cawan 5
Forista Sancionado o Expulsado
INTRUSIÓN EN UNA FRONTERA CALIENTE
Denuncian en Misiones invasión de “Sin Tierra”
Pobladores de zonas rurales aseguran que integrantes del movimiento cruzan la frontera. Alertan por la proliferación del contrabando y "bandas armadas".
19.03.2009
Propietarios de zonas de monte nativo de Misiones denunciaron que integrantes del Movimiento "Sin Tierra" de Brasil estarían avanzando sobre esa región y advirtieron sobre la proliferación allí del contrabando y la existencia de "bandas armadas" en la frontera con ese país.
El planteo lleva la firma de Ana Brumer de Joison, esposa y heredera de Carlos Jacobo Joison, en una nota dirigida al ministro del Interior de la Nación, Florencio Randazzo, a quien reclamó su "urgente intervención".
En el escrito, la mujer, cuyas posesiones se ubican en el departamento misionero de General Manuel Belgrano, lindante con Brasil, pidió a la Nación que garantice el "respeto al derecho de propiedad" y "la protección del bien", basándose en preceptos constitucionales.
La afectada dijo que los hechos denunciados ocurren en una amplia zona del municipio de Bernardo de Irigoyen, a unos 250 kilómetros al oeste de Posadas, donde "se está desarrollando, desde hace varios años un fenómeno de intrusión tanto desde nuestro país como de países vecinos".
Advirtió, inclusive, que las invasiones a su propiedad serían "promovidas por el movimiento llamado de los 'Sin Tierra' de Brasil, que en su mayoría son indocumentados, y ninguno cuenta con permiso de ocupación" expedidos por las autoridades.
Asimismo, la denunciante advirtió que desde "el asesinato del jefe de Aduana de Bernardo de Irigoyen, Gabino Sánchez, ocurrido el 29 de febrero de 2008, la intrusión ha experimentado un acelerado y notable avance".
En ese contexto, Brumer de Joison cuestionó "la impunidad de tal aberrante suceso" y advirtió acerca del desarrollo de la intrusión en la zona fronteriza "rodeado de actividades delictivas, y que genera, ante la inacción por parte de las autoridades, desasosiego y temor en los habitantes y propietarios".
"Sin temor a exagerar, esta intrusión se ha convertido en una invasión armada, descontrolada y que ya no nos permite ingresar a nuestras propiedades, que explotamos racionalmente desde hace más de 50 años", sostuvo la damnificada en la nota dirigida al ministro Randazzo.
Añadió que los intrusos "se encuentran con armas ligeras e incluso de guerra, roban madera o realizan apeo ilegal, contrabandean, arrasan con toda la vegetación, matan especies animales y no permiten el ingreso, tránsito o explotación de las tierras a sus dueños".
Asimismo, destacó que en la localidad misionera de Bernardo de Irigoyen operan "verdaderas organizaciones mafiosas que mantienen un accionar impune a través un régimen del terror", ante la pasividad "de las autoridades de la zona".
Fuente: DyN
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VIVIR DE CONTRABANDO
La frontera dibujada
La ofensiva para frenar el contrabando volvió a definir como delito la clásica economía fronteriza, basada en el tráfico de mercadería. Un periodista de Clarín viajó a esa zona lábil y sin leyes, donde los cruces diarios son el único modo de empleo.
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HECTOR PAVON. Enviado especial a Posadas
A los 14 años, los ojos de Lourdes se preguntan por qué Encarnación, la ciudad donde vive, está separada de Posadas. Si parece una sola, cosida por el río. El primer recuerdo que tiene es el cruce del puente, alguna vez, con su madre y su abuela. Ahora es una rutina necesaria: todos los días, dos y hasta tres veces, llega con bolsas de mercaderías con su mamá. No entiende los motivos de que un cartón de cigarrillos cueste dos pesos de un lado del puente y se venda a 3,80 en la otra ribera. El Paraná hace milagros, deduce. Lourdes es una de las once mil personas que diariamente cruzan la frontera argentino-paraguaya en el paso internacional Posadas-Encarnación, por el puente Roque González de Santa Cruz. Le pesan las bolsas repletas de cigarrillos Calvert, Boots y Derby, y su primo Juan, de 17, no puede ayudarla porque lleva otra carga pareja. Son las doce y ya es la segunda vez en el día que llegan para dirigirse al Mercado La Placita de Posadas, una feria al aire libre donde se vende de todo, yuyos, zapatillas, CDs, cigarrillos, ropa, juguetes que no pasaron por la Aduana. Hace más de 40 años su abuela comenzó a trabajar como pasera, llevando ropa desde Encarnación hacia la capital de Misiones. Era una época dorada de cruces en unas balsas hechas con tambores y maderas. Cansada, decidió traspasar el mando y dedicarse a su huerto y su casita con playa natural al Paraná. Fue la hija menor la que tomó las riendas y, con una visión integral de los negocios, comenzó a dividir las funciones de cada uno: unos compran, otros pasan los productos por el puente. Es la madre de Lourdes, tiene 31 años y dirige una empresa integrada por mujeres y niños. Aunque conozca cada centímetro del puente internacional, la familia de Lourdes enfrenta cada cruce como un desafío. Cuando llegamos a la Aduana argentina, tiramos el paquete abajo del puente y se paga $2,5 para que te lo pasen del lado argentino. Y después lo vendemos en la placita. Pero a veces, cuando queremos pasar directamente, te sacan todo en la Aduana. Depende de cada guardia, a veces está linda y después de las 14,30 se pone fea y empieza el robo. Buscan cigarrillos, te llevan a la pieza y te sacan lo que tenés. A mi mamá le sacaron primero una camioneta y después dos autos, por no tener los papeles en regla. Para recuperarlos tenía que pagar el valor del auto. Siempre prefirió comprarse otro. Ahora tenemos dos, uno color champagne y otro negro. ¿Y los argentinos? Me gustan los argentinos pero algunos son argel (antipáticos). Ciudades partidasEncarnación, capital de Itapuá, se divide en dos mundos, el alto y el