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<blockquote data-quote="Pablo01" data-source="post: 763646" data-attributes="member: 4259"><p><strong>Interesante analisis del diario El Mundo de España</strong></p><p></p><p><strong>Qué hay detrás de las nuevas y estrechas relaciones entre Israel y Rusia</strong></p><p><strong></strong></p><p><strong>Líderes israelíes como Benjamin Netanyahu, Shimon Peres y Avigdor Lieberman viajaron a Moscú en los últimos meses. El gran tema que los ocupa es Irán, pero también deja ver una clara señal hacia EE.UU.</strong></p><p><strong>Por: Hinde Pomeraniec</strong></p><p></p><p>Desde junio hasta ahora, los viajes fueron tres y los protagonistas fueron -por estricto orden cronológico- el canciller Avigdor Lieberman, el presidente Shimon Peres y el primer ministro de Israel, Benjamin Netanyahu. Los dos primeros viajes fueron programados y públicos. El de Netanyahu, en cambio, fue clandestino y desató un escándalo por el secretismo con que el premier manejó su "minigira".</p><p></p><p>Moscú se ha convertido en una nueva ciudad faro para las autoridades israelíes y el gran tema que ocupa a la cúpula política israelí es Irán y los posibles desbordes de su plan nuclear. Pero mientras la cuestión iraní es el eje de las conversaciones que se vienen manteniendo en el Kremlin, los nuevos lazos entre estos países también apuntan en otra dirección, ya que son una señal clarísima hacia EE.UU. de por dónde pasan hoy las estrategias políticas y diplomáticas de Tel Aviv, algo que, de paso, Moscú capitaliza a su favor en la continuada guerra retórica que mantiene con Washington.</p><p></p><p>El primero en viajar fue el polémico canciller israelí Avigdor Lieberman, líder del partido de ultraderecha Israel Beitenu. Su viaje fue en junio, cuando ya las relaciones entre las nuevas autoridades israelíes habían entrado en cortocircuito con el también nuevo gobierno de Barack Obama, por diferencias irreconciliables en torno a la cuestión palestina como son, por ejemplo, los asentamientos que Israel se niega a frenar en los territorios.</p><p></p><p>Una frase acuñada por Lieberman ("con los palestinos tenemos que hacer lo mismo que hizo Putin con los chechenos") mostró hasta dónde el hacedor de los vínculos diplomáticos israelíes admira al hombre fuerte ruso. Lieberman no es israelí, sino moldavo. El es uno de los 1.200.000 inmigrantes de la ex Unión Soviética que viven en Israel desde el colapso del comunismo, hace 20 años. Es un porcentaje altísimo si se tiene en cuenta que Israel es un país de poco más de 7 millones de habitantes, por lo que se calcula que un 20% de la población israelí habla ruso. Estos datos servirán para comprender por qué durante la cita en Moscú, el hoy primer ministro Vladimir Putin recibió a Lieberman con la siguiente frase: "¿Le importaría que hablemos sin intérprete?", a lo que Lieberman respondió con un parlamento propio de un paso de baile: "No me imagino haciendo negocios de otro modo".</p><p></p><p>El encuentro fue durante la semana de las elecciones presidenciales en Irán, el gran tema de preocupación para Israel, que nunca descartó la opción armada como alternativa para frenar las ambiciones nucleares de Teherán. Pese a que mantiene un sólido discurso en contra de la proliferación nuclear, Rusia se niega dentro del Consejo de Seguridad de la ONU a acentuar las sanciones contra Irán, por lo cual es un actor indispensable en cualquier negociación sobre el tema pero además, un proveedor de armas de gran importancia.