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<blockquote data-quote="HernanF" data-source="post: 835221" data-attributes="member: 7964"><p><strong><span style="font-size: 18px">Jerusalén en perspectiva. Radiografía del Estado Apartheid.</span></strong></p><p></p><p>Autores corporativos: Revista Hoja de Ruta (Canal)</p><p>Autores personales: Chadud Díaz, Nicolás (Autor)</p><p>Fecha: 01 de Diciembre de 2009</p><p></p><p><em>A modo de introducción:</em></p><p></p><p>Para abordar agudamente la problemática que nos convoca se pretende desplazar la imparcialidad que se (auto) adjudican los medios de comunicaciones tradicionales y sus respectivos especialistas en la región. Por esta razón, se prescinde en la medida de lo posible de datos bibliográficos y anecdóticos irrelevantes. De lo que se trata es de facilitar pistas, líneas de investigación y de acción, a lo sumo; unas herramientas para hacer plausible la elaboración de una genealogía de más largo aliento del sionismo político, que no siempre se manifiesta material y simbólicamente con notoria nitidez, en cuanto a los mecanismos de segregación que se ha dado hacia si mismo y que se han implementado sin contención alguna en la milenaria ciudad.</p><p>Como una forma de vislumbrar el problema en cuestión, se entregan preliminarmente las siguientes “Categorías jurídicas-políticas” de los habitantes en Jerusalén.</p><p>Judíos ortodoxos: Son vistos con recelo por la mayoría de la población israelí laica, puesto que se les exime de realizar el servicio militar[2] y de forma directa e indirecta, se les entregan millonarios subsidios a las escuelas talmúdicas en donde estudian y se forman religiosamente. La razón que explica la ayuda estatal es muy elocuente para cumplir el objetivo biopolítico de inspiración mística[3]. Es el único sector de la población israelí (judía) que tiene un alto índice de natalidad que neutraliza la tendencia decreciente propia de las sociedades “modernas, racionalizadas y seculares”.</p><p>Judíos laicos: Es la mayoría de la población y a su vez mayoritariamente provienen de Europa. En general no se encuentran de acuerdo en realizar “concesiones” en lo que respecta a compartir o forjar dos capitales; una para cada estado. Para ellos la capital de los palestinos es Gaza o Ramallah. Algunos se identifican con la idea de colonos nacionalistas de transferir masivamente a los palestinos (transfer ideology), tal como se hizo en 1948, 1967 y así lograr un “nuevo equilibrio” demográfico, social y político.</p><p>Habitantes palestinos: No son ciudadanos y por tanto no tienen derechos. Pero deben cumplir rigurosamente con las resoluciones judiciales que se les impone. Sin embargo, tienen acceso a ciertos “beneficios” como poder obtener patentes (placas) amarillas que les permite desplazarse con mayor facilidad[4]. En su mayoría son musulmanes y también existe una importante minoría de cristianos. Reciben ayudas de organizaciones humanitarias palestinas[5], israelíes[6] e internacionales cuando los tribunales ordenan que sus casas sean destruidas por bulldozer Caterpillar[7] y por ello deben alojar en carpas[8]. Originarios de Jerusalén son familias palestinas influyentes en el quehacer social, cultural y político desde el siglo pasado como los Nusseibeh[9], los Husseini[10], los Khalidi, los Nashashibi, y el mismo Edward W. Said, ferviente partidario de la solución binacional.</p><p>Funcionarios internacionales: Se refiere a los miembros de cuerpos diplomáticos y/o Organismos Internacionales asentados en la ciudad, generalmente por iniciativa de las autoridades israelíes[11]. Gozan de libertad de movimiento y expresión al igual que personas que participan en ONGs, pero son objetos de medidas arbitrarias cuando las autoridades israelíes sospechan que se reúnen con dirigentes palestinos de la ciudad o apoyan causas humanitarias como las víctimas de la orden militar israelí Nº 1226[12](1988).</p><p></p><p><em>Breve recuento sobre la actual cuestión judía en torno a Jerusalén.</em></p><p></p><p>En 1980 el Estado de Israel declaró por medio de una “ley básica” a la ciudad de Jerusalén como su “capital eterna e indivisible” y la anexó como parte de su territorio soberano junto a las Alturas del Golán de Siria, ocupadas en las Guerra de los Seis días en 1967. La decisión tomada a principios de los ochenta vino a ratificar las políticas israelíes que se venían implementando desde 1948, año en el que se declara el Estado de Excepción[13] que perdura hasta hoy en día. Cabe recordar que un argumento persistente del sionismo político para justificar casi todas sus acciones bélicas y expansionistas -incluida la limpieza étnica del pueblo palestino-, es que la parte palestina se opuso a la Partición de Palestina realizada por Naciones Unidas en 1947.