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La guerra de los drones
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<blockquote data-quote="Alexis Giordano" data-source="post: 1228486" data-attributes="member: 15012"><p>Acá dejo una nota publicada en La Nación, el 12/8/12, respecto a este tema..</p><p></p><p><span style="color: #333333"><span style="font-family: 'Arial'"><p style="text-align: right"><span style="color: #666666"><span style="font-size: 12px">Domingo 12 de agosto de 2012 | <strong>Publicado en edición impresa</strong></span></span></p><p></span></span><span style="color: #808080"><span style="font-family: 'Arial'"><span style="font-size: 14px">El mundo</span></span></span></p><p><span style="font-size: 22px"><strong><span style="color: #222222"><span style="font-family: 'TheSans'"><span style="font-size: 35px">La guerra invisible de los drones</span></span></span></strong></span></p><p></p><p><span style="color: #222222"><span style="font-family: 'Arial'"><span style="font-size: 16px">Lejos de la altisonante "guerra al terror" que lideró George W. Bush, con la movilización de cientos de miles de efectivos a varios frentes de combate, altísimos gastos operativos y la costosa pérdida de vidas, Obama lleva adelante una lucha antiterrorista mucho más silenciosa, aunque no exenta de polémica: ataques quirúrgicos con sofisticados aviones no tripulados en territorio extranjero, lejos de la opinión pública norteamericana</span></span></span></p><p><span style="color: #222222"><span style="font-family: 'Arial'"><span style="font-size: 14px">Por <a href="http://www.lanacion.com.ar/autor/silvia-pisani-120"><span style="color: #335577"><span style="font-family: inherit"><strong>Silvia Pisani</strong></span></span></a> <span style="color: #999999"><span style="font-family: inherit">|</span></span> <span style="color: #808080"><span style="font-family: inherit">LA NACION</span></span></span></span></span></p><p></p><p><span style="color: #333333"><em>WASHINGTON</em></span></p><p><span style="color: #333333">Hace poco más de un año, en la noche del domingo 1° de mayo, los norteamericanos conocieron una cara inesperada de su presidente. Fue ese el momento en que Barack Obama compareció por televisión para anunciar que el hombre más odiado en el país, el terrorista Osama ben Laden, había sido asesinado por comandos especiales que se colaron, sigilosamente, en el norte de Paquistán, donde rodearon el que fue el último refugio del líder de Al-Qaeda.</span></p><p><span style="color: #333333">Hubo estallidos de júbilo ante la noticia de la muerte -miles de personas se congregaron frente a la Casa Blanca para celebrar- y enorme perplejidad en la clase política. Los republicanos, que hasta entonces habían acusado al principista Obama de ser un "blando" en cuestiones de seguridad, se quedaron sin su principal lanza de ataque. El hombre al que reiteradamente retrataron como un pacifista de oficina, que no sabía nada de la dura realidad del combate, había dado caza al hombre que el ex presidente George Bush buscó, infructuosamente, durante diez años, dos guerras y miles de muertos. En cuestión de horas y sin avisar a nadie, el Nobel de la Paz había matado a Ben Laden y arrojado su cadáver al mar. Punto final.</span></p><p><span style="color: #333333">"Fue un momento definitorio", dijo el entonces secretario de Defensa, Robert Gates. Sólo con los días, los norteamericanos entendieron hasta qué punto la muerte del terrorista fue el corolario de un silencioso operativo de persecución a lo largo de ocho meses, monitoreado y dirigido personalmente por Obama. Fue el presidente quien asumió en persona la responsabilidad, tanto por el resultado del plan -él mismo lo eligió sobre un abanico de cuatro alternativas posibles de acción- como de sus resultados.