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<blockquote data-quote="HernanF" data-source="post: 835411" data-attributes="member: 7964"><p><strong>La mirada palestina sobre el mundo panárabe y sus organismos. (Editorial)</strong></p><p></p><p><strong><span style="font-size: 15px">La cumbre de Sirte: ¿Qué se viene? / The Serte summit: What is next?</span></strong> </p><p></p><p>A los ojos de las masas árabes, las conferencias en las cumbres árabes siempre eran ocasiones para el ridículo y las burlas, considerando su crónica, casi se llega a un fracaso escandaloso al abordar antiguas causas árabes, como la grave situación palestina. </p><p>La última conferencia en la cumbre en Libia no fue la excepción. Los jefes de Estado árabes, o sus representantes, perdieron 48 horas masticando sus débiles posiciones en relación al tema Jerusalén, que está siendo cortada en pedazos por los inquilinos sio-nazis de Palestina.</p><p>Liberándose de llevar sobre sus hombros responsabilidades nacionales e islámicas, estos líderes han decidido donar 500 millones de dólares como si el dinero, aunque es importante, liberaría a Jerusalén de los malditos grilletes del sionismo.</p><p>Aparte de este acto mediocre, los líderes árabes reiteraron las mismas tonterías que ellos invocaban repetidamente en sus cumbres anteriores, como la apelación a la comunidad internacional para presionar a Israel y llevar a la entidad sionista a los organismos internacionales.</p><p></p><p><strong>¡Gran acuerdo!</strong></p><p></p><p>Uno realmente querría brindarle a estas reuniones el beneficio de la duda. Sin embargo, considerando su fracaso crónico de abordar causas árabes, incluso el fiasco gigantesco relacionado con la cuestión palestina, uno no tiene ninguna otra opción, sólo concluir que la liga árabe ha sobrevivido mucho tiempo su utilidad y que un nuevo cuerpo pan-árabe debería ser establecido en su lugar.</p><p>Los fracasos de la Liga Árabe realmente han redefinido a este cuerpo con rasgos de mala reputación. La Liga falló, casi totalmente, en la estratégica tarea de la unificación o hasta la integración del mundo árabe. Incluso a nivel económico, el volumen de comercio entre países árabes de forma individual con países extranjeros excede holgadamente al comercio interárabe. </p><p>Políticamente, la Liga Árabe no pudo prevenir por completo el acontecimiento de la invasión iraquí de Kuwait, la invasión conducida por norteamérica y la posterior ocupación de Iraq, el conflicto de Sáhara, las grietas entre Fatah y Hamas, el conflicto en Darfur y el último conflicto sangriento en Yemen.</p><p>Esto es sólo para mencionar algunos de los ejemplos de las heridas sangrientas en el mundo árabe.</p><p>No es difícil llegar a un pronóstico exacto de esta parálisis oficial árabe. El contenido es la ausencia de un colectivo árabe, el nacionalismo territorial y el egoísmo tribal siguen no teniendo rival en todos los rincones del mundo árabe. Además, está muy claro que la situación presente no refleja la voluntad de las masas árabes que están impacientes por ver que la unidad árabe y la solidaridad se materialicen en la tierra y sustituyan el estado patético de los asuntos que ahora sumergen al mundo árabe.</p><p>Nunca tan mal como hoy, el mayor fracaso árabe sigue siendo el escandaloso mal manejo de la causa palestina. </p><p>Los líderes árabes rutinariamente adoptan decisiones agradables que parecen y expresan la solidaridad con la gente palestina y su lucha duradera por la libertad y la justicia.</p><p>Sin embargo, la mayor parte de estas decisiones quedan como “la tinta en papel” y no son bien interpretadas debido a la falta de predisposición o a la carencia de buena voluntad.</p><p>Esto hace que Israel y sus amigos y aliados ya no tomen en serio las decisiones tomadas durante las conferencias en las cumbres árabes. En efecto, cuando los líderes árabes se encontraban en Sirte a finales de marzo, el arrogante primer ministro israelí Benjamin Netanyahu declaró descaradamente que el régimen sionista seguiría judaizando a Jerusalén Este sin tener en cuenta lo que los árabes digan o hagan.