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<blockquote data-quote="Shandor" data-source="post: 1567720" data-attributes="member: 50"><p>JUSTICIA UNIVERSALEntrevista con Benjamin B. Ferencz, fiscal de los Juicios de Nuremberg</p><p><span style="font-size: 22px"><strong>'Mi mayor decepción fue que ninguno de los oficiales nazis se arrepintió'</strong></span></p><ul> <li data-xf-list-type="ul"><span style="font-size: 18px"><strong>'Algunos crímenes son tan terribles que no debe importar dónde o quién los cometió' </strong></span></li> <li data-xf-list-type="ul"><span style="font-size: 18px"><strong>'Los estados soberanos no pueden hacer lo que les plazca. La soberanía es del pueblo' </strong></span></li> <li data-xf-list-type="ul"><span style="font-size: 18px"><strong>'Mucha gente lanza amenazas que luego no van a llevar a cabo' </strong></span></li> <li data-xf-list-type="ul"><span style="font-size: 18px"><strong>'Protegeré a mi país si lo hace bien, pero cuando se equivoque tendré la valentía de decirlo' </strong></span></li> <li data-xf-list-type="ul"><span style="font-size: 18px"><strong>'He visto los horrores de la guerra y del hombre, pero también he visto al mundo cambiar' </strong></span></li> </ul><p><img src="http://v.uecdn.es/index.php/extwidget/thumbnailUE/asset_id/0_h6pin8iv" alt="" class="fr-fic fr-dii fr-draggable " style="" /></p><p></p><p></p><p>Benjamin B. Ferencz es más que un superviviente. En 1944, poco antes del fin de la Segunda Guerra Mundial, <em>Benny</em>, que brindó con champán en las playas de Normandía, recibió el encargo de investigar los crímenes nazis.</p><p>En una de sus visitas al campo de concentración de Mauthausen, en Austria, vio cómo esqueletos desnudos arrastraban piedras en algún lugar que no era vida ni muerte. Asi que cogió toda la ropa que encontró en la casa de una familia nazi y fue a llevársela a los prisioneros. Al día siguiente, la dueña descubrió los armarios vacíos y le acusó de ladrón. Ferencz la arrastró por la fuerza hasta el campo y la obligó a retirar esas palabras. Aún no había visto nada. Después vinieron las pantallas de lámparas hechas con piel humana para las mujeres de los generales. Y los prisioneros que metían en los hornos a sus guardianes, viendo cómo se quemaban lentamente.</p><p>En 1947 se celebró el Juicio a los Einsatzgruppen -contra oficiales de las SS- ante un tribunal militar estadounidense en Nuremberg. "La muerte fue su instrumento y la vida un juguete. <strong>Si estos hombres permanecen inmunes, la ley habrá perdido su sentido y la humanidad tendrá que vivir con miedo</strong>", dijo el fiscal Ferencz , que entonces tenía sólo 27 años. 21 oficiales fueron condenados.</p><p></p><p>¿Qué opina de que España haya limitado el principio de la juridisdicción universal?</p><p>Algunos crímenes son tan terribles que no debe importar dónde, cuándo o quién los cometió. Cualquier país que detenga al culpable de ese delito debería ser capaz de castigarlo. Puede haber diferencias de opinión en cada Estado respecto a la economía, la religión o la política, sin que tengan que quedar crímenes en la impunidad.</p><p>En los últimos días varias personas han sido detenidas por amenazar de muerte a políticos en Twitter. ¿Usted también habría perseguido ese tipo de conductas?</p><p>Mucha gente lanza amenazas que luego no van a llevar a cabo. Todo el mundo le dice en algún momento a su vecino que le va a matar, pero eso no significa que lo vaya a hacer. Es cierto que las amenazas en sí pueden ser delictivas. Pero si un individuo no está de acuerdo con la ley actual, no debería decidir por su cuenta. Tendría que acudir a las instituciones y convencer a la mayoría de la gente de la necesidad de cambiar la ley para que se corresponda con las expectativas de una sociedad cambiante.</p><p></p><p>¿Cuál fue la lección más importante de los Juicios de Nuremberg?</p><p>Definieron por primera vez qué constituye un crimen de guerra. Fueron un importantísimo paso adelante en el proceso de intentar controlar el comportamiento de los seres humanos con la ley. Pedí al Tribunal que reconociera el derecho de cada ser humano a vivir con dignidad y libertad, independientemente de su raza o su ideología. No buscaba venganza.