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<blockquote data-quote="Sebastian" data-source="post: 2075433" data-attributes="member: 8629"><p><span style="font-size: 22px"><strong><span style="font-size: 12px">Parte 1</span> </strong></span></p><p style="text-align: center"><span style="font-size: 22px"><strong>Israel ciberconquista el desierto</strong></span></p><p><span style="font-size: 18px"></span></p><p><span style="font-size: 18px"><strong>La región desértica del Néguev, antiguo prodigio agrícola, se prepara para acoger el mando tecnológico del potente Ejército israelí</strong></span></p><p></p><p><a href="http://elpais.com/autor/jose_manuel_abad_linan/a/"> José Manuel Abad Liñán </a></p><p>Beerseba <a href="http://elpais.com/tag/fecha/20160811"> 11 AGO 2016 - 14:40 CEST </a></p><p><img src="http://ep02.epimg.net/internacional/imagenes/2016/08/10/actualidad/1470838666_628001_1470919229_noticia_fotograma.jpg" alt="" class="fr-fic fr-dii fr-draggable " style="" /></p><p>Vista del Museo de la Fuerza Aérea de Israel en Beerseba durante las demostraciones aéreas del 66º aniversario de Israel en mayo de 2014. AMIR COHEN (REUTERS)</p><p><img src="http://ep01.epimg.net/internacional/imagenes/2016/08/10/actualidad/1470838666_628001_1470933317_sumario_normal.png" alt="" class="fr-fic fr-dii fr-draggable " style="" /></p><p>"Peligro: camellos". El desierto de Israel está salpicado de señales que alertan del riesgo de que se crucen en la carretera. Sobre este yermo, dominio milenario de las caravanas que cosían Asia a África en una depresión a 400 metros bajo el nivel del mar, apuntaló David Ben-Gurión la soberanía del país que había fundado. Aislado del resto de países de su entorno, al Gobierno israelí le preocupaba que la población se quedara desabastecida de alimento y apostó por hacer cultivable una parte del desierto del Néguev. Ben-Gurión mandó traer de lejos tierras fértiles y horadar un kilómetro y medio bajo la arena hasta alcanzar un acuífero. Creó un oasis por la fuerza.</p><p></p><p>Todavía hoy esta agricultura extrema da de comer a siete pequeñas poblaciones que pespuntan la frontera de Israel con Jordania. Unas 3.500 personas aprovechan hasta la última gota de agua (en todo el año apenas caen 30 milímetros por metro cuadrado de lluvia) para cultivar tomates o sandías, pero también —la supervivencia del negocio les obliga— frutos que demandan los mercados de Asia, como melones amargos o aguaymantos. </p><p></p><p>El enorme acuífero del desierto sigue dando agua, pero estas tierras prometidas dan signos de agotamiento económico. Ya no son tan rentables como en los cincuenta y sesenta</p><p></p><p>Los buenos colegios pagados por el Estado y una vivienda garantizada —en Israel, el precio de la vivienda es prohibitivo— hacen que todavía hoy la lista de solicitudes para desplazarse a esta región, Aravá, sea también una lista de espera. Lo cuentan Maayan Kitron y Effi Tripler, dos científicos reconvertidos en agricultores. Se refugian en una sala con aire acondicionado rodeada por kilómetros de tierra amarilla y algunos edificios brutalistas de hormigón. Tripler ha aplicado sensores electrónicos a las plantas que cultiva para saber exactamente su sed y el agua que consume cada parte de su anatomía. El resultado: con solo el 70% de lo que se emplea en regar cultivos en otras partes del mundo, aquí basta para sacar adelante una cosecha.</p><p></p><p>Sin embargo, Effi le quita importancia a ese ahorro. De hecho, afirma que el agua no es algo tan importante en la producción, porque solo supone un 7% del coste total. "Lo más caro es la mano de obra: ningún jornalero gana menos de 1.000 euros al mes. Pagar al trabajador supone la mitad de los costos", asegura. Bajo los pies, el enorme acuífero de las profundidades del desierto sigue dando agua, pero estas tierras prometidas parecen dar signos de agotamiento económico.</p><p></p><p style="text-align: center">Antes de 2022 el Ejército trasladará Beerseba a todas sus unidades tecnológicas. Se moverán 8.000 militares</p><p></p><p>Aravá ya no es tan rentable como en los años cincuenta y sesenta. La subida de los costes de producción hace que sus habitantes piensen ya en cómo compensar pérdidas reconvirtiendo el exótico lugar en destino turístico o, sorprendentemente, criando peces de acuario para la exportación en el lugar de Israel donde el agua es más preciada. "Los agricultores de aquí, como los de todo el mundo, tenemos que ser optimistas", comenta irónica Maayan a un grupo de periodistas, invitados por la Federación de Comunidades Judías de España.