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<blockquote data-quote="HernanF" data-source="post: 763744" data-attributes="member: 7964"><p><strong>Los dirigentes israelíes evitan el Reino Unido y su sistema judicial.</strong></p><p></p><p><strong><span style="font-size: 15px">Los dirigentes israelíes evitan el Reino Unido y su sistema judicial. / Les dirigeants israéliens évitent le Royaume-Uni et son système judiciaire.</span></strong></p><p></p><p>Después de los autobuses double-decker y el “fish and chips”, la capital del Reino Unido está en trance de inventarse una nueva especialidad: las órdenes de detención contra los dirigentes israelíes. Desde septiembre, tres de ellos escaparon por poco de una interpelación en el marco de las quejas por crímenes de guerra emanadas de bufetes de abogados londinenses.</p><p>El último dirigente a la fecha es Tzipi Livni, que oficiaba como ministro de Asuntos Exteriores durante la ofensiva llevada el último invierno en la franja de Gaza, en represalia por los disparos de cohetes de Hamas.</p><p>Invitada a un banquete del Fondo nacional judío organizado el 13 de diciembre en Londres, T. Livni, actualmente jefe de la oposición, declinó la invitación a último minuto, lo que generó la anulación de la orden de detención emitida en su contra por un juez británico.</p><p>A finales de septiembre, la estancia más allá del Canal de la Mancha del Ministro de Defensa, Ehoud Barak, habría podido resultar mal si el magistrado elegido, luego de recibir una petición de detención, no le hubiera concedido una inmunidad judicial.</p><p>Unas semanas más tarde, es Moshé Yaalon, antiguo jefe de estado-mayor, que renunciaba a reunirse en Gran Bretaña por miedo de ser objeto de persecuciones. Y esto en virtud del “Criminal Justice Act” de 1988, que les confiere a los tribunales británicos una competencia universal.</p><p>"La solidez de las alegaciones de crímenes de guerra formuladas en toda una serie de informes que el juez Richard Goldstone, comisionado por las Naciones Unidas, exige que un oficio judicial esté siempre abierto, dice Sharif Hamadeh, uno de los abogados ingleses detrás de la tentativa de detención de Ehoud Barak. El conflicto durará tanto tiempo como los dirigentes israelíes tengan la sensación de estar por encima de las leyes." "La situación se hizo intolerable", estima Ron Prosor, embajador israelí en Londres, que evoca un "abuso" del principio de competencia universal y exige "que el gobierno británico actúe".</p><p>En la franja de Gaza, Hamas festeja. Por los dichos de un juez, Diya Al-Madhoun, que dirige un comité especializado en la colecta de testimonios sobre la guerra, él hasta se atribuye la paternidad de las quejas contra E. Barak y T. Livni. Relevado por la Agencia France Press y la prensa inglesa, estas declaraciones son categóricamente desmentidas por las organizaciones no gubernamentales de defensa de los derechos humanos y los abogados implicados los procedimientos. "Es ridículo. Este comité exagera su papel para justificar su existencia", afirma Daniel Machover, un abogado anglo-israelí a la cabeza de la ofensiva judicial contra los dirigentes israelíes.</p><p>La idea de exportar la causa palestina a las salas de audiencias europeas emergió en 2002, en los locales del Centro para los Derechos Humanos de la franja de Gaza. El 22 de julio de ese año, una bomba de una tonelada es arrojada sobre un barrio populoso, matando a catorce civiles, entre los que están nueve niños, además de un jefe militar del Hamas.</p><p>Asediada por organizaciones pacifistas, la corte suprema israelí no encuentra nada para decir. "En este momento se comenzó a censar los países cuyos tribunales tienen competencia universal, explica Jaber Wisha, director adjunto del centro. Este principio permite perseguir a criminales de guerra aparte de su país de origen y el país de origen de sus víctimas."