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Notas en los medios sobre Nazismo
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<blockquote data-quote="Parca666" data-source="post: 1279836" data-attributes="member: 9524"><p><span style="font-size: 22px"><strong>Nazis desarrollaban superarmas para obtener la victoria</strong></span></p><p><span style="font-size: 22px"><strong>30.11.2012 | 11.03</strong></span></p><p></p><p>En la Segunda Guerra Mundial los científicos nazis trabajaron en armas que de haber resultado exitosas, otra sería la Historia. Algunos proyectos que ahora salen a luz parecen de una película de ciencia ficción, sin embargo otros, tienen mucho que ver con la tecnología de los armamentos de hoy en día.</p><p style="text-align: right"><a href="http://img.espectador.com/imagenes/253579_1354280974_nazis.jpg"><img src="http://www.espectador.com/img/zoom/zoom_fotos.png" alt="" class="fr-fic fr-dii fr-draggable " style="" /></a></p><p><img src="http://img.espectador.com/mediadelivery/?fn=&i_enc=1&i_a=L2hvbWUvZXNwZWN0YWRvci93d3cvaW1hZ2VuZXMvMjUzNTc5XzEzNTQyODA5NzRfbmF6aXMuanBn&i_cl=1&i_tr=100&i_q=70&i_rt=0&i_w=250&i_h=188&i_wtmrk=" alt="" class="fr-fic fr-dii fr-draggable " style="" /></p><p>“Todos los expertos en armamento del III Reich han destacado un hecho evidente: si la investigación se hubiese adelantado tan sólo un año, el resultado de la contienda podía haber sido muy distinto», afirma el escritor José Lesta en su libro ‘El enigma nazi’. “Sin embargo, el propio sistema nazi propició también el derrumbe final del Régimen bajo el peso de los abultados y multimillonarios gastos destinados a las revolucionarias armas maravillosas”, agrega.</p><p></p><p>Entre los inventos que Hitler y sus científicos elucubraron están las llamadas “armas limpias”, llamadas así debido a que utilizaban la energía del medio ambiente para funcionar. </p><p></p><p>La primera de ellas es el “cañón de viento”, un artefacto ideado para lanzar rayos de aire. “Diseñado en Stuttgart durante la guerra, era un tipo de arma que podía emitir un flujo pulsante de aire comprimido. Feo y grotesco en apariencia, estaba construido con un gran caño curvo con un codo en forma de giba”, narra Lesta en su libro.</p><p></p><p>Este cañón funcionaba presuntamente con oxígeno e hidrógeno en proporciones moleculares, los cuales, al unirse, creaban una mezcla mortal que se podía llegar a disparar. “Lanzaba, tras una violenta detonación, un proyectil ‘de viento’, una especie de golpe de aire comprimido y vapor de agua que tenía un efecto similar al de una granada”, expone Lesta.</p><p></p><p>“ Las pruebas se realizaron en Hillersleben, y se logró destruir planchas de madera de 2,5 centímetros de grosor a 183 metros de distancia”. De acuerdo al autor, un prototipo de este cañón fue instalado sobre un puente sobre el río Elba para su protección, pero nunca fue utilizado.</p><p></p><p>Otra “arma limpia” fue el “cañón sónico”, creado en los años 40 por el doctor Richard Wallauschek. “Estaba formada por dos reflectores parabólicos conectados por varios tubos que formaban una cámara de disparo. A través de los tubos entraba en la cámara una mezcla de oxígeno y metano que era detonada de forma cíclica”, sostiene el investigador en su libro.</p><p></p><p>“Las ondas de sonido producidas por los explosivos, por reflexión, generaban una onda de choque de gran intensidad que creaba un rayo sónico de enorme amplitud. La nota aguda que enviaba superaba los 1.000 milibares a casi 50 metros. A esta distancia, medio minuto de exposición mataría a cualquiera que se encontrara cerca, y a 250 metros seguiría produciendo un dolor insoportable”, estipula Lesta.</p><p></p><p>El “cañón sónico” no se llegó a utilizar debido a su gran tamaño (pues, al parecer, una de sus piezas medía más de tres metros). Sin embargo, algunos documentos afirman que llegó a probarse contra animales.</p><p></p><p>El tercer artefacto con el que se hicieron pruebas fue la conocida como “arma vórtice”, el cual tenía la finalidad de crear torbellinos para derribar a los aviones aliados. “Se construyó en el Instituto Experimental de Lofer, en el Tirol austríaco. Diseñada por el doctor Zippermeyer, tenía como base un mortero de gran calibre que se hundía en el suelo y disparaba proyectiles cargados de carbón pulverizado y un explosivo de acción lenta”, informa Lesta.</p><p></p><p>“Se llegó a la conclusión de que se podrían producir oscuros y enormes torbellinos a base de polvo de carbón con la potencia suficiente para romper las alas y la estructura de los aviones aliados. El alcance del arma se cifró en unos 150 metros”, explica el experto en su libro.