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La Caida de Francia, Mayo de 1940...
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<blockquote data-quote="Leutnant" data-source="post: 883144" data-attributes="member: 45"><p><strong>El terror de la guerra...</strong></p><p></p><p><strong><u>10ª Parte:</u></strong></p><p></p><p></p><p><strong><u><span style="font-size: 15px">De una sorpresa, un pánico hace un desastre.</span></u></strong></p><p></p><p></p><p><img src="http://i852.photobucket.com/albums/ab85/Leutnant1/peop3.jpg" alt="" class="fr-fic fr-dii fr-draggable " style="" /></p><p></p><p>Toda el ala izquierda del 2º Ejército Francés, se derrumba. La travesia del Mosa habría podido ser sólo un incidente local, como todos los ejércitos han tenido en todas las guerras. Un pánico surgido de un largo abatimiento moral lo convertirá en un desastre irremediable, el hundimiento de toda una nación es ahora una realidad.</p><p></p><p>Por lo que se puede juzgar, el viento de derrota partió de Bulson, oscuro pueblito junto a los bosques de Marfée. Un centenar de habitantes, una iglésia sin sacerdote, una docena de granjas ardenésas, dos porches redondeados y montones de estiércol que desbordan hasta el camino. Durante los nueve meses de espera, se habían alojado artilleros en las granjas.</p><p></p><p>El país era fangoso y sombrío, el clíma muy humedo y frío. Malsano para los hombres, y peor aún para los caballos, que morían en masa sin que se supiera el porqué. El aburrimiento y la pereza devoraban a una tropa en que los oficiales no tenían ya gusto por mandar ni los hombres costumbre por obedecer. Las piezas, del 105 largo, tenían sus emplazamientos cerca del acantonamiento, apuntando a las salidas del bosque de Sedán. Pero hacía mucho tiempo que los sirvientes de ese grupo de artillería pesada de cuerpo de ejército habían dejado de creer que tirarían alguna vez un obús contra el enemigo.</p><p></p><p>Esa inverosimilitud se produjo el 12 de mayo. Los artilleros la acogen un poco como una diversión en su monótona vida. La moral es buena y sigue siéndolo durante la mañana del 13, hasta el momento en que los <em>Stukas</em> empiezan a zambullirse contra sus baterías.</p><p>Las pérdidas son insignificantes, ningún cañon queda fuera de servício, ¡pero los sirvientes abandonan sus piezas y huyen por los bosques! Ése es el momento en que los alemanes atacan el Mosa, y desde su puesto, el General Lafontaine ve una multitud de tanques atravesando el amplio talud que lo bordea. ¡Blanco soñado!... ¡Pero la artillería francesa ya no tiene brazos que la sirvan!</p><p></p><p>Sin embargo, la tempestad aérea decrece. Algunas baterías se recuperan. Cinco tanques alemanes que se dejan ver en los bordes del bosque de Balan, son destruidos por los 155 cortos. Quizá bastaría poca cosa para que los hombres dispersos y aterrados se volvieran a reunir en torno a sus cañones, experimentando la embriaguez del combate y volviendo a hallar, en ese taller que es una pieza en fuego, la conciencia profesional que forma la base de la bravura legendaria de los artilleros. Después de todo, sólo son elementos de infantería los que han pasado el Mosa. Ni un tanque lo ha cruzado, ni lo hará hasta el día siguiente. Si la artillería se rehace, ese puñado de hombres lanzados a través del río quizá pueda quedar copado y capturado.</p><p></p><p>Pero la artillería no se rehace: ¡Huye! ¡Llena el camino de Bulson a Maisoncelles y a Chemery! ¡Artilleros de los regimientos 45, 99, 110, 145, y 310, arrastran con ellos a los soldados de la retaguardia, de los cuerpos ferroviarios, de los enfermeros, hasta los telefonistas huyen!</p><p></p><p><img src="http://i852.photobucket.com/albums/ab85/Leutnant1/DSC00525.jpg" alt="" class="fr-fic fr-dii fr-draggable " style="" /></p><p></p><p>Abajo, en el pueblo, aún se lucha. Hay casamatas que resisten, hay oficiales que se defienden en sus puestos, ¡pero el pánico se propaga como fuego en campo seco, en medio de hombres que no han visto una silueta enemiga!</p><p>"<em>¡Los tanques boches están en Bulson!