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<blockquote data-quote="HernanF" data-source="post: 835407" data-attributes="member: 7964"><p><strong>La situación de los cristianos en Jerusalén.</strong></p><p></p><p><strong><span style="font-size: 15px">Los palestinos cristianos se inquietan por la "judaïzación" creciente de Jerusalén. / Les Palestiniens chrétiens s'inquiètent de la "judaïsation" croissante de Jérusalem.</span></strong></p><p></p><p>¿Jerusalén está perdiendo lentamente su carácter multiconfesional? </p><p>Los palestinos musulmanes y cristianos, que denuncian la "judaïzación" creciente de la Ciudad Santa, lo afirman. Los segundos ven una ilustración en ocasión de las fiestas de Pascuas, que están rodeadas este año de medidas de seguridad y de restricciones sin precedentes para estas fiestas. Éstas son justificadas oficialmente por el riesgo que constituye la concordancia de las celebraciones católicas, griegas-ortodoxas y judías.</p><p>El ejército israelí anunció "medidas de benevolencia" hacia la población palestina: diez mil cristianos palestinos de Cisjordania y quinientos de la franja de Gaza están autorizados, en principio, para trasladarse a Israel, particularmente a Jerusalén, hasta el 7 de abril. Pero, paralelamente, Cisjordania ha sido cerrada totalmente hasta el 6 de abril. Entonces ninguno sabe cómo, en los hechos, estas dos decisiones son conciliables.</p><p>La incertidumbre es aún mayor ya que estos peregrinos deben estar en posesión, además de un permiso, de una tarjeta magnética de identidad librada por las autoridades israelíes. El comandante Guy Inbar, el portavoz del Cogat, el organismo que coordina las actividades del ejército en los territorios palestinos, asegura que se trata de una formalidad simple: "Es como una tarjeta de crédito, precisa. Está hecho para mejorar la gestión del sistema, no es algo nuevo". En efecto, los palestinos denuncian desde hace tiempo el proceso de expedición de estas tarjetas, supervisado por el Shin Beth, el servicio de seguridad interior de Israel.</p><p>Cura del pueblo cristiano de Taïbeh, el padre Raëd Abousahlia nos señala que obtuvo sólo doscientos permisos para sus fieles, es decir tres veces menos que los años precedentes. "Los puestos de control múltiples son una humillación, y la gente se desanima. Los israelíes dejarán a los peregrinos llegar sin traba a los lugares santos, si se abstienen de ir a Jerusalén", estima.</p><p>Más aún cuando no es fácil entrar en la ciudad vieja, con más razón lo es acercarse al Santo Sepulcro. Restricciones draconianas han sido impuestas para la ceremonia del Fuego sagrado, que se efectúa el sábado 3 de abril. Muy pocos peregrinos podrán asistir y, en Ramallah, el obispo griego-ortodoxo Atallah Hanna lanzó una llamada de alarma frente a lo que percibe como la voluntad israelí de "violar la libertad religiosa". Jerusalén, insistió él, "debe quedar como una ciudad abierta para todos los cristianos".</p><p>"Los israelíes vuelven a poner en discusión una tradición de libertad religiosa que está vigente desde hace novecientos años, denuncia Youssef Daher, del Consejo Ecuménico de las Iglesias (JIC), y se burlan del Statu Quo de 1852" que rige para casi todos los signos confesionales, para las confesiones ortodoxas, latinas y armenias en el seno del Santo Sepulcro.</p><p>El patriarca latino de Jerusalén, Mgr Fouad Twal, no quiere entrar en una polémica que es alimentada sobre todo por griegos-ortodoxos, él también se inquieta por "la judaïzación" de Jerusalén. "Pedimos que todos nuestros fieles puedan entrar en Jerusalén para rezar, y tener acceso a los lugares santos, indica durante una entrevista. Pero invocando "razones de seguridad", Israel reduce en los hechos el ejercicio de esta libertad religiosa".