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<blockquote data-quote="Shandor" data-source="post: 1183747" data-attributes="member: 50"><p><span style="font-size: 18px"><strong>Caso Penjerek: “Todavía hoy creo que aquel cadáver no era el de Norma”</strong></span></p><p></p><p>La desaparición de la adolescente conmocionó al país. En su momento, se halló un cuerpo y se dio por Cierto que era ella. Pero, según afirma hoy un primo, detrás hubo una trama de nazis y espías jamás contada.</p><ul> <li data-xf-list-type="ul"><a href="http://www.clarin.com/policiales/crimenes/Todavia-hoy-creo-cadaver-Norma_0_707929271.html#fotos"><em>Imágenes</em></a></li> </ul> <p style="text-align: left"><a href="http://www.clarin.com/policiales/Dudas-Chacho-Penjerek-Adolf-Eichmann_CLAIMA20120527_0034_19.jpg"><img src="http://www.clarin.com/policiales/Dudas-Chacho-Penjerek-Adolf-Eichmann_CLAIMA20120527_0034_22.jpg" alt="" class="fr-fic fr-dii fr-draggable " style="" /> </a></p> <p style="text-align: left"><strong>Dudas. Chacho Penjerek vincula el caso de su prima con el secuestro del nazi Adolf Eichmann.</strong></p><p></p><p>Hay un misterio sin resolver que ya lleva 50 años. Hay un cadáver que <strong>nunca terminó de convencer a nadie</strong>. Hay una hipótesis alternativa <strong>disparatada, conspirativa y fascinante</strong>, que se fue metiendo como una daga en las sospechas de la familia, y que ha resistido el paso del tiempo hasta llegar a hoy, inquietante y robusta. Y hay un hombre obsesionado por la verdad, que nunca conoció a la víctima, pero lleva <strong>su sangre y su apellido: Penjerek</strong> .</p><p></p><p>El misterio es simple. El 29 de mayo de 1962, una chica de 16 años, Norma Mirta Penjerek, salió de la casa de su profesora particular de inglés, presuntamente de regreso a su casa de Floresta, y desapareció para siempre. Cuarenta y siete días después, un hombre que paseaba a su perro por Llavallol, en el sur del conurbano, halló un cadáver semienterrado en el barro. Era de una mujer y <strong>estaba irreconocible</strong> . Tras una serie de circunstancias dudosas, se lo identificó finalmente como el de Norma en base a dos pruebas que parecían concluyentes: parte de una huella dactilar y su ficha odontológica. Pero había otros datos, igualmente concluyentes, que generaban dudas. El cuerpo medía 1,65, <strong>diez centímetros más</strong> que lo que medía Norma; y pertenecía a una mujer casi seguramente de mayor edad (el forense describió a alguien <strong>“de unos 30 años”</strong> ). Sus padres no reconocieron a la chica ni a la ropa que llevaba puesta.</p><p>Los Penjerek dejaron entonces de ser una ignota familia de clase media porteña para pasar a ser un caso que explotó en lo que hoy llamaríamos el planeta mediático. El diario <em>Crónica</em> , que acababa de asomar con una tirada promedio de 20.000 ejemplares, hizo del caso Penjerek su bandera y comenzó a vender más de 100.000 diarios cada día, cuando la Policía anunció que detuvo a la banda que asesinó a la chica. Una banda que, según la acusación, la había secuestrado para drogarla y hacerla participar de orgías. La historia tenía a una prostituta en el rol protagónico, quien acusó a un zapatero de Florencio Varela y a otros oscuros personajes que entraban y salían de un cóctel de sexo y drogas. Fue un manual de policías corruptos “armando” un caso para mostrar que aclaraban lo que al final oscurecieron por 50 años. “Fue tremendo, hasta se llegó a decir que esta gente vendía chorizos con cocaína”, recuerda hoy Alberto Garganta (82), ex juez de la causa, que fue apartado por sobreseer a los acusados. Todo resultó falso y el caso terminó –sigue aún- <strong>sin culpables ni explicaciones lógicas</strong> .