Menú
Inicio
Visitar el Sitio Zona Militar
Foros
Nuevos mensajes
Buscar en los foros
Qué hay de nuevo
Nuevos mensajes
Última actividad
Miembros
Visitantes actuales
Entrar
Registrarse
Novedades
Buscar
Buscar
Buscar sólo en títulos
Por:
Nuevos mensajes
Buscar en los foros
Menú
Entrar
Registrarse
Inicio
Foros
Area Militar General
Malvinas 1982
Libros sobre el conflicto de MLV
JavaScript is disabled. For a better experience, please enable JavaScript in your browser before proceeding.
Estás usando un navegador obsoleto. No se pueden mostrar estos u otros sitios web correctamente.
Se debe actualizar o usar un
navegador alternativo
.
Responder al tema
Mensaje
<blockquote data-quote="Alejandro Amendolara" data-source="post: 2437253" data-attributes="member: 6949"><p><strong><span style="font-size: 18px">The First Casualty Ricky D. Phillips BEIC Books, Edimburgo, Escocia </span></strong></p><p></p><p><a href="http://www.centronaval.org.ar/boletin/BCN847/847-LIBROS.pdf">http://www.centronaval.org.ar/boletin/BCN847/847-LIBROS.pdf</a></p><p></p><p>El autor es un historiador escocés con especial interés en lo ocurrido en la capital de las Islas Malvinas el 2 de abril de 1982. Escribió este libro luego de entrevistar a dos integrantes de la Armada Argentina que desembarcaron ese día y a varios Royal Marines que se enfrentaron a la fuerza de desembarco argentina, y de recibir los testimonios de varios pobladores del lugar. </p><p></p><p>Phillips relata los preparativos de los infantes de marina británicos previos al desembarco, los combates ocurridos en las afueras de la localidad, dentro de ella, alrededor de la casa del gobernador, etc. Los relatos británicos sorprenden por diferenciarse notoriamente de lo conocido hasta ahora. </p><p></p><p>Por ejemplo, se refieren al supuesto hundimiento de una lancha de desembarco con unos cincuenta soldados argentinos en el oscuro amanecer del 2 de abril, con pérdida total de vidas; a la existencia de fuerzas especiales británicas (sin conocimiento de las autoridades de las islas) antes del desembarco argentino; a la destrucción de un vehículo anfibio a orugas de la vanguardia de la fuerza de desembarco sin sobrevivientes; a un número de bajas mortales argentinas alrededor de la casa del gobernador que supera en mucho el fallecimiento del Capitán Giachino y a los heridos Teniente García Quiroga y Cabo Primero Urbina; a la incineración de decenas de cadáveres de soldados argentinos mediante napalm en una isla próxima a Puerto Argentino; etc. </p><p></p><p>El autor sugiere que los gobiernos argentino y británico de la época ocultaron deliberadamente ciertos hechos por razones poco claras. </p><p></p><p>De la lectura del libro, parece desprenderse que la defensa de Puerto Argentino llevada a cabo por los Royal Marines y la milicia local fue épica, valerosa y eficiente, y que causó muchas bajas a la fuerza de desembarco argentina. </p><p></p><p>Sin embargo, debe recordarse que la guarnición británica se rindió luego de una escaramuza contra la vanguardia mecanizada argentina en las afueras del poblado y de algunos intercambios de disparos de variada intensidad –sin bajas en ningún bando– durante el sitio a la casa del gobernador. El autor presenta tres cuestiones de hecho que, materialmente, contradicen evidencias incontrastables. Su relato afirma que hubo, por lo menos, una decena de muertos argentinos durante los combates alrededor de la casa del gobernador en lugar de la única pérdida, la del Capitán de Corbeta Giachino; que murieron unos cincuenta soldados argentinos al hundirse una lancha de desembarco por efectos del fuego británico; que un arma antitanque británica destruyó un vehículo anfibio a oruga de la vanguardia de la fuerza de desembarco, y que mató a los veinticinco infantes de marina que transportaba. </p><p></p><p>No hubo diez muertos entre los comandos anfibios que rodearon la casa del gobernador; nunca se intentó desembarcar cincuenta hombres mediante lanchas de desembarco en la madrugada del 2 de abril ni la vanguardia fue alcanzada por arma antitanque alguna. Las listas de los participantes de la Operación Rosario permiten verificar que tales bajas sencillamente, no ocurrieron. </p><p></p><p>Asimismo, los relatos que se atribuyen a los Royal Marines que enfrentaron a los infantes de marina argentinos y a los habitantes de Puerto Argentino que afirman haber presenciado los acontecimientos son, francamente, polémicos. Por ejemplo, un infante de marina británico afirma que –como tirador especial- abatió personalmente a más de un comando anfibio argentino; en realidad, no hubo muertos entre las fuerzas especiales propias al rodear la casa del gobernador, excepto la del Capitán Giachino y no por obra de un tirador especial. </p><p></p><p>En cuanto a