LAS FUERZAS ARMADAS Y EL PODER DEL ESTADO
El Estado tiene tres ámbitos claramente identificables: el político, el económico y el militar. Así lo consideran hoy muchos pensadores, como también los periódicos documentos que emite la Casa Blanca de EEUU bajo el título "National Security Strategy". No obstante hay quienes creen ver mas ámbitos, tales como: el psicosocial, el científico, el técnico-industrial, el religioso, etc....
Este mayor número de divisiones parecería desdibujar la claridad conceptual de los tres ámbitos citados en primer término; los que se corresponden con el mundo de las ideas y el discurso, los bienes materiales y la moneda y la capacidad potencial del empleo de la fuerza organizada.
Todos los demás que se imaginen caen en alguno de estos tres o en mas de uno de manera parcializada. Además, los escenarios en que cada uno interactúa son absolutamente distintos; los foros,tanto nacionales como internacionales, para el ámbito político; los mercados, para el ámbito económico; y los espacios geográficos, para el ámbito militar.
Al decir espacios geográficos, me estoy refiriendo al mas amplio significado de la expresión: los territorios, los mares, los océanos y el espacio aéreo.
Pues bien, tres ámbitos conforman en su conjunto el Poder del Estado, expresión barcativa, no siempre bien determinada y con frecuencia ambigua. Richard Hill en su libro "Estrategia Maritima para potencias medianas", brinda una defi8nicion de poder del Estado, que en su brevedad comprendía con absoluta claridad el significado cabal de la expresión: "es la capacidad que tiene de influir sobre los acontecimientos"
Los ámbitos son completamente discemibles y los medios o instrumentos quer cada uno de ellos emplea, en térmonos generales, no son transferibles a los otros.
Las ideas y el discurso, si bien orientan en sí mismas no producen un inreento del PBI o un auento de los saldos exportables sin afectar el consumo interno, así como tampoco son suficiente garantía de disuación ante la amenaza de un agresor.
Las FFAA son incapaces de controlar el mercadeo de los "commodity" o de aumentar el rendimiento de granos por hectárea. De igual modo, la estabilidad económica y una fuerte reserva de divisas, no impide la depredación de naves extranjeras en la zona económica exclusiva o el asentamiento civil y militar de un vecino en territorio propio.
Pero si bien cada ámbito tiene sus propios instrumentos, ninguno puede prescindir del otro. No hay capacidad alguna de actuar militarmente si no existe una clara conducción política y un adecuado respaldo económico; toda economía depende a su vez de un patrocinio político. Tampoco hay política sin el apoyo de un instrumento militar; Bismarck decía, que hacer política sin FFAA es como querer hacer música sin instrumentos. Es poosible que alguien piense que eran otras épocas y que las realciones internacionales del siglo XIX estaban animadas por otros factores, que hoy la agenda internacional, en un mundo acad vez mas integrado, presenta distintas prioridades. Un argumento sin duda de peso, es que la guerra está prohibida; al menos así lo establece la carta de las Naciones Unidas. NO obstante, de las 2340 semanas transcurridas desde el fin de la II GM hasta 1990, solo tres gozaron de paz absoluta.
Las guerras estan prohibidas, es verdad, pero siguen ocurriendo. La diferencia radica en que antes eran anunciadas, salvo Japón, que tuvo por costumbre atacar primero y declarar la guerra después, se seguía una determinada secuencia que culminaba con una formal declaracion de guerra "urbi et orbi". Hoy en cambio, las guerras estallan sin el precedente de formalismos diplomáticos.
Si bien la época de Bismarck ha sido superada, al menos los decorados son otros, la naturaleza del hombre es la misma; su apetencia de poder no ha sufrido grandes cambios.
"NO PREPARARSE PARA ENFRENTAR LO PEOR ALIMENTANDO LA ILUSION DE QUE LO PEOR NO VA A OCURRIR, NO SOLO ES UNA INGENUIDAD, CONSTITUYE EN RIGOR UNA NEGLIGENCIA IMPERDONABLE".
Quienes ejercen la responsabilidad de gobernar un país, no pueden soslayar su indelegable deber de mantener y fortalecer el instrumento militar que resguarda los intereses vitales de la Nación: su integridad territorial, el respaldo decoroso de su soberanía y la seguridad y bienestar de su pueblo.