</p><p>En Gran Bretaña, el Código Penal no impone de pasar por los estrados para obtener una orden de detención. Un expediente sólido y un buen abogado pueden bastar. En 2005, una orden de detención es librada así contra el general Doron Almog, quien dio la orden de destrucción de una cincuentena de casas en la franja de Gaza. Avisado de la presencia de la policía en la terminal del aeropuerto de Heathrow, donde su vuelo acababa de aterrizar, el alto oficial partiò de regreso hacia Tel-Aviv.</p><p>"Jack Straw, nuestro ministro de Asuntos Exteriores, entonces había prometido a su homólogo israelí hacer modificar la ley, explica una fuente oficial británica desde el anonimato. Pero este asunto que parecía entonces menor nunca alcanzó la Cámara de los Comunes."</p><p>Cuatro años más tarde, la crisis diplomática obliga al gobierno a recurrir a una enmienda destinada a impedir la expedición de orden de detención por un juez simple. Un proyecto de reforma que se emparienta con una injerencia de la política sobre el ámbito judicial, estima Daniel Machover. "Con un sistema igual, tan pronto como el responsable de un país aliado sea inquietado, el procedimiento estará parado en nombre del interés público", subraya él.</p><p>Daniel Machover y sus colegas se consuelan con la idea de que antes de reservar un hotel para Londres, los dirigentes israelíes preguntarán en lo sucesivo por el factor riesgo emanado del ministerio de justicia. Para ésos, las riberas del Támesis se emparientan con un campo de minas.</p><p></p><p><em>Fuente</em>: Benjamin Barthe para Le Monde</p><p>Traducción propia</p><p></p><p><strong><span style="font-size: 12px">Les dirigeants israéliens évitent le Royaume-Uni et son système judiciaire.</span></strong></p><p></p><p>Après les bus à impériale et les fish and chips, la capitale du Royaume-Uni est en passe de s'inventer une nouvelle spécialité : les mandats d'arrêt contre les responsables israéliens. Depuis le mois de septembre, trois d'entre eux ont échappé de peu à une interpellation dans le cadre de plaintes pour crimes de guerre émanant de cabinets d'avocats londoniens.</p><p>Le dernier dirigeant en date est Tzipi Livni, qui officiait comme ministre des affaires étrangères durant l'offensive menée l'hiver dernier dans la bande de Gaza, en représailles aux tirs de roquettes du Hamas.</p><p>Conviée à un gala du Fonds national juif organisé le 13 décembre à Londres, Mme Livni, désormais chef de l'opposition, déclina l'invitation à la dernière minute, ce qui entraîna l'annulation du mandat d'arrêt émis à son encontre par un juge britannique.</p><p>Fin septembre, le séjour outre-Manche du ministre de la défense, Ehoud Barak, aurait pu mal tourner si le magistrat saisi d'une demande d'arrestation ne lui avait pas accordé une immunité judiciaire.</p><p>Quelques semaines plus tard, c'est Moshé Yaalon, ancien chef d'état-major, qui renonçait à rejoindre la Grande-Bretagne de peur d'y faire l'objet de poursuites. Et cela en vertu du Criminal Justice Act de 1988, qui confère aux tribunaux britanniques une compétence universelle.</p><p>"La solidité des allégations de crimes de guerre formulées dans toute une série de rapports dont celui du juge Richard Goldstone, commissionné par les Nations unies, exige qu'une enquête judiciaire soit ouverte, dit Sharif Hamadeh, l'un des avocats anglais derrière la tentative d'arrestation d'Ehoud Barak. Le conflit durera aussi longtemps que les dirigeants israéliens auront le sentiment d'être au-dessus des lois." "La situation est devenue intolérable", estime Ron Prosor, l'ambassadeur israélien à Londres, qui évoque un "abus" du principe de compétence universelle et exige "que le gouvernement britannique agisse".</p><p>A Gaza, le Hamas jubile. Par la voix d'un juge, Diya Al-Madhoun, qui dirige un comité spécialisé dans la collecte de témoignages sur la guerre, il s'attribue même la paternité des plaintes contre M. Barak et Mme Livni. Relayées par l'Agence France-Presse et la presse anglaise, ces déclarations sont catégoriquement démenties par les organisations non gouvernementales de défense des droits de l'homme et les avocats impliqués dans les procédures. "C'est ridicule. Ce comité exagère son rôle pour justifier son existence", affirme Daniel Machover, un avocat anglo-israélien à la pointe de l'offensive judiciaire.