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Mensaje: <blockquote data-quote="Rolando Lero" data-source="post: 1229214" data-attributes="member: 15908">Indígenas ayudan Ejército a defender frontera de Brasil20 de agosto de 2012.<img src="http://www.forte.jor.br/wp-content/uploads/2012/08/120815214534_edgar_cardoso_304x171_exercitobrasileiro.jpg" alt="" class="fr-fic fr-dii fr-draggable " style="" />Situado en la frontera de Brasil con Colombia, el Pelotão Especial de Frontera de Son Joaquim es la base militar más remota de la Amazônia brasileña. Sus trincheiras y casas rojas de madera quedan separadas de una aldea de indios Kuripaco por una cerca y una pista de pouso de 1.200 metros, raramente usada por la Fuerza Aérea.gran parte de los 100 militares que trabajan en el pelotão es de origen indígena. Ellos son el ejemplo de una tendencia adoptada por el Ejército brasileño: contratar indios para defender y patrullar la floresta amazónica.Los indígenas actualmente representan cerca de 70% de los 1.400 militares de la 2ª Brigada de Infantaria de Selva, que agrupa siete bases avanzadas en las fronteras con Colombia y Venezuela, además de un complejo militar en la mayor ciudad del extremo norte del Amazonas: São Gabriel dea Cachoeira, de 38 mil habitantes.Ellos son reclutados entre los cerca de 30 mil indios de 14 etnias que habitan la región del alto río Negro.Son Joaquim, una de esas siete bases avanzadas, está situada a 326 kilómetros de Soão Gabriel da Cachoeira y a 90 kilómetros del vilarejo colombiano de Mitú, ambos embrenhados en la floresta ecuatorial.Esas distancias quedan aún mayores cuando se lleva en cuenta que el desplazamiento en la región es hecho majoritariamente por los ríos, pues no hay carreteras y no es posible ande largas distancias por la selva cerrada.El viaje de barco dura en media cuatro días. Ella es realizada en pequeñas embarcaciones equipadas con motores de 40hp conocidas como “voadeiras” – que necesitan ser cargadas en la espalda en los siete tramos en que el río forma cascadas mayores.El pelotão fue instalado en 1988 para defender el río Içana, que nace en Colombia y deságua en el río Negro, en Brasil, funcionando como una vía de conexión fluvial – no muy utilizada – entre los dos países.Él no pasa de una pequeña vila militar con algunas fortificaciones y un puesto de salud atendido por un médico, un farmacéutico y un dentista. No hay teléfono, sólo estaciones de radio.<img src="http://www.forte.jor.br/wp-content/uploads/2012/08/120815155419_map_brasil_304.gif" alt="" class="fr-fic fr-dii fr-draggable " style="" />DialectosA pesar de la existencia de una pista de pouso en la localidad, los vuelos de la Fuerza Aérea que aprovisionan el pelotão con equipamientos y comida no son frecuentes. Por veces, el aeródromo queda más de un mes sin recibir vuelos.Eso significa que cuando el clima inestable de la región no permite el pouso del avión, los militares que viven en la base quedan sin comida. Una solución es hacer el trayecto de barco de cuatro días.Pero, el más común es el recurso a un sistema de cambios de combustible por alimentos con los cerca de 8.000 indios de las 46 aldeas Kuripaco y Baniwa situadas al largo del río Içana.En la hora de negociaciones como esa, la presencia del militar indígena es fundamental, según el Ejército.“A veces la comunidad ayuda con el transporte de los materiales. A veces intercambian cosas con el pelotão, como pez y harina (de mandioca) por gasolina para generador y para las rabetas (motores de popa)”, dijo el soldado Edgar Alves Cardoso, de 24 años, militar de la etnia Pira-tapuya, que trabaja en el pelotão y vive con la mujer, una india Kuripaco, en la aldea al lado de la base.Según él, en toda la región del alto río Negro, cada aldea habla un dialecto diferente, en consonancia con la etnia de sus habitantes. Pero, la mayoría de las poblaciones ribeirinhas habla el “tukano”, que funciona como una especie de lengua común. Los militares indios tutéan entonces como traductores y negociadores para sus oficiales.HabilidadesPero no es sólo la facilidad con los dialectos que hace los indígenas militares de alto valor para el Ejército.“El militar de origen indígena tiene mucha facilidad para realizar las tareas relacionadas a la vida y al combate en el interior de la selva, por estar completamente integrado en ese ambiente”, afirmó el general Luiz Sérgio Goulart Duarte, comandante de la 2ª Peleada de Infantaria de Selva.“Son excelentes exploradores y guías; tienen bastante experiencia en pilotar embarcaciones, lo que es una característica esencial para quien navega en lo alto río Negro, donde existen muchas corredeiras y bancos de arena”, dijo el general.“Los indígenas conocen los lugares por donde pasar la voadeira en las cascadas. Saben donde son las comunidades (indígenas), cuantas personas viven allá, sus creencias. Tienen conocimiento de plantas medicinais y pueden dar amparo a cualquier herida que acontezca en las misiones”, dijo el soldado Cardoso.Las técnicas indígenas de supervivencia y combate en la selva – heredadas de comunidades nativas de la Amazônia y que incluyen desde la obtención de alimento la técnicas de campamento, natação y localización- no son usadas sólo el día-a-día de las bases militares de frontera. Fueron incorporadas por el Ejército y hoy son enseñadas en los cursos del CIGS (Centro de Instrucción de Guerra en la Selva).La unidad, acogida en Manaus, forma militares de élite del Ejército y se hizo referencia internacional en técnicas de combate en ambiente de floresta.FUENTE: BBC</blockquote>

Verificación: Libertador de Argentina