</p><p></p><p>Era su primer juicio. ¿Estaba nervioso por enfrentarse a 22 dirigentes del gobierno nazi?</p><p>¡No!. Yo no había matado a nadie. Tenía pruebas documentales de lo que habían hecho. Partes de guerra en los que se decía cuántos judíos habían matado, en qué unidad, cuándo y quién estaba al cargo. Se enviaban cientos de copias de esos papeles a los más altos rangos de la Administración nazi. Ellos sí que tenían motivos para estar nerviosos. Con esas pruebas, no necesitaba testigos, así que no les llamé. Los condené gracias a sus propios documentos.</p><p></p><p>Cuenta en sus memorias que se acusó a 24 oficiales de las SS porque en el banquillo no había espacio para más personas. ¿La justicia es siempre así de imperfecta?</p><p>Seleccioné a los acusados por su rango y su inteligencia. Tenían todos una carrera o un doctorado. Así nadíe podría decir que eran unos salvajes. Eran personas educadas e inteligentes. Creían que lo que hacían estaba bien y murieron pensando que actuaron correctamente. Nunca mostraron arrepentimiento. Eso fue una enorme decepción para mí. Hubo que esperar a que esa generación desapareciera para que la nueva dijera: "Lo siento".</p><p></p><p>Su país no reconoce la competencia de la Corte Penal Internacional, un tribunal que juzga a los responsables de genocidio y guerra y que usted mismo ayudó a fundar.</p><p>Estados Unidos es una gran democracia y estoy en deuda con ellos. Vine aquí como un pobre inmigrante escapando de la persecución y la pobreza en Rumanía. Me considero un patriota. Protegeré a mi país cuando lo haga bien, pero cuando se equivoque tendré la valentía de decirlo. Desafortunadamente, hemos perdido la imagen que teníamos al acabar la 2ª Guerra Mundial. Entonces todo el mundo adoraba a los americanos. Cuando llegamos a Francia, fue fantástico. Nos besaban, nos abrazaban, nos daban un coñac o un huevo. Hay un pequeño grupo de americanos que quieren que el país domine el mundo. Pero es un pequeño grupo.</p><p></p><p>De los 24 generales juzgados, 14 de ellos fueron condenados a morir ahorcados. ¿La pena de muerte no es contradictoria con la justicia?</p><p>No. Aquellos oficiales eran responsables de la muerte de miles de personas. Aunque me lo planteé, yo no pedí la pena de muerte. Pero, ¿qué conseguiría el mundo con ello? Lo que les pasara a los acusados era insignificante. Que acabaran en la cárcel o muertos no era lo importante para mí. Lo importante eran los principios.</p><p></p><p>Pero los principios, a veces, se quedan en nada. La ONU, por ejemplo, dice defender unos principios y a la hora de la verdad, pocas veces actúa.</p><p>Es verdad. En la Carta de Fundación de las Naciones Unidas se dice que los pueblos preservarán a las generaciones venideras de la guerra. No lo han hecho. Dijeron que crearían una fuerza militar para el mantenimiento de la paz y también en eso ha fracasado. Los mecanismos están obsoletos. Hablan de un tiempo que ya no existe. Hoy se puede atacar la red eléctrica de una ciudad y dejar morir de hambre a la gente. Sin explosiones ni guerras. Los jóvenes vais hacia un mundo muy peligroso. Por eso hay que elegir la ley. Ése es mi lema: ley, no guerra.</p><p></p><p>¿Y qué les diría a los Estados que no acatan las leyes?</p><p>Que podrían ahorrar miles de millones de dólares que gastan en las guerras y utilizar ese dinero en la educación o para que las personas ancianas tengan una mejor jubilación. Hay que abandonar esa idea de que los estados soberanos pueden hacer lo que les plazca. La soberanía reside en el pueblo. Y la reivindicará. Cuando el poder del gobernante apriete demasiado el cuello del ciudadano, éste se rebelará contra él. Más vale que los líderes traten a la población de forma más humana.</p><p></p><p>Tiene 95 años y aún no ha perdido la esperanza. ¿Cómo lo ha conseguido ?</p><p>No tengo elección. Cuando lloras por dentro, tienes que reír por fuera. De lo contrario, te ahogarás en las lágrimas. Hay que seguir intentándolo. He visto los horrores de la guerra y del hombre, pero también he visto al mundo cambiar. Hay que empezar por reeducar a la gente desde el principio, desde los niveles más bajos, para enseñarles lo que significan la compasión y el entendimiento</p><p>elmundo.es</p></blockquote><p></p>
