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Mikoyan Gurevich MiG 15 / 17
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<blockquote data-quote="michelun" data-source="post: 3149877" data-attributes="member: 10531"><p><strong>Proyecto Pitbull. 2da parte.</strong></p><p>Artículo de Maikel Mederos Fiallo.</p><p>Tras la experiencia en Vietnam y su regreso a Cuba, se desarrolla en la DAAFAR una interesante experiencia en la que participa Del Pino. Los viejos misiles S-2 SOPKA de la MGR que habían llegado con la Agrupación de Tropas Soviéticas (ATS) en 1962, agotaban sus recursos y se decidió utilizarlos para un ejercicio de intercepción aérea con los diversos modelos de MiG en una competencia que sin duda elevaría disposición combativa. Ya en alguna oportunidad escribimos sobre ese tema.</p><p>Expresa el General del Pino al respecto:</p><p>“El resultado de estos ejercicios, superó lo que inicialmente eran solo preocupaciones, con lo que veíamos en Vietnam, para convertirse en alarma. Si nuestros MiG-17, no podían ni derribar un avión subsónico volando recto y nivelado, sin siquiera la presión de poder ser derribado por otros cazas enemigos.</p><p>¿Qué podía suceder cuando la cosa fuera de verdad contra la aviación norteamericana? Pero había algo más preocupante.</p><p>El resultado logrado por los vietnamitas con los MiG-17F, aunque pobres, era mucho más efectivo que el logrado por los MiG-17AS, nuestros contra un blanco desarmado y no maniobrable.</p><p>Sin embargo, de los reveses grandes en ocasiones surgen las soluciones. No sé cómo, pero viendo aquello se me ocurrió pensar: ¿Y por qué no le pedimos a los soviéticos que hagan una modificación a los aviones y le instalen misiles aire-aire K-13, a los MiG-17 nuestros? Enseguida aparecieron los escépticos argumentando que la burocracia soviética era tan grande que cuando se aprobara la modificación ya no habría ningún MiG-17, en servicio en el mundo.</p><p>Y tenían razón. En cuanto les sugerí a los asesores soviéticos la modificación, todos se echaron a reír diciéndome que me olvidara de eso.”</p><p>Pero la idea no era descabellada, más bien todo lo contrario, y es en este punto donde entra a jugar el personal técnico, el imprescindible para aplicar la idea, convertir la teoría en práctica. Todas las fuentes coinciden en el aspecto que explicaremos a continuación.</p><p><img src="https://images-wixmp-ed30a86b8c4ca887773594c2.wixmp.com/f/5254a206-3151-4cf2-86a6-6781d1611299/dfacuam-c6426922-9c53-46ec-a2a6-293a3a90a082.jpg/v1/fill/w_1034,h_772,q_70,strp/293180503_1429593850890646_8197277279738042784_n_by_michelum_dfacuam-pre.jpg?token=eyJ0eXAiOiJKV1QiLCJhbGciOiJIUzI1NiJ9.eyJzdWIiOiJ1cm46YXBwOjdlMGQxODg5ODIyNjQzNzNhNWYwZDQxNWVhMGQyNmUwIiwiaXNzIjoidXJuOmFwcDo3ZTBkMTg4OTgyMjY0MzczYTVmMGQ0MTVlYTBkMjZlMCIsIm9iaiI6W1t7ImhlaWdodCI6Ijw9OTU2IiwicGF0aCI6IlwvZlwvNTI1NGEyMDYtMzE1MS00Y2YyLTg2YTYtNjc4MWQxNjExMjk5XC9kZmFjdWFtLWM2NDI2OTIyLTljNTMtNDZlYy1hMmE2LTI5M2EzYTkwYTA4Mi5qcGciLCJ3aWR0aCI6Ijw9MTI4MCJ9XV0sImF1ZCI6WyJ1cm46c2VydmljZTppbWFnZS5vcGVyYXRpb25zIl19.Tj4sxzXaYiEtDvbfc1QZ5PtYPB5JmOxvE0p7WEheWBw" alt="" class="fr-fic fr-dii fr-draggable " style="" /></p><p>Dice Del Pino:</p><p>“Un hombre en la sección de ingeniería de la Fuerza Aérea, el capitán Miguel Pérez, que estaba al frente del departamento de armamento de la sección de ingeniería, me llamó aparte una tarde y me abrió las esperanzas.</p><p>— ¡Capitán, eso que usted anda proponiendo se puede hacer sin problema ninguno! ¡Cuente conmigo! me dijo Miguel, en los pasillos del Estado Mayor.</p><p>Como era la primera voz de apoyo que escuchaba por esa idea, le propuse irnos para el club de la Casa Central de las Fuerzas Armadas. Lo invité a almorzar. Y así, tomándonos algunas cervezas, podríamos analizar mejor el asunto. Miguel, siempre fue muy emprendedor y uno de los fundadores de la fuerza aérea rebelde, cuando se trataba de un puñado de aviones en un intrincado paraje de las serranías de la región oriental de Cuba, durante la guerra civil.</p><p>—Del Pino, ¿Se acuerda el T-33, matrícula 701, en que usted tuvo el accidente con el capitán Klein en el despegue?</p><p>— ¡Claro que me acuerdo! ¡Con el susto que pasamos!