</span></p><p><span style="color: #333333">Descubrieron, también, hasta qué punto Obama dejaba su firma en todo eso, acompañado sólo por un reducido grupo de colaboradores, de los que obtuvo -y obtiene- un fiel compromiso de secretismo. Algo que confirma, por caso, la foto que lo muestra siguiendo "en tiempo real" el operativo de los comandos especiales en el refugio de Ben Laden. La imagen, con la expresión horrorizada de la secretaria de Estado, Hillary Clinton, y que dio la vuelta al mundo, es fiel reflejo de todo ello.</span></p><p><span style="color: #333333">Pero el operativo que terminó con la vida de Ben Laden marcó, también, el comienzo de una etapa en la que Obama mostró mucho más sobre hasta dónde está decidido a llegar en su combate al terrorismo, sobre las formas que está dispuesto a emplear para ello y sobre los desafíos éticos que ello implica para un presidente que llegó al poder cuestionando los "métodos" de su predecesor y con la promesa de que, con su batuta, la lucha contra el terrorismo se realizaría sólo bajo el estricto "respeto de los valores morales" de la sociedad norteamericana.</span></p><p><span style="color: #333333">Para abundar en aquella sorpresa de los días de mayo, en los meses que siguieron, Obama se mostró como un hombre capaz de ordenar mortíferos ataques con armas no convencionales contra quienes, a su entender, atentan contra la seguridad de Estados Unidos. Desde los drones -los aviones no tripulados- que, con su carga de bombas, envía a Yemen, Somalía, Afganistán o Paquistán, hasta los sofisticados ataques con virus informáticos que ordenó en Irán, donde inutilizó instalaciones nucleares mediante una hábil combinación de tecnología y ahorro de riesgo para vidas norteamericanas.</span></p><p><span style="color: #333333">En medio, se sabe que es Obama en persona quien, periódicamente, elige a qué blanco atacar y, eventualmente, matar. "La lista de la muerte", es el nombre con el que se conoce la carpeta con biografías de terroristas sobre la que, en última instancia y tras un largo proceso de selección, el presidente bajará el pulgar. Hace poco, eso incluyó, por primera vez, a un ciudadano norteamericano: Anwar al-Awlaki, un integrista musulmán asesinado en septiembre con un operativo que incluyó el disparo de proyectiles desde aviones no tripulados que incursionaron en Yemen.</span></p><p><span style="color: #333333">Algo muy lejos del pacifista que pintaban los republicanos en sus primeros ataques contra el presidente que prometía cerrar la -todavía abierta- cárcel de Guantánamo, terminar con la tortura y acabar con la "vergonzosa" política de encerrar prisioneros sin proceso. Lo que no llegó a explicitar, sin embargo, fue que su política sería la de no hacer prisioneros entre los terroristas -para lo que tendría que arriesgar vidas norteamericanas en geografías hostiles- sino optar por enviarle el ataque de sus drones a control remoto.</span></p><p><span style="color: #333333">"El propósito de todas estas acciones es el de mitigar la amenaza contra la vida de ciudadanos norteamericanos", dijo en un reciente reportaje el principal asesor de Obama en materia de antiterrorismo, John Brennan. "Se trata de la opción última, el recurso final. Ni al presidente ni a mí nos gusta la idea de matar gente, de modo que nos aseguramos de que el proceso de decisión sea riguroso y que incluya la existencia de una amenaza inminente", dijo.</span></p><p><span style="color: #333333"><strong>Muerte a control remoto</strong></span></p><p><span style="color: #333333">No es que el tema los desvele ni les provoque insomnio. Pero, a la luz de todo esto, muchos norteamericanos empiezan a preguntarse si en realidad su país está en guerra y no lo saben. Lejos de la altisonante "guerra al terror" de Bush y de la movilización de efectivos, una mucho más silenciosa y perceptible, basada en ataques revestidos de tal tecnología que se vuelven difíciles de internalizar para el ciudadano común. Para algunos, son la muerte y el daño por control remoto. Una forma de ataque que no necesariamente determina, pero sí que parece facilitar uno de los fenómenos de nuestro tiempo: la guerra invisible y lejana.