</p><p></p><p>Un episodio entre policial y de suspenso, pero con grandes implicancias políticas, fue el supuesto secuestro del barco ruso Arctic Sea en el Mar del Norte, del cual se sospechaba que trasladaba misiles rusos S-300 para Irán y para Siria y que habría sido interceptado en Africa por los servicios secretos israelíes del Mossad. Durante días se habló de un secuestro pirata hasta que apareció la versión de las armas. Rusia negó ese contrabando e insistió con que se trataba de un barco maderero, aunque quedan muchos puntos oscuros sobre el tema. Fue en agosto, un día después de la recuperación del barco, que el presidente israelí Shimon Peres visitó Moscú para discutir la venta de armas rusas a Irán. Se vio con el presidente Dmitri Medvedev, la "cara buena" del gobierno ruso, que le prometió "reconsiderar" la venta de los misiles S-300 a los iraníes.</p><p></p><p>Ya este mes, fue el destape del escándalo. El premier Benjamin Netanyahu desapareció durante un día y desde entonces arreciaron las versiones, mientras sus asistentes buscaban convencer a todos de que el primer ministro estaba en una instalación secreta dentro del país. Al principio, Tel Aviv y Moscú negaron el viaje de "Bibi" a Moscú, hasta que finalmente se confirmó que el líder del Likud viajó durante unas horas junto con Uzi Arad, su consejero de Seguridad y ex miembro del Mossad. Lo hicieron en una avioneta alquilada a un empresario por 20 mil dólares y el objetivo fue otra vez hablar de Irán con las autoridades rusas. Algunos aseguran que fue a dar pruebas de que las armas rusas estaban llegando a manos de los palestinos, de Siria y de las milicias del Hezbollah, en el Líbano.</p><p></p><p>¿A qué viajó Netanyahu? ¿Fue a pedir que no vendieran armas? ¿Fue a avisar que pensaban atacar Irán? Algunas fuentes explican que al tratarse de temas muy sensibles, no cabía una conversación telefónica sino sólo un cara a cara con los líderes rusos. Esto se basaría en la creciente desconfianza surgida entre los viejos aliados Israel y EE.UU., por la cual los israelíes imaginan que los servicios de inteligencia estadounidenses podrían estar pegados a las conversaciones telefónicas. El clima en Israel es definitivamente anti Obama. Incluso los israelíes que no apoyan a Netanyahu no están conformes con lo que llaman las "exigencias" de Obama y aseguran que el presidente norteamericano muestra mala cara con las políticas israelíes pero hasta ahora no ha sido capaz de presentar un plan firme para llevar la paz a la región.</p><p></p><p>Luego del viaje de Netanyahu, el canciller ruso, Sergei Lavrov, señaló: "Nuestra cooperación con Irán es legítima. No les estamos vendiendo armas ofensivas". Lavrov aclaró que el sistema de misiles S-300 es puramente defensivo. "Rusia no ha violado sus obligaciones", aclaró el ministro. Ni Medvedev ni Putin confirmaron su encuentro con Netanyahu, pero en Israel el premier fue muy criticado y tratado incluso de "mentiroso".</p><p></p><p>"Sentimos que estamos viviendo un cambio dramático en las relaciones con Rusia con la constante visita de los líderes israelíes, pero nadie sabe exactamente qué está pasando", dijo a Clarín Lily Galili, una reconocida periodista del diario israelí Haaretz, especialista en los temas vinculados a la comunidad de los inmigrantes soviéticos en Israel. "Los israelíes están enojados con Obama y creen que es una buena cosa tener otro aliado y jugar un juego algo más sofisticado. El canciller Lieberman es algo simbólico, ya que efectivamente la comunidad rusa aquí no tiene real influencia en este proceso. Ellos tienen una relación complicada con Rusia, por un lado quieren democracia y capitalismo allí pero también admiran la fuerza y les gusta la manera en que Putin maneja la cuestión del terrorismo al tiempo que piensan que los líderes israelíes son muy débiles y que un país no debe devolver territorios. Ellos siempre pensaron que Israel estaba demasiado orientada a EE.UU y no prestaba suficiente atención a Rusia", agrega Galili.</p><p></p><p>Israel, con su gobierno ultraconservador, busca mostrarle a un EE.UU. distante, que pueden buscar nuevos y poderosos socios. Habrá que ver cómo se desarrolla este triángulo, que conforma un rompecabezas cautivante y complejo.</p></blockquote><p></p>
