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<blockquote data-quote="Barbanegra" data-source="post: 2109059" data-attributes="member: 10064"><p style="text-align: center"><img src="http://e03-elmundo.uecdn.es/assets/multimedia/imagenes/2016/10/09/14760305854452.jpg" alt="" class="fr-fic fr-dii fr-draggable " style="" /> </p> <p style="text-align: center"><u><span style="font-size: 22px"><strong>Tambores de guerra en Mosul</strong></span></u></p><p>"La guerra se aproxima y la supervivencia del califato dependerá de la fortaleza con la que Mosul resista a los infieles", pregonan las mezquitas de la segunda ciudad de Irak, bajo el yugo del autodenominado Estado Islámico. Tras 27 meses de brutal dominio yihadista, la liberación de la urbe -capital del califato en suelo iraquí- despunta al fin por el horizonte. "El día D de la operación es un secreto militar. Es decisión exclusiva del primer ministro en calidad de comandante en jefe de las fuerzas armadas", declara a EL MUNDO el general iraquí Najim al Yaburi, a cargo de las operaciones en la provincia de Nínive, cuya capital es Mosul. Desde hace semanas fuentes castrenses iraquíes y estadounidenses han fijado mediados de octubre como la fecha más probable del inicio de una campaña largamente esperada. "Ahora sí estamos preparados para librar esta gran batalla. Solo aguardamos órdenes", reconoce el oficial. En los últimos meses las unidades que dirige se han sacudido la humillante huida que entregó Mosul a los barbudos y, con ayuda de la aviación de la coalición internacional liderada por Estados Unidos, han ido estrechando el cerco sobre la villa, que aún habita millón y medio de almas. "Hemos liberado muchas zonas de los alrededores y hemos liquidado a destacados dirigentes del Daesh [acrónimo en árabe del Estado Islámico]", presume Al Yaburi, consciente de que se avecina una larga y ardua contienda.</p><p></p><p style="text-align: center"><img src="http://e03-elmundo.uecdn.es/elmundo/2016/graficos/oct/mosul/iraq-660.jpg" alt="" class="fr-fic fr-dii fr-draggable " style="" /> </p><p>"El Daesh -arguye- también se está armando para la lucha. Están abriendo zanjas y excavando túneles pero saben perfectamente que más tarde o más temprano caerán derrotados". Un ritmo frenético reina al otro lado de las trincheras, en el callejero de una ciudad castigada por la atroz retahíla de ejecuciones, lapidaciones, decapitaciones o amputaciones que las huestes del IS (Estado Islámico, por su siglas en inglés) han perpetrado durante su estancia. "Camiones de propiedad municipal están trasladando grandes muros de hormigón hasta las afueras de la villa", relata desde el anonimato un vecino a la web local Niqash. A contrarreloj los yihadistas tratan de blindar su último bastión en territorio iraquí plantando moles de cemento en los principales accesos; horadando zanjas y rellenándolas con petróleo; y rociando artefactos explosivos improvisados. Según diversas fuentes de la inteligencia local y occidental, entre 3.000 y 8.000 combatientes del IS -tanto reclutas locales como extranjeros- permanecen en las arterias de Mosul. En los despachos de Bagdad y Washington nadie oculta que las escaramuzas podrían prolongarse semanas e incluso meses. "La ciudad tiene 65 distritos. La batalla resultará relativamente sencilla en 60 pero será extremadamente compleja en al menos cinco barrios, donde se concentran los simpatizantes del Daesh. La organización terrorista no perderá la oportunidad de aprovechar su influencias en estos vecindarios", pronostica en declaraciones a este diario Hashem al Hashimi, asesor del Gobierno iraquí y una notable fuente de información sobre el grupo yihadista.</p><p></p><p>El asalto de Mosul estará divido en varias avanzadillas. "El plan de ataque tiene tres frentes: sur, oeste y norte", detalla Al Hashimi. Y su ejecución se efectuará por etapas. En la primera, los uniformados iraquíes -con el respaldo en el norte y el oeste de los "peshmerga", las tropas del Kurdistán iraquí- sitiarán la urbe y comenzarán a arrebatarle terreno a los adláteres de Abu Bakr al Bagdadi. Después, en una segunda fase, las unidades antiterroristas y brigadas de la policía federal y el ejército inaugurarán la arremetida final contra Mosul, con el probable escenario de una guerra calle a calle. En la campaña participarán los batallones del ejército iraquí -formados durante los últimos dos años por asesores de EEUU y otros países de la coalición, entre ellos, España-; agentes de policía y las unidades especiales; los peshmerga; combatientes de tribus suníes locales contrarias al IS y miembros de las controvertidas milicias chiíes de "Hashid Shaabi" (Movilización popular, en árabe). "Cada grupo desempeña un papel en la batalla pero todos estarán bajo la administración del ejército iraquí", subraya Al Yaburi.