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Area Militar General
Malvinas 1982
Mikado: La Operacion que no fue
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<blockquote data-quote="Daniel G. Gionco" data-source="post: 3161559" data-attributes="member: 7124"><p>Comparto un texto que Diego Argibay me facilitó por correo electrónico.</p><p>-0-0-0-0-0-0-0-0-0-0-0-0-0-0-0-0-</p><p></p><p></p><p style="text-align: center"></p> <p style="text-align: center">“<strong>Misión Secreta Británica durante la Guerra de Malvinas”</strong></p><p></p><p>Articulo de: Oscar Fernández Real</p><p></p><p>Fuente original: Revista Aeroespacio, n°518 (edición jul/ago año 1997). ISSN-0001-9127</p><p></p><p>Texto digitalizado por: Diego Argibay, estudiante de historia de la Univ. Nac. de Mar del Plata</p><p></p><p></p><p></p><p>En los primeros días de Mayo de 1982, la conducción inglesa de las operaciones del Atlántico Sur estaba muy preocupada por los resultados y por los ataques aéreos argentinos a su flota. El hundimiento del Sheffield y los daños a sus buques de alerta temprana, indicaban que era muy difícil prevenir las incursiones de la aviación argentina. De allí que se decidiera destruir las pistas e instalaciones de las dos bases aéreas desde donde partían los aviones. Sin embargo, un bombardeo de alta cota resultaba complicado y poco efectivo, como ya había ocurrido con el ataque del Vulcan a la pista de Puerto Argentino.</p><p></p><p>Fue entonces que se planifico realizar un audaz golpe, enviando al crepúsculo del 19 de Mayo dos aviones Hércules C-130 de la RAF, similares a los argentinos, para desembarcar dos equipos de ‘’comandos’’ del Cuerpo SAS, cuya misión seria destruir pistas e instalaciones con equipos de demolición e incendio. Estos hombres pertenecían al Escuadrón B, Regimiento 22° del SAS, con base en Hereford, Gales, a unos 170 km de Londres.</p><p></p><p>Hay versiones que dicen que se buscaron radio operadores con modismos argentinos para hacer aproximaciones de aterrizaje en las pistas, ya que tenían las grabaciones de las efectuadas por los C-130 argentinos. Los incursores quedarían en las cabeceras con sus turbo hélices en marcha, mientras grupos especializados descendían con Land Rover por las rampas caseras. Las pistas se destruirían a la mitad de su longitud para impedir el despegue de los cazabombarderos Skyhawk y Super Etendard, pero dejando un margen suficiente como para que los Hércules ingleses pudieran salir, ya que estas maquinas tienen la capacidad de operar en STOL (corta distancia).</p><p></p><p>Se había previsto que los dos aviones atacantes siguieran rutas de aproximación y aterrizaje similares a las habituales de las maquinas argentinas. Pero para brindar un apoyo de guía final, se iba a instalar un pequeño radiofaro de guía satelital con VHF en un punto desierto del Estrecho de Magallanes, para lo cual se desplegaría secretamente hacia ese lugar un helicóptero Sea King. Este aparato podría colaborar para eventuales evacuaciones de personal que no pudieran escapar en los mismos aviones en que habían llegado.</p><p></p><p>El día convenido, despegaron desde la larga pista de Wideawake en Isla Ascensión, los dos Hércules CILR4XV 296 equipados con sistemas Omega y provistos de lanzas para reabastecimientos aéreos, que habían sido instaladas semanas antes en los talleres Marshall de la compañía Cambridge. Tendrían que cumplir un vuelo de 14.000 kilómetros, algo sin precedentes y superior aun al espectacular vuelo del Vulcan del 1° de Mayo, durante el cual se reabastecerían varias veces con diez tanqueros Vickers CIPLR2 (VC-10 modificados) que se reabastecerían entre si y a los dos Hércules, unas quince veces, a lo largo de la ruta prevista. A bordo iban dos grupos del Special Air Service, con sus característicos pasamontañas marrones. El vuelo hasta la Patagonia insumiría unas diez horas.</p><p></p><p>Sin embargo, al no recibir del helicóptero Sea King las comunicaciones en clave previstas para continuar la operación, y como esa parte de la misión era fundamental, se hizo abortar el operativo y los dos Hércules con sus equipos regresaron a la Isla Ascensión.