</p><p>Norma era única hija. Sus padres ya murieron, igual que todos sus tíos. Los familiares más directos que quedan de la chica a la que se tragó la tierra son cinco primos hermanos. Uno vive en Estados Unidos, otro en Canadá, un tercero en Israel y los dos restantes en Argentina.</p><p><em>Chacho</em> Penjerek, que tiene 60 años, es el menor. Vive en Hurlingham. Allí tiene un bar donde recibió a <strong>Clarín</strong> . Es el primer Penjerek que habla en 50 años. Por razones que irá desgranando durante una conversación de tres horas, él cree que su prima <strong>jamás fue asesinada</strong> , y que desapareció porque fue parte de una operación donde confluyen <strong>espías sin rostro y cazadores de nazis</strong> .</p><p></p><p>Aunque sabe que suena a locura, asegura que hay cientos de indicios en horas de conversaciones familiar, íntimas, susurradas sobre una almohada o dichas distraídamente, en una sobremesa, que abonan una completa radiografía de lo extraño. Una conspiración que, verdadera o falsa, desveló todos estos años a parte de la familia. Como nunca hubo una verdad, el misterio aún inquieta.</p><p>“Yo siempre negué ser familiar. Decía no, nada que ver. Decías que te llamabas Penjerek y la gente te preguntaba inmediatamente. Recién ahora te das cuenta de que ya hay una generación a la que el apellido Penjerek no le significa nada”, dice <em>Chacho</em> . Prefiere que lo llamen así. Y fuma. “Todavía ni sé por qué acepto hablar ahora”.</p><p></p><p><strong>–¿Usted cree que el cuerpo aquel era el de su prima?</strong> –No. Todavía hoy creo que aquel cadáver no era el de Norma. Estoy seguro de que no era ella.</p><p><strong>–Su tío Enrique, el papá de Norma, pareció finalmente convencerse de que a su hija la habían secuestrado y asesinado, y prácticamente aceptó los hechos como se presentaron...</strong></p><p></p><p>–Eso fue en público. En privado, uno de mis hermanos, que se retiró como comisario de la Policía Federal, le preguntó qué pensaba del caso y mi tío le dijo que él seguía buscando a nuestra prima viva...</p><p></p><p><strong>–¿Por qué no lo diría públicamente, exigiendo una investigación más completa?</strong> –Tal vez porque convenía que todo quedara así...</p><p>Viene entonces una sucesión de preguntas y respuestas. Muchos silencios. Suspiros. Otro cortado. Yendo y viniendo en el tiempo, se sabe que él tenía 10 años entonces y nunca conoció a su prima porque su papá se casó con una católica y pasó a ser la “oveja negra” de una familia que respetaba cada una de las tradiciones judías, aunque luego de la desaparición de Norma los hermanos volvieron a encontrarse. Hay anécdotas y recuerdos. Hasta que el relato se va acomodando así: que el papá de Norma fue tal vez uno de los informantes que dieron datos para que Israel ubicara en la Argentina al nazi Adolf Eichmann, escondido en San Fernando como un simple operario fabril. Los servicios secretos lo hallaron y se lo llevaron a Israel, donde finalmente lo condenaron a muerte por su participación en el Holocausto. Y que entonces grupos nazis amenazaron con secuestrar a la hija del informante. Lo que <em>Chacho</em> Penjerek cree ahora es que su prima pudo haber sido sacada del país y haber vivido en Israel durante muchos años, mientras en la Argentina se inventaban pistas sobre un cadáver falso. Fechas: Adolf Eichmann fue ahorcado en Israel el 31 de mayo de 1962, apenas dos días después de que Norma Penjerek desapareciera en Buenos Aires. El dato encaja en la novela: si fue así, mataron al jerarca nazi cuando la chica ya no podía ser objeto de ninguna venganza.