</p><p></p><p>El cuartel general desde donde se manejará el avance de las tropas se ha instalado en la base aérea de Al Qayara, ubicada a unos 60 kilómetros al sur de Mosul y recuperada el pasado julio. En sus instalaciones residen ya unos 550 militares estadounidenses después de que, a petición de Bagdad, Obama aprobara a finales del mes pasado el despliegue de 600 nuevos uniformados que proporcionarán a sus homólogos iraquíes "apoyo logístico, asesoría y entrenamiento". Según el Pentágono, el nuevo contingente eleva a 5.262 la cifra de soldados americanos presentes en Irak. Interrogado por la posibilidad de que los militares entren en combate, el secretario de Defensa estadounidense Ash Carter aseveró hace unas semanas que, aunque su función inicial es la de proporcionar apoyo, lo harán en caso de peligro. "El principal papel de la coalición internacional será la asistencia aérea, con aviones modernos y cohetes. Contamos, además, con buques portaaviones de EEUU y Francia que ya están desplegados", desgrana Al Yaburi.</p><p></p><p style="text-align: center"><img src="http://e04-elmundo.uecdn.es/elmundo/2016/graficos/oct/mosul/mosul-660.jpg" alt="" class="fr-fic fr-dii fr-draggable " style="" /> </p><p>El principal "talón de Aquiles" de la operación para expulsar a los yihadistas de su refugio iraquí es precisamente el conflicto sectario que puede desatar la amalgama de fuerzas implicadas. Para evitar los crímenes que las milicias chiíes firmaron tras la liberación de Ramadi y Faluya, la orden es que sus combatientes permanezcan en la retaguardia y se abstengan de internarse en la ciudad. "Me preocupan los posibles conflictos sectarios por la presencia de las milicias chiíes y los peshmerga pero confío en que no se produzcan tales episodios. El liderazgo es claro y el ejército iraquí es quien reparte los roles. En dos meses Mosul podría ser una ciudad libre", confiesa a este diario Atheel al Nujaifi, gobernador de Nínive cuando el IS irrumpió en la capital y caudillo de una brigada suní involucrada en la campaña. Al político, uno de los rostros más reconocidos de los suníes de Mosul que desafían al IS y ferviente defensor de otorgar una amplia autonomía al enclave, le inquieta la resaca de la victoria en una plaza cuya población no ha olvidado la exclusión a la que les condenó el Gobierno chií de Bagdad. Un sentimiento de desconexión tan salvaje que sus habitantes danzaron cuando los escuadrones del IS ahuyentaron a las fuerzas de seguridad e impusieron su ley del terror. "El asalto de Mosul -proclama Al Nujaifi- es una oportunidad para mantener unido Irak pero solo si trae una nueva manera de administrar el territorio. Si no eso no se cumple, el país se romperá".</p><p></p><p><a href="http://www.elmundo.es/internacional/2016/10/10/57fa6b8f268e3e0d698b457f.html">http://www.elmundo.es/internacional/2016/10/10/57fa6b8f268e3e0d698b457f.html</a></p></blockquote><p></p>
[QUOTE="Barbanegra, post: 2109059, member: 10064"] [CENTER][IMG]http://e03-elmundo.uecdn.es/assets/multimedia/imagenes/2016/10/09/14760305854452.jpg[/IMG] [U][SIZE=6][B]Tambores de guerra en Mosul[/B][/SIZE][/U][/CENTER] "La guerra se aproxima y la supervivencia del califato dependerá de la fortaleza con la que Mosul resista a los infieles", pregonan las mezquitas de la segunda ciudad de Irak, bajo el yugo del autodenominado Estado Islámico. Tras 27 meses de brutal dominio yihadista, la liberación de la urbe -capital del califato en suelo iraquí- despunta al fin por el horizonte. "El día D de la operación es un secreto militar. Es decisión exclusiva del primer ministro en calidad de comandante en jefe de las fuerzas armadas", declara a EL MUNDO el general iraquí Najim al Yaburi, a cargo de las operaciones en la provincia de Nínive, cuya capital es Mosul. Desde hace semanas fuentes castrenses iraquíes y estadounidenses han fijado mediados de octubre como la fecha más probable del inicio de una campaña largamente esperada. "Ahora sí estamos preparados para librar esta gran batalla. Solo aguardamos órdenes", reconoce el oficial. En los últimos meses las unidades que dirige se han sacudido la humillante huida que entregó Mosul a los barbudos y, con ayuda de la aviación de la coalición internacional liderada por Estados Unidos, han ido estrechando el cerco sobre la villa, que aún habita millón y medio de almas. "Hemos liberado muchas zonas de los alrededores y hemos liquidado a destacados dirigentes del Daesh [acrónimo en árabe del Estado Islámico]", presume Al Yaburi, consciente de que se avecina una larga y ardua contienda. [CENTER][IMG]http://e03-elmundo.uecdn.es/elmundo/2016/graficos/oct/mosul/iraq-660.jpg[/IMG] [/CENTER] "El Daesh -arguye- también se está armando para la lucha. Están abriendo zanjas y excavando túneles pero saben perfectamente que más tarde o más temprano caerán derrotados". Un ritmo frenético reina al otro lado de las trincheras, en el callejero de una ciudad castigada por la atroz retahíla de ejecuciones, lapidaciones, decapitaciones o amputaciones que las huestes del IS (Estado Islámico, por su siglas en inglés) han perpetrado durante su estancia. "Camiones de propiedad municipal están trasladando