[QUOTE="Pablo01, post: 763646, member: 4259"] [b]Interesante analisis del diario El Mundo de España[/b] [B]Qué hay detrás de las nuevas y estrechas relaciones entre Israel y Rusia Líderes israelíes como Benjamin Netanyahu, Shimon Peres y Avigdor Lieberman viajaron a Moscú en los últimos meses. El gran tema que los ocupa es Irán, pero también deja ver una clara señal hacia EE.UU. Por: Hinde Pomeraniec[/B] Desde junio hasta ahora, los viajes fueron tres y los protagonistas fueron -por estricto orden cronológico- el canciller Avigdor Lieberman, el presidente Shimon Peres y el primer ministro de Israel, Benjamin Netanyahu. Los dos primeros viajes fueron programados y públicos. El de Netanyahu, en cambio, fue clandestino y desató un escándalo por el secretismo con que el premier manejó su "minigira". Moscú se ha convertido en una nueva ciudad faro para las autoridades israelíes y el gran tema que ocupa a la cúpula política israelí es Irán y los posibles desbordes de su plan nuclear. Pero mientras la cuestión iraní es el eje de las conversaciones que se vienen manteniendo en el Kremlin, los nuevos lazos entre estos países también apuntan en otra dirección, ya que son una señal clarísima hacia EE.UU. de por dónde pasan hoy las estrategias políticas y diplomáticas de Tel Aviv, algo que, de paso, Moscú capitaliza a su favor en la continuada guerra retórica que mantiene con Washington. El primero en viajar fue el polémico canciller israelí Avigdor Lieberman, líder del partido de ultraderecha Israel Beitenu. Su viaje fue en junio, cuando ya las relaciones entre las nuevas autoridades israelíes habían entrado en cortocircuito con el también nuevo gobierno de Barack Obama, por diferencias irreconciliables en torno a la cuestión palestina como son, por ejemplo, los asentamientos que Israel se niega a frenar en los territorios. Una frase acuñada por Lieberman ("con los palestinos tenemos que hacer lo mismo que hizo Putin con los chechenos") mostró hasta dónde el hacedor de los vínculos diplomáticos israelíes admira al hombre fuerte ruso. Lieberman no es israelí, sino moldavo. El es uno de los 1.200.000 inmigrantes de la ex Unión Soviética que viven en Israel desde el colapso del comunismo, hace 20 años. Es un porcentaje altísimo si se tiene en cuenta que Israel es un país de poco más de 7 millones de habitantes, por lo que se calcula que un 20% de la población israelí habla ruso. Estos datos servirán para comprender por qué durante la cita en Moscú, el hoy primer ministro Vladimir Putin recibió a Lieberman con la siguiente frase: "¿Le importaría que hablemos sin intérprete?", a lo que Lieberman respondió con un parlamento propio de un paso de baile: "No me imagino haciendo negocios de otro modo". El encuentro fue durante la semana de las elecciones presidenciales en Irán, el gran tema de preocupación para Israel, que nunca descartó la opción armada como alternativa para frenar las ambiciones nucleares de Teherán. Pese a que mantiene un sólido discurso en contra de la proliferación nuclear, Rusia se niega dentro del Consejo de Seguridad de la ONU a acentuar las sanciones contra Irán, por lo cual es un actor indispensable en cualquier negociación sobre el tema pero además, un proveedor de armas de gran importancia. Un episodio entre policial y de suspenso, pero con grandes implicancias políticas, fue el supuesto secuestro del barco ruso Arctic Sea en el Mar del Norte, del cual se sospechaba que trasladaba misiles rusos S-300 para Irán y para Siria y que habría sido interceptado en Africa por los servicios secretos israelíes del Mossad. Durante días se habló de un secuestro pirata hasta que apareció la versión de las armas. Rusia negó ese contrabando e insistió con que se trataba de un barco maderero, aunque