</p><p>El domingo 28 de marzo, mientras que miles de católicos participaban en la procesión tradicional del domingo de Ramos, el patriarca latino subrayó que Jesús había entrado en Jerusalén" sin escolta, sin soldados, sin muro de separación y sin puestos de control".</p><p>Mgr Twal recuerda que menos de diez mil cristianos viven en Jerusalén y que su comunidad (menos del 2,5 % de las poblaciones israelíes y palestinas) es amenazada a la vez por el éxodo y por el índice de natalidad muy inferior al de los musulmanes y judíos. Él comprueba que la política israelí "pretende vaciar a Jerusalén de su población musulmana" y, accesoriamente, de la cristiana.</p><p>Es también la opinión de un monje que vive desde hace treinta años en la ciudad vieja: El padre Pedro asistió a una lenta pero inexorable evolución. "Los cristianos, dice él, no sufren un verdadero hostigamiento, pero nosotros estamos enfrentados a una política determinada de judaïzación de la Ciudad Santa". Como Mgr Twal, él cita la multiplicación de banderas israelíes que aparecen en los techos de las casas.</p><p>A fuerza de recorrer el laberinto de callejones estrechos, identificó los principales barrios de esta colonización discreta. "Las casas han sido ocupadas en primer lugar en el barrio musulmán, cerca de la 3a estación del vía crucis, luego alrededor de la puerta de Jaffa y finalmente sobre el camino del Muro de los Lamentos", indica él, antes de dar su explicación: "Su idea, es ocupar poco a poco el camino que lleva hacia el Templo".</p><p>El "Templo", es una referencia al segundo templo, destruido en el año 70 por los romanos, en el emplazamiento de la mezquita Al-Aqsa. Los cristianos no tienen los mismos intereses que los musulmanes, los cuales están enfrentados sobre todo con la colonización judía en Jerusalén Este. Pero ambas comunidades se reúnen en su lucha para denunciar una política israelí de hecho consumado en Jerusalén; ellos temen que se vuelva a poner en discusión el carácter único de cuna de las tres religiones monoteístas.</p><p></p><p><em>Fuente</em>: <strong>Laurent Zecchini. Corresponsal en Jerusalén de Le Monde.</strong></p><p>Traducción propia.</p><p></p><p></p><p></p><p><strong><span style="font-size: 12px">Les Palestiniens chrétiens s'inquiètent de la "judaïsation" croissante de Jérusalem.</span></strong></p><p></p><p>Jérusalem est-elle en train de perdre lentement son caractère multiconfessionnel ? Les Palestiniens musulmans et chrétiens, qui dénoncent la "judaïsation" croissante de la Ville sainte, l'affirment. Les seconds en voient une illustration à l'occasion des fêtes de Pâques, qui sont entourées cette année de mesures de sécurité et de restrictions sans précédent qui entourent cette année les fêtes de Pâques. Celles-ci sont justifiées officiellement par le risque que constitue la concordance des célébrations catholiques, grecques-orthodoxes et juives.</p><p>L'armée israélienne a annoncé des "mesures de bienveillance" envers la population palestinienne : dix mille chrétiens palestiniens de Cisjordanie et cinq cents de la bande de Gaza sont, en principe, autorisés à se rendre en Israël, notamment à Jérusalem, et cela jusqu'au 7 avril. Mais, parallèlement, la Cisjordanie a été entièrement bouclée jusqu'au 6 avril. Or nul ne sait comment, dans les faits, ces deux décisions sont conciliables.</p><p>L'incertitude est d'autant plus vive que ces pèlerins doivent être en possession, outre d'un permis, d'une carte magnétique d'identité délivrée par les autorités israéliennes. Le commandant Guy Inbar, porte-parole du Cogat, l'organisme qui coordonne les activités de l'armée dans les territoires palestiniens, assure qu'il s'agit d'une simple formalité : "C'est comme une Master Card, précise-t-il. C'est fait pour améliorer la gestion du système, ce n'est pas quelque chose de nouveau." En effet, les Palestiniens dénoncent depuis longtemps le processus de délivrance de ces cartes, supervisé par le Shin Beth, le service de sécurité intérieure d'Israël.