Desactivará el Gobierno todos los liceos militares
Pasarán a la órbita civil; se quiere evitar la militarización de la enseñanza secundaria
Los liceos militares dejarán de funcionar de la forma en que lo hacen desde 1938. Por una disposición del Ministerio de Defensa, las nueve escuelas de educación secundaria que tienen régimen de internado y adiestramiento castrense serán transformadas en colegios normales, fuera de la órbita de las Fuerzas Armadas.
Así lo informaron ayer fuentes de la cartera militar, y precisaron que se ofrecerá a las provincias el traslado de las responsabilidades educativas para evitar el cierre de los establecimientos.
“Si el Ministerio de Educación no tiene escuelas a su cargo, por qué debe tenerlas el de Defensa; no queremos ocasionar un problema a los alumnos y por eso se buscará una transferencia organizada a las provincias, pero no creemos en la educación militarizada a esa edad”, comentaron allegados a la ministra Nilda Garré.
Las tres fuerzas cuentan con liceos de educación secundaria distribuidos en siete provincias y en la Capital Federal. El primero fue el Liceo General San Martín, fundado en 1938. En los seis liceos del Ejército estudian unos 7000 alumnos.
Fuentes de las Fuerzas Armadas explicaron a LA NACION que esa cantidad de estudiantes permite la autofinanciación de los liceos, varios de los cuales fueron creados durante la primera presidencia de Juan Domingo Perón. El Ministerio de Defensa encaró una reorganización global de los planes de estudio militares, y allí no figura conservar a los liceos. En tanto se concrete la transferencia a las provincias, esos institutos de formación de adolescentes perderán gradualmente sus atributos militares.
Mirada castrense
Hoy son dirigidos por coroneles o sus grados similares en las otras fuerzas. También tienen un sistema de convivencia interna reglamentado según la mirada castrense, lo que incluye sanciones disciplinarias como "arrestos" que se cumplen anulándose los francos de fin de semana. De todas maneras, la inscripción y permanencia en esos establecimientos es voluntaria y a criterio de padres y alumnos.
Los egresados de esos liceos obtienen, además del título de bachiller, el grado de subtenientes de reserva. Una proporción no mayor de quienes egresan de los liceos continúan la carrera de oficiales en el Colegio Militar, en la Escuela Naval o en la Escuela de Aviación Militar.
En algunos casos, como el Liceo General Roca, fundado en 1966, en Comodoro Rivadavia, la educación ofrecida se extiende al jardín de infantes y a la escolaridad primaria. En todos los liceos los cursos son mixtos desde mediados de los años 90.
En la opinión del Ministerio de Defensa, la oferta educativa a nivel nacional ya vuelve obsoletos a estos liceos militares. Aceptan en las cercanías de Garré que esos institutos cuentan con un prestigio social ganado luego de tantos años de funcionamiento, por eso no se optó por cerrarlos sin más trámite. La idea es que continúen con un régimen civil de educación, aunque en la práctica eso significa una modificación absoluta del sentido para el que fueron creados. Pasarán a ser simples y normales escuelas secundarias.
Funcionan actualmente el Liceo Militar General San Martín (en Buenos Aires), el Liceo Militar General Espejo (Mendoza), el Liceo Militar Manuel Belgrano (Santa Fe), el Liceo Militar General Paz (Córdoba), el Liceo Militar General Roca (Comodoro Rivadavia), el Liceo Militar Aráoz de Lamadrid (Tucumán), el Liceo Naval Almirante Brown (Capital Federal), el Liceo Naval Almirante Storni (Misiones) y el Liceo Aeronáutico (Santa Fe).
En el Ministerio de Defensa garantizaron la continuidad de la educación para aquellos alumnos que ya cursan en los liceos, aunque con las variantes ya detalladas.
Para los militares, esta decisión de quitarles la responsabilidad sobre los liceos tiene una desventaja práctica inmediata: la ruptura de la formación de cuadros de oficiales de reserva.
Puede ser ese un argumento poco entendible para quienes no están familiarizados con la situación castrense, pero, en realidad, tiene una dimensión interesante de analizar. Las Fuerzas Armadas son una especie de póliza de seguro que tienen los países, la cual siempre se espera no utilizar. Pues bien, llegado el ahora impensable caso de ser necesaria una movilización ante un conflicto bélico son esos subtenientes de reserva egresados de los liceos militares los únicos capacitados para sumarse a los cuadros permanentes de oficiales.