las manifestaciones de los llamados kelpers y también a título de ejemplo, uno de ellos afirma que, luego del breve combate por el fuego en las afueras del poblado, un vehículo anfibio a oruga supuestamente integrante de la vanguardia de la fuerza de desembarco argentina fue destruido, se incendió y permaneció donde fue abatido un par de días… hasta que dicho poblador apagó el incendio con una manguera. Es ocioso recordar que no hubo vehículos de la Infantería de Marina argentina alcanzados por armas antitanque del enemigo. Todos ellos regresaron a la Base de Infantería de Marina Baterías y pueden ser identificados individualmente al día de hoy. La supuesta lancha de desembarco que se hundió y que llevó a la muerte a cincuenta soldados argentinos no figuraba en el plan de desembarco del asalto anfibio, es decir, jamás existió. Puntear el inventario de embarcaciones de asalto de los buques participantes demostrará que no se perdió ninguna lancha. </p><p></p><p>En ese mismo sentido, esas cincuenta muertes jamás ocurrieron; la sola verificación de las listas del personal que participó de la operación demostraría que este episodio reposa, solamente, en la imaginación de quien lo afirma. Los testimonios que el autor tomó para escribir el libro parecen estar afectados por ese fenómeno mediante el cual la memoria humana torna, en algún grado, lo percibido por los sentidos en algo diferente, al punto que, al cabo de cierto tiempo, esas percepciones inexactas pasan a ser adoptadas como veraces. El párrafo precedente sirve como explicación benevolente ante la divergencia de lo que se relata en algunos puntos en el libro respecto de lo realmente ocurrido. </p><p></p><p>En varios párrafos, Phillips dice que los episodios en los cuales los relatos argentinos y británicos son totalmente opuestos se originan en testimonios que no pueden ser tildados de mentirosos, sino de manifestaciones de buena fe (“nadie miente”, afirma). En este aspecto, el historiador debería corroborar los dichos de sus fuentes mediante las técnicas de verificación, constatación y correlación que son usuales en la reconstrucción de los hechos. </p><p></p><p>En ese trabajo, el autor se limita a reproducir declaraciones recibidas y a inferir conclusiones a partir de ello. De todos modos, la estructura del relato es excelente, amena y con gráficos de muy buena factura. Los testimonios de una y de otra parte se presentan en forma oportuna a lo largo del texto. El autor muestra un saludable respeto por la posición argentina y en varias ocasiones deja constancia de que su intención es simple: relatar lo que realmente ocurrió y que, hasta ahora, se mantuvo fuera del conocimiento del gran público. </p><p></p><p>Hugo Jorge Santillán</p></blockquote><p></p>
[QUOTE="Alejandro Amendolara, post: 2437253, member: 6949"] [B][SIZE=5]The First Casualty Ricky D. Phillips BEIC Books, Edimburgo, Escocia [/SIZE][/B] [URL]http://www.centronaval.org.ar/boletin/BCN847/847-LIBROS.pdf[/URL] El autor es un historiador escocés con especial interés en lo ocurrido en la capital de las Islas Malvinas el 2 de abril de 1982. Escribió este libro luego de entrevistar a dos integrantes de la Armada Argentina que desembarcaron ese día y a varios Royal Marines que se enfrentaron a la fuerza de desembarco argentina, y de recibir los testimonios de varios pobladores del lugar. Phillips relata los preparativos de los infantes de marina británicos previos al desembarco, los combates ocurridos en las afueras de la localidad, dentro de ella, alrededor de la casa del gobernador, etc. Los relatos británicos sorprenden por diferenciarse notoriamente de lo conocido hasta ahora. Por ejemplo, se refieren al supuesto hundimiento de una lancha de desembarco con unos cincuenta soldados argentinos en el oscuro amanecer del 2 de abril, con pérdida total de vidas; a la existencia de fuerzas especiales británicas (sin conocimiento de las autoridades de las islas) antes del desembarco argentino; a la destrucción de un vehículo anfibio a orugas de la vanguardia de la fuerza de desembarco sin sobrevivientes; a un número de bajas mortales argentinas alrededor de la casa del gobernador que supera en mucho el fallecimiento del Capitán Giachino y a los heridos Teniente García Quiroga y Cabo Primero Urbina; a la incineración de decenas de cadáveres de soldados argentinos mediante napalm en una isla próxima a Puerto Argentino; etc. El autor sugiere que los gobiernos argentino y británico de la época ocultaron deliberadamente ciertos hechos por razones poco claras. De la lectura del libro, parece desprenderse que la defensa de Puerto Argentino llevada a cabo por los Royal Marines y la milicia local fue épica, valerosa y eficiente, y que causó muchas bajas a la fuerza de desembarco argentina. Sin