Derruido
Colaborador
Dr. Carlos Jesús Rodríguez Mansilla
Estrategia sin tiempo
En la mescolanza de lecturas mal digeridas que nutrió a los terroristas de la década del ’70, se confundían textos de Marx, Lenin, Mao Tse Tung, y Clausewitz. De Carlos Marx tomaron el concepto de “lucha de clases” como motor de la Historia. Pero, como en la Argentina la clase obrera es peronista, decidieron “infiltrarse” en sus filas para actuar como “vanguardia revolucionaria” y tomar el poder.
A su vez, los textos de Lenin les enseñaron que “a veces hayque retroceder un paso para avanzar dos”.
De Mao, adoptaron las ideas de “estrategia sin tiempo”,y “el poder nace del fusil”. O sea, el empleo de la fuerza,librando una guerra que tiene como objetivo el poder, sin importarcuándo se logre.
Pero también abrevaron en algunos apuntes de Clausewitzy otros clásicos del arte militar, tomando la idea de que la finalidadde la guerra es “dejar al enemigo fuera de combate, imponiéndolenuestra voluntad” o “aniquilarlo”.
El intento de tomar el poder por la fuerza, empleando la violencia armada,fracasó estrepitosamente por dos factores: porque jamás los terroristaslograron moverse entre el pueblo “como pez en el agua”, que era unrequisito exigido por Mao en su manual de guerra de guerrillas; y porque lasFuerzas Armadas, secundadas por las Fuerzas de Seguridad y la Policía,los derrotaron ampliamente en su propio terreno.
Los cabecillas de los grupos terroristas que operaban en el país,huyeron, dándose a la fuga con millonarios botines, producto de susnumerosos robos, secuestros y extorsiones.
El retorno a las instituciones de la Constitución, en 1983, lesposibilitó reaparecer, debidamente reciclados, dispuestos a tomar elpoder, ya no por la vía armada, sino por los sinuosos caminos de lapolítica.
La revancha
Hoy se observa, que los derrotados de ayer, a pesar deconstituír una expresión minoritaria repudiada por el puebloargentino, manejan los resortes del poder en la Argentina, y vienen por todo.
Los sistemáticos ataques a las FFAA y a la Policía, desde lasesferas del gobierno nacional, y la reivindicación de quienesprotagonizaron la subversión armada y terrorista en los años’70, dan la pauta de que la “estrategia sin tiempo” empieza allevarse a cabo.
En ese contexto, cobra visos de veracidad la versión queinsistentemente circula en los últimos días. Hace referencia a unplan para sancionar una ley que reemplace a las Fuerzas Armadas por una“Guardia Nacional pequeña, moderna, democrática, eficiente,al servicio de la comunidad, que pueda funcionar con un presupuesto acorde alas posibilidades de un país con problemas económicos”.
Según estas versiones, dejaría de prestar servicio la totalidaddel personal de las FFAA, los que según sus años deantigüedad, podrían jubilarse como empleados públicosnacionales. El mismo régimen jubilatorio se aplicaría con elpersonal militar en situación de retiro, “para evitar injustas yodiosas discriminaciones con el resto de los ciudadanos”.
Quedarían en pié, siempre según estas versiones, lasFuerzas de Seguridad: Gendarmería, Prefectura y PolicíaAeronáutica, dependientes del poder político y conrenovación de sus cuadros, ya que “fueron formados con mentalidadautoritaria”.
A cargo de la organización y conducción de lafutura Guardia Nacional, estarían cuadros que pertenecieron aMontoneros.
En Uruguay, el candidato presidencial del Frente Amplio, TabaréVázquez, ha acordado que si triunfa en las elecciones, el Ministerio deDefensa estará en manos de un ex jefe de Tupamaros, laorganización terrorista de los años ’70.
Tanto en Rusia, China, Cuba, Nicaragua como en todos los países quecayeron en poder del marxismo, se produjeron procesos similares. EnEspaña, el gobierno izquierdista intentó hacer lo mismo en 1936,pero se produjo el alzamiento de Franco y una guerra civil que costó unmillón de vidas humanas.