</p><p>Ahora bien, nada vincula a Enrique Penjerek directamente con el caso Eichmann, aunque hay datos que siempre le llamaron la atención a su familia. Uno: un ex cuñado suyo (que había estado casado con Mary, su hermana menor) se fue a vivir al entonces flamante Estado de Israel en los 50. “En la familia siempre se dijo que había entrado a trabajar en los servicios de inteligencia”, cuenta ahora <em>Chacho</em> . Este hombre volvió a la Argentina cuando fue el caso de Norma y estuvo cerca de los policías que investigaban. Dos: Enrique Penjerek viajó tres veces a España en 1958, solo, sin su esposa ni su hija. Para su sobrino, “iba a encuentros secretos”. Tres: Enrique y su mujer tenían un alto estándar de vida para ser un empleado municipal y una enfermera. Pero hay más.</p><p>En 2005, el primo que vive en Israel llegó a visitar a <em>Chacho</em> a su casa del oeste del conurbano. “Hablamos de la vida y él me dijo que tuvo que separarse de su primera mujer porque la familia le había encargado cuidar a una chica de 17 años que tuvo un problema en la Argentina y se fue a un kibutz, en la ciudad de Haifa. Le pidieron que por favor se hiciera cargo, porque ella no conocía a nadie en Israel...</p><p></p><p><strong>–Y usted piensa que esa chica podía ser Norma Penjerek...</strong></p><p>–Claro. Se lo pregunté un tiempo después y me lo negó, pero nunca quedó claro quién era ella. Ahí me puse a pensar en los viajes de mis tíos a Israel durante tantos meses, casi todos los años, luego de que Norma desapareciera...</p><p>Esa chica –contó el primo que la tuvo a su cargo en Haifa– creció, formó pareja y tuvo una hija que ahora podría tener cerca de 40 años. ¿Aquella adolescente “escondida” en un kibutz por la familia vive aún? “No. Mi primo me asegura que falleció hace unos años, creo que por una enfermedad”.</p><p>Después de que el caso quedara en la nada, los padres de Norma desaparecieron. Se dijo que se habían ido para siempre. No fue así. Vendieron el departamento de la avenida Juan Bautista Alberdi y alquilaron otro, más pequeño, en la avenida Independencia. Viajaron a Israel entre tres y cinco meses al año, casi todos los años, hasta que murieron. El, posiblemente en 1985. Ella, Clara Breitman, en 1988. Su cuerpo fue sepultado en la misma tumba que aún hoy tiene el nombre de Norma Penjerek, en el cementerio de La Tablada: Manzana 46, Tablón 1.000, Sepultura 37. Esas son las coordenadas del enigma sin respuesta.</p><p>clarin</p><p>---------------------------------------------------------------------------------------</p><p><span style="font-size: 18px"><strong>“Los abogados de la familia querían cerrar todo rápido”</strong></span></p><p></p><p><strong>Tuvo a cargo la causa. “Fue un caso muy mediático, todo el mundo hablaba de eso”, recuerda.</strong></p><p>Alberto Garganta tiene 82 años y vive en Gonnet, muy cerca de La Plata. Fue uno de los jueces del caso Penjerek, apartado por la Corte a pedido de los abogados querellantes, que lo criticaban porque no procesaba a la presunta banda denunciada por una prostituta. “Los abogados de la familia de la víctima querían cerrar todo rápido, con esos culpables. Pero al final se demostró que, como yo pensaba, no tenían nada que ver”, dijo a <strong>Clarín</strong> en el living de su casa.</p><p><strong>–¿Cuánto hacía que usted era juez, al recibir el caso?