</p><p>Curé du village chrétien de Taïbeh, le père Raëd Abousahlia nous indique qu'il n'a obtenu que deux cents permis pour ses ouailles, soit trois fois moins que les années précédentes. "Les postes de contrôle multiples sont une humiliation, et les gens se découragent. Soit les Israéliens laissent les pèlerins se rendre sans entrave sur les lieux saints, soit il vaut mieux s'abstenir de se rendre à Jérusalem", estime-t-il.</p><p>D'autant qu'il n'est pas aisé d'entrer dans la vieille ville, à plus forte raison d'approcher le Saint-Sépulcre. Des restrictions draconiennes ont été imposées pour la cérémonie du Feu sacré, qui a lieu samedi 3 avril. Très peu de pèlerins pourront y assister et, à Ramallah, l'évêque grec-orthodoxe Atallah Hanna a lancé un cri d'alarme face à ce qu'il perçoit comme une volonté israélienne de "violer la liberté religieuse". Jérusalem, a-t-il insisté, "doit rester une ville ouverte pour tous les chrétiens".</p><p>"Les Israéliens remettent en cause une tradition de liberté religieuse qui est en vigueur depuis neuf cents ans, dénonce Youssef Daher, du Conseil oecuménique des Eglises (JIC), et ils bafouent le Statu Quo de 1852" qui régit les rapports par ailleurs tendus entre les confessions orthodoxe, latine et arménienne au sein du Saint-Sépulcre.</p><p>Le patriarche latin de Jérusalem, Mgr Fouad Twal, ne veut pas entrer dans une polémique qui est surtout alimentée par les grecs-orthodoxes, mais il s'inquiète lui aussi de la "judaïsation" de Jérusalem. "Nous demandons que tous nos fidèles puissent entrer à Jérusalem pour prier, et avoir accès aux lieux saints, indique-t-il lors d'un entretien. Mais en invoquant des "raisons de sécurité", Israël réduit dans les faits l'exercice de cette liberté religieuse."</p><p>Dimanche 28 mars, alors qu'un millier de catholiques participaient à la traditionnelle procession des Rameaux, le patriarche latin a souligné que Jésus était entré dans Jérusalem "sans escorte, sans soldats, sans mur de séparation et sans check-point".</p><p>Mgr Twal rappelle que moins de dix mille chrétiens vivent à Jérusalem et que leur communauté (moins de 2,5 % des populations israéliennes et palestiniennes) est menacée à la fois par l'exode et un taux de natalité bien inférieur à celui des musulmans et des juifs. Il constate que la politique israélienne "vise à vider Jérusalem de sa population musulmane" et, accessoirement, chrétienne.</p><p>C'est aussi l'avis d'un religieux qui vit depuis trente ans dans la vieille ville : Frère Pierre a assisté à une lente mais inexorable évolution. "Les chrétiens, dit-il, ne subissent pas de véritable harcèlement, mais nous sommes confrontés à une politique déterminée de judaïsation de la Ville sainte." Comme Mgr Twal, il cite la multiplication des drapeaux israéliens qui apparaissent au faîte des maisons.</p><p>A force de parcourir le labyrinthe de ruelles étroites, il a identifié les principaux quartiers de cette discrète colonisation. "Des maisons ont été tout d'abord occupées dans le quartier musulman, près de la 3e station du chemin de Croix, puis autour de la porte de Jaffa, enfin sur le chemin du mur des Lamentations", indique-t-il, avant de donner son explication : "Leur idée, c'est d'occuper peu à peu la route qui mène vers le Temple."</p><p>Le "Temple", c'est une référence au second temple, détruit en l'an 70 par les Romains, à l'emplacement de la mosquée Al-Aqsa. Les chrétiens n'ont pas les mêmes intérêts que les musulmans, lesquels sont surtout confrontés à la colonisation juive à Jérusalem-Est. Mais les deux communautés se rejoignent dans leur combat pour dénoncer une politique israélienne du fait accompli à Jérusalem dont ils craignent qu'elle remette en cause le caractère unique de berceau des trois religions monothéistes.</p><p></p><p><strong>Laurent Zecchini Jérusalem Correspondant Le Monde.</strong></p></blockquote><p></p>