</p><p></p><p>La imagen de los cultivos hidropónicos forma parte de una estampa desarrollista algo pasada. Hoy, para conocer la muestra más pujante de conquista del desierto hay que moverse 125 kilómetros al noreste por unas tierras jalonadas por las infraviviendas de los beduinos. La carretera es una mera raya gris en el amarillo de las rocas, que une Eilat, la punta del triángulo invertido del mapa de Israel y su único contacto con el mar Rojo, con Beerseba, la flamante cibercapital del país.</p><p><img src="http://ep01.epimg.net/internacional/imagenes/2016/08/10/actualidad/1470838666_628001_1470852547_sumario_normal.jpg" alt="" class="fr-fic fr-dii fr-draggable " style="" /> ampliar foto</p><p>Camellos en un asentamiento de beduinos en las afueras de Beersheba (al fondo). Amir Cohen Reuters</p><p><span style="font-size: 15px"><strong>Camino a la cibercapital</strong></span></p><p>Es primera hora de la mañana. Las plumas de las grúas giran de un lado a otro para seguir levantando bloques y bloques de apartamentos, borrosos por la calima del desierto. De los primeros trenes que llegan de la capital económica de Israel, Tel Aviv, se bajan cada vez más personas en Beerseba. Apenas se tarda una hora en trasladarse de un lugar a otro y los <em>commuters</em> ya representan la mitad de todos los trabajadores de una ciudad que, con 200.000 habitantes, no termina de sacudirse una apariencia espectral.</p><p></p><p>Las Fuerzas de Defensa de Israel han puesto el ojo en ella. Antes de 2022 trasladarán a la ciudad y a su entorno a todas sus unidades tecnológicas. Se moverán 8.000 militares, sin contar con los miembros de los servicios de inteligencia, según afirman fuentes del Ejército. Califican el proyecto como el mayor vinculado a la tecnología de toda su historia. Ya se han desplazado unas cuatro unidades de entrenamiento a Beerseba, aunque se ubicarán fuera del futuro campus.</p><p><img src="http://ep01.epimg.net/internacional/imagenes/2016/08/10/actualidad/1470838666_628001_1470854878_sumario_normal.jpg" alt="" class="fr-fic fr-dii fr-draggable " style="" /> </p><p>Simulación de las futuras instalaciones de las Fuerzas de Defensa de Israel en Beerseba. FDI</p><p>El proyecto no solo implica gastar cemento. Mano a mano con el Ministerio de Defensa, el Ejército ya ha puesto en marcha cinco proyectos en los que animan a estudiantes de 16 a 18 años a formarse en ciberseguridad. El proyecto educativo terminará en 2020 y, para entonces, ya habrá tomado forma gran parte del futuro campus, que incluirá por un lado la Universidad Ben-Gurión, por otro el parque tecnológico con las empresas y, en el centro, las unidades militares. Entre ellas, se desplazarán todos los oficiales tecnológicos (los llamados G6), la mayoría de las divisiones tecnológicas del Ejército y parte de la inteligencia.</p><p></p><p>"Pensamos que desplazar aquí a nuestras unidades aumentará nuestra operativa", asegura a EL PAÍS el teniente coronel Azar Salam. La ciudad ha sido escogida, además, por su <em>ecosistema</em>: "Tiene la academia, los sistemas de detección integrados y la industria de alta tecnología. Es una de las principales ciberciudades del mundo". El Ejército está publicando ya los contratos para empezar a levantar las nuevas instalaciones en dos años, aunque no revela el coste total de la operación. El desplazamiento de las unidades militares del centro del país liberará en esa zona enormes extensiones de valioso terreno para construir viviendas.