La guerra, que no es un deporte sino una verdadera tragedia, no la hacen los militares; con esto quyiero decir que no la construyen, no son los responsables de alterar el statu quo que lleva a pasar de una situación de paz a una de guerra.
Los militares, combaten en la guerra que es otra cosa distinta.
Nunca se fue a la guerra por intereses militares, las guerras fueron siempre el resultado extremo de intereses politicos o económicos, estos últimos, al servicio en definitiva de fines políticos. Por eso Clemenceau no se equivocó al sentenciar: La guerra es algo demasiado serio para dejarla en manos de los generales. De todas maneras las palabras del agudo y controvertido primer ministro frances encerraban cierto sarcasmo. Lo que Clemenceau expresaba era que la decisión de llevar un país a la guerra, "hacer la guerra", es responsablidad del poder politico, no de los estados mayores de las FFAA; pero el armado de la frase contiene sin duda una enorme carga de ironía.
Toffler, en cambio, parafraseando a Clemenceau, dice algo mas realista, algo que a nuchos políticos, sin detenernos a analizar espacio y tiempo <país y época> debería sonar cuanto menos como untoque de atención o remordimiento: la guerra es algo demasiado serio para dejarla en manos de ignorantes, vistan estos de civil o de uniforme.
Me permito ampliar el alcance del pensamiento de Toffler al agregar que la ignorancia no se agota con el manejo político durante la guerra, sino que es barcativa de las previsiones que no se tomaron durante la paz. Solamente preparándonos para enfrentar lo peor evitaremos su ocurrencia; la historia esta plagada de sorpresas desagradables, al menos para los que fueron sorprendidos.
Análisis simples y lineales llevan con frecuencia a confundir conceptos, es así, que algunos confunden capacidad de ejercer violencia con vocación de violencia.
Hoy parecería que otros han redescubierto la palabra disuasión, me atrevo a decir esto porque la esgrimen como el vocablo mágico. Es mas, se intuye, a través de ciertos discursos que se escuchan, que el término encierra una suerte de amalgama de: pacifismo, logro terminal y economicidad.
La disuasión está exenta de toda magia, disuade el mas fuerte. La disuasión se impone a través de una sólida capacidad militar, capaz de asestar golpes colosales al perturbador que pretenda alterar el statu quo o imponernos su voluntad: Disuade el conjunto: ARSENAL MILITAR, HOMBRES EN NUMERO Y CALIDAD SUFICIENTES Y UNA MORAL PREFERENTEMENTE SUPERIOR A LA DEL ADEVERSARIO.
Por otra parte es bueno recordar, que no basta con pensar que como no tengo voluntad de pelearme con nadie no me encontraré envuelto en euna guerra; no hay guerra de un solo actor. Al respecto me parece que vale recordar una frase de Churchill: Aquellos pueblos que buscan la paz a costa de su dignidad, perderán esta y no encontrarán aquella.
Dijimos que el ámbito militar constituye uno de los tres ámbitos que, en su conjunto, dan forma y vigor al poder del Estado. Política, economía y FFAA, son en rigor una suerte de trinidad profana, que si bien responde cada una a su propia naturaleza, es impensable imaginarlas separadamente. Lo podemos hacer si, en un juego de abstracciones, pero resulta imposible pensar en un poder del Estado sin el armónico concurso de los otros tres ámbitos. No hay Estado sin ideas, serían un conjunto de cosas a la deriva; tampoco hay Estado sin bienes, hasta el Estado Vaticano, que es si se quiere la mayor expresión política (espiritual), tiene sus bienes y sus recursos; no hay Estado sin FFAA que respalden sus ideas y bienes materiales.
Luego, el debilitamiento de cualquiera de estos tres integrantes llevará al debilitamiento del poder del Estado, ya que como vimos, no puede prescindir de ninguno de ellos.
Es `posible que alguien ponga en duda lo expresado; hoy la economía globalizada en tusiasma y nos hace creer que barre antiguos conceptos y recelos.
