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Area Militar General
Malvinas 1982
Mikado: La Operacion que no fue
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<blockquote data-quote="TORDO79" data-source="post: 1538701" data-attributes="member: 3802"><p>DIARIO CLARIN , 21 MAY 2007:</p><p></p><p>"....Pero veinticinco años después, la historia tomó <strong>un giro imprevisto.</strong>Siete ex soldados del Regimiento de Infantería 24 de Río Gallegos, reunidos por <strong>Clarín</strong>, contaron una experiencia. Fue vivida por parte de treinta y seis soldados de ese regimiento, todos de la clase 1963, que, por sus condiciones, habían sido destacados por el Ejército como AOR (Aspirantes a Oficial de Reserva) y destinados a la Compañía "C" de esa unidad, Una compañía que no existía entonces, y<strong>no existe hoy en los papeles oficiales.</strong> Es una compañía fantasma.</p><p>Lo que narran, con el rigor de lo vivido que Freedman envidiaría, es que en la madrugada del 18 de mayo de 1982 sintieron zumbar sobre sus cabezas una aeronave, que era un helicóptero, que no era argentino y que <strong>fue baleado por uno de ellos,</strong> en medio de la niebla. Al día siguiente supieron que una máquina británica había caído en Punta Arenas. Y aún hoy, <strong>tienen la certeza que se trataba del ZA290.</strong></p><p></p><p></p><p>Con <strong>Clarín</strong> dialogaron Carlos Vivas, Germán Leeuwarden, Andrés Rebord, Daniel Giménez, Walter Piccin, Roberto Sesti y Horacio Yegro. Algunos de ellos volvían a verse después de un cuarto de siglo. Varios aportaron <strong>sus recuerdos de guerra:</strong> fotos, las chapas identificatorias que colgaron de sus cuellos, las cartas enviadas a sus familias. Vivas y Piccin, <strong>el soldado que baleó al helicóptero,</strong> llevaron la voz cantante del grupo y el resto aportó datos más precisos, más nítidos.</p><p><em>—</em>Esta historia la hemos contado muchas veces a nuestras familias y amigos; la conocen quienes eran nuestros jefes en el regimiento, pero nunca hemos sido vistos como veteranos de guerra o como participantes del conflicto. Ninguno de nosotros busca una pensión de veterano. Pero esto que vivimos, lo vivimos.</p><p>La fantasmal compañía "C" del RIMEC 24 estuvo a punto de ser destinada a Malvinas pero finalmente fue a custodiar una precaria pista de aterrizaje, en medio de la nada, en un campo del sur de Gallegos.</p><p></p><p><em>—</em>Allí estuvimos cinco o seis días, en aquello que parecía un aeroclub. Después nos reemplazaron y fuimos a un viejo casco de estancia en Punta Loyola.</p><p></p><p>Punta Loyola está a treinta y ocho kilómetros de Río Gallegos, donde la ría se vuelca al mar y donde se alza el Puerto Presidente Illia, el puerto de aguas profundas de Gallegos.</p><p></p><p><em>—</em>Ese fue nuestro lugar hasta el final de la guerra. Cavamos los pozos de zorro, en un terreno que era piedra pura, y nos quedamos dos meses allí, congelados como las aguas de un lago cercano. Nos decían que íbamos ganando, pero nosotros escuchábamos las radios chilenas que decían que los argentinos eran unos mentirosos. <strong><span style="color: #ff0000">La noche del 17 al 18 de mayo, tal vez ya eran las primeras horas del 18, tuvimos una alerta roja. Ya había habido algunas, sobre todo cuando <u>encontraron algunos botes de goma en la costa.</u> Supimos que no era un helicóptero argentino por un par de cosas: primero, cuando venía un helicóptero argentino te avisaban, para que no le tiráramos; segundo, este no hacía el ruido de un helicóptero argentino. Era más bien un zumbido. Y venía del mar, y muy bajo, como de aquí al techo, sentías el viento.</span></strong></p><p></p><p>Piccin es quien cuenta ahora.