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<blockquote data-quote="Barbanegra" data-source="post: 2408963" data-attributes="member: 10064"><p style="text-align: center"><img src="https://e00-elmundo.uecdn.es/assets/multimedia/imagenes/2018/05/14/15263138713251.jpg" alt="" class="fr-fic fr-dii fr-draggable " style="" /></p> <p style="text-align: center"><strong><u><span style="font-size: 26px">La alianza de Muqtada al Sadr, el terror de las tropas españolas, vence en las elecciones parlamentarias iraquíes</span></u></strong></p><p>El clérigo chií Muqtada al Sadr, el terror de las tropas españolas desplegadas en Nayaf tras la invasión estadounidense de Irak, se perfila como el gran vencedor de las elecciones parlamentarias celebradas el pasado sábado. Contra pronóstico, su heterogénea alianza "Revolucionarios por la reforma" -en la que conviven sus partidarios, comunistas y seculares- encabeza los resultados parciales anunciados este lunes por la comisión electoral, procedentes de 10 de las 18 provincias del país. Le siguen la coalición Fatah (Conquista, en árabe) de Hadi al Amiri, jefe de Hashid Shaabi (Movilización popular, en árabe), la constelación de milicias chiíes respaldadas por Irán; y, en tercer lugar, el bloque liderado por el actual primer ministro, el chií Haidar al Abadi, que sufre una sonada derrota tras jugar la baza de haber vencido al autodenominado Estado Islámico.</p><p></p><p>"Estamos preparados para trabajar y cooperar en la formación del Gabinete más fuerte posible para Irak, libre de corrupción", ha prometido Al Abadi tras instar a todos los partidos en liza a respetar los resultados de unos comicios que registraron récord de abstención, con un participación provisional situada en el 44,52 por ciento. "Los resultados preliminares muestran que nuestra lista ocupa la primera posición en nueve provincias. El pueblo ha rechazado a los líderes corruptos que han participado en estas elecciones", declara a EL MUNDO Raid Fahmi, secretario general del Partido Comunista iraquí, integrado en el bloque de Sadr. El clérigo chií, con un amplia base de simpatizantes que durante una década fueron la pesadilla del ejército estadounidense y sus aliados, volvió a escena hace dos años cuando se convirtió en rostro de las protestas populares que irrumpieron en la fortificada Zona Verde de Bagdad exigiendo el fin de una corrupción endémica.</p><p></p><p>Al abrigo de aquellas reivindicaciones, Sadr logró forjar una alianza que ha revolucionado la escena de un país desangrado por tres lustros de violencia sectaria. "Su bloque forma parte de un movimiento mayor que reclama un estado secular. Ha cosechado apoyos en la frustración generalizada por la corrupción, el abuso de la religión y el islam político por parte de los partidos políticos sectarios y el papel de unas élites políticas que tienen poca conexión con el resto de la población", explica a este diario el politólogo iraquí Mehiyar Kathem.</p><p></p><p>Según datos oficiosos, la alianza del clérigo habría obtenido 1,3 millones de sufragios y alrededor de 54 diputados de un Parlamento con 329 escaños; seguida, por escaso margen, por los bloques de Al Amiri, con 1,2 millones de votos y 47 asientos, y Al Abadi, con un millón de apoyos y 42 escaños. En cuarta posición, se situaría el ex primer ministro Nuri al Maliki, con 25 diputados. De confirmarse, los resultados arrojan un Hemiciclo fragmentado que se embarcará en la complicada misión de formar un Ejecutivo en el plazo de 90 días. El clima regional, con la escalada entre Washington y Teherán tras la retirada estadounidense del acuerdo nuclear iraní, podría hacer aún más compleja la tarea.