No obstante, basta con echar una mirada a cualquier país con peso específico en el cncierto internacional para ver que, independientemente de su tamaño, guarda una armónica relación en el dimensionamiento de sus tres ámbitos. El crecimiento poilítico y el crecimiento económico demandan un respaldo militar; de no ser así, la tentación de presionar al debil siempre estará presente. Fué así a través de toda la historia y nada mueve a pensar que será distinto en el siglo XXI. Por otra parte , es presisamente aquí, donde el vocablo disuasión tiene sentido: "INDUCIR A UNO CON RAZONES A DESISTIR DE UN PROPÓSITO"; la razón última, no deseada por cierto, es el empleo de la fuerza oraganizada. Pero para ello, aunque suene a verdad de Perogrullo, hay que contar con esa fuerza organizada.
Si política, economía y FFAA son una trinidad profana inseparables, en la corporización del poder del Estado, es válido imaginarlas como factores, cuyo producto es el peso que la NAción tiene en el escenario internacional. Al valerme de una operación matemática, no es casual o caprichoso que emplee la multiplicación en lugar de la suma. En la suma cada factor tiene un valor en sí mismo, que es independiente del valor de los otros factores. En tanto que en el producto, cada factor se potencia conforme a lo que vale cada uno de los otros, apunto tal que si uno tiene valor cero, ese será el resultado.
Concluimos entonces que el debilitamiento de un factor, lo único que logra es el debilitamiento del conjunto. Un Estado que evidencie debilidad política, debilidad econónica o debilidad militar, será en definitiva débil en sí mismo, cualquiera sea la fortaleza que crea tener en los otros dos ámbitos.
Quizás esto pueda parecer una especulación teórica, pero la teoría es hija de la práctica; la memoria de lo que ocurrió, nos permite esbozar una teoría, que luego se pulirá con mayor práctica.
El siglo XX, mas precisamente su segunda mitad, mostró países débiles militarmente que alcanzaron un enorme desarrollo económico; pero se trató de aquellos que habían perdido la II GM. A ellos les estabA vedado tener FFAA apropiadas a lo que fueron historicamente y a lo que eran, su seguridad era prestada o alquilada por los vencedores.
Finalmente, por razones políticas que no es el caso analizar acá, se les permitió y hasta alentó a dimensionar y desarrollar sus FFAA conforme a su peso internacional; hoy Alemania y Japón, son potencias militares en pleno auge.
"Si el poder político de un país, piensa que es económicamente saludable sacrificar su instrumento militar en beneficio de otros aspectos, lo único que logrará es debilitarse a sí mismo. Es posible, que a muy corto plazo, le depare algún beneficio, como aquel que desviste un santo para vestir a otro, pero a mediano palzo el desequilibrio será imposible de disimular y el ojo siempre atento de los vecinos lo percibirá con absoluta claridad. La recuperación será mas costosa; un ejército; una armada; una fuerza aérea; no se alistan de la noche a la mañana; demandan una contínua y persistente atención y adiestramiento".
Así como el poder del Estado se desdibuja si es políticamente débil y se deteriora en la medida que decrece su economía, también decae cuando sus FFAA pierden su capacidad de acción. Si a la erosión y envejecimiento del material se le suma un cierto decaimiento moral, el cuadro de situación puede llegar a ser muy grave. Seguramente algunas voces se alzarán alertando al poder político; pienso que deben ser escuchadas; el precio que puede llegar a pagarse de no hacerlo podría ser costosísimo y el juicio de la historia no tendrá piedad.
Toda guerra que se pierde trae una enorme conmoción social; eso llevó a Lenin a acuñar la siguiente frase: La guerra es la partera de la revolución.
Me atrevo a señalar que la conmoción se produce de igual modo; cuando un gobierno se ve obligado a ceder por temor a un imprevisible resultado que es consecuencia de su desidia e ineptitud política.
El Almirante Storni termina su libro " Interese argentinos en el mar", con unas muy breves reflexiones finales, las que por cierto, si bien se refieren especificamente a la Armada, tienen idéntica aplicación a las otras dos fuerzas:
" < Que esa escuadra esté siempre lista, aprovisionada para uno o dos años de guerra; que valga sobre todo por la energía y hombría de mar de sus tripulantes; esa debe ser nuestra constante aspiración >"
" < Y esto es bueno que el pueblo argentino lo sepa, que el honorable Congreso lo tome en cuenta y que los hombres de Estado lo mediten >".
