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Mensaje: <blockquote data-quote="Merchant Marine one" data-source="post: 2978288" data-attributes="member: 13119">El dique 4 de Puerto Madero, alberga hoy no solo uno de los últimos exponentes de la conocida escuadra de “Sarmiento”; sino también parte la historia argentina en la Antártida. La corbeta ARA “Uruguay” con sus 43,36 mts de eslora se presenta imponente en el circuito turístico de la ciudad de Buenos Aires, pero su majestuosidad está dada por sus proezas, sus millas navegadas y sus tripulantes.Hoy se cumplen 118 años de aquel día en que la unidad de la Armada Argentina zarpaba desde el Puerto de Buenos Aires con rumbo sur al rescate de la expedición antártica del sueco Otto Nordenskjöld. El científico había zarpado el 21 de diciembre de 1901 a bordo del Antartic con el objetivo de recuperar el conocimiento que permanecía custodiado por los milenarios hielos australes y que contribuirían al progreso de la humanidad. Entre la tripulación se encontraba el Alférez de Fragata de la Armada Argentina José María Sobral, quien con sus 21 años, se convertiría en el primer antártico nacional.<ul> <li data-xf-list-type="ul"><a href="https://gacetamarinera.com.ar/wp-content/uploads/2021/10/Corbeta-Uruguay-2-scaled.jpg"><img src="https://gacetamarinera.com.ar/wp-content/uploads/2021/10/Corbeta-Uruguay-2-scaled.jpg" alt="" class="fr-fic fr-dii fr-draggable " style="" /></a></li> <li data-xf-list-type="ul"><a href="https://gacetamarinera.com.ar/wp-content/uploads/2021/10/Corbeta-Uruguay-4.jpg"><img src="https://gacetamarinera.com.ar/wp-content/uploads/2021/10/Corbeta-Uruguay-4.jpg" alt="" class="fr-fic fr-dii fr-draggable " style="" /></a></li> </ul>La expedición sueca, en su derrota a la Antártida debió enfrentar duros embates climáticos principalmente en la navegación entre Malvinas e Isla de los Estados. El primer encuentro con los hielos sucedió en la zona de las Islas Shetland del Sur donde la dureza, soledad y salvaje belleza del paisaje antártico sorprendía constantemente a la tripulación.Su avance fue detenido por los campos de hielo, por lo que decidieron realizar el emplazamiento en las proximidades de Cerro Nevado, para comenzar los trabajos de instalación de la estación invernal. El buque depositó en la solitaria isla de Snow Hill a los seis expedicionarios que invernarían allí y emprendió el regreso.Luego de un año el “Antartic” retornó a buscar a los expedicionarios, pero aprisionado entre los hielos, se hundió con lentitud destrozado por la presión de éstos. Así, la tripulación quedó abandonada a su suerte y al mando del Capitán Larsen, avanzaron caminando sobre el campo helado hasta la isla Paulette, donde construyeron una choza. Por otra parte, los seis habitantes de Snow Hill debieron pasar otro año entre los hielos.<ul> <li data-xf-list-type="ul"><a href="https://gacetamarinera.com.ar/wp-content/uploads/2021/10/Corbeta-Uruguay-3.jpg"><img src="https://gacetamarinera.com.ar/wp-content/uploads/2021/10/Corbeta-Uruguay-3.jpg" alt="" class="fr-fic fr-dii fr-draggable " style="" /></a></li> <li data-xf-list-type="ul"><a href="https://gacetamarinera.com.ar/wp-content/uploads/2021/10/Corbeta-Uruguay-5.jpg"><img src="https://gacetamarinera.com.ar/wp-content/uploads/2021/10/Corbeta-Uruguay-5.jpg" alt="" class="fr-fic fr-dii fr-draggable " style="" /></a></li> </ul>Mientras tanto, en Buenos Aires, ante la falta de noticias el gobierno argentino decide hacerse oídos del plan de actuación digitado por el Capitán Larsen y el Dr. Anderson antes de zarpar. En el documento estaba diseñado el plan de salvamento en caso de no recibir noticias de los expedicionarios al 30 de abril de 1903.Así se llegó a la instancia de pensar cómo llevar a cabo el plan de rescate, y la principal incógnita era en qué. A pesar de las políticas de soberanía sobre los mares del sur, Argentina no contaba con embarcaciones propicias para navegar entre los hielos. La primera opción fue comprar un ballenero, pero se vio desestimada por los costos. Así fue que se decidió reacondicionar una vieja cañonera llamada “Uruguay”.Los astilleros de la marina argentina fueron quienes afrontaron el desafío de lograr el objetivo en un breve tiempo. Para septiembre de 1903 la sociedad tomó conocimiento sobre quién sería el hombre sobre el que recaería la responsabilidad de comandar el operativo de rescate. Se trataba del Teniente de Navío Julián Irizar, ex agregado naval en Londres. Su reciente presencia en el exterior le permitió tomar contacto con las principales asociaciones geográficas del mundo para recabar información referida viajes polares.