</span></p><p><span style="color: #333333">"Estamos en guerra pero no se la ve", apuntala Mary Dudziak, autora de <em>War Time </em>, uno de los varios libros que han aparecido recientemente para describir el fenómeno. Académica de la Universidad de Southern California, describe precisamente el choque guerrero de estos días como "un conflicto lejano, no convencional, librado de modo distinto del que culturalmente se dio durante siglos, con enormes pelotones y máquinas de guerra partiendo al campo de batalla". Pero lo más llamativo de su síntesis es que la guerra, visible o invisible, de alta o de baja intensidad, es permanente. Siempre está. "Culturalmente se nos ha hecho creer que, a un tiempo de guerra, sigue uno de paz. Pero esto no necesariamente es así", asegura.</span></p><p><span style="color: #333333">Lo otro que viene a alimentar este fenómeno, dice Dudziak, es tal hartazgo social ante la guerra que nadie quiere reparar en ella. "No lo queremos ver. Pero ya estamos en guerra con Irán", corroboró, por caso, David Sanger, autor de <em>Confront and Conceal </em>, otro controvertido libro de reciente aparición que analiza las guerras "encubiertas" del gobierno demócrata. En él describe el uso que hace el equipo de Obama de la guerra tecnológica, una ofensiva "que no se disputa con tanques y con ejércitos sino con teclados de computadora, pero con igual capacidad para pegar en el blanco, aunque con menos sangre y menos publicidad".</span></p><p><span style="color: #333333">Una época en la que, como define Dudziak, "la guerra existe, pero no molesta todos los días a los ciudadanos norteamericanos", hartos de ver sangre y muerte en los noticieros. Los informes sobre reiterados ataques norteamericanos con aviones no tripulados parecen darle la razón.</span></p><p><span style="color: #333333">La Fundación New America, que registra y analiza el uso de ese tipo de armamento, sostiene que, en sólo los primeros cinco meses del año, atacaron más de veinte veces en Paquistán, con decenas de muertos. Pero advierte que, desde que empezaron a usarse, las bajas se cuentan por miles.</span></p><p><span style="color: #333333">"La guerra secreta de Obama supone la mayor ofensiva aérea no tripulada jamás realizada en la historia militar: nunca tan pocos mataron a tantos por control remoto", sostuvo Christopher Griffin en un reciente artículo en la revista Rolling Stone ( <em>The rise of the killer drone: How America Goes to war in secret </em>).</span></p><p><span style="color: #333333">Hasta ahora, sin embargo, el debate ha sido, más bien, reducido. La guerra de los drones es popular en los Estados Unidos del mismo modo que lo es la ofensiva de Obama que, entre otras cosas, permitió matar a Ben Laden y a su posible sucesor, Al Awlaki, en pocos meses. Hasta ahora, han sido más bien entidades civiles las que plantean los mayores reparos, entre ellos, la denuncia sobre la posible comisión de "asesinatos selectivos" desde el poder.</span></p><p><span style="color: #333333">Quienes más lejos han ido en su enfrentamiento con Obama por su guerra subrepticia han sido los militantes de la principal asociación norteamericana de derechos civiles, la American Civil Liberties Union (ACLU). La entidad, que cuando el demócrata llegó al poder cayó seducida por su prédica contra los "abusos" en Guantánamo, le inició una demanda judicial para que haga públicos los archivos sobre las muertes provocadas con los ataques que él mismo decide. La presentación se basa en el abuso de poder que, a su juicio, representa "la decisión de matar sin que exista el debido proceso" ni la "transparencia" exigida siempre pero, particularmente, en tales instancias.