bajo. Allí donde descansa el río ya comienzan a amontonarse vendedores de lo obvio y lo imposible, delincuentes menores, mercachifles de lo trucho. Y todo le cae encima al que pasa por ahí. El clásico ¿qué le vendemos joven?. Entonces empieza la interminable lista de productos: equipos de audio, cámaras de fotos, CDs de Gilda y los Redondos, mates, relojes, cigarrillos, hasta preservativos musicales, una incesante tanda comercial con locutores desafinados. El aroma del chipá se funde con el vaho del aceite renegrido, donde se fríen dos escuálidas milanesas. Conocida como la perla del sur, Encarnación tiene una población de 32 mil habitantes. La Zona Baja como tal nació en los años 30 pero según explican sus comerciantes, la región está en crisis y poco a poco van desapareciendo algunos de los 1.800 locales que ostentaba hace ocho años. Uno de esos nostálgicos sobrevivientes es Vicente Rojas, un paraguayo de 45 años que regentea un bar sin clientela, un bar casi para sí mismo. Como muchos vecinos, Rojas tiene parientes en Posadas y suele ir a visitarlos y quiere estar más allá de las diferencias que a veces enfrentan a los compatriotas. Soy cristiano y para nosotros no existen las fronteras. Pero así como los argentinos les dicen paraguas a los paraguayos, a la inversa les dicen curepí, cuero de chancho en guaraní -otros intérpretes aseguran que significa chancho blanco-. Contrabando mayor siempre hubo -se resigna-; yo quiero que mis hijos sean ciudadanos honrados, que formen una familia que no esté metida en esto, se ilusiona. Y después (ingreso providencial de una clienta) se deshace en mil lamentos cuando una mujer le pide pollo frito y él no tiene porque no compró porque no tenía plata (siguen los porqués), hasta que al fin le promete que mañana sí tendrá. Pero la mujer se ha ido.Cruzar la frontera no siempre implica llevar una carga non sancta. Claudio Benítez es un comerciante de ropa al que no le gusta ser pasero: Hay que ser caradura para pasar mercadería. Yo no me animo a llevar algo. No voy a poder, voy a morirme acá pero no puedo llevar nada. Durante varios meses cruzó el puente diariamente porque su esposa sufrió un derrame cerebral y el hombre tuvo que internarla en el hospital de Posadas. En ese lapso fue todos los días de visita, a llevarle medicamentos y ropa. Se mejoró mucho, tiene un milagro, mi patrón -asegura-. Recuperó el 80 por ciento de la movilidad. Volver a Posadas no merece un tango. Mejor una cachaca, similar a la cumbia. Cuando el micro se detiene cerca de la Aduana argentina, los pasajeros se callan y el vendedor de chipá se queda expectante y murmura algo en guaraní. Algo está por suceder. Entonces una mujer estira el brazo afuera de la ventanilla y entrega un pequeño bolso a otra mujer, quien se lo da a una nena que salta el alambrado donde termina la Aduana y corre por detrás del edificio hasta llegar al otro lado. Minutos después se lo dará a la dueña por $1,50. Todo el proceso tiene algo de carrera de equipo, coronada por un premio más bien simbólico. Periferia híbridaA 25 kilómetros de la capital misionera se encuentra Candelaria. Un lugar deshabitado, a excepción del intenso patrullaje de Prefectura. Allí la corta distancia entre ambas orillas permite el cruce nocturno de rápidas canoas a la costa argentina. En una barranca un agente vigila la frontera como puede -el cuadro se completa con su panza arriba del cinto, la bragueta abierta y los bigotes espesos. Después de unas pocas preguntas, sólo atina a lanzar una afirmación infalible: La frontera es graaande. Después, buenas tardes mucho gusto, ya no vuelve a hablar.Esperar que a uno lo atiendan en un quiosco de Candelaria, improvisado en la ventana de una casa, puede ser un ejercicio de humildad y paciencia. Allí sólo hay unos pocos cigarrillos importados, golosinas y bebidas. El dependiente se lamenta de lo poco que puede ofrecer y se despacha sin eufemismos: Toda Candelaria vive del contrabando. A pocos metros de allí Nicolás, de 68 años, juega con Colita, su perro y compañero. De pantalones negros, los dientes amarillos y la sonrisa perpetua, es flaquísimo. Vive de la pesca y de una pensión mensual de $50. Nunca crucé el río, no hablo guaraní ni fui a Paraguay, no tengo nada que hacer allá, plantea a modo de declaración de principios. Ya no pesco de noche, es peligroso desde que mataron al gendarme -explica-. Un amigo estaba pescando el otro día a la tarde en la costa y se le aparecieron los milicos y le dijeron: Cuando baja el sol, vos te rajás de acá. La culpa es de una banda de Campichuelo (Paraguay), comandada por una mujer, una rubia petisa dueña de una bailanta.El hombre, que vive a cigarrillos y mate, ocupa una casa prestada que está en venta. Pero la dueña tiene poca suerte, nadie quiere comprársela porque allí, aseguran los lugareños, un hombre, agobiado por sus penas de amor, se colgó de un árbol al fondo de la casa. Desde entonces son pocos los que se asoman más allá de la puerta. A Nicolás esa muerte lo tiene sin cuidado, su perro lo protege. En una casa vecina de techos verdes, con parque y alambrada, en contraste con el resto de otras que están abiertas, vive la orgullosa viuda del prefecturista García junto a sus dos hijos. Los paraguayos son traicioneros, cuando te descuidás te la dan, sentencia la mujer mientras llama al orden a sus dos perros guardianes. Estos perros son como burro guacho -ejemplifica-, no se amansan más. A la noche vienen en 7 u 8 canoas con cigarrillos, armados hasta la maceta. De este lado hay 3 milicos ¿Qué pueden hacer? Un perro solo no hace campaña. Desconfiada, la mujer avisa: Tengo un revólver 38, después de las 8 de la noche, al que encuentre dentro de mi casa le meto bala. Por si le faltara seguridad, la viuda construyó un altar a la Virgen de Itatí en medio del parque. No sea cosa de dejar alguna hendija por donde se filtre el Yasí Yateré, el demonio guaraní que persigue