</p><p></p><p>Al Sadr es un viejo enemigo de Estados Unidos que también levanta rechazo en la república de los Ayatolás. El pasado febrero Ali Akbar Velayati, asesor del líder supremo de Irán, trazó una línea roja en torno a su candidatura. "No permitiremos que liberales y comunistas gobiernen Irak", advirtió. En 2010, la lista del ex vicepresidente iraquí Ayad Allawi venció por exiguo margen pero no pudo presidir el Gobierno por, a su juicio, el veto de Teherán. "Las cosas han cambiado. Hay cierto consenso entre todas las listas y una base de acuerdo. Lo que nos interesa es la reforma y la solución a los principales problemas de los ciudadanos", replica Fahmi.</p><p></p><p>Al Amiri, en cambio, goza de estrechas relaciones con Irán, donde residió durante cerca de dos décadas. Desde su llegada al cargo en septiembre de 2014, Al Abadi ha tratado de cuidar los lazos con estadounidenses e iraníes cooperando con ambos en la lucha contra la amenaza yihadista. Al Sadr, que el pasado verano se reunió en Arabia Saudí con su príncipe heredero, propone un ejercicio de funambulismo. "Es un nacionalista iraquí que tratará de negociar un nuevo papel político en las tensiones entre Arabia Saudí, EEUU e Irán. Es un juego difícil pero Al Sadr intenta crear una situación en la que las rivalidades no perjudiquen a Irak", arguye Kathem. Las primeras noticias de su victoria, especialmente significativa en Bagdad, lanzaron a sus acólitos a las calles de la capital. Entre cánticos, bailes y fuegos artificiales, algunos de los presentes vocearon un deseo: "Fuera Irán". Al incierto horizonte de la reconstrucción pendiente en el noroeste del país, carcomido por la batalla contra el IS, se suma el encarnizado litigio que libran entre sí los partidos kurdos. Hasta seis formaciones han reclamado la repetición de los comicios en la región autónoma, Kirkuk y otras zonas disputadas entre acusaciones de fraude masivo, que el sábado desataron los primeros disturbios en la provincia de Suleimaniya.</p><p></p><p><a href="http://www.elmundo.es/internacional/2018/05/14/5af9b20346163f5d338b465c.html">http://www.elmundo.es/internacional/2018/05/14/5af9b20346163f5d338b465c.html</a></p></blockquote><p></p>
[QUOTE="Barbanegra, post: 2408963, member: 10064"] [CENTER][IMG]https://e00-elmundo.uecdn.es/assets/multimedia/imagenes/2018/05/14/15263138713251.jpg[/IMG] [B][U][SIZE=7]La alianza de Muqtada al Sadr, el terror de las tropas españolas, vence en las elecciones parlamentarias iraquíes[/SIZE][/U][/B][/CENTER] El clérigo chií Muqtada al Sadr, el terror de las tropas españolas desplegadas en Nayaf tras la invasión estadounidense de Irak, se perfila como el gran vencedor de las elecciones parlamentarias celebradas el pasado sábado. Contra pronóstico, su heterogénea alianza "Revolucionarios por la reforma" -en la que conviven sus partidarios, comunistas y seculares- encabeza los resultados parciales anunciados este lunes por la comisión electoral, procedentes de 10 de las 18 provincias del país. Le siguen la coalición Fatah (Conquista, en árabe) de Hadi al Amiri, jefe de Hashid Shaabi (Movilización popular, en árabe), la constelación de milicias chiíes respaldadas por Irán; y, en tercer lugar, el bloque liderado por el actual primer ministro, el chií Haidar al Abadi, que sufre una sonada derrota tras jugar la baza de haber vencido al autodenominado Estado Islámico. "Estamos preparados para trabajar y cooperar en la formación del Gabinete más fuerte posible para Irak, libre de corrupción", ha prometido Al Abadi tras instar a todos los partidos en liza a respetar los resultados de unos comicios que registraron récord de abstención, con un participación provisional situada en el 44,52 por ciento. "Los resultados preliminares muestran que nuestra lista ocupa la primera posición en nueve provincias. El pueblo ha rechazado a los líderes corruptos que han participado en estas elecciones", declara a EL MUNDO Raid Fahmi, secretario general del Partido Comunista iraquí, integrado