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Las campañas de Napoleon
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<blockquote data-quote="Pavía" data-source="post: 853746" data-attributes="member: 10030"><p>Pavía desde su base operacional de Ciaño. </p><p></p><p></p><p>8º.- CONSIDERACIONES FINALES </p><p></p><p>Las primeras consideraciones son sobre los soldados enfrentados. En general los soldados austriacos eran buenos, muchos profesionales, pero su entrenamiento basado en las premisas del antiguo régimen les lastró a lo largo de toda la campaña. En especial sus lentos convoyes de suministros. </p><p>Los soldados franceses parecían de todo menos soldados. Frente a los “galantes” uniformes de sus oponentes debían de tener un aspecto bastante “pordiosero”. Sin embargo eran el primer ejército popular moderno, lo que les confería mayor empuje en la lucha. Su famoso “élan” supero en la mayoría de los encuentros a los austriacos. Además eran mucho más móviles, sobretodo porque apenas llevaban provisiones, se fiaba que el ejército se proveyera sobre el terreno (lo que en ocasiones puso a los franceses al borde de la inanición). De esta manera podían llegar con mayor rapidez a las zonas de combate (una especie de técnica relámpago de la época), consiguiendo casi siempre superioridad numérica sobre el terreno de batalla. </p><p></p><p>El material personal francés era claramente mediocre. Sus mosquetes eran inferiores a los austriacos, por lo que más que fiarse del fuego de la infantería se confiaba en su potencia de choque (carga a la bayoneta). Los ejércitos austriacos al contrario. La caballería, pero montada que los austriacos contaba con una clara ventaja en la osadía de sus mandos (tal vez en exceso temerarios en algunas acciones). En cuanto a la artillería aquí sí que eran superiores los franceses, o tanto en número, como en calidad de las piezas (de las fabricadas en Francia y no de las numerosas piezas capturadas) como en táctica (los estudios científicos sobre el uso y desarrollo de la artillería en la época real daban ahora plenos frutos. </p><p></p><p>El mando francés en la campaña fue superior, al conseguir estar más centralizado en la figura de Napoleón. A parte hasta Würmser y D’Alvintzi el mando austriaco era en el mejor de los casos mediocre si no francamente malo. El archiduque Carlos apenas participó, pero sin duda habría puesto las cosas mucho más difíciles. </p><p></p><p>El mayor error francés fue sin duda la duración del asedio a Mantua, que podría haber terminado si en el primer asedio se hubieran pensado mejor las cosas (recordemos que los franceses se tuvieron que retirar perdiendo un impresionante parque de piezas de asedio que ya nunca recuperarían) También se puede juzgar como error (esta vez político) el escaso apoyo del Directorio, que prefería enviar los suministros al frente del Rin , claramente embotellado y donde los generales franceses no podían con el Archiduque Carlos. </p><p></p><p>Destacar por fin el fenomenal aprendizaje que supuso para Napoleón esta campaña. Pudo poner en práctica, a escala controlada todos los conocimientos adquiridos en las largas horas de estudio (más que innovar napoleón era un maestro en juzgar situaciones y aplicar la receta necesaria). Entre todo ello, y como lo más novedoso, destacar el concepto de la concentración de fuerza en un lugar adecuado, que conllevaba una gran movilidad y suponía que un ejército menor en número a su oponente, al llegar la hora de la verdad en el campo de batalla, consiguiese ser superior en hombres. </p><p></p><p>En resumidazas cuentas podemos considerar esta campaña de 1796 a 1797 como el fin de una época. La guerra poco menos que restringida del pasado se había terminado, la estrategia se imponía, y el nuevo concepto revolucionario de la Revolución Francesa era el causante. No se combatía contra “un pariente” se luchaba contra “tiranos” que sojuzgaban a los pueblos. La guerra se vuelve, por así decirlo, total. Esto no quita para que el comportamiento de los soldados franceses en territorio recién ocupado fuera nefasto (pero recordemos que debían de vivir sobre el terreno). </p><p></p><p>Por fin destacar que supone el principio de una nueva generación de mandos, entre los que sobresale sobremanera la figura de Napoleón Bonaparte, que hasta nuestros días, levantará pasiones y discusiones encendidas. </p><p></p><p>Sin más se despide Pavía desde Asturias</p></blockquote><p></p>