</strong> –Algo más de un año. Yo tenía 32. Fue un caso muy mediático. Todo el mundo hablaba de eso. La historia de la banda que reclutaba chicas para prostituir era totalmente inverosímil, pero se ve que hacía vender muchos diarios...</p><p>–No mucho. Lo que me llamaba la atención es que decían en todos lados que la chica era poco menos que una prostituta, y nada que ver... Los padres aseguraban que ella jamás había faltado a dormir una sola noche en su casa. ¿Por qué no salían a contestar esas cosas? Hasta hoy no lo sé. Algunos medios llegaron a decir que yo no quería profundizar en la hipótesis de la banda que capturaba chicas porque mi hijo andaba por los cabarets del gran Buenos Aires. Y mi hijo acababa de nacer! Era un bebé de días...</p><p><strong><em>(Aquel bebé es hoy el fiscal de La Plata Alvaro Garganta, el investigador del cuádruple crimen de mujeres por el que está detenido un karateca)</em></strong> .</p><p><strong>–¿Usted estaba seguro de que el cadáver era el de Norma Penjerek?</strong> –Bueno, mire, sí. Uno como juez tiene que creer en las pericias, y había un reconocimiento de 19 puntos de una huella digital y una ficha odontológica...</p><p><strong>–Pero no coincidían ni la altura ni la edad de la chica...</strong></p><p>–Vio cómo es eso. A veces los forenses no son tan exactos, a veces trabajaban medio a ojo...</p><p><strong>–¿Alguien le mencionó en aquel momento algo sobre una vinculación con el secuestro del nazi Adolf Eichmann?</strong> –Sí, alguien me sugirió que le preguntara al señor Penjerek sobre eso...</p><p><strong>–¿Le preguntó?</strong> –No. Al final, no.</p><p><strong>–¿Por qué?</strong> –Pensaba que era una maniobra para sacarme el caso. Si yo preguntaba sobre eso, iban a decir que quería desviar la investigación o algo así. Entonces dije que, si a alguien le interesaba aquella cuestión, que por favor lo preguntaran las partes. Que los abogados de la querella se lo preguntaran en audiencia a Penjerek, que era su cliente...</p><p><strong>–¿Lo hicieron?</strong> –Que yo sepa no, nunca...</p><p></p><p></p><p><span style="color: #ff0000">QUE HISTORIETA INTERESANTE CIERTO????????</span></p></blockquote><p></p>
[QUOTE="Shandor, post: 1183747, member: 50"] [SIZE=5][B]Caso Penjerek: “Todavía hoy creo que aquel cadáver no era el de Norma”[/B][/SIZE] La desaparición de la adolescente conmocionó al país. En su momento, se halló un cuerpo y se dio por Cierto que era ella. Pero, según afirma hoy un primo, detrás hubo una trama de nazis y espías jamás contada. [LIST] [*][URL='http://www.clarin.com/policiales/crimenes/Todavia-hoy-creo-cadaver-Norma_0_707929271.html#fotos'][I]Imágenes[/I][/URL] [/LIST] [LEFT][URL='http://www.clarin.com/policiales/Dudas-Chacho-Penjerek-Adolf-Eichmann_CLAIMA20120527_0034_19.jpg'][IMG]http://www.clarin.com/policiales/Dudas-Chacho-Penjerek-Adolf-Eichmann_CLAIMA20120527_0034_22.jpg[/IMG] [/URL][/LEFT] [LEFT][B]Dudas. Chacho Penjerek vincula el caso de su prima con el secuestro del nazi Adolf Eichmann.[/B][/LEFT] Hay un misterio sin resolver que ya lleva 50 años. Hay un cadáver que [B]nunca terminó de convencer a nadie[/B]. Hay una hipótesis alternativa [B]disparatada, conspirativa y fascinante[/B], que se fue metiendo como una daga en las sospechas de la familia, y que ha resistido el paso del tiempo hasta llegar a hoy, inquietante y robusta. Y hay un hombre obsesionado por la verdad, que nunca conoció a la víctima, pero lleva [B]su sangre y su apellido: Penjerek[/B] . El misterio es simple. El 29 de mayo de 1962, una chica de 16 años, Norma Mirta Penjerek, salió de la casa de su profesora particular de