</p><p>—Bien, ¿Recuerda que como los T-33, solo tenían dos ametralladoras calibre .50 en la nariz, Douglas quería adaptarles a todos las seis ametralladoras que llevaba el F-80, que era la versión del T-33, de una sola cabina? ¿Se acuerda que utilizamos la nariz del 701, que había quedado intacta en el accidente y en ella hicimos el experimento y funcionó?</p><p>— ¡Verdad que sí Miguel! Pero como la invasión de Bahía de Cochinos, llegó antes de que se pudiera hacer la modificación en los aviones, aquello se quedó así en el aire.</p><p>Efectivamente, aquello fue un trabajo complicadísimo pero se llegó a realizar y ahora Miguel me hacía recordar.</p><p>—Mire, yo tengo en el departamento unas cuantas vigas y pilones de los que usa el MiG-21F13, para llevar los mísiles aire-aire K-13. Esas son vigas de aviones que se han accidentado o caído como el del F13, en que se mató el teniente Iván Portuondo. En la base de reparaciones hay dos MiG-17, que están en reparación. Por qué no experimentamos con uno de ellos y hacemos lo que hicimos con el T-33.</p><p>Aquí es mucho más fácil, pues no hay que hacer trabajo de sheet metal como en el T-33.</p><p>Aquí lo único complicado es la adaptación del circuito eléctrico, para activar el cabezal del cohete, enviar la señal de captura al casco del piloto y la conexión al disparador en la palanca de mando del avión.</p><p>— ¡OK, manos a la obra! — Le respondí entusiasmado.</p><p>Había varios obstáculos que superar. Primero debíamos hacer todo el trabajo a espaldas de los soviéticos. Si estos se enteraban, pondrían el grito en el cielo, por estar inventando cosas que no estaban autorizadas por el fabricante del avión. Si los trabajos trascendían a ellos, la criatura estaba muerta antes de nacer. Ese era el más complicado de los obstáculos por tener que hacer las cosas prácticamente en secreto.</p><p>El otro obstáculo, era, por supuesto, con la jefatura de la Base de Reparaciones de Aviación, que debía conocer sobre el proyecto, ya que ellos responden al jefe de la DAFAAR, por lo que suceda.</p><p>Aquí no debía haber problemas, yo era en ese momento el único piloto de pruebas, que le efectuaba estos vuelos a los aviones que salían de reparación, que por cierto me dieron bastantes sustos y dependían de mí para cumplir sus planes de producción. Una mano lava la otra como dice el refrán”.</p><p>En toda la literatura pública sobre temas de aviación militar cubana, les puedo asegurar, con total responsabilidad, que solo en un libro se ha tocado esta cuestión. Vamos a exponer textualmente como abordaron el asunto.</p><p>En el libro del autor Ojeda Nerey “Artillero de cola” se expresa:</p><p>“Un trabajo en el que estuvimos enfrascados algunos meses y donde la mayor parte de la construcción de los circuitos recayó en el compañero Eliades y en mí (Ojeda Nerey), fue una invención diseñada por el compañero Miguel Pérez, para lograr adaptarles a los MiG-17 un sistema de suspensión adicional en cada ala para llevar tanques auxiliares y bombas o cohetes al unísono”.</p></blockquote><p></p>
[QUOTE="michelun, post: 3149877, member: 10531"] [B]Proyecto Pitbull. 2da parte.[/B] Artículo de Maikel Mederos Fiallo. Tras la experiencia en Vietnam y su regreso a Cuba, se desarrolla en la DAAFAR una interesante experiencia en la que participa Del Pino. Los viejos misiles S-2 SOPKA de la MGR que habían llegado con la Agrupación de Tropas Soviéticas (ATS) en 1962, agotaban sus recursos y se decidió utilizarlos para un ejercicio de intercepción aérea con los diversos modelos de MiG en una competencia que sin duda elevaría disposición combativa. Ya en alguna oportunidad escribimos sobre ese tema. Expresa el General del Pino al respecto: “El resultado de estos ejercicios, superó lo que inicialmente eran solo preocupaciones, con lo que veíamos en Vietnam, para convertirse en alarma. Si nuestros MiG-17, no podían ni derribar un avión subsónico volando recto y nivelado, sin siquiera la presión de poder ser derribado por otros cazas enemigos. ¿Qué podía suceder cuando la cosa fuera de verdad contra la aviación norteamericana? Pero había algo más preocupante. El resultado logrado por los vietnamitas con los MiG-17F, aunque pobres, era mucho más efectivo que el logrado por los MiG-17AS, nuestros contra un blanco desarmado y no maniobrable. Sin embargo, de los reveses grandes en ocasiones surgen las soluciones. No sé cómo, pero viendo aquello se me ocurrió pensar: ¿Y por qué no le pedimos a los soviéticos que hagan una modificación a los