Estrategia sin tiempo
En la mescolanza de lecturas mal digeridas que nutrió a los terroristas de la década del ’70, se confundían textos de Marx, Lenin, Mao Tse Tung, y Clausewitz. De Carlos Marx tomaron el concepto de “lucha de clases” como motor de la Historia. Pero, como en la Argentina la clase obrera es peronista, decidieron “infiltrarse” en sus filas para actuar como “vanguardia revolucionaria” y tomar el poder.
A su vez, los textos de Lenin les enseñaron que “a veces hayque retroceder un paso para avanzar dos”.
De Mao, adoptaron las ideas de “estrategia sin tiempo”,y “el poder nace del fusil”. O sea, el empleo de la fuerza,librando una guerra que tiene como objetivo el poder, sin importarcuándo se logre.
Pero también abrevaron en algunos apuntes de Clausewitzy otros clásicos del arte militar, tomando la idea de que la finalidadde la guerra es “dejar al enemigo fuera de combate, imponiéndolenuestra voluntad” o “aniquilarlo”.
El intento de tomar el poder por la fuerza, empleando la violencia armada,fracasó estrepitosamente por dos factores: porque jamás los terroristaslograron moverse entre el pueblo “como pez en el agua”, que era unrequisito exigido por Mao en su manual de guerra de guerrillas; y porque lasFuerzas Armadas, secundadas por las Fuerzas de Seguridad y la Policía,los derrotaron ampliamente en su propio terreno.
Los cabecillas de los grupos terroristas que operaban en el país,huyeron, dándose a la fuga con millonarios botines, producto de susnumerosos robos, secuestros y extorsiones.
El retorno a las instituciones de la Constitución, en 1983, lesposibilitó reaparecer, debidamente reciclados, dispuestos a tomar elpoder, ya no por la vía armada, sino por los sinuosos caminos de lapolítica.
La revancha
Hoy se observa, que los derrotados de ayer, a pesar deconstituír una expresión minoritaria repudiada por el puebloargentino, manejan los resortes del poder en la Argentina, y vienen por todo.
Los sistemáticos ataques a las FFAA y a la Policía, desde lasesferas del gobierno nacional, y la reivindicación de quienesprotagonizaron la subversión armada y terrorista en los años’70, dan la pauta de que la “estrategia sin tiempo” empieza allevarse a cabo.
En ese contexto, cobra visos de veracidad la versión queinsistentemente circula en los últimos días. Hace referencia a unplan para sancionar una ley que reemplace a las Fuerzas Armadas por una“Guardia Nacional pequeña, moderna, democrática, eficiente,al servicio de la comunidad, que pueda funcionar con un presupuesto acorde alas posibilidades de un país con problemas económicos”.
Según estas versiones, dejaría de prestar servicio la totalidaddel personal de las FFAA, los que según sus años deantigüedad, podrían jubilarse como empleados públicosnacionales. El mismo régimen jubilatorio se aplicaría con elpersonal militar en situación de retiro, “para evitar injustas yodiosas discriminaciones con el resto de los ciudadanos”.
Quedarían en pié, siempre según estas versiones, lasFuerzas de Seguridad: Gendarmería, Prefectura y PolicíaAeronáutica, dependientes del poder político y conrenovación de sus cuadros, ya que “fueron formados con mentalidadautoritaria”.
A cargo de la organización y conducción de lafutura Guardia Nacional, estarían cuadros que pertenecieron aMontoneros.
En Uruguay, el candidato presidencial del Frente Amplio, TabaréVázquez, ha acordado que si triunfa en las elecciones, el Ministerio deDefensa estará en manos de un ex jefe de Tupamaros, laorganización terrorista de los años ’70.
Tanto en Rusia, China, Cuba, Nicaragua como en todos los países quecayeron en poder del marxismo, se produjeron procesos similares. EnEspaña, el gobierno izquierdista intentó hacer lo mismo en 1936,pero se produjo el alzamiento de Franco y una guerra civil que costó unmillón de vidas humanas.