en el bloque de Sadr. El clérigo chií, con un amplia base de simpatizantes que durante una década fueron la pesadilla del ejército estadounidense y sus aliados, volvió a escena hace dos años cuando se convirtió en rostro de las protestas populares que irrumpieron en la fortificada Zona Verde de Bagdad exigiendo el fin de una corrupción endémica. Al abrigo de aquellas reivindicaciones, Sadr logró forjar una alianza que ha revolucionado la escena de un país desangrado por tres lustros de violencia sectaria. "Su bloque forma parte de un movimiento mayor que reclama un estado secular. Ha cosechado apoyos en la frustración generalizada por la corrupción, el abuso de la religión y el islam político por parte de los partidos políticos sectarios y el papel de unas élites políticas que tienen poca conexión con el resto de la población", explica a este diario el politólogo iraquí Mehiyar Kathem. Según datos oficiosos, la alianza del clérigo habría obtenido 1,3 millones de sufragios y alrededor de 54 diputados de un Parlamento con 329 escaños; seguida, por escaso margen, por los bloques de Al Amiri, con 1,2 millones de votos y 47 asientos, y Al Abadi, con un millón de apoyos y 42 escaños. En cuarta posición, se situaría el ex primer ministro Nuri al Maliki, con 25 diputados. De confirmarse, los resultados arrojan un Hemiciclo fragmentado que se embarcará en la complicada misión de formar un Ejecutivo en el plazo de 90 días. El clima regional, con la escalada entre Washington y Teherán tras la retirada estadounidense del acuerdo nuclear iraní, podría hacer aún más compleja la tarea. Al Sadr es un viejo enemigo de Estados Unidos que también levanta rechazo en la república de los Ayatolás. El pasado febrero Ali Akbar Velayati, asesor del líder supremo de Irán, trazó una línea roja en torno a su candidatura. "No permitiremos que liberales y comunistas gobiernen Irak", advirtió. En 2010, la lista del ex vicepresidente iraquí Ayad Allawi venció por exiguo margen pero no pudo presidir el Gobierno por, a su juicio, el veto de Teherán. "Las cosas han cambiado. Hay cierto consenso entre todas las listas y una base de acuerdo. Lo que nos interesa es la reforma y la solución a los principales problemas de los ciudadanos", replica Fahmi. Al Amiri, en cambio, goza de estrechas relaciones con Irán, donde residió durante cerca de dos décadas. Desde su llegada al cargo en septiembre de 2014, Al Abadi ha tratado de cuidar los lazos con estadounidenses e iraníes cooperando con ambos en la lucha contra la amenaza yihadista. Al Sadr, que el pasado verano se reunió en Arabia Saudí con su príncipe heredero, propone un ejercicio de funambulismo. "Es un nacionalista iraquí que tratará de negociar un nuevo papel político en las tensiones entre Arabia Saudí, EEUU e Irán. Es un juego difícil pero Al Sadr intenta crear una situación en la que las rivalidades no perjudiquen a Irak", arguye Kathem. Las primeras noticias de su victoria, especialmente significativa en Bagdad, lanzaron a sus acólitos a las calles de la capital. Entre cánticos, bailes y fuegos artificiales, algunos de los presentes vocearon un deseo: "Fuera Irán". Al incierto horizonte de la reconstrucción pendiente en el noroeste del país, carcomido por la batalla contra el IS, se suma el encarnizado litigio que libran entre sí los partidos kurdos. Hasta seis formaciones han reclamado la repetición de los comicios en la región autónoma, Kirkuk y otras zonas disputadas entre acusaciones de fraude masivo, que el sábado desataron los primeros disturbios en la provincia de Suleimaniya. [URL]http://www.elmundo.es/internacional/2018/05/14/5af9b20346163f5d338b465c.html[/URL] [/QUOTE]
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Guerra desarrollada entre Argentina y el Reino Unido en 1982
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