</em>", grito ******* que, sin embargo, alcanza a los estados mayores, cuyas últimas comunicaciones intactas sirven para propagarlo. Puestos de mando se trasladan precipitadamente. ¡Regimientos que no han recivido una sóla bomba (como el 71º de infantería), abandonan sus posiciones y se repliegan en desorden!</p><p>Oficiales veteranos de la pasada guerra, coroneles (uno de ellos se suicidará de la vergüenza, tiempo después) se ponen a la cabeza de este "<em>¡sálvese quien pueda!</em>".</p><p></p><p>Unidades disciplinadas, como la artillería de la 5ª D.L.C., siguen la oleada, ¡llevándose el material, convencidas de que obedecen una orden de repliegue!</p><p></p><p><img src="http://i852.photobucket.com/albums/ab85/Leutnant1/frenchies.jpg" alt="" class="fr-fic fr-dii fr-draggable " style="" /></p><p></p><p>El fin de la jornada es de una serenidad extraña. Los <em>Stukas</em> han desaparecido. El ejército francés está intacto, con centenares de batallones, millares de cañones y tanques, y una tradición de gloria que atraviesa los siglos y hace latir el corazón de un pueblo orgulloso... ¡QUE IMPORTA! ¡El Ejército Francés está vencido! Todos los refuerzos que haga ya durante seis semanas sólo serán gestos convulsivos. ¡Se ha soltado un solo punto y TODA la trama se deshace!</p><p></p><p>En el derrumbamiento, sobrenadan algunas energías. Al primer rumor de pánico, un hombre fuera de si, el Coronel de Gendarmería Serin, se ha precipitado a los caminos. Mide el peligro. En la otra guerra, había, en el límite de la retaguardia, barreras de gendarmes y piquetes de caballería que hubieran vuelto a llevar al fuego bajo la amenaza de la corte marcial a la ola de fugitivos. Pero los tiempos han cambiado. El espectro de la corte marcial se ha disipado, cuando nunca ha sido tan grande su necesidad y tan apremiante el peligro.</p><p></p><p>Con la motorización del ejército, la carretera se ha vuelto un instrumento militar primordial. Debería ser requisada, cerrada, guardada, reservada a la circulación militar, mantenida abierta por todos los medios. Ahora bien, ya el 10 de mayo, esa carretera, de necesidad pública, está entregada a la huida civíl, a los largos carros ardeneses tirados por enormes caballos percherones, a las oleadas de autos cubiertos de colchones, a los coches de bebé y a las carretillas cargadas de perros y a veces de abuelos, y hasta a rebaños que inconcientes campesinos pretenden llevarse a su destierro.</p><p></p><p><img src="http://i852.photobucket.com/albums/ab85/Leutnant1/peop2.jpg" alt="" class="fr-fic fr-dii fr-draggable " style="" /></p><p></p><p>Cuando el pánico militar que se echa a rodar en Sedán se lance sobre este torrente civíl, todo movimiento de tropas, toda llegada de refuerzos se harán imposibles. El mando puede quedar paralizado (AUN MÁS!!!), el ejército vencido, Francia destruida, porque el sistema arterial de carreteras está obstruido por un coágulo humano.</p><p></p><p>¿Pero qué puede reprocharsele realmente a una población aterrada? Polónia, Holanda, Bélgica han sido bombardeadas salvajemente, miles de civiles han muerto bajo el talón de los conquistadores alemanes...</p><p></p><p><img src="http://i852.photobucket.com/albums/ab85/Leutnant1/peop1.jpg" alt="" class="fr-fic fr-dii fr-draggable " style="" /></p><p></p><p>Serin y un puñado de gendarmes son impotentes. El pánico se vuelve un alud: se alimenta a si mismo. Los hombres y las formaciones que huyen ni siquiera han oído a lo lejos el rumor de la batalla. El 13 de mayo ha sido para ellos un día como los demás, apenas modificádo en su ritmo por una ofensiva alemana en que todavía no se crée en lo absoluto por el alto mando... Luego, de repente, un inmenso clamor de desastre llena la llanura, yendo por delante de la derrota secreta y vergonzosa que llena los corazónes desde el comienzo de una guerra cuya necesidad no siente la nación. Lo que pasó en Sedán, lo ignora todo el mundo, pero todo el mundo sabe que allí se volvió la espalda, se traicionó, y todo quedó perdido.</p><p></p><p>Tras la abrumadora ola de fugitivos, la 7ª <em>Panzer</em> avanza en la terrible maquina de la guerra... Aún no ha terminado la pesadilla.</p><p></p><p></p><p></p><p><strong><u>Fuente:</u></strong></p><p>- "<em>La Segunda Guerra Mundial</em>". Raymond Cartier. Ed. Larousse/Paris Match. 1970.</p><p></p><p>- "<em>39 - 45. Mille Images Inédites des Archives Militaires</em>". Pierre Miquel. Ed. Chene. 1985.</p><p></p><p>- Bundesarchiv/Life.</p><p></p><p></p><p>Saludos!!!</p></blockquote><p></p>