</span></p><p><span style="color: #333333">Hace poco, The New York Time llamó la atención con la publicación, en primera página, de una extensa investigación sobre la opción de Obama frente a la amenaza terrorista. "La lista de los condenados a muerte pone a prueba los principios y el legado de Obama", enunció el artículo, al que algunos ya promueven para disputar el Pulitzer.</span></p><p><span style="color: #333333">Otros, que en el pasado criticaron la guerra de Bush, avalan ahora el "antiterrorismo tecnológico" de Obama. Entre ellos, el decano de la Facultad de Derecho de la Universidad de Harvard, Harold Koh. El académico asegura incluso que pocas cosas lo tranquilizan más en ese punto que saber que es Brennan quien asesora al presidente en la materia. "Es un hombre que es ejemplo de rectitud moral", dijo. "Es como tener en frente a un sacerdote de reconocida condición al que, de pronto, se le encomienda liderar una guerra", añadió.</span></p><p><span style="color: #333333">Para quien, hasta hace poco, fue el titular de la Dirección Nacional de Inteligencia de los Estados Unidos, el almirante retirado Dennis Blair, no cabe duda de la que guerra tecnológica "es la opción política más ventajosa". Le reconoce que "es muy bien aceptada en el terreno doméstico y se vuelve impopular sólo fronteras afuera".</span></p><p><span style="color: #333333">En el frente político, los republicanos se han mostrado cautos. En las antípodas de quienes reclaman transparencia, la principal baza que lanzaron a los demócratas en la materia ha sido su supuesta "complicidad" en la filtración de información sobre la realización de esos ataques y sus resultados. "Hay que tener mucho más cuidado en el manejo de información que pone en riesgo la seguridad de EE.UU.y de quienes están en primera línea para defenderla", reprochó el ex adversario de Obama y referente partidario en el Senado, John McCain.</span></p><p><span style="color: #333333">El imaginario colectivo asoció la llegada de Obama con una suerte de final lapidario para el "manual de estilo" de la era Bush. Lo ocurrido en estos últimos 18 meses muestra, sin embargo, que no le asusta embarrarse personalmente en el terreno de la lucha contra el terrorismo y que eso le da popularidad. Todo un mensaje, ahora que su administración está centrada en la posibilidad de que Irán produzca el suficiente uranio enriquecido como para desarrollar armamento nuclear.</span></p><p><span style="color: #333333"><a href="http://www.lanacion.com.ar/1498182-la-guerra-invisible-de-los-drones">http://www.lanacion.com.ar/1498182-la-guerra-invisible-de-los-drones</a> </span></p><p><span style="color: #333333">Saludos.</span></p></blockquote><p></p>
[QUOTE="Alexis Giordano, post: 1228486, member: 15012"] Acá dejo una nota publicada en La Nación, el 12/8/12, respecto a este tema.. [COLOR=#333333][FONT=Arial][RIGHT][COLOR=#666666][SIZE=12px]Domingo 12 de agosto de 2012 | [B]Publicado en edición impresa[/B][/SIZE][/COLOR][/RIGHT][/FONT][/COLOR] [COLOR=#808080][FONT=Arial][SIZE=14px]El mundo[/SIZE][/FONT][/COLOR] [SIZE=6][B][COLOR=#222222][FONT=TheSans][SIZE=35px]La guerra invisible de los drones[/SIZE][/FONT][/COLOR][/B][/SIZE] [COLOR=#222222][FONT=Arial][SIZE=16px]Lejos de la altisonante "guerra al terror" que lideró George W. Bush, con la movilización de cientos de miles de efectivos a varios frentes de combate, altísimos gastos operativos y la costosa pérdida de vidas, Obama lleva adelante una lucha antiterrorista mucho más silenciosa, aunque no exenta de polémica: ataques quirúrgicos con sofisticados aviones no tripulados en territorio extranjero, lejos de la opinión pública norteamericana[/SIZE][/FONT][/COLOR] [COLOR=#222222][FONT=Arial][SIZE=14px]Por [URL='http://www.lanacion.com.ar/autor/silvia-pisani-120'][COLOR=#335577][FONT=inherit][B]Silvia Pisani[/B][/FONT][/COLOR][/URL] [COLOR=#999999][FONT=inherit]|[/FONT][/COLOR] [COLOR=#808080][FONT=inherit]LA NACION[/FONT][/COLOR][/SIZE][/FONT][/COLOR] [COLOR=#222222][FONT=Arial][SIZE=14px] [/SIZE][/FONT][/COLOR] [COLOR=#333333][I]WASHINGTON[/I][/COLOR] [COLOR=#333333]Hace poco más de un año, en la noche del domingo 1° de mayo, los norteamericanos conocieron una cara inesperada de su presidente. Fue ese el momento en que Barack Obama compareció por televisión para anunciar que el hombre más odiado en el país, el terrorista Osama ben Laden, había sido asesinado por comandos especiales que se colaron, sigilosamente, en el norte de Paquistán, donde rodearon el que fue el último refugio del líder de Al-Qaeda.