embargo, debe recordarse que la guarnición británica se rindió luego de una escaramuza contra la vanguardia mecanizada argentina en las afueras del poblado y de algunos intercambios de disparos de variada intensidad –sin bajas en ningún bando– durante el sitio a la casa del gobernador. El autor presenta tres cuestiones de hecho que, materialmente, contradicen evidencias incontrastables. Su relato afirma que hubo, por lo menos, una decena de muertos argentinos durante los combates alrededor de la casa del gobernador en lugar de la única pérdida, la del Capitán de Corbeta Giachino; que murieron unos cincuenta soldados argentinos al hundirse una lancha de desembarco por efectos del fuego británico; que un arma antitanque británica destruyó un vehículo anfibio a oruga de la vanguardia de la fuerza de desembarco, y que mató a los veinticinco infantes de marina que transportaba. No hubo diez muertos entre los comandos anfibios que rodearon la casa del gobernador; nunca se intentó desembarcar cincuenta hombres mediante lanchas de desembarco en la madrugada del 2 de abril ni la vanguardia fue alcanzada por arma antitanque alguna. Las listas de los participantes de la Operación Rosario permiten verificar que tales bajas sencillamente, no ocurrieron. Asimismo, los relatos que se atribuyen a los Royal Marines que enfrentaron a los infantes de marina argentinos y a los habitantes de Puerto Argentino que afirman haber presenciado los acontecimientos son, francamente, polémicos. Por ejemplo, un infante de marina británico afirma que –como tirador especial- abatió personalmente a más de un comando anfibio argentino; en realidad, no hubo muertos entre las fuerzas especiales propias al rodear la casa del gobernador, excepto la del Capitán Giachino y no por obra de un tirador especial. En cuanto a las manifestaciones de los llamados kelpers y también a título de ejemplo, uno de ellos afirma que, luego del breve combate por el fuego en las afueras del poblado, un vehículo anfibio a oruga supuestamente integrante de la vanguardia de la fuerza de desembarco argentina fue destruido, se incendió y permaneció donde fue abatido un par de días… hasta que dicho poblador apagó el incendio con una manguera. Es ocioso recordar que no hubo vehículos de la Infantería de Marina argentina alcanzados por armas antitanque del enemigo. Todos ellos regresaron a la Base de Infantería de Marina Baterías y pueden ser identificados individualmente al día de hoy. La supuesta lancha de desembarco que se hundió y que llevó a la muerte a cincuenta soldados argentinos no figuraba en el plan de desembarco del asalto anfibio, es decir, jamás existió. Puntear el inventario de embarcaciones de asalto de los buques participantes demostrará que no se perdió ninguna lancha. En ese mismo sentido, esas cincuenta muertes jamás ocurrieron; la sola verificación de las listas del personal que participó de la operación demostraría que este episodio reposa, solamente, en la imaginación de quien lo afirma. Los testimonios que el autor tomó para escribir el libro parecen estar afectados por ese fenómeno mediante el cual la memoria humana torna, en algún grado, lo percibido por los sentidos en algo diferente, al punto que, al cabo de cierto tiempo, esas percepciones inexactas pasan a ser adoptadas como veraces. El párrafo precedente sirve como explicación benevolente ante la divergencia de lo que se relata en algunos puntos en el libro respecto de lo realmente ocurrido. En varios párrafos, Phillips dice que los episodios en los cuales los relatos argentinos y británicos son totalmente opuestos se originan en testimonios que no pueden ser tildados de mentirosos, sino de manifestaciones de buena fe (“nadie miente”, afirma). En este aspecto, el historiador debería corroborar los dichos de sus fuentes mediante las técnicas de verificación, constatación y correlación que son usuales en la reconstrucción de los hechos. En ese trabajo, el autor se limita a reproducir declaraciones recibidas y a inferir conclusiones a partir de ello. De todos modos, la estructura del relato es excelente, amena y con gráficos de muy buena factura. Los testimonios de una y de otra parte se presentan en forma oportuna a lo largo del texto. El autor muestra un saludable respeto por la posición argentina y en varias ocasiones deja constancia de que su intención es simple: relatar lo que realmente ocurrió y que, hasta ahora, se mantuvo fuera del conocimiento del gran público. Hugo Jorge Santillán [/QUOTE]
Insertar citas…
Verificación
¿Cuanto es 2 mas 6? (en letras)
Responder
Inicio
Foros
Area Militar General
Malvinas 1982
Libros sobre el conflicto de MLV
Este sitio usa cookies. Para continuar usando este sitio, se debe aceptar nuestro uso de cookies.
Aceptar
Más información.…
Arriba