</p><p></p><p><u>El helicóptero</u></p><p></p><p>El helicóptero Sea King matrícula ZA-290 (código operacional - /VC) del Escuadrón 846 embarco en Portsmouth a bordo del portaaviones ‘’Hermes’’ el 29 de Marzo con rumbo a las Islas Malvinas. Durante la navegación se lo equipo con visores especiales para vuelo nocturno y se lo transfirió al ‘’Invincible’’ en la noche del 17 de Mayo, destinado a una misión especial de reconocimiento de largo alcance.</p><p></p><p>Esa misma noche el ‘’Invincible’’ se dirigió hacia el continente a toda máquina – unos 25 nudos – escoltado por el ‘’Broadsword’’ a una milla, en total oscuridad y en silencio de radio. Los barcos detuvieron su marcha en un sitio no precisado, y de la cubierta delantera del líder, a las 0.15 horas de ese martes 18, despego el ZA-290, pilotado por el teniente Richard Hutchings (un ‘’boina verde’’ instruido en Lympstone, Devon) del Royal Marines, quien era secundado por el teniente Alan Reginal Courtenay Bennet de la Armada Real, y el suboficial Peter Blair Imrie.</p><p></p><p>Volando a muy poca altura sobre el mar para no ser detectado por los radares, el helicóptero al parecer entro en la isla de Tierra del Fuego por la bahía San Sebastián y sobre un sitio en donde la lengua de tierra que separa la costa del territorio chileno es de apenas unos 4 km.</p><p></p><p>Sin embargo, los radares de los destructores argentinos y un radar de la Fuerza Aérea detectaron las evoluciones de un helicóptero, cerca de la frontera con Chile, aunque no hay coincidencias sobre la hora y fecha de esa detección. Uno de los operadores del destructor ‘’Bouchard’’ que estaba fondeado en la bahía Esperanza, comunico sin usar el lenguaje cifrado esta novedad al destructor ‘’Piedrabuena’’ que estaba fondeado más al norte. Los registros del radar señalaron que el helicóptero volaba viniendo desde Chile a muy baja altura (con rumbo 090 y a unos 160 km/h) y que luego desapareció, como si hubiera descendido. Unos minutos después el eco volvió a aparecer evolucionando en torno a la estancia Sara Braun, a unos 45 km de Rio Grande. En declaraciones posteriores, el Vicealmirante (R) Horacio Zaratiegu, que estaba a cargo del área de Tierra del Fuego y sur de Santa Cruz durante el conflicto, señalo que esa detección se registró el mismo día miércoles 19, fecha en cuyo amanecer varios testigos chilenos dijeron que había caído la maquina.</p><p></p><p>Los Jefes de la Base Aeronaval de Rio Grande dispusieron inmediatamente el envío de varias patrullas en seis helicópteros, pero sus observaciones no descubrieron nada anormal en la zona. Preventivamente, se ordeno un refuerzo de guardias con una compañía de infantes de marina y el minado de varios puntos de los alrededores.</p><p></p><p>El helicóptero se habría ocultado entre unas lomadas hacia las cuales llegaban dos probables rutas de evacuación desde Rio Grande, una que seguía el curso del rio Silva y cruzaba la estancia Sara Braun y otra que llegaba hasta la estancia El Salvador. Estos rumbos serian fáciles de seguir y proveerían de sitios para ocultarse y de agua fresca a los incursores ingleses en caso que no pudieran escapar con sus Hércules.</p><p></p><p>Liberados de la amenaza de los cazabombarderos y aprovechando la confusión que seguramente afectaría a las bases argentinas al termino del operativo, los buques de la flota británica podrían aproximarse para ayudar a la evacuación de los ‘’comandos’’. Esta misión tenía como antecedente la que habían realizado años atrás comandos israelíes en el aeropuerto Entebbe de Uganda, donde descendieron varios vehículos (hasta un automóvil Mercedez Benz similar al del dictador Iddi Amin) y lograron exitosamente liberar a grupos de rehenes. Este operativo tuvo repercusión en todo el mundo y hasta motivo la realización de una película de acción.</p><p></p><p><u>El Operativo</u></p><p></p><p>Al parecer, un temporal de lluvia que se desató la noche siguiente, efectuó el último vuelo del helicóptero, cuando intentaba situarse en el sitio previsto. Arrastrada por ráfagas tormentosas al Este, la maquina hizo un accidentado descenso a las 6.25 (hora local) del miércoles 19 de Mayo, en una playa al Sur de Puna Arenas. Su fuselaje quedo de costado y su rotor principal se desprendió a una decena de metros de distancia, sobre las aguas. Su tripulación, luego de destruir los equipos y cámaras de comunicación que habían quedado en el semi destrozado en el fuselaje, se oculto en entre unos matorrales para protegerse de la tormenta, e hizo un precario campamento, antes de cruzar la ruta y trepar hacia un ‘’cerro boscoso’’, donde los ‘’comandos’’ se refugiaron.