</p><p>Sin embargo, a menudo pasa inadvertido que dicha partición consideraba a Jerusalén como una entidad desmilitarizada y separada con un estatus correspondiente a territorio internacional[14], disposición que no fue respetada, puesto que al poco tiempo el naciente estado israelí declara a Jerusalén Oeste como capital, expulsando por la fuerza a miles de palestinos que vivían en la ciudad. En tanto que en 1967 las fuerzas armadas israelíes se encargan de ocupar el resto de la ciudad (que incluye el casco antiguo) en donde se ubica la emblemática Puerta de Damasco, el Mercado Árabe y el Domo de la Roca en la Explanada de las Mezquitas.</p><p>Desde que Israel logra el control completo de la ciudad ha tomado decisiones que no respetan la legalidad y el derecho internacional, como es la construcción de asentamientos en Jerusalén Este, precisamente en la parte de la ciudad que es reivindicada legítimamente por Palestina para instalar su capital, puesto que se considera como territorio ocupado[15]. Junto a ello se ha realizado un esfuerzo sistemático por su judaización. Lo que no sería problema si también se hubiesen implementado políticas simultáneas para cristianizar e islamizar la ciudad, entendiendo que se trata de una ciudad con un legado arqueológico, patrimonial e histórico en donde las religiones monoteístas se sienten profundamente enraizadas e identificadas.</p><p>Pero la verdad es que no se trataba de judaizarla desde una perspectiva ideológica cultural aperturista y tolerante, a semejanza del Barrio de la Judería en Córdoba que se desarrolló durante “Al Ándalus”, sino más bien en un sentido genuinamente divisionista y biopolítico, propio de una economía política que enfatiza la aplicación de un binomio no dicotómico de segregación-represión y, simultáneamente, de coacción de las subjetividades[16], asuntos corpóreos-simbólicos que se van a ver reforzados desde la implementación de los Acuerdos de Oslo[17].</p><p>Si bien desde los años ochenta se concentran los esfuerzos y las políticas para reafirmar la colonización de Gaza y Cisjordania, incluida Jerusalén Este, con la consecuente expropiación de territorios palestinos, particularmente en aquellas zonas donde se concentraban tierras más fértiles y suculentos recursos hídricos, razones que dieron lugar a la denominada “Intifada” en 1987. No va a ser hasta la firma de los Acuerdos de Oslo en 1993, en donde se va a producir un punto de inflexión, un quiebre total, una ruptura en la cual los palestinos se les prohíbe todo lo relacionado con Jerusalén. La ciudad se transforma en algo inalcanzable, innombrable e inmutable, algo así como la “ciudad de Dios”, “el paraíso” o “el cielo” en la tierra. El discurso cuasi divino de la “eternidad e indivisibilidad” se hace absoluto, terrenal y soberano. Se trata de un nuevo ciclo que el misticismo judío podría interpretar como el retorno de Moisés o la llegada del mesías al Monte Sión. Para los palestinos es pura tragedia subjetiva y empíricamente.</p><p>Se debe recordar que los Acuerdos de Oslo consideraban que el tema de Jerusalén debía ser “negociado” en la etapa final (mayo de 1999), lo que en la práctica le permitió a Israel ganar tiempo para tomar “decisiones en el terreno” que tenían como objetivo aislar a la ciudad de su entorno árabe. La ciudad se encuentra tan sólo a unos cuantos kilómetros de Ramallah, Belén o Beit Jala, ciudades habitadas por palestinos que se les prohíbe ingresar a Jerusalén, por ejemplo, para estudiar, ir de compras o visitar familiares. Al mismo tiempo se amplían los límites municipales para absorber más territorios cisjordanos y colonias como Maale Adumin[18], que según lo estipulado, se deberían devolver a Palestina. Más que una judaización de Jerusalén, los diversos Gobiernos israelíes han optado por judicializar-con toda la fuerza de su ley- los asuntos concernientes a Jerusalén, con una inspiración ideológica de apartheid que se hace visible y concreta con el Muro que atraviesa la Universidad Al Quds en Abu Dis (aldea palestina fronteriza de Jerusalén), que es conocida actualmente como el Gueto de Abu Dis[19].