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<blockquote data-quote="EFDV" data-source="post: 1271528" data-attributes="member: 15609"><p>Durante la Segunda Guerra Mundial la mayoría de los buques fueron hundidos por aeronaves que despegaron desde portaaviones. En segundo lugar por submarinos. En tercer lugar los pequeños destructores y patrulleros armados con torpedos. Casi no existieron enfrentamientos entre grandes acorazados y cruceros con sus respectivos torretas con numerosas piezas de artillería de gran calibre y largo alcance.</p><p>La mayoría de los grandes acorazados y cruceros se demostraron totalmente vulnerables a estas nuevas amenazas (especialmente los torpedos lanzados por aviones, destructores y submarinos), ni siquiera sus gruesos blindajes servían. Por el precio de un único gran y lento acorazado podían construirse y operarse un gran número de destructores, mucho más veloces, con mejor armamento antiaéreo y antisubmarino y grandes torpredos antibuque. Un gran número de destructores podían cubrir un área más extensa y formar barreras más eficaces contra aviones y submarinos. La mayor velocidad les daba mayor capacidad de adaptación al cambiante campo de batalla y mantener la iniciativa.</p><p>El portaaviones, por otro lado, se transformó en el nuevo rey de los mares. Podía detectar y atacar a un acorazado desde una gran distancia. También podía bombardear instalaciones costera mucho más tierra adentro de lo que podía hacer un acorazado. Finalmente, también tenían mayor capacidad de usar sus aviones para derribar aviones enemigos.</p><p></p><p>Esta experiencia influyo mucho en las doctrinas navales de la Guerra Fría. Los enormes y lentos acorazados ya no tenían sentido. En su lugar un portaaviones escoltado por un relativamente numeroso grupo de destructores proporcionaban mayor potencia de fuego y mayor flexibilidad para adaptarse a un mayor número de amenazas.</p><p>El portaaviones proyecta el poder y protegían al grupo desde larga distancia. Los destructores protegían el portaaviones contra amenazas a corta distancia que no pudieron ser neutralizadas por las aeronaves.</p><p></p><p>Con el destructor de la Segunda Guerra Mundial también llegó un nuevo arma: el cañón multi propósito. Cañones más pequeños y de menor alcance que disfrutaban de mayor cadencia de tiro y mayor velocidad de giro. Eran lo suficientemente rápido y tenían la suficiente cadencia de tiro como para utilizarse no sólo contra pequeñas embarcaciones (otros destructores, patrulleros, etc.), sino también contra aeronaves. Una pequeña torreta con dos cañones de 5 pulgadas (127 mm.), de 4,5 pulgadas (114 mm.) o de 100 mm. eran muy eficaces contra los lentos aviones de su tiempo. Así que un destructor era equipado con varios de estas torretas.</p><p>Su principal armamento anti-buque eran los grandes torpedos.</p><p>Esta práctica continúo durante la Guerra Fría y se beneficio con la tecnología de automatización. Comenzaron a aparecer torretas más pequeñas equipadas con un único cañón multi-proposito. Estos cañones son alimentados por cargadores automáticos que les permite disfrutar de una gran cadencia de tiro sin necesidad de tripulantes. Un único cañón de 127 mm. automático de este tipo de la década de 1970 puede disparar más de 30 disparos por minutos tanto contra blancos terrestres como aéreos que se encuentren hasta a 20 Km. de distancia. Esto iguala o supera a cuatro torretas de dos cañones del mismo calibre de un típico destructor de la Segunda Guerra Mundial. Por tanto, ya no se necesitaban tantos cañones. Por ello, hoy en día es normal que sólo tengan un cañón multiproposito totalmente automatizado.</p><p>La función de estos modernos cañones automáticos multi-proposito es la defensa del buque contra pequeñas embarcaciones o aviones. En segundo lugar tienen como función el fuego de artillería contra la costa apoyando un desembarco u operación anfibia. Ni siquiera en la Segunda Guerra Mundial se esperaba que se utilice para el combate contra otros buques de grandes dimensiones.