inglés, presuntamente de regreso a su casa de Floresta, y desapareció para siempre. Cuarenta y siete días después, un hombre que paseaba a su perro por Llavallol, en el sur del conurbano, halló un cadáver semienterrado en el barro. Era de una mujer y [B]estaba irreconocible[/B] . Tras una serie de circunstancias dudosas, se lo identificó finalmente como el de Norma en base a dos pruebas que parecían concluyentes: parte de una huella dactilar y su ficha odontológica. Pero había otros datos, igualmente concluyentes, que generaban dudas. El cuerpo medía 1,65, [B]diez centímetros más[/B] que lo que medía Norma; y pertenecía a una mujer casi seguramente de mayor edad (el forense describió a alguien [B]“de unos 30 años”[/B] ). Sus padres no reconocieron a la chica ni a la ropa que llevaba puesta. Los Penjerek dejaron entonces de ser una ignota familia de clase media porteña para pasar a ser un caso que explotó en lo que hoy llamaríamos el planeta mediático. El diario [I]Crónica[/I] , que acababa de asomar con una tirada promedio de 20.000 ejemplares, hizo del caso Penjerek su bandera y comenzó a vender más de 100.000 diarios cada día, cuando la Policía anunció que detuvo a la banda que asesinó a la chica. Una banda que, según la acusación, la había secuestrado para drogarla y hacerla participar de orgías. La historia tenía a una prostituta en el rol protagónico, quien acusó a un zapatero de Florencio Varela y a otros oscuros personajes que entraban y salían de un cóctel de sexo y drogas. Fue un manual de policías corruptos “armando” un caso para mostrar que aclaraban lo que al final oscurecieron por 50 años. “Fue tremendo, hasta se llegó a decir que esta gente vendía chorizos con cocaína”, recuerda hoy Alberto Garganta (82), ex juez de la causa, que fue apartado por sobreseer a los acusados. Todo resultó falso y el caso terminó –sigue aún- [B]sin culpables ni explicaciones lógicas[/B] . Norma era única hija. Sus padres ya murieron, igual que todos sus tíos. Los familiares más directos que quedan de la chica a la que se tragó la tierra son cinco primos hermanos. Uno vive en Estados Unidos, otro en Canadá, un tercero en Israel y los dos restantes en Argentina. [I]Chacho[/I] Penjerek, que tiene 60 años, es el menor. Vive en Hurlingham. Allí tiene un bar donde recibió a [B]Clarín[/B] . Es el primer Penjerek que habla en 50 años. Por razones que irá desgranando durante una conversación de tres horas, él cree que su prima [B]jamás fue asesinada[/B] , y que desapareció porque fue parte de una operación donde confluyen [B]espías sin rostro y cazadores de nazis[/B] . Aunque sabe que suena a locura, asegura que hay cientos de indicios en horas de conversaciones familiar, íntimas, susurradas sobre una almohada o dichas distraídamente, en una sobremesa, que abonan una completa radiografía de lo extraño. Una conspiración que, verdadera o falsa, desveló todos estos años a parte de la familia. Como nunca hubo una verdad, el misterio aún inquieta. “Yo siempre negué ser familiar. Decía no, nada que ver. Decías que te llamabas Penjerek y la gente te preguntaba inmediatamente. Recién ahora te das cuenta de que ya hay una generación a la que el apellido Penjerek no le significa nada”, dice [I]Chacho[/I] . Prefiere que lo llamen así. Y fuma. “Todavía ni sé por qué acepto hablar ahora”. [B]–¿Usted cree que el cuerpo aquel era el de su prima?[/B] –No. Todavía hoy creo que aquel cadáver no era el de Norma. Estoy seguro de que no era ella. [B]–Su tío Enrique, el papá de Norma, pareció finalmente convencerse de que a su hija la habían secuestrado y asesinado, y prácticamente aceptó los hechos como se presentaron...