[QUOTE="Pavía, post: 853746, member: 10030"] Pavía desde su base operacional de Ciaño. 8º.- CONSIDERACIONES FINALES Las primeras consideraciones son sobre los soldados enfrentados. En general los soldados austriacos eran buenos, muchos profesionales, pero su entrenamiento basado en las premisas del antiguo régimen les lastró a lo largo de toda la campaña. En especial sus lentos convoyes de suministros. Los soldados franceses parecían de todo menos soldados. Frente a los “galantes” uniformes de sus oponentes debían de tener un aspecto bastante “pordiosero”. Sin embargo eran el primer ejército popular moderno, lo que les confería mayor empuje en la lucha. Su famoso “élan” supero en la mayoría de los encuentros a los austriacos. Además eran mucho más móviles, sobretodo porque apenas llevaban provisiones, se fiaba que el ejército se proveyera sobre el terreno (lo que en ocasiones puso a los franceses al borde de la inanición). De esta manera podían llegar con mayor rapidez a las zonas de combate (una especie de técnica relámpago de la época), consiguiendo casi siempre superioridad numérica sobre el terreno de batalla. El material personal francés era claramente mediocre. Sus mosquetes eran inferiores a los austriacos, por lo que más que fiarse del fuego de la infantería se confiaba en su potencia de choque (carga a la bayoneta). Los ejércitos austriacos al contrario. La caballería, pero montada que los austriacos contaba con una clara ventaja en la osadía de sus mandos (tal vez en exceso temerarios en algunas acciones). En cuanto a la artillería aquí sí que eran superiores los franceses, o tanto en número, como en calidad de las piezas (de las fabricadas en Francia y no de las numerosas piezas capturadas) como en táctica (los estudios científicos sobre el uso y desarrollo de la artillería en la época real daban ahora plenos frutos. El mando francés en la campaña fue superior, al conseguir estar más centralizado en la figura de Napoleón. A parte hasta Würmser y D’Alvintzi el mando austriaco era en el mejor de los casos mediocre si no francamente malo. El archiduque Carlos apenas participó, pero sin duda habría puesto las cosas mucho más difíciles. El mayor error francés fue sin duda la duración del asedio a Mantua, que podría haber terminado si en el primer asedio se hubieran pensado mejor las cosas (recordemos que los franceses se tuvieron que retirar perdiendo un impresionante parque de piezas de asedio que ya nunca recuperarían) También se puede juzgar como error (esta vez político) el escaso apoyo del Directorio, que prefería enviar los suministros al frente del Rin , claramente embotellado y donde los generales franceses no podían con el Archiduque Carlos. Destacar por fin el fenomenal aprendizaje que supuso para Napoleón esta campaña. Pudo poner en práctica, a escala controlada todos los conocimientos adquiridos en las largas horas de estudio (más que innovar napoleón era un maestro en juzgar situaciones y aplicar la receta necesaria). Entre todo ello, y como lo más novedoso, destacar el concepto de la concentración de fuerza en un lugar adecuado, que conllevaba una gran movilidad y suponía que un ejército menor en número a su oponente, al llegar la hora de la verdad en el campo de batalla, consiguiese ser superior en hombres. En resumidazas cuentas podemos considerar esta campaña de 1796 a 1797 como el fin de una época. La guerra poco menos que restringida del pasado se había terminado, la estrategia se imponía, y el nuevo concepto revolucionario de la Revolución Francesa era el causante. No se combatía contra “un pariente” se luchaba contra “tiranos” que sojuzgaban a los pueblos. La guerra se vuelve, por así decirlo, total. Esto no quita para que el comportamiento de los soldados franceses en territorio recién ocupado fuera nefasto (pero recordemos que debían de vivir sobre el terreno). Por fin destacar que supone el principio de una nueva generación de mandos, entre los que sobresale sobremanera la figura de Napoleón Bonaparte, que hasta nuestros días, levantará pasiones y discusiones encendidas. Sin más se despide Pavía desde Asturias [/QUOTE]
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Guerra desarrollada entre Argentina y el Reino Unido en 1982
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