</p><p></p><p>—<strong><span style="color: #ff0000">Había una niebla muy espesa. Pero el ruido nos llegó del mar y, según mi posición, desde la izquierda. Lo único que veías era una lucecita roja, intermitente; el helicóptero iba y venía, como si estuviera perdido o buscara algo. Yo lo seguí como dos mil metros por un terreno totalmente irregular. Hasta que decidí tirarle. Le vacié un cargador y moneditas. Pegarle, no te puedo asegurar que le pegué. Pero tirarle, le tiré. Enseguida volví corriendo en zig zag a mi posición, con la idea de que iban a pegar la vuelta y a liquidarme. Nos ******* a pedos. Un capitán de apellido Wingar, se enojó muchísimo porque pensaba que era un helicóptero argentino. Pero los argentinos llegaban de día. Igual nos decía "Ustedes tienen orden de disparar sólo si les disparan primero" Y yo le decía: "Bueno, él me disparó primero y yo se la devolví". Al otro día nos enteramos que un Sea King había caído en Punta Arenas. A los doce soldados que estábamos de guardia, no nos quedaron dudas: era el helicóptero que nos había sobrevolado.</span></strong></p><p></p><p>A partir de ese momento, la "compañía fantasma" del RIMEC 24 vivió en estado de alerta permanente: sus oficiales, pensaban, y acaso con razón, que un comando inglés podía haberse infiltrado en territorio argentino.</p><p></p><p><span style="color: #ff0000">—A los pocos días —recuerda Vivas— fui a buscar la comida y, desde un cerro cercano, como a doscientos metros, empezaron a dispararme; eran cerca de las nueve de la noche y hubo un tiroteo bastante intenso. Formaron entonces dos grupos, uno con un Unimog salió a rodear a los que disparaban, y yo fui con otros tres soldados, un sargento y un subteniente a pie hacia donde nos disparaban. Nos empezaron a disparar otra vez, a mí me temblaban las manos y las piernas, no hubiera podido darle ni a un barco; y el subteniente que iba con nosotros, con seis granadas, me decía: "Mirá Vivas, yo nací para esto..." Como también les disparaban a los atacantes desde la trinchera, nosotros quedamos entre dos fuegos. Así que nos tiramos al piso y esperamos. Todo habrá durado unos veinte minutos, separados en dos tandas. Nunca supimos quiénes nos disparaban.</span></p><p></p><p>AL final de la guerra la Compañía "C" del RIMEC 24 fue disuelta. No hay registros de su existencia en el regimiento. Sus soldados tienen un certificado de servicio militar cumplido allí, pero no figura la Compañía "C" como su destino. Un secreto tan insondable casi, como la misión británica en territorio argentino.</p><p>Pese a esa frustrada misión de reconocimiento, Gran Bretaña siguió los preparativos de la segunda fase del plan, un tanto suicida, que consistía en el <strong>desembarco de cincuenta y cinco miembros del SAS</strong> desde un avión Hércules en un punto cercano a Río Gallegos; una vez que hubieran destruido los Etendard, cuenta Freedman con algo de tino, "se los habría sacado del lugar, no se sabe con certeza cómo".</p><p>Los tres ocupantes del Sea King inglés, los tenientes Richard Hutchings y Alan Bennet y el tripulante Peter Imrie, fueron rescatados por un ex miembro de la Fuerza Aérea Chilena, Jorge Freyggang, que según la prensa de ese país habría cumplido <strong>misiones de espionaje</strong> en beneficio británico.</p><p>Desde Santiago Hutchings, Bennet e Imrie fueron enviados a Londres. Contaron que habían tenido un problema en el motor del Sea King y que se habían dirigido a unas colinas. Y que habían destruido el helicóptero porque no sabían con certeza si estaban en Argentina o en Chile. Nunca explicaron, ni les fue preguntado, el destino de los ocho miembros del SAS que viajaban con ellos. Los tres fueron condecorados al final de la guerra.</p><p></p><p></p><p>PD. Acoto: Si segun Hutchings, la mision de la Task Force era "proteger a ingleses de una tirania fascista...", en Chile, por una de esas casualidades, gobernaba Bachelet???. <strong>Hipocritas</strong>.....Saludos!!!</p><p>.</p></blockquote><p></p>