</p><p>La judicialización aplicada en Jerusalén posee implicancias políticas, económicas y, desde luego, jurídicas, con respecto a israelíes y palestinos. Nuevamente: se buscan efectos en las poblaciones, la segregación de las mismas. El Estado israelí destina anualmente millones de dólares en subsidios habitacionales para que los ciudadanos israelíes y judíos de todo el mundo se vayan a vivir a Jerusalén, con todas las garantías pertinentes, particularmente en las colonias que no han dejado de levantarse y ampliarse, principalmente desde fines de los noventa, con la autorización de los tribunales respectivos.</p><p>En contrapartida, los habitantes palestinos de la ciudad, no poseen ciudadanía israelí, resultando toda una paradoja en una de las democracias más respetadas de Medio Oriente, ni tampoco se les permite la nacionalidad palestina. Simplemente tienen un estatus jurídico político de “residentes” de Jerusalén, que los sitúa en un “limbo no religioso”, “un híbrido” tan propio de nuestros tiempos. Lo que tiene implicancias materiales muy concretas. Por ejemplo, para ellos resulta casi imposible conseguir un permiso de construcción o de ampliación de sus casas, lo que en la práctica se traduce en que sus viviendas se encuentran enfrentadas frecuentemente a resoluciones judiciales que facultan la demolición de las mismas. Las políticas aplicadas por la potencia ocupante se concentran en desgarrar los cuerpos palestinos, capturar sus vidas hasta en lo más cotidiano de sus existencias.</p><p>A su vez, si se les ocurriese mudarse, lo que suele ocurrir por razones de espacio, a otra ciudades como Ramallah, Hebrón o Nablus por algunos años (7), corren el riesgo de perder su “calidad privilegiada” de “residentes” y se convierten en un habitante más de los territorios denominados “autónomos” por la jerga lingüística que comenzó a utilizarse durante “el proceso de paz”. Lo que significa que les queda imposibilitada la entrada a Jerusalén. De esta forma, se acaba de una vez y para siempre “la puerta giratoria” que tanto irrita a los sectores más ortodoxos y conservadores de la sociedad israelí.</p><p></p><p><em>Reflexiones finales:</em></p><p></p><p>Desde la implementación de los Acuerdos de Oslo y el cumplimiento de los objetivos e intereses estratégicos no declarados formalmente por la potencia ocupante y con la complicidad característica de los más altos dirigentes de la ANP. La ciudad se ha convertido en un gran claustro que vigila los cuerpos palestinos, lo que implica que al interior de la misma, deben someterse a las “reglas del juego”, que no son otra cosa que medidas disciplinarias, castigadoras y excepcionales (permanentes) en contra de una población bien específica, propias de un Estado Apartheid. Es la biopolítica llevada a su máxima expresión en la cual la política no se torna un instrumento humano de organización para lograr un fin (telos) en un tiempo y espacio determinado, como podría ser la coexistencia ciudadana, sino la carne al servicio de una técnica e ideología totalitaria.</p><p>De lo que se trataría por parte del sionismo político es de retomar un proyecto modernamente radical no concluido por el fascismo contemporáneo, reforzando un carácter místico, sagrado y mesiánico de su obra. En donde se utiliza la tecnología, ésa que tanto le ha prestigiado a Israel a nivel internacional; para condicionar, administrar, persuadir, manipular y experimentar con los cuerpos mismos, los cuerpos que patológicamente se denominan como enemigos. Jerusalén ha devenido en lo que Walter Benjamin denominaría como “La regla de la historia”. Es decir, en opresión, barbarie, verdadera industria de una muerte que pulveriza, propias de la violencia emprendida por los vencedores al ejercer su soberanía con un carácter excepcional (permanente).</p><p>Por tanto, es legítimo reivindicar un nuevo horizonte, un nuevo estadio humano, un efectivo estado de excepción que genere un corte, un punto dislocante o al menos, unas rupturas que operen en distintas dimensiones y registros. “Ese “estado de excepción” utópico está prefigurado en todas las rebeliones y levantamientos que interrumpen, aunque sea durante un momento, el cortejo triunfal de los poderosos”. Para ello debemos pensar críticamente el desarrollo y la sofisticación de los nuevos Reich: Los Estados Apartheid o Democracias de los Bantustanes.</p><p></p><p><strong><em>NOTAS</em></strong>:</p><p></p><p>1. Said Edward W., Cincuenta Años de Desposesión, (original en The Guardian (1998), Nuevas Crónicas Palestinas, Editorial Debolsillo, 2003.pp. 70 y 71.</p><p>2. El servicio militar es el principal mecanismo disciplinario y de socialización de un israelí, particularmente cuando la inmigración se realiza en la adolescencia. Al proceso de inmigración de un judío hacia Israel se le denomina Aliá, palabra hebrea que significa ascenso o elevación espiritual, según informa el portal oficial del Ministerio de Asuntos Exteriores. Véase en <a href="http://www.mfa.gov.il/MFAES/MFAArchive/2000_2009/2004/1/Alia">http://www.mfa.gov.il/MFAES/MFAArchive/2000_2009/2004/1/Alia</a> , [6 de noviembre de 2009].