La Argentina, al desprenderse del servicio militar obligatorio y sin una ley de movilización y reservas, depende en una urgencia de los pocos hombres que se adiestraron voluntariamente en la doctrina militar.
Contenido humanístico
Los cambios que se estudian para los planes de estudio militares, ya a nivel de formación de oficiales, apuntan a dotar esa carrera de mayores materias humanísticas, según afirman en el Ministerio de Defensa.
Una modificación radical en la formación del Ejército ya se produjo durante la gestión del fallecido teniente general Ricardo Brinzoni. Por su decisión, para integrarse en la carrera de oficial un joven no debe pasar obligatoriamente ni por el liceo militar ni por el Colegio Militar de la Nación. Con un título universitario en cualquier disciplina, y un curso básico de instrucción militar de seis meses, un aspirante puede ingresar directamente en las escuelas de las armas y convertirse en subteniente de infantería, caballería o artillería.
La intención buscada por Brinzoni con esa modificación fue insertar en el Ejército a jóvenes que llegasen a la fuerza formados en el ámbito civil, para evitar de esa manera que la institución castrense quedase encerrada en una mirada parcial de la vida construida naturalmente con el ingreso a los liceos militares a los 12 años.
Ese fue un cambio revolucionario cuyo fruto se verá en las próximas décadas. Por ahora, las primeras iniciativas sobre la educación militar conocidas en el Ministerio de Defensa apuntan a desprender totalmente a las Fuerzas Armadas de los primeros niveles de enseñanza.
En la práctica, la decisión de la cartera a cargo de Garré puede resumirse con el concepto de que los liceos militares dejarán de existir.
Por Daniel Gallo
De la Redacción de LA NACION
Reunión y confirmación
La ministra de Defensa, Nilda Garré, analizó ayer con los jefes de las Fuerzas Armadas la reglamentación de la ley de defensa nacional, que esta semana será elevada al presidente Néstor Kirchner. Reforzar el control civil sobre las fuerzas y darle un mayor poder real al Estado Mayor Conjunto son las premisas de ese trabajo. Por otra parte, Garré confirmó que el Gobierno alienta la capacitación de jóvenes dentro de cuarteles, como informó ayer LA NACION. "La idea es priorizar el empleo joven, el uso de una cantidad de herramientas y el aprendizaje de oficios como tornero", manifestó en declaraciones radiales.
LA NACION
Pasarán a la órbita civil; se quiere evitar la militarización de la enseñanza secundaria
Los liceos militares dejarán de funcionar de la forma en que lo hacen desde 1938. Por una disposición del Ministerio de Defensa, las nueve escuelas de educación secundaria que tienen régimen de internado y adiestramiento castrense serán transformadas en colegios normales, fuera de la órbita de las Fuerzas Armadas.
Así lo informaron ayer fuentes de la cartera militar, y precisaron que se ofrecerá a las provincias el traslado de las responsabilidades educativas para evitar el cierre de los establecimientos.
“Si el Ministerio de Educación no tiene escuelas a su cargo, por qué debe tenerlas el de Defensa; no queremos ocasionar un problema a los alumnos y por eso se buscará una transferencia organizada a las provincias, pero no creemos en la educación militarizada a esa edad”, comentaron allegados a la ministra Nilda Garré.
Las tres fuerzas cuentan con liceos de educación secundaria distribuidos en siete provincias y en la Capital Federal. El primero fue el Liceo General San Martín, fundado en 1938. En los seis liceos del Ejército estudian unos 7000 alumnos.
Fuentes de las Fuerzas Armadas explicaron a LA NACION que esa cantidad de estudiantes permite la autofinanciación de los liceos, varios de los cuales fueron creados durante la primera presidencia de Juan Domingo Perón. El Ministerio de Defensa encaró una reorganización global de los planes de estudio militares, y allí no figura conservar a los liceos. En tanto se concrete la transferencia a las provincias, esos institutos de formación de adolescentes perderán gradualmente sus atributos militares.
Mirada castrense
Hoy son dirigidos por coroneles o sus grados similares en las otras fuerzas. También tienen un sistema de convivencia interna reglamentado según la mirada castrense, lo que incluye sanciones disciplinarias como "arrestos" que se cumplen anulándose los francos de fin de semana. De todas maneras, la inscripción y permanencia en esos establecimientos es voluntaria y a criterio de padres y alumnos.
Los egresados de esos liceos obtienen, además del título de bachiller, el grado de subtenientes de reserva. Una proporción no mayor de quienes egresan de los liceos continúan la carrera de oficiales en el Colegio Militar, en la Escuela Naval o en la Escuela de Aviación Militar.
