Malvinas: La burla británica

Malvinas

La burla británica

Por Juan Enrique Guglialmelli

La resolución de ocupar las Malvinas no es un caso de epilepsia bélica. Es la consecuencia de una actitud británica. No es un acto extemporáneo surgido solamente de los derechos históricos que tenemos sobre el archipiélago. En el marco de dos resoluciones de las Naciones Unidas fuimos instados a negociar el problema de las islas sobre el reconocimiento de que existía un pleito entre Gran Bretaña y Argentina sobre la soberanía de las islas.
Se agregó que se necesitaba acelerar esas negociaciones. Pero también se agregó algo que elimina la posibilidad de colocar el aspecto jurídico en el tema de la descolonización. En las negociaciones se debía tener en cuenta el interés de los malvinenses, pero de ninguna manera la autodeterminación, o como pretendían los británicos, contemplar los deseos de los malvinenses.
Las negociaciones se iniciaron en 1965, y durante quince años Gran Bretaña trató y buscó eludir tema fundamental que era el de la soberanía. Primero introdujo el tema de las comunicaciones entre las islas y el continente. El objeto era muy claro: Argentina debía crear mejores condiciones de vida para los habitantes de las islas y restar a Gran Bretaña el peso económico que le exigía el sostenimiento de ese bienestar. Argentina, en beneficio de los malvinenses accedió a esto pero como conversación colateral: porque el tema en el que se mantuvo firme nuestro país era negociar la soberanía, que era nuestra y que en ningún momento entró en discusión.
Después los británicos, con motivo del descubrimiento del petróleo en la cuenca de Malvinas, plantearon otro problema no discutir la soberanía pero sí discutir la cooperación económica. Las conversaciones tenían entonces un solo significado: la explotación del mar y el subsuelo relacionada con los hidrocarburos. Las negociaciones fueron muy duras. Las negativas británicas fueron muy claras. Así se llegó al fin de una etapa. En 1971 se retiraron los embajadores de los dos países. Luego sobreviene una demora hasta que Walter Allara y Ted Rowlands se vuelven a reunir y allí los británicos acceden a conversar el tema de la soberanía flexibilizando su posición respecto de los deseos de los malvinenses, pero introducen que las conversaciones sobre la soberanía tenía que corresponder otras sobre la cooperación económica. Para los británicos se trataba de las dos caras de una misma moneda. Sin embargo, Argentina lo rechazó.
Allí se iniciaron otra serie de rondas y de conversación, hasta que aparece como enviado Nicholás Ridley y plantea tres alternativas en las Malvinas. Y en las reuniones de Nueva York propone congelar las negociaciones sobre la soberanía y en cambio continuar las de cooperación económica. Eso resultó inadmisible. Por ese entonces dije que no se podía seguir con esa farsa y esa burla.
No obstante, se reanudan las conversaciones en Nueva York y por el comunicado oficial se ve que no hubo avances. Por el contrario, la Cancillería argentina se ve obligada a hacer un enérgico comunicado informando de que si no hay avance real las conversaciones no pueden continuar. Es esta falta de respuesta británica y esos quince años de dilaciones y otras formas jurídicas para dilatar el tema principal lo lleva a nuestro gobierno a una actitud definitiva: la recuperación de las islas Malvinas. Y sin perjuicio de que después se sigan las conversaciones.
Nosotros, en este sentido, no hacemos un acto de provocación. Por un lado ocupamos lo que es nuestro y por el otro definimos en principio una negociación aleatoria por parte de Gran Bretaña, que no sólo hiere al sentimiento argentino (ya que nos toma por tontos) sino que está faltando a los miembros de las Naciones Unidas que dieron mandato claro de negociación de buena fe, y hay otra a los miembros de las Naciones Unidas ya que su mandato fue permanentemente dilatado y cambiado el objetivo. El tema era soberanía y de ninguna manera las comunicaciones con las islas o la cooperación económica.
Nuestro país actuó contra una maniobra dilatoria que nos permite ocupar lo que es nuestro y seguir las negociaciones de acuerdo a lo indicado por la Naciones Unidas.
¿Fue oportuno el momento elegido para recuperar las islas Malvinas? Pienso que sí. El momento elegido fue el correcto. El éxito de la operación se debe a una adecuada preparación y a una acción que tomó por sorpresa al adversario ocasional.

Saludos!
 
muy bueno y claro informe el tordillo , la verdad da la posta sobre la realidad de la patraña y engañifa del r.u. (pasada y presente) hacia la Argentina.
saludos !
 
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