aviones y le instalen misiles aire-aire K-13, a los MiG-17 nuestros? Enseguida aparecieron los escépticos argumentando que la burocracia soviética era tan grande que cuando se aprobara la modificación ya no habría ningún MiG-17, en servicio en el mundo. Y tenían razón. En cuanto les sugerí a los asesores soviéticos la modificación, todos se echaron a reír diciéndome que me olvidara de eso.” Pero la idea no era descabellada, más bien todo lo contrario, y es en este punto donde entra a jugar el personal técnico, el imprescindible para aplicar la idea, convertir la teoría en práctica. Todas las fuentes coinciden en el aspecto que explicaremos a continuación. 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Como era la primera voz de apoyo que escuchaba por esa idea, le propuse irnos para el club de la Casa Central de las Fuerzas Armadas. Lo invité a almorzar. Y así, tomándonos algunas cervezas, podríamos analizar mejor el asunto. Miguel, siempre fue muy emprendedor y uno de los fundadores de la fuerza aérea rebelde, cuando se trataba de un puñado de aviones en un intrincado paraje de las serranías de la región oriental de Cuba, durante la guerra civil. —Del Pino, ¿Se acuerda el T-33, matrícula 701, en que usted tuvo el accidente con el capitán Klein en el despegue? — ¡Claro que me acuerdo! ¡Con el susto que pasamos! —Bien, ¿Recuerda que como los T-33, solo tenían dos ametralladoras calibre .50 en la nariz, Douglas quería adaptarles a todos las seis ametralladoras que llevaba el F-80, que era la versión del T-33, de una sola cabina? ¿Se acuerda que utilizamos la nariz del 701, que había quedado intacta en el accidente y en ella hicimos el experimento y funcionó? — ¡Verdad que sí Miguel! Pero como la invasión de Bahía de Cochinos, llegó antes de que se pudiera hacer la modificación en los aviones, aquello se quedó así en el aire. Efectivamente, aquello fue un trabajo complicadísimo pero se llegó a realizar y ahora Miguel me hacía recordar. —Mire, yo tengo en el departamento unas cuantas vigas y pilones de los que usa el MiG-21F13, para llevar los mísiles aire-aire K-13. Esas son vigas de aviones que se han accidentado o caído como el del F13, en que se mató el teniente Iván Portuondo. En la base de reparaciones hay dos MiG-17, que están en reparación. Por qué no experimentamos con uno de ellos y hacemos lo que hicimos con el T-33. Aquí es mucho más fácil, pues no hay que hacer trabajo de sheet metal como en el T-33. Aquí lo único complicado es la adaptación del circuito eléctrico, para activar el cabezal del cohete, enviar la señal de captura al casco del piloto y la conexión al disparador en la palanca de mando del avión. — ¡OK, manos a la obra! — Le respondí entusiasmado. Había varios obstáculos que superar. Primero debíamos hacer todo el trabajo a espaldas de los soviéticos. Si estos se enteraban, pondrían el grito en el cielo, por estar inventando cosas que no estaban autorizadas por el fabricante del avión. Si los trabajos trascendían a ellos, la criatura estaba muerta antes de nacer. Ese era el más complicado de los obstáculos por tener que hacer las cosas prácticamente en secreto. El otro obstáculo, era, por supuesto, con la jefatura de la Base de Reparaciones de Aviación, que debía conocer sobre el proyecto, ya que ellos responden al jefe de la DAFAAR, por lo que suceda. Aquí no debía haber problemas, yo era en ese momento el único piloto de pruebas, que le efectuaba estos vuelos a los aviones que salían de reparación, que por cierto me dieron bastantes sustos y dependían de mí para cumplir sus planes de producción. Una mano lava la otra como dice el refrán”. En toda la literatura pública sobre temas de aviación militar cubana, les puedo asegurar, con total responsabilidad, que solo en un libro se ha tocado esta cuestión. Vamos a exponer textualmente como abordaron el asunto. En el libro del autor Ojeda Nerey “Artillero de cola” se expresa: “Un trabajo en el que estuvimos enfrascados algunos meses y donde la mayor parte de la construcción de los circuitos recayó en el compañero Eliades y en mí (Ojeda Nerey), fue una invención diseñada por el compañero Miguel Pérez, para lograr adaptarles a los MiG-17 un sistema de suspensión adicional en cada ala para llevar tanques auxiliares y bombas o cohetes al unísono”. [/QUOTE]
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