</p><p>L'idée d'exporter la cause palestinienne dans les prétoires européens a émergé en 2002, dans les locaux du Centre pour les droits de l'homme de Gaza. Le 22 juillet de cette année, une bombe d'une tonne est larguée sur un quartier populeux, tuant quatorze civils, dont neuf enfants, en plus d'un chef militaire du Hamas.</p><p>Saisie par des organisations pacifistes, la Cour suprême israélienne ne trouve rien à redire. "C'est à ce moment-là que l'on a commencé à recenser les pays dont les tribunaux ont compétence universelle, explique Jaber Wisha, directeur adjoint du centre. Ce principe permet de poursuivre des criminels de guerre en dehors de leur pays d'origine et du pays d'origine de leurs victimes."</p><p>En Grande-Bretagne, le code pénal n'impose pas de passer par le parquet pour obtenir un mandat d'arrêt. Un dossier solide et un bon avocat peuvent suffire. En 2005, un mandat d'arrêt est ainsi délivré contre le général Doron Almog, ordonnateur de la destruction d'une cinquantaine de maisons à Gaza. Prévenu de la présence de la police dans le terminal de l'aéroport de Heathrow, où son vol venait d'atterrir, le haut gradé repart aussitôt pour Tel-Aviv.</p><p>"Jack Straw, notre ministre des affaires étrangères, avait alors promis à son homologue israélien de faire modifier la loi, explique une source officielle britannique sous couvert de l'anonymat. Mais cette question qui paraissait alors mineure n'est jamais parvenue à la Chambre des communes."</p><p>Quatre ans plus tard, crise diplomatique oblige, le gouvernement planche sur un amendement destiné à empêcher la délivrance de mandat d'arrêt par un simple juge. Un projet de réforme qui s'apparente à une ingérence du politique sur le judiciaire, estime Daniel Machover. "Avec un système pareil, dès que le responsable d'un pays allié sera inquiété, la procédure sera arrêtée au nom de l'intérêt public", souligne-t-il.</p><p>Daniel Machover et ses collègues se consolent à l'idée qu'avant de réserver un hôtel à Londres, les dirigeants israéliens s'enquièrent désormais du facteur risque auprès du ministère de la justice. Pour ceux-là, les bords de la Tamise s'apparentent à un champ de mines.</p></blockquote><p></p>
[QUOTE="HernanF, post: 763744, member: 7964"] [b]Los dirigentes israelíes evitan el Reino Unido y su sistema judicial.[/b] [B][SIZE="4"]Los dirigentes israelíes evitan el Reino Unido y su sistema judicial. / Les dirigeants israéliens évitent le Royaume-Uni et son système judiciaire.[/SIZE][/B] Después de los autobuses double-decker y el “fish and chips”, la capital del Reino Unido está en trance de inventarse una nueva especialidad: las órdenes de detención contra los dirigentes israelíes. Desde septiembre, tres de ellos escaparon por poco de una interpelación en el marco de las quejas por crímenes de guerra emanadas de bufetes de abogados londinenses. El último dirigente a la fecha es Tzipi Livni, que oficiaba como ministro de Asuntos Exteriores durante la ofensiva llevada el último invierno en la franja de Gaza, en represalia por los disparos de cohetes de Hamas. Invitada a un banquete del Fondo nacional judío organizado el 13 de diciembre en Londres, T. Livni, actualmente jefe de la oposición, declinó la invitación a último minuto, lo que generó la anulación de la orden de detención emitida en su contra por un juez británico. A finales de septiembre, la estancia más allá del Canal de la Mancha del Ministro de Defensa, Ehoud Barak, habría podido resultar mal si el magistrado elegido, luego de recibir una petición de detención, no le hubiera concedido una inmunidad judicial. Unas semanas más tarde, es Moshé Yaalon, antiguo jefe de estado-mayor, que renunciaba a reunirse en Gran Bretaña por miedo de ser objeto de persecuciones. Y esto en virtud del “Criminal Justice Act” de 1988, que les confiere a los tribunales británicos una competencia universal. "La solidez de las alegaciones de crímenes de guerra formuladas en toda una serie de informes que el juez Richard Goldstone, comisionado por las Naciones Unidas, exige que un oficio judicial esté siempre abierto, dice Sharif Hamadeh, uno de los abogados ingleses detrás