</p><p>Del mismo modo, los Estados Unidos apenas reaccionan con respecto a las resoluciones de las cumbres árabes, lo que refleja la apatía espantosa y la indiferencia hacia un cuerpo que supuestamente representa a más de 350 millones de árabes.</p><p>A la luz de los hechos, es una cuestión urgente reformar la liga árabe y preferentemente declarar su muerte con la esperanza de crear un nuevo cuerpo que reúna las aspiraciones y las expectativas árabes.</p><p>Pero este cuerpo requeriría antes que nada una transformación seria y drástica en el pensamiento estratégico de cada estado árabe, o de cada líder árabe más concretamente. Los líderes árabes tendrían que dar preferencia a los intereses árabes colectivos sobre los intereses personales, intereses tribales o incluso hasta nacionales.</p><p>Esto no es una tarea imposible, aunque no vaya a ser fácil. Los europeos, que tenían una larga historia de guerras y conflictos, han transformado Europa, desde el Atlántico hasta Eurasia, más o menos en una sola entidad, donde las fronteras nacionales han perdido prácticamente la importancia. Esto sucede mientras el mundo árabe, que habla la misma lengua, y adopta la misma cultura árabe islámica, ha dejado completamente de hacer el esfuerzo por lograr la unidad árabe, la integración y la prosperidad colectiva.</p><p>Nuevamente, sabemos que las contradicciones no están entre los pueblos árabes; ellas están entre los líderes árabes.</p><p>Hoy, la situación general del mundo árabe es probablemente la peor desde las Cruzadas, la corrupción, el despotismo, la tiranía y la regla dinástica decadente prevalecen desde el Maghreb hasta el golfo pérsico. Como tal, sería naïf esperar que la liga árabe o los estados árabes individuales tomaran una postura significativa que plantearía un verdadero desafío a la insolencia y arrogancia israelí de poder.</p><p>De ahí, es imperativo que se impulse constantemente que masas árabes y musulmanas apoyen las fuerzas de resistencia contra el impacto occidental del sionismo.</p><p>Hay muchas cosas que las masas pueden hacer aparte de los gobiernos. En el análisis final, las opciones de la gente no tienen que estar inextricablemente entrelazadas con las consideraciones de los regímenes.</p><p>En cuanto a Israel, este odioso cuerpo extraño tendría que irse, no importa cuantos asentamientos ha construido. Es verdad, esto no va a pasar mañana ni el próximo año. Pero sucederá finalmente del mismo modo que resultaron las Cruzadas.</p><p>Lo que es realmente crucial para nosotros es mantener la llama de la resistencia, en todas sus formas y aspectos, esas llamas realzarán constantemente nuestra firmeza y valentía.</p><p></p><p><em>Fuente</em>: <strong>The Palestine Times. Redactor Ahmad Karmawi.</strong></p><p>Traducción propia.</p><p></p><p></p><p></p><p><strong><span style="font-size: 12px">The Serte summit: What is next?</span></strong> </p><p></p><p>In the eyes of the Arab masses, Arab summit conferences have always been occasions for ridicule and mockery, given their chronic, if not scandalous failure, to tackle enduring Arab causes, such as the Palestinian plight. </p><p>The latest summit conference in Libya is no exception. The Arab heads of state, or their representatives, spent 48 hours regurgitating their feeble positions on Jerusalem which is now being broken into shreds by the Zio-Nazi occupiers of Palestine.</p><p>Fleeing from shouldering their national and Islamic responsibilities, these leaders have decided to donate $ 500 million as if money, however important, would liberate Jerusalem from the evil shackles of Zionism.</p><p>Apart from this mediocre act, the Arab leaders reiterated the same nonsense they had repeatedly invoked in their previous summits, such as appealing to the international community to pressure Israel and to take the Zionist entity to task before international bodies.</p><p></p><p><strong>Big deal!</strong></p><p></p><p>One would really want to give these meetings the benefit of the doubt. However, given their chronic failure to tackle Arab causes, including the gigantic fiasco in dealing with the Palestinian issue, one has no choice but to conclude that the Arab league has long outlived its usefulness and that a new pan-Arab body ought to be established in its stead.