grandes muros de hormigón hasta las afueras de la villa", relata desde el anonimato un vecino a la web local Niqash. A contrarreloj los yihadistas tratan de blindar su último bastión en territorio iraquí plantando moles de cemento en los principales accesos; horadando zanjas y rellenándolas con petróleo; y rociando artefactos explosivos improvisados. Según diversas fuentes de la inteligencia local y occidental, entre 3.000 y 8.000 combatientes del IS -tanto reclutas locales como extranjeros- permanecen en las arterias de Mosul. En los despachos de Bagdad y Washington nadie oculta que las escaramuzas podrían prolongarse semanas e incluso meses. "La ciudad tiene 65 distritos. La batalla resultará relativamente sencilla en 60 pero será extremadamente compleja en al menos cinco barrios, donde se concentran los simpatizantes del Daesh. La organización terrorista no perderá la oportunidad de aprovechar su influencias en estos vecindarios", pronostica en declaraciones a este diario Hashem al Hashimi, asesor del Gobierno iraquí y una notable fuente de información sobre el grupo yihadista. El asalto de Mosul estará divido en varias avanzadillas. "El plan de ataque tiene tres frentes: sur, oeste y norte", detalla Al Hashimi. Y su ejecución se efectuará por etapas. En la primera, los uniformados iraquíes -con el respaldo en el norte y el oeste de los "peshmerga", las tropas del Kurdistán iraquí- sitiarán la urbe y comenzarán a arrebatarle terreno a los adláteres de Abu Bakr al Bagdadi. Después, en una segunda fase, las unidades antiterroristas y brigadas de la policía federal y el ejército inaugurarán la arremetida final contra Mosul, con el probable escenario de una guerra calle a calle. En la campaña participarán los batallones del ejército iraquí -formados durante los últimos dos años por asesores de EEUU y otros países de la coalición, entre ellos, España-; agentes de policía y las unidades especiales; los peshmerga; combatientes de tribus suníes locales contrarias al IS y miembros de las controvertidas milicias chiíes de "Hashid Shaabi" (Movilización popular, en árabe). "Cada grupo desempeña un papel en la batalla pero todos estarán bajo la administración del ejército iraquí", subraya Al Yaburi. El cuartel general desde donde se manejará el avance de las tropas se ha instalado en la base aérea de Al Qayara, ubicada a unos 60 kilómetros al sur de Mosul y recuperada el pasado julio. En sus instalaciones residen ya unos 550 militares estadounidenses después de que, a petición de Bagdad, Obama aprobara a finales del mes pasado el despliegue de 600 nuevos uniformados que proporcionarán a sus homólogos iraquíes "apoyo logístico, asesoría y entrenamiento". Según el Pentágono, el nuevo contingente eleva a 5.262 la cifra de soldados americanos presentes en Irak. Interrogado por la posibilidad de que los militares entren en combate, el secretario de Defensa estadounidense Ash Carter aseveró hace unas semanas que, aunque su función inicial es la de proporcionar apoyo, lo harán en caso de peligro. "El principal papel de la coalición internacional será la asistencia aérea, con aviones modernos y cohetes. Contamos, además, con buques portaaviones de EEUU y Francia que ya están desplegados", desgrana Al Yaburi. [CENTER][IMG]http://e04-elmundo.uecdn.es/elmundo/2016/graficos/oct/mosul/mosul-660.jpg[/IMG] [/CENTER] El principal "talón de Aquiles" de la operación para expulsar a los yihadistas de su refugio iraquí es precisamente el conflicto sectario que puede desatar la amalgama de fuerzas implicadas. Para evitar los crímenes que las milicias chiíes firmaron tras la liberación de Ramadi y Faluya, la orden es que sus combatientes permanezcan en la retaguardia y se abstengan de internarse en la ciudad. "Me preocupan los posibles conflictos sectarios por la presencia de las milicias chiíes y los peshmerga pero confío en que no se produzcan tales episodios. El liderazgo es claro y el ejército iraquí es quien reparte los roles. En dos meses Mosul podría ser una ciudad libre", confiesa a este diario Atheel al Nujaifi, gobernador de Nínive cuando el IS irrumpió en la capital y caudillo de una brigada suní involucrada en la campaña. Al político, uno de los rostros más reconocidos de los suníes de Mosul que desafían al IS y ferviente defensor de otorgar una amplia autonomía al enclave, le inquieta la resaca de la victoria en una plaza cuya población no ha olvidado la exclusión a la que les condenó el Gobierno chií de Bagdad. Un sentimiento de desconexión tan salvaje que sus habitantes danzaron cuando los escuadrones del IS ahuyentaron a las fuerzas de seguridad e impusieron su ley del terror. "El asalto de Mosul -proclama Al Nujaifi- es una oportunidad para mantener unido Irak pero solo si trae una nueva manera de administrar el territorio. Si no eso no se cumple, el país se romperá". [URL]http://www.elmundo.es/internacional/2016/10/10/57fa6b8f268e3e0d698b457f.html[/URL] [/QUOTE]
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