a las mujeres. Cambio de hábitoUna ciudad dividida por el río..., desliza un gendarme parado en el puente fronterizo. El termómetro marca 22 grados pero en el carril que viene de Paraguay el asfalto parece hervir. Casi dos kilómetros tiene la cola de autos que quiere ingresar a la Argentina. Según el funcionario, de las once mil personas que pasan, ocho mil están relacionadas con el paso de mercadería. El resto viven en la costa de enfrente y los menos son turistas.Las fuerzas de seguridad están alertas y sensibles desde que balearon al gendarme Néstor Vides, hace dos semanas. Rubén Di Meglio, jefe de Operaciones de la Prefectura Zona Alto Paraná, explica: Antes los contrabandistas no venían armados, la poca paga que recibían por cruzar la mercadería no justificaba que se arriesgasen a llevar armas. Sabían que, si los detenían, la portación de armas iba a cambiar la figura penal. Pero empezaron a aparecer bandas que los esperaban en la costa argentina para robarles, que éstas usaban uniformes falsos de fuerzas de seguridad y se incautaban de la mercadería. Los contrabandistas se dieron cuenta de esta estrategia y empezaron a venir armados. Y entonces pasó lo que pasó.Chipá en una mano y el mate en la otra. Esos son los atributos, la estampa clásica de todo habitante de Posadas. Junto al río, el llamado Mercado Modelo La Placita ocupa una manzana entera. Allí se reproduce, aunque en menor escala, el mencionado mercado de Encarnación, con la diferencia de que todo sale más caro. Cada hora llegan las paseras desde el país de enfrente a vender a sus clientes del mercado.Cada una gana entre 2 y 3 pesos por bolsa completa. Tomasa es una de esas mujeres curtidas por el sol de la Mesopotamia. Tiene 46 años y es pasera desde hace quince. En un costado, un coro de mujeres indignadas le protestan en guaraní. No quieren que hable pero ella no se calla. Reivindica el ser pasera como un oficio propio de mujeres, algo que indirectamente es admitido por todos los que están en el negocio. Muchas veces volvemos porque no nos dejan pasar, a veces te sacan porque sí, te dicen: Caíste vos y vos tenés que pagar el pato. Raúl tiene 29 años y dice ser un contrabandista retirado... El escalofriante sonido de las balas entrando en su auto, que volaba a 150 kilómetros por hora, lo jubilaron de las emociones fuertes para el resto de la cosecha. Fue la última vez que llevó mercadería ingresada ilegalmente en el baúl de su auto. Tres años antes, cuando recién había llegado del Chaco en busca de trabajo, le ofrecieron ir a Encarnación a buscar 30 jeans. Era su bautismo de fuego. Fue y volvió solo con la mercadería debajo del asiento. El corazón volvió a su ritmo normal cuando le dieron $100 por media hora de trabajo. Así vivió su era de bonanza, desde 1997 hasta fines del año pasado. Podía traer cualquier cosa que entrara en el auto, hasta un split (equipo de aire acondicionado) -argumenta-. Preguntábamos quién estaba en la Aduana. Si era el aduanero malo no iba, si había quórum, entonces sí. Me pagaban de $100 a $150 por baúl lleno, o $120 por equipo de aire; $40 por caja de cigarrillos, $30 por equipo de audio, $30 por videocasetera. En mi auto entraban 20 cajas de cigarrillos. En esa época pasabas lo que querías.Ahora está vestido con una camisa y un pantalón sin marca. No tiene miedo, toma una Coca lentamente y habla tranquilo. Hay un dejo de nostalgia en su voz cuando recuerda que ganaba un promedio de $400 diarios. Hoy gana $500 por mes en una oficina y trabaja 12 horas diarias. Hace dos años se fue 40 días de vacaciones a Camboriú, un lujo utópico para su nivel de vida actual que recuerda con una sonrisa triste.El trabajo estaba dirigido por dos tipos, uno de ellos era un ex gendarme -revela Raúl-. Nos comunicábamos por handies, hacíamos viajes al interior de Misiones, o a Entre Ríos, Corrientes. Iba un auto de punta sin mercadería, 15 o 20 kilómetros adelante, controlando que la ruta estuviera limpia. Después aparecíamos nosotros comunicados por radio a la espera de novedades. Si pasaba algo nos deteníamos en algún lugar a esperar que se aclarara la ruta, si no, seguíamos avanzando. Me pagaban $800 más combustible y alojamiento.El puente para Raúl no esconde ningún secreto, llegó a atravesarlo de ida y vuelta cuatro veces en un día. Una vez iba por el medio del puente y me avisaron que había un cambio sorpresivo de guardia -recuerda-. Eramos más de diez autos los que recibimos el mismo mensaje y giramos en u y volvimos a Paraguay. Sonriente, repasa el diccionario de entonces: A los aduaneros les decíamos gusanos, baracaya (gato) o bocaya (coco); a la Prefectura, patitos y a los gendarmes, cotorras o loritos.Pero un día la fiesta se terminó y como en una película con moraleja, el cowboy decidió dejar el bandolerismo cuando entrevió la cara a la muerte -o, al menos, las rejas probables de una prisión-.Ibamos hacia Paraná con cuatro autos llenos de cigarrillos, uno era de punta -cuenta el contrabandista reformado-. Cuando pasamos Paso de los Libres aparecieron dos autos y una camioneta de civil, que nos dio la voz de alto. Eran gendarmes que nos estaban esperando. Nos corrieron 50 kilómetros a 150 durante casi media hora. Nos fuimos por campos y desvíos que conocíamos. Entonces empezaron los tiros. Todavía no se cómo, pero los pudimos perder. Me volví a Posadas y le dije a mi jefe que no quería saber nada más.Raúl pasó cinco meses parado, era difícil volver al trabajo legal. A medianoche, debajo del puente, Raúl enciende un cigarrillo de industria nacional. Curiosamente, ya no fuma importados.Pero su figura recortada en la oscuridad proyecta, no al hombre que fue sino al que intenta ser: el que sueña con tener su propio negocio y volver a Camboriú con su señora. Todavía no cumplió los 30 pero ya está muy cansado, al igual que las paseras, que siguen con la tarea que vieron hacer a sus madres y abuelas. Sobreviven en la frontera.
