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Mensaje: <blockquote data-quote="Tabano1973" data-source="post: 247421" data-attributes="member: 223">Accidentes y desequipamiento militar    El 1° del actual, mientras nuestra Fuerza Aérea memoraba su bautismo de fuego en las islas Malvinas, en la base militar de Tandil se estrelló un interceptor Mirage III que intervenía en una de esas ceremonias. Los ecos de ese doloroso percance -el piloto de la máquina murió en el acto- no deberían extinguirse en las razonables manifestaciones de pesar que movilizó. Este hecho tendría que configurar una suerte de llamado de alerta acerca del preocupante desequipamiento de nuestras Fuerzas Armadas, la falta de mantenimiento logístico de sus materiales -aviones, naves, vehículos y armamento-, el escaso adiestramiento de sus efectivos y las limitaciones extremas que merman las partidas presupuestarias indispensables para atender esas necesidades impostergables. Asimismo, tendría que servir para corregir los desajustes salariales que han ido mermando las incorporaciones del personal de tropa voluntaria. Todo ello, previsible consecuencia de una manifiesta tendencia política que desdeña cuanto se vincula con lo militar. Huelgan los detalles del accidente aéreo, así como ya son historia los detalles del incendio del rompehielos ARA Almirante Irízar. Lo importante es que no se trata de hechos aislados, sino de eslabones de una cadena alargada en demasía. A ese respecto, son altamente esclarecedores los conceptos contenidos en una nota suscripta por el ex ministro de Defensa y ex diputado nacional Horacio Jaunarena, publicados días atrás en LA NACION, tras haber sido enviada a los presidentes de las comisiones de Defensa de las cámaras de Senadores y de Diputados "con objeto de exponerles algunas inquietudes sobre aspectos principales de la política de defensa entendida como una cuestión de Estado que no debe estar subordinada a intereses partidistas o sectoriales". Dicho informe subrayó la antigüedad del equipamiento de la Armada, el Ejército y la Fuerza Aérea, sobre la cual en particular puntualiza que "padece el deterioro del material y la reducción de las horas de vuelo de adiestramiento de sus pilotos hasta un nivel que, sin exagerar, puede calificarse de peligroso". Nuestros aviadores militares -lo mismo que los navales y los de Aviación del Ejército- tripulan máquinas cuya cantidad cada vez más exigua disminuye en forma inversamente proporcional a los riesgos implícitos en la obsolescencia de los aparatos, su desactualización tecnológica y el mantenimiento deficiente. Por ejemplo, los aviones Mirage, en sus versiones III y V Dagger, han sufrido diez percances terminales desde 1986 hasta la fecha. Y según el informe del Instituto para la Seguridad en Democracia, del cual es director Jaunarena, de 31 aviones de transporte que integran la dotación de la Fuerza Aérea, en este momento sólo cuatro están en condiciones de volar. Llegados a este punto, no sería arriesgado inferir que el espacio aéreo nacional es altamente vulnerable a cualquier clase de incursión. Aunque todavía difusa, hay preocupación por esas situaciones chocantes. La diputada nacional Nora Ginzburg ha presentado un proyecto de resolución para solicitar que la cámara de la cual forma parte convoque a la ministra de Defensa, Nilda Garré, "a fin de que informe verbalmente sobre los graves acontecimientos ocurridos en el área de su responsabilidad, que afectan el estado del material aéreo, naval y terrestre de las Fuerzas Armadas". No es poco, sobre todo porque el pedido parece estar animado por la sincera intención de empezar a mejorar lo presente y no da la impresión de estar movilizado por intencionalidades políticas subalternas. Nuestro país ha hecho expresa renuncia de la posibilidad de utilizar la guerra ofensiva para dirimir sus conflictos, pero ello no excluye la preparación para la defensa, uno de los inexcusables deberes constitucionales del Poder Ejecutivo. Es una razón más que suficiente para que, sin incurrir en gastos exorbitantes, sean restablecidas las estructuras defensivas de la Argentina antes de que sea menester lamentarlo o antes, también, de que el aporte resulte tardío, como acaba de ocurrir con la partida destinada a la reparación de aviones, anunciada por el Ministerio de Defensa casi inmediatamente después del incidente que se cobró la vida del piloto accidentado en Tandil. fuenteLo bueno es que se sigue hablando del tema, si sigue asi, tal vez lleguemos a algo buenoSaludos</blockquote>

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