[/COLOR] [COLOR=#333333]Hubo estallidos de júbilo ante la noticia de la muerte -miles de personas se congregaron frente a la Casa Blanca para celebrar- y enorme perplejidad en la clase política. Los republicanos, que hasta entonces habían acusado al principista Obama de ser un "blando" en cuestiones de seguridad, se quedaron sin su principal lanza de ataque. El hombre al que reiteradamente retrataron como un pacifista de oficina, que no sabía nada de la dura realidad del combate, había dado caza al hombre que el ex presidente George Bush buscó, infructuosamente, durante diez años, dos guerras y miles de muertos. En cuestión de horas y sin avisar a nadie, el Nobel de la Paz había matado a Ben Laden y arrojado su cadáver al mar. Punto final.[/COLOR] [COLOR=#333333]"Fue un momento definitorio", dijo el entonces secretario de Defensa, Robert Gates. Sólo con los días, los norteamericanos entendieron hasta qué punto la muerte del terrorista fue el corolario de un silencioso operativo de persecución a lo largo de ocho meses, monitoreado y dirigido personalmente por Obama. Fue el presidente quien asumió en persona la responsabilidad, tanto por el resultado del plan -él mismo lo eligió sobre un abanico de cuatro alternativas posibles de acción- como de sus resultados.[/COLOR] [COLOR=#333333]Descubrieron, también, hasta qué punto Obama dejaba su firma en todo eso, acompañado sólo por un reducido grupo de colaboradores, de los que obtuvo -y obtiene- un fiel compromiso de secretismo. Algo que confirma, por caso, la foto que lo muestra siguiendo "en tiempo real" el operativo de los comandos especiales en el refugio de Ben Laden. La imagen, con la expresión horrorizada de la secretaria de Estado, Hillary Clinton, y que dio la vuelta al mundo, es fiel reflejo de todo ello.[/COLOR] [COLOR=#333333]Pero el operativo que terminó con la vida de Ben Laden marcó, también, el comienzo de una etapa en la que Obama mostró mucho más sobre hasta dónde está decidido a llegar en su combate al terrorismo, sobre las formas que está dispuesto a emplear para ello y sobre los desafíos éticos que ello implica para un presidente que llegó al poder cuestionando los "métodos" de su predecesor y con la promesa de que, con su batuta, la lucha contra el terrorismo se realizaría sólo bajo el estricto "respeto de los valores morales" de la sociedad norteamericana.[/COLOR] [COLOR=#333333]Para abundar en aquella sorpresa de los días de mayo, en los meses que siguieron, Obama se mostró como un hombre capaz de ordenar mortíferos ataques con armas no convencionales contra quienes, a su entender, atentan contra la seguridad de Estados Unidos. Desde los drones -los aviones no tripulados- que, con su carga de bombas, envía a Yemen, Somalía, Afganistán o Paquistán, hasta los sofisticados ataques con virus informáticos que ordenó en Irán, donde inutilizó instalaciones nucleares mediante una hábil combinación de tecnología y ahorro de riesgo para vidas norteamericanas.[/COLOR] [COLOR=#333333]En medio, se sabe que es Obama en persona quien, periódicamente, elige a qué blanco atacar y, eventualmente, matar. "La lista de la muerte", es el nombre con el que se conoce la carpeta con biografías de terroristas sobre la que, en última instancia y tras un largo proceso de selección, el presidente bajará el pulgar. Hace poco, eso incluyó, por primera vez, a un ciudadano norteamericano: Anwar al-Awlaki, un integrista musulmán asesinado en septiembre con un operativo que incluyó el disparo de proyectiles desde aviones no tripulados que incursionaron en Yemen.