[QUOTE="HernanF, post: 835407, member: 7964"] [b]La situación de los cristianos en Jerusalén.[/b] [B][SIZE="4"]Los palestinos cristianos se inquietan por la "judaïzación" creciente de Jerusalén. / Les Palestiniens chrétiens s'inquiètent de la "judaïsation" croissante de Jérusalem.[/SIZE][/B] ¿Jerusalén está perdiendo lentamente su carácter multiconfesional? Los palestinos musulmanes y cristianos, que denuncian la "judaïzación" creciente de la Ciudad Santa, lo afirman. Los segundos ven una ilustración en ocasión de las fiestas de Pascuas, que están rodeadas este año de medidas de seguridad y de restricciones sin precedentes para estas fiestas. Éstas son justificadas oficialmente por el riesgo que constituye la concordancia de las celebraciones católicas, griegas-ortodoxas y judías. El ejército israelí anunció "medidas de benevolencia" hacia la población palestina: diez mil cristianos palestinos de Cisjordania y quinientos de la franja de Gaza están autorizados, en principio, para trasladarse a Israel, particularmente a Jerusalén, hasta el 7 de abril. Pero, paralelamente, Cisjordania ha sido cerrada totalmente hasta el 6 de abril. Entonces ninguno sabe cómo, en los hechos, estas dos decisiones son conciliables. La incertidumbre es aún mayor ya que estos peregrinos deben estar en posesión, además de un permiso, de una tarjeta magnética de identidad librada por las autoridades israelíes. El comandante Guy Inbar, el portavoz del Cogat, el organismo que coordina las actividades del ejército en los territorios palestinos, asegura que se trata de una formalidad simple: "Es como una tarjeta de crédito, precisa. Está hecho para mejorar la gestión del sistema, no es algo nuevo". En efecto, los palestinos denuncian desde hace tiempo el proceso de expedición de estas tarjetas, supervisado por el Shin Beth, el servicio de seguridad interior de Israel. Cura del pueblo cristiano de Taïbeh, el padre Raëd Abousahlia nos señala que obtuvo sólo doscientos permisos para sus fieles, es decir tres veces menos que los años precedentes. "Los puestos de control múltiples son una humillación, y la gente se desanima. Los israelíes dejarán a los peregrinos llegar sin traba a los lugares santos, si se abstienen de ir a Jerusalén", estima. Más aún cuando no es fácil entrar en la ciudad vieja, con más razón lo es acercarse al Santo Sepulcro. Restricciones draconianas han sido impuestas para la ceremonia del Fuego sagrado, que se efectúa el sábado 3 de abril. Muy pocos peregrinos podrán asistir y, en Ramallah, el obispo griego-ortodoxo Atallah Hanna lanzó una llamada de alarma frente a lo que percibe como la voluntad israelí de "violar la libertad religiosa". Jerusalén, insistió él, "debe quedar como una ciudad abierta para todos los cristianos". "Los israelíes vuelven a poner en discusión una tradición de libertad religiosa que está vigente desde hace novecientos años, denuncia Youssef Daher, del Consejo Ecuménico de las Iglesias (JIC), y se burlan del Statu Quo de 1852" que rige para casi todos los signos confesionales, para las confesiones ortodoxas, latinas y armenias en el seno del Santo Sepulcro. El patriarca latino de Jerusalén, Mgr Fouad Twal, no quiere entrar en una polémica que es alimentada sobre todo por griegos-ortodoxos, él también se inquieta por "la judaïzación" de Jerusalén. "Pedimos que todos nuestros fieles puedan entrar en Jerusalén para rezar, y tener acceso a los lugares santos, indica durante una entrevista. Pero invocando "razones de seguridad", Israel reduce en los hechos el ejercicio de esta libertad religiosa". El domingo 28 de marzo, mientras que miles de católicos