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NEA: "Los sin tierra" de Brasil invaden Misiones
Propietarios de zonas de monte nativo de Misiones denunciaron que integrantes del Movimiento "Sin Tierra" de Brasil estarían avanzando sobre la provincia y advirtieron sobre la proliferación del contrabando y la existencia de "bandas armadas" en la frontera con ese país. DyN
Sección
Seguridad
Fecha de publicación
20 de marzo de 2009
El planteo lleva la firma de Ana Brumer de Joison, esposa y heredera de Carlos Jacobo Joison, en una nota dirigida al ministro del Interior de la Nación, Florencio Randazzo, a quien reclamó su "urgente intervención".
En el escrito, la mujer, cuyas posesiones se ubican en el departamento misionero de General Manuel Belgrano, lindante con Brasil, pidió a la Nación que garantice el "respeto al derecho de propiedad" y "la protección del bien", basándose en preceptos constitucionales.
La afectada dijo que los hechos denunciados ocurren en una amplia zona del municipio de Bernardo de Irigoyen, a unos 250 kilómetros al oeste de Posadas, donde "se está desarrollando, desde hace varios años un fenómeno de intrusión tanto desde nuestro país como de países vecinos".
Advirtió, inclusive, que las invasiones a su propiedad serían "promovidas por el movimiento llamado de los 'Sin Tierra' de Brasil, que en su mayoría son indocumentados, y ninguno cuenta con permiso de ocupación" expedidos por las autoridades.
Asimismo, la denunciante advirtió que desde "el asesinato del jefe de Aduana de Bernardo de Irigoyen, Gabino Sánchez, ocurrido el 29 de febrero de 2008, la intrusión ha experimentado un acelerado y notable avance".
En ese contexto, Brumer de Joison cuestionó "la impunidad de tal aberrante suceso" y advirtió acerca del desarrollo de la intrusión en la zona fronteriza "rodeado de actividades delictivas, y que genera, ante la inacción por parte de las autoridades, desasosiego y temor en los habitantes y propietarios".
"Sin temor a exagerar, esta intrusión se ha convertido en una invasión armada, descontrolada y que ya no nos permite ingresar a nuestras propiedades, que explotamos racionalmente desde hace más de 50 años", sostuvo la damnificada en la nota dirigida al ministro Randazzo.
Añadió que los intrusos "se encuentran con armas ligeras e incluso de guerra, roban madera o realizan apeo ilegal, contrabandean, arrasan con toda la vegetación, matan especies animales y no permiten el ingreso, tránsito o explotación de las tierras a sus dueños".
Asimismo, destacó que en la localidad misionera de Bernardo de Irigoyen operan "verdaderas organizaciones mafiosas que mantienen un accionar impune a través un régimen del terror", ante la pasividad "de las autoridades de la zona".
---------- Post added at 12:04 ---------- Previous post was at 12:03 ----------
Los responsables del Proyecto Ecológico Reserva Yaguaroundi convocan a apoyar la construción conjunta de una solución al grave problema que se suscita actualmente en la Serranía Selvática de la Provincia de Misiones, Argentina.
En la actualidad hay un avance feroz en perjuicio de los poblados guaraníes y de la Selva Misionera.
Grupos de personas (que cuentan con la indiferencia de las autoridades, que no cumplen con el Convenio 169 de la OIT, al que estamos adheridos), están arrasando el hábitat y con ello el lugar en donde viven las comunidades guaraníes del poblado Guavirá Poty, con las motosierras destrozan los árboles, y con ello condenan a muerte a una gran cantidad de animales en peligro de extinción.
En plena selva, grupos de personas se introducen en una propiedad, realizan el "rozado" (quema de la vegetación), siembran legumbres y en algunos meses le venden la "mejora" -perímetro desmontado- a otra persona, y se dirigen a ocupar otra tierra, repitiendo así esta operación, una y otra vez.
Mientras ustedes leen este informe, el desmonte sigue propagándose, los animales y plantas se extinguen y los guaraníes se quedan sin medios de subsistencia, y sin las tierras que les fueron entregadas por la provincia, tras muchos años de reclamos.
En este momento las 500 hectáreas que les permitían vivir ajustadamente, les están siendo quitadas, y su integridad física, es amenazada por los grupos de intrusos.
Los responsables del Proyecto Ecológico Reserva Yaguaroundi contamos con el apoyo del INAI, la Fundación Aves Argentinas, y la Fundación Vida Silvestre Argentina. Asimismo estamos informando sobre esta grave situación a organismos nacionales e internacionales, medios de comunicación, ONG's, Ambientalistas y de Derechos Humanos, Universidades Nacionales y Privadas y personalidades reconocidas mundialmente por su trabajo en función de la paz, para recibir su apoyo y asesoramiento a fin de encontrar de manera urgente, una solución viable para esta compleja problemática ambiental, sanitaria, social, y económica.
Con estas acciones (que son espontáneas sino que obedecen a otros intereses), no sólo se pierde la identidad y tradición guaraní, de la mano de la desaparición física de sus habitantes, sino que, y además, se continua atentando con el delicado equilibrio ecológico de la provincia con mayor biodiversidad del país, lo que repercute directamente en las deplorables condiciones de salud física y psíquica de todos sus habitantes.
Hemos informado al Ministerio de Ecología de la Provincia de Misiones, el cual ha tomado conocimiento de esta situación.
Denunciamos esta avanzada con el ánimo constructivo de encontrar lo antes posible una salida positiva y estamos dispuestos a trabajar en la concreción de soluciones duraderas. Es por eso que los convocamos para que colaboren con nosotros a fin de encontrar una salida humana y viable para este grave problema.
