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Area Militar General
Malvinas 1982
Las Termópilas de Carlos Daniel Vázquez
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<blockquote data-quote="Nicolas Kasanzew" data-source="post: 1237400" data-attributes="member: 6939"><p>Cuanto más me ataquen por decir la verdad histórica, más me voy a esforzar para que esta se conozca.</p><p></p><p>Del nuevo libro de Mike Seear sobre el combate de Tumbledown (traducción mía):</p><p></p><p>Pág. 261. Habla Vázquez: “El numero total de muertos en mi posición entre los de mi sección fue de 17, una cifra nunca reconocida por la Armada, ya que de algunos integrantes del Ejército Argentino que pelearon y murieron mientras estaban bajo mi mando, se dijo luego que murieron en otra parte, solo a causa de la mezquindad humana que afloró despues de la Guerra.</p><p>Mi trinchera fue la última en caer, y fui yo quien habló con el oficial escocés acerca de deponer las armas. Desafortunadamente, aquellos que querían inflar su propio prestigio a costa de quienes realmente pelearon en la Guerra, impidieron que apareciera la verdad, o por lo menos esta fue distorsionada. Yo soy el único testigo vivo, entre los oficiales que pelearon en Tumbledown.</p><p>El suboficial "A", que estuvo conmigo durante la guerra, actuó de una manera cobarde, rehusándose a pelear y quedándose simplemente en el pozo durante todo el combate. Motivo por el cual no tiene idea alguna de lo que estaba pasando afuera. Sin embargo, ese hombre obtuvo una medalla al valor del comandante Robacio, aunque este último se encontraba seis kilometros a la retaguardia de mi posición. Menciono esto para que se tenga idea de lo poco que se sabe sobre los hechos de Tumbledown. Considero que en tributo a la memoria de mis muertos y los de ellos, debemos dejar de lado la mezquindad y la ambición personal, y dar paso a la verdad, que fue la primera baja despues de la guerra”.</p><p>Pág. 262. Habla Seear: “Su relato (el de Vázquez) debe ser preservado para la Historia, a fin de que las futuras generaciones de soldados puedan comprender como un jóven comandante de sección se las arregló para defender una porción clave del terreno contra un enemigo aplastantemente más numeroso. Su liderazgo brilla a través de la negra noche como un faro, y yo creo que todos los soldados profesionales deberían aprender de su experiencia”.</p><p>Habla Vázquez: “Mis soldados, particularmente mis soldados caidos, no han sido reconocidos por mi país, ni siquiera por la Armada, y menos aun por el BIM 5”.</p><p>Pág. 266. Habla Seear: “A partir de la caida de Darwin, de acuerdo a Vázquez, el elemento de comando de la unidad hacia llamadas nocturnas por radio a todos los comandantes de compañías y secciones, amenazando a los gritos que cualquier hombre que desobedeciera órdenes o retrocediera sin permiso, sería muerto por fuego de artillería. Los oficiales se preocuparon por esta histeria, ya que podía afectar la moral y la voluntad de pelear. Este y otros asuntos generaron discusiones sobre cuando sería la major opción para rendirse, si pareciera que continuar la pelea ya no tenia sentido. El peligroso tópico llego a infiltrarse hasta en la agenda de las órdenes formales. Esto hace que la subsiguiente exhibicion de liderazgo y coraje en la batalla, de que hiciera gala Vazquez, sea más notable todavía.</p><p>Pág. 270. Habla Vázquez: “Los oficiales “B” y Silva llegaron a mi posición con más hombres. Pero en ambos casos, yo mandé a sus heridos a la retaguardia y tambien a los que no llevaban armas (que eran muchos). El oficial “B” se encontraba en estado de pánico y no podía hablar. Yo le asigné un grupo de cinco soldados de Ejército al subteniente Silva, con quienes él ocupó el centro de la posicion alternativa en la cresta topográfica del Tumbledown (a unos 20 metros de la Sección 5 hacia mi retaguardia.). Su misión era cubrir con fuego la retirada del grueso de ambas secciones, en caso de que no pudieramos mantener la defensa de las posiciones originales. El oficial “B” no participó de ninguna parte de la batalla, ya que estaba en estado de shock. El se quedó en mi pozo de zorro y se rindió el 14 de junio, acurrucado a mis pies y llegando a balbucear algunas palabras solo durante la rendición. Los soldados de Silva estaban en mejor estado, y él, personalmente, mantenía una alta moral”.</p></blockquote><p></p>