</p><p></p><p>Ante esta situación, en las primeras horas hubo nerviosas consultas entre las autoridades chilenas, pues hubiera correspondido internar la maquina y a sus tripulantes hasta el final del conflicto. Sin embargo, la trascendencia periodística que tendría de este hecho perjudicaría la postura de neutralidad que fingía adoptar el régimen chileno. Fue así que se procedió a enviar unas palas mecánicas para cubrir el resto del helicóptero, que estaba semidestruido sobre una playa marítima de pedregullo y pastos, en el paraje denominado ‘’Canadá de los Ciervos’’, entre la bahía Agua Fresca y a 26 kilómetros de la ciudad de Punta Arenas; el fuselaje quedo totalmente cubierto bajo un montículo de grava.</p><p></p><p>En los días siguientes, y debido a que creían estar en territorio argentino, los tres ingleses se desplazaron unos 20 kilómetros hacia el cerro El Parrillar y su lago. Posteriormente, y al descubrir que estaban en territorio chileno, descendieron y se entregaron a un reten de carabineros. Al gobierno de Thatcher tampoco le convenía que se descubriera su intención de llevar el conflicto hasta el mismo continente americano, sin obtener réditos significativos que lo justificaran. Por su parte, a las autoridades argentinas tampoco le resultaba halagador que se comprobara como efectivos enemigos podían incursionar con cierta libertad sobre sus fronteras continentales.</p><p></p><p>El que escribe estas líneas, llego al lugar del accidente pocas horas después – antes lo habían hecho periodistas y camarógrafos trasandinos, a quienes no dejaron acercarse hasta el fuselaje caído – acompañado por el fotógrafo Leonardo Zavattaro y el chofer José Fernández. Era ya el anochecer, pero lograron la cooperación de unos pescadores vecinos para que extrajeran del agua los restos del rotor principal del aparato, que se habían desprendido en el accidente. Partes de ese rotor son el único testimonio de esa misteriosa y frustrada aventura bélica, que ahora se entregan al Museo Nacional de Aeronáutica de la Argentina.</p><p></p><p>El periodista argentino y sus acompañantes fueron detenidos, a poco de fotografiar ese rotor, por tres hombres que se identificaron como detectives de la DINA; Dirección de Seguridad Chilena. Luego de nerviosas tratativas, los policías condujeron a los argentinos a las oficinas del diario ‘’La Región’’, en donde hicieron revelar el material fotográfico para supervisar que habían captado. Los agentes recortaron solamente un cuadrito del negativo en donde se veía a un helicóptero chileno en vuelo, que los argentinos fotografiaron circunstancialmente durante el viaje. El autor de este articulo pudo trasmitir la nota a su diario por medio de la teletipo del periódico local, que los chilenos le facilitaron como cortesía profesional. También revelaron y trasmitieron la fotografía del rotor por medio del trasmisor de telefoto que ellos portaban, logrando una primicia absoluta, que salió publicada en el diario ‘’Clarín’’ en su edición del 21 de Mayo. Los periodistas fueron liberados dos horas más tarde y regresaron inmediatamente en su automóvil a la ciudad de Rio Gallegos.</p><p></p><p>Pocos días después los tres tripulantes ingleses bajaron de los cerros en donde se habían ocultado y se entregaron a los carabineros de un puesto cercano. Las autoridades chilenas los remitieron a Santiago y desde esta capital fueron transportados por vía aérea a Gran Bretaña, sin dejarlos tomar contacto con la prensa. Al término de la guerra, los tres tripulantes del Sea King fueron distinguidos y condecorados por su actuación en este operativo.</p><p></p><p>Importa destacar la trascendencia que los mandos británicos le dieron a este operativo, pese a su frustración, pues los dos pilotos del Sea King caído recibieron la Distinguished Service Cross (entre otros 24 seleccionados en tan alto nivel durante esta guerra), una condecoración que sigue en importancia a la Cruz de la Reina Victoria dentro de los rangos del honor militar ingles. El Suboficial Imrie recibió también similar distinción, pero en forma de medalla, según su encuadre.</p></blockquote><p></p>