Bernardino González
Director de la Reserva Yaguaroundí
Denuncian en Misiones invasión de “Sin Tierra”
Pobladores de zonas rurales aseguran que integrantes del movimiento cruzan la frontera. Alertan por la proliferación del contrabando y "bandas armadas".
19.03.2009
Propietarios de zonas de monte nativo de Misiones denunciaron que integrantes del Movimiento "Sin Tierra" de Brasil estarían avanzando sobre esa región y advirtieron sobre la proliferación allí del contrabando y la existencia de "bandas armadas" en la frontera con ese país.
El planteo lleva la firma de Ana Brumer de Joison, esposa y heredera de Carlos Jacobo Joison, en una nota dirigida al ministro del Interior de la Nación, Florencio Randazzo, a quien reclamó su "urgente intervención".
En el escrito, la mujer, cuyas posesiones se ubican en el departamento misionero de General Manuel Belgrano, lindante con Brasil, pidió a la Nación que garantice el "respeto al derecho de propiedad" y "la protección del bien", basándose en preceptos constitucionales.
La afectada dijo que los hechos denunciados ocurren en una amplia zona del municipio de Bernardo de Irigoyen, a unos 250 kilómetros al oeste de Posadas, donde "se está desarrollando, desde hace varios años un fenómeno de intrusión tanto desde nuestro país como de países vecinos".
Advirtió, inclusive, que las invasiones a su propiedad serían "promovidas por el movimiento llamado de los 'Sin Tierra' de Brasil, que en su mayoría son indocumentados, y ninguno cuenta con permiso de ocupación" expedidos por las autoridades.
Asimismo, la denunciante advirtió que desde "el asesinato del jefe de Aduana de Bernardo de Irigoyen, Gabino Sánchez, ocurrido el 29 de febrero de 2008, la intrusión ha experimentado un acelerado y notable avance".
En ese contexto, Brumer de Joison cuestionó "la impunidad de tal aberrante suceso" y advirtió acerca del desarrollo de la intrusión en la zona fronteriza "rodeado de actividades delictivas, y que genera, ante la inacción por parte de las autoridades, desasosiego y temor en los habitantes y propietarios".
"Sin temor a exagerar, esta intrusión se ha convertido en una invasión armada, descontrolada y que ya no nos permite ingresar a nuestras propiedades, que explotamos racionalmente desde hace más de 50 años", sostuvo la damnificada en la nota dirigida al ministro Randazzo.
Añadió que los intrusos "se encuentran con armas ligeras e incluso de guerra, roban madera o realizan apeo ilegal, contrabandean, arrasan con toda la vegetación, matan especies animales y no permiten el ingreso, tránsito o explotación de las tierras a sus dueños".
Asimismo, destacó que en la localidad misionera de Bernardo de Irigoyen operan "verdaderas organizaciones mafiosas que mantienen un accionar impune a través un régimen del terror", ante la pasividad "de las autoridades de la zona".
Fuente: DyN
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VIVIR DE CONTRABANDO
La frontera dibujada
La ofensiva para frenar el contrabando volvió a definir como delito la clásica economía fronteriza, basada en el tráfico de mercadería. Un periodista de Clarín viajó a esa zona lábil y sin leyes, donde los cruces diarios son el único modo de empleo.
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HECTOR PAVON. Enviado especial a Posadas
A los 14 años, los ojos de Lourdes se preguntan por qué Encarnación, la ciudad donde vive, está separada de Posadas. Si parece una sola, cosida por el río. El primer recuerdo que tiene es el cruce del puente, alguna vez, con su madre y su abuela. Ahora es una rutina necesaria: todos los días, dos y hasta tres veces, llega con bolsas de mercaderías con su mamá. No entiende los motivos de que un cartón de cigarrillos cueste dos pesos de un lado del puente y se venda a 3,80 en la otra ribera. El Paraná hace milagros, deduce. Lourdes es una de las once mil personas que diariamente cruzan la frontera argentino-paraguaya en el paso internacional Posadas-Encarnación, por el puente Roque González de Santa Cruz. Le pesan las bolsas repletas de cigarrillos Calvert, Boots y Derby, y su primo Juan, de 17, no puede ayudarla porque lleva otra carga pareja. Son las doce y ya es la segunda vez en el día que llegan para dirigirse al Mercado La Placita de Posadas, una feria al aire libre donde se vende de todo, yuyos, zapatillas, CDs, cigarrillos, ropa, juguetes que no pasaron por la Aduana. Hace más de 40 años su abuela comenzó a trabajar como pasera, llevando ropa desde Encarnación hacia la capital de Misiones. Era una época dorada de cruces en unas balsas hechas con tambores y maderas. Cansada, decidió traspasar el mando y dedicarse a su huerto y su casita con playa natural al Paraná. Fue la hija menor la que tomó las riendas y, con una visión integral de los negocios, comenzó a dividir las funciones de cada uno: unos compran, otros pasan los productos por el puente. Es la madre de Lourdes, tiene 31 años y dirige una empresa integrada por mujeres y niños. Aunque conozca cada centímetro del puente internacional, la familia de Lourdes enfrenta cada cruce como un desafío. Cuando llegamos a la Aduana argentina, tiramos el paquete abajo del puente y se paga $2,5 para que te lo pasen del lado argentino. Y después lo vendemos en la placita. Pero a veces, cuando queremos pasar directamente, te sacan todo en la Aduana. Depende de cada guardia, a veces está linda y después de las 14,30 se pone fea y empieza el robo. Buscan cigarrillos, te llevan a la pieza y te sacan lo que tenés. A mi mamá le sacaron primero una camioneta y después dos autos, por no tener los papeles en regla. Para recuperarlos tenía que pagar el valor del auto. Siempre prefirió comprarse otro. Ahora tenemos dos, uno color champagne y otro negro. ¿Y los argentinos? Me gustan los argentinos pero algunos son argel (antipáticos). Ciudades partidasEncarnación, capital de Itapuá, se divide en dos mundos, el alto y el bajo. Allí donde