de la tentativa de detención de Ehoud Barak. El conflicto durará tanto tiempo como los dirigentes israelíes tengan la sensación de estar por encima de las leyes." "La situación se hizo intolerable", estima Ron Prosor, embajador israelí en Londres, que evoca un "abuso" del principio de competencia universal y exige "que el gobierno británico actúe". En la franja de Gaza, Hamas festeja. Por los dichos de un juez, Diya Al-Madhoun, que dirige un comité especializado en la colecta de testimonios sobre la guerra, él hasta se atribuye la paternidad de las quejas contra E. Barak y T. Livni. Relevado por la Agencia France Press y la prensa inglesa, estas declaraciones son categóricamente desmentidas por las organizaciones no gubernamentales de defensa de los derechos humanos y los abogados implicados los procedimientos. "Es ridículo. Este comité exagera su papel para justificar su existencia", afirma Daniel Machover, un abogado anglo-israelí a la cabeza de la ofensiva judicial contra los dirigentes israelíes. La idea de exportar la causa palestina a las salas de audiencias europeas emergió en 2002, en los locales del Centro para los Derechos Humanos de la franja de Gaza. El 22 de julio de ese año, una bomba de una tonelada es arrojada sobre un barrio populoso, matando a catorce civiles, entre los que están nueve niños, además de un jefe militar del Hamas. Asediada por organizaciones pacifistas, la corte suprema israelí no encuentra nada para decir. "En este momento se comenzó a censar los países cuyos tribunales tienen competencia universal, explica Jaber Wisha, director adjunto del centro. Este principio permite perseguir a criminales de guerra aparte de su país de origen y el país de origen de sus víctimas." En Gran Bretaña, el Código Penal no impone de pasar por los estrados para obtener una orden de detención. Un expediente sólido y un buen abogado pueden bastar. En 2005, una orden de detención es librada así contra el general Doron Almog, quien dio la orden de destrucción de una cincuentena de casas en la franja de Gaza. Avisado de la presencia de la policía en la terminal del aeropuerto de Heathrow, donde su vuelo acababa de aterrizar, el alto oficial partiò de regreso hacia Tel-Aviv. "Jack Straw, nuestro ministro de Asuntos Exteriores, entonces había prometido a su homólogo israelí hacer modificar la ley, explica una fuente oficial británica desde el anonimato. Pero este asunto que parecía entonces menor nunca alcanzó la Cámara de los Comunes." Cuatro años más tarde, la crisis diplomática obliga al gobierno a recurrir a una enmienda destinada a impedir la expedición de orden de detención por un juez simple. Un proyecto de reforma que se emparienta con una injerencia de la política sobre el ámbito judicial, estima Daniel Machover. "Con un sistema igual, tan pronto como el responsable de un país aliado sea inquietado, el procedimiento estará parado en nombre del interés público", subraya él. Daniel Machover y sus colegas se consuelan con la idea de que antes de reservar un hotel para Londres, los dirigentes israelíes preguntarán en lo sucesivo por el factor riesgo emanado del ministerio de justicia. Para ésos, las riberas del Támesis se emparientan con un campo de minas. [I]Fuente[/I]: Benjamin Barthe para Le Monde Traducción propia [B][SIZE="3"]Les dirigeants israéliens évitent le Royaume-Uni et son système judiciaire.[/SIZE][/B] Après les bus à impériale et les fish and chips, la capitale du Royaume-Uni est en passe de s'inventer une nouvelle spécialité : les mandats d'arrêt contre les responsables israéliens. Depuis le mois de septembre, trois d'entre eux ont échappé de peu à une interpellation dans le cadre de plaintes pour crimes de guerre émanant de cabinets d'avocats londoniens. Le dernier dirigeant en date est Tzipi Livni, qui officiait comme ministre des affaires étrangères durant l'offensive menée l'hiver dernier dans la bande de Gaza, en représailles aux tirs de roquettes du Hamas. Conviée à un gala du Fonds national juif organisé le 13 décembre à Londres, Mme Livni, désormais chef de l'opposition, déclina l'invitation à la dernière minute, ce