</p><p></p><p>Esta no fue la única razón de la disminución del tamaño y la cantidad de cañones en un buque de guerra moderno. El avance de los misiles hizo pensar a muchos durante la década de 1960 y 1970 que el cañón era cosa del pasado. Era preferible quitar los cañones y dejar el mayor espacio posible para transportar la mayor cantidad y variedad posible de los nuevos misiles.</p><p>Pero hay más. A finales de la década de 1950 el helicóptero reclamo su espacio en los buques. Necesitaban una pista de aterrizaje y, luego, también reclamaron un hangar. Nuevamente, había que eliminar cañones para que hubiese espacio para los cañones.</p><p>Por último, los modernos aviones a reacción y, peor, los nuevos misiles antibuques, eran tan pequeños y veloces que estos cañones no eran adecuados para derrivarlos.</p><p>Algunos incluso llegaron a sostener a finales de la década de 1970 que ya no eran necesarios los cañones. Aunque, en general, desde finales de la década de 1970 es difícil encontrar una fragata, destructor o crucero con más de un único cañón multi-propósito.</p><p></p><p>El cañón estaba en peligro de extinción si no fuera por la Guerra de Malvinas de 1982. Durante la misma los destructores y fragatas británicas apoyaron el avance de sus tropas con el fuego de sus cañones. No existía, ni existe, ningún misil ni avión capaz de disparar tantos proyectiles por minutos, durante horas, a tan bajo precio. Un destructor con un único cañón proporcionaba más potencia de fuego que un grupo de artillería terrestre tradicional, y podía desplazarse a mayor velocidad que esta última.</p><p>Llego así el re descubrimiento del cañón multiproposito como un sistema de apoyo de fuego indirecto en operaciones anfibias. También continuaba siendo lo más eficaz y eficiente contra pequeñas embarcaciones durante la Guerra de Vietnam. No sólo eso, como demostró la Crisis de los Misiles de Cuba, un cañón permite mayor control cuando se esta en una crisis, es decir, en una situación conflictiva que no llega a ser una guerra.</p><p></p><p>Todos los proyectos destinado a su eliminación fueron cancelados y desde ese entonces se mantuvo como estándar que un buque de guerra tenga, siempre, un cañón automático multiproposito de gran cadencia de tiro.</p><p></p><p>Después de la Primera Guerra del Golfo Pérsico de 1991 se comenzó a reflexionar que estos relativamente pequeños cañones no eran suficientes para operaciones anfibias. Por un lado, los destructores y fragatas tienen que acercar peligrosamente a la costa y quedan a merced de la artillería costera. Incluso así los proyectiles sólo alcanzan a la costa, no pueden penetrar profundamente en el territorio enemigo. Por otro lado, su pequeño calibre implica que el poder destructivo de su munición sea reducido.</p><p>Por ello comenzó un redescubrimiento el gran cañón. Algunos países comenzaron a experimentar con instalar los grandes cañones de 155 mm. de la artillería terrestre en algunos buques. La cadencia de tiro sería mucho más reducida, pero serían proyectiles mucho más grandes y poderosos que llegarían mucho más lejos (40 Km). Además, era ventajoso utilizar la misma munición que el ejército. Pero los proyectos no han pasado de los estudios hasta ahora.</p><p>Otros países, especialmente Estados Unidos, siguieron un camino diferente. Simplemente alargaron el tuvo de sus cañones con el objeto de alargar el alcance. Sus cañones más modernos continúan disparando la misma munición de 127" de siempre y continúan disparando a alta velocidad. Pero ahora sus proyectiles pueden alcanzar un objetivo a más de 120 Km. de distancias. Esto les permite disparar a objetivos en el interior del territorio enemigo a la vez que el buque se mantiene adecuadamente lejos de la costa.</p><p>Ahora bien, todo este redescubrimiento del cañón es aún incipiente y muchos países ni siquiera lo tienen en cuenta.</p><p><span style="color: rgb(204,204,204)"><span style="font-size: 10px">--- merged: 12 Nov 2012 a las 21:37 ---</span></span></p><p>Respecto a su segunda pregunta, el por qué de los perfiles con planos y ángulos de los buques modernos, pues ya la ha respondido. Son diseños que buscan minimizar la firma ante el radar. Desde la década de 1990 y, especialmente, este nuevo siglo, todo nuevo diseño de buque trata de incorporar características que dificulten su detección por parte de los radares.</p></blockquote><p></p>