</p><p></p><p>Dentro del armamento climatológico también estaba el “cañón solar”, el cual utilizaba la energía de este astro para lanzar un gigantesco rayo de calor sobre los aviones enemigos. “Los bocetos iníciales mostraban un gigantesco reflector que, a modo de espejo, debía captar una gran cantidad de rayos solares focalizándolos en una zona determinada”, explica Lesta.</p><p></p><p>El autor sostiene que se construyó un modelo inicial de este aparato, tampoco se llegó a utilizar en combate debido a que el prototipo fue robado por los estadounidenses casi al final de la guerra. “Nunca se volvió a saber nada más acerca del mismo”, finaliza el experto.</p><p></p><p>La última de estas armas fue la llamada “bomba endotérmica”. “Se trataba de explosivos que serían lanzados por aviones de gran radio de acción y con capacidad para, al detonar, crear una zona de intenso frío que congelaría en un radio de un kilómetro toda forma de vida de manera temporal. Es uno de los ingenios de los que menos información se dispone”, cuenta el escritor.</p><p></p><p>Lesta opina que se estás armas se hubieran logrado fabricar, la Historia sería otra. “Si hubieran sido fabricadas en masa en los ya castigados subterráneos de las montañas de Turingia, o en otras localidades europeas como el lago Garda italiano, sí. Actualmente muchos historiadores militares están de acuerdo en que la guerra habría cambiado totalmente su rumbo si hubiera durado cuatro o seis meses más”.</p><p></p><p>El experto explica la importancia que le daban los nazis a estos desarrollos. “No administraban las partidas destinadas a ciencia de la manera en que se hacía en occidente. Su modo de incentivar la investigación y el desarrollo no era ortodoxo, y en los casos en que la misma coincidía con su deformada ideología, se derrochaba una gran cantidad de dinero y energía. Como ejemplo, el departamento de arqueología de la Ahnenerbe invirtió más dinero en expediciones e investigaciones por todo el planeta que los americanos en el desarrollo de la bomba atómica. A todo ello, hay que sumar el hecho de que el irracional “establishment” nazi generó un caldo de cultivo creativo en el que se promocionaron ideas y conceptos de todo tipo. Algunos de ellos, sobre todo en el campo de la ingeniería, serían casi imposibles de subvencionar en cualquiera de los estados democráticos aliados, pues rayaban lo delirante y la ciencia ficción. Sin embargo, un buen puñado de esos alocados proyectos prosperaron”.</p><p></p><p><a href="http://www.espectador.com/noticias/253579/nazis-desarrollaban-superarmas-para-obtener-la-victoria">http://www.espectador.com/noticias/253579/nazis-desarrollaban-superarmas-para-obtener-la-victoria</a></p></blockquote><p></p>
[QUOTE="Parca666, post: 1279836, member: 9524"] [SIZE=6][B]Nazis desarrollaban superarmas para obtener la victoria[/B][/SIZE] [SIZE=6][B]30.11.2012 | 11.03[/B][/SIZE] En la Segunda Guerra Mundial los científicos nazis trabajaron en armas que de haber resultado exitosas, otra sería la Historia. Algunos proyectos que ahora salen a luz parecen de una película de ciencia ficción, sin embargo otros, tienen mucho que ver con la tecnología de los armamentos de hoy en día. [RIGHT][URL='http://img.espectador.com/imagenes/253579_1354280974_nazis.jpg'][IMG]http://www.espectador.com/img/zoom/zoom_fotos.png[/IMG][/URL][/RIGHT] [IMG]http://img.espectador.com/mediadelivery/?fn=&i_enc=1&i_a=L2hvbWUvZXNwZWN0YWRvci93d3cvaW1hZ2VuZXMvMjUzNTc5XzEzNTQyODA5NzRfbmF6aXMuanBn&i_cl=1&i_tr=100&i_q=70&i_rt=0&i_w=250&i_h=188&i_wtmrk=[/IMG] “Todos los expertos en armamento del III Reich han destacado un hecho evidente: si la investigación se hubiese adelantado tan sólo un año, el resultado de la contienda podía haber sido muy distinto», afirma el escritor José Lesta en su libro ‘El enigma nazi’. “Sin embargo, el propio sistema nazi propició también el derrumbe final del Régimen bajo el peso de los abultados y multimillonarios gastos destinados a las revolucionarias armas maravillosas”, agrega. Entre los inventos que Hitler y sus científicos elucubraron están las llamadas “armas limpias”, llamadas así debido a que utilizaban la energía del medio ambiente para funcionar. La primera de ellas es el “cañón de viento”, un artefacto ideado para lanzar rayos de aire. “Diseñado en Stuttgart durante la guerra, era un tipo de arma que podía emitir un flujo pulsante de aire comprimido. Feo y grotesco en apariencia, estaba construido con un gran caño curvo con un codo en forma de giba”, narra Lesta en su libro. Este cañón funcionaba presuntamente con oxígeno e hidrógeno en proporciones moleculares, los cuales, al unirse, creaban una mezcla mortal que se podía llegar a disparar. “Lanzaba, tras una violenta detonación, un proyectil ‘de viento’, una especie de golpe de aire comprimido y vapor de agua que