Por el Contraalmirante
Roberto Luis Pertusio
Willy
El Estado tiene tres ámbitos claramente identificables: el político, el económico y el militar. Así lo consideran hoy muchos pensadores, como también los periódicos documentos que emite la Casa Blanca de EEUU bajo el título "National Security Strategy". No obstante hay quienes creen ver mas ámbitos, tales como: el psicosocial, el científico, el técnico-industrial, el religioso, etc....
Este mayor número de divisiones parecería desdibujar la claridad conceptual de los tres ámbitos citados en primer término; los que se corresponden con el mundo de las ideas y el discurso, los bienes materiales y la moneda y la capacidad potencial del empleo de la fuerza organizada.
Todos los demás que se imaginen caen en alguno de estos tres o en mas de uno de manera parcializada. Además, los escenarios en que cada uno interactúa son absolutamente distintos; los foros,tanto nacionales como internacionales, para el ámbito político; los mercados, para el ámbito económico; y los espacios geográficos, para el ámbito militar.
Al decir espacios geográficos, me estoy refiriendo al mas amplio significado de la expresión: los territorios, los mares, los océanos y el espacio aéreo.
Pues bien, tres ámbitos conforman en su conjunto el Poder del Estado, expresión barcativa, no siempre bien determinada y con frecuencia ambigua. Richard Hill en su libro "Estrategia Maritima para potencias medianas", brinda una defi8nicion de poder del Estado, que en su brevedad comprendía con absoluta claridad el significado cabal de la expresión: "es la capacidad que tiene de influir sobre los acontecimientos"
Los ámbitos son completamente discemibles y los medios o instrumentos quer cada uno de ellos emplea, en térmonos generales, no son transferibles a los otros.
Las ideas y el discurso, si bien orientan en sí mismas no producen un inreento del PBI o un auento de los saldos exportables sin afectar el consumo interno, así como tampoco son suficiente garantía de disuación ante la amenaza de un agresor.
Las FFAA son incapaces de controlar el mercadeo de los "commodity" o de aumentar el rendimiento de granos por hectárea. De igual modo, la estabilidad económica y una fuerte reserva de divisas, no impide la depredación de naves extranjeras en la zona económica exclusiva o el asentamiento civil y militar de un vecino en territorio propio.
Pero si bien cada ámbito tiene sus propios instrumentos, ninguno puede prescindir del otro. No hay capacidad alguna de actuar militarmente si no existe una clara conducción política y un adecuado respaldo económico; toda economía depende a su vez de un patrocinio político. Tampoco hay política sin el apoyo de un instrumento militar; Bismarck decía, que hacer política sin FFAA es como querer hacer música sin instrumentos. Es poosible que alguien piense que eran otras épocas y que las realciones internacionales del siglo XIX estaban animadas por otros factores, que hoy la agenda internacional, en un mundo acad vez mas integrado, presenta distintas prioridades. Un argumento sin duda de peso, es que la guerra está prohibida; al menos así lo establece la carta de las Naciones Unidas. NO obstante, de las 2340 semanas transcurridas desde el fin de la II GM hasta 1990, solo tres gozaron de paz absoluta.
Las guerras estan prohibidas, es verdad, pero siguen ocurriendo. La diferencia radica en que antes eran anunciadas, salvo Japón, que tuvo por costumbre atacar primero y declarar la guerra después, se seguía una determinada secuencia que culminaba con una formal declaracion de guerra "urbi et orbi". Hoy en cambio, las guerras estallan sin el precedente de formalismos diplomáticos.
Si bien la época de Bismarck ha sido superada, al menos los decorados son otros, la naturaleza del hombre es la misma; su apetencia de poder no ha sufrido grandes cambios.
"NO PREPARARSE PARA ENFRENTAR LO PEOR ALIMENTANDO LA ILUSION DE QUE LO PEOR NO VA A OCURRIR, NO SOLO ES UNA INGENUIDAD, CONSTITUYE EN RIGOR UNA NEGLIGENCIA IMPERDONABLE".
Quienes ejercen la responsabilidad de gobernar un país, no pueden soslayar su indelegable deber de mantener y fortalecer el instrumento militar que resguarda los intereses vitales de la Nación: su integridad territorial, el respaldo decoroso de su soberanía y la seguridad y bienestar de su pueblo.