</p><p>3. El esoterismo y la biopolítica del proyecto sionista se manifiesta en buena medida en el discurso en que se anhela la “sobrevivencia y/o salvación del pueblo judío” en el marco mundial del supuesto antisemitismo, inherente o natural de los no judíos, que se ha desarrollado a lo largo de la historia.</p><p>4. Al igual que los israelíes y a diferencia de los palestinos de los territorios ocupados que deben utilizar vías alternativas (en nefastas condiciones) debido a que no pueden cruzar por Jerusalén.</p><p>5. Como Addameer que se encarga de defender los derechos humanos, particularmente de los presos palestinos en cárceles israelíes. Véase en http: //<a href="http://www.addameer.org/spanish/index.html">www.addameer.org/spanish/index.html</a>, [2 de noviembre de 2009].</p><p>6. Como el Comité Israelí en Contra de las Demoliciones. La misma organización informa que desde 1967 se han demolido al menos unas 24.145 casas en los territorios ocupados. Véase en <a href="http://www.icahd.org/eng/docs/datos%20sobre%20demoliciones.pdf">http://www.icahd.org/eng/docs/datos sobre demoliciones.pdf</a> , [3 de noviembre de 2009].</p><p>7. Véase el siguiente video: <a href="http://www.youtube.com/watch?v=EC6C-cAc240">http://www.youtube.com/watch?v=EC6C-cAc240</a>, [5 de noviembre de 2009].</p><p>8. La idea fuerza (literalmente) del sionismo contemporáneo es arruinar la vida misma de los palestinos, hacerlos sentir que son un pueblo derrotado.</p><p>9. A modo de ejemplo, el intelectual y profesor de filosofía Sari Nusseibeh es hijo del político Anwar Nusseibeh y actualmente es rector de la Universidad Al-Quds.</p><p>10. El apellido original de Yasser Arafat. Recuérdese también a Faisal Husseini que estaba a cargo de Orient House en Jerusalén hasta el año 2001 cuando fallece en Kuwait.</p><p>11. Puesto que en general y mayoritariamente la Comunidad Internacional no reconoce a Jerusalén como capital del Estado de Israel.</p><p>12. Dicha orden permite realizar detenciones arbitrarias(sin juicios ni cargos) y mantener presos a personas hasta por seis meses, pudiendo ser renovable de manera indefinida, lo que demuestra que el Estado de Israel no puede ser considerado por la politología como un estado democrático y de derecho. “La orden militar israelí Nro 1226 permite que los comandos militares detengan individuos durante hasta seis meses si “cuentan con fundamentos razonables para presumir que la seguridad del área o la seguridad pública requieren la detención”. En consecuencia, activistas y defensores/as de los derechos humanos pueden permanecer en una detención administrativa indefinida, sin ser acusados ni juzgados, durante un periodo renovable de uno a seis meses”. Véase <a href="http://www.frontlinedefenders.org/es/node/1813">http://www.frontlinedefenders.org/es/node/1813</a>, [5 de noviembre de 2009]. Para ampliar y profundizar los antecedentes entregados, revísese el documento de la Naciones Unidas sobre “Convención contra la Tortura y Otros Tratos o Penas Crueles, Inhumanos o Degradantes”. En: <a href="http://www2.ohchr.org/english/bodies/cat/docs/CAT.C.ISR.Q.4_sp.pdf">http://www2.ohchr.org/english/bodies/cat/docs/CAT.C.ISR.Q.4_sp.pdf</a>, [3 de noviembre de 2009].</p><p>13. Véase el informe elaborado por la Comisión de Derechos Humanos de Naciones Unidas. En:<a href="http://www.unhchr.ch/Huridocda/Huridoca.nsf/TestFrame/e8beab1c914ee782802567c300482d74?Opendocument">http://www.unhchr.ch/Huridocda/Huridoca.nsf/TestFrame/e8beab1c914ee782802567c300482d74?Opendocument</a>, [3 de noviembre de 2009].</p><p>14. Véase más antecedentes en <a href="http://www.un.org/spanish/Depts/dpi/palestine/ch12.pdf">http://www.un.org/spanish/Depts/dpi/palestine/ch12.pdf</a>, [4 de noviembre de 2009].</p><p>15. Revísese las resoluciones 242(1967) y 338(1973) del Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas que son vinculantes.</p><p>16. Como acallar por la fuerza las peticiones o reivindicaciones palestinas en la ciudad.</p><p>17. Al respecto se hace interesante revisar el documento de Zandra Pedraza en referencia a América Latina, en donde se da cuenta de la relación biopolítica entre las formas de control de la población autóctona, las formas económicas de producción y la organización del territorio. Véase en <a href="http://www.iai.spk-berlin.de/fileadmin/dokumentenbibliothek/Iberoamericana/15-pedraza.pdf">http://www.iai.spk-berlin.de/fileadmin/dokumentenbibliothek/Iberoamericana/15-pedraza.pdf</a> , [3 de noviembre de 2009].</p><p>18. El asentamiento más grande construido por Israel que ocupa el 1% del territorio de la Ribera Occidental (West Bank).</p><p>19. Ver en <a href="http://www.elperiodicodearagon.com/noticias/noticia.asp?pkid=103601#EnlaceComentarios">http://www.elperiodicodearagon.com/noticias/noticia.asp?pkid=103601#EnlaceComentarios</a>, [5 de noviembre de 2009].</p></blockquote><p></p>