[QUOTE="Leutnant, post: 883144, member: 45"] [B]El terror de la guerra...[/B] [B][U]10ª Parte:[/U][/B] [B][U][SIZE=4]De una sorpresa, un pánico hace un desastre.[/SIZE][/U][/B] [IMG]http://i852.photobucket.com/albums/ab85/Leutnant1/peop3.jpg[/IMG] Toda el ala izquierda del 2º Ejército Francés, se derrumba. La travesia del Mosa habría podido ser sólo un incidente local, como todos los ejércitos han tenido en todas las guerras. Un pánico surgido de un largo abatimiento moral lo convertirá en un desastre irremediable, el hundimiento de toda una nación es ahora una realidad. Por lo que se puede juzgar, el viento de derrota partió de Bulson, oscuro pueblito junto a los bosques de Marfée. Un centenar de habitantes, una iglésia sin sacerdote, una docena de granjas ardenésas, dos porches redondeados y montones de estiércol que desbordan hasta el camino. Durante los nueve meses de espera, se habían alojado artilleros en las granjas. El país era fangoso y sombrío, el clíma muy humedo y frío. Malsano para los hombres, y peor aún para los caballos, que morían en masa sin que se supiera el porqué. El aburrimiento y la pereza devoraban a una tropa en que los oficiales no tenían ya gusto por mandar ni los hombres costumbre por obedecer. Las piezas, del 105 largo, tenían sus emplazamientos cerca del acantonamiento, apuntando a las salidas del bosque de Sedán. Pero hacía mucho tiempo que los sirvientes de ese grupo de artillería pesada de cuerpo de ejército habían dejado de creer que tirarían alguna vez un obús contra el enemigo. Esa inverosimilitud se produjo el 12 de mayo. Los artilleros la acogen un poco como una diversión en su monótona vida. La moral es buena y sigue siéndolo durante la mañana del 13, hasta el momento en que los [I]Stukas[/I] empiezan a zambullirse contra sus baterías. Las pérdidas son insignificantes, ningún cañon queda fuera de servício, ¡pero los sirvientes abandonan sus piezas y huyen por los bosques! Ése es el momento en que los alemanes atacan el Mosa, y desde su puesto, el General Lafontaine ve una multitud de tanques atravesando el amplio talud que lo bordea. ¡Blanco soñado!... ¡Pero la artillería francesa ya no tiene brazos que la sirvan! Sin embargo, la tempestad aérea decrece. Algunas baterías se recuperan. Cinco tanques alemanes que se dejan ver en los bordes del bosque de Balan, son destruidos por los 155 cortos. Quizá bastaría poca cosa para que los hombres dispersos y aterrados se volvieran a reunir en torno a sus cañones, experimentando la embriaguez del combate y volviendo a hallar, en ese taller que es una pieza en fuego, la conciencia profesional que forma la base de la bravura legendaria de los artilleros. Después de todo, sólo son elementos de infantería los que han pasado el Mosa. Ni un tanque lo ha cruzado, ni lo hará hasta el día siguiente. Si la artillería se rehace, ese puñado de hombres lanzados a través del río quizá pueda quedar copado y capturado. Pero la artillería no se rehace: ¡Huye! ¡Llena el camino de Bulson a Maisoncelles y a Chemery! ¡Artilleros de los regimientos 45, 99, 110, 145, y 310, arrastran con ellos a los soldados de la retaguardia, de los cuerpos ferroviarios, de los enfermeros, hasta los telefonistas huyen! [IMG]http://i852.photobucket.com/albums/ab85/Leutnant1/DSC00525.jpg[/IMG] Abajo, en el pueblo, aún se lucha. Hay casamatas que resisten, hay oficiales que se defienden en sus puestos, ¡pero el pánico se propaga como fuego en campo seco, en medio de hombres que no han visto una silueta enemiga! "[I]¡Los tanques boches están en Bulson![/I]", grito ******* que, sin embargo, alcanza a los estados mayores, cuyas