</p><p>The Arab League’s failures have actually become defining features of this body of ill-repute. The League failed, nearly totally, in fulfilling the strategic task of unifying or even integrating the Arab world. Even at the economic level, the volume of trade between individual Arab countries and foreign countries exceeds by far that of inter-Arab trade. </p><p>Politically, the Arab league utterly failed to prevent the occurrence of the Iraqi invasion of Kuwait, the American-led invasion and occupation of Iraq, the Sahara conflict, the rift between Fatah and Hamas, the conflict in Dar Fur and the latest bloody conflict in Yemen. This is just to mention a few examples of the bleeding wounds in the Arab world.</p><p>It is not hard to come up with an accurate prognosis of this official Arab paralysis. It is stemmed in the absence of a collective Arab will as territorial nationalism and tribal egotism continue to reign supreme nearly all over Arab countries. Moreover, it is very clear that present situation doesn’t reflect the will of Arab masses that are eager to see Arab unity and solidarity materialize on the ground and replace the pathetic state of affair now engulfing the Arab world.</p><p>Never the less, the greatest Arab failure remains the scandalous mismanagement of the Palestinian cause. </p><p>Arab leaders routinely adopt nice-sounding decisions expressing solidarity with the Palestinian people and its enduring struggle for freedom and justice.</p><p>However, most of these decisions remain “ink on paper” and are not acted upon, either because of lack of inclination or lack of willingness.</p><p>This is why Israel and its friends and allies no longer take the decisions of Arab summit conferences seriously. Indeed, as Arab leaders were meeting in Serte in late March, the arrogant Israeli Prime Minister Benyamin Netanyahu declared rather brazenly that the Zionist regime would continue to Judaize East Jerusalem regardless of what the Arabs say or do.</p><p>Similarly, the United States hardly made any reaction to the Arab summit resolutions, which reflects shocking apathy and disregard toward the views of a body that is supposed to represent as many 350 million Arabs.</p><p>In light, it is urgent to reform the Arab league and preferably declare its death in the hope of creating a new body that would meet Arab aspirations and expectations.</p><p>But this body would require first and foremost a serious and drastic transformation in the strategic thinking of individual Arab states, or more correctly individual Arab leaders. Arab leaders would have to give preference to collective Arab interests over their personal, tribal or even national interests.</p><p>This is not an impossible task, although it is not going to be easy. The Europeans, who had a long history of wars and conflict, have transformed Europe-from the Atlantic to Eurasia- more or less into a single entity, where national borders have virtually lost relevance. This is while the Arab world, which speaks the same language, and adopts the same Arab-Islamic culture, has utterly failed to make tangible achievement toward Arab unity, integration and prosperity.</p><p>Again, we all know that the contradictions are not among the Arab peoples; they are among Arab leaders.</p><p>Today, the overall situation in the Arab world is probably the worst since the Crusades, as corruption, despotism; tyranny and decadent dynastic rule prevail from the Maghreb to the Arabian Gulf. As such, it would be naïve to expect the Arab league or individual Arab states to take a meaningful stance that would pose a real challenge to Israeli insolence and arrogance of power.</p><p>Hence, it is imperative that Arab and Muslim masses are constantly urged to support the forces of resistance against the Zionist-western onslaught.</p><p>There are many things that the masses can do apart from governments. In the final analysis, the people’s options need not be inextricably entwined with the regimes’ considerations.</p><p>As to Israel, this hateful foreign body would have to go, no matter how many settlements it has built. Yes, this is not going to happen tomorrow or even next year. But it will go the way the Crusades eventually went. </p><p>What is really crucial for us is to keep the flame of resistance, in all its forms and aspects, ablaze as this would constantly enhance our steadfastness and fortitude.</p><p></p><p><strong>02/04/2010 The Palestine Times. Editor Ahmad Karmawi</strong></p></blockquote><p></p>