quedan muchos puntos oscuros sobre el tema. Fue en agosto, un día después de la recuperación del barco, que el presidente israelí Shimon Peres visitó Moscú para discutir la venta de armas rusas a Irán. Se vio con el presidente Dmitri Medvedev, la "cara buena" del gobierno ruso, que le prometió "reconsiderar" la venta de los misiles S-300 a los iraníes. Ya este mes, fue el destape del escándalo. El premier Benjamin Netanyahu desapareció durante un día y desde entonces arreciaron las versiones, mientras sus asistentes buscaban convencer a todos de que el primer ministro estaba en una instalación secreta dentro del país. Al principio, Tel Aviv y Moscú negaron el viaje de "Bibi" a Moscú, hasta que finalmente se confirmó que el líder del Likud viajó durante unas horas junto con Uzi Arad, su consejero de Seguridad y ex miembro del Mossad. Lo hicieron en una avioneta alquilada a un empresario por 20 mil dólares y el objetivo fue otra vez hablar de Irán con las autoridades rusas. Algunos aseguran que fue a dar pruebas de que las armas rusas estaban llegando a manos de los palestinos, de Siria y de las milicias del Hezbollah, en el Líbano. ¿A qué viajó Netanyahu? ¿Fue a pedir que no vendieran armas? ¿Fue a avisar que pensaban atacar Irán? Algunas fuentes explican que al tratarse de temas muy sensibles, no cabía una conversación telefónica sino sólo un cara a cara con los líderes rusos. Esto se basaría en la creciente desconfianza surgida entre los viejos aliados Israel y EE.UU., por la cual los israelíes imaginan que los servicios de inteligencia estadounidenses podrían estar pegados a las conversaciones telefónicas. El clima en Israel es definitivamente anti Obama. Incluso los israelíes que no apoyan a Netanyahu no están conformes con lo que llaman las "exigencias" de Obama y aseguran que el presidente norteamericano muestra mala cara con las políticas israelíes pero hasta ahora no ha sido capaz de presentar un plan firme para llevar la paz a la región. Luego del viaje de Netanyahu, el canciller ruso, Sergei Lavrov, señaló: "Nuestra cooperación con Irán es legítima. No les estamos vendiendo armas ofensivas". Lavrov aclaró que el sistema de misiles S-300 es puramente defensivo. "Rusia no ha violado sus obligaciones", aclaró el ministro. Ni Medvedev ni Putin confirmaron su encuentro con Netanyahu, pero en Israel el premier fue muy criticado y tratado incluso de "mentiroso". "Sentimos que estamos viviendo un cambio dramático en las relaciones con Rusia con la constante visita de los líderes israelíes, pero nadie sabe exactamente qué está pasando", dijo a Clarín Lily Galili, una reconocida periodista del diario israelí Haaretz, especialista en los temas vinculados a la comunidad de los inmigrantes soviéticos en Israel. "Los israelíes están enojados con Obama y creen que es una buena cosa tener otro aliado y jugar un juego algo más sofisticado. El canciller Lieberman es algo simbólico, ya que efectivamente la comunidad rusa aquí no tiene real influencia en este proceso. Ellos tienen una relación complicada con Rusia, por un lado quieren democracia y capitalismo allí pero también admiran la fuerza y les gusta la manera en que Putin maneja la cuestión del terrorismo al tiempo que piensan que los líderes israelíes son muy débiles y que un país no debe devolver territorios. Ellos siempre pensaron que Israel estaba demasiado orientada a EE.UU y no prestaba suficiente atención a Rusia", agrega Galili. Israel, con su gobierno ultraconservador, busca mostrarle a un EE.UU. distante, que pueden buscar nuevos y poderosos socios. Habrá que ver cómo se desarrolla este triángulo, que conforma un rompecabezas cautivante y complejo. [/QUOTE]
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Guerra desarrollada entre Argentina y el Reino Unido en 1982
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