La guerra, que no es un deporte sino una verdadera tragedia, no la hacen los militares; con esto quyiero decir que no la construyen, no son los responsables de alterar el statu quo que lleva a pasar de una situación de paz a una de guerra.
Los militares, combaten en la guerra que es otra cosa distinta.
Nunca se fue a la guerra por intereses militares, las guerras fueron siempre el resultado extremo de intereses politicos o económicos, estos últimos, al servicio en definitiva de fines políticos. Por eso Clemenceau no se equivocó al sentenciar: La guerra es algo demasiado serio para dejarla en manos de los generales. De todas maneras las palabras del agudo y controvertido primer ministro frances encerraban cierto sarcasmo. Lo que Clemenceau expresaba era que la decisión de llevar un país a la guerra, "hacer la guerra", es responsablidad del poder politico, no de los estados mayores de las FFAA; pero el armado de la frase contiene sin duda una enorme carga de ironía.
Toffler, en cambio, parafraseando a Clemenceau, dice algo mas realista, algo que a nuchos políticos, sin detenernos a analizar espacio y tiempo <país y época> debería sonar cuanto menos como untoque de atención o remordimiento: la guerra es algo demasiado serio para dejarla en manos de ignorantes, vistan estos de civil o de uniforme.
Me permito ampliar el alcance del pensamiento de Toffler al agregar que la ignorancia no se agota con el manejo político durante la guerra, sino que es barcativa de las previsiones que no se tomaron durante la paz. Solamente preparándonos para enfrentar lo peor evitaremos su ocurrencia; la historia esta plagada de sorpresas desagradables, al menos para los que fueron sorprendidos.
Análisis simples y lineales llevan con frecuencia a confundir conceptos, es así, que algunos confunden capacidad de ejercer violencia con vocación de violencia.
Hoy parecería que otros han redescubierto la palabra disuasión, me atrevo a decir esto porque la esgrimen como el vocablo mágico. Es mas, se intuye, a través de ciertos discursos que se escuchan, que el término encierra una suerte de amalgama de: pacifismo, logro terminal y economicidad.
La disuasión está exenta de toda magia, disuade el mas fuerte. La disuasión se impone a través de una sólida capacidad militar, capaz de asestar golpes colosales al perturbador que pretenda alterar el statu quo o imponernos su voluntad: Disuade el conjunto: ARSENAL MILITAR, HOMBRES EN NUMERO Y CALIDAD SUFICIENTES Y UNA MORAL PREFERENTEMENTE SUPERIOR A LA DEL ADEVERSARIO.
Por otra parte es bueno recordar, que no basta con pensar que como no tengo voluntad de pelearme con nadie no me encontraré envuelto en euna guerra; no hay guerra de un solo actor. Al respecto me parece que vale recordar una frase de Churchill: Aquellos pueblos que buscan la paz a costa de su dignidad, perderán esta y no encontrarán aquella.
Dijimos que el ámbito militar constituye uno de los tres ámbitos que, en su conjunto, dan forma y vigor al poder del Estado. Política, economía y FFAA, son en rigor una suerte de trinidad profana, que si bien responde cada una a su propia naturaleza, es impensable imaginarlas separadamente. Lo podemos hacer si, en un juego de abstracciones, pero resulta imposible pensar en un poder del Estado sin el armónico concurso de los otros tres ámbitos. No hay Estado sin ideas, serían un conjunto de cosas a la deriva; tampoco hay Estado sin bienes, hasta el Estado Vaticano, que es si se quiere la mayor expresión política (espiritual), tiene sus bienes y sus recursos; no hay Estado sin FFAA que respalden sus ideas y bienes materiales.
Luego, el debilitamiento de cualquiera de estos tres integrantes llevará al debilitamiento del poder del Estado, ya que como vimos, no puede prescindir de ninguno de ellos.
Es `posible que alguien ponga en duda lo expresado; hoy la economía globalizada en tusiasma y nos hace creer que barre antiguos conceptos y recelos.