<ul> <li data-xf-list-type="ul"><a href="https://gacetamarinera.com.ar/wp-content/uploads/2021/10/Corbeta-Uruguay-6.jpg"><img src="https://gacetamarinera.com.ar/wp-content/uploads/2021/10/Corbeta-Uruguay-6.jpg" alt="" class="fr-fic fr-dii fr-draggable " style="" /></a></li> <li data-xf-list-type="ul"><a href="https://gacetamarinera.com.ar/wp-content/uploads/2021/10/Corbeta-Uruguay-8.jpg"><img src="https://gacetamarinera.com.ar/wp-content/uploads/2021/10/Corbeta-Uruguay-8.jpg" alt="" class="fr-fic fr-dii fr-draggable " style="" /></a></li> </ul>Los trabajos de adaptación de la corbeta “Uruguay” para la misión antártica quedaron reflejados en el diario “La Nación” en una nota en vísperas a la zarpada. “Además del casco de hierro, se ha puesto un ***** de madera, y el espacio de aquellos se ha llenado de corcho picado, para aislar el calor. A fin de que el roce de las masas de hielo no perjudique el casco, se ha colocado exteriormente, desde las líneas de flotación hasta 6 pies más abajo, una chapa de acero de 6 milímetros”.El Presidente Julio Argentino Roca se hizo presente el día de la partida y pronunció breves palabras en las que se dirigió a los tripulantes de la corbeta: “No vais a una empresa extrahumana, aunque sí a pruebas de fatigas rudas de contratiempos y de serios peligros en las inmensas soledades heladas de los mares del polo. Pero seis jóvenes llenos de vigor físico y moral y animados del más noble espíritu y por realizar una obra que merecerá los <img src="https://www.smiley-lol.com/smiley/musique/0applaude.gif"  class="smilie" loading="lazy" alt="aplausos" title="Aplausos    aplausos" data-shortname="aplausos" /> del mundo científico” (“Reporte de la partida”, Diario La Nación, 9 octubre 1903)<ul> <li data-xf-list-type="ul"><a href="https://gacetamarinera.com.ar/wp-content/uploads/2021/10/Corbeta-Uruguay-10.jpg"><img src="https://gacetamarinera.com.ar/wp-content/uploads/2021/10/Corbeta-Uruguay-10.jpg" alt="" class="fr-fic fr-dii fr-draggable " style="" /></a></li> <li data-xf-list-type="ul"><a href="https://gacetamarinera.com.ar/wp-content/uploads/2021/10/Corbeta-Uruguay-9.jpg"><img src="https://gacetamarinera.com.ar/wp-content/uploads/2021/10/Corbeta-Uruguay-9.jpg" alt="" class="fr-fic fr-dii fr-draggable " style="" /></a></li> <li data-xf-list-type="ul"><a href="https://gacetamarinera.com.ar/wp-content/uploads/2021/10/Corbeta-Uruguay-7.jpg"><img src="https://gacetamarinera.com.ar/wp-content/uploads/2021/10/Corbeta-Uruguay-7.jpg" alt="" class="fr-fic fr-dii fr-draggable " style="" /></a></li> </ul>Otra publicación que constituye registro histórico del momento en que la “Uruguay” emprende su más importante hazaña es la revista “Caras y Caretas”: “(…) a las 2 de la tarde, comenzó el barco a moverse lentamente, arrastrado por el remolcador Vigilantes. El público, que hacia largo espacio de tiempo contemplaba los preparativos de la partida, desde los malecones prorrumpió en entusiastas vivas y <img src="https://www.smiley-lol.com/smiley/musique/0applaude.gif"  class="smilie" loading="lazy" alt="aplausos" title="Aplausos    aplausos" data-shortname="aplausos" />, renovándose las aclamaciones cuando la cañonera enfiló el canal del norte ya sin el auxilio de los remolcadores. En ese instante, sobre el puente de mando, podía verse junto al comandante Irízar la gallarda figura del oficial chileno Boonen Chandler, que desempeñaba las funciones de ayudante del jefe; y poco después la Uruguay se alejó a media fuerza saludada por millares de blancos pañuelos que se agitaban deseando buen viaje (…)” (“La expedición al Polo – Partida de la Uruguay”, Revista Caras y Caretas)De esta manera, el 8 de octubre de 1903 quedó en los anales de la historia argentina como el día en que la marina emprendió una misión sin precedentes. Una hazaña antártica que marcaría el inicio de una tradición soberana en las latitudes del sur signadas por la salvaguarda de la vida en el mar y el desarrollo de la ciencia.Créditos:   Gaceta Marinera Digital</blockquote>

Verificación: Guerra desarrollada entre Argentina y el Reino Unido en 1982