tenía un efecto similar al de una granada”, expone Lesta. “ Las pruebas se realizaron en Hillersleben, y se logró destruir planchas de madera de 2,5 centímetros de grosor a 183 metros de distancia”. De acuerdo al autor, un prototipo de este cañón fue instalado sobre un puente sobre el río Elba para su protección, pero nunca fue utilizado. Otra “arma limpia” fue el “cañón sónico”, creado en los años 40 por el doctor Richard Wallauschek. “Estaba formada por dos reflectores parabólicos conectados por varios tubos que formaban una cámara de disparo. A través de los tubos entraba en la cámara una mezcla de oxígeno y metano que era detonada de forma cíclica”, sostiene el investigador en su libro. “Las ondas de sonido producidas por los explosivos, por reflexión, generaban una onda de choque de gran intensidad que creaba un rayo sónico de enorme amplitud. La nota aguda que enviaba superaba los 1.000 milibares a casi 50 metros. A esta distancia, medio minuto de exposición mataría a cualquiera que se encontrara cerca, y a 250 metros seguiría produciendo un dolor insoportable”, estipula Lesta. El “cañón sónico” no se llegó a utilizar debido a su gran tamaño (pues, al parecer, una de sus piezas medía más de tres metros). Sin embargo, algunos documentos afirman que llegó a probarse contra animales. El tercer artefacto con el que se hicieron pruebas fue la conocida como “arma vórtice”, el cual tenía la finalidad de crear torbellinos para derribar a los aviones aliados. “Se construyó en el Instituto Experimental de Lofer, en el Tirol austríaco. Diseñada por el doctor Zippermeyer, tenía como base un mortero de gran calibre que se hundía en el suelo y disparaba proyectiles cargados de carbón pulverizado y un explosivo de acción lenta”, informa Lesta. “Se llegó a la conclusión de que se podrían producir oscuros y enormes torbellinos a base de polvo de carbón con la potencia suficiente para romper las alas y la estructura de los aviones aliados. El alcance del arma se cifró en unos 150 metros”, explica el experto en su libro. Dentro del armamento climatológico también estaba el “cañón solar”, el cual utilizaba la energía de este astro para lanzar un gigantesco rayo de calor sobre los aviones enemigos. “Los bocetos iníciales mostraban un gigantesco reflector que, a modo de espejo, debía captar una gran cantidad de rayos solares focalizándolos en una zona determinada”, explica Lesta. El autor sostiene que se construyó un modelo inicial de este aparato, tampoco se llegó a utilizar en combate debido a que el prototipo fue robado por los estadounidenses casi al final de la guerra. “Nunca se volvió a saber nada más acerca del mismo”, finaliza el experto. La última de estas armas fue la llamada “bomba endotérmica”. “Se trataba de explosivos que serían lanzados por aviones de gran radio de acción y con capacidad para, al detonar, crear una zona de intenso frío que congelaría en un radio de un kilómetro toda forma de vida de manera temporal. Es uno de los ingenios de los que menos información se dispone”, cuenta el escritor. Lesta opina que se estás armas se hubieran logrado fabricar, la Historia sería otra. “Si hubieran sido fabricadas en masa en los ya castigados subterráneos de las montañas de Turingia, o en otras localidades europeas como el lago Garda italiano, sí. Actualmente muchos historiadores militares están de acuerdo en que la guerra habría cambiado totalmente su rumbo si hubiera durado cuatro o seis meses más”. El experto explica la importancia que le daban los nazis a estos desarrollos. “No administraban las partidas destinadas a ciencia de la manera en que se hacía en occidente. Su modo de incentivar la investigación y el desarrollo no era ortodoxo, y en los casos en que la misma coincidía con su deformada ideología, se derrochaba una gran cantidad de dinero y energía. Como ejemplo, el departamento de arqueología de la Ahnenerbe invirtió más dinero en expediciones e investigaciones por todo el planeta que los americanos en el desarrollo de la bomba atómica. A todo ello, hay que sumar el hecho de que el irracional “establishment” nazi generó un caldo de cultivo creativo en el que se promocionaron ideas y conceptos de todo tipo. Algunos de ellos, sobre todo en el campo de la ingeniería, serían casi imposibles de subvencionar en cualquiera de los estados democráticos aliados, pues rayaban lo delirante y la ciencia ficción. Sin embargo, un buen puñado de esos alocados proyectos prosperaron”. [url]http://www.espectador.com/noticias/253579/nazis-desarrollaban-superarmas-para-obtener-la-victoria[/url] [/QUOTE]
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Guerra desarrollada entre Argentina y el Reino Unido en 1982
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