[QUOTE="HernanF, post: 835221, member: 7964"] [B][SIZE=5]Jerusalén en perspectiva. Radiografía del Estado Apartheid.[/SIZE][/B] Autores corporativos: Revista Hoja de Ruta (Canal) Autores personales: Chadud Díaz, Nicolás (Autor) Fecha: 01 de Diciembre de 2009 [I]A modo de introducción:[/I] Para abordar agudamente la problemática que nos convoca se pretende desplazar la imparcialidad que se (auto) adjudican los medios de comunicaciones tradicionales y sus respectivos especialistas en la región. Por esta razón, se prescinde en la medida de lo posible de datos bibliográficos y anecdóticos irrelevantes. De lo que se trata es de facilitar pistas, líneas de investigación y de acción, a lo sumo; unas herramientas para hacer plausible la elaboración de una genealogía de más largo aliento del sionismo político, que no siempre se manifiesta material y simbólicamente con notoria nitidez, en cuanto a los mecanismos de segregación que se ha dado hacia si mismo y que se han implementado sin contención alguna en la milenaria ciudad. Como una forma de vislumbrar el problema en cuestión, se entregan preliminarmente las siguientes “Categorías jurídicas-políticas” de los habitantes en Jerusalén. Judíos ortodoxos: Son vistos con recelo por la mayoría de la población israelí laica, puesto que se les exime de realizar el servicio militar[2] y de forma directa e indirecta, se les entregan millonarios subsidios a las escuelas talmúdicas en donde estudian y se forman religiosamente. La razón que explica la ayuda estatal es muy elocuente para cumplir el objetivo biopolítico de inspiración mística[3]. Es el único sector de la población israelí (judía) que tiene un alto índice de natalidad que neutraliza la tendencia decreciente propia de las sociedades “modernas, racionalizadas y seculares”. Judíos laicos: Es la mayoría de la población y a su vez mayoritariamente provienen de Europa. En general no se encuentran de acuerdo en realizar “concesiones” en lo que respecta a compartir o forjar dos capitales; una para cada estado. Para ellos la capital de los palestinos es Gaza o Ramallah. Algunos se identifican con la idea de colonos nacionalistas de transferir masivamente a los palestinos (transfer ideology), tal como se hizo en 1948, 1967 y así lograr un “nuevo equilibrio” demográfico, social y político. Habitantes palestinos: No son ciudadanos y por tanto no tienen derechos. Pero deben cumplir rigurosamente con las resoluciones judiciales que se les impone. Sin embargo, tienen acceso a ciertos “beneficios” como poder obtener patentes (placas) amarillas que les permite desplazarse con mayor facilidad[4]. En su mayoría son musulmanes y también existe una importante minoría de cristianos. Reciben ayudas de organizaciones humanitarias palestinas[5], israelíes[6] e internacionales cuando los tribunales ordenan que sus casas sean destruidas por bulldozer Caterpillar[7] y por ello deben alojar en carpas[8]. Originarios de Jerusalén son familias palestinas influyentes en el quehacer social, cultural y político desde el siglo pasado como los Nusseibeh[9], los Husseini[10], los Khalidi, los Nashashibi, y el mismo Edward W. Said, ferviente partidario de la solución binacional. Funcionarios internacionales: Se refiere a los miembros de cuerpos diplomáticos y/o Organismos Internacionales asentados en la ciudad, generalmente por iniciativa de las autoridades israelíes[11]. Gozan de libertad de movimiento y expresión al igual que personas que participan en ONGs, pero son objetos de medidas arbitrarias cuando las autoridades israelíes sospechan que se reúnen con dirigentes palestinos de la ciudad o apoyan causas humanitarias como las víctimas de la orden militar israelí Nº 1226[12](1988). [I]Breve recuento sobre la actual cuestión judía en torno a Jerusalén.