Mahmoud Abbas prosigue al frente de la Autoridad palestina. / Mahmoud Abbas prolongé à la tête de l'Autorité palestinienne.
El mandato de Mahmoud Abbas, presidente de la Autoridad palestina, ha sido prolongado, el miércoles 16 de diciembre, en Ramallah, por el consejo central de la Organización para la Liberación de Palestina (OLP), con una duración indeterminada. Había un poco de incertidumbre, para no dejar instalarse un vacío político en la cabeza del movimiento palestino.
Las elecciones anunciadas por M. Abbas para el 24 de enero no podían hacerse después de la negativa de Hamas de organizarlas en la franja de Gaza, que él controla. En respuesta, Fatah, movimiento que domina en la Autoridad palestina, explicó que no era cuestión de organizar estos escrutinios sólo en Cisjordania.
M. Abbas se queda pues en funciones hasta la organización de las elecciones, las cuales, toman en consideración el foso que no deja de ensancharse y separar a Hamas y Fatah. A pesar de su voluntad muchas veces reafirmada de no presentarse, M. Abbas se mantiene a la cabeza de la Autoridad palestina, lo que calma a Israel y a la comunidad internacional, que sienten aprensión por un sucesor menos moderado.
La voluntad del interesado de tomar su jubilación política es fluctuante: en una entrevista publicada el miércoles por el diario israelí Haaretz, él deja sobrevolar la duda: "Si no puedo alcanzar mis objetivos, no veo razón para conservar mi butaca. Si hay un progreso en discusión, será una buena noticia. Es decir: si las negociaciones con los israelíes prosiguen, podré cambiar de opinión...”
El Movimiento de resistencia islámica Hamas denunció el mantenimiento de M. Abbas, hablando de "confiscación de la democracia". Sin embargo Hamas tiene motivos de satisfacción, porque la OLP también prorrogó hasta nuevas elecciones el mandato del Consejo legislativo, dominado por Hamas desde las elecciones legislativas de 2006.
En la franja de Gaza, Hamas transformó, por otra parte, el 22º aniversario de su creación, el lunes 14 de diciembre, en una demostración impresionante y política dirigida a la vez a Israel y a Fatah. A pesar del bloqueo israelí y las privaciones soportadas por 1,4 millón de habitantes de Gaza, el movimiento de resistencia islámica se mostró capaz de reunir a una muchedumbre estimada por Haaretz a 100.000 personas.
"Siempre ninguna respuesta"
En esta ocasión, el primer ministro Ismaïl Haniyeh reafirmó la voluntad de su movimiento de "liberar Palestina, del río Jordán hasta el mar", de no reconocer Israel, y de no renunciar a la jihad (guerra santa) contra el estado judío. Este discurso pretende subrayar el callejón sin salida en el cual la estrategia de negociaciones de Mahmoud Abbas acabó.
El presidente de la Autoridad palestina confíó a Haaretz que en una conversación reciente y telefónica con el ministro israelí de defensa, Ehoud Barak, aseguró que si Israel aceptara congelar todas las construcciones en las colonias, incluso en Jerusalén del Este, durante seis meses, un acuerdo podría encontrarse sobre otras cuestiones (los refugiados, el estatuto de Jerusalén, las fronteras) en el curso del mismo período. "Todavía no recibí respuesta", insiste él.
Confirmado por el consejo central de OLP en su negativa de recuperar las negociaciones con Benyamin Nétanyahou mientras éste no haya aceptado un congelamiento total de la colonización, M. Abbas replica así al primer ministro israelí. Este último subraya sólo su iniciativa de una moratoria parcial de 10 meses de la colonización (a exclusión de Jerusalén del Este) que no ha sido seguida de ningún gesto de apertura por parte de M. Abbas.
Pero la legitimidad de éste, maltratada por sus propias vacilaciones, es demasiado débil en lo sucesivo para que él pueda preparar el terreno. De su parte, B. Nétanyahou consiguió darles a los americanos la ilusión que había hecho concesiones importantes.
Confrontado con la sobrepuja del movimiento de los colonos, él se satisface con el statu quo.
Ambos protagonistas parecen así tener un papel en el teatro de sombras de un proceso de paz perfectamente estéril.