</p><p></p><p>La rentabilidad económica, pero también estratégica, subyace en el proyecto: "Hay una decisión del Gobierno de mover las unidades desde el centro al sur también para asentar la población en el desierto", ilustra el militar. Se refiere a la <a href="http://www.cyberspark.org.il/#%21about-cyberspark/c1a40">operación Cyber Spark</a>, una idea presentada a bombo y platillo hace dos años por el primer ministro, Benjamín Netanyahu, para apuntalar el paraíso de las <em>startups</em> israelíes y atraer a población del resto del país hacia el desierto: una nueva repoblación, como la de los agricultores hace cincuenta años. Israel cuenta con una enorme ventaja en su propósito: tiene más tecnológicas emergentes que toda Europa junta y su territorio es el lugar del mundo con más densidad de <em>startups</em> por habitante, tan solo después de Silicon Valley.</p><p></p><p>El Gobierno quiere traer a población del centro y norte del país hacia el desierto: una nueva repoblación, como la de los agricultores hace cincuenta años</p><p></p><p>Beerseba es, a estos efectos, la niña mimada de la Administración Netanyahu: más allá de la decisión del National Cyber Bureau del país de regar con shekels a las empresas (acaba de destinar una partida de 80 millones, 18,7 millones de euros, a las que ya se han asentado), la gran ventaja de la ciudad son las desgravaciones fiscales. En el conjunto del país, hay más de 400 empresas especializadas en ciberseguridad, un sector que da trabajo directo a 19.000 personas. En 2014 las exportaciones de <em>software</em> de seguridad informática de Israel alcanzaron los 6.000 millones de dólares, un 8% del mercado mundial, aunque se teme que la fortaleza actual del shekel frente a las divisas extranjeras suponga un freno para las futuras exportaciones.</p><p></p><p>A la capital del desierto llegará también la prestigiosa 8200 ["ocho doscientos"], el <em>sancta sanctorum</em> de la inteligencia tecnológica militar. A sus cerebros se les atribuye la creación de gusanos informáticos tan potentes como <a href="http://tecnologia.elpais.com/tecnologia/2011/10/19/actualidad/1319014862_850215.html">Stuxnet</a>. La unidad acoge incluso un programa para crear <em>startups</em>. "Si eres de la 8200 y tienes un par de patentes, ya tienes mucho hecho", afirma convencido Ilan Leiferman, un joven español desplazado a Israel para montar Ynoova, una empresa que guía a las grandes compañías europeas para que inviertan con tino en las empresas emergentes locales. "La cuestión es entrar en una de esas unidades porque, si te presentas voluntario para seguir después de los tres años obligatorios [son dos para las mujeres], te favorecerá en tu futuro currículum".</p><p><a href="http://internacional.elpais.com/internacional/2016/08/10/actualidad/1470838666_628001.html">http://internacional.elpais.com/internacional/2016/08/10/actualidad/1470838666_628001.html</a></p></blockquote><p></p>
[QUOTE="Sebastian, post: 2075433, member: 8629"] [SIZE=6][B][SIZE=3]Parte 1[/SIZE] [/B][/SIZE] [CENTER][SIZE=6][B]Israel ciberconquista el desierto[/B][/SIZE][/CENTER] [SIZE=5][B][/B] [B]La región desértica del Néguev, antiguo prodigio agrícola, se prepara para acoger el mando tecnológico del potente Ejército israelí[/B][/SIZE] [URL='http://elpais.com/autor/jose_manuel_abad_linan/a/'] José Manuel Abad Liñán [/URL] Beerseba [URL='http://elpais.com/tag/fecha/20160811'] 11 AGO 2016 - 14:40 CEST [/URL] [IMG]http://ep02.epimg.net/internacional/imagenes/2016/08/10/actualidad/1470838666_628001_1470919229_noticia_fotograma.jpg[/IMG] Vista del Museo de la Fuerza Aérea de Israel en Beerseba durante las demostraciones aéreas del 66º aniversario de Israel en mayo de 2014. AMIR COHEN (REUTERS) [IMG]http://ep01.epimg.net/internacional/imagenes/2016/08/10/actualidad/1470838666_628001_1470933317_sumario_normal.png[/IMG] "Peligro: camellos". El desierto de Israel está salpicado de señales que alertan del riesgo de que se crucen en la carretera. Sobre este yermo, dominio milenario de las caravanas que cosían Asia a África en una depresión a 400 metros bajo el nivel del mar, apuntaló David Ben-Gurión la soberanía del país que había fundado. Aislado del resto de países de su entorno, al Gobierno israelí le preocupaba que la población se quedara desabastecida de alimento y apostó por hacer cultivable una parte del desierto del Néguev. Ben-Gurión mandó traer de lejos tierras fértiles y horadar un kilómetro y medio bajo la arena hasta alcanzar un acuífero. Creó un oasis por la fuerza. Todavía hoy esta agricultura extrema da de comer a siete pequeñas poblaciones que pespuntan la frontera de Israel con Jordania. Unas 3.500 personas aprovechan