[QUOTE="EFDV, post: 1271528, member: 15609"] Durante la Segunda Guerra Mundial la mayoría de los buques fueron hundidos por aeronaves que despegaron desde portaaviones. En segundo lugar por submarinos. En tercer lugar los pequeños destructores y patrulleros armados con torpedos. Casi no existieron enfrentamientos entre grandes acorazados y cruceros con sus respectivos torretas con numerosas piezas de artillería de gran calibre y largo alcance. La mayoría de los grandes acorazados y cruceros se demostraron totalmente vulnerables a estas nuevas amenazas (especialmente los torpedos lanzados por aviones, destructores y submarinos), ni siquiera sus gruesos blindajes servían. Por el precio de un único gran y lento acorazado podían construirse y operarse un gran número de destructores, mucho más veloces, con mejor armamento antiaéreo y antisubmarino y grandes torpredos antibuque. Un gran número de destructores podían cubrir un área más extensa y formar barreras más eficaces contra aviones y submarinos. La mayor velocidad les daba mayor capacidad de adaptación al cambiante campo de batalla y mantener la iniciativa. El portaaviones, por otro lado, se transformó en el nuevo rey de los mares. Podía detectar y atacar a un acorazado desde una gran distancia. También podía bombardear instalaciones costera mucho más tierra adentro de lo que podía hacer un acorazado. Finalmente, también tenían mayor capacidad de usar sus aviones para derribar aviones enemigos. Esta experiencia influyo mucho en las doctrinas navales de la Guerra Fría. Los enormes y lentos acorazados ya no tenían sentido. En su lugar un portaaviones escoltado por un relativamente numeroso grupo de destructores proporcionaban mayor potencia de fuego y mayor flexibilidad para adaptarse a un mayor número de amenazas. El portaaviones proyecta el poder y protegían al grupo desde larga distancia. Los destructores protegían el portaaviones contra amenazas a corta distancia que no pudieron ser neutralizadas por las aeronaves. Con el destructor de la Segunda Guerra Mundial también llegó un nuevo arma: el cañón multi propósito. Cañones más pequeños y de menor alcance que disfrutaban de mayor cadencia de tiro y mayor velocidad de giro. Eran lo suficientemente rápido y tenían la suficiente cadencia de tiro como para utilizarse no sólo contra pequeñas embarcaciones (otros destructores, patrulleros, etc.), sino también contra aeronaves. Una pequeña torreta con dos cañones de 5 pulgadas (127 mm.), de 4,5 pulgadas (114 mm.) o de 100 mm. eran muy eficaces contra los lentos aviones de su tiempo. Así que un destructor era equipado con varios de estas torretas. Su principal armamento anti-buque eran los grandes torpedos. Esta práctica continúo durante la Guerra Fría y se beneficio con la tecnología de automatización. Comenzaron a aparecer torretas más pequeñas equipadas con un único cañón multi-proposito. Estos cañones son alimentados por cargadores automáticos que les permite disfrutar de una gran cadencia de tiro sin necesidad de tripulantes. Un único cañón de 127 mm. automático de este tipo de la década de 1970 puede disparar más de 30 disparos por minutos tanto contra blancos terrestres como aéreos que se encuentren hasta a 20 Km. de distancia. Esto iguala o supera a cuatro torretas de dos cañones del mismo calibre de un típico destructor de la Segunda Guerra Mundial. Por tanto, ya no se necesitaban tantos cañones. Por ello, hoy en día es normal que sólo tengan un cañón multiproposito totalmente automatizado. La función de estos modernos cañones automáticos multi-proposito es la defensa del buque contra pequeñas embarcaciones o aviones. En segundo lugar tienen como función el fuego de artillería contra la costa apoyando un desembarco u operación anfibia. Ni siquiera en la Segunda Guerra Mundial se esperaba que se utilice para el combate contra otros buques de grandes dimensiones. Esta no fue la única razón de la disminución del tamaño y la cantidad de cañones en un buque de guerra moderno. El avance de los misiles