[/I] En 1980 el Estado de Israel declaró por medio de una “ley básica” a la ciudad de Jerusalén como su “capital eterna e indivisible” y la anexó como parte de su territorio soberano junto a las Alturas del Golán de Siria, ocupadas en las Guerra de los Seis días en 1967. La decisión tomada a principios de los ochenta vino a ratificar las políticas israelíes que se venían implementando desde 1948, año en el que se declara el Estado de Excepción[13] que perdura hasta hoy en día. Cabe recordar que un argumento persistente del sionismo político para justificar casi todas sus acciones bélicas y expansionistas -incluida la limpieza étnica del pueblo palestino-, es que la parte palestina se opuso a la Partición de Palestina realizada por Naciones Unidas en 1947. Sin embargo, a menudo pasa inadvertido que dicha partición consideraba a Jerusalén como una entidad desmilitarizada y separada con un estatus correspondiente a territorio internacional[14], disposición que no fue respetada, puesto que al poco tiempo el naciente estado israelí declara a Jerusalén Oeste como capital, expulsando por la fuerza a miles de palestinos que vivían en la ciudad. En tanto que en 1967 las fuerzas armadas israelíes se encargan de ocupar el resto de la ciudad (que incluye el casco antiguo) en donde se ubica la emblemática Puerta de Damasco, el Mercado Árabe y el Domo de la Roca en la Explanada de las Mezquitas. Desde que Israel logra el control completo de la ciudad ha tomado decisiones que no respetan la legalidad y el derecho internacional, como es la construcción de asentamientos en Jerusalén Este, precisamente en la parte de la ciudad que es reivindicada legítimamente por Palestina para instalar su capital, puesto que se considera como territorio ocupado[15]. Junto a ello se ha realizado un esfuerzo sistemático por su judaización. Lo que no sería problema si también se hubiesen implementado políticas simultáneas para cristianizar e islamizar la ciudad, entendiendo que se trata de una ciudad con un legado arqueológico, patrimonial e histórico en donde las religiones monoteístas se sienten profundamente enraizadas e identificadas. Pero la verdad es que no se trataba de judaizarla desde una perspectiva ideológica cultural aperturista y tolerante, a semejanza del Barrio de la Judería en Córdoba que se desarrolló durante “Al Ándalus”, sino más bien en un sentido genuinamente divisionista y biopolítico, propio de una economía política que enfatiza la aplicación de un binomio no dicotómico de segregación-represión y, simultáneamente, de coacción de las subjetividades[16], asuntos corpóreos-simbólicos que se van a ver reforzados desde la implementación de los Acuerdos de Oslo[17]. Si bien desde los años ochenta se concentran los esfuerzos y las políticas para reafirmar la colonización de Gaza y Cisjordania, incluida Jerusalén Este, con la consecuente expropiación de territorios palestinos, particularmente en aquellas zonas donde se concentraban tierras más fértiles y suculentos recursos hídricos, razones que dieron lugar a la denominada “Intifada” en 1987. No va a ser hasta la firma de los Acuerdos de Oslo en 1993, en donde se va a producir un punto de inflexión, un quiebre total, una ruptura en la cual los palestinos se les prohíbe todo lo relacionado con Jerusalén. La ciudad se transforma en algo inalcanzable, innombrable e inmutable, algo así como la “ciudad de Dios”, “el paraíso” o “el cielo” en la tierra. El discurso cuasi divino de la “eternidad e indivisibilidad” se hace absoluto, terrenal y soberano. Se trata de un nuevo ciclo que el misticismo judío podría interpretar como el retorno de Moisés o la llegada del mesías al Monte Sión. Para los palestinos es pura tragedia subjetiva y empíricamente. Se debe recordar que los Acuerdos de Oslo consideraban que el tema de Jerusalén debía ser “negociado” en la etapa final (mayo de 1999), lo que en la práctica le permitió a Israel ganar tiempo para tomar “decisiones en el terreno” que tenían como objetivo aislar a la ciudad de su entorno árabe. La ciudad se encuentra tan sólo a unos cuantos kilómetros de Ramallah, Belén o Beit Jala, ciudades habitadas por palestinos que se les prohíbe ingresar a Jerusalén, por ejemplo, para estudiar, ir de compras o visitar familiares. Al mismo tiempo se amplían los límites municipales para absorber más territorios cisjordanos y colonias como Maale Adumin[18], que según lo estipulado, se deberían devolver a Palestina. Más que una judaización de Jerusalén, los diversos Gobiernos israelíes han optado por judicializar-con toda la fuerza de su ley- los asuntos concernientes a Jerusalén, con una inspiración ideológica de apartheid que se hace visible y concreta con el Muro que atraviesa la Universidad Al Quds en Abu Dis (aldea palestina fronteriza de Jerusalén), que es conocida actualmente como el Gueto de Abu Dis[19]. La judicialización aplicada en Jerusalén posee implicancias