[QUOTE="HernanF, post: 835411, member: 7964"] [b]La mirada palestina sobre el mundo panárabe y sus organismos. (Editorial)[/b] [B][SIZE="4"]La cumbre de Sirte: ¿Qué se viene? / The Serte summit: What is next?[/SIZE][/B] A los ojos de las masas árabes, las conferencias en las cumbres árabes siempre eran ocasiones para el ridículo y las burlas, considerando su crónica, casi se llega a un fracaso escandaloso al abordar antiguas causas árabes, como la grave situación palestina. La última conferencia en la cumbre en Libia no fue la excepción. Los jefes de Estado árabes, o sus representantes, perdieron 48 horas masticando sus débiles posiciones en relación al tema Jerusalén, que está siendo cortada en pedazos por los inquilinos sio-nazis de Palestina. Liberándose de llevar sobre sus hombros responsabilidades nacionales e islámicas, estos líderes han decidido donar 500 millones de dólares como si el dinero, aunque es importante, liberaría a Jerusalén de los malditos grilletes del sionismo. Aparte de este acto mediocre, los líderes árabes reiteraron las mismas tonterías que ellos invocaban repetidamente en sus cumbres anteriores, como la apelación a la comunidad internacional para presionar a Israel y llevar a la entidad sionista a los organismos internacionales. [B]¡Gran acuerdo![/B] Uno realmente querría brindarle a estas reuniones el beneficio de la duda. Sin embargo, considerando su fracaso crónico de abordar causas árabes, incluso el fiasco gigantesco relacionado con la cuestión palestina, uno no tiene ninguna otra opción, sólo concluir que la liga árabe ha sobrevivido mucho tiempo su utilidad y que un nuevo cuerpo pan-árabe debería ser establecido en su lugar. Los fracasos de la Liga Árabe realmente han redefinido a este cuerpo con rasgos de mala reputación. La Liga falló, casi totalmente, en la estratégica tarea de la unificación o hasta la integración del mundo árabe. Incluso a nivel económico, el volumen de comercio entre países árabes de forma individual con países extranjeros excede holgadamente al comercio interárabe. Políticamente, la Liga Árabe no pudo prevenir por completo el acontecimiento de la invasión iraquí de Kuwait, la invasión conducida por norteamérica y la posterior ocupación de Iraq, el conflicto de Sáhara, las grietas entre Fatah y Hamas, el conflicto en Darfur y el último conflicto sangriento en Yemen. Esto es sólo para mencionar algunos de los ejemplos de las heridas sangrientas en el mundo árabe. No es difícil llegar a un pronóstico exacto de esta parálisis oficial árabe. El contenido es la ausencia de un colectivo árabe, el nacionalismo territorial y el egoísmo tribal siguen no teniendo rival en todos los rincones del mundo árabe. Además, está muy claro que la situación presente no refleja la voluntad de las masas árabes que están impacientes por ver que la unidad árabe y la solidaridad se materialicen en la tierra y sustituyan el estado patético de los asuntos que ahora sumergen al mundo árabe. Nunca tan mal como hoy, el mayor fracaso árabe sigue siendo el escandaloso mal manejo de la causa palestina. Los líderes árabes rutinariamente adoptan decisiones agradables que parecen y expresan la solidaridad con la gente palestina y su lucha duradera por la libertad y la justicia. Sin embargo, la mayor parte de estas decisiones quedan como “la tinta en papel” y no son bien interpretadas debido a la falta de predisposición o a la carencia de buena voluntad. Esto hace que Israel y sus amigos y aliados ya no tomen en serio las decisiones tomadas durante las conferencias en las cumbres árabes. En efecto, cuando los líderes árabes se encontraban en Sirte a finales de marzo, el arrogante primer ministro israelí Benjamin Netanyahu declaró descaradamente que el régimen sionista seguiría judaizando a Jerusalén Este sin tener en cuenta lo que los árabes digan o hagan. Del mismo modo, los Estados Unidos apenas reaccionan con respecto a las