[/B] –Eso fue en público. En privado, uno de mis hermanos, que se retiró como comisario de la Policía Federal, le preguntó qué pensaba del caso y mi tío le dijo que él seguía buscando a nuestra prima viva... [B]–¿Por qué no lo diría públicamente, exigiendo una investigación más completa?[/B] –Tal vez porque convenía que todo quedara así... Viene entonces una sucesión de preguntas y respuestas. Muchos silencios. Suspiros. Otro cortado. Yendo y viniendo en el tiempo, se sabe que él tenía 10 años entonces y nunca conoció a su prima porque su papá se casó con una católica y pasó a ser la “oveja negra” de una familia que respetaba cada una de las tradiciones judías, aunque luego de la desaparición de Norma los hermanos volvieron a encontrarse. Hay anécdotas y recuerdos. Hasta que el relato se va acomodando así: que el papá de Norma fue tal vez uno de los informantes que dieron datos para que Israel ubicara en la Argentina al nazi Adolf Eichmann, escondido en San Fernando como un simple operario fabril. Los servicios secretos lo hallaron y se lo llevaron a Israel, donde finalmente lo condenaron a muerte por su participación en el Holocausto. Y que entonces grupos nazis amenazaron con secuestrar a la hija del informante. Lo que [I]Chacho[/I] Penjerek cree ahora es que su prima pudo haber sido sacada del país y haber vivido en Israel durante muchos años, mientras en la Argentina se inventaban pistas sobre un cadáver falso. Fechas: Adolf Eichmann fue ahorcado en Israel el 31 de mayo de 1962, apenas dos días después de que Norma Penjerek desapareciera en Buenos Aires. El dato encaja en la novela: si fue así, mataron al jerarca nazi cuando la chica ya no podía ser objeto de ninguna venganza. Ahora bien, nada vincula a Enrique Penjerek directamente con el caso Eichmann, aunque hay datos que siempre le llamaron la atención a su familia. Uno: un ex cuñado suyo (que había estado casado con Mary, su hermana menor) se fue a vivir al entonces flamante Estado de Israel en los 50. “En la familia siempre se dijo que había entrado a trabajar en los servicios de inteligencia”, cuenta ahora [I]Chacho[/I] . Este hombre volvió a la Argentina cuando fue el caso de Norma y estuvo cerca de los policías que investigaban. Dos: Enrique Penjerek viajó tres veces a España en 1958, solo, sin su esposa ni su hija. Para su sobrino, “iba a encuentros secretos”. Tres: Enrique y su mujer tenían un alto estándar de vida para ser un empleado municipal y una enfermera. Pero hay más. En 2005, el primo que vive en Israel llegó a visitar a [I]Chacho[/I] a su casa del oeste del conurbano. “Hablamos de la vida y él me dijo que tuvo que separarse de su primera mujer porque la familia le había encargado cuidar a una chica de 17 años que tuvo un problema en la Argentina y se fue a un kibutz, en la ciudad de Haifa. Le pidieron que por favor se hiciera cargo, porque ella no conocía a nadie en Israel... [B]–Y usted piensa que esa chica podía ser Norma Penjerek...