políticas, económicas y, desde luego, jurídicas, con respecto a israelíes y palestinos. Nuevamente: se buscan efectos en las poblaciones, la segregación de las mismas. El Estado israelí destina anualmente millones de dólares en subsidios habitacionales para que los ciudadanos israelíes y judíos de todo el mundo se vayan a vivir a Jerusalén, con todas las garantías pertinentes, particularmente en las colonias que no han dejado de levantarse y ampliarse, principalmente desde fines de los noventa, con la autorización de los tribunales respectivos. En contrapartida, los habitantes palestinos de la ciudad, no poseen ciudadanía israelí, resultando toda una paradoja en una de las democracias más respetadas de Medio Oriente, ni tampoco se les permite la nacionalidad palestina. Simplemente tienen un estatus jurídico político de “residentes” de Jerusalén, que los sitúa en un “limbo no religioso”, “un híbrido” tan propio de nuestros tiempos. Lo que tiene implicancias materiales muy concretas. Por ejemplo, para ellos resulta casi imposible conseguir un permiso de construcción o de ampliación de sus casas, lo que en la práctica se traduce en que sus viviendas se encuentran enfrentadas frecuentemente a resoluciones judiciales que facultan la demolición de las mismas. Las políticas aplicadas por la potencia ocupante se concentran en desgarrar los cuerpos palestinos, capturar sus vidas hasta en lo más cotidiano de sus existencias. A su vez, si se les ocurriese mudarse, lo que suele ocurrir por razones de espacio, a otra ciudades como Ramallah, Hebrón o Nablus por algunos años (7), corren el riesgo de perder su “calidad privilegiada” de “residentes” y se convierten en un habitante más de los territorios denominados “autónomos” por la jerga lingüística que comenzó a utilizarse durante “el proceso de paz”. Lo que significa que les queda imposibilitada la entrada a Jerusalén. De esta forma, se acaba de una vez y para siempre “la puerta giratoria” que tanto irrita a los sectores más ortodoxos y conservadores de la sociedad israelí. [I]Reflexiones finales:[/I] Desde la implementación de los Acuerdos de Oslo y el cumplimiento de los objetivos e intereses estratégicos no declarados formalmente por la potencia ocupante y con la complicidad característica de los más altos dirigentes de la ANP. La ciudad se ha convertido en un gran claustro que vigila los cuerpos palestinos, lo que implica que al interior de la misma, deben someterse a las “reglas del juego”, que no son otra cosa que medidas disciplinarias, castigadoras y excepcionales (permanentes) en contra de una población bien específica, propias de un Estado Apartheid. Es la biopolítica llevada a su máxima expresión en la cual la política no se torna un instrumento humano de organización para lograr un fin (telos) en un tiempo y espacio determinado, como podría ser la coexistencia ciudadana, sino la carne al servicio de una técnica e ideología totalitaria. De lo que se trataría por parte del sionismo político es de retomar un proyecto modernamente radical no concluido por el fascismo contemporáneo, reforzando un carácter místico, sagrado y mesiánico de su obra. En donde se utiliza la tecnología, ésa que tanto le ha prestigiado a Israel a nivel internacional; para condicionar, administrar, persuadir, manipular y experimentar con los cuerpos mismos, los cuerpos que patológicamente se denominan como enemigos. Jerusalén ha devenido en lo que Walter Benjamin denominaría como “La regla de la historia”. Es decir, en opresión, barbarie, verdadera industria de una muerte que pulveriza, propias de la violencia emprendida por los vencedores al ejercer su soberanía con un carácter excepcional (permanente). Por tanto, es legítimo reivindicar un nuevo horizonte, un nuevo estadio humano, un efectivo estado de excepción que genere un corte, un punto dislocante o al menos, unas rupturas que operen en distintas dimensiones y registros. “Ese “estado de excepción” utópico está prefigurado en todas las rebeliones y levantamientos que interrumpen, aunque sea durante un momento, el cortejo triunfal de los poderosos”. Para ello debemos pensar críticamente el desarrollo y la sofisticación de los nuevos Reich: Los Estados Apartheid o Democracias de los Bantustanes. [B][I]NOTAS[/I][/B]: 1. Said Edward W., Cincuenta Años de Desposesión, (original en The Guardian (1998), Nuevas Crónicas Palestinas, Editorial Debolsillo, 2003.pp. 70 y 71. 