hasta la última gota de agua (en todo el año apenas caen 30 milímetros por metro cuadrado de lluvia) para cultivar tomates o sandías, pero también —la supervivencia del negocio les obliga— frutos que demandan los mercados de Asia, como melones amargos o aguaymantos. El enorme acuífero del desierto sigue dando agua, pero estas tierras prometidas dan signos de agotamiento económico. Ya no son tan rentables como en los cincuenta y sesenta Los buenos colegios pagados por el Estado y una vivienda garantizada —en Israel, el precio de la vivienda es prohibitivo— hacen que todavía hoy la lista de solicitudes para desplazarse a esta región, Aravá, sea también una lista de espera. Lo cuentan Maayan Kitron y Effi Tripler, dos científicos reconvertidos en agricultores. Se refugian en una sala con aire acondicionado rodeada por kilómetros de tierra amarilla y algunos edificios brutalistas de hormigón. Tripler ha aplicado sensores electrónicos a las plantas que cultiva para saber exactamente su sed y el agua que consume cada parte de su anatomía. El resultado: con solo el 70% de lo que se emplea en regar cultivos en otras partes del mundo, aquí basta para sacar adelante una cosecha. Sin embargo, Effi le quita importancia a ese ahorro. De hecho, afirma que el agua no es algo tan importante en la producción, porque solo supone un 7% del coste total. "Lo más caro es la mano de obra: ningún jornalero gana menos de 1.000 euros al mes. Pagar al trabajador supone la mitad de los costos", asegura. Bajo los pies, el enorme acuífero de las profundidades del desierto sigue dando agua, pero estas tierras prometidas parecen dar signos de agotamiento económico. [CENTER]Antes de 2022 el Ejército trasladará Beerseba a todas sus unidades tecnológicas. Se moverán 8.000 militares[/CENTER] Aravá ya no es tan rentable como en los años cincuenta y sesenta. La subida de los costes de producción hace que sus habitantes piensen ya en cómo compensar pérdidas reconvirtiendo el exótico lugar en destino turístico o, sorprendentemente, criando peces de acuario para la exportación en el lugar de Israel donde el agua es más preciada. "Los agricultores de aquí, como los de todo el mundo, tenemos que ser optimistas", comenta irónica Maayan a un grupo de periodistas, invitados por la Federación de Comunidades Judías de España. La imagen de los cultivos hidropónicos forma parte de una estampa desarrollista algo pasada. Hoy, para conocer la muestra más pujante de conquista del desierto hay que moverse 125 kilómetros al noreste por unas tierras jalonadas por las infraviviendas de los beduinos. La carretera es una mera raya gris en el amarillo de las rocas, que une Eilat, la punta del triángulo invertido del mapa de Israel y su único contacto con el mar Rojo, con Beerseba, la flamante cibercapital del país. [IMG]http://ep01.epimg.net/internacional/imagenes/2016/08/10/actualidad/1470838666_628001_1470852547_sumario_normal.jpg[/IMG] ampliar foto Camellos en un asentamiento de beduinos en las afueras de Beersheba (al fondo). Amir Cohen Reuters [SIZE=4][B]Camino a la cibercapital[/B][/SIZE] Es primera hora de la mañana. Las plumas de las grúas giran de un lado a otro para seguir levantando bloques y bloques de apartamentos, borrosos por la calima del desierto. De los primeros trenes que llegan de la capital económica de Israel, Tel Aviv, se bajan cada vez más personas en Beerseba. Apenas se tarda una hora en trasladarse de un lugar a otro y los [I]commuters[/I] ya representan la mitad de todos los trabajadores de una ciudad que, con 200.000 habitantes, no termina de sacudirse una apariencia espectral. Las Fuerzas de Defensa de Israel han puesto el ojo en ella. Antes de 2022 trasladarán a la ciudad y a su entorno a todas sus unidades tecnológicas. Se moverán 8.000 militares, sin contar con los miembros de los servicios de inteligencia, según afirman fuentes del Ejército. Califican el proyecto como el mayor vinculado a la tecnología de toda su historia. Ya se han desplazado unas cuatro unidades de entrenamiento a Beerseba, aunque se ubicarán fuera del futuro campus. [IMG]http://ep01.epimg.net/internacional/imagenes/2016/08/10/actualidad/1470838666_628001_1470854878_sumario_normal.jpg[/IMG] Simulación de las futuras instalaciones