qui entraîna l'annulation du mandat d'arrêt émis à son encontre par un juge britannique. Fin septembre, le séjour outre-Manche du ministre de la défense, Ehoud Barak, aurait pu mal tourner si le magistrat saisi d'une demande d'arrestation ne lui avait pas accordé une immunité judiciaire. Quelques semaines plus tard, c'est Moshé Yaalon, ancien chef d'état-major, qui renonçait à rejoindre la Grande-Bretagne de peur d'y faire l'objet de poursuites. Et cela en vertu du Criminal Justice Act de 1988, qui confère aux tribunaux britanniques une compétence universelle. "La solidité des allégations de crimes de guerre formulées dans toute une série de rapports dont celui du juge Richard Goldstone, commissionné par les Nations unies, exige qu'une enquête judiciaire soit ouverte, dit Sharif Hamadeh, l'un des avocats anglais derrière la tentative d'arrestation d'Ehoud Barak. Le conflit durera aussi longtemps que les dirigeants israéliens auront le sentiment d'être au-dessus des lois." "La situation est devenue intolérable", estime Ron Prosor, l'ambassadeur israélien à Londres, qui évoque un "abus" du principe de compétence universelle et exige "que le gouvernement britannique agisse". A Gaza, le Hamas jubile. Par la voix d'un juge, Diya Al-Madhoun, qui dirige un comité spécialisé dans la collecte de témoignages sur la guerre, il s'attribue même la paternité des plaintes contre M. Barak et Mme Livni. Relayées par l'Agence France-Presse et la presse anglaise, ces déclarations sont catégoriquement démenties par les organisations non gouvernementales de défense des droits de l'homme et les avocats impliqués dans les procédures. "C'est ridicule. Ce comité exagère son rôle pour justifier son existence", affirme Daniel Machover, un avocat anglo-israélien à la pointe de l'offensive judiciaire. L'idée d'exporter la cause palestinienne dans les prétoires européens a émergé en 2002, dans les locaux du Centre pour les droits de l'homme de Gaza. Le 22 juillet de cette année, une bombe d'une tonne est larguée sur un quartier populeux, tuant quatorze civils, dont neuf enfants, en plus d'un chef militaire du Hamas. Saisie par des organisations pacifistes, la Cour suprême israélienne ne trouve rien à redire. "C'est à ce moment-là que l'on a commencé à recenser les pays dont les tribunaux ont compétence universelle, explique Jaber Wisha, directeur adjoint du centre. Ce principe permet de poursuivre des criminels de guerre en dehors de leur pays d'origine et du pays d'origine de leurs victimes." En Grande-Bretagne, le code pénal n'impose pas de passer par le parquet pour obtenir un mandat d'arrêt. Un dossier solide et un bon avocat peuvent suffire. En 2005, un mandat d'arrêt est ainsi délivré contre le général Doron Almog, ordonnateur de la destruction d'une cinquantaine de maisons à Gaza. Prévenu de la présence de la police dans le terminal de l'aéroport de Heathrow, où son vol venait d'atterrir, le haut gradé repart aussitôt pour Tel-Aviv. "Jack Straw, notre ministre des affaires étrangères, avait alors promis à son homologue israélien de faire modifier la loi, explique une source officielle britannique sous couvert de l'anonymat. Mais cette question qui paraissait alors mineure n'est jamais parvenue à la Chambre des communes." Quatre ans plus tard, crise diplomatique oblige, le gouvernement planche sur un amendement destiné à empêcher la délivrance de mandat d'arrêt par un simple juge. Un projet de réforme qui s'apparente à une ingérence du politique sur le judiciaire, estime Daniel Machover. "Avec un système pareil, dès que le responsable d'un pays allié sera inquiété, la procédure sera arrêtée au nom de l'intérêt public", souligne-t-il. Daniel Machover et ses collègues se consolent à l'idée qu'avant de réserver un hôtel à Londres, les dirigeants israéliens s'enquièrent désormais du facteur risque auprès du ministère de la justice. Pour ceux-là, les bords de la Tamise s'apparentent à un champ de mines. [/QUOTE]
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Guerra desarrollada entre Argentina y el Reino Unido en 1982
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