descansa el río ya comienzan a amontonarse vendedores de lo obvio y lo imposible, delincuentes menores, mercachifles de lo trucho. Y todo le cae encima al que pasa por ahí. El clásico ¿qué le vendemos joven?. Entonces empieza la interminable lista de productos: equipos de audio, cámaras de fotos, CDs de Gilda y los Redondos, mates, relojes, cigarrillos, hasta preservativos musicales, una incesante tanda comercial con locutores desafinados. El aroma del chipá se funde con el vaho del aceite renegrido, donde se fríen dos escuálidas milanesas. Conocida como la perla del sur, Encarnación tiene una población de 32 mil habitantes. La Zona Baja como tal nació en los años 30 pero según explican sus comerciantes, la región está en crisis y poco a poco van desapareciendo algunos de los 1.800 locales que ostentaba hace ocho años. Uno de esos nostálgicos sobrevivientes es Vicente Rojas, un paraguayo de 45 años que regentea un bar sin clientela, un bar casi para sí mismo. Como muchos vecinos, Rojas tiene parientes en Posadas y suele ir a visitarlos y quiere estar más allá de las diferencias que a veces enfrentan a los compatriotas. Soy cristiano y para nosotros no existen las fronteras. Pero así como los argentinos les dicen paraguas a los paraguayos, a la inversa les dicen curepí, cuero de chancho en guaraní -otros intérpretes aseguran que significa chancho blanco-. Contrabando mayor siempre hubo -se resigna-; yo quiero que mis hijos sean ciudadanos honrados, que formen una familia que no esté metida en esto, se ilusiona. Y después (ingreso providencial de una clienta) se deshace en mil lamentos cuando una mujer le pide pollo frito y él no tiene porque no compró porque no tenía plata (siguen los porqués), hasta que al fin le promete que mañana sí tendrá. Pero la mujer se ha ido.Cruzar la frontera no siempre implica llevar una carga non sancta. Claudio Benítez es un comerciante de ropa al que no le gusta ser pasero: Hay que ser caradura para pasar mercadería. Yo no me animo a llevar algo. No voy a poder, voy a morirme acá pero no puedo llevar nada. Durante varios meses cruzó el puente diariamente porque su esposa sufrió un derrame cerebral y el hombre tuvo que internarla en el hospital de Posadas. En ese lapso fue todos los días de visita, a llevarle medicamentos y ropa. Se mejoró mucho, tiene un milagro, mi patrón -asegura-. Recuperó el 80 por ciento de la movilidad. Volver a Posadas no merece un tango. Mejor una cachaca, similar a la cumbia. Cuando el micro se detiene cerca de la Aduana argentina, los pasajeros se callan y el vendedor de chipá se queda expectante y murmura algo en guaraní. Algo está por suceder. Entonces una mujer estira el brazo afuera de la ventanilla y entrega un pequeño bolso a otra mujer, quien se lo da a una nena que salta el alambrado donde termina la Aduana y corre por detrás del edificio hasta llegar al otro lado. Minutos después se lo dará a la dueña por $1,50. Todo el proceso tiene algo de carrera de equipo, coronada por un premio más bien simbólico. Periferia híbridaA 25 kilómetros de la capital misionera se encuentra Candelaria. Un lugar deshabitado, a excepción del intenso patrullaje de Prefectura. Allí la corta distancia entre ambas orillas permite el cruce nocturno de rápidas canoas a la costa argentina. En una barranca un agente vigila la frontera como puede -el cuadro se completa con su panza arriba del cinto, la bragueta abierta y los bigotes espesos. Después de unas pocas preguntas, sólo atina a lanzar una afirmación infalible: La frontera es graaande. Después, buenas tardes mucho gusto, ya no vuelve a hablar.Esperar que a uno lo atiendan en un quiosco de Candelaria, improvisado en la ventana de una casa, puede ser un ejercicio de humildad y paciencia. Allí sólo hay unos pocos cigarrillos importados, golosinas y bebidas. El dependiente se lamenta de lo poco que puede ofrecer y se despacha sin eufemismos: Toda Candelaria vive del contrabando. A pocos metros de allí Nicolás, de 68 años, juega con Colita, su perro y compañero. De pantalones negros, los dientes amarillos y la sonrisa perpetua, es flaquísimo. Vive de la pesca y de una pensión mensual de $50. Nunca crucé el río, no hablo guaraní ni fui a Paraguay, no tengo nada que hacer allá, plantea a modo de declaración de principios. Ya no pesco de noche, es peligroso desde que mataron al gendarme -explica-. Un amigo estaba pescando el otro día a la tarde en la costa y se le aparecieron los milicos y le dijeron: Cuando baja el sol, vos te rajás de acá. La culpa es de una banda de Campichuelo (Paraguay), comandada por una mujer, una rubia petisa dueña de una bailanta.El hombre, que vive a cigarrillos y mate, ocupa una casa prestada que está en venta. Pero la dueña tiene poca suerte, nadie quiere comprársela porque allí, aseguran los lugareños, un hombre, agobiado por sus penas de amor, se colgó de un árbol al fondo de la casa. Desde entonces son pocos los que se asoman más allá de la puerta. A Nicolás esa muerte lo tiene sin cuidado, su perro lo protege. En una casa vecina de techos verdes, con parque y alambrada, en contraste con el resto de otras que están abiertas, vive la orgullosa viuda del prefecturista García junto a sus dos hijos. Los paraguayos son traicioneros, cuando te descuidás te la dan, sentencia la mujer mientras llama al orden a sus dos perros guardianes. Estos perros son como burro guacho -ejemplifica-, no se amansan más. A la noche vienen en 7 u 8 canoas con cigarrillos, armados hasta la maceta. De este lado hay 3 milicos ¿Qué pueden hacer? Un perro solo no hace campaña. Desconfiada, la mujer avisa: Tengo un revólver 38, después de las 8 de la noche, al que encuentre dentro de mi casa le meto bala. Por si le faltara seguridad, la viuda construyó un altar a la Virgen de Itatí en medio del parque. No sea cosa de dejar alguna hendija por donde se filtre el Yasí Yateré, el demonio guaraní que persigue a las