de las Fuerzas de Defensa de Israel en Beerseba. FDI El proyecto no solo implica gastar cemento. Mano a mano con el Ministerio de Defensa, el Ejército ya ha puesto en marcha cinco proyectos en los que animan a estudiantes de 16 a 18 años a formarse en ciberseguridad. El proyecto educativo terminará en 2020 y, para entonces, ya habrá tomado forma gran parte del futuro campus, que incluirá por un lado la Universidad Ben-Gurión, por otro el parque tecnológico con las empresas y, en el centro, las unidades militares. Entre ellas, se desplazarán todos los oficiales tecnológicos (los llamados G6), la mayoría de las divisiones tecnológicas del Ejército y parte de la inteligencia. "Pensamos que desplazar aquí a nuestras unidades aumentará nuestra operativa", asegura a EL PAÍS el teniente coronel Azar Salam. La ciudad ha sido escogida, además, por su [I]ecosistema[/I]: "Tiene la academia, los sistemas de detección integrados y la industria de alta tecnología. Es una de las principales ciberciudades del mundo". El Ejército está publicando ya los contratos para empezar a levantar las nuevas instalaciones en dos años, aunque no revela el coste total de la operación. El desplazamiento de las unidades militares del centro del país liberará en esa zona enormes extensiones de valioso terreno para construir viviendas. La rentabilidad económica, pero también estratégica, subyace en el proyecto: "Hay una decisión del Gobierno de mover las unidades desde el centro al sur también para asentar la población en el desierto", ilustra el militar. Se refiere a la [URL='http://www.cyberspark.org.il/#%21about-cyberspark/c1a40']operación Cyber Spark[/URL], una idea presentada a bombo y platillo hace dos años por el primer ministro, Benjamín Netanyahu, para apuntalar el paraíso de las [I]startups[/I] israelíes y atraer a población del resto del país hacia el desierto: una nueva repoblación, como la de los agricultores hace cincuenta años. Israel cuenta con una enorme ventaja en su propósito: tiene más tecnológicas emergentes que toda Europa junta y su territorio es el lugar del mundo con más densidad de [I]startups[/I] por habitante, tan solo después de Silicon Valley. El Gobierno quiere traer a población del centro y norte del país hacia el desierto: una nueva repoblación, como la de los agricultores hace cincuenta años Beerseba es, a estos efectos, la niña mimada de la Administración Netanyahu: más allá de la decisión del National Cyber Bureau del país de regar con shekels a las empresas (acaba de destinar una partida de 80 millones, 18,7 millones de euros, a las que ya se han asentado), la gran ventaja de la ciudad son las desgravaciones fiscales. En el conjunto del país, hay más de 400 empresas especializadas en ciberseguridad, un sector que da trabajo directo a 19.000 personas. En 2014 las exportaciones de [I]software[/I] de seguridad informática de Israel alcanzaron los 6.000 millones de dólares, un 8% del mercado mundial, aunque se teme que la fortaleza actual del shekel frente a las divisas extranjeras suponga un freno para las futuras exportaciones. A la capital del desierto llegará también la prestigiosa 8200 ["ocho doscientos"], el [I]sancta sanctorum[/I] de la inteligencia tecnológica militar. A sus cerebros se les atribuye la creación de gusanos informáticos tan potentes como [URL='http://tecnologia.elpais.com/tecnologia/2011/10/19/actualidad/1319014862_850215.html']Stuxnet[/URL]. La unidad acoge incluso un programa para crear [I]startups[/I]. "Si eres de la 8200 y tienes un par de patentes, ya tienes mucho hecho", afirma convencido Ilan Leiferman, un joven español desplazado a Israel para montar Ynoova, una empresa que guía a las grandes compañías europeas para que inviertan con tino en las empresas emergentes locales. "La cuestión es entrar en una de esas unidades porque, si te presentas voluntario para seguir después de los tres años obligatorios [son dos para las mujeres], te favorecerá en tu futuro currículum". [URL]http://internacional.elpais.com/internacional/2016/08/10/actualidad/1470838666_628001.html[/URL] [/QUOTE]
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Guerra desarrollada entre Argentina y el Reino Unido en 1982
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