resoluciones de las cumbres árabes, lo que refleja la apatía espantosa y la indiferencia hacia un cuerpo que supuestamente representa a más de 350 millones de árabes. A la luz de los hechos, es una cuestión urgente reformar la liga árabe y preferentemente declarar su muerte con la esperanza de crear un nuevo cuerpo que reúna las aspiraciones y las expectativas árabes. Pero este cuerpo requeriría antes que nada una transformación seria y drástica en el pensamiento estratégico de cada estado árabe, o de cada líder árabe más concretamente. Los líderes árabes tendrían que dar preferencia a los intereses árabes colectivos sobre los intereses personales, intereses tribales o incluso hasta nacionales. Esto no es una tarea imposible, aunque no vaya a ser fácil. Los europeos, que tenían una larga historia de guerras y conflictos, han transformado Europa, desde el Atlántico hasta Eurasia, más o menos en una sola entidad, donde las fronteras nacionales han perdido prácticamente la importancia. Esto sucede mientras el mundo árabe, que habla la misma lengua, y adopta la misma cultura árabe islámica, ha dejado completamente de hacer el esfuerzo por lograr la unidad árabe, la integración y la prosperidad colectiva. Nuevamente, sabemos que las contradicciones no están entre los pueblos árabes; ellas están entre los líderes árabes. Hoy, la situación general del mundo árabe es probablemente la peor desde las Cruzadas, la corrupción, el despotismo, la tiranía y la regla dinástica decadente prevalecen desde el Maghreb hasta el golfo pérsico. Como tal, sería naïf esperar que la liga árabe o los estados árabes individuales tomaran una postura significativa que plantearía un verdadero desafío a la insolencia y arrogancia israelí de poder. De ahí, es imperativo que se impulse constantemente que masas árabes y musulmanas apoyen las fuerzas de resistencia contra el impacto occidental del sionismo. Hay muchas cosas que las masas pueden hacer aparte de los gobiernos. En el análisis final, las opciones de la gente no tienen que estar inextricablemente entrelazadas con las consideraciones de los regímenes. En cuanto a Israel, este odioso cuerpo extraño tendría que irse, no importa cuantos asentamientos ha construido. Es verdad, esto no va a pasar mañana ni el próximo año. Pero sucederá finalmente del mismo modo que resultaron las Cruzadas. Lo que es realmente crucial para nosotros es mantener la llama de la resistencia, en todas sus formas y aspectos, esas llamas realzarán constantemente nuestra firmeza y valentía. [I]Fuente[/I]: [B]The Palestine Times. Redactor Ahmad Karmawi.[/B] Traducción propia. [B][SIZE="3"]The Serte summit: What is next?[/SIZE][/B] In the eyes of the Arab masses, Arab summit conferences have always been occasions for ridicule and mockery, given their chronic, if not scandalous failure, to tackle enduring Arab causes, such as the Palestinian plight. The latest summit conference in Libya is no exception. The Arab heads of state, or their representatives, spent 48 hours regurgitating their feeble positions on Jerusalem which is now being broken into shreds by the Zio-Nazi occupiers of Palestine. Fleeing from shouldering their national and Islamic responsibilities, these leaders have decided to donate $ 500 million as if money, however important, would liberate Jerusalem from the evil shackles of Zionism. Apart from this mediocre act, the Arab leaders reiterated the same nonsense they had repeatedly invoked in their previous summits, such as appealing to the international community to pressure Israel and to take the Zionist entity to task before international bodies. [B]Big deal![/B] One would really want to give these meetings the benefit of the doubt. However, given their chronic failure to tackle Arab causes, including the gigantic fiasco in dealing with the Palestinian issue, one has no choice but to conclude that the Arab league has long outlived its usefulness and that a new pan-Arab body ought to be established in its stead. The Arab League’s failures have actually become defining features of this body of ill-repute. The League failed, nearly totally, in fulfilling the strategic task of unifying or even integrating the Arab world. Even at the