[QUOTE="Daniel G. Gionco, post: 3161559, member: 7124"] Comparto un texto que Diego Argibay me facilitó por correo electrónico. -0-0-0-0-0-0-0-0-0-0-0-0-0-0-0-0- [CENTER] “[B]Misión Secreta Británica durante la Guerra de Malvinas”[/B][/CENTER] Articulo de: Oscar Fernández Real Fuente original: Revista Aeroespacio, n°518 (edición jul/ago año 1997). ISSN-0001-9127 Texto digitalizado por: Diego Argibay, estudiante de historia de la Univ. Nac. de Mar del Plata En los primeros días de Mayo de 1982, la conducción inglesa de las operaciones del Atlántico Sur estaba muy preocupada por los resultados y por los ataques aéreos argentinos a su flota. El hundimiento del Sheffield y los daños a sus buques de alerta temprana, indicaban que era muy difícil prevenir las incursiones de la aviación argentina. De allí que se decidiera destruir las pistas e instalaciones de las dos bases aéreas desde donde partían los aviones. Sin embargo, un bombardeo de alta cota resultaba complicado y poco efectivo, como ya había ocurrido con el ataque del Vulcan a la pista de Puerto Argentino. Fue entonces que se planifico realizar un audaz golpe, enviando al crepúsculo del 19 de Mayo dos aviones Hércules C-130 de la RAF, similares a los argentinos, para desembarcar dos equipos de ‘’comandos’’ del Cuerpo SAS, cuya misión seria destruir pistas e instalaciones con equipos de demolición e incendio. Estos hombres pertenecían al Escuadrón B, Regimiento 22° del SAS, con base en Hereford, Gales, a unos 170 km de Londres. Hay versiones que dicen que se buscaron radio operadores con modismos argentinos para hacer aproximaciones de aterrizaje en las pistas, ya que tenían las grabaciones de las efectuadas por los C-130 argentinos. Los incursores quedarían en las cabeceras con sus turbo hélices en marcha, mientras grupos especializados descendían con Land Rover por las rampas caseras. Las pistas se destruirían a la mitad de su longitud para impedir el despegue de los cazabombarderos Skyhawk y Super Etendard, pero dejando un margen suficiente como para que los Hércules ingleses pudieran salir, ya que estas maquinas tienen la capacidad de operar en STOL (corta distancia). Se había previsto que los dos aviones atacantes siguieran rutas de aproximación y aterrizaje similares a las habituales de las maquinas argentinas. Pero para brindar un apoyo de guía final, se iba a instalar un pequeño radiofaro de guía satelital con VHF en un punto desierto del Estrecho de Magallanes, para lo cual se desplegaría secretamente hacia ese lugar un helicóptero Sea King. Este aparato podría colaborar para eventuales evacuaciones de personal que no pudieran escapar en los mismos aviones en que habían llegado. El día convenido, despegaron desde la larga pista de Wideawake en Isla Ascensión, los dos Hércules CILR4XV 296 equipados con sistemas Omega y provistos de lanzas para reabastecimientos aéreos, que habían sido instaladas semanas antes en los talleres Marshall de la compañía Cambridge. Tendrían que cumplir un vuelo de 14.000 kilómetros, algo sin precedentes y superior aun al espectacular vuelo del Vulcan del 1° de Mayo, durante el cual se reabastecerían varias veces con diez tanqueros Vickers CIPLR2 (VC-10 modificados) que se reabastecerían entre si y a los dos Hércules, unas quince veces, a lo largo de la ruta prevista. A bordo iban dos grupos del Special Air Service, con sus característicos pasamontañas marrones. El vuelo hasta la Patagonia insumiría unas diez horas. Sin embargo, al no recibir del helicóptero Sea King las comunicaciones en clave previstas para continuar la operación, y como esa parte de la misión era fundamental, se hizo abortar el operativo y los dos Hércules con sus equipos regresaron a la Isla Ascensión. [U]El helicóptero[/U] El helicóptero Sea King matrícula ZA-290 (código operacional - /VC) del Escuadrón 846 embarco en Portsmouth a bordo del portaaviones ‘’Hermes’’ el 29 de Marzo con rumbo a las Islas Malvinas. Durante la navegación se lo equipo con