En algunos casos, como el Liceo General Roca, fundado en 1966, en Comodoro Rivadavia, la educación ofrecida se extiende al jardín de infantes y a la escolaridad primaria. En todos los liceos los cursos son mixtos desde mediados de los años 90.
En la opinión del Ministerio de Defensa, la oferta educativa a nivel nacional ya vuelve obsoletos a estos liceos militares. Aceptan en las cercanías de Garré que esos institutos cuentan con un prestigio social ganado luego de tantos años de funcionamiento, por eso no se optó por cerrarlos sin más trámite. La idea es que continúen con un régimen civil de educación, aunque en la práctica eso significa una modificación absoluta del sentido para el que fueron creados. Pasarán a ser simples y normales escuelas secundarias.
Funcionan actualmente el Liceo Militar General San Martín (en Buenos Aires), el Liceo Militar General Espejo (Mendoza), el Liceo Militar Manuel Belgrano (Santa Fe), el Liceo Militar General Paz (Córdoba), el Liceo Militar General Roca (Comodoro Rivadavia), el Liceo Militar Aráoz de Lamadrid (Tucumán), el Liceo Naval Almirante Brown (Capital Federal), el Liceo Naval Almirante Storni (Misiones) y el Liceo Aeronáutico (Santa Fe).
En el Ministerio de Defensa garantizaron la continuidad de la educación para aquellos alumnos que ya cursan en los liceos, aunque con las variantes ya detalladas.
Para los militares, esta decisión de quitarles la responsabilidad sobre los liceos tiene una desventaja práctica inmediata: la ruptura de la formación de cuadros de oficiales de reserva.
Puede ser ese un argumento poco entendible para quienes no están familiarizados con la situación castrense, pero, en realidad, tiene una dimensión interesante de analizar. Las Fuerzas Armadas son una especie de póliza de seguro que tienen los países, la cual siempre se espera no utilizar. Pues bien, llegado el ahora impensable caso de ser necesaria una movilización ante un conflicto bélico son esos subtenientes de reserva egresados de los liceos militares los únicos capacitados para sumarse a los cuadros permanentes de oficiales.
La Argentina, al desprenderse del servicio militar obligatorio y sin una ley de movilización y reservas, depende en una urgencia de los pocos hombres que se adiestraron voluntariamente en la doctrina militar.
Contenido humanístico
Los cambios que se estudian para los planes de estudio militares, ya a nivel de formación de oficiales, apuntan a dotar esa carrera de mayores materias humanísticas, según afirman en el Ministerio de Defensa.
Una modificación radical en la formación del Ejército ya se produjo durante la gestión del fallecido teniente general Ricardo Brinzoni. Por su decisión, para integrarse en la carrera de oficial un joven no debe pasar obligatoriamente ni por el liceo militar ni por el Colegio Militar de la Nación. Con un título universitario en cualquier disciplina, y un curso básico de instrucción militar de seis meses, un aspirante puede ingresar directamente en las escuelas de las armas y convertirse en subteniente de infantería, caballería o artillería.
La intención buscada por Brinzoni con esa modificación fue insertar en el Ejército a jóvenes que llegasen a la fuerza formados en el ámbito civil, para evitar de esa manera que la institución castrense quedase encerrada en una mirada parcial de la vida construida naturalmente con el ingreso a los liceos militares a los 12 años.
Ese fue un cambio revolucionario cuyo fruto se verá en las próximas décadas. Por ahora, las primeras iniciativas sobre la educación militar conocidas en el Ministerio de Defensa apuntan a desprender totalmente a las Fuerzas Armadas de los primeros niveles de enseñanza.
En la práctica, la decisión de la cartera a cargo de Garré puede resumirse con el concepto de que los liceos militares dejarán de existir.
Por Daniel Gallo
De la Redacción de LA NACION
Reunión y confirmación
La ministra de Defensa, Nilda Garré, analizó ayer con los jefes de las Fuerzas Armadas la reglamentación de la ley de defensa nacional, que esta semana será elevada al presidente Néstor Kirchner. Reforzar el control civil sobre las fuerzas y darle un mayor poder real al Estado Mayor Conjunto son las premisas de ese trabajo. Por otra parte, Garré confirmó que el Gobierno alienta la capacitación de jóvenes dentro de cuarteles, como informó ayer LA NACION. "La idea es priorizar el empleo joven, el uso de una cantidad de herramientas y el aprendizaje de oficios como tornero", manifestó en declaraciones radiales.
LA NACION