2. El servicio militar es el principal mecanismo disciplinario y de socialización de un israelí, particularmente cuando la inmigración se realiza en la adolescencia. Al proceso de inmigración de un judío hacia Israel se le denomina Aliá, palabra hebrea que significa ascenso o elevación espiritual, según informa el portal oficial del Ministerio de Asuntos Exteriores. Véase en [URL]http://www.mfa.gov.il/MFAES/MFAArchive/2000_2009/2004/1/Alia[/URL] , [6 de noviembre de 2009]. 3. El esoterismo y la biopolítica del proyecto sionista se manifiesta en buena medida en el discurso en que se anhela la “sobrevivencia y/o salvación del pueblo judío” en el marco mundial del supuesto antisemitismo, inherente o natural de los no judíos, que se ha desarrollado a lo largo de la historia. 4. Al igual que los israelíes y a diferencia de los palestinos de los territorios ocupados que deben utilizar vías alternativas (en nefastas condiciones) debido a que no pueden cruzar por Jerusalén. 5. Como Addameer que se encarga de defender los derechos humanos, particularmente de los presos palestinos en cárceles israelíes. Véase en http: //[url="http://www.addameer.org/spanish/index.html"]www.addameer.org/spanish/index.html[/url], [2 de noviembre de 2009]. 6. Como el Comité Israelí en Contra de las Demoliciones. La misma organización informa que desde 1967 se han demolido al menos unas 24.145 casas en los territorios ocupados. Véase en [URL='http://www.icahd.org/eng/docs/datos%20sobre%20demoliciones.pdf']http://www.icahd.org/eng/docs/datos sobre demoliciones.pdf[/URL] , [3 de noviembre de 2009]. 7. Véase el siguiente video: [URL]http://www.youtube.com/watch?v=EC6C-cAc240[/URL], [5 de noviembre de 2009]. 8. La idea fuerza (literalmente) del sionismo contemporáneo es arruinar la vida misma de los palestinos, hacerlos sentir que son un pueblo derrotado. 9. A modo de ejemplo, el intelectual y profesor de filosofía Sari Nusseibeh es hijo del político Anwar Nusseibeh y actualmente es rector de la Universidad Al-Quds. 10. El apellido original de Yasser Arafat. Recuérdese también a Faisal Husseini que estaba a cargo de Orient House en Jerusalén hasta el año 2001 cuando fallece en Kuwait. 11. Puesto que en general y mayoritariamente la Comunidad Internacional no reconoce a Jerusalén como capital del Estado de Israel. 12. Dicha orden permite realizar detenciones arbitrarias(sin juicios ni cargos) y mantener presos a personas hasta por seis meses, pudiendo ser renovable de manera indefinida, lo que demuestra que el Estado de Israel no puede ser considerado por la politología como un estado democrático y de derecho. “La orden militar israelí Nro 1226 permite que los comandos militares detengan individuos durante hasta seis meses si “cuentan con fundamentos razonables para presumir que la seguridad del área o la seguridad pública requieren la detención”. En consecuencia, activistas y defensores/as de los derechos humanos pueden permanecer en una detención administrativa indefinida, sin ser acusados ni juzgados, durante un periodo renovable de uno a seis meses”. Véase [URL]http://www.frontlinedefenders.org/es/node/1813[/URL], [5 de noviembre de 2009]. Para ampliar y profundizar los antecedentes entregados, revísese el documento de la Naciones Unidas sobre “Convención contra la Tortura y Otros Tratos o Penas Crueles, Inhumanos o Degradantes”. En: [URL]http://www2.ohchr.org/english/bodies/cat/docs/CAT.C.ISR.Q.4_sp.pdf[/URL], [3 de noviembre de 2009]. 13. Véase el informe elaborado por la Comisión de Derechos Humanos de Naciones Unidas. En:[URL]http://www.unhchr.ch/Huridocda/Huridoca.nsf/TestFrame/e8beab1c914ee782802567c300482d74?Opendocument[/URL], [3 de noviembre de 2009]. 14. Véase más antecedentes en [URL]http://www.un.org/spanish/Depts/dpi/palestine/ch12.pdf[/URL], [4 de noviembre de 2009]. 15. Revísese las resoluciones 242(1967) y 338(1973) del Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas que son vinculantes. 16. Como acallar por la fuerza las peticiones o reivindicaciones palestinas en la ciudad. 17. Al respecto se hace interesante revisar el documento de Zandra Pedraza en referencia a América Latina, en donde se da cuenta de la relación biopolítica entre las formas de control de la población autóctona, las formas económicas de producción y la organización del territorio. Véase en [URL]http://www.iai.spk-berlin.de/fileadmin/dokumentenbibliothek/Iberoamericana/15-pedraza.pdf[/URL] , [3 de noviembre de 2009]. 18. El asentamiento más grande construido por Israel que ocupa el 1% del territorio de la Ribera Occidental (West Bank). 19. Ver en [URL]http://www.elperiodicodearagon.com/noticias/noticia.asp?pkid=103601#EnlaceComentarios[/URL], [5 de noviembre de 2009]. [/QUOTE]
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