participaban en la procesión tradicional del domingo de Ramos, el patriarca latino subrayó que Jesús había entrado en Jerusalén" sin escolta, sin soldados, sin muro de separación y sin puestos de control". Mgr Twal recuerda que menos de diez mil cristianos viven en Jerusalén y que su comunidad (menos del 2,5 % de las poblaciones israelíes y palestinas) es amenazada a la vez por el éxodo y por el índice de natalidad muy inferior al de los musulmanes y judíos. Él comprueba que la política israelí "pretende vaciar a Jerusalén de su población musulmana" y, accesoriamente, de la cristiana. Es también la opinión de un monje que vive desde hace treinta años en la ciudad vieja: El padre Pedro asistió a una lenta pero inexorable evolución. "Los cristianos, dice él, no sufren un verdadero hostigamiento, pero nosotros estamos enfrentados a una política determinada de judaïzación de la Ciudad Santa". Como Mgr Twal, él cita la multiplicación de banderas israelíes que aparecen en los techos de las casas. A fuerza de recorrer el laberinto de callejones estrechos, identificó los principales barrios de esta colonización discreta. "Las casas han sido ocupadas en primer lugar en el barrio musulmán, cerca de la 3a estación del vía crucis, luego alrededor de la puerta de Jaffa y finalmente sobre el camino del Muro de los Lamentos", indica él, antes de dar su explicación: "Su idea, es ocupar poco a poco el camino que lleva hacia el Templo". El "Templo", es una referencia al segundo templo, destruido en el año 70 por los romanos, en el emplazamiento de la mezquita Al-Aqsa. Los cristianos no tienen los mismos intereses que los musulmanes, los cuales están enfrentados sobre todo con la colonización judía en Jerusalén Este. Pero ambas comunidades se reúnen en su lucha para denunciar una política israelí de hecho consumado en Jerusalén; ellos temen que se vuelva a poner en discusión el carácter único de cuna de las tres religiones monoteístas. [I]Fuente[/I]: [B]Laurent Zecchini. Corresponsal en Jerusalén de Le Monde.[/B] Traducción propia. [B][SIZE="3"]Les Palestiniens chrétiens s'inquiètent de la "judaïsation" croissante de Jérusalem.[/SIZE][/B] Jérusalem est-elle en train de perdre lentement son caractère multiconfessionnel ? Les Palestiniens musulmans et chrétiens, qui dénoncent la "judaïsation" croissante de la Ville sainte, l'affirment. Les seconds en voient une illustration à l'occasion des fêtes de Pâques, qui sont entourées cette année de mesures de sécurité et de restrictions sans précédent qui entourent cette année les fêtes de Pâques. Celles-ci sont justifiées officiellement par le risque que constitue la concordance des célébrations catholiques, grecques-orthodoxes et juives. L'armée israélienne a annoncé des "mesures de bienveillance" envers la population palestinienne : dix mille chrétiens palestiniens de Cisjordanie et cinq cents de la bande de Gaza sont, en principe, autorisés à se rendre en Israël, notamment à Jérusalem, et cela jusqu'au 7 avril. Mais, parallèlement, la Cisjordanie a été entièrement bouclée jusqu'au 6 avril. Or nul ne sait comment, dans les faits, ces deux décisions sont conciliables. L'incertitude est d'autant plus vive que ces pèlerins doivent être en possession, outre d'un permis, d'une carte magnétique d'identité délivrée par les autorités israéliennes. Le commandant Guy Inbar, porte-parole du Cogat, l'organisme qui coordonne les activités de l'armée dans les territoires palestiniens, assure qu'il s'agit d'une simple formalité : "C'est comme une Master Card, précise-t-il. C'est fait pour améliorer la gestion du système, ce n'est pas quelque chose de nouveau." En effet, les Palestiniens dénoncent depuis longtemps le processus de délivrance de ces cartes, supervisé par le Shin Beth, le service de sécurité intérieure d'Israël. Curé du village chrétien