[/B] –Claro. Se lo pregunté un tiempo después y me lo negó, pero nunca quedó claro quién era ella. Ahí me puse a pensar en los viajes de mis tíos a Israel durante tantos meses, casi todos los años, luego de que Norma desapareciera... Esa chica –contó el primo que la tuvo a su cargo en Haifa– creció, formó pareja y tuvo una hija que ahora podría tener cerca de 40 años. ¿Aquella adolescente “escondida” en un kibutz por la familia vive aún? “No. Mi primo me asegura que falleció hace unos años, creo que por una enfermedad”. Después de que el caso quedara en la nada, los padres de Norma desaparecieron. Se dijo que se habían ido para siempre. No fue así. Vendieron el departamento de la avenida Juan Bautista Alberdi y alquilaron otro, más pequeño, en la avenida Independencia. Viajaron a Israel entre tres y cinco meses al año, casi todos los años, hasta que murieron. El, posiblemente en 1985. Ella, Clara Breitman, en 1988. Su cuerpo fue sepultado en la misma tumba que aún hoy tiene el nombre de Norma Penjerek, en el cementerio de La Tablada: Manzana 46, Tablón 1.000, Sepultura 37. Esas son las coordenadas del enigma sin respuesta. clarin --------------------------------------------------------------------------------------- [SIZE=5][B]“Los abogados de la familia querían cerrar todo rápido”[/B][/SIZE] [B]Tuvo a cargo la causa. “Fue un caso muy mediático, todo el mundo hablaba de eso”, recuerda.[/B] Alberto Garganta tiene 82 años y vive en Gonnet, muy cerca de La Plata. Fue uno de los jueces del caso Penjerek, apartado por la Corte a pedido de los abogados querellantes, que lo criticaban porque no procesaba a la presunta banda denunciada por una prostituta. “Los abogados de la familia de la víctima querían cerrar todo rápido, con esos culpables. Pero al final se demostró que, como yo pensaba, no tenían nada que ver”, dijo a [B]Clarín[/B] en el living de su casa. [B]–¿Cuánto hacía que usted era juez, al recibir el caso?[/B] –Algo más de un año. Yo tenía 32. Fue un caso muy mediático. Todo el mundo hablaba de eso. La historia de la banda que reclutaba chicas para prostituir era totalmente inverosímil, pero se ve que hacía vender muchos diarios... –No mucho. Lo que me llamaba la atención es que decían en todos lados que la chica era poco menos que una prostituta, y nada que ver... Los padres aseguraban que ella jamás había faltado a dormir una sola noche en su casa. ¿Por qué no salían a contestar esas cosas? Hasta hoy no lo sé. Algunos medios llegaron a decir que yo no quería profundizar en la hipótesis de la banda que capturaba chicas porque mi hijo andaba por los cabarets del gran Buenos Aires. Y mi hijo acababa de nacer! Era un bebé de días... [B][I](Aquel bebé es hoy el fiscal de La Plata Alvaro Garganta, el investigador del cuádruple crimen de mujeres por el que está detenido un karateca)[/I][/B] . [B]–¿Usted estaba seguro de que el cadáver era el de Norma Penjerek?[/B] –Bueno, mire, sí. Uno como juez tiene que creer en las pericias, y había un reconocimiento de 19 puntos de una huella digital y una ficha odontológica... [B]–Pero no coincidían ni la altura ni la edad de la chica...[/B] –Vio cómo es eso. A veces los forenses no son tan exactos, a veces trabajaban medio a ojo... [B]–¿Alguien le mencionó en aquel momento algo sobre una vinculación con el secuestro del nazi Adolf Eichmann?[/B] –Sí, alguien me sugirió que le preguntara al señor Penjerek sobre eso... [B]–¿Le preguntó?[/B] –No. Al final, no. [B]–¿Por qué?[/B] –Pensaba que era una maniobra para sacarme el caso. Si yo preguntaba sobre eso, iban a decir que quería desviar la investigación o algo así. Entonces dije que, si a alguien le interesaba aquella cuestión, que por favor lo preguntaran las partes. Que los abogados de la querella se lo preguntaran en audiencia a Penjerek, que era su cliente... [B]–¿Lo hicieron?[/B] –Que yo sepa no, nunca... [COLOR=#ff0000]QUE HISTORIETA INTERESANTE CIERTO????????[/COLOR] [/QUOTE]
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Guerra desarrollada entre Argentina y el Reino Unido en 1982
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