hizo pensar a muchos durante la década de 1960 y 1970 que el cañón era cosa del pasado. Era preferible quitar los cañones y dejar el mayor espacio posible para transportar la mayor cantidad y variedad posible de los nuevos misiles. Pero hay más. A finales de la década de 1950 el helicóptero reclamo su espacio en los buques. Necesitaban una pista de aterrizaje y, luego, también reclamaron un hangar. Nuevamente, había que eliminar cañones para que hubiese espacio para los cañones. Por último, los modernos aviones a reacción y, peor, los nuevos misiles antibuques, eran tan pequeños y veloces que estos cañones no eran adecuados para derrivarlos. Algunos incluso llegaron a sostener a finales de la década de 1970 que ya no eran necesarios los cañones. Aunque, en general, desde finales de la década de 1970 es difícil encontrar una fragata, destructor o crucero con más de un único cañón multi-propósito. El cañón estaba en peligro de extinción si no fuera por la Guerra de Malvinas de 1982. Durante la misma los destructores y fragatas británicas apoyaron el avance de sus tropas con el fuego de sus cañones. No existía, ni existe, ningún misil ni avión capaz de disparar tantos proyectiles por minutos, durante horas, a tan bajo precio. Un destructor con un único cañón proporcionaba más potencia de fuego que un grupo de artillería terrestre tradicional, y podía desplazarse a mayor velocidad que esta última. Llego así el re descubrimiento del cañón multiproposito como un sistema de apoyo de fuego indirecto en operaciones anfibias. También continuaba siendo lo más eficaz y eficiente contra pequeñas embarcaciones durante la Guerra de Vietnam. No sólo eso, como demostró la Crisis de los Misiles de Cuba, un cañón permite mayor control cuando se esta en una crisis, es decir, en una situación conflictiva que no llega a ser una guerra. Todos los proyectos destinado a su eliminación fueron cancelados y desde ese entonces se mantuvo como estándar que un buque de guerra tenga, siempre, un cañón automático multiproposito de gran cadencia de tiro. Después de la Primera Guerra del Golfo Pérsico de 1991 se comenzó a reflexionar que estos relativamente pequeños cañones no eran suficientes para operaciones anfibias. Por un lado, los destructores y fragatas tienen que acercar peligrosamente a la costa y quedan a merced de la artillería costera. Incluso así los proyectiles sólo alcanzan a la costa, no pueden penetrar profundamente en el territorio enemigo. Por otro lado, su pequeño calibre implica que el poder destructivo de su munición sea reducido. Por ello comenzó un redescubrimiento el gran cañón. Algunos países comenzaron a experimentar con instalar los grandes cañones de 155 mm. de la artillería terrestre en algunos buques. La cadencia de tiro sería mucho más reducida, pero serían proyectiles mucho más grandes y poderosos que llegarían mucho más lejos (40 Km). Además, era ventajoso utilizar la misma munición que el ejército. Pero los proyectos no han pasado de los estudios hasta ahora. Otros países, especialmente Estados Unidos, siguieron un camino diferente. Simplemente alargaron el tuvo de sus cañones con el objeto de alargar el alcance. Sus cañones más modernos continúan disparando la misma munición de 127" de siempre y continúan disparando a alta velocidad. Pero ahora sus proyectiles pueden alcanzar un objetivo a más de 120 Km. de distancias. Esto les permite disparar a objetivos en el interior del territorio enemigo a la vez que el buque se mantiene adecuadamente lejos de la costa. Ahora bien, todo este redescubrimiento del cañón es aún incipiente y muchos países ni siquiera lo tienen en cuenta. [COLOR=rgb(204,204,204)][SIZE=2]--- merged: 12 Nov 2012 a las 21:37 ---[/SIZE][/COLOR] Respecto a su segunda pregunta, el por qué de los perfiles con planos y ángulos de los buques modernos, pues ya la ha respondido. Son diseños que buscan minimizar la firma ante el radar. Desde la década de 1990 y, especialmente, este nuevo siglo, todo nuevo diseño de buque trata de incorporar características que dificulten su detección por parte de los radares. [/QUOTE]
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