Fuente: Laurent Zecchini para Le Monde
Traducción propia
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Mahmoud Abbas prolongé à la tête de l'Autorité palestinienne.
Le mandat de Mahmoud Abbas, président de l'Autorité palestinienne, a été prolongé, mercredi 16 décembre, à Ramallah, par le conseil central de l'Organisation de libération de la Palestine (OLP), pour une durée indéterminée. Il y avait peu d'incertitude, tant il était exclu de laisser s'installer un vide politique à la tête du mouvement palestinien.
Les élections annoncées par M. Abbas pour le 24 janvier ne pouvaient se tenir après le refus du Hamas de les organiser dans la bande de Gaza, qu'il contrôle. En réponse, le Fatah, mouvement dominant de l'Autorité palestinienne, a expliqué qu'il n'était pas question d'organiser ces scrutins dans la seule Cisjordanie.
M. Abbas reste donc en fonction jusqu'à l'organisation des élections, lesquelles, eu égard au fossé qui ne cesse de s'élargir entre le Hamas et le Fatah, n'auront pas lieu de sitôt. En dépit de sa volonté maintes fois réaffirmée de ne pas se représenter, M. Abbas se maintient à la tête de l'Autorité palestinienne, ce qui rassure Israël et la communauté internationale, qui appréhendent un successeur moins modéré.
La volonté de l'intéressé de prendre sa retraite politique est fluctuante : dans un entretien publié mercredi par le quotidien israélien Haaretz, il laisse planer le doute : "Si je ne peux pas atteindre mes objectifs, je ne vois pas de raison de conserver mon fauteuil. S'il y a des progrès dans les discussion, ce sera une bonne nouvelle." Autrement dit : si les négociations avec les Israéliens reprennent, je pourrai changer d'avis...
Le Mouvement de la résistance islamique (Hamas) a dénoncé le maintien de M. Abbas, parlant de "confiscation de la démocratie". Il a cependant des motifs de satisfaction, car l'OLP a également prorogé jusqu'à de nouvelles élections le mandat du Conseil législatif, dominé par le Hamas depuis les élections législatives de 2006.
A Gaza, le Hamas a, d'autre part, transformé le 22e anniversaire de sa création, lundi 14 décembre, en une impressionnante démonstration politique adressée à la fois à Israël et au Fatah. En dépit du blocus israélien et des privations endurées par les 1,4 million de Gazaouis, le Mouvement de la résistance islamique s'est montré capable de réunir une foule estimée par le Haaretz à 100 000 personnes.
"Toujours pas de réponse"
A cette occasion, le premier ministre Ismaïl Haniyeh a réaffirmé la volonté de son mouvement de "libérer la Palestine, du fleuve (le Jourdain) jusqu'à la mer", de ne pas reconnaître Israël, et de ne pas renoncer au djihad (guerre sainte) contre l'Etat juif. Ce jusqu'au-boutisme vise à souligner l'impasse à laquelle la stratégie de négociations de M. Abbas a abouti.
Le président de l'Autorité palestinienne confie au Haaretz que dans une récente conversation téléphonique avec le ministre israélien de la défense, Ehoud Barak, il a assuré que si Israël accepte de geler toutes les constructions dans les colonies, y compris à Jérusalem-Est, pendant six mois, un accord pourrait être trouvé sur les autres questions (les réfugiés, le statut de Jérusalem, les frontières) au cours de la même période. "Je n'ai toujours pas reçu de réponse", insiste-t-il.
Conforté par le conseil central de l'OLP dans son refus de reprendre les négociations avec Benyamin Nétanyahou tant que celui-ci n'aura pas accepté un gel total de la colonisation, M. Abbas réplique ainsi au premier ministre israélien. Ce dernier ne cesse de souligner que son initiative d'un moratoire partiel de 10 mois de la colonisation (à l'exclusion de Jérusalem-Est) n'a été suivie d'aucun geste d'ouverture de la part de M. Abbas.
Mais la légitimité de celui-ci, malmenée par ses propres valses-hésitations, est désormais trop faible pour qu'il puisse concéder du terrain. De son côté, M. Nétanyahou a réussi à donner aux Américains l'illusion qu'il avait fait d'importantes concessions.
Confronté à la surenchère du mouvement des colons, il se satisfait du statu quo. Les deux protagonistes semblent ainsi tenir leur rôle dans le théâtre d'ombres d'un processus de paix devenu parfaitement stérile.