de Taïbeh, le père Raëd Abousahlia nous indique qu'il n'a obtenu que deux cents permis pour ses ouailles, soit trois fois moins que les années précédentes. "Les postes de contrôle multiples sont une humiliation, et les gens se découragent. Soit les Israéliens laissent les pèlerins se rendre sans entrave sur les lieux saints, soit il vaut mieux s'abstenir de se rendre à Jérusalem", estime-t-il. D'autant qu'il n'est pas aisé d'entrer dans la vieille ville, à plus forte raison d'approcher le Saint-Sépulcre. Des restrictions draconiennes ont été imposées pour la cérémonie du Feu sacré, qui a lieu samedi 3 avril. Très peu de pèlerins pourront y assister et, à Ramallah, l'évêque grec-orthodoxe Atallah Hanna a lancé un cri d'alarme face à ce qu'il perçoit comme une volonté israélienne de "violer la liberté religieuse". Jérusalem, a-t-il insisté, "doit rester une ville ouverte pour tous les chrétiens". "Les Israéliens remettent en cause une tradition de liberté religieuse qui est en vigueur depuis neuf cents ans, dénonce Youssef Daher, du Conseil oecuménique des Eglises (JIC), et ils bafouent le Statu Quo de 1852" qui régit les rapports par ailleurs tendus entre les confessions orthodoxe, latine et arménienne au sein du Saint-Sépulcre. Le patriarche latin de Jérusalem, Mgr Fouad Twal, ne veut pas entrer dans une polémique qui est surtout alimentée par les grecs-orthodoxes, mais il s'inquiète lui aussi de la "judaïsation" de Jérusalem. "Nous demandons que tous nos fidèles puissent entrer à Jérusalem pour prier, et avoir accès aux lieux saints, indique-t-il lors d'un entretien. Mais en invoquant des "raisons de sécurité", Israël réduit dans les faits l'exercice de cette liberté religieuse." Dimanche 28 mars, alors qu'un millier de catholiques participaient à la traditionnelle procession des Rameaux, le patriarche latin a souligné que Jésus était entré dans Jérusalem "sans escorte, sans soldats, sans mur de séparation et sans check-point". Mgr Twal rappelle que moins de dix mille chrétiens vivent à Jérusalem et que leur communauté (moins de 2,5 % des populations israéliennes et palestiniennes) est menacée à la fois par l'exode et un taux de natalité bien inférieur à celui des musulmans et des juifs. Il constate que la politique israélienne "vise à vider Jérusalem de sa population musulmane" et, accessoirement, chrétienne. C'est aussi l'avis d'un religieux qui vit depuis trente ans dans la vieille ville : Frère Pierre a assisté à une lente mais inexorable évolution. "Les chrétiens, dit-il, ne subissent pas de véritable harcèlement, mais nous sommes confrontés à une politique déterminée de judaïsation de la Ville sainte." Comme Mgr Twal, il cite la multiplication des drapeaux israéliens qui apparaissent au faîte des maisons. A force de parcourir le labyrinthe de ruelles étroites, il a identifié les principaux quartiers de cette discrète colonisation. "Des maisons ont été tout d'abord occupées dans le quartier musulman, près de la 3e station du chemin de Croix, puis autour de la porte de Jaffa, enfin sur le chemin du mur des Lamentations", indique-t-il, avant de donner son explication : "Leur idée, c'est d'occuper peu à peu la route qui mène vers le Temple." Le "Temple", c'est une référence au second temple, détruit en l'an 70 par les Romains, à l'emplacement de la mosquée Al-Aqsa. Les chrétiens n'ont pas les mêmes intérêts que les musulmans, lesquels sont surtout confrontés à la colonisation juive à Jérusalem-Est. Mais les deux communautés se rejoignent dans leur combat pour dénoncer une politique israélienne du fait accompli à Jérusalem dont ils craignent qu'elle remette en cause le caractère unique de berceau des trois religions monothéistes. [B]Laurent Zecchini Jérusalem Correspondant Le Monde.[/B] [/QUOTE]
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