visores especiales para vuelo nocturno y se lo transfirió al ‘’Invincible’’ en la noche del 17 de Mayo, destinado a una misión especial de reconocimiento de largo alcance. Esa misma noche el ‘’Invincible’’ se dirigió hacia el continente a toda máquina – unos 25 nudos – escoltado por el ‘’Broadsword’’ a una milla, en total oscuridad y en silencio de radio. Los barcos detuvieron su marcha en un sitio no precisado, y de la cubierta delantera del líder, a las 0.15 horas de ese martes 18, despego el ZA-290, pilotado por el teniente Richard Hutchings (un ‘’boina verde’’ instruido en Lympstone, Devon) del Royal Marines, quien era secundado por el teniente Alan Reginal Courtenay Bennet de la Armada Real, y el suboficial Peter Blair Imrie. Volando a muy poca altura sobre el mar para no ser detectado por los radares, el helicóptero al parecer entro en la isla de Tierra del Fuego por la bahía San Sebastián y sobre un sitio en donde la lengua de tierra que separa la costa del territorio chileno es de apenas unos 4 km. Sin embargo, los radares de los destructores argentinos y un radar de la Fuerza Aérea detectaron las evoluciones de un helicóptero, cerca de la frontera con Chile, aunque no hay coincidencias sobre la hora y fecha de esa detección. Uno de los operadores del destructor ‘’Bouchard’’ que estaba fondeado en la bahía Esperanza, comunico sin usar el lenguaje cifrado esta novedad al destructor ‘’Piedrabuena’’ que estaba fondeado más al norte. Los registros del radar señalaron que el helicóptero volaba viniendo desde Chile a muy baja altura (con rumbo 090 y a unos 160 km/h) y que luego desapareció, como si hubiera descendido. Unos minutos después el eco volvió a aparecer evolucionando en torno a la estancia Sara Braun, a unos 45 km de Rio Grande. En declaraciones posteriores, el Vicealmirante (R) Horacio Zaratiegu, que estaba a cargo del área de Tierra del Fuego y sur de Santa Cruz durante el conflicto, señalo que esa detección se registró el mismo día miércoles 19, fecha en cuyo amanecer varios testigos chilenos dijeron que había caído la maquina. Los Jefes de la Base Aeronaval de Rio Grande dispusieron inmediatamente el envío de varias patrullas en seis helicópteros, pero sus observaciones no descubrieron nada anormal en la zona. Preventivamente, se ordeno un refuerzo de guardias con una compañía de infantes de marina y el minado de varios puntos de los alrededores. El helicóptero se habría ocultado entre unas lomadas hacia las cuales llegaban dos probables rutas de evacuación desde Rio Grande, una que seguía el curso del rio Silva y cruzaba la estancia Sara Braun y otra que llegaba hasta la estancia El Salvador. Estos rumbos serian fáciles de seguir y proveerían de sitios para ocultarse y de agua fresca a los incursores ingleses en caso que no pudieran escapar con sus Hércules. Liberados de la amenaza de los cazabombarderos y aprovechando la confusión que seguramente afectaría a las bases argentinas al termino del operativo, los buques de la flota británica podrían aproximarse para ayudar a la evacuación de los ‘’comandos’’. Esta misión tenía como antecedente la que habían realizado años atrás comandos israelíes en el aeropuerto Entebbe de Uganda, donde descendieron varios vehículos (hasta un automóvil Mercedez Benz similar al del dictador Iddi Amin) y lograron exitosamente liberar a grupos de rehenes. Este operativo tuvo repercusión en todo el mundo y hasta motivo la realización de una película de acción. [U]El Operativo[/U] Al parecer, un temporal de lluvia que se desató la noche siguiente, efectuó el último vuelo del helicóptero, cuando intentaba situarse en el sitio previsto. Arrastrada por ráfagas tormentosas al Este, la maquina hizo un accidentado descenso a las 6.25 (hora local) del miércoles 19 de Mayo, en una playa al Sur de Puna Arenas. Su fuselaje quedo de costado y su rotor principal se desprendió a una decena de metros de distancia, sobre las aguas. Su tripulación, luego de destruir los equipos y cámaras de comunicación que habían quedado en el semi destrozado en el fuselaje, se oculto en entre unos matorrales para protegerse de la tormenta, e hizo un precario campamento, antes de cruzar la ruta y trepar hacia un ‘’cerro boscoso’’, donde los ‘’comandos’’ se refugiaron. Ante esta situación, en las primeras horas hubo nerviosas consultas entre las autoridades chilenas, pues hubiera correspondido internar la maquina y a sus tripulantes hasta el final del conflicto. Sin embargo, la trascendencia periodística que tendría de este hecho perjudicaría la postura de neutralidad que fingía adoptar el régimen chileno. Fue así que se procedió a enviar unas palas mecánicas para cubrir el resto del helicóptero, que estaba semidestruido sobre una playa marítima de pedregullo y pastos, en el paraje denominado ‘’Canadá de los Ciervos’’, entre la bahía Agua Fresca y a 26 kilómetros de la ciudad de Punta Arenas; el fuselaje quedo totalmente cubierto bajo un montículo de grava. En los días siguientes, y debido a que creían estar en territorio argentino, los tres ingleses se desplazaron unos 20 kilómetros hacia el cerro El Parrillar y su lago. Posteriormente, y al descubrir que estaban en territorio chileno, descendieron y se entregaron a un reten de carabineros. Al gobierno de Thatcher tampoco le convenía que se descubriera su intención de llevar el conflicto hasta el mismo continente americano, sin obtener réditos significativos que lo justificaran. Por su parte, a las autoridades argentinas tampoco le resultaba halagador que se comprobara como efectivos enemigos podían incursionar con cierta libertad sobre sus fronteras continentales. El que escribe estas líneas, llego al lugar del accidente pocas horas después – antes lo habían hecho periodistas y camarógrafos trasandinos, a quienes no dejaron acercarse hasta el fuselaje caído – acompañado por el fotógrafo Leonardo Zavattaro y el chofer José Fernández. Era ya el anochecer, pero lograron la cooperación de unos pescadores vecinos para que extrajeran del agua los restos del rotor principal del aparato, que se habían desprendido en el accidente. Partes de ese rotor son el único testimonio de esa misteriosa y frustrada aventura bélica, que ahora se entregan al Museo Nacional de Aeronáutica de la Argentina. El periodista argentino y sus acompañantes fueron detenidos, a poco de fotografiar ese rotor, por tres hombres que se identificaron como detectives de la DINA; Dirección de Seguridad Chilena. Luego de nerviosas tratativas, los policías condujeron a los argentinos a las oficinas del diario ‘’La Región’’, en donde hicieron revelar el material fotográfico para supervisar que habían captado. Los agentes recortaron solamente un cuadrito del negativo en donde se veía a un helicóptero chileno en vuelo, que los argentinos fotografiaron circunstancialmente durante el viaje. El autor de este articulo pudo trasmitir la nota a su diario por medio de la teletipo del periódico local, que los chilenos le facilitaron como cortesía profesional. También revelaron y trasmitieron la fotografía del rotor por medio del trasmisor de telefoto que ellos portaban, logrando una primicia absoluta, que salió publicada en el diario ‘’Clarín’’ en su edición del 21 de Mayo. Los periodistas fueron liberados dos horas más tarde y regresaron inmediatamente en su automóvil a la ciudad de Rio Gallegos. Pocos días después los tres tripulantes ingleses bajaron de los cerros en donde se habían ocultado y se entregaron a los carabineros de un puesto cercano. Las autoridades chilenas los remitieron a Santiago y desde esta capital fueron transportados por vía aérea a Gran Bretaña, sin dejarlos tomar contacto con la prensa. Al término de la guerra, los tres tripulantes del Sea King fueron distinguidos y condecorados por su actuación en este operativo. Importa destacar la trascendencia que los mandos británicos le dieron a este operativo, pese a su frustración, pues los dos pilotos del Sea King caído recibieron la Distinguished Service Cross (entre otros 24 seleccionados en tan alto nivel durante esta guerra), una condecoración que sigue en importancia a la Cruz de la Reina Victoria dentro de los rangos del honor militar ingles. El Suboficial Imrie recibió también similar distinción, pero en forma de medalla, según su encuadre. [/QUOTE]
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Guerra desarrollada entre Argentina y el Reino Unido en 1982
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