El mandato de Mahmoud Abbas, presidente de la Autoridad palestina, ha sido prolongado, el miércoles 16 de diciembre, en Ramallah, por el consejo central de la Organización para la Liberación de Palestina (OLP), con una duración indeterminada. Había un poco de incertidumbre, para no dejar instalarse un vacío político en la cabeza del movimiento palestino.
Las elecciones anunciadas por M. Abbas para el 24 de enero no podían hacerse después de la negativa de Hamas de organizarlas en la franja de Gaza, que él controla. En respuesta, Fatah, movimiento que domina en la Autoridad palestina, explicó que no era cuestión de organizar estos escrutinios sólo en Cisjordania.
M. Abbas se queda pues en funciones hasta la organización de las elecciones, las cuales, toman en consideración el foso que no deja de ensancharse y separar a Hamas y Fatah. A pesar de su voluntad muchas veces reafirmada de no presentarse, M. Abbas se mantiene a la cabeza de la Autoridad palestina, lo que calma a Israel y a la comunidad internacional, que sienten aprensión por un sucesor menos moderado.
La voluntad del interesado de tomar su jubilación política es fluctuante: en una entrevista publicada el miércoles por el diario israelí Haaretz, él deja sobrevolar la duda: "Si no puedo alcanzar mis objetivos, no veo razón para conservar mi butaca. Si hay un progreso en discusión, será una buena noticia. Es decir: si las negociaciones con los israelíes prosiguen, podré cambiar de opinión...”
El Movimiento de resistencia islámica Hamas denunció el mantenimiento de M. Abbas, hablando de "confiscación de la democracia". Sin embargo Hamas tiene motivos de satisfacción, porque la OLP también prorrogó hasta nuevas elecciones el mandato del Consejo legislativo, dominado por Hamas desde las elecciones legislativas de 2006.
En la franja de Gaza, Hamas transformó, por otra parte, el 22º aniversario de su creación, el lunes 14 de diciembre, en una demostración impresionante y política dirigida a la vez a Israel y a Fatah. A pesar del bloqueo israelí y las privaciones soportadas por 1,4 millón de habitantes de Gaza, el movimiento de resistencia islámica se mostró capaz de reunir a una muchedumbre estimada por Haaretz a 100.000 personas.
"Siempre ninguna respuesta"
En esta ocasión, el primer ministro Ismaïl Haniyeh reafirmó la voluntad de su movimiento de "liberar Palestina, del río Jordán hasta el mar", de no reconocer Israel, y de no renunciar a la jihad (guerra santa) contra el estado judío. Este discurso pretende subrayar el callejón sin salida en el cual la estrategia de negociaciones de Mahmoud Abbas acabó.
El presidente de la Autoridad palestina confíó a Haaretz que en una conversación reciente y telefónica con el ministro israelí de defensa, Ehoud Barak, aseguró que si Israel aceptara congelar todas las construcciones en las colonias, incluso en Jerusalén del Este, durante seis meses, un acuerdo podría encontrarse sobre otras cuestiones (los refugiados, el estatuto de Jerusalén, las fronteras) en el curso del mismo período. "Todavía no recibí respuesta", insiste él.
Confirmado por el consejo central de OLP en su negativa de recuperar las negociaciones con Benyamin Nétanyahou mientras éste no haya aceptado un congelamiento total de la colonización, M. Abbas replica así al primer ministro israelí. Este último subraya sólo su iniciativa de una moratoria parcial de 10 meses de la colonización (a exclusión de Jerusalén del Este) que no ha sido seguida de ningún gesto de apertura por parte de M. Abbas.
Pero la legitimidad de éste, maltratada por sus propias vacilaciones, es demasiado débil en lo sucesivo para que él pueda preparar el terreno. De su parte, B. Nétanyahou consiguió darles a los americanos la ilusión que había hecho concesiones importantes.
Confrontado con la sobrepuja del movimiento de los colonos, él se satisface con el statu quo.
Ambos protagonistas parecen así tener un papel en el teatro de sombras de un proceso de paz perfectamente estéril.
Fuente: Laurent Zecchini para Le Monde
Traducción propia
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Mahmoud Abbas prolongé à la tête de l'Autorité palestinienne.