[/COLOR] [COLOR=#333333]Algo muy lejos del pacifista que pintaban los republicanos en sus primeros ataques contra el presidente que prometía cerrar la -todavía abierta- cárcel de Guantánamo, terminar con la tortura y acabar con la "vergonzosa" política de encerrar prisioneros sin proceso. Lo que no llegó a explicitar, sin embargo, fue que su política sería la de no hacer prisioneros entre los terroristas -para lo que tendría que arriesgar vidas norteamericanas en geografías hostiles- sino optar por enviarle el ataque de sus drones a control remoto.[/COLOR] [COLOR=#333333]"El propósito de todas estas acciones es el de mitigar la amenaza contra la vida de ciudadanos norteamericanos", dijo en un reciente reportaje el principal asesor de Obama en materia de antiterrorismo, John Brennan. "Se trata de la opción última, el recurso final. Ni al presidente ni a mí nos gusta la idea de matar gente, de modo que nos aseguramos de que el proceso de decisión sea riguroso y que incluya la existencia de una amenaza inminente", dijo.[/COLOR] [COLOR=#333333][B]Muerte a control remoto[/B][/COLOR] [COLOR=#333333]No es que el tema los desvele ni les provoque insomnio. Pero, a la luz de todo esto, muchos norteamericanos empiezan a preguntarse si en realidad su país está en guerra y no lo saben. Lejos de la altisonante "guerra al terror" de Bush y de la movilización de efectivos, una mucho más silenciosa y perceptible, basada en ataques revestidos de tal tecnología que se vuelven difíciles de internalizar para el ciudadano común. Para algunos, son la muerte y el daño por control remoto. Una forma de ataque que no necesariamente determina, pero sí que parece facilitar uno de los fenómenos de nuestro tiempo: la guerra invisible y lejana.[/COLOR] [COLOR=#333333]"Estamos en guerra pero no se la ve", apuntala Mary Dudziak, autora de [I]War Time [/I], uno de los varios libros que han aparecido recientemente para describir el fenómeno. Académica de la Universidad de Southern California, describe precisamente el choque guerrero de estos días como "un conflicto lejano, no convencional, librado de modo distinto del que culturalmente se dio durante siglos, con enormes pelotones y máquinas de guerra partiendo al campo de batalla". Pero lo más llamativo de su síntesis es que la guerra, visible o invisible, de alta o de baja intensidad, es permanente. Siempre está. "Culturalmente se nos ha hecho creer que, a un tiempo de guerra, sigue uno de paz. Pero esto no necesariamente es así", asegura.[/COLOR] [COLOR=#333333]Lo otro que viene a alimentar este fenómeno, dice Dudziak, es tal hartazgo social ante la guerra que nadie quiere reparar en ella. "No lo queremos ver. Pero ya estamos en guerra con Irán", corroboró, por caso, David Sanger, autor de [I]Confront and Conceal [/I], otro controvertido libro de reciente aparición que analiza las guerras "encubiertas" del gobierno demócrata. En él describe el uso que hace el equipo de Obama de la guerra tecnológica, una ofensiva "que no se disputa con tanques y con ejércitos sino con teclados de computadora, pero con igual capacidad para pegar en el blanco, aunque con menos sangre y menos publicidad".[/COLOR] [COLOR=#333333]Una época en la que, como define Dudziak, "la guerra existe, pero no molesta todos los días a los ciudadanos norteamericanos", hartos de ver sangre y muerte en los noticieros. Los informes sobre reiterados ataques norteamericanos con aviones no tripulados parecen darle la razón.[/COLOR] [COLOR=#333333]La Fundación New America, que registra y analiza el uso de ese tipo de armamento, sostiene que, en sólo los primeros cinco meses del año, atacaron más de veinte veces en Paquistán, con decenas de muertos. Pero advierte que, desde que empezaron a usarse, las bajas se cuentan por miles.