[QUOTE="Shandor, post: 1567720, member: 50"] JUSTICIA UNIVERSALEntrevista con Benjamin B. Ferencz, fiscal de los Juicios de Nuremberg [SIZE=6][B]'Mi mayor decepción fue que ninguno de los oficiales nazis se arrepintió'[/B][/SIZE] [LIST] [*][SIZE=5][B]'Algunos crímenes son tan terribles que no debe importar dónde o quién los cometió' [/B][/SIZE] [*][SIZE=5][B]'Los estados soberanos no pueden hacer lo que les plazca. La soberanía es del pueblo' [/B][/SIZE] [*][SIZE=5][B]'Mucha gente lanza amenazas que luego no van a llevar a cabo' [/B][/SIZE] [*][SIZE=5][B]'Protegeré a mi país si lo hace bien, pero cuando se equivoque tendré la valentía de decirlo' [/B][/SIZE] [*][SIZE=5][B]'He visto los horrores de la guerra y del hombre, pero también he visto al mundo cambiar' [/B][/SIZE] [/LIST] [IMG]http://v.uecdn.es/index.php/extwidget/thumbnailUE/asset_id/0_h6pin8iv[/IMG] Benjamin B. Ferencz es más que un superviviente. En 1944, poco antes del fin de la Segunda Guerra Mundial, [I]Benny[/I], que brindó con champán en las playas de Normandía, recibió el encargo de investigar los crímenes nazis. En una de sus visitas al campo de concentración de Mauthausen, en Austria, vio cómo esqueletos desnudos arrastraban piedras en algún lugar que no era vida ni muerte. Asi que cogió toda la ropa que encontró en la casa de una familia nazi y fue a llevársela a los prisioneros. Al día siguiente, la dueña descubrió los armarios vacíos y le acusó de ladrón. Ferencz la arrastró por la fuerza hasta el campo y la obligó a retirar esas palabras. Aún no había visto nada. Después vinieron las pantallas de lámparas hechas con piel humana para las mujeres de los generales. Y los prisioneros que metían en los hornos a sus guardianes, viendo cómo se quemaban lentamente. En 1947 se celebró el Juicio a los Einsatzgruppen -contra oficiales de las SS- ante un tribunal militar estadounidense en Nuremberg. "La muerte fue su instrumento y la vida un juguete. [B]Si estos hombres permanecen inmunes, la ley habrá perdido su sentido y la humanidad tendrá que vivir con miedo[/B]", dijo el fiscal Ferencz , que entonces tenía sólo 27 años. 21 oficiales fueron condenados. ¿Qué opina de que España haya limitado el principio de la juridisdicción universal? Algunos crímenes son tan terribles que no debe importar dónde, cuándo o quién los cometió. Cualquier país que detenga al culpable de ese delito debería ser capaz de castigarlo. Puede haber diferencias de opinión en cada Estado respecto a la economía, la religión o la política, sin que tengan que quedar crímenes en la impunidad. En los últimos días varias personas han sido detenidas por amenazar de muerte a políticos en Twitter. ¿Usted también habría perseguido ese tipo de conductas? Mucha gente lanza amenazas que luego no van a llevar a cabo. Todo el mundo le dice en algún momento a su vecino que le va a matar, pero eso no significa que lo vaya a hacer. Es cierto que las amenazas en sí pueden ser delictivas. Pero si un individuo no está de acuerdo con la ley actual, no debería decidir por su cuenta. Tendría que acudir a las instituciones y convencer a la mayoría de la gente de la necesidad de cambiar la ley para que se corresponda con las expectativas de una sociedad cambiante. ¿Cuál fue la lección más importante de los Juicios de Nuremberg? Definieron por primera vez qué constituye un crimen de guerra. Fueron un importantísimo paso adelante en el proceso de intentar controlar el comportamiento de los seres humanos con la ley. Pedí al Tribunal que reconociera el derecho de cada ser humano a vivir con dignidad y libertad, independientemente de su raza o su ideología. No buscaba venganza. Era su primer juicio. ¿Estaba nervioso por enfrentarse a 22 dirigentes del gobierno