mujeres. Cambio de hábitoUna ciudad dividida por el río..., desliza un gendarme parado en el puente fronterizo. El termómetro marca 22 grados pero en el carril que viene de Paraguay el asfalto parece hervir. Casi dos kilómetros tiene la cola de autos que quiere ingresar a la Argentina. Según el funcionario, de las once mil personas que pasan, ocho mil están relacionadas con el paso de mercadería. El resto viven en la costa de enfrente y los menos son turistas.Las fuerzas de seguridad están alertas y sensibles desde que balearon al gendarme Néstor Vides, hace dos semanas. Rubén Di Meglio, jefe de Operaciones de la Prefectura Zona Alto Paraná, explica: Antes los contrabandistas no venían armados, la poca paga que recibían por cruzar la mercadería no justificaba que se arriesgasen a llevar armas. Sabían que, si los detenían, la portación de armas iba a cambiar la figura penal. Pero empezaron a aparecer bandas que los esperaban en la costa argentina para robarles, que éstas usaban uniformes falsos de fuerzas de seguridad y se incautaban de la mercadería. Los contrabandistas se dieron cuenta de esta estrategia y empezaron a venir armados. Y entonces pasó lo que pasó.Chipá en una mano y el mate en la otra. Esos son los atributos, la estampa clásica de todo habitante de Posadas. Junto al río, el llamado Mercado Modelo La Placita ocupa una manzana entera. Allí se reproduce, aunque en menor escala, el mencionado mercado de Encarnación, con la diferencia de que todo sale más caro. Cada hora llegan las paseras desde el país de enfrente a vender a sus clientes del mercado.Cada una gana entre 2 y 3 pesos por bolsa completa. Tomasa es una de esas mujeres curtidas por el sol de la Mesopotamia. Tiene 46 años y es pasera desde hace quince. En un costado, un coro de mujeres indignadas le protestan en guaraní. No quieren que hable pero ella no se calla. Reivindica el ser pasera como un oficio propio de mujeres, algo que indirectamente es admitido por todos los que están en el negocio. Muchas veces volvemos porque no nos dejan pasar, a veces te sacan porque sí, te dicen: Caíste vos y vos tenés que pagar el pato. Raúl tiene 29 años y dice ser un contrabandista retirado... El escalofriante sonido de las balas entrando en su auto, que volaba a 150 kilómetros por hora, lo jubilaron de las emociones fuertes para el resto de la cosecha. Fue la última vez que llevó mercadería ingresada ilegalmente en el baúl de su auto. Tres años antes, cuando recién había llegado del Chaco en busca de trabajo, le ofrecieron ir a Encarnación a buscar 30 jeans. Era su bautismo de fuego. Fue y volvió solo con la mercadería debajo del asiento. El corazón volvió a su ritmo normal cuando le dieron $100 por media hora de trabajo. Así vivió su era de bonanza, desde 1997 hasta fines del año pasado. Podía traer cualquier cosa que entrara en el auto, hasta un split (equipo de aire acondicionado) -argumenta-. Preguntábamos quién estaba en la Aduana. Si era el aduanero malo no iba, si había quórum, entonces sí. Me pagaban de $100 a $150 por baúl lleno, o $120 por equipo de aire; $40 por caja de cigarrillos, $30 por equipo de audio, $30 por videocasetera. En mi auto entraban 20 cajas de cigarrillos. En esa época pasabas lo que querías.Ahora está vestido con una camisa y un pantalón sin marca. No tiene miedo, toma una Coca lentamente y habla tranquilo. Hay un dejo de nostalgia en su voz cuando recuerda que ganaba un promedio de $400 diarios. Hoy gana $500 por mes en una oficina y trabaja 12 horas diarias. Hace dos años se fue 40 días de vacaciones a Camboriú, un lujo utópico para su nivel de vida actual que recuerda con una sonrisa triste.El trabajo estaba dirigido por dos tipos, uno de ellos era un ex gendarme -revela Raúl-. Nos comunicábamos por handies, hacíamos viajes al interior de Misiones, o a Entre Ríos, Corrientes. Iba un auto de punta sin mercadería, 15 o 20 kilómetros adelante, controlando que la ruta estuviera limpia. Después aparecíamos nosotros comunicados por radio a la espera de novedades. Si pasaba algo nos deteníamos en algún lugar a esperar que se aclarara la ruta, si no, seguíamos avanzando. Me pagaban $800 más combustible y alojamiento.El puente para Raúl no esconde ningún secreto, llegó a atravesarlo de ida y vuelta cuatro veces en un día. Una vez iba por el medio del puente y me avisaron que había un cambio sorpresivo de guardia -recuerda-. Eramos más de diez autos los que recibimos el mismo mensaje y giramos en u y volvimos a Paraguay. Sonriente, repasa el diccionario de entonces: A los aduaneros les decíamos gusanos, baracaya (gato) o bocaya (coco); a la Prefectura, patitos y a los gendarmes, cotorras o loritos.Pero un día la fiesta se terminó y como en una película con moraleja, el cowboy decidió dejar el bandolerismo cuando entrevió la cara a la muerte -o, al menos, las rejas probables de una prisión-.Ibamos hacia Paraná con cuatro autos llenos de cigarrillos, uno era de punta -cuenta el contrabandista reformado-. Cuando pasamos Paso de los Libres aparecieron dos autos y una camioneta de civil, que nos dio la voz de alto. Eran gendarmes que nos estaban esperando. Nos corrieron 50 kilómetros a 150 durante casi media hora. Nos fuimos por campos y desvíos que conocíamos. Entonces empezaron los tiros. Todavía no se cómo, pero los pudimos perder. Me volví a Posadas y le dije a mi jefe que no quería saber nada más.Raúl pasó cinco meses parado, era difícil volver al trabajo legal. A medianoche, debajo del puente, Raúl enciende un cigarrillo de industria nacional. Curiosamente, ya no fuma importados.Pero su figura recortada en la oscuridad proyecta, no al hombre que fue sino al que intenta ser: el que sueña con tener su propio negocio y volver a Camboriú con su señora. Todavía no cumplió los 30 pero ya está muy cansado, al igual que las paseras, que siguen con la tarea que vieron hacer a sus madres y abuelas. Sobreviven en la frontera.