Le mandat de Mahmoud Abbas, président de l'Autorité palestinienne, a été prolongé, mercredi 16 décembre, à Ramallah, par le conseil central de l'Organisation de libération de la Palestine (OLP), pour une durée indéterminée. Il y avait peu d'incertitude, tant il était exclu de laisser s'installer un vide politique à la tête du mouvement palestinien.
Les élections annoncées par M. Abbas pour le 24 janvier ne pouvaient se tenir après le refus du Hamas de les organiser dans la bande de Gaza, qu'il contrôle. En réponse, le Fatah, mouvement dominant de l'Autorité palestinienne, a expliqué qu'il n'était pas question d'organiser ces scrutins dans la seule Cisjordanie.
M. Abbas reste donc en fonction jusqu'à l'organisation des élections, lesquelles, eu égard au fossé qui ne cesse de s'élargir entre le Hamas et le Fatah, n'auront pas lieu de sitôt. En dépit de sa volonté maintes fois réaffirmée de ne pas se représenter, M. Abbas se maintient à la tête de l'Autorité palestinienne, ce qui rassure Israël et la communauté internationale, qui appréhendent un successeur moins modéré.
La volonté de l'intéressé de prendre sa retraite politique est fluctuante : dans un entretien publié mercredi par le quotidien israélien Haaretz, il laisse planer le doute : "Si je ne peux pas atteindre mes objectifs, je ne vois pas de raison de conserver mon fauteuil. S'il y a des progrès dans les discussion, ce sera une bonne nouvelle." Autrement dit : si les négociations avec les Israéliens reprennent, je pourrai changer d'avis...
Le Mouvement de la résistance islamique (Hamas) a dénoncé le maintien de M. Abbas, parlant de "confiscation de la démocratie". Il a cependant des motifs de satisfaction, car l'OLP a également prorogé jusqu'à de nouvelles élections le mandat du Conseil législatif, dominé par le Hamas depuis les élections législatives de 2006.
A Gaza, le Hamas a, d'autre part, transformé le 22e anniversaire de sa création, lundi 14 décembre, en une impressionnante démonstration politique adressée à la fois à Israël et au Fatah. En dépit du blocus israélien et des privations endurées par les 1,4 million de Gazaouis, le Mouvement de la résistance islamique s'est montré capable de réunir une foule estimée par le Haaretz à 100 000 personnes.
"Toujours pas de réponse"
A cette occasion, le premier ministre Ismaïl Haniyeh a réaffirmé la volonté de son mouvement de "libérer la Palestine, du fleuve (le Jourdain) jusqu'à la mer", de ne pas reconnaître Israël, et de ne pas renoncer au djihad (guerre sainte) contre l'Etat juif. Ce jusqu'au-boutisme vise à souligner l'impasse à laquelle la stratégie de négociations de M. Abbas a abouti.
Le président de l'Autorité palestinienne confie au Haaretz que dans une récente conversation téléphonique avec le ministre israélien de la défense, Ehoud Barak, il a assuré que si Israël accepte de geler toutes les constructions dans les colonies, y compris à Jérusalem-Est, pendant six mois, un accord pourrait être trouvé sur les autres questions (les réfugiés, le statut de Jérusalem, les frontières) au cours de la même période. "Je n'ai toujours pas reçu de réponse", insiste-t-il.
Conforté par le conseil central de l'OLP dans son refus de reprendre les négociations avec Benyamin Nétanyahou tant que celui-ci n'aura pas accepté un gel total de la colonisation, M. Abbas réplique ainsi au premier ministre israélien. Ce dernier ne cesse de souligner que son initiative d'un moratoire partiel de 10 mois de la colonisation (à l'exclusion de Jérusalem-Est) n'a été suivie d'aucun geste d'ouverture de la part de M. Abbas.
Mais la légitimité de celui-ci, malmenée par ses propres valses-hésitations, est désormais trop faible pour qu'il puisse concéder du terrain. De son côté, M. Nétanyahou a réussi à donner aux Américains l'illusion qu'il avait fait d'importantes concessions.
Confronté à la surenchère du mouvement des colons, il se satisfait du statu quo. Les deux protagonistes semblent ainsi tenir leur rôle dans le théâtre d'ombres d'un processus de paix devenu parfaitement stérile.