economic level, the volume of trade between individual Arab countries and foreign countries exceeds by far that of inter-Arab trade. Politically, the Arab league utterly failed to prevent the occurrence of the Iraqi invasion of Kuwait, the American-led invasion and occupation of Iraq, the Sahara conflict, the rift between Fatah and Hamas, the conflict in Dar Fur and the latest bloody conflict in Yemen. This is just to mention a few examples of the bleeding wounds in the Arab world. It is not hard to come up with an accurate prognosis of this official Arab paralysis. It is stemmed in the absence of a collective Arab will as territorial nationalism and tribal egotism continue to reign supreme nearly all over Arab countries. Moreover, it is very clear that present situation doesn’t reflect the will of Arab masses that are eager to see Arab unity and solidarity materialize on the ground and replace the pathetic state of affair now engulfing the Arab world. Never the less, the greatest Arab failure remains the scandalous mismanagement of the Palestinian cause. Arab leaders routinely adopt nice-sounding decisions expressing solidarity with the Palestinian people and its enduring struggle for freedom and justice. However, most of these decisions remain “ink on paper” and are not acted upon, either because of lack of inclination or lack of willingness. This is why Israel and its friends and allies no longer take the decisions of Arab summit conferences seriously. Indeed, as Arab leaders were meeting in Serte in late March, the arrogant Israeli Prime Minister Benyamin Netanyahu declared rather brazenly that the Zionist regime would continue to Judaize East Jerusalem regardless of what the Arabs say or do. Similarly, the United States hardly made any reaction to the Arab summit resolutions, which reflects shocking apathy and disregard toward the views of a body that is supposed to represent as many 350 million Arabs. In light, it is urgent to reform the Arab league and preferably declare its death in the hope of creating a new body that would meet Arab aspirations and expectations. But this body would require first and foremost a serious and drastic transformation in the strategic thinking of individual Arab states, or more correctly individual Arab leaders. Arab leaders would have to give preference to collective Arab interests over their personal, tribal or even national interests. This is not an impossible task, although it is not going to be easy. The Europeans, who had a long history of wars and conflict, have transformed Europe-from the Atlantic to Eurasia- more or less into a single entity, where national borders have virtually lost relevance. This is while the Arab world, which speaks the same language, and adopts the same Arab-Islamic culture, has utterly failed to make tangible achievement toward Arab unity, integration and prosperity. Again, we all know that the contradictions are not among the Arab peoples; they are among Arab leaders. Today, the overall situation in the Arab world is probably the worst since the Crusades, as corruption, despotism; tyranny and decadent dynastic rule prevail from the Maghreb to the Arabian Gulf. As such, it would be naïve to expect the Arab league or individual Arab states to take a meaningful stance that would pose a real challenge to Israeli insolence and arrogance of power. Hence, it is imperative that Arab and Muslim masses are constantly urged to support the forces of resistance against the Zionist-western onslaught. There are many things that the masses can do apart from governments. In the final analysis, the people’s options need not be inextricably entwined with the regimes’ considerations. As to Israel, this hateful foreign body would have to go, no matter how many settlements it has built. Yes, this is not going to happen tomorrow or even next year. But it will go the way the Crusades eventually went. What is really crucial for us is to keep the flame of resistance, in all its forms and aspects, ablaze as this would constantly enhance our steadfastness and fortitude. [B]02/04/2010 The Palestine Times. Editor Ahmad Karmawi[/B] [/QUOTE]
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