[/COLOR] [COLOR=#333333]"La guerra secreta de Obama supone la mayor ofensiva aérea no tripulada jamás realizada en la historia militar: nunca tan pocos mataron a tantos por control remoto", sostuvo Christopher Griffin en un reciente artículo en la revista Rolling Stone ( [I]The rise of the killer drone: How America Goes to war in secret [/I]).[/COLOR] [COLOR=#333333]Hasta ahora, sin embargo, el debate ha sido, más bien, reducido. La guerra de los drones es popular en los Estados Unidos del mismo modo que lo es la ofensiva de Obama que, entre otras cosas, permitió matar a Ben Laden y a su posible sucesor, Al Awlaki, en pocos meses. Hasta ahora, han sido más bien entidades civiles las que plantean los mayores reparos, entre ellos, la denuncia sobre la posible comisión de "asesinatos selectivos" desde el poder.[/COLOR] [COLOR=#333333]Quienes más lejos han ido en su enfrentamiento con Obama por su guerra subrepticia han sido los militantes de la principal asociación norteamericana de derechos civiles, la American Civil Liberties Union (ACLU). La entidad, que cuando el demócrata llegó al poder cayó seducida por su prédica contra los "abusos" en Guantánamo, le inició una demanda judicial para que haga públicos los archivos sobre las muertes provocadas con los ataques que él mismo decide. La presentación se basa en el abuso de poder que, a su juicio, representa "la decisión de matar sin que exista el debido proceso" ni la "transparencia" exigida siempre pero, particularmente, en tales instancias.[/COLOR] [COLOR=#333333]Hace poco, The New York Time llamó la atención con la publicación, en primera página, de una extensa investigación sobre la opción de Obama frente a la amenaza terrorista. "La lista de los condenados a muerte pone a prueba los principios y el legado de Obama", enunció el artículo, al que algunos ya promueven para disputar el Pulitzer.[/COLOR] [COLOR=#333333]Otros, que en el pasado criticaron la guerra de Bush, avalan ahora el "antiterrorismo tecnológico" de Obama. Entre ellos, el decano de la Facultad de Derecho de la Universidad de Harvard, Harold Koh. El académico asegura incluso que pocas cosas lo tranquilizan más en ese punto que saber que es Brennan quien asesora al presidente en la materia. "Es un hombre que es ejemplo de rectitud moral", dijo. "Es como tener en frente a un sacerdote de reconocida condición al que, de pronto, se le encomienda liderar una guerra", añadió.[/COLOR] [COLOR=#333333]Para quien, hasta hace poco, fue el titular de la Dirección Nacional de Inteligencia de los Estados Unidos, el almirante retirado Dennis Blair, no cabe duda de la que guerra tecnológica "es la opción política más ventajosa". Le reconoce que "es muy bien aceptada en el terreno doméstico y se vuelve impopular sólo fronteras afuera".[/COLOR] [COLOR=#333333]En el frente político, los republicanos se han mostrado cautos. En las antípodas de quienes reclaman transparencia, la principal baza que lanzaron a los demócratas en la materia ha sido su supuesta "complicidad" en la filtración de información sobre la realización de esos ataques y sus resultados. "Hay que tener mucho más cuidado en el manejo de información que pone en riesgo la seguridad de EE.UU.y de quienes están en primera línea para defenderla", reprochó el ex adversario de Obama y referente partidario en el Senado, John McCain.[/COLOR] [COLOR=#333333]El imaginario colectivo asoció la llegada de Obama con una suerte de final lapidario para el "manual de estilo" de la era Bush. Lo ocurrido en estos últimos 18 meses muestra, sin embargo, que no le asusta embarrarse personalmente en el terreno de la lucha contra el terrorismo y que eso le da popularidad. Todo un mensaje, ahora que su administración está centrada en la posibilidad de que Irán produzca el suficiente uranio enriquecido como para desarrollar armamento nuclear.[/COLOR] [COLOR=#333333][url]http://www.lanacion.com.ar/1498182-la-guerra-invisible-de-los-drones[/url] [/COLOR] [COLOR=#333333]Saludos.[/COLOR] [/QUOTE]
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