[QUOTE="Nicolas Kasanzew, post: 1237400, member: 6939"] Cuanto más me ataquen por decir la verdad histórica, más me voy a esforzar para que esta se conozca. Del nuevo libro de Mike Seear sobre el combate de Tumbledown (traducción mía): Pág. 261. Habla Vázquez: “El numero total de muertos en mi posición entre los de mi sección fue de 17, una cifra nunca reconocida por la Armada, ya que de algunos integrantes del Ejército Argentino que pelearon y murieron mientras estaban bajo mi mando, se dijo luego que murieron en otra parte, solo a causa de la mezquindad humana que afloró despues de la Guerra. Mi trinchera fue la última en caer, y fui yo quien habló con el oficial escocés acerca de deponer las armas. Desafortunadamente, aquellos que querían inflar su propio prestigio a costa de quienes realmente pelearon en la Guerra, impidieron que apareciera la verdad, o por lo menos esta fue distorsionada. Yo soy el único testigo vivo, entre los oficiales que pelearon en Tumbledown. El suboficial "A", que estuvo conmigo durante la guerra, actuó de una manera cobarde, rehusándose a pelear y quedándose simplemente en el pozo durante todo el combate. Motivo por el cual no tiene idea alguna de lo que estaba pasando afuera. Sin embargo, ese hombre obtuvo una medalla al valor del comandante Robacio, aunque este último se encontraba seis kilometros a la retaguardia de mi posición. Menciono esto para que se tenga idea de lo poco que se sabe sobre los hechos de Tumbledown. Considero que en tributo a la memoria de mis muertos y los de ellos, debemos dejar de lado la mezquindad y la ambición personal, y dar paso a la verdad, que fue la primera baja despues de la guerra”. Pág. 262. Habla Seear: “Su relato (el de Vázquez) debe ser preservado para la Historia, a fin de que las futuras generaciones de soldados puedan comprender como un jóven comandante de sección se las arregló para defender una porción clave del terreno contra un enemigo aplastantemente más numeroso. Su liderazgo brilla a través de la negra noche como un faro, y yo creo que todos los soldados profesionales deberían aprender de su experiencia”. Habla Vázquez: “Mis soldados, particularmente mis soldados caidos, no han sido reconocidos por mi país, ni siquiera por la Armada, y menos aun por el BIM 5”. Pág. 266. Habla Seear: “A partir de la caida de Darwin, de acuerdo a Vázquez, el elemento de comando de la unidad hacia llamadas nocturnas por radio a todos los comandantes de compañías y secciones, amenazando a los gritos que cualquier hombre que desobedeciera órdenes o retrocediera sin permiso, sería muerto por fuego de artillería. Los oficiales se preocuparon por esta histeria, ya que podía afectar la moral y la voluntad de pelear. Este y otros asuntos generaron discusiones sobre cuando sería la major opción para rendirse, si pareciera que continuar la pelea ya no tenia sentido. El peligroso tópico llego a infiltrarse hasta en la agenda de las órdenes formales. Esto hace que la subsiguiente exhibicion de liderazgo y coraje en la batalla, de que hiciera gala Vazquez, sea más notable todavía. Pág. 270. Habla Vázquez: “Los oficiales “B” y Silva llegaron a mi posición con más hombres. Pero en ambos casos, yo mandé a sus heridos a la retaguardia y tambien a los que no llevaban armas (que eran muchos). El oficial “B” se encontraba en estado de pánico y no podía hablar. Yo le asigné un grupo de cinco soldados de Ejército al subteniente Silva, con quienes él ocupó el centro de la posicion alternativa en la cresta topográfica del Tumbledown (a unos 20 metros de la Sección 5 hacia mi retaguardia.). Su misión era cubrir con fuego la retirada del grueso de ambas secciones, en caso de que no pudieramos mantener la defensa de las posiciones originales. El oficial “B” no participó de ninguna parte de la batalla, ya que estaba en estado de shock. El se quedó en mi pozo de zorro y se rindió el 14 de junio, acurrucado a mis pies y llegando a balbucear algunas palabras solo durante la rendición. Los soldados de Silva estaban en mejor estado, y él, personalmente, mantenía una alta moral”. [/QUOTE]
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