últimas comunicaciones intactas sirven para propagarlo. Puestos de mando se trasladan precipitadamente. ¡Regimientos que no han recivido una sóla bomba (como el 71º de infantería), abandonan sus posiciones y se repliegan en desorden! Oficiales veteranos de la pasada guerra, coroneles (uno de ellos se suicidará de la vergüenza, tiempo después) se ponen a la cabeza de este "[I]¡sálvese quien pueda![/I]". Unidades disciplinadas, como la artillería de la 5ª D.L.C., siguen la oleada, ¡llevándose el material, convencidas de que obedecen una orden de repliegue! [IMG]http://i852.photobucket.com/albums/ab85/Leutnant1/frenchies.jpg[/IMG] El fin de la jornada es de una serenidad extraña. Los [I]Stukas[/I] han desaparecido. El ejército francés está intacto, con centenares de batallones, millares de cañones y tanques, y una tradición de gloria que atraviesa los siglos y hace latir el corazón de un pueblo orgulloso... ¡QUE IMPORTA! ¡El Ejército Francés está vencido! Todos los refuerzos que haga ya durante seis semanas sólo serán gestos convulsivos. ¡Se ha soltado un solo punto y TODA la trama se deshace! En el derrumbamiento, sobrenadan algunas energías. Al primer rumor de pánico, un hombre fuera de si, el Coronel de Gendarmería Serin, se ha precipitado a los caminos. Mide el peligro. En la otra guerra, había, en el límite de la retaguardia, barreras de gendarmes y piquetes de caballería que hubieran vuelto a llevar al fuego bajo la amenaza de la corte marcial a la ola de fugitivos. Pero los tiempos han cambiado. El espectro de la corte marcial se ha disipado, cuando nunca ha sido tan grande su necesidad y tan apremiante el peligro. Con la motorización del ejército, la carretera se ha vuelto un instrumento militar primordial. Debería ser requisada, cerrada, guardada, reservada a la circulación militar, mantenida abierta por todos los medios. Ahora bien, ya el 10 de mayo, esa carretera, de necesidad pública, está entregada a la huida civíl, a los largos carros ardeneses tirados por enormes caballos percherones, a las oleadas de autos cubiertos de colchones, a los coches de bebé y a las carretillas cargadas de perros y a veces de abuelos, y hasta a rebaños que inconcientes campesinos pretenden llevarse a su destierro. [IMG]http://i852.photobucket.com/albums/ab85/Leutnant1/peop2.jpg[/IMG] Cuando el pánico militar que se echa a rodar en Sedán se lance sobre este torrente civíl, todo movimiento de tropas, toda llegada de refuerzos se harán imposibles. El mando puede quedar paralizado (AUN MÁS!!!), el ejército vencido, Francia destruida, porque el sistema arterial de carreteras está obstruido por un coágulo humano. ¿Pero qué puede reprocharsele realmente a una población aterrada? Polónia, Holanda, Bélgica han sido bombardeadas salvajemente, miles de civiles han muerto bajo el talón de los conquistadores alemanes... [IMG]http://i852.photobucket.com/albums/ab85/Leutnant1/peop1.jpg[/IMG] Serin y un puñado de gendarmes son impotentes. El pánico se vuelve un alud: se alimenta a si mismo. Los hombres y las formaciones que huyen ni siquiera han oído a lo lejos el rumor de la batalla. El 13 de mayo ha sido para ellos un día como los demás, apenas modificádo en su ritmo por una ofensiva alemana en que todavía no se crée en lo absoluto por el alto mando... Luego, de repente, un inmenso clamor de desastre llena la llanura, yendo por delante de la derrota secreta y vergonzosa que llena los corazónes desde el comienzo de una guerra cuya necesidad no siente la nación. Lo que pasó en Sedán, lo ignora todo el mundo, pero todo el mundo sabe que allí se volvió la espalda, se traicionó, y todo quedó perdido. Tras la abrumadora ola de fugitivos, la 7ª [I]Panzer[/I] avanza en la terrible maquina de la guerra... Aún no ha terminado la pesadilla. [B][U]Fuente:[/U][/B] - "[I]La Segunda Guerra Mundial[/I]". Raymond Cartier. Ed. Larousse/Paris Match. 1970. - "[I]39 - 45. Mille Images Inédites des Archives Militaires[/I]". Pierre Miquel. Ed. Chene. 1985. - Bundesarchiv/Life. Saludos!!! [/QUOTE]
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