nazi? ¡No!. Yo no había matado a nadie. Tenía pruebas documentales de lo que habían hecho. Partes de guerra en los que se decía cuántos judíos habían matado, en qué unidad, cuándo y quién estaba al cargo. Se enviaban cientos de copias de esos papeles a los más altos rangos de la Administración nazi. Ellos sí que tenían motivos para estar nerviosos. Con esas pruebas, no necesitaba testigos, así que no les llamé. Los condené gracias a sus propios documentos. Cuenta en sus memorias que se acusó a 24 oficiales de las SS porque en el banquillo no había espacio para más personas. ¿La justicia es siempre así de imperfecta? Seleccioné a los acusados por su rango y su inteligencia. Tenían todos una carrera o un doctorado. Así nadíe podría decir que eran unos salvajes. Eran personas educadas e inteligentes. Creían que lo que hacían estaba bien y murieron pensando que actuaron correctamente. Nunca mostraron arrepentimiento. Eso fue una enorme decepción para mí. Hubo que esperar a que esa generación desapareciera para que la nueva dijera: "Lo siento". Su país no reconoce la competencia de la Corte Penal Internacional, un tribunal que juzga a los responsables de genocidio y guerra y que usted mismo ayudó a fundar. Estados Unidos es una gran democracia y estoy en deuda con ellos. Vine aquí como un pobre inmigrante escapando de la persecución y la pobreza en Rumanía. Me considero un patriota. Protegeré a mi país cuando lo haga bien, pero cuando se equivoque tendré la valentía de decirlo. Desafortunadamente, hemos perdido la imagen que teníamos al acabar la 2ª Guerra Mundial. Entonces todo el mundo adoraba a los americanos. Cuando llegamos a Francia, fue fantástico. Nos besaban, nos abrazaban, nos daban un coñac o un huevo. Hay un pequeño grupo de americanos que quieren que el país domine el mundo. Pero es un pequeño grupo. De los 24 generales juzgados, 14 de ellos fueron condenados a morir ahorcados. ¿La pena de muerte no es contradictoria con la justicia? No. Aquellos oficiales eran responsables de la muerte de miles de personas. Aunque me lo planteé, yo no pedí la pena de muerte. Pero, ¿qué conseguiría el mundo con ello? Lo que les pasara a los acusados era insignificante. Que acabaran en la cárcel o muertos no era lo importante para mí. Lo importante eran los principios. Pero los principios, a veces, se quedan en nada. La ONU, por ejemplo, dice defender unos principios y a la hora de la verdad, pocas veces actúa. Es verdad. En la Carta de Fundación de las Naciones Unidas se dice que los pueblos preservarán a las generaciones venideras de la guerra. No lo han hecho. Dijeron que crearían una fuerza militar para el mantenimiento de la paz y también en eso ha fracasado. Los mecanismos están obsoletos. Hablan de un tiempo que ya no existe. Hoy se puede atacar la red eléctrica de una ciudad y dejar morir de hambre a la gente. Sin explosiones ni guerras. Los jóvenes vais hacia un mundo muy peligroso. Por eso hay que elegir la ley. Ése es mi lema: ley, no guerra. ¿Y qué les diría a los Estados que no acatan las leyes? Que podrían ahorrar miles de millones de dólares que gastan en las guerras y utilizar ese dinero en la educación o para que las personas ancianas tengan una mejor jubilación. Hay que abandonar esa idea de que los estados soberanos pueden hacer lo que les plazca. La soberanía reside en el pueblo. Y la reivindicará. Cuando el poder del gobernante apriete demasiado el cuello del ciudadano, éste se rebelará contra él. Más vale que los líderes traten a la población de forma más humana. Tiene 95 años y aún no ha perdido la esperanza. ¿Cómo lo ha conseguido ? No tengo elección. Cuando lloras por dentro, tienes que reír por fuera. De lo contrario, te ahogarás en las lágrimas. Hay que seguir intentándolo. He visto los horrores de la guerra y del hombre, pero también he visto al mundo cambiar. Hay que empezar por reeducar a la gente desde el principio, desde los niveles más bajos, para enseñarles lo que significan la compasión y el entendimiento elmundo.es [/QUOTE]
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