[QUOTE="TORDO79, post: 1538701, member: 3802"] DIARIO CLARIN , 21 MAY 2007: "....Pero veinticinco años después, la historia tomó [B]un giro imprevisto.[/B]Siete ex soldados del Regimiento de Infantería 24 de Río Gallegos, reunidos por [B]Clarín[/B], contaron una experiencia. Fue vivida por parte de treinta y seis soldados de ese regimiento, todos de la clase 1963, que, por sus condiciones, habían sido destacados por el Ejército como AOR (Aspirantes a Oficial de Reserva) y destinados a la Compañía "C" de esa unidad, Una compañía que no existía entonces, y[B]no existe hoy en los papeles oficiales.[/B] Es una compañía fantasma. Lo que narran, con el rigor de lo vivido que Freedman envidiaría, es que en la madrugada del 18 de mayo de 1982 sintieron zumbar sobre sus cabezas una aeronave, que era un helicóptero, que no era argentino y que [B]fue baleado por uno de ellos,[/B] en medio de la niebla. Al día siguiente supieron que una máquina británica había caído en Punta Arenas. Y aún hoy, [B]tienen la certeza que se trataba del ZA290.[/B] Con [B]Clarín[/B] dialogaron Carlos Vivas, Germán Leeuwarden, Andrés Rebord, Daniel Giménez, Walter Piccin, Roberto Sesti y Horacio Yegro. Algunos de ellos volvían a verse después de un cuarto de siglo. Varios aportaron [B]sus recuerdos de guerra:[/B] fotos, las chapas identificatorias que colgaron de sus cuellos, las cartas enviadas a sus familias. Vivas y Piccin, [B]el soldado que baleó al helicóptero,[/B] llevaron la voz cantante del grupo y el resto aportó datos más precisos, más nítidos. [I]—[/I]Esta historia la hemos contado muchas veces a nuestras familias y amigos; la conocen quienes eran nuestros jefes en el regimiento, pero nunca hemos sido vistos como veteranos de guerra o como participantes del conflicto. Ninguno de nosotros busca una pensión de veterano. Pero esto que vivimos, lo vivimos. La fantasmal compañía "C" del RIMEC 24 estuvo a punto de ser destinada a Malvinas pero finalmente fue a custodiar una precaria pista de aterrizaje, en medio de la nada, en un campo del sur de Gallegos. [I]—[/I]Allí estuvimos cinco o seis días, en aquello que parecía un aeroclub. Después nos reemplazaron y fuimos a un viejo casco de estancia en Punta Loyola. Punta Loyola está a treinta y ocho kilómetros de Río Gallegos, donde la ría se vuelca al mar y donde se alza el Puerto Presidente Illia, el puerto de aguas profundas de Gallegos. [I]—[/I]Ese fue nuestro lugar hasta el final de la guerra. Cavamos los pozos de zorro, en un terreno que era piedra pura, y nos quedamos dos meses allí, congelados como las aguas de un lago cercano. Nos decían que íbamos ganando, pero nosotros escuchábamos las radios chilenas que decían que los argentinos eran unos mentirosos. [B][COLOR=#ff0000]La noche del 17 al 18 de mayo, tal vez ya eran las primeras horas del 18, tuvimos una alerta roja. Ya había habido algunas, sobre todo cuando [U]encontraron algunos botes de goma en la costa.[/U] Supimos que no era un helicóptero argentino por un par de cosas: primero, cuando venía un helicóptero argentino te avisaban, para que no le tiráramos; segundo, este no hacía el ruido de un helicóptero argentino. Era más bien un zumbido. Y venía del mar, y muy bajo, como de aquí al techo, sentías el viento.