—es que uno de los historiadores principales británicos que se especializa en este conflicto, Spencer Fitz-Gibbon, ha dedicado un libro entero al argumento precisamente opuesto.29 Fitz-Gibbon sostiene que no fue el planeamiento detallado de Jones o su conducción de las fracciones dependientes lo que dió lugar al éxito británico. En cambio, señala que la batalla se abrió para los británicos sólo después que había caído Jones, cuando Keeble les dio libertad a sus comandantes subordinados para cumplir con sus misiones como lo creyeran apropiado. Otro problema con el criticismo de Costa acerca de Piaggi es que no tiene en cuenta la distribución geográfica de las tropas de Piaggi y la escasez de radios. Desde su puesto de comando en Pradera del Ganso, Piaggi podía comunicar por medio de estafetas con sus tropas en el norte y el sur, así como por radio con el comando conjunto en Puerto Argentino, al cual constantemente le solicitó apoyo aéreo cercano y municiones.30 Bajo circunstancias normales, Piaggi se habría desplegado en el frente junto con uno o dos suboficiales para controlar el combate en este sitio en tanto que el segundo jefe de la fuerza de tarea se hubiera quedado en el puesto de comando para mantener la comunicación con Puerto Argentino. Sin embargo, la disponibilidad de sola una radio—decomisada de un habitante local—no permitió este tipo de organización.31 Ninguno de estos argumentos es completamente conclusivo. En primer lugar, el concepto de Auftragstaktik requiere que los comandantes y sus subalternos compartan un modelo mental que se desarrolla a través del adiestramiento y experiencia común. Pero Piaggi acababa de llegar para hacerse cargo del Regimiento 12 y no se había adiestrado junto con sus oficiales subalternos para compartir su forma de pensar. Aún más, la mitad de los oficiales que estaban presentes en Darwin y Pradera del Ganso provenían del Regimiento 8 o 25 y estaban aún menos familiarizados con Piaggi en su rol como comandante. Por otro lado, la aparición del comandante en el frente, una vez que había determinado la dirección del avance británico, podría haber ayudado inhibir la retirada. La presencia del comandante en las trincheras podría haber constituido un ejemplo para los soldados y haber eventualmente cambiado la suerte de la batalla. Pero esto es nada más que especulación, especialmente cuando se reconoce que la mayoría de las tropas bajo su comando no estaban familiarizadas con Piaggi. La crítica también ha sido dirigida hacia los oficiales subalternos por no luchar al lado de sus soldados, aunque esto parece infundado, por lo menos en Darwin y Pradera del Ganso donde la mayoría, si no todos los oficiales subalternos estaban lado a lado con sus tropas en las trincheras. De hecho, el Teniente primero Roberto Estévez murió heroicamente en acción mientras defendía su posición, el Subteniente Guillermo Aliaga y el Subteniente Ernesto Peluffo fueron seriamente heridos en el combate.32 Generalmente, los oficiales a cargo de las secciones o compañías se desempeñaron valientemente en la acción en el istmo de Darwin. El cuerpo de soldados también combatió bien, hasta cierto punto. Pero a pesar del nivel de Volksgeist que tenían, no podían superar la carencia de adiestramiento adecuado. Los soldados del Ejército Argentino eran exclusivamente conscriptos, que debían cumplir un año de servicio militar obligatorio antes de volver a trabajar en el sector privado. Los únicos profesionales en el Ejército eran los oficiales y suboficiales. Existían varios problemas con este tipo de sistema. Primero, el período de adiestramiento era demasiado corto. Segundo, los soldados que eran re-convocados para servir tenían ya sea un adiestramiento lejano en el tiempo o bien escaso, tal como era el caso con la mayoría de los conscriptos recién incorporados. (El Regimiento 12 tenía sólo tres meses de adiestramiento antes de su despliegue en las Malvinas.) En tercer lugar, el cuerpo de oficiales se vio afectado en su entrenamiento porque tenían que adiestrar los nuevos