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NEA: "Los sin tierra" de Brasil invaden Misiones
Propietarios de zonas de monte nativo de Misiones denunciaron que integrantes del Movimiento "Sin Tierra" de Brasil estarían avanzando sobre la provincia y advirtieron sobre la proliferación del contrabando y la existencia de "bandas armadas" en la frontera con ese país. DyN
Sección
Seguridad
Fecha de publicación
20 de marzo de 2009
El planteo lleva la firma de Ana Brumer de Joison, esposa y heredera de Carlos Jacobo Joison, en una nota dirigida al ministro del Interior de la Nación, Florencio Randazzo, a quien reclamó su "urgente intervención".
En el escrito, la mujer, cuyas posesiones se ubican en el departamento misionero de General Manuel Belgrano, lindante con Brasil, pidió a la Nación que garantice el "respeto al derecho de propiedad" y "la protección del bien", basándose en preceptos constitucionales.
La afectada dijo que los hechos denunciados ocurren en una amplia zona del municipio de Bernardo de Irigoyen, a unos 250 kilómetros al oeste de Posadas, donde "se está desarrollando, desde hace varios años un fenómeno de intrusión tanto desde nuestro país como de países vecinos".
Advirtió, inclusive, que las invasiones a su propiedad serían "promovidas por el movimiento llamado de los 'Sin Tierra' de Brasil, que en su mayoría son indocumentados, y ninguno cuenta con permiso de ocupación" expedidos por las autoridades.
Asimismo, la denunciante advirtió que desde "el asesinato del jefe de Aduana de Bernardo de Irigoyen, Gabino Sánchez, ocurrido el 29 de febrero de 2008, la intrusión ha experimentado un acelerado y notable avance".
En ese contexto, Brumer de Joison cuestionó "la impunidad de tal aberrante suceso" y advirtió acerca del desarrollo de la intrusión en la zona fronteriza "rodeado de actividades delictivas, y que genera, ante la inacción por parte de las autoridades, desasosiego y temor en los habitantes y propietarios".
"Sin temor a exagerar, esta intrusión se ha convertido en una invasión armada, descontrolada y que ya no nos permite ingresar a nuestras propiedades, que explotamos racionalmente desde hace más de 50 años", sostuvo la damnificada en la nota dirigida al ministro Randazzo.
Añadió que los intrusos "se encuentran con armas ligeras e incluso de guerra, roban madera o realizan apeo ilegal, contrabandean, arrasan con toda la vegetación, matan especies animales y no permiten el ingreso, tránsito o explotación de las tierras a sus dueños".
Asimismo, destacó que en la localidad misionera de Bernardo de Irigoyen operan "verdaderas organizaciones mafiosas que mantienen un accionar impune a través un régimen del terror", ante la pasividad "de las autoridades de la zona".
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Los responsables del Proyecto Ecológico Reserva Yaguaroundi convocan a apoyar la construción conjunta de una solución al grave problema que se suscita actualmente en la Serranía Selvática de la Provincia de Misiones, Argentina.
En la actualidad hay un avance feroz en perjuicio de los poblados guaraníes y de la Selva Misionera.
Grupos de personas (que cuentan con la indiferencia de las autoridades, que no cumplen con el Convenio 169 de la OIT, al que estamos adheridos), están arrasando el hábitat y con ello el lugar en donde viven las comunidades guaraníes del poblado Guavirá Poty, con las motosierras destrozan los árboles, y con ello condenan a muerte a una gran cantidad de animales en peligro de extinción.
En plena selva, grupos de personas se introducen en una propiedad, realizan el "rozado" (quema de la vegetación), siembran legumbres y en algunos meses le venden la "mejora" -perímetro desmontado- a otra persona, y se dirigen a ocupar otra tierra, repitiendo así esta operación, una y otra vez.
Mientras ustedes leen este informe, el desmonte sigue propagándose, los animales y plantas se extinguen y los guaraníes se quedan sin medios de subsistencia, y sin las tierras que les fueron entregadas por la provincia, tras muchos años de reclamos.
En este momento las 500 hectáreas que les permitían vivir ajustadamente, les están siendo quitadas, y su integridad física, es amenazada por los grupos de intrusos.
Los responsables del Proyecto Ecológico Reserva Yaguaroundi contamos con el apoyo del INAI, la Fundación Aves Argentinas, y la Fundación Vida Silvestre Argentina. Asimismo estamos informando sobre esta grave situación a organismos nacionales e internacionales, medios de comunicación, ONG's, Ambientalistas y de Derechos Humanos, Universidades Nacionales y Privadas y personalidades reconocidas mundialmente por su trabajo en función de la paz, para recibir su apoyo y asesoramiento a fin de encontrar de manera urgente, una solución viable para esta compleja problemática ambiental, sanitaria, social, y económica.
Con estas acciones (que son espontáneas sino que obedecen a otros intereses), no sólo se pierde la identidad y tradición guaraní, de la mano de la desaparición física de sus habitantes, sino que, y además, se continua atentando con el delicado equilibrio ecológico de la provincia con mayor biodiversidad del país, lo que repercute directamente en las deplorables condiciones de salud física y psíquica de todos sus habitantes.
Hemos informado al Ministerio de Ecología de la Provincia de Misiones, el cual ha tomado conocimiento de esta situación.
Denunciamos esta avanzada con el ánimo constructivo de encontrar lo antes posible una salida positiva y estamos dispuestos a trabajar en la concreción de soluciones duraderas. Es por eso que los convocamos para que colaboren con nosotros a fin de encontrar una salida humana y viable para este grave problema.
Bernardino González
Director de la Reserva Yaguaroundí