[/COLOR][/B] Piccin es quien cuenta ahora. —[B][COLOR=#ff0000]Había una niebla muy espesa. Pero el ruido nos llegó del mar y, según mi posición, desde la izquierda. Lo único que veías era una lucecita roja, intermitente; el helicóptero iba y venía, como si estuviera perdido o buscara algo. Yo lo seguí como dos mil metros por un terreno totalmente irregular. Hasta que decidí tirarle. Le vacié un cargador y moneditas. Pegarle, no te puedo asegurar que le pegué. Pero tirarle, le tiré. Enseguida volví corriendo en zig zag a mi posición, con la idea de que iban a pegar la vuelta y a liquidarme. Nos ******* a pedos. Un capitán de apellido Wingar, se enojó muchísimo porque pensaba que era un helicóptero argentino. Pero los argentinos llegaban de día. Igual nos decía "Ustedes tienen orden de disparar sólo si les disparan primero" Y yo le decía: "Bueno, él me disparó primero y yo se la devolví". Al otro día nos enteramos que un Sea King había caído en Punta Arenas. A los doce soldados que estábamos de guardia, no nos quedaron dudas: era el helicóptero que nos había sobrevolado.[/COLOR][/B] A partir de ese momento, la "compañía fantasma" del RIMEC 24 vivió en estado de alerta permanente: sus oficiales, pensaban, y acaso con razón, que un comando inglés podía haberse infiltrado en territorio argentino. [COLOR=#ff0000]—A los pocos días —recuerda Vivas— fui a buscar la comida y, desde un cerro cercano, como a doscientos metros, empezaron a dispararme; eran cerca de las nueve de la noche y hubo un tiroteo bastante intenso. Formaron entonces dos grupos, uno con un Unimog salió a rodear a los que disparaban, y yo fui con otros tres soldados, un sargento y un subteniente a pie hacia donde nos disparaban. Nos empezaron a disparar otra vez, a mí me temblaban las manos y las piernas, no hubiera podido darle ni a un barco; y el subteniente que iba con nosotros, con seis granadas, me decía: "Mirá Vivas, yo nací para esto..." Como también les disparaban a los atacantes desde la trinchera, nosotros quedamos entre dos fuegos. Así que nos tiramos al piso y esperamos. Todo habrá durado unos veinte minutos, separados en dos tandas. Nunca supimos quiénes nos disparaban.[/COLOR] AL final de la guerra la Compañía "C" del RIMEC 24 fue disuelta. No hay registros de su existencia en el regimiento. Sus soldados tienen un certificado de servicio militar cumplido allí, pero no figura la Compañía "C" como su destino. Un secreto tan insondable casi, como la misión británica en territorio argentino. Pese a esa frustrada misión de reconocimiento, Gran Bretaña siguió los preparativos de la segunda fase del plan, un tanto suicida, que consistía en el [B]desembarco de cincuenta y cinco miembros del SAS[/B] desde un avión Hércules en un punto cercano a Río Gallegos; una vez que hubieran destruido los Etendard, cuenta Freedman con algo de tino, "se los habría sacado del lugar, no se sabe con certeza cómo". Los tres ocupantes del Sea King inglés, los tenientes Richard Hutchings y Alan Bennet y el tripulante Peter Imrie, fueron rescatados por un ex miembro de la Fuerza Aérea Chilena, Jorge Freyggang, que según la prensa de ese país habría cumplido [B]misiones de espionaje[/B] en beneficio británico. Desde Santiago Hutchings, Bennet e Imrie fueron enviados a Londres. Contaron que habían tenido un problema en el motor del Sea King y que se habían dirigido a unas colinas. Y que habían destruido el helicóptero porque no sabían con certeza si estaban en Argentina o en Chile. Nunca explicaron, ni les fue preguntado, el destino de los ocho miembros del SAS que viajaban con ellos. Los tres fueron condecorados al final de la guerra. PD. Acoto: Si segun Hutchings, la mision de la Task Force era "proteger a ingleses de una tirania fascista...", en Chile, por una de esas casualidades, gobernaba Bachelet???. [B]Hipocritas[/B].....Saludos!!! . [/QUOTE]
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