reclutas en lugar de desarrollar sus habilidades tácticas o técnicas.33 Los argentinos tenían también otros problemas que no se relacionaban exclusivamente con el adiestramiento. Las condiciones meteorológicas fueron un factor importante. Mientras que los Paras se adiestraron anteriormente en climas fríos, los soldados del Regimiento 12 provenían de un clima subtropical y no estaban acostumbrados al frío. Además, como fueron una de las últimas unidades desplegadas en las Malvinas, no tenían suficientes provisiones y, de hecho, estaban mal abastecidos en cuanto a ropa de invierno, lo cual hizo que las tareas propias del soldado en el terreno sean casi inaguantable, especialmente en una región caracterizada por el frío y lluvia en abril y mayo.34 Además de las lluvias, las tropas tenían hambre. Las provisiones eran inadecuadas y no podían anticipar el reabastecimiento. Las distancias entre las Compañías desplegadas y la carencia de vehículos dificultaron la entrega de comestible y agua a las tropas. Surgió el mismo problema con respecto a la munición. Las secciones de mortero sufrieron la escasez de munición por haber agotado sus granadas muy temprano en la batalla. Pero no fue un problema sólo para las secciones de mortero. las 0930 horas, las tropas en el frente del sector norte informaron haber agotado un 60% de sus municiones. Algunas secciones fueron forzadas a retirarse sólo porque carecían de munición, aun después de recolectar las municiones de las bajas.35 Tristemente, la principal razón para la escasez de abastecimiento fue simplemente que la mayoría de ellos, pertenecientes al Regimiento 12, nunca zarpó de Argentina, incluyendo las radios, armas pesadas de apoyo, morteros y ametralladoras pesadas, los vehículos de combate, así como la munición. El Regimiento había recibido la orden de desplegar en las Malvinas relativamente tarde en el conflicto, para reforzar la disposición defensiva en contra de la fuerza de tarea británica que ya estaba en rumbo hacia el sur. La prioridad era desplegar las tropas y luego su equipamiento. Lastimosamente para el regimiento, cuando todo estaba preparado para la entrega del equipamiento y demás abastecimientos, el bloqueo británico de las islas se había vuelto suficientemente eficaz por lo cual las autoridades argentinas consideraron que existía demasiado riesgo para enviarlo. Los soldados simplemente lucharon con lo disponible. La victoria británica en Darwin-Pradera del Ganso no fue inevitable, y posiblemente no fue tampoco exclusivamente debido a una inherente superioridad tanto en el liderazgo como en la tecnología disponible por parte de los británicos. Más bien, fue causado por una combinación de factores por el lado argentino, desde el múltiple mal funcionamiento organizacional hasta la inhabilidad de abastecer adecuadamente a las tropas en las trincheras. [URL=http://imageshack.us][IMG]http://img229.imageshack.us/img229/8956/image002qi5.gif[/IMG][/URL] [I]Recortándose en el fondo de la mañana más triste de los combatientes argentinos, es la silueta del monte Dos Hermanas la que enmarca la escena del último avance británico.[/I] [B]Notas[/B] [SIZE="1"]1. Max Hastings y Simon Jenkins, The Battle for the Malvinas (Londres: Pan Books, 1997), y Martin Middlebrook, The Malvinas War, 1982 (Londres: Penguin, 2001), proporcionan buenos análisis generales de la guerra en inglés. El libro más comprensivo en español probablemente sea el de José Eduardo Costa, Guerra Bajo la Cruz del Sur (Buenos Aires: Hyspamerica, 1988). 2. La falla de no considerar la perspectiva del adversario no es exclusiva a Israel y el Reino Unido. Los relatos históricos acerca de la guerra del Golfo Pérsico son decididamente parciales. La operación fue una victoria abrumadora, aunque la así llamada “guerra de 100 horas” podría haber sido más sangrienta para los EE.UU. La historia proporciona muchos ejemplos de ejércitos que continúan la lucha en situaciones imposibles (el Sexto Ejército Alemán en Stalingrado, por ejemplo). 