No obstante, basta con echar una mirada a cualquier país con peso específico en el cncierto internacional para ver que, independientemente de su tamaño, guarda una armónica relación en el dimensionamiento de sus tres ámbitos. El crecimiento poilítico y el crecimiento económico demandan un respaldo militar; de no ser así, la tentación de presionar al debil siempre estará presente. Fué así a través de toda la historia y nada mueve a pensar que será distinto en el siglo XXI. Por otra parte , es presisamente aquí, donde el vocablo disuasión tiene sentido: "INDUCIR A UNO CON RAZONES A DESISTIR DE UN PROPÓSITO"; la razón última, no deseada por cierto, es el empleo de la fuerza oraganizada. Pero para ello, aunque suene a verdad de Perogrullo, hay que contar con esa fuerza organizada.
Si política, economía y FFAA son una trinidad profana inseparables, en la corporización del poder del Estado, es válido imaginarlas como factores, cuyo producto es el peso que la NAción tiene en el escenario internacional. Al valerme de una operación matemática, no es casual o caprichoso que emplee la multiplicación en lugar de la suma. En la suma cada factor tiene un valor en sí mismo, que es independiente del valor de los otros factores. En tanto que en el producto, cada factor se potencia conforme a lo que vale cada uno de los otros, apunto tal que si uno tiene valor cero, ese será el resultado.
Concluimos entonces que el debilitamiento de un factor, lo único que logra es el debilitamiento del conjunto. Un Estado que evidencie debilidad política, debilidad econónica o debilidad militar, será en definitiva débil en sí mismo, cualquiera sea la fortaleza que crea tener en los otros dos ámbitos.
Quizás esto pueda parecer una especulación teórica, pero la teoría es hija de la práctica; la memoria de lo que ocurrió, nos permite esbozar una teoría, que luego se pulirá con mayor práctica.
El siglo XX, mas precisamente su segunda mitad, mostró países débiles militarmente que alcanzaron un enorme desarrollo económico; pero se trató de aquellos que habían perdido la II GM. A ellos les estabA vedado tener FFAA apropiadas a lo que fueron historicamente y a lo que eran, su seguridad era prestada o alquilada por los vencedores.
Finalmente, por razones políticas que no es el caso analizar acá, se les permitió y hasta alentó a dimensionar y desarrollar sus FFAA conforme a su peso internacional; hoy Alemania y Japón, son potencias militares en pleno auge.
"Si el poder político de un país, piensa que es económicamente saludable sacrificar su instrumento militar en beneficio de otros aspectos, lo único que logrará es debilitarse a sí mismo. Es posible, que a muy corto plazo, le depare algún beneficio, como aquel que desviste un santo para vestir a otro, pero a mediano palzo el desequilibrio será imposible de disimular y el ojo siempre atento de los vecinos lo percibirá con absoluta claridad. La recuperación será mas costosa; un ejército; una armada; una fuerza aérea; no se alistan de la noche a la mañana; demandan una contínua y persistente atención y adiestramiento".
Así como el poder del Estado se desdibuja si es políticamente débil y se deteriora en la medida que decrece su economía, también decae cuando sus FFAA pierden su capacidad de acción. Si a la erosión y envejecimiento del material se le suma un cierto decaimiento moral, el cuadro de situación puede llegar a ser muy grave. Seguramente algunas voces se alzarán alertando al poder político; pienso que deben ser escuchadas; el precio que puede llegar a pagarse de no hacerlo podría ser costosísimo y el juicio de la historia no tendrá piedad.
Toda guerra que se pierde trae una enorme conmoción social; eso llevó a Lenin a acuñar la siguiente frase: La guerra es la partera de la revolución.
Me atrevo a señalar que la conmoción se produce de igual modo; cuando un gobierno se ve obligado a ceder por temor a un imprevisible resultado que es consecuencia de su desidia e ineptitud política.
El Almirante Storni termina su libro " Interese argentinos en el mar", con unas muy breves reflexiones finales, las que por cierto, si bien se refieren especificamente a la Armada, tienen idéntica aplicación a las otras dos fuerzas:
" < Que esa escuadra esté siempre lista, aprovisionada para uno o dos años de guerra; que valga sobre todo por la energía y hombría de mar de sus tripulantes; esa debe ser nuestra constante aspiración >"
" < Y esto es bueno que el pueblo argentino lo sepa, que el honorable Congreso lo tome en cuenta y que los hombres de Estado lo mediten >".
Por el Contraalmirante
Roberto Luis Pertusio
Willy