3. Los mejores relatos de la operación de desembarco anfibio provienen de Michael Clapp y Ewen Southby-Tailyour, Amphibious Assault Malvinas: The Battle of San Carlos Water (Londres: Orion, 1996), y Julian Thompson, No Picnic (Londres: Cassell and Co., 2000). Clapp era el Comandante del Grupo de Tarea Anfibio y Thompson era el Comandante de las Fuerzas Terrestres cuando se desarrollaron los desembarcos. El mejor relato británico de los ataques aéreos son los de Sandy Woodward con Patrick Robinson, One Hundred Days: The Memoirs of the Malvinas Battle Group Commander (Annapolis, Maryland: Naval Institute Press, 1997), a pesar del hecho que Woodward no estaba presente en San Carlos. Los relatos argentinos de la acción aérea se hallan en Rubén O. Moro, La Guerra Inaudita: Historia del Conflicto del Atlántico Sur (Buenos Aires: Editorial Pleamar, 1986); y Benigno Hector Andrada, Guerra Aérea en las Malvinas (Buenos Aires: Emecé Editores, 1983). 4. “Informe Oficial del Ejército Argentino. Conflicto Malvinas” (Buenos Aires: Instituto Geográfico Militar, 1983), II, anexo 15. Un pequeño destacamento de unos 60 soldados, liderados por el Teniente Primero Carlos Esteban, se encontraba en Promontorio Güemes (Fanning Head), cerca de San Carlos, pero fueron atacados por fuego naval y por fuerzas especiales a medida que comenzaron a ejecutarse los desembarcos por lo que no fueron capaces de demorar la operación anfibia. Aquellos que no fueron muertos o heridos escaparon a Puerto Argentino (Stanley). Algunos participaron luego en el combate en la Darwin-Pradera del Ganso. Véase Félix Roberto Aguilar, Francisco Cervo, Francisco Eduardo Machinandiarena, Martín Antonio Balza, y Eugenio Alfredo Dalton, Operaciones Terrestres en las Islas Malvinas (Buenos Aires: Círculo Militar, 1985), págs. 135-39. 5. Thompson, págs. 66-68. 6. Ibíd., págs. 70-72. 7. Helmuth Carl Von Moltke, Moltke on the Art of War: Selected Writings, traductores, Daniel J. Hughes y Harry Bell (Novato, California: Presidio Press, 1993), pág. 45. El empleo excesivo del planeamiento detallado y no emplear Auftragstaktik es el tema de la obra de Spencer Fitz-Gibbon’s Not Mentioned in Despatches: The History and Mythology of the Battle of Pradera del Ganso (Goose Green) (Cambridge, Inglaterra: The Lutterworth Press, 1995). 8. Se describe el plan detalladamente en tres libros, cada uno con su propia perspectiva: Fitz-Gibbon, págs. 11-22; Mark Adkin, Pradera del Ganso (Goose Green): A Battle is Fought to Be Won (Londres: Cassell and Co., 1992), págs. 145-68; y John Wilsey, H Jones VC: The Life and Death of an Unusual Hero (Londres: Arrow Books, 2002), págs. 256-63. 9. Informe Oficial, vol. I, pág. 78; Costa, pág. 349; Adkin, pags. 28, 366-67. El número de efectivos en las unidades de ambos lados incluye los elementos de comando y apoyo que no participó activamente en el combate. El número de tropas de combate que chocaron en el frente probablemente no eran más de 300 a 350. 10. Los comandantes argentinos estaban preocupados con la capacidad británica de ejecutar operaciones en la retaguardia argentina debido a su ventaja de apoyo de helicópteros. Pareciera que no se dieron cuenta que el ataque en contra del buque transporte Atlantic Conveyor realizado el 25 de mayo resultó en la pérdida de la mitad de la fuerza de helicópteros con la cual contaban los británicos, incluyendo cuatro de los cinco helicópteros Chinook, el único helicóptero adecuado en el inventario británico para el movimiento rápido de tropas y, de igual importancia, sus armas pesadas. 11. Costa, págs. 346-47. 12. Ibíd., pág. 347. 13. Informe Oficial, págs. 84-87; Moro, págs. 392-96, 399-401; Wilsey, págs. 269-83. 14. Middlebrook, págs. 271-72; Carlos M. Túrolo, editor, Así Lucharon (Buenos Aires: Editorial Sudamérica, 1983), págs. 267-68. 15. Adkin, págs. 351-52; Max Arthur, editor, Above All, Courage: Personal Stories from the Malvinas War (Londres: Cassell and Co., 2002), págs. 192-93. 16. Italo Piaggi proporciona los puntos de vista de los oficiales que estaban presentes para la discusión en El Combate de Pradera del Ganso (Goose Green) (Buenos Aires: Editorial Planeta, 1993), págs. 92-93. 17. Adkin, págs. 357-59. 18. Carl von Clausewitz, Vom Kriege (Berlín: Ullstein, 2002), pág. 372. 19. Véase Middlebrook, págs. 299-300. Mientras que es conveniente destacar la falla en el empleo de las tropas de la Fuerza Aérea Argentina en Darwin-Pradera del Ganso, este hecho fue realmente parte de una falla mayor respecto al empleo eficaz del personal. Por ejemplo, el Regimiento 5 y casi todo el Regimiento 8, menos una sección, se quedaron en dos lugares en la isla West Malvinas durante toda la guerra. Esta isla de población muy poco densa nunca fue invadida por los británicos. Si estos dos regimientos hubiesen estado en Pradera del Ganso o en San Carlos se hubieran podido desempeñar de forma diferente en los eventos. 20. Piaggi, correo electrónico al autor, 28 de febrero de 2004. 21. Michael Bilton y Peter Kosminsky, Speaking Out: Untold Stories from the Malvinas War (Londres: André Deutsch, 1989), pág. 149. 22. Clausewitz, pág. 168. 23. Fitz-Gibbon, pág. 184. 24. Aguilar, Cervo, Machinandiarena, Balza, y Dalton, pág. 150-51. 25. Robert S. Bolia, Michael A. Vidulich, W. Todd Nelson, y Malcolm J. Cook, “A History Lesson on the Use of Technology to Support Military Decision Making and Command and Control,” en Decision Making in Complex Systems, redactores Malcolm J. Cook, Jan M. Noyes, and Ivonne Masakowski (Aldershot, Reino Unido: Ashgate, de próxima publicación). 26. Piaggi, “Hazme el favor de retirarte”, El Combate de Pradera del Ganso (Goose Green), pág. 81. 27. Existen muchas referencias en El Combate de Pradera del Ganso (Goose Green) de Piaggi acerca del fracaso del comando conjunto para resolver la relación de comando en Pradera del Ganso. 28. Costa tampoco reconoce que los tenientes primeros a cargo de las Compañías A y C eran de hecho los oficiales subalternos de mayor rango en la península. En un correo electrónico al autor, con fecha de 1 de marzo de 2004, Piaggi declaró que los capitanes del Regimiento 12 habían sido evacuados al continente debido a una enfermedad o tenían asignadas otras misiones en Puerto Argentino. 29. La superioridad de Auftragstaktik es uno de los temas centrales del libro de Fitz-Gibbon. 30. Middlebrook. 31. Piaggi, correo electrónico al autor, 1 de marzo de 2004. 32. Piaggi, capítulo 5; Aguilar, Cervo, Machinandiarena, Balza, y Dalton, pág. 165. 33. Piaggi indicó que los soldados conscriptos Clase 1963 habían recibido sólo 45 días de adiestramiento y que 45 % de éstos eran analfabetos. Para una discusión de los ejércitos conscriptos en las guerras árabe-israelíes, véase John Laffin, Arab Armies of the Middle East Wars, 1948-73 (Londres: Osprey Publishing, 1982), pág. 6. 34. El frío y humedad son temas que se extienden en todos los escritos de Piaggi. Su Regimiento 12 era de la provincia de Corrientes, en la región norte de Argentina. La Fuerza de Tarea original de los británicos constaba exclusivamente de tropas que se habían entrenado extensivamente en los ambientes de clima frío. Mientras que ambos batallones de Paracaidistas habían estado en Irlanda del Norte o Alemania, las tres unidades de Comandos de los Royal Marines habían entrenado en Noruega como parte de su misión con la OTAN. 35. Ibíd.[/SIZE] [I]Robert S. Bolia trabaja en la Sección de Interfaces Cooperativas del Laboratorio de Investigación de la Fuerza Aérea de los EE.UU. en la Base Aérea Wright-Patterson en el estado de Ohio. Recibió su licenciatura de la Universidad Estatal de Wright y su Maestría de la Universidad Militar Norteamericana. Sus artículos “La Batalla Olvidada: Israel y la Guerra de Desgaste” y “Operaciones Conjuntas en la Guerra de las Malvinas (Malvinas): Un análisis del Desastre de Hoya Chasco (Bluff Cove)” fueron publicados en los números de marzo-abril y julio-agosto de 2004 de Military Review.[/I] Fuente: